Hola!

Okey, este capítulo no está beteado de ninguna forma, más que la conversación entre Catra y Glimmer del principio, así que espero no haberme dejado nada.

Como no tengo ninguna nota, esquema o desglose de este fic, tuve que regresarme a revisar los capítulos para revisar las marcas de tiempo y hacer una pequeña línea del tiempo. Así que las cosas de verdad están pasando rápido, según mi computo, no han pasado más que siete semanas desde la apertura del portal, la siguiente semana de duelo de las princesas, la misión al Desierto donde Catra se entera, las siguientes dos semanas de su catatonia, el rescate de Entrapta, la batalla en Drill, la espera para la batalla de las Salinas, y otras dos semanas para este punto. Siento que ha sido muy poco, y al mismo tiempo que no está tan mal.

Por cierto, para el capítulo anterior y desarrollar el feeling correcto, me puse a ver Valiente y a escuchar la canción de Kala, la mamá de Tarzán, y definitivamente la canción le quedó a Catra, por eso el cap anterior se llama Dos Mundos.

Espero que lo disfruten!


Capítulo 26

"Reina y Comandante"


Catra se apareció sosteniéndose el estómago, aunque realmente no se sentía tan mal como la vez anterior. Supuso que Bow tenía razón, en algún punto se acostumbraría si seguía haciéndolo. No tenía idea de a dónde las iba a llevar Glimmer, y poco le importaba, la podía meter en una celda de la prisión por lo que a ella le correspondía.

—¿Catra… Estás bien?— Glimmer no se atrevió a tocarla.

—¿Así que así se siente tener padres?— Le dijo Catra con sarcasmo, sin humor y sin mirarla. Mejor miró su alrededor para darse cuenta que estaban en alguna torre. Encima de alguna torre. La vista de la cuenca donde descansaba el castillo era magnífica desde esa altura. Glimmer soltó un bufido divertido, sin humor realmente.

—Y a veces es peor— Catra siempre se había sentido mejor fuera del alcance de los demás, en la altura. Lejos de todo.

Glimmer ya la había visto en lo más bajo ¿Qué más daba si la veía rota una vez más? Se sentó casi en el borde, poniendo de nervios a la reina. Catra se abrazó las piernas con los brazos sin importarle los pedazos de hielo que todavía tenían y la cola y puso su barbilla sobre sus rodillas. Así se veía tan pequeña, con las orejas encogidas, y Glimmer siempre la miraba tan grande.

—Catra… ¿De verdad es tu mamá?— Esas palabras no deberían ir en la misma oración. Catra se encogió un poco más.

—No quiero hablar de eso, Chispitas— Dijo con voz monocorde.

—¿Entonces de qué quieres hablar?— Glimmer se sentó al lado de Catra, pero a una distancia prudencial. Catra no podía alcanzarla con la cola ni los brazos. También recogió sus piernas y puso sus brazos sobre sus rodillas, para recargar ahí su barbilla, mientras las dos miraban al vacío.

La gata estuvo callada tanto tiempo que Glimmer creyó que no le iba a responder.

—¿Ustedes también tienen ceremonias de… funerales?— Catra creía que ese era el término. No era algo habitual dentro de lo que había estudiado para estar a la par que el resto de princesas, pero se mencionaba cuando se trataba de monarcas del pasado.

—Eh, sí…— Glimmer recordó al último que había asistido en toda regla —Por supuesto, pero no son tan… hermosos. Igual de tristes, pero no tan mágicos— Los ojos se le llenaron de lágrimas de nuevo. Escuchó sorber a Catra y la volteó a mirar.

—¿Ella… Adora tuvo el suyo?— Preguntó Catra con un hilo de voz y media cara escondida entre sus brazos y rodillas. Glimmer se rio sin humor.

—Sí… Tuvimos uno por Adora, aquí en Luna Brillante… Yo no quería… No podía aceptarlo. Pero mi mamá insistió. En cada lugar que hay una estatua de Adora o She-ra, se hizo una ceremonia en su nombre— Se volvieron a quedar en silencio.

—Yo no pedí nada de esto, Glimmer. No quería ser comandante, ni princesa, ni reina… Yo nunca me tomé tan en serio las cosas. Creía que si mis padres habían muerto en la Horda, no tenía caso preocuparme por ellos. Nunca le tomé importancia a que no hubiera otros como yo. Nunca me tomé en serio su tonta guerra— La reina escuchaba hipnotizada —No quería nada de esto…— Catra suspiró. Se sentía tan vieja.

—¿Entonces qué es lo que tú querías, por qué?— "¿Por qué peleaste hasta casi destruirnos?"

Catra volteó a ver a Glimmer por primera vez desde que llegaron ahí arriba. Y de pronto fue como si no se hubieran visto a los ojos desde ese aciago día en el cañón del Desierto Carmesí.

Ese momento donde Catra estaba sobre Glimmer, amenazándola de muerte, diciéndole que admitiera en donde se escondía Adora. Ese momento donde Catra vio el retorcido placer de Glimmer al ver el dolor que le estaba causando. Donde Glimmer, pese a todo, no podía regocijarse en el dolor de su enemiga mortal, porque compartían el mismo sufrimiento. Donde Catra fue leyendo segundo a segundo, que Glimmer no la estaba provocando ni engatusando, si no que hablaba con toda la amarga verdad en sus labios. El momento, el justo momento donde Glimmer había visto romperse algo en el fondo de Catra y no lo había comprendido hasta ahora. El instante mismo donde Catra aceptó que Glimmer no le mentía y no había vuelta atrás en sus errores.

Y ahora se estaban comunicando de nuevo.

Ninguna de las dos quería nada de esto. No les habían dejado elegir. Y Glimmer simplemente había tenido una mano un poco mejor de la que le había tocado a Catra. Glimmer siempre había querido ser fuerte. Encajar con el resto de princesas. Salir y defender a su gente. ¿Qué le quedaba sin la guerra? No era como Bow, que tenía otros pasatiempos que lo definían. Ser reina. Era importante, por supuesto. ¿Pero solo sería eso? ¿Una reina, como su madre, que jamás salía del castillo por todos los deberes que tenía que atender? y Catra. Ella solo esperaba el fin de esto para poder descansar. No quería más responsabilidades. No necesitaba más vínculos que la ataran, que la hicieran vulnerable. Las dos estaban tan cansadas. Y por un momento, dejaron de pretender.

—Creo que nunca te dí las gracias por rescatar a mi papá— Catra bufó y regresó a ver el cielo.

—Ni lo menciones… Fue un efecto colateral— Respondió con una media sonrisa.

—Supongo que lo fue. Como sea, gracias por hacerlo— Ahora no eran comandante ni reina. —Sabes, no creo que seas tan mala.

—¿Qué?— Dijo Catra, sin estar segura de haber oído bien a Glimmer.

—Me escuchaste— La Reina respondió, su voz suave —De verdad, ahora, no creo que seas mala, Catra— Aunque sabía que sus palabras sonaban inverosimiles.

—¿Qué quieres de mí?— Catra murmuró, su voz baja y peligrosa.

—No quiero nada de ti— negó Glimmer rápidamente, sus ojos violetas eran suaves y sinceros.

—Entonces, ¿por qué estás siendo amable conmigo?— La voz de Catra tenía una nota de histeria y quería desesperadamente alejarse de Glimmer, pero estaba atrapada bajo la mirada de la Reina.

—No lo sé— dijo Glimmer honestamente —Catra, sobre lo que pasó anoche…— Dijo la reina y la gata pudo relajarse un poco. La muerte de Shadow Weaver y el confrontamiento que habían tenido después, eran temas mucho más livianos.

—No lo arruines, Chispitas.

—No, en serio, escúchame. Dijiste que lo harías si tenías oportunidad, y la oportunidad la tuviste desde que te quitaron la guardia. Lo que quiero decir, es que no creí que de verdad fueras a hacerlo, en algún momento— Glimmer se puso de lado y apoyó una mano en el espacio entre las dos. Catra suspiró.

—Creo que jamás lo hubiera hecho. Pero no podía pasar eso por alto. Ya viste lo que hizo. Lo que les hizo. No había ningún otro camino.

—¿Y no te pesa?— Solo quería entender.

—Glimmer, de verdad, si te cayeras hasta el fondo del precipicio en este momento, me importaría más de lo que me importa eso— Glimmer no pudo evitar reírse, un poquito.

