Hola!

Dirán que con que cara me presento después de más de tres meses por estos lares, pero es que han sido meses tan largos y tan cortos!

Cortos en el trabajo, cuando veo, ya es viernes de nuevo, y las semanas se van como agua, y fuera del trabajo, parece un borrón. En fin, entre esos borrones he logrado escribir algo aquí y algo acá, así que se vienen más OS Angst para Nightmares y los que faltan para terminar Better Person.

De igual modo, les traigo unas Notas bastantes largas XD pero creo que son necesarias al inicio del cap.

Bueno, primero hablemos de cosas no directamente relacionadas con esta historia.

Por SPOP he cometido pecados que había prometido no hacer... Descargué tiktok XD jaja es parte de mi desaparición de las historias, no voy a decir que no.

Y también descargué Spotify! No sabía que ND Stevenson había hecho listas de reproducción para algunos personajes. Todavía no las escucho todas, pero Perfect para Bow... uuf, ayuda a entender perfectamente cómo era su sentimiento hacia sus papás.

Y ahora sí, podemos pasar a cosas que atañen a Adora no está.

Primero empecemos por unos funfacts o datos curiosos.

Como tal vez recuerde, esto era un one shot, y creció. Así que no me complique con el título ¿recuerdan a ese profesor que les dice que el tema no es título? pues ese día me lo pase por el arco del triunfo. He pensado cambiarle el título a la historia, pero sigo sin saber cómo llamarla entonces.

Al principio, cuando la promocionaba en los grupos de face, había gente que hacía broma con la canción de "Laura no está", y yo tenía años (por cierto, para quien no sepa, acabo de cumplir 30, no sé si eso les pueda dar cringe o algo así, así que mejor lo aclaramos de una vez) aaaños de no escuchar esa canción. Así que la escuché, por recordarla. y porque una época de mi vida, tuve una "Laura" y una persona a quien le cantan en la canción. Y es horrible. Pero de ahí no pasaba. Pero conforme avanzaba la trama, me di cuenta que sí, Adora no está, y a lo mejor Catra no lo supere nunca, pero sí está Glimmer. Así es como llegamos a un punto importante de esta historia.

Ya he comentado que el romance no es para nada lo central, pero el romance es parte de la vida, y las historias reflejan la vida. Así que un poquito de ships, de romance, no le hace daño a nadie.

Ahora, yo adoro el glitra, se me hace super explosivo y tóxico e intenso, tanto para mal como para bien. Y casi no aguanto el glimmadora, porque aunque no dudo que Glimmer tuvo un crush con Adora entre la primera y tercera temporada, no las veo más allá de mejores amigas. Yo. Eso no me impide disfrutar de historias glimmadora, arte o de yo misma utilizarlo como recurso para mis historias. Así como en "La Chica" hay glitradora, aquí hay un implícito Glimmadora, o al menos sentimientos más profundos de Glimmer por Adora.

Me encanta haber sido capaz de plasmar que Glimmer vea similitudes entre Catra y Adora, pero que no se vea como algo más. La sola realización de que Adora tenía a una mejor amiga antes de Glimmer y Bow. Vaya, claro que habrá lectores fantasmas que hayan visto más allá, pero de ustedes no conozco la opinión.

Dicho todo esto; es muy probable que la canción que era broma, termine siendo muy aplicable al final. Por eso por allá del cap 7 les dije que mi beta había optado por Chernobil. Yo, de manera personal, estuve tentada de hacer esto un Bowtra, es mi ship culposa. Algún día les haré una historia. ¿Quién mejor que Bow para demostrarle a Catra que la vida es hermosa y vale la pena ser vivida? Obvio, solo porque no está Adora. Sería muy complicado crear una relación sana a partir de las cenizas de otro amor. Si Catra y Glimmer terminan juntas, será eso: un endgame como en la serie. Pero no bonito.

"Adora no está, eso lo sé
Y no la encontraré en tu piel
Es enfermizo. Sabes que no quisiera
Besarte a ti pensando en ella
Esta noche intentaré una tregua
Ya no quiero pensar más
Contigo olvidaré su ausencia".

