Hola!

Debo decir que estoy encantada con la recepción de los últimos capítulos!

Y yo tampoco necesito dormir, necesito respuestas!

Si ustedes creen que yo sé a dónde va esta mierda, están muy equivocados! Creí que lo sabía! Pero no!

Esta historia no es mía, no es de ustedes, es toda de ellos! Los personajes pelean porque les dé su voz y solo trato de hacerlo lo mejor que puedo.

Enjoy it!


Capítulo 23

"Concilio"


Angella y Micah se miraron entre sí, Netossa y Spinnirela entre ellas, eran los únicos a los que esos nombres les resonaban en la memoria.

Normalmente el Baile de las Princesas era un evento de frivolidad, que buscaba unir herederos de todo el planeta para que las relaciones de la realeza siempre se estrecharan, por lo que su principal concurrencia eran nobles en edades casaderas. Sin embargo, Spinnirela tenía tan solo cuatro años cuando sus padres la llevaron a su primera aparición de este baile tan importante. Era de sus primeros recuerdos lúcidos, las luces, la música, el encanto, los vestidos, trajes y toda la gala, la comida. El reino Estrella no había escatimado en gastos. Y recordó a la pequeña comitiva de felinos que reían y bailaban entre ellos, solamente congeniando con la realeza escorpioni.

Las palabras de Catra calaron fuerte en Angella. Chikane y Nube Oscura, tenía tantos años de no escuchar esos nombres… Los enterró muy al fondo, junto a la culpa que la corroía, sepultado bajo su miedo.

—¿Cómo sabes eso?— Lady Angella dio un paso al frente.

—¿Importa?— Dijo Catra.

—Estamos en medio de tu juicio…—

—Aquí primero tienen que decidir si van a enjuiciar a una princesa en su derecho real de ajusticiar a sus súbditos— Habló Catra, interrumpiendo a Glimmer.

—¿Puede alguien explicarnos lo que está pasando desde el principio?— Gruñó Mermista. Ya le estaba doliendo la cabeza. A ella no le importaba si había muerto esa mala bruja.

—Descubrí que Shadow Weaver tuvo prisioneros a varios magicats… Durante años, los torturó y…—La voz de Catra se empezó a quebrar.

—El término es vivisección— Entrapta no se pudo morder la lengua y Catra la fulminó con la mirada.

Scorpia estaba pasmada. No podía procesar todo lo que estaban diciendo.

—Catra…

—Ahora no, Florecita— Calló la gata a la otra princesa y se dirigió a Mermista —Ella los torturó y yo la maté. Todas ustedes tienen el derecho de hacer lo mismo si descubren que alguien a hecho lo mismo con su gente —Dijo mirando a todas las princesas, para detenerse con Glimmer.

Glimmer sentía que se había pisado la cola. Recordó la horrible fotografía que había visto y sabía que Catra tenía razón. Pero ahora tenía que rescatar algo de todo esto.

—No sé donde aprendiste los derechos y obligaciones de las princesas. Eso es algo que no se ha usado en años— Catra bufó divertida. Se dio cuenta que el pad que Entrapta estaba usando era el propio y no el de Entrapta.

—Entrapta, despliega las imágenes que mando Lonnie— Antes de que Micah o cualquiera pudiera hacer algo, Entrapta hizo lo que le pidieron, deseosa de limar el error que había cometido.

En los hologramas que era capaz de desplegar la mesa del Salón, fueron apareciendo las imágenes que Catra jamás se sacaría de la cabeza. Hasta Mermista palideció. Bow tuvo que apartarse para liberar a su estómago de su cena apenas digerida. Spinnirela se encargó de cubrir lo más que pudo a Frosta. Las exclamaciones de todos se dejaron escuchar. Los guardias soltaron sus lanzas y el ruido sobresaltó a todos.

Angella, que tampoco tenía el panorama completo, se acercó hasta la mesa y desechó algunas imágenes hasta que dejó al frente dos fotografías, que eran en realidad pinturas. Dos magicats, una siamesa de pelaje crema, orejas, cabello y cola castañas, con impresionantes ojos turquesas. La otra con líneas pardas sobre un pelaje oscuro, dos líneas creaban diseños en su frente, dos curvas más entornaban sus vibrantes ojos verdes y líneas más delgadas arañaban sus mejillas. Más rayas se dejaban ver en sus poderosos brazos y todo su pelaje era oscuro. Solo tenía un anillo blanco casi en la punta de la esponjosa cola.