El hielo se estaba derritiendo y goteaba rojo, la reina lo vio y se alarmó.

—Tu mano, está sangrando.

—Ah, eso… No es nada. Haré que Entrapta la vea— Volvieron a quedarse en silencio.

Catra soltó un suspiro y no le importó cuando Glimmer se acomodó y quedó más cerca de ella. Ahora estaba sentada con las piernas cruzadas.

La Reina no era buena para leer en las expresiones más planas de Catra, y estaba segura que Adora sería capaz de saber exactamente cómo se sentía la gata. Pero recordó que Bow le había dicho que no había dormido desde su último turno en la prisión y eso era hacía casi 48 horas ya.

—Deberías dormir un poco.

—¿Por qué? ¿Te importa?— Hubo un breve momento de vacilación.

—La verdad, sí— Catra la volteó a ver —No quiero que maten a nadie porque una comandante incompetente no da bien una orden— Muy a su pesar, Catra sonrió.

—Eso jamás va a pasar, majestad, puedes apostarlo— La cola de Catra dejó de apretar sus tobillos y volvió a moverse en suaves eses tras ella.

—Eso le encantaría a Netossa— Le sonrió.

—Y a la sirena también, seguramente.

—Se llama Mermista, eh— La quiso corregir.

—Por supuesto, la princesa acuática— Ahora Catra le regresó la sonrisa a Glimmer y las dos se rieron un poco.

Catra se dio cuenta que se estaba sintiendo muy cómoda. Eso no era bueno.

—Entonces… Kaphiri… ¿es tu prometida?— Soltó Glimmer y Catra se volvió a enojar, pero también estaba aliviada. La Reina no ubicaba a ningún magicat por nombre. Sólo quería saber.

—Si dices eso otra vez, vamos a tener problemas— Siseó Catra y Glimmer supo que metió la pata.

—¿Todo lo demás era tu forma de jugar o qué?— Contraatacó la Reina sin perder el tono juguetón.

La respuesta fácil y amigable de Glimmer desbalanceó a Catra, porque estaba acostumbrada a tener los nervios tensos en su trato, lista para recibir la mordida de los comentarios agrios y duros de la Reina, no bromas sencillas que la dejaban expuesta sin realmente atacarla. Después de un breve segundo, le regresó una sonrisa ladina marca Catra, princesa de Media Luna.

—Si lo quieres llamar así, princesa— La cola de Catra se movió más vivamente y ya había dejado de tener las orejas aplastadas.

Glimmer pensó que se veía linda.

Glimmer parpadeó.

Entonces Catra se puso de pie, recordando que tenía que ir con Entrapta. Mientras se estiraba, le dio una bonita vista de su trasero a Glimmer, que se sonrojó y desvió la mirada.

—Nos vemos— Catra se asomó al precipicio y volvió a poner de nervios a Glimmer, y antes de que pudiera hacer algo, la gata se lanzó al vacío, y si por accidente o no, una parte de la cola de Catra acarició la mejilla de la reina. Glimmer gateó al borde y se asomó para ver cómo Catra caía varios metros, para girar sobre sí misma en el aire, saltar en otra torre y empezar a bajar entre más saltos como si no pudiera fallar.

Catra giraba y se retorcía, y por un momento, disfrutó de su cuerpo y sentirse viva.

Nube Oscura suspiró y estornudó al absorber algunos de los brillos residuales de la teletransportación de Glimmer. El magicat cojo, cuyo antebrazo izquierdo estaba cambiado por una pinza escorpioni, se acercó hasta ella y levantó su cola mutilada a modo de saludo.

—Parecía tener problemas con la joven princesa, Capitana— Le habló con voz grave y rasposa el viejo magicat, de pelaje naranja y cara blanca, con algunas franjas más oscuras. El pelo de sus orejas era completamente blanco y estaba esponjoso.

—Hola, Chezira. Nada de capitana, ya no existe tal cosa… Y sí. Creo que no se hablar con mi hija— Nube estiró su brazo para que Chezira pudiera enredar un poco su corta cola y saludarse. Los dos se regodearon un poco en el contacto. Nube no sabía si lo peor era el hambre o la soledad.

—Siempre será nuestra Capitana… A menos que quiera nombrar a su sucesora— Dijo Chezira después de soltar el antebrazo de Nube.

—Ni siquiera lo digas en broma. Además, Kaphiri no está lista— Miró al cielo —Las cosas han cambiado demasiado, pero podemos vivir de nuevo.

—Sé que Kaphiri era solo una cachorra en entrenamiento… Sobre la princesa, creemos que le gustaría conocer a los que quedan de su pueblo— Y aquí era cuando Nube se arrepentía de la media verdad que había podido transmitir a sus hermanos.

—Catra está abrumada por todo lo que está pasando, y nosotros también debemos descansar. Ahora debo ir con… Lady Angella para hablar.

—Usted también debe de descansar, Capitana.

—Lo haré en cuanto tenga tiempo— Se despidió de Chezira con un movimiento de la mano y fue hasta Micah y Angella, que hablaban con un magicat enteramente negro, con penetrantes ojos amarillos.

Los demás magicats estaban juntos, recostados o sentados al pie del sauce, sobre la hierba, y algunos sanadores habían acudido a revisarlos. Ahora que podían hablar, los podían atender mejor.

—Angella— Llamó Nube, que estiró su mano otra vez para recibir el saludo de la magicat negra. Eran de la misma altura y ya empezaba a encanecer. —Hola, Musa— Saludó a su hermana.

—¿Por qué no vamos arriba a hablar?— Ofreció el ser angelical, sin saber qué esperar.

—No quiero interrumpirlas— Dijo Nube.

—No se preocupe, Capitana. Solo quería agradecer a Luna Brillante su hospitalidad— Dijo Musa.

—Es lo menos que podemos hacer, después de todo. No hay nada que agradecer.

Intercambiaron otras palabras del estilo, hasta que Musa se disculpó, enredó su cola negra una vez más en el antebrazo de Nube y se fue con el resto de los magicats a retozar bajo el sauce. Angella reparó al fin que su vieja amiga había perdido su cola. No estaba segura de mencionarlo. Micah tenía que quedarse a atender a los magicats que seguían en cama.

—Vamos, Nube.

Avanzaron por los pasillos en silencio.

—Creí que Catra y tu hija no se llevaban bien— Soltó Nube, mientras recorrían los invariables muros que conocía bien. Angella ya sabía que nada de esto iba a ser fácil.

—No lo hacen. Chocan mucho. Pero pueden trabajar bien juntas ¿y cómo es que te diste cuenta?— Preguntó suavemente.

—Por la forma en la que Catra se expresó de ella— Angella sabía que a Catra no le importaba insultar a su hija a la cara, así que no se sorprendió, ni quiso enterarse de los detalles.

—Tu hija es… bastante honesta.

—Brutal, querrás decir.

—Así que ya tuvieron su primer pelea. Quizás es como en los matrimonios— Ofreció Angella intentando ser ligera. Nube suspiró.

—No habría explotado si yo no la hubiera presionado tanto.

—Están pasando demasiadas cosas… Si anoche cuando me fui a dormir me hubieran dicho que descubriría que siguen vivos…

—Sigo sorprendida yo también. Por todo. Y eso es lo que quiero que me expliques, para empezar.

—Te diré todo lo que quieras, y también debes de saber que Catra me ha reclamado porque no sabíamos que era hija de las reinas.

—Es casi lo primero que me dijo. No podía ser de otra forma. Sabes que no compartimos a nuestros cachorros hasta que están más fuertes, y con el ataque de la Horda a Escorpión, creímos que estaríamos más seguros en nuestras montañas y bosques. Pero con la ayuda de Shadow Weaver, no pudimos contra ellos. No sabes cómo me arrepiento de no enviar a Chikane con Catra lo más lejos posible— Las lágrimas se condesaban en la mirada verde. Llegaron a la sala real donde hace unas semanas, Angella y Micah habían interrogado a Catra, entraron y Angella cerró las puertas —Repetiría todo con tal de saber que puedo cambiar solo eso— Continuó Nube, y Angella se atrevió a tomarla de la mano.

—Puedo entenderte un poco, y lo siento tanto. Si hubiéramos actuado más rápido, habríamos podido ayudarlos y quizás…

—No, no, lo siento. No hablemos de los tal vez, cuéntame todo lo que pasó— Pidió Nube, que se sentó en el sillón de Micah. Angella suspiró, sabía que tendría que repetir la historia que acababa de contarle a Catra.