Sin embargo, con la introducción de los magicats, ahora veo otro camino para Catra, y también por los comentarios que hubo de que preferían ver a Catra con mi OC, Kaphiri, que con Glimmer. Peeero todos estos son supuestos, a lo mejor pierda lectores, y prefiero advertirlos. Tampoco es seguro que Catra terminé con nadie, yo creo que lo único seguro es que habrá situaciones e interacciones entre las mencionadas para el posible desarrollo de "algo más".

Cualquier cosa es posible. Y dentro de eso hay cuatro caminos probables para Catra, y no, ninguno es el Bowtra. Yo no sé bien a bien como vaya a terminar esto. Además de eso, creo que alguien más va a morir, pero todavía no sé quién ni por qué o cuándo. No quiero a nadie más muerto, eso sí.

También quisiera abrir un paréntesis, lo bonito de que está historia no tenga ningún scrip es el suspense en el que vivo jaja por otro lado, a veces hay cosas que quisiera haber manejado mejor o haber tenido más interacciones. Dos menciones para eso.

Los animalitos mágicos, el tema no era solo manejarlos como meras mascotas, y en especial a Treeleaf, su papel era obligar a Catra a enfrentar la realidad de la perdida de She-ra, y es un arco que se va a retomar ahora que ya pueden "hablar", y va de la mano con los avistamientos sospechosos en los Bosques Susurrantes, es decir, la perdida de She-ra afecta al planeta y hay que recuperar el equilibrio. Creo que eso es todo por ahora.

Una cosa más. Esta nota la había escrito desde hace como dos semanas, pero ahora tengo que agregar que el cap estaba quedando muy largo, y tuve que cortarlo, porque no quiero perder nada de lo que he plasmado, y no quiero seguir sin actualizar... y tampoco sé que tan bien queda un cap de más de 15mil palabras...

Oootra cosita! El recuento de las horas es más que nada para que no me perdiera en la narración. La hora cero es al amanecer del tercer día, o las seis de la mañana.

Pues ya, los dejo con el cap 28. Enjoy!


Capítulo 28

"Mucho más que amistad"


30 horas para el ataque.

El siguiente reporte de Lonnie fue escueto y sencillo. Tenía sueño y estaba cansada. Hordak parecía no dormir y estaba haciendo a todos trabajar turnos dobles, necesitaba las fraguas calientes y trabajando para reponer todos los cables fundidos, que eran en este punto su principal problema técnico.

29 horas para el ataque.

Catra estaba con Entrapta en la nave. Bow también seguía ahí. Cada quien estaba ocupado en sus propias cosas y solo estaban existiendo juntos. Sin embargo cada tanto Catra podía escuchar un chillido emocionado de cualquiera de los dos, seguidos de un murmullo exaltado mientras intercambiaban impresiones. La magicat se sorprendió cuando entendió que estaban murmurando por consideración a ella, que le gustaba trabajar en silencio.

Estaba esperando a Rogelio para terminar su asignación, mientras revisaba los documentos que se habían acumulado en tan solo el plazo de un día. Los números de la Rebelión aumentaban cada día, en todo sentido. Sí, más voluntarios eran más manos contra la Horda, pero también menos gente trabajando en otras cosas necesarias.

La Comandante había tenido que aprender sobre la marcha lo que Adora había aprendido durante años de clases adicionales a manos de Shadow Weaver. Pero el método de Shadow Weaver estaba obsoleto. Su burocracia no era más que un modo subrepticio de mantener más poder, real o imaginario, dentro de la Horda. En lugar de poner a trabajar todo el sistema de la manera más eficiente posible, tenía procedimientos revolventes que solo incrementaban los pasos a seguir para finalizar un proceso, donde casi a cada paso, se necesitaba su aprobación para poder continuar. Catra había eliminado mucho de esos segundos procesos y no solo el papeleo se había reducido, todo fluía como un tanque bien engrasado.

La Rebelión tenía un sistema burocrático no tan largo ni cansino como lo había sido el de la Horda, y funcionaba. Catra había aprendido rápidamente, gracias a las notas extendidas de Adora, mucho del sistema, y se había dado cuenta que mucho del trámite era por viejo protocolo, al que nadie le había dado una revisada en el último milenio, por lo visto. Justo como el Baile de las Princesas, era el ejemplo perfecto para describir la burocracia de la realeza. Con su experiencia de la Horda, había simplificado procesos y había terminado haciéndose cargo de todo lo administrativo tanto de la Alianza, como de la Rebelión, que podía parecer la misma cosa, pero no.