—Chikane…— Y Angella pareció acariciar el holograma de la magicat siamesa.

—¡Eso no era necesario, comandante!— Reaccionó Micah.

—Ellas pidieron respuestas— Todo se estaba saliendo de control —Si no van a enjuiciarme, esta reunión no tiene sentido. General, prepare todo… en la mañana atacaremos la Zona del Terror—

—No tienes derecho, Catra— Glimmer se acercó hasta ella, con los ojos llorosos por todas las emociones que estaba viviendo. Se atrevió a tomarla de la muñeca —No tienes que precipitarte así…—

—Tú quisiste, Glimmer. Tú querías atacar, ¿ahora no vas a hacerlo?— Dijo Catra con la voz cargada de emoción.

—Pero no así, tú querías esperar el momento perfecto. Además Entrapta…— Micah pensó rápido. Tenían que salir de esa espiral o todo podía salir muy mal. Glimmer quería hablar de los datos que Entrapta estaba recogiendo de las piedras rúnicas.

—Sí. Comandante, después de lo que paso, una señorita llamó y dijo que los encontró. Están vivos…— La interrumpió Micah.

—¿Qué?— Entrapta se apresuró en poner en la pantalla del pad la foto del magicat de ojos verdes y se la mostró a Catra estirando su coleta. Catra estaba absorbiendo la imagen cuando una llamada entró.

Catra tomó el aparato y esperaba más noticias de Lonnie, pero se sorprendió de ver a Double Trouble con su apariencia real.

—Oh, Gatita. No espere que contestaras tan rápido. Tuve que salir a tomar el aire fresco porque creo que esto… oh, oh ¿por qué la cara larga?— Catra se limpió los ojos antes de ponerse a llorar y gruñó.

—¿Qué quieres, Double Trouble?— El cambiaformas se fijó en el rededor de Catra que podía ver y se dio cuenta que no estaba sola ni en su habitación.

—Oh… Ya veo que estás ocupada. Bueno… Solo quería decirte que Hordak logró reconectar una tal máquina del portal y dejó a la Zona del Terror sin energía un rato— Respondió mientras se miraba las uñas y enroscaba la cola tras de sí.

No podía ser.

Casi todas las princesas y Bow contuvieron el aliento al escuchar las noticias. Por si las cosas no estuvieran suficientemente descontroladas.

—¡Ya lo confirmaste?— No, no, Catra no lo volvería dejar poner a esa máquina infernal en funcionamiento.

—Todavía no hay energía, los repetidores no funcionan, estoy casi en Plumeria para poder avisarte— Contestó con un tono plano. Esto no era divertido. Esperaba sorprender a Catra con esta noticia. ¿De qué se había perdido?

Entrapta sacó su propio dispositivo y después de algunos clicks, confirmó la información. Por fin le daban algo sólido en lo que podía trabajar. Eso de estar hablando con tantas emociones no era lo suyo.

—Double Trouble tiene razón. No hay ninguna señal encendida en la Zona del Terror, solo la de Emily… Pero su dispositivo no se puede conectar al de Emily por alguna razón—

—Por que está fuera de rango, se fue de paseo con tu amiga, la fuerte Capitana, y era más fácil llegar a Plumeria que buscarla.

—¿Dónde está Lonnie? Se supone que tiene… ¡Eso no importa justo ahora!— Explotó Catra, recordando. Se volteó hacia Micah. —Dijo que están vivos… ¿Quienes?— Suplicó.

—Ellos…. los magicats, algunos están vivos— Catra casi se cae de la impresión, de no ser porque Scorpia la sostuvo de un brazo y Entrapta también extendió su cabello.

Catra las miró un momento y pudo recomponerse. La mañana estaba muy lejos. Se irían ahora, con Alianza o sin Alianza. Glimmer vio la decisión en su mirada, la misma que le había arrojado antes del ataque de las Salinas.

El magicat de ojos verdes esperó pacientemente hasta que se dejó de escuchar el ir y venir de Lonnie entre los pasillos. Tenía unas ganas horribles de arrojarse sobre las cosas que había lanzado la desconocida. Meses sin ver ninguna luz y de pronto ese rayo, le habían lastimado la vista. Ya estaba empezando a pensar que la bruja simplemente los había condenado a una horrible y lenta muerte por inanición y a un camino igual de lento a la locura.