"Cuando llegamos a Media Luna, descubrimos la masacre… los cuerpos quemados y desmembrados. Algunos intentaron hacer un conteo, pero lo dieron por un exterminio total. El cuerpo de Chikane fue identificado solo por su pelaje claro. Los enterramos lo mejor que pudimos, tratando de respetar sus costumbres. Aunque sabes que nadie había visto un funeral magicat en siglos. Desde entonces, cada año algunos van a visitar el lugar."

"Los Bosques Susurrantes han ocultado lo que fue, pero todavía se puede encontrar el lugar donde yace Chikane".

"La guerra siguió y la Rebelión y la Alianza pudieron frenar en gran medida el avance de la Horda en la batalla aquí mismo… la segunda más grande".

"En esa batalla, menos de un año después de la caída de Media Luna y Escorpión, luchamos en pleno y apenas pudimos parar a la Horda. Micah se enfrentó a Shadow Weaver y la dejó mal herida. La explosión de magia entre ellos fue tal que destruyeron medio castillo".

—Fue cuando creí que lo había perdido— Suspiró Angella.

Nube la interrumpió.

—Espera, ¿a Micah?

—Sí… Micah fue secuestrado por la Horda y exiliado a Isla Bestia, un destino horrible para aquellos que Hordak ya no considera útiles. Todos pensamos que había muerto pero milagrosamente sobrevivió a dos décadas aislado ahí.

—Angie… Tengo que ofrecerte disculpas. Al verlos… pensé que ustedes habían tenido la oportunidad de permanecer juntos y a salvo todos estos años, y sentí envidia de tu familia— Angella pensaba que era totalmente entendible.

—No, no, Nube, no tienes que disculparte. No podrías pensar otra cosa… yo ni siquiera entiendo cómo han sobrevivido, ni tú, ni él, ni todos ellos, a todo lo que les ha pasado… y seguir siendo capaces de sonreír y luchar— Angella tomó entre sus manos la mano derecha de Nube. Aquí no eran reinas, eran esposas y madres que habían sobrevivido los horrores de la guerra. Eran amigas que se reencontraban en medio del dolor.

—¿Pero entonces, cómo está aquí?— Nube regresó el apretón de manos con cariño y los ojos brillantes de lágrimas. Angella lanzó una risilla incrédula.

—Del mismo modo que tú… Gracias a Catra— Se acariciaban suavemente las manos —Bueno, déjame llegar hasta ahí.

"Después de la Primer Batalla de Luna Brillante, la primer Alianza se disolvió, Antony quedó lisiado y le cedió el trono a su hija, Mermista, hace seis años. Fue uno de tantos heridos o muertos. Desde entonces todos los reinos se protegieron individualmente, o crearon pequeñas alianzas. Luna Brillante siguió siendo el pilar de la fuerza que lucha contra Hordak".

"Las cosas se alargaron desde entonces. A veces podíamos recuperar algún territorio, pero básicamente era defendernos y resistir. Hasta hace poco más de dos años. Una joven capitana de la Fuerza, los generales de Hordak, desertó y se unió a la Rebelión. Fue Glimmer quien la trajo. Esa hordiana, Adora, resultó ser She-ra."

Nube se sorprendió demasiado, pero decidió seguir escuchando y Angella comprendió sus expresiones.

"Gracias a ella, y Glimmer y Bow, fue que se logró recuperar la alianza, unir a algunos reinos, incluso el Reino de las Nieves, que nunca se había involucrado en estos conflictos. Adora fue criada por Shadow Weaver desde bebé, porque ya sabía que iba a convertirse en alguien poderosa. Cuando Adora se unió a la Rebelión, su mejor amiga se quedó en la Horda. No conozco los detalles… Pero era Catra."

"Ella decidió quedarse allá y ocupó el lugar de Adora. Todo lo que habíamos estado recuperando, lo estábamos perdiendo ante Catra. Logró ganarle su lugar a Shadow Weaver y se convirtió en la Segunda de Hordak."

Nube no podía creerlo. Estaba atónita y solo pudo derramar silenciosas lágrimas. Angella sabía que no podía detenerse ahora. Nube ya sabía que Catra había crecido con los hordianos. Pero nunca se imaginó esto.

"Shadow Weaver escapó de la Horda y llegó a Luna Brillante. Se estaba muriendo y sabía que Adora la podía curar con sus poderes. Ella la curó. Entonces Hordak creó una máquina para traer al resto de su ejército… Eso de lo que hablaba con Langris. Desde otra dimensión. Con la ayuda de Entrapta, su tecnología se volvió mucho más avanzada. Sí… Esa es otra historia interesante también. Adora intentó detenerlos, advertirles que esa máquina sólo traería problemas, si no al propio ejército hordianno en pleno. Entrapta la escuchó, pero Catra la envió a Isla Bestia. Activaron la máquina, un portal, y todo nuestro mundo entró en conflicto, la realidad misma se estaba derrumbando."

"Adora nos salvó a todos."

"Se sacrificó ella misma para desactivar el portal. Solo entonces… Un día apareció Catra, con sus amigos, en nuestras puertas."

Angella no sabía si debía guardarse sus impresiones. O contar las cosas lo más objetivamente posible. Decidió decir lo obvio.

"Catra está aquí solo porque su mejor amiga murió. Llegó con sus amigos y su pasado a cuestas, solo con la promesa de ayudar a la Rebelión si nosotros la ayudábamos a rescatar a la princesa Entrapta de Isla Bestia. Ahí encontraron a Micah, y lo trajo de regresó sano y salvo, junto a Entrapta y mi hija. Ella ha cumplido con creces todas sus promesas sobre la guerra. Nos ha traído la victoria y por eso es comandante de la Rebelión."

"Además, Micah fue el que recordó… Micah se dio cuenta que Catra era una magicat. Era imposible para nosotros creerlo, pero era verdad. Le dimos a conocer la historia de la corona, pero poco más. Micah estaba preparando libros sobre los magicats para Catra, ya que prefiere estudiar por sí sola."

"Todavía no sé cómo se enteró de… ustedes y su situación. La encontramos ayer sobre el cuerpo de Shadow Weaver, la mató antes de que pudiéramos hacer algo. Todo era muy confuso."

—¿Mantenían aquí a la bruja que masacró a mi pueblo y quien torturó a mi hija toda su vida?— La garganta de Nube no podía controlar los gruñidos.

—Nube, te juro que las cosas no eran así, nosotros no sabíamos lo que le había hecho y Catra solo la quería lo más lejos de ella. Ella… crio a Adora y Catra, las dos la veían como su única familia. La manteníamos aquí porque Adora lo permitió, She-ra— La vergüenza llenaba a Angella. No quería decir que Catra y Adora consideraban a la bruja, lo más cercano a una madre —Esto no tiene más que un par de meses. Shadow Weaver llevó a Glimmer y las princesas a la Zona del Terror para poder parar el portal. Catra solo supo que es princesa hace unas semanas. Lo asumió el día de la coronación de Glimmer.

Nube se derrumbó. Empezó a llorar llevándose las manos a la cara. Tenía tantas preguntas. Las cosas eran mucho más complicadas de lo que alguna vez pudo haber creído. Había tanto por asumir y aprender. No comprendía a cabalidad todo lo que Angella le decía. ¿Un portal? ¿La princesa de Drill ayudando a la Horda? ¿She-ra, la leyenda de leyendas? ¿Dimensiones? ¿Catra aplastando a los viejos aliados y amigos de los magicats?

Intentó levantarse y un dolor punzante en la espalda baja la dejó retorciéndose en el piso, Angella entonces pudo ver la deshonra de Nube. Un muñón de un palmo, casi sin pelo, sobresalía entre los pliegues de la túnica. El dolor le borró las lágrimas a Nube y después de un momento, el fuego líquido que le recorría la espalda se dejo de sentir y se levantó con la ayuda de Angella.

—Nube, ¿Quieres que llame a un sanador?— Nube se giró para acomodarse la capa y la túnica y un dolor muy diferente la llenó. El muñón de su cola siempre la lastimaba. Habría preferido perder una mano o ambas piernas, ya puestos a elegir. Y si realizaba un mal movimiento, su cuerpo la traicionaba con dolor y fuego. Ni siquiera podía mover el pequeño pedazo de carne y hueso, quedo totalmente inservible.

—No… No, estoy bien. Es algo a lo que ya me he acostumbrado— El dolor punzante y abrumador era un buen distractor en la soledad de su celda.