La Horda, gracias a su tecnología, era mucho más fácil de llevar, desde los Capitanes de la Fuerza hasta los cadetes, sabían usar el sistema y las pantallas de ayuda que estaban casi en cada pasillo de la Zona del Terror, cada uno tenía un usuario asignado, con diferentes niveles de autoridad, y de ese modo la información fluía mucho más simple, lo que hacía gruñir a Catra de exasperación, cuando se dio cuenta que la información que generaban los soldados, era luego vuelta a procesar y capturar por los sargentos, para ser revisada otra vez por los Capitanes, en un nuevo formato, que no podía trasladarse directamente de la información que capturaban los sargentos. Era insufrible. Por eso había cambiado el proceso: los cabos primeros, los encargados de cada pequeño escuadrón, ingresaban los datos, los sargentos la pulían y revisaban, solo para ser aprobadas por los Capitanes, ya sin generar segundos o terceros formatos, y ya que todo estaba estandarizado, el sistema era capaz de generar diferentes reportes, según lo que se necesitara calibrar.

Llevar a la vieja Alianza de Princesas a ese nivel, era un proceso que ni Catra ni Entrapta podrían soñar cumplir en solo unas semanas. Aunque se contaba con algunas tecnologías dentro del castillo, seguía siendo rudimentario y la infraestructura estaba muy atrasada. Drill era el único reino con la tecnología con la que Catra había crecido. De momento, era mucho más práctico implementar solamente algunas estaciones estratégicas, como en la oficina de Juliet, en el pasillo principal donde dormían y habitaban el grueso de las fuerzas de Luna Brillante en la base del castillo, los cuarteles y proveer a cada princesa de su propio dispositivo móvil.

La llamada Rebelión, como había descubierto Catra, era un ejército de voluntarios en su mayoría, las únicas fuerzas militares como tal pertenecían a Luna Brillante y los pequeños poblados que la rodeaban y estaban bajo su protección a cambio de ciertos impuestos. Por eso es que La Rebelión tenía un Comandante que dependía de Luna Brillante, pero que no podía ser la Reina. La Alianza, por otro lado, representaba un Concejo formado por las diferentes Princesas que lo integraban y sus reinos se unían como aliados libres e independientes (Luna Brillante tomando un papel de árbitro que poco a poco había ido ganando más en influencia) con el principal fin de destruir a la Horda, pero con los años y los únicos otros reinos que lo componían eran Whirltania y Fernrete, los territorios de Spinnirela y Netossa respectivamente, la Alianza había adquirido peso comercial y político en sí misma.

En su afán de conseguir recursos para soportar sus propios reinos, a la Rebelión y a los desplazados por la guerra, la Alianza ofrecía mejores tipos de cambio y estimulaba el libre intercambio de recursos entre reinos vecinos en vez de una actividad comercial individualista, que siempre era posible de todos modos.

Con la toma de Drill durante poco más de un año que estuvo Entrapta en la Horda, la Alianza y la Comunidad de Fabricantes, habían perdido a su principal proveedor de metales y minerales, y eso había afectado mucho la economía de algunos otros reinos. Con la adición de Salinas, Plumeria y el Reino de las Nieves, así como la reinserción de Drill, la Alianza era la entidad económico-política más fuerte del planeta, y el único motivo por lo que eso no representaba una amenaza directa a la Horda, era por su austeridad y autosustentibilidad hasta cierto punto.

La Horda no tenía una economía como lo entendían el resto de los reinos y Estados. Nadie tenía un sueldo. La Horda proveía todas las necesidades básicas, a veces pobremente, pero es lo que había. Había trueques materiales dentro de las filas, pero Catra solamente empezó a familiarizarse con el tema del "dinero", hasta que había salido al mundo, literalmente, al Desierto Carmesí. La Horda tenía dinero gracias al saqueo de la fortuna del Reino Escorpión, a Media Luna y las siguientes villas y poblados menores en ir cayendo, que solo ocupaba para dar recompensas a mercenarios y poco más.

La llegada de nuevos voluntarios y la disposición de recursos, estaba obligando a Catra a mandar a soldados relativamente lesionados a realizar otras labores, ya que disponía de personal más capaz (entiéndase "sano") para enviar al frente. Seguía leyendo reportes e informes, cuando llegó Rogelio, a quien los otros dos en la nave solo saludaron.