Tenía mucho tiempo que no bajaba ningún milpiés o alimaña parecida por los respiraderos. Y la humedad de las paredes no hacía nada por saciar su sed. Ya estaba al borde de beber su propia orina y alimentarse de su sangre, pero eso eran solo medidas desesperadas. El fin estaba pronto. Olió las barras y no había nada sospechoso. Se obligó a comer solo una, despacio. El sabor amargo y rancio, le supo a gloria. Su memoria no era capaz de conjurar nada mejor. Y el agua… Agua limpia, pura, fresca, no lodo revuelto e infestado que podía llegar a caer por los respiraderos. El agua era la vida misma. ¿Podría ser que el viento al fin había escuchado sus ruegos?

Tenía ganas de vaciar toda la botella, mucho más de lo que quería comerse las barras enteras. Se sobrepuso y dejó que su estómago asentara. Esa puertita le estaba inquietando. Dejó la botella y la barra al lado, y poco a poco, empezó a salir por la diminuta abertura. Primero la cabeza y un hombro, se impulsaba con pies y manos. Con medio torso fuera, se estaba lastimando el costillar para terminar de sacar el otro brazo y fue ahí fue donde de verdad tuvo que esforzarse. Se dejó un pedazo de piel para salir pero las piernas fueron juego de niños. Siguió el olor de la desconocida por los pasillos y descubrió a sus compañeros, a sus hermanos de vida y dolor. Susurró un adiós póstumo para el que no sobrevivió los meses de soledad y hambre. Ahora descansaba con el resto de sus ancestros.

Su corazón sufrió y lloró por los hermanos que no respondieron a su llamado pero seguían vivos. Era incapaz de saber si sus cuerpos o sus mentes estaban incapacitados. Apenas tenía fuerzas para andar. La desconocida prometió volver y quería creer en su promesa y en la suavidad de su voz, que no había escuchado nada igual en mucho tiempo… demasiado tiempo. Sin ver el cielo o respirar aire limpio. Sabía que justo ahora hasta la luz de la luna mayor le haría daño. Se estaba muriendo, ni siquiera un magicat podía aguantar tanto tiempo en la oscuridad, el hambre, la sed y la soledad.

La chica había repartido otra poca de esa comida entre el resto de sus hermanos, pero no todas las puertecillas estaban abiertas o no abiertas del todo. Las celdas mismas estaban muy deterioradas, igual que sus ocupantes. Algunos le respondieron quedamente y agradeció por cada uno de ellos. El cansancio podía con su cuerpo mutilado, se hizo un ovillo junto a la puerta de uno de sus hermanos, que estaba lo bastante entero para maullar en respuesta y arrastrarse hasta la puerta también, sacar la cola por la pequeña rendija que estaba abierta en la puertecilla y envolverle. Quisiera poder devolverle el gesto.

Un rato después, se despertó con unos sonidos muy extraños para sus oídos, una especie de chillidos.

—Emily, no hagas tanto ruido…— Escuchó la voz amable de un rato hace.

Lonnie se resbaló de la impresión. Ojos Verdes le estaba devolviendo la mirada desde la mitad del pasillo. El primer impulsó de la criatura fue gruñir de nuevo y el otro magicat en la celda le hizo coro. Lonnie levantó las manos.

—Okey, no sé cómo lograste salirte de ahí, pero no voy a atacarte. ¿Podrían dejar de gruñir?— Dijo la morena con la voz más conciliadora y liviana que encontró —Traigo más comida y agua, mantas… Y más ayuda viene en camino ¿Por favor?—

Ojos Verdes dejó de gruñir, poco a poco. Sus instintos estaban a flor de piel. Lonnie entonces pudo ver las manchas de sangre fresca en el costillar, apenas cubierto con los harapos, ahí donde se había dejado la piel para salir por la pequeña puerta de no más de 30cm de largo. Ojos Verdes se levantó poco a poco, consciente de su debilidad. Emily no tenía contemplaciones, se puso al lado de Lonnie y preparó su láser por si hacía falta.

—Me llamó Lonnie, solo quiero ayudarlos. Si no pueden hablar ¿Puedes asentir?— Ojos Verdes la miró intensamente sin parpadear durante un momento muy largo para después asentir lentamente.