—Lo siento tanto.

—No es tu culpa, Angie. No es culpa de nadie…— Volvieron a sentarse, con cuidado —Necesito pensar un momento. Es demasiado— El dolor había barrido su tristeza, su conmoción y le despejó la mente, que amenazaba con abrumarse.

—Toma el tiempo que necesites. Haré que nos traigan té— Angella salió y se puso a buscar a un guardia que para que lo trajeran.

Nube se quedo quieta un momento, con los ojos cerrados, recuperando la calma. Necesitaba escoger cómo hacer esto. El resto de sus hermanos solo sabían que su princesa había sobrevivido a la masacre y escapado al cautiverio. Eso era lo que Nube había pensado, aliviada cuando se los llevaron y encerraron a todos en una gran jaula. Catra era muy pequeña, pero el bosque siempre proveía, y con suerte, los aliados que no lograron llegar a tiempo para ayudar en batalla, la encontrarían. Su horror fue supremo cuando los separaron en otras celdas y a ella la llevaron aparte, atada, amordazada y drogada para que no pudiera mover un dedo.

Shadow Weaver había trabajado con el veneno escorpioni hasta lograr crear diversas e interesantes variantes. Como esta que trabajaba neutralizando los impulsos nerviosos que controlaban los músculos pero dejando despierto y consciente al individuo, que ni siquiera podía mover los ojos.

La bruja le había mostrado imágenes de Catra en la enfermería de la Horda, con otros tantos bebés. Y fue cuando empezó el verdadero tormento para Nube Oscura. Y decidió que el resto de su pueblo no merecía sufrir con ella. Se guardó la noticia. Les dejó la pequeña esperanza que un día su princesa podría liberarlos.

Podía imaginar que los otros magicats pensaban que Catra había crecido entre los muros de Luna Brillante. Y si no se apresuraba a decidir cómo les presentaría las cosas, podían forjarse opiniones que sería difícil cambiar después. Tenía que hacerle las preguntas correctas y necesarias a Angella para poder decidir, y tenía que hablar con Catra también. Se sentía atrapada de un nuevo modo. Su hija no tenía ninguna idea de su pueblo, no sentía nada hacia su madre, y ahora solo había logrado levantar un muro. Pero Catra no podía ir por ahí sin saber.

Y aunque el amor por su hija era irrompible, no sabía cómo expresarlo. Desde que Chikane se había enterado de su embarazo, las dos habían estado felices. Y cuando Catra había nacido, una pequeña bolita rosada de piel tierna y pelaje tan delicado y fino que apenas se veía, sentía que el corazón le iba a estallar de amor. Un mes después, cuando su pequeña cachorra había abierto los ojos al mundo por fin, pudieron ver lo hermosos que eran, iguales a los de su abuelo. Y uno idéntico al color turquesa de Chikane. Nube Oscura no podía estar más feliz. Pero había una sombra inmensa sobre ellas.

Chikane había dejado de salir a los reinos vecinos para buscar su apoyo contra los hordianos tan solo su embarazo se empezó a notar y la mandaba a ella y otros para seguir con la tarea. El Reino Escorpión había caído y aunque Nube Oscura y los Bonami en pleno habían acudido a ayudar, no pudieron hacer nada, y le costó la mitad de sus hermanos guerreros. El día que los vigías divisaron al ejército hordiano, Catra ya podía sentarse y pesaba el doble de lo que pesaba cuando nació. Su pelaje ya había crecido lo suficiente para cubrir su piel tierna y su cabello, cola y orejas no paraban de oscurecerse. Así, parecía la mini copia de Chikane, quien le hacía notar a Nube que Catra tendría algunas de sus rayas, que en ese entonces parecían solo sombras entre el pelaje crema de su cachorra.

Y no debía de preocuparse por Catra solamente, como Capitana de los Bonami, había visto crecer y entrenar a Kaphiri, descendiente de una familia Bonami tan antigua como la que más. Chikane había prometido a su primogénita a esa familia desde muchas décadas antes. Sí, Kaphiri era solo una cachorra cuyas garras apenas empezaban a endurecerse cuando fueron atacados, y a pesar de eso, había logrado sobrevivir a todo, para llegar a este día. De no ser por Catra, la magicat gris sería la más joven de todos ellos. Nube se miró sus propias garras, las que le quedaban, pensando en todo esto.

Era otra prueba más al valor y poder de Catra. A su vez que todo lo que había tenido que pasar. Las garras de los magicats se iban endureciendo y oscureciendo según las utilizaran mientras crecían, hasta sus 25 años, que eran cuando dejaban de crecer y desarrollarse físicamente. Incluso antes de Hordak, no había habido un magicat con las garras tan negras como Catra en siglos.

Cuando los cachorros se enteraban de esto, muchos empezaban a hacer cosas para lograr oscurecerlas mientras tuvieran tiempo. Entre los Bonami era símbolo de estatus y fuerza. Entre los otros magicat representaban habilidad, y había aquellos también que presumían de sus garras blancas o marfiles, demostrando que ellos preferían otro tipo de vida. Podían escalar los duros precipicios de granito y mármol de sus montañas para endurecerlas, luchar entre ellos, cazar grandes presas, afilarlas contra acero, pero eran pocos los que lograban oscurecerlas tanto como Nube incluso. A Catra todavía le quedaban años para terminar de crecer y sus garras ya eran del negro más absoluto.

Entre sus pensamientos, Nube detectó el olor de Catra, mezclado con sangre, entró en pánico y corrió al lugar, que no era más que el baño privado de los antiguos reyes, ahí en el piso estaba el mayón gris y la blusa negra con dorado que Catra había desechado.

—¿Nube?— Llamó Angella.

—Aquí— Susurró.

Angella tocó a la puerta entre abierta y pasó con cuidado. Se encontró con Nube sosteniendo las ropas y recordó lo que era.

—¿Qué hace esto aquí?

—Esa, esa es la ropa que Catra vestía anoche. No sabía que se había cambiado aquí.

—¿Quieres decir que esto es lo que mi hija vestía cuando mató a esa maldita?

—Sí…— Angella le puso suavemente una mano en el hombro —Todo sucedió muy rápido.

—Explícame lo de She-ra. Y la máquina— Regresaron hasta el saloncito donde ya las esperaba un servicio de té.

—Adora encontró la espada de poder en los Bosques Susurrantes y descubrió que podía transformarse en She-ra. Reparó la Puerta del Mar y podía curar las peores heridas. Después descubrimos que fue traída desde otra dimensión por Hordak, era descendiente de los Primeros, por eso solo ella podía usar la espada. Hasta que… Bueno, todo se relaciona en este punto. La espada es la llave para activar la máquina del portal. Gracias a que Catra había logrado capturar a Adora y llevarla de vuelta a la Zona del Terror, junto con la espada, es que Hordak logró activar la máquina— Angella se detuvo un momento y Nube tuvo que tragar duro, escuchando todo lo que su hija había hecho.

—Adora… Yo estaba ahí cuando la realidad se estaba rompiendo. La vi pelear con Catra para después recuperar la espada. Y cuando Glimmer regresó con el resto de las princesas y Shadow Weaver, entendí que para salvarnos, lo había dado todo.

—Suena como… Una buena muchacha— Nube no terminaba de entender el papel de Adora.

—A pesar de crecer en la Horda, Adora era honesta y honorable. Y me parece que jamás dejó de extrañar a Catra— Así que una a una todas las personas importantes para Catra, se habían ido de su vida.

—¿Cuándo pasó… cómo pasó lo de la realidad destruida?

—No lo sé muy bien… La realidad se dobló sobre sí misma, y nos hizo olvidar… Entrapta es quien te puedo explicar mejor eso. O Glimmer, y fue… hace siete semanas.

Nube hizo una nota mental. No sabía hace cuanto tiempo, pero algo después de que el hambre había empezado, es decir, la verdadera hambruna y sed, había soñado un sueño muy vivido, con el resto de sus hermanos, donde parecía estar libre y a salvo de vuelta a Media Luna. Así como vino, se fue el sueño. Estaba tan mal, que lo tomó por otro más de sus delirios en medio del hambre, la soledad y el aburrimiento.

—Anoche después de lo que pasó, Glimmer convocó a una reunión de la Alianza para enjuiciar a Catra— Continuó Angella.

—Si el resto de princesas cree que pueden hacerle algo a Catra cuando estaba en su derecho… — La interrumpió Nube.