—Te tomaste tu tiempo— Lanzó Catra. Rogelio gruñó una disculpa.

El lagarto había aprendido en poco tiempo que era mejor no contradecir a Catra, y solamente ir al grano, aunque ya no era esa granada, que no sabías si tenía el seguro puesto o alguien más ya la había detonado y solo cabía esperar la explosión, a quien le tocase. E intentar cubrirse. No, ahora estaba mucho más estable, y escuchaba. Casi siempre. A veces.

Rogelio le ofreció el paquete de informes que llevaba en las manos y se quedó de pie esperando que Catra leyera la información. Eran fichas de prisioneros. Entrapta podía descargar la información de cualquier soldado hordiano y así es como los tenían controlados en la prisión, que ya albergaba a casi nueve mil prisioneros, un tercio de las fuerzas de la Horda.

Existían soldados, que como Huntara, alguna vez habían pensado en desertar a la Horda, pero al no conocer nada más, se quedaron y siguieron combatiendo en algo que no creían, otros más, no tantos, eran como Adora, que de verdad creían en el bien mayor, otros muchos le temían a Shadow Weaver, a Hordak y después a la misma Catra, y solo por eso seguían en sus filas. Así que había muchos soldados que estaban mucho más felices en la prisión de la Rebelión, que lo que habían sido en la Horda, con dos comidas calientes al día y otros dos refrigerios, mucho mejor que las dos comidas a base de barra de raciones que tenían en la Zona del Terror.

Entre el trabajo de Rogelio, Catra, Bow y la ayuda remota de Octavia y Lonnie, ahora tenían algunos perfiles armados de candidatos que podrían salir antes de la prisión y prestar servicios a la Rebelión y la Alianza. Ya había algunos, como el sargento Ayden, que después de hablar con Catra, ahora era un prisionero ejemplar, tal como había sido un soldado ejemplar. Catra no podía creer que apenas hayan pasado poco más de dos días desde aquella pelea en la prisión con Glimmer. Después de todo lo acontecido, al fin Rogelio tendría tiempo de echarle un vistazo a los reportes de supuestos prisioneros subversivos.

Y justamente, ahora Catra podía atender lo que le pidiera hace casi una semana, estaba analizando las fichas de los doce primeros prisioneros que pasarían al servicio activo de la "Guardia de Catra", todavía estaba trabajando con el nombre. Era una suerte que hubiera pensado en eso. Si era una princesa, nadie podía negarle el derecho de una corte y una guardia, aunque Catra no quería una corte como tal, tener algunos guardias capaces valía la pena. En la Horda le había bastado con su equipo de cadetes, pero ahora ellos estaban distribuidos en importantes tareas, que ya no dependían ni total ni directamente de Catra. Como Kyle, asistiendo milagrosamente a la Comunidad de Fabricantes a mejorar las armaduras de la Rebelión y a ir extendiendo lentamente las comunicaciones. Y Lonnie, que pasó de ser una rival antagonista de Catra, a una especie de subordinada, aliada, amiga, a una Capitán de la Fuerza más capaz que la mayoría, con un sentido común bastante práctico y tajante. Rogelio, disciplinado, fuerte, confiable, un gran trabajador, sabía hacerse obedecer sin recurrir a la fuerza y por eso era el mejor dirigente que la prisión podía tener, entendía a los jóvenes cadetes que Hordak había mandado al frente y como ya no era tan joven ni impresionable, no cedía ante los soldados veteranos.

Entrapta… Catra jamás se había imaginado que Entrapta podría ser su Segunda al Mando, o su General, título homólogo dentro de la Rebelión. No solo la princesa estaba mejorando sus habilidades diplomáticas, pero había aprendido que dentro de los rangos militares no importaba que no tuviera el tacto necesario mientras fuera clara. Y teniendo que aprender a simplificar sus expresiones a un nivel no técnico, como al hablar con Catra y Scorpia, las primeras personas que se habían interesado en sus experimentos, podía darse a entender bastante mejor. Además Entrapta estaba deseosa de mostrar su compromiso, era sumamente eficiente.