—Si no vas a iniciar el juicio, Glimmer, hazte a un lado—

—Tenemos que votar— Dijo Frosta. Como siempre, todos se sorprendían. ¿Cuándo dejarían de verla como a una niña? Ya tenía casi quince años —Los miembros de la Alianza debemos votar por enjuiciar a la princesa Catra por matar a la hechicera Shadow Weaver, hablen ahora. El crimen ha sido confesado y la defensa presentada— Todos se miraron entre sí. Si por defensa podías tomar la presentación de todas esas fotografías…

—Sí— Netossa fue la primera en pronunciarse.

—No— Dijo Spinnirela, entre las esposas solo se tomaron más fuerte de las manos.

—No— Mermista. A ella no le importaba la bruja y consideraba que estaba mejor muerta.

—Sí— Glimmer estaba convencida de que tenían que detener ahora a Catra, no estaba pensando con la cabeza, solo se estaba dejando llevar por la venganza.

—No— Angella tenía que empezar a pagar la deuda que tenía en sus manos.

—Sí— Micah la comprendía, a él también le ardía la sangre, pero no creía que incluso una princesa pudiera tomarse la justicia por propia mano, por más justificado que pareciera, ¿qué los diferenciaría entonces de Hordak?

—Sí— Frosta creía firmemente que un juicio era necesario. Eran princesas e incluso ellas debían atenerse a los protocolos.

—No— El corazón de Scorpia sangraba. Entendía ahora a medias lo que había provocado a Catra, no creía que estuviera del todo bien pero tampoco estaba equivocada. Y era su amiga.

—No— Aunque tuviera mucho tiempo, Catra tenía razón, cada princesa tenía el derecho de castigar a cualquier que cometiera un crimen contra sus subditos. Esa era la ley escrita para Entrapta.

Catra llevaba minuciosamente la cuenta, y algunos votos la sorprendieron de verdad. Solo faltaba Perfuma. Catra estaba segura que tendrían que irse a otra ronda, donde se eliminaría al azar uno de los elementos para evitar otro empate.

—No— Perfuma no titubeó. Ella creía en las segundas oportunidades. Y que cada quien recibía lo que merecía. Shadow Weaver había labrado su propio destino y Catra solo fue el instrumento del Universo para cumplirlo, lo cual en sí mismo lo consideraba una pena muy pesada.

—La Alianza ha decidido que un juicio no es necesario— Exclamó Juliet.

La princesa de Media Luna se permitió sentir por un momento el alcance de la decisión de la Alianza. De verdad la consideraban en su justo derecho. Pero no tenía tiempo de ponerse sentimental. Aunque sintiera todo a flor de piel justo ahora.

—Terminamos aquí— Exclamó —Entrapta, Scorpia, vámonos…—

—¿A dónde piensas ir?— Saltó Glimmer, todavía roja de la impotencia.

—¿No escuchaste? ¡Hay magicats encerrados hace meses, Hordak sigue trabajando en el portal para traer al Hermano Mayor! ¡Estamos a punto de perder todo lo que hemos avanzado!—

—¡Claro que lo estoy escuchando! ¡Detente por un segundo y deja de escuchar sólo tu propia voz!— Estaban gritándose tan cerca que Catra podía oler el chocolate en el aliento de Glimmer de su cena —Entrapta encontró que la Black Garnet está utilizando más poder, debe ser Hordak usándola para alimentar su máquina— Explicó Glimmer, saltándose todas las sutilezas que Entrapta hubiera estado más que encantada de explicar.

La conjetura de Glimmer era aventurada y ciertamente a Entrapta no se le había ocurrido esa posibilidad porque según los testimonios de los demás, el portal y todo el laboratorio de Hordak había quedado deshecho después del rayo de luz de She-ra. Hordak tuvo que haberlo reconstruido. Aún así… el mecanismo para extraer el poder de la Black Garnet había sobrecargado el planeta entero la última vez. La princesa de Drill dudaba mucho que Hordak tuviera la capacidad de reconstruir su laboratorio, la máquina del portal, el sistema de alimentación de la Black Garnet y además redirigirlo con la exactitud necesaria para alimentar el portal en tan solo unas semanas. Los datos eran insuficientes o estaban errados.

Sin embargo, justo ahora la Black Garnet estaba teniendo un pico de actividad de 44 puntos, cuando todo el día le había arrojado valores entre 25 y 35.