—No, no. Tranquila. Se hizo la votación entre los miembros y se determinó que estaba dentro de su potestad. Micah logró tranquilizarla lo suficiente para no marchar directamente sobre la Zona del Terror, en su lugar recibió la llamada de una amiga que sigue en la Horda, la chica que los ayudó, y fue por eso que fuimos por ustedes— Le terminó de decir Angella.

—Tengo mucho qué pensar…— Nube Oscura frunció el ceño al recordar otra cosa —Pero no puedo creer que Scorpia no conozca el nombre de sus propias madres. ¿Cómo has dejado pasar eso por alto?— Angella no estaba segura de sus palabras siguientes.

—Scorpia era Capitán de la Fuerza junto con Catra… Ellas dos llegaron juntas con otros dos hordianos. Nube, seguimos en pie de guerra. Hemos tenido batalla tras batalla. Se que ustedes eran muy unidas, pero nunca fue mi intención ofender su memoria. Scorpia tiene una pintura de ellas ¿Cómo iba a saber yo que no conoce sus nombres? Parece que ha pasado mucho tiempo, pero no es así. Scorpia y Catra llevan aquí solo unas semanas y solo se ocupan de entrenar y trabajar. Hay mucho que hacer… y justo ahora, con las últimas noticias… Hordak está construyendo un nuevo portal, y tú hija en cualquier momento dará la orden de atacar si siente que no tiene otra opción. Por eso el viento te trae noticias de batalla— Angella quisiera tener tiempo de dedicarse a platicar sobre los viejos buenos tiempos. Pero ahora no tenían esa oportunidad. Y ya habían consumido preciosos momentos. —Lo siento mucho, Nube, pero debes estar consciente de todo si quieres participar de las decisiones. Catra es la Comandante de la Rebelión y ha jurado lealtad a Luna Brillante y ella no comparte sus creencias sobre la vida y la muerte— Nube Oscura rugió.

—¡¿Media Luna vasalla de Luna Brillante?! ¡Eso es algo que jamás hubiéramos permitido y tú lo sabes!

—Nunca pretendíamos someter a Media Luna. El juramento de Catra le daba estatus entre princesas con sus propios reinos. Nube, se razonable, por favor. El juramento de Catra sólo la ata hasta que la guerra termine. Y con mi bendición, tiene casi tanta influencia aquí como la propia Glimmer— Angella extendió las alas y Nube no pudo evitar recordar que estaba ante la última de una raza poderosa.

—¿Así que las arrojaste a pelear entre sí?— Angella enrojeció por segunda vez está larga mañana, que ya se extendía hacia el mediodía.

—¡Claro que no!— Respiró profundo —Hay mucho más ahí de lo que se puede ver y son temas que le corresponden a cada una. Chocan en parte por qué son parecidas… y todos nos seguimos ajustando al modo de hacer las cosas de Catra. Ha venido aquí a cambiarlas en poco tiempo— Terminó.

—Creo… tengo que buscarla y hablar con ella, antes de que algo pase.

Catra aterrizó en su cuarto -el cuarto de Adora- y fue hasta la cama -la cama de Adora- en donde la esperaba la figurita de la pequeña Adora, de pie sobre su base al lado de la almohada. La tomó con cuidado entre sus manos, sin reparar en su palma herida y derramó lágrimas entre sollozos.

—Adora… te necesito tanto— Admitió en voz alta y rota, por primera vez para sí misma. Se hizo un ovillo, su cola la cubrió hasta la cabeza y siguió sollozando hasta vaciar su pecho.

Entrapta estaba esperando a Catra hace un rato. Ya había conseguido que le trajeran el desayuno en pequeños bowls y ahora estaba terminando de refinar unos datos, cuando algo totalmente loco y fascinante pasó. En la pantalla que mostraba permanentemente la actividad de las piedras rúnicas, apareció una nueva señal. Súbitamente, con apenas 3 puntos sobre cien. Tenía la forma de una estrella de nueve puntas y dos caras. Su color era un rojo más intenso y menos oscuro que el de la Black Garnet.

Scorpia realmente se sentía mal por todo lo que estaba pasando Catra. Todas las veces que se había ido a esconder a las ruinas de su palacio, jamás se dio cuenta de la entrada que Lonnie había descubierto con la ayuda de los escaneos de Emily. Y los pobres gatitos estaban tan lastimados. Su corazón puro sufría y Perfuma trataba de animarla. Además la falta de sueño no ayudaba.

—Scorpia, no es tu culpa. Ellos estaban bien escondidos. Una niña pequeña no los hubiera encontrado— Perfuma le tomó una de las pinzas a la escorpioni.

—Tal vez… tengas razón. Quisiera poder hacer más— Dijo con la mirada baja.

—Tú ya haces lo suficiente. Trabajas tan duro y con tanto entusiasmo que nos contagias a todos de energía limpia y positiva. Es maravilloso verte trabajar con los hordianos y cómo les enseñas lo que has descubierto del mundo fuera de la Zona del Terror—

Perfuma y Scorpia caminaban por los largos pasillos del castillo hacia el laboratorio, ya que Scorpia quería ver y hablar con Catra. Perfuma estaba asombrada de los magicats, en verdad.

No estaban realmente heridos, hablando físicamente. Fuera de aquel magicat que tenía una herida abierta en la cabeza, y a la que habían identificado como la reina con su falta de pelo y piel en el costillar, el resto lo que tenían era una anemia brutal. No heridas abiertas. Los parásitos en sus pelajes, y la sarna tardarían un poco más en curarse. Los procedimientos a los que los habían sometido eran terribles y habían dejado su huella en forma de cicatrices abultadas y mal cuidadas. Por lo menos no parecía que ninguno fuera a morir ahora que podían recibir cuidados y estar bajo observación.

Perfuma había implementado con los sanadores un té con efectos calmantes y revitalizantes, hecho en base a una infusión de mandrágora y milenrama, que los ayudarían a temperar sus reacciones y a fortalecerse rápidamente, en camino a la recuperación más total que pudieran encontrar.

Bow no estaba seguro de lo que había pasado con Glimmer y Catra, las había buscado en sus habitaciones y estaban vacías. Suponía que tal vez estarían en alguno de esos lugares en donde a Glimmer le gustaba alejarse cuando necesitaba estar sola. Todos esos lugares los podía alcanzar, no sin grandes esfuerzos en su mayoría. Esperaba que no fuera un error dejarlas solas. Con suerte, se gritarían para después darse la espalda e irse cada una por su lado como solía ocurrir.

Decidió ir con Entrapta para seguirla ayudando. Los datos que tenían hasta cuando se había ido a dormir, eran insuficientes, y la pérdida de poder en la Zona del Terror también limitaba los esfuerzos de la princesa de Drill.

—¿Entrapta?— Había un montón de pequeños panqueques y botellas de bebidas dulces y gasificadas en el suelo. Bow se adentró con cuidado en el laboratorio —¿Estás por aquí?

—¡Bow! No sabes los descubrimientos que acabo de hacer. ¡Necesitamos mucha más potencia para poder trabajar! ¡Esto es tan emocionante! ¡Me da gusto que llegaras! ¡Ayúdame a llevar todo esto a Darla, por favor!

Antes de que Bow pudiera hacer algo, Entrapta le llenó los brazos con unas pantallas, una caja con más bebidas gasificadas y cables. La propia princesa tenía dividida sus coletas en varios tentáculos que sostenían más pantallas, una caja con herramientas, cables y una bandeja atiborrada de cupcakes, además de la espada. En sus manos tenía la tableta de Catra y una base elevada para libros. Justo en la entrada puso la base y la tableta.

—¿Qué? ¿Para qué es todo esto, Trapta?

—Para ir a Darla, Bow, te lo acabo de decir. Tienes que poner atención, porque lo que estamos por descubrir es maravilloso— Decía la princesa mientras apretaba la tableta y salía junto con Bow, que la siguió después de un suspiro pero sonrió.

Se toparon con Perfuma y Scorpia en el camino a la salida para ir a donde estaba Darla estacionada. El par de princesas siguieron a los geeks ante el encogimiento de hombros de Bow. Entrapta no parecía querer explicar nada a nadie hasta llegar a la nave.