Y Scorpia había demostrado que Shadow Weaver la había subestimado, como a todos. Aunque de título era una Capitana de la Fuerza, no ejercía, no tenía un equipo con ella y la usaban más como mensajera y para evitarse crear un montacargas eficiente. Aunque era excesivamente animada, en opinión de Catra, e ingenua, era diligente. Se había aprendido casi de memoria toda la Orientación para Capitanes de la Fuerza, para asombro de Catra una vez revisó el archivo personal de Scorpia. Lo único que le había faltado era experiencia. Aprender que la teoría puede darte un mapa para guiarte, aunque un mapa sin actualizar en el mejor de los casos, y cuando sales al verdadero terreno, habría que corregir el mapa, o adaptarlo. Pero de todos modos, era mejor tener un mapa desactualizado, que ningún mapa.

Ahora como Capitán de Infantería para la Rebelión, y un miembro en pleno derecho de la Alianza, Scorpia demostraba amabilidad y capacidad de trabajo, Catra de verdad jamás había vuelto a pensar que Scorpia podía ser intimidante después de ese primer encuentro, pero sí que podía. A Scorpia le divertía pelear, poner a trabajar sus músculos, y disfrutaba de entrenar a los nuevos voluntarios de la Rebelión y cualquiera que quisiera medirse con ella. Y con un poco de la dirección de Catra y Entrapta, estaba aprendiendo a llevar mejor el lado administrativo de ejercer de verdad.

Así que cada uno de los amigos y "subordinados" de Catra, estaban floreciendo. Necesitaba a nuevos subordinados, no quisiera admitirlo, pero el trabajo empezaba a sobrepasarla. Ojalá Catra fuera capaz de ver que en menor y mayor grado, todos ellos estaban creciendo y avanzando gracias a ella. Que su trabajo y las oportunidades que iba abriendo los beneficiaban a todos. Que Perfuma no era la única que pensaba que Catra podría ser una inspiración.

Y ahora surgía una nueva necesidad que cubrir. Los magicats parecían ser tan ceremoniales como el Reino de las Nieves y Luna Brillante, así que no dudaba que en poco tiempo, los magicats se vieran tentados de regresar a sus antiguas costumbres si de verdad eran la guardia, que les daba ese crédito, que fueran guerreros, ayudaba a entender un poco mejor su supervivencia a este punto. Si Catra ya tuviera a su propia "gente", no sería tan sencillo que los magicats quisieran imponerse.

Entre los doce seleccionados, había cuatro cabos de vara, y Catra entendía las razones de Rogelio para escogerlos, pero no quería causar problemas en la reciente rutina de la prisión, así que los descartó. Quitó a otros dos por ser demasiado jóvenes. Los tendría en la mira. Le quedaban seis, suponía que para empezar como una guardia personal y equipo, no estaba tan mal. Por supuesto, entre ellos estaba el sargento Ayden. Cuatro hombres y dos mujeres, entre ellos tres lagartos, dos humanos y una híbrida con apariencia de coyote.

—Ten, estos son los que tomaré por ahora— Le dijo dándole los seis escogidos. —Estos estarán a prueba. Necesito que escojas a más cabos de vara entonces. Los quiero listos mañana temprano para inspección en la prisión.

Rogelio afirmó y empezó a gruñir lentamente, para que Catra no pudiera pretender que no lo entendía.

—"He visto los últimos planes. Vamos a atacar. No quisiera que le pase nada a Lonnie"— Le dijo tranquilo.

—Ella estará en la retaguardia, supervisando las defensas. Me aseguraré que esté cerca de Hordak y DT. Pero si ella se lanza a la batalla…— Respondió Catra sin levantar la mirada de un reporte del número de insumos que necesitaba Salinas para seguir con el bloqueo por mar.

—"Entonces le diré que tenga cuidado".

—Sí, y necesito que sean cautos con sus comunicaciones… el pequeño espía de Hordak ha estado más activo que de costumbre— Dijo con odio reprimido en la voz.

—"Solo hablamos cuando sale a reportar. Pero lo tendremos en cuenta"— Puntualizó Rog.

—Bien—. Y Rogelio entendía que ese era el "gracias" más casual de Catra. Le dio una pequeña reverencia y se marchó para prepararse para su turno en la prisión y tener listas las solicitudes de Catra.

La gata terminaría de redactar algunas órdenes más para dárselas a los guardias de Luna Brillante y que las entregaran en la mañana.

28 horas para el ataque.