Catra sentía que todo se estaba repitiendo. Hordak estaba a punto de abrir el portal. El mundo se le venía encima ante una verdad horrible y dolorosa. Entrapta parecía haber confiado más en Glimmer, como en Hordak, que en ella. La estaban asfixiando, aplastando. Ella solo quería que todo terminara. Correr a la Zona del Terror y acabar con todo. Ahora no había una posición clara. No era solo abrir o no el portal. Catra no quería que la realidad colapsara en sí misma de nuevo. Ya no tenían otra She-ra para reparar… La espada. La espada estaba en posesión de la Alianza, y esa era la clave para poner a trabajar el portal. Hordak no era lo bastante listo como para pasar ese requerimiento por alto.

—Debemos activar el Corazón de Etheria y terminar con la Horda de una vez por todas— Esa era la intención de Glimmer.

—¿Qué no viste el mensaje de Mara? ¡Nadie va a activar el Corazón de Etheria!— Le regresó Catra. El camino estaba más claro.

—Glimmer, ya viste lo que puede pasar. Adora no quería esto. Light Hope le mintió— Le dijo Bow, consternado.

—¿Bow, no lo ves? ¿No lo ven? Todas seríamos super poderosas. No tendría que ir nadie más a la Zona del Terror. No se repetiría Drill y las Salinas, no habría más pérdidas— Glimmer pedía por compresión.

—¿Y los hordianos? ¿Ellos no cuentan? ¿Sabes siquiera donde están las enfermerías? ¡Hay más de tres mil huérfanos justo ahora que ni siquiera tienen edad para ser cadetes! Ustedes usan sus poderes y creen que no dañan a nadie. ¿Pretendes inundar la Zona del Terror, o levantar espino por todas partes, o congelarla? ¿O arrasarla con tus chispas?

—Activar el Corazón no es una opción, pero atacar intempestivamente la Zona del Terror tampoco lo es— Se impusó Angella, sorprendida como siempre de los números de Catra. Les había dado el número de soldados pero no está información.

—No voy a esperar ni un momento más. Si no van a atacar, yo misma iré— Proclamó Catra levantando los puños cubiertos de escarcha. Le gustaría dejar de producir hielo. Todos lo vieron pero era como si fuera de lo más normal ante lo que estaba pasando.

—Catra… la señal de la Black Garnet sigue subiendo su marca— Le dijo Entrapta con un hilo de voz.

¿De verdad era posible que Hordak lograra saltarse la restricción de la espada?

—No podemos esperar ¡¿Qué les pasa?! ¡Adora se sacrificó para que ustedes pudieran terminar con esto! ¡Ahora es el momento!— Catra llamó a todas, incrédula de su falta de reacción. Pero es que todavía no podían terminar de digerir que Shadow Weaver estaba muerta, que Catra la mató, que la Black Garnet estaba más que despierta, que Hordak estaba logrando avanzar con sus planes pese a todo, que estaban paradas sobre una bomba mágica inestable —Si no van a hacer nada, apártense de mi camino— Se acomodó el cabello mientras se controlaba.

—Catra, Glimmer, las dos tienen que calmarse. Todos estamos del mismo lado— Pidió Bow, poniéndose en medio de las dos.

—Nadie ha dicho que no atacaremos— Añadió Mermista y Glimmer veía derrumbarse sus expectativas.

—Tampoco hemos dicho que sí lo haremos— Contrarrestó Spinnirela.

—Adora no quería que usáramos nada que tuviera que ver con Light Hope. Ni siquiera sabemos si sigue funcionando el Faro— Señaló Bow.

—Todos ustedes solamente están dando vueltas a las mismas cosas. Me voy. Scorpia, Entrapta…

—Espera, Comandante. Todos estos asuntos son muy delicados y no pueden ser tratados a la ligera. No tenemos nada en claro, más que una cosa: los prisioneros de Shadow Weaver, hay que ayudarlos— Micah avanzó hasta Catra y le puso una mano sobre el hombro —Esa es nuestra prioridad.

—...Bien— Levantó su dispositivo y se dio cuenta que Double Trouble seguía escuchando —Ahora ve y consigue exactamente qué es lo que está haciendo Hordak— Que sirviera de algo.

—Así no eres divertida, Gatita. Bonito truco el del hielo ¿Debo integrarlo a mi interpretación?— Dijo señalando la mano de Catra mientras transformaba su cola verde en la cola parda de la gata.

—No. Solo ve y consigue esa información. La quiero lo antes posible— Le cortó la comunicación antes de que dijera otra cosa.