Ni siquiera con ayuda de Samantha, el sistema hijo de Darla que Entrapta estaba desarrollando, podía con todos los datos. Y todavía no lograba conectar su red a la de Darla. Por eso necesitaba tener un montón de su propio equipo en la nave. Scorpia ayudó gustosa a Bow con las cosas que Entrapta le había dado y se dirigieron a su destino.

Kaphiri estaba con Shu, que se sentía muy avergonzado de haber atacado no solo a su libertadora, si no a su princesa. No podía creer que había cometido tal atrocidad contra el honor de su familia. Mansamente se dejaba atender por el sanador que le estaba cuidando la herida que se le había hecho en la cabeza al rebotar con una piedra cuando Catra lo había mandado a volar con la fuerza de su látigo. El hecho de estar famélico y medio loco por la sed y la soledad y el silencio parecían no importarle.

La magicat manchada tenía sus propias preocupaciones. Kaphiri jamás había visto a Catra, por lo que estaba muy emocionada de conocerla. Los magicats eran capaces de comunicarse rudamente solo con maullidos, gañidos y gruñidos. Era un lenguaje sencillo sin muchos matices, pero nadie fuera de ellos lo entendía, basado fuertemente en el instinto. Pero su joven princesa no lo conocía, así que cuando le había siseado con los dientes desnudos, fue una forma muy tajante de negar, propia solo para alguien que hubiera cometido una falta capital. Y quizás de verdad lo había hecho. Quisiera poder hablar con ella.

La mente de Kaphiri estaba teniendo dificultades para manejar todo lo que estaba pasando. Había sido víctima del hechizo de silencio muy joven. Su entrenamiento tenía realmente poco tiempo de haber empezado cuando los atacaron y miraba con cierta vergüenza sus garras casi blancas. Ningún Bonami que se respetara tendría tan claras las garras. Aunque no hiciera nada más que seguir el entrenamiento reglamentario, sin escalar, sin cazar, sus garras serían de un gris plateado. No blancas como hueso desnudo. Por ahí podía empezar su rechazo.

Catra se sentó en la cama mientras su pecho dejaba de suspirar. Se sentía cansada física, mental y emocionalmente. Se limpió los ojos una vez más, volvió a poner con cuidado a la pequeña Adora junto a su almohada, respiró profundo y se puso de pie. Tenía asuntos qué atender. Fue a lavarse el rostro y mojarse un poco el cabello. La caída libre le había desarreglado el cabello.

Antes de salir de la habitación buscó su tableta y no la encontró, solo para recordar que Entrapta se la había llevado, junto con toda la información de la carpeta roja. Bufó un poco exasperada, pero agradecida al mismo tiempo. Ahora tendría que buscar a Entrapta a la antigua. Solo esperaba que se estuviera quieta en su laboratorio, que no estaba lejos al menos.

Salió con su rumbo en mente. Iba acomodando sus ideas poco a poco. Con los magicats a salvo en Luna Brillante, podía concentrarse en continuar con su plan, después de esta desviación. Los experimentos de Hordak con un nuevo portal la obligaban a actuar más deprisa de lo que quería.

Las ventajas de tener a Double Trouble asumiendo su papel dentro de la Horda eran claras. Pero al final, el hecho de renunciar abiertamente a la Horda era no crear un hueco de poder entre los hordianos. De pasar eso, todo sería más complicado. Porque una vez muerto Hordak, habría más cabecillas que cortar y Catra no quería enfrentarse a una hidra con múltiples cabezas, si no matar a la serpiente de un solo tajo.

La psicología del hordiano promedio era muy sencilla. Saluda a tus superiores, trabaja y aplasta a tus inferiores. Y si tienes la oportunidad de volverte uno de los superiores, tomarla con toda la celeridad posible.

Llegó al laboratorio para encontrarlo vacío, pero por lo menos Entrapta había tenido la decencia de dejar su tableta con un mensaje a plena vista diciendo que la viera en Darla. Catra miró el desastre de botellas de gaseosas y cables y pantallas faltantes. Se acercó hasta uno de los diferentes sets de trabajo que tenía Entrapta y se dio cuenta que era un modelo a escala de Plumeria, reino en el que en realidad nunca había estado. Solo lo reconocía por los mapas topográficos y las imágenes que había visto de la Flor de Corazón y la "ciudad" de Perfuma.

En la maqueta, se veían las tiendas de campaña que se tomaban por casas y centros sociales. Entrapta tenía además modeladas algunas casas y otros edificios que Catra no se puso a diferenciar, pero tenían la mano de obra de Bow por todas partes. Había más planos esparcidos al rededor, y Catra reconoció con cierto gusto que Entrapta tenía muchos proyectos en los cuales distraerse con facilidad. Y aparentemente no se distraía sola con ellos. Catra tomó nota de que tenía que adelantar tropas a Plumeria desde Luna Brillante para movilizarse más rápido hasta la Zona del Terror en cualquier momento.

Gracias a la pared de pinchos y vainas que Perfuma había levantado, era una zona bastante defendible junto a la impenetrabilidad de los Bosques Susurrantes.

Catra llamó a Juliet con el pad de caminó a Darla. Con el gusto que le daba estar en la nave. Le hizo saber que ninguno de los magicat tenía permitido dejar siquiera el castillo para ir a las partes más alejadas de Luna Brillante, ni siquiera a los campos de entrenamiento, y que le dejara bien claro a la guardia que cualquier error sería directamente reportado a la Comandante. Recibió un rápido reporte del estado de la movilización de sus fuerzas y Catra le dijo que estuviera al pendiente de más órdenes en cuanto hablara con la Princesa Entrapta. Colgó y entonces llamó a Rogelio.

—Rog— Pero le contestó Kyle.

—Ho-hola, Catra. Comandante— La saludó nervioso.

—Hola, Kyle— Saludó hastiada —Pásame a Rogelio— Ordenó.

—Él está dormido… Si quieres yo podría…— Catra podía ver detrás de Kyle la habitación que compartía ahora solamente con Rogelio, ya que Scorpia se había mudado a la habitación que era de Catra, en un principio con Entrapta, pero después Entrapta simplemente dormía en el laboratorio o en donde sea que durmiera, Catra no estaba muy segura.

—Necesito a Rogelio, Kyle. Y tú deberías estar en la prisión— Le dijo Catra llanamente.

—Oh… Está bien, deja…— La gata vio la preocupación en la cara de Kyle por su amigo. Rogelio había corrido toda la madrugada al lado de Catra y Scorpia sin desfallecer y a su ritmo. No se había quejado ni una sola vez y después había pilotado de regreso. Se había ganado su descanso.

—Espera, Kyle— El chico había dejado en algún lado la tableta para presumiblemente despertar al lagarto, pero regresó a la vista de Catra —Dentro de una hora quiero que Rogelio me busque en mi habitación— Tal vez no era mucho pero era lo que podía dar por ahora. Si las noticias con Entrapta iban bien, quizás podría llamar de nuevo y darle más tiempo. La faz de Kyle se iluminó.

—Gracias, Catra. Se lo diré— Sonrió el rubio.

—Y Kyle, espero un reporte de tu ausencia en la prisión— Pero le dedicó una pequeña sonrisa. Kyle se sonrojó por no atender directamente sus deberes. Catra cortó la comunicación.

Catra ya estaba por llegar al jardín donde Darla reposaba, solo le faltaba atravesar un último arco y pasar al último par de guardias. Desde un pasillo perpendicular se le acercaba Nube Oscura y la felina apretó el paso.

—¡Catra, espera!— Nube intentó alcanzarla, pero los guardias le cerraron el paso.

Catra ni siquiera se molestó en mirar atrás. Esa salida también daba a los campos de entrenamiento, donde un grupo de rebeldes y guardias sudaban, y por tanto estaba fuera de los límites que les había impuesto a los magicats.

Nube cerró los puños con resignación. No luchó contra los guardias y ellos la dejaron en paz. Nube conocía bien Luna Brillante, para regresar a las principales instalaciones, Catra tendría que volver a pasar por aquí. Tenía que descansar y no tenía otra cosa que hacer. Brincó con cierta dificultad hasta un rellano entre las altas columnas y se dedicó a mirar los ejercicios de los entrenamientos y a su hija alejarse de ella. Los guardias la veían a ratos. No querían sufrir la ira de la comandante y esperaban impacientes por el cambio de turno.

Pudo verla desplazarse hasta el jardín donde se levantaba una extraña estructura de metal, que desplegó una rampa y se tragó a su hija. No pudo evitar inquietarse, pero supuso que era normal porque ninguno de los guardias que miraba hacia el campo de entrenamiento reaccionó.