Mientras los Capitanes de la Fuerza dormían, Hordak seguía trabajando. Revisando y revisando sus anotaciones, las anotaciones que logró rescatar de Entrapta. No era un tonto. El súbito éxito de la Rebelión en las últimas semanas rompía con todo lo que había conocido de la vieja reina y las princesas. Estaba furioso. Era claro que Entrapta era tan preciosa para la Rebelión como lo había sido para él. Sus progresos técnicos no lograban compararse a lo que lograron juntos Entrapta y él, pero en cuánto ella se fue… lo traicionó, la Rebelión había mejorado. Entrapta había conocido sus secretos, se había abierto a ella, y lo más seguro es que tuviera alguna forma de seguir recabando información.

Ya no podía confiar en una sola cadena de mando. La única explicación posible para las emboscadas, las patrullas perdidas, el repentino mejoramiento militar de la Rebelión solo podía corresponderse con un espía. No podía confiar en nadie.

24 horas para el ataque.

Double Trouble reportó un avance significativo en la movilización de la Horda hacia el interior. Algunas patrullas habían divisado algo del movimiento por mar de la Rebelión y los Capitanes de la Fuerza habían ordenado una retirada y fortificación de las fronteras. Era el protocolo y la Segunda se vería sospecha si ordenara otra cosa. Le interesaba a Catra revisar mejor esas fortificaciones, para saber qué puntos atacar. Aunque sencillo, los reportes de Lonnie y DT la ayudaban a saber qué pedir cuando llegaba con Entrapta.

Esto quizás entorpeciera un poco el avance rebelde, pero la Horda no resistiría. Ya no tenían a dónde huir. Los técnicos estaban ocupados cumpliendo con las demandas de Hordak, por lo que sus robots no serían tan numerosos como podrían ser. La flota no alcanzará para defenderlos por mar. Poco a poco la pinza se iba cerrando.

Después del reporte, Catra se alistó y salió, con leggins negros y una blusa sin mangas de cuello alto roja, con su cinturón marrón para poder llevar su látigo y el ala dorada que simboliza su lealtad a Luna Brillante. Se puso la corona y se miró al reflejo de la cascada. "Reina de los magicats". Era un buen chiste. Cómo mínimo, tenía el suficiente sentido para notar todas las ironías de su vida. Solo un poco más, se repitió.

En vez de salir por la puerta, se lanzó al vacío desde su balcón, se giró y con el látigo y sus propias fuerzas, empezó a subir y subir. No había duda de que el mundo apenas despertaba. Subió a la misma torre donde la llevara Glimmer el día anterior para alejarse del mundo un rato, y contemplar el nacimiento del día. Por un momento, esperó que apareciera la reina y después recordó que Glimmer además de no despertar tan temprano, tenía una reunión para poner a trabajar a su propia gente.

23 horas para el ataque.

Catra fue a la nave, después de buscar sin éxito a Entrapta en su laboratorio. La encontró despierta y trabajando dentro de Darla.

—Deberías haber estado descansando— Dijo Catra.

—No estoy cansada— Dijo Entrapta —Estoy ansiosa. Estamos tan cerca de la victoria y no quiero estropearlo ahora. Y hay tantos nuevos datos… Esto es más allá de fascinante. Nunca había imaginado tal cantidad de datos manejados por una sola entidad— Seguía maravillada ante la verdad de que construir un portal estable, sin necesidad del poder del planeta, fuera posible.

—No lo estropearás— Dijo Catra —Lo has hecho brillantemente— Enfocándose más en la parte sencilla que Entrapta había mencionado que en su manía por los datos.

—Gracias— Entrapta sonrió.

—Informe— Pidió Catra después de un momento de ver a Entrapta tecleando y revisando diferentes pantallas.

—La flota está en posición— Soltó Samantha y Catra esponjó la cola por la sorpresa. Todavía sin acostumbrarse a esta nueva IA.

—Las fuerzas terrestres están listas— Dijo Entrapta —Los dos batallones han llegado a Plumeria sin incidentes. El batallón de Thaymor reporta movimientos extraños de los Bosques Susurrantes y tuvieron una escaramuza. Ocho decesos, diez desaparecidos, más de treinta heridos. El resto de la fuerza llegó bien a destino. Están descansando y recuperándose para avanzar a la frontera.

—¿Escaramuza? ¿Hay tropas de la Horda tan dentro de los Bosques?