Bow, Micah, Angella y Perfuma respiraron aliviados de que al fin Catra pareciera entrar en razón.

—Me voy a la Zona del Terror… En una misión de rescate— Micah respiró tranquilo —¿En dónde estaba Lonnie?

—La última ubicación de Emily las marca a las afueras de la Zona del Terror, en las ruinas del Reino Escorpión— Dijo Entrapta, que se estaba preparando para irse con ella.

—No, Entrapta. Tú te quedas. Necesito que trabajes en averiguar qué es lo que está haciendo Hordak… Además no creo que nos puedas mantener el paso— La sonrisa de Catra se dibujaba en las comisuras de sus labios.

Ahí estaba de nuevo. Cambiando entre ser una psicópata y una copia de Adora. En un instante, cómo si nada. Saliéndose con la suya. Esto se acaba aquí y ahora, y si no iba a tener el apoyo de sus pares, que así fuera. Podía hacerlo sola.

—Necesitamos estar preparados en cuánto Double Trouble y Entrapta sepan qué es exactamente lo que está pasando. Por fin, Scorpia, vámonos, pasaremos por Rogelio y de ahí continuaremos…

—Catra— Empezó Angella.

—Majestad, con todo respeto, ya hemos perdido demasiado tiempo.

—Yo iré con ustedes. Es hora de que empiece a saldar mis deudas— Catra no entendía de qué estaba hablando pero no iba a empezar otra discusión.

Mientras Scorpia asentía y se despedía de Perfuma, para salir tras de Catra, Angella también se despidió de Micah. No necesitaban decirse nada, con solo mirarse todo estaba claro. Cuando supieran mejor a qué atenerse, Catra podía pedir a Entrapta que mandara un transporte. Bow se acercó con Entrapta para saber qué era todo lo que se había perdido de los nuevos datos de las piedras rúnicas. Las princesas se estaban reuniendo para discutir los detalles que suponía para cada una las decisiones que acababan de tomar e incluso Juliet empezó a moverse para preparar el castillo para la ofensiva. El único que se dio cuenta que Glimmer se desapareció, fue Mehira.

La llovizna que había empezado a caer a la medianoche se intensificó y no parecía que fuera a detenerse pronto.

Catra fue a su habitación a recoger su látigo y ponerse una capa más adecuada al clima. Le mandó un mensaje a Lonnie indicando que iba en camino. Scorpia se cubrió y la esperó en el pasillo. Cuando Catra se volvió a poner su corona, un sentimiento muy diferente la embargó. Tenía que verlos, tenía que ayudarlos. Angella tenía los mismos pensamientos mientras se cambiaba la ropa de dormir y se ponía una capa encima. Tenía años que no salía del castillo, y ver las ruinas de un reino no le sentaría bien. Tendría que ir con el corazón templado.

Scorpia y Catra tomaron el esquife que las llevaría hasta la prisión por Rogelio y de ahí seguirían el camino a pie. Era el modo más seguro de que la Horda no los detectara.

Angella se impresionó. Catra y Rogelio corriendo a cuatro patas podían mantener su velocidad de vuelo y Scorpia había trabajado tanto en su técnica, que compensaba su velocidad con fuerza, con poderosos saltos y zancadas igualaba la distancia.

La actividad de la Black Garnet no decaía y se mantenía firme.

Con la ayuda del láser concentrado de Emily, con mucho cuidado, y la ayuda de Ojos Verdes, Lonnie ya llevaba liberados a otros dos magicats para cuando recibió el mensaje de Catra, mientras ayudaba a un magicat cojo y sin un brazo a recostarse sobre una manta en el Salón del Horror. Los magicats estaban sedientos más que hambrientos y sus ojos se llenaban de sentimientos insondables cuando miraban al cielo oscuro con las lunas. Tan sucios y llenos de cicatrices que era imposible ver el color de sus pelajes. Lonnie sabía que no podía sacarlos a todos, había unos que no dejaban de gruñir, ni siquiera con el suave maullido que emitía Ojos Verdes.

Glimmer ni siquiera se enteró de la lluvia de fuera, porque se apareció directamente en el centro del Faro.


N.A.

Esperen pronto el siguiente cap, que ya estoy empezando XD

Va a ser tan emocional, que todavía no llego a lo bueno y ya estoy llorando!

Me encantaría ver teorías! Qué opinan de Ojos Verdes?

Carpe Diem