Catra entró en Darla y caminó hasta el puente, en donde, bajo las instrucciones de Entrapta, Bow y Scorpia ya habían acomodado las pantallas y cables que habían llevado, la princesa de Drill todavía estaba dando algunos ajustes cuando Catra llegó.

—Entrapta, ¿para qué es todo esto?— Pero Entrapta no contestó, siguió trabajando y Catra le lanzó una mirada inquisitoria a Bow, que se aliviaba de verla entera, pero se encogió de hombros.

—No nos ha querido decir nada— Dijo el arquero.

—Gata salvaje, me da tanto gusto ver que estás bien— Dijo Scorpia con genuino placer y abrazó a Catra, que la toleró unos segundos y después luchó por liberarse.

—Sí, bueno, suéltame, Scorpia. Espacio personal— Gruñó.

El indicador de la Black Garnet subió su valor a 56 puntos y Entrapta hizo la anotación sin dejar de trabajar. Sus valores la última hora habían variado entre el 25 y el 40, nada muy alto. La nueva piedra rúnica subía su valor lentamente, ahora estaba en el 17.

—Lo siento, Gatita— Catra le siseó. Con DT llamándola así tenía suficiente. Scorpia no dejó que la afectara porque ese siseó no era en serio, ya lo sabía.

Perfuma había terminado de preparar las bebidas y los bocadillos y las estaba ofreciendo con toda gracia y alegría.

—Saludos y bendiciones para ti, Catra. Déjame compartir contigo que nunca había visto nada igual al funeral de tu pueblo. Fue muy hermoso. Me encantaría hablar contigo y con ellos para conocer más del rito y realizarlo así en Plumeria— Esto no era para nada lo que Catra se había imaginado de venir a hablar con Entrapta.

Le costaba un poco de trabajo ser tan tosca con Perfuma como con las otras porque abiertamente le había dicho que era su amiga. Lo mismo que Bow, que le sonreía confirmando las palabras de Perfuma, igual que Entrapta que podía concentrarse tanto como Catra en las operaciones, o Scorpia, que fuera de sus abrazos sorpresivos, ya se sentía cómoda con ella.

Glimmer se apareció en medio del puente y Catra volvió a sisear y esponjar la cola, ya que no lo esperaba para nada. Por lo menos la libró de responderle algo justo ahora a Perfuma.

—¿Qué haces aquí, Chispitas?

—Oh, Catra…— Recordó el fantasma de la caricia de la cola de Catra y Glimmer retiró la mirada, para la ligera confusión de la gata —Entrapta me mandó un mensaje, pero apenas lo vi y aquí estoy— Dijo al fin.

—Ya que estamos todos ¡Comencemos! He hecho avances importantes en mi investigación de las piedras rúnicas, y Glimmer estuvo muy interesada en mi proyecto anoche, por eso la llamé— Explicó Entrapta y todos le pusieron atención, y Catra le lanzó una mirada exasperada —Además ¡Algo maravilloso sucedió! En los doce años que llevo investigando y recabando datos de las piedras rúnicas, nunca había pasado esto. ¡Apareció una nueva!— Y les mostró la pantalla con la nueva información. Ahora el valor estaba en 19.

—¿Qué?— Dijo Glimmer.

—Explica eso— Pidió Catra, interesada muy a su pesar.

—Hace un par de horas, apareció una nueva piedra rúnica. Simplemente su poder se encendió y el sistema la registró, poco a poco gana potencia. Según mis cálculos, en otras ocho horas estará al nivel del resto de las piedras si se mantiene este ritmo— y les enseñó la estrella de nueve puntas roja.

—¿En dónde está?— Preguntó Catra.

—Oh, claro. Darla, despliega la ubicación de la nueva piedra, por favor.

—Escaneando— Darla mostró una esfera que representaba al planeta y un triángulo que se movía por la esfera —Piedra rúnica encontrada. Denominación: Rubí de Sangre. Ubicación: Reino de Media Luna— Explicó con su voz monótona y amable.

El triángulo se detuvo sobre unas montañas, del lado contrario de los Bosques Susurrantes que Plumeria. No tenía salida al mar y estaba relativamente más cerca de la Zona del Terror que de Luna Brillante, formando un rombo con esos otros tres territorios, siendo Luna Brillante y la Zona del Terror las puntas más distantes entre sí, con Thaymor ligeramente al centro.

—¿Esto tiene que ver con lo que está haciendo Hordak?— Saltó Glimmer.

Todos miraban con diferentes emociones el holograma de la estrella roja.

—No. Esto no tiene nada que ver con Hordak— Cuando esa runa gigante salió de entre Nube Oscura y Catra, además de liberar a los magicats del tal Hechizo de Silencio, debieron despertar también a la piedra rúnica.

—¿Cómo lo sabes?— Preguntó fascinada Entrapta. Ella todavía no estaba del todo segura.

—Porque… Es de los magicats. Tiene que ver con su liberación, no con Hordak— Escupió Catra sin querer entrar en detalles y molesta porque le recordaron su altercado con Nube Oscura —¿Ya podemos dejar de jugar con las piedras? ¿Qué conseguiste sobre el portal de Hordak?— Entrapta se desanimó un poco. Ella quería seguir hablando de las piedras.

—Estuvimos revisando toda la noche, y es cierto que Hordak está construyendo una nueva máquina del portal, pero todavía no la tiene lista. No sé cómo es que ha podido reparar todo tan rápido…— Dijo Bow, que no quería que Entrapta decayera.

—Yo sí— Intervino la princesa de Drill —Seguí trabajando junto con Samantha después de que te fuiste, Bow, y al final pudimos saber la razón por la que Hordak está avanzando tan rápido— Entrapta hizo una pausa porque recibió el cupcake que Perfuma le ofreció con una sonrisa, pues tampoco quería que se desanimara.

—¿Quién es Samantha? Y deja de darle vueltas— Entrapta se puso a teclear y una esfera más pequeña y de color morado apareció junto a la esfera de límites rosas que seguía mostrando la ubicación de Media Luna de Darla.

—Ella es Samantha. Es un sistema que estoy desarrollando tomando de base el sistema de Darla, para usarlo en las comunicaciones y las armas de la Rebelión, además de ayudarme a procesar todos los datos que recopilamos. Aunque todavía no tiene la potencia de Darla, necesito más cristales de los Primeros…

—Trapta, es mejor regresar a lo de Hordak.

—Oh, sí. Gracias, Bow— Y la sonrisa que compartieron el moreno y la princesa de coletas fue una revelación para Glimmer. Tenía que concentrarse —No entendía cómo es que Hordak estaba trabajando tan rápido. Sus cálculos y su tecnología no eran suficientes… Ingresé al sistema de la Zona del Terror en cuanto volvió la energía, y estuve revisando sus fórmulas y apuntes. Alguien más las estaba revisando al mismo tiempo, y corrigiendo poco a poco los errores que Hordak y yo no habíamos visto en el portal anterior. No solo en esos cálculos había correcciones, si no en el trabajo para potenciar la energía que la Zona del Terror es capaz de producir y concentrar. Nuevas aleaciones que nadie en Etheria había descubierto, una variación menor concentrada en los cronones, hodones y fotones para minimizar el recorrido en la cinta invertida de moebius y poder desdoblarla en otra…—

—¡Entrapta, lo estás haciendo de nuevo!— Le dijo Catra —Pero está bien…— Volteó a ver a todos por si alguien más se había perdido —¿Alguien está ayudando a Hordak? Por eso es capaz de avanzar tanto. Ese idiota no puede hacer nada solo, solo balbucear sobre el Hermano Mayor… ¿Quién es¡— Cuestionó Catra, y Glimmer también quería saber.

—No lo sé… Su rastro es tan limpio como el mío… Si no hubiera visto el mismo archivo que yo al mismo tiempo, tal vez no hubiera podido detectarlo. Por eso necesito a Darla, con sus procesadores podremos espiar y atacar a la otra parte desde dos puntos diferentes— La mirada de Catra al principio era de molestia, pero conforme Entrapta revelaba su plan de ataque, una sonrisa peligrosa se pintó en su faz.

—Muy bien… Con los avances que tiene Hordak hasta ahora ¿Cuánto tiempo tenemos antes de que lo intenté otra vez?— Volvió a preguntar Catra.

—Con las estimaciones actuales y los reportes de Lonnie y Double Trouble sobre el estado general de la Zona del Terror…— Decía Entrapta mientras ingresaba datos —Dentro de tres o cuatro días. Tiene que reparar las fraguas y los cables fundidos del intento de anoche.

—Espera, ¿eso quiere decir que puede activar el portal sin la espada?— Esta vez fue Glimmer la que preguntó. La mirada de todos se ensombreció cuando comprendieron las implicaciones.

—Los valores mejorados en las fórmulas de Hordak que la tercera parte está corrigiendo, demuestran que un portal independiente de la espada es posible— Susurró Entrapta.

—¿Pero cómo es posible? Ni siquiera tú y Hordak trabajando juntos pudieron corregir eso…— Bow estaba muy concentrado —Tiene que ser alguien mucho más inteligente, y con grandes recursos para poderse meter en el sistema sin que ni siquiera nosotros lo detectáramos— Siguió el arquero.

Catra estaba tratando de enfocarse solamente en los datos. En la sospecha. Porque no podían de verdad estar hablando de todo lo que había llevado a la muerte de Adora. Entendía que era crucial, pero no podía dejar de lado las últimas consecuencias de esos sucesos. Entonces recordó algo de lo último que había hablado con Hordak.

—Hordak dijo que había logrado enviar un mensaje durante… Que pudo mandar un mensaje al otro lado, y que el resto del ejército hordiano llegaría en cualquier momento— Ese escenario parecía todavía peor —¿Y si… el Hermano Mayor está manipulando la información de Hordak para poder abrir el portal?

Bow abrió los ojos con sorpresa y Entrapta dejó de teclear, considerando las nuevas variables.

—Podría ser posible que desde el otro lado lo estén haciendo, pero…— Empezó Entrapta.

—No importa— Dijo de pronto Glimmer —No importa quien sea, lo único que importa es detener a la Horda de una vez por todas, cortar sus recursos e impedir que construyan esa máquina. De ese modo todo esto terminara— Por una vez, Catra tenía que estar de acuerdo con ella. Aunque odiaba admitirlo, ella quería saber quién había sido capaz de burlar sus planes y potenciar a Hordak, pero eso podría averiguarlo una vez Entrapta pudiera destripar a gusto la Zona del Terror.

—Tres días son más que suficientes. La movilización ya ha empezado. Al amanecer del tercer día, aplastaremos la Zona del Terror— Perfuma y Scorpia se miraron con miedo y pesar. Estaban volviendo al escenario del concilio de anoche.

—Catra, con la ayuda del poder de las piedras rúnicas mañana mismo podríamos atacar—

—Dije que no, Glimmer— De algún modo, al estar Scorpia con Perfuma y Bow con Entrapta, Glimmer y Catra habían terminado cerca una de la otra en un lado del puente, encarando a los otros cuatro. Ahora Catra se volvió a la reina para que la escuchara bien —Nadie se va a acercar a las piedras rúnicas. No vamos a usar el Corazón de Etheria.

—¿Podrías escuchar por una vez en tu vida? ¿Por qué estás tan cerrada?

—¡Porque Adora no quería, y ella tampoco quería abrir el portal en primer lugar! ¡No la escuché y mira lo que pasó!— La tregua entre ellas había terminado. Otra vez eran Comandante y Reina.

Glimmer fue capaz de ver de todos modos el dolor en las facciones de Catra. Sus orejas aplastadas, la cola moviéndose furiosamente, la herida que seguía abierta en su mano, que la movía al gesticular. Glimmer derramó lágrimas por lo que iba a decir.

—Adora ya no está. No puede saber lo nuevo que hemos descubierto. Tenemos que seguir adelante. Si Hordak no está manipulando la Black Garnet para generar energía, como creíamos anoche, eso quiere decir que toda la actividad que está teniendo tiene que ver directamente con la magia. Si no lo reparamos, el Corazón podría estallar en cualquier momento. El planeta no está equilibrado— Glimmer tenía puntos que Catra no podía pasar por alto. Pero no daría a torcer su cola. Ella no se pondría a llorar frente a todos otra vez, no cuando ya se había desahogado en su habitación.

—¿Qué quieres decir con toda la actividad que está teniendo la Black Garnet?— A Scorpia le gustaría mucho que dejaran de hablar de eso. La inquietaba de algún modo.

—Eso es lo que quería decirte anoche cuando iba a tu habitación… Descubrí que la Black Garnet ha tenido mucho más actividad los últimos meses, con respecto a hace un año, y mucha más con respecto a hace cinco años— Entrapta pudo desplegar los valores en una gráfica de barras y puntos, al lado de la gráfica de barras que estaba midiendo todo el tiempo el poder de las piedras. En ese momento la Black Garnet tenía solamente una actividad de 17 puntos, y el Rubí de Sangre ya había subido a 21. La estrella azul que pertenecía a Frosta, era la más activa con 67 puntos, así que seguramente la princesa estaba usando sus poderes.

—¿Y Hordak no la está usando, verdad?— Eso era lo que Glimmer había entendido entre las tecnicidades de Entrapta.

—No, de momento toda la energía que usó proviene de los generadores de la Zona del Terror— Confirmó la princesa de Drill —Pero todavía faltan datos para saber con certeza qué es lo que está provocando la actividad en la Black Garnet— Quiso puntuar Entrapta.

—Pero si Hordak no es el que lo está provocando, hay menos razón para usar las piedras. Nada señala que el Corazón pueda explotar pronto. Si ha estado así durante el último milenio, puede esperar unos días más. Cuando no tengamos encima la amenaza de un ejército que no conocemos, podremos concentrarnos en eso— Decidió Catra.

Glimmer de verdad estaba intentando razonar con ella. Por lo menos ninguna estaba gritándose ya. Se tuvo que morder duro la lengua para no soltar que ella ya había ido con Light Hope y conseguido toda la información que necesitaba. El que Entrapta confirmara que Hordak no tenía nada que ver con los flujos de magia, solo alimentaba las ideas de Glimmer de que tenían que usar el poder concentrado que tenían bajo sus pies.

Así que Glimmer ya no insistió y si Catra no estuviera tan cansada como para notar la fría determinación de la reina, le hubiera parecido extraño que Glimmer se sintiera así cuando parecía que había perdido otra batalla entre las dos.

—Scorpia, necesito que vayas con Perfuma a Plumeria para movilizar las tropas que vamos a enviar para allá…— Catra empezó a dictar órdenes para que las operaciones empezaran y poder ir a dormir mientras los preparativos avanzaran.

Glimmer se quedó para enterarse de primera mano de todas las indicaciones. Y aunque no era su idea principal atacar con sus ejércitos la Zona del Terror, supuso que no estaba mal tener un plan de respaldo. Así que en vez de presentar peros a las indicaciones de Catra, se encontró ofreciendo alternativas. Nadie conocía como ella misma los Bosques Susurrantes, solamente tal vez Bow. Así que entre los dos le estaba ayudando a Catra a planear la ruta de avance y los principales puntos de encuentro a los límites de la Zona del Terror.

La reina estaba un poco más fresca que Catra, y recordaba mejor algunas cifras y puntos críticos que se habían tratado en la reunión del día anterior, no todo había sido su pelea acerca de Octavia. Raciones, insumos, armaduras, números de heridos por atender todavía, eran cosas que Catra sabía, pero su mente nublada no lograba recordar del todo. Tanto Glimmer como Entrapta la ayudaban cuando se atoraba con los datos.

Bow miraba aliviado como parecían estar mejorando las cosas entre ellas.


Yey!

Ya están aquí!

Por favor, quiero saber sus opiniones de la interacción de Catra y Glimmer!

La plática entre las mamás me gusto, pero la otra parte la dejamos para el otro cap, que este ya estaba quedando demasiado cargado.

Los cronones y los hodones, o cronón y hodón, no son invención mía XD ni la cinta de moebius. El cronón es la unidad mínima de tiempo que cualquiera pudiera medir, o tiempo plank, el hodón es la unidad mínima de espacio que se puede medir, o espacio plank, los dos se miden y basan en la velocidad de la luz, por tanto fotones. También un poquito de física cuántica.

Y la cinta de moebius invertida es la figura con la que Tony Stark representa el Tiempo, y así poder crear el "GPS" espacio-temporal.

Después de mi momento nerd, les comparto que estoy viendo si hago yo misma el dibujo de algunos magicats o comisionarlo, así que eso sigue pendiente. (no me salen las malditas caras XD)

Carpe Diem