—No… — Entrapta se detuvo un momento para mirar a Catra —Fue contra los mismos Bosques. Los lugareños siguen hablando de extrañas criaturas desde que… She-ra no está— Y las dos miraron la espada, insertada en su ranura, poniendo a trabajar a Darla, lo más que Entrapta podía sacar de ella.

Por un momento, solo un parpadeo, Catra creyó ver el ligero resplandor turquesa de la piedra rúnica de la espada. Pero seguía tan quieta como las últimas semanas.

—Bien. Me encargaré de esos rumores. Continúa con el reporte.

—Hordak reparó el mainframe y las fábricas están en funcionamiento. También reconfiguró la producción de los robots. Aumentó la producción en un 50 % y colocó un sistema de seguridad de modo que si el mainframe se destruye las fábricas seguirán funcionando— Recitó de manera clínica Entrapta, sin saber todavía muy bien cómo debería seguir sintiéndose acerca de Hordak.

—Buen trabajo— Dijo Catra, asintiendo con la cabeza en señal de aprobación por los detalles del reporte, a pesar de que estas no eran buenas noticias. Quizás debería enviar más fuerzas terrestres. Si las fábricas estaban más automatizadas, no importaba que los técnicos no trabajarán. —¿No hay nada nuevo sobre la otra entidad?

—No hemos podido cercarla. Pero hay dos lugares que he podido ubicar desde dónde proceden sus señales. Una aquí en los Bosques— Entrapta desplegó un mapa y un lugar en medio de lo profundo se iluminó y una lejana pradera entre Luna Brillante y el Desierto Carmesí también. Esas ubicaciones no le decían nada a Catra, porque no podía ubicarlas del todo en su propio mapa mental de Etheria. Pero las estructuras… eran de algún modo familiares. Y un recuerdo amargo golpeó a Catra.

Adora se había metido a ese edificio una vez, y Catra no podía creer su buena suerte, entró detrás de ella, antes de que la puerta se cerrará por completo. Y ahí revivió algunas feas memorias. Y había dejado caer a Adora al abismo, pensando muy dentro, que ese lugar, como todo lo demás, no dejaría de lado a Adora, la niña dorada. Y sintió un retorcido placer al comprobar que estaba en lo cierto cuando la vio indemne unas semanas después.

—Light Hope— Gruñó Catra.

—¿Quién?— Preguntó Entrapta.

—El holograma que entrenaba a Adora… Es una máquina de los Primeros. La que le mintió a Mara y Adora, para lograr tener el Corazón de Etheria…— El corazón y la mirada de Catra se endurecieron. Ahora conocía a su nuevo enemigo —Cuando terminemos con la Horda, ese holograma será el siguiente blanco.

Entrapta dudó por un momento, pero luego asintió con la cabeza.

—Intentaré dar lo mejor de mí.

—¿Qué es esto?— Preguntó Catra después de asentir secamente al estatuto de Entrapta. Señalaba un mapa en relieve de la Zona del Terror.

—Son las fortificaciones que han estado construyendo los soldados de la Horda. Trabajaron toda la noche— La línea de la costa de la Horda se veía rara para Catra. Sabía que eran órdenes directas de Hordak. Tal vez pensaba que haciendo un boquete, podría frenar el avance de los barcos. La formación no dejaba de ser rara, un cuello de botella. Aunque era cierto que con los muros que se adivinaban no podrían desembarcar en toda la costa, solo en los puntos que Hordak quisiera. Catra le daría un poco de crédito.

—¿Algún avance importante de Hordak con el portal?

—No en realidad, está atascado por la energía, y los reportes de los Capitanes de la Fuerza parecen haberlo distraído. Toda la Horda se está movilizando hacia la costa. Nadie ha mencionado el avance por tierra de los rebeldes.

—Excelente trabajo, Trapta— Catra se sentía generosa.

Después de las últimas 48 horas siendo toda una prueba, se sentía otra vez estable. Todo marchaba cómo ella lo tenía previsto.

—Catra, el Rubí de Sangre ha alcanzado un nivel de 56 puntos. ¿Te sientes diferente?— Y Entrapta sacó una cinta medidora de entre sus mechones —Me encantaría correr algunas pruebas. Además, he notado que ahora puedes producir hielo.

—El hielo no tiene nada que ver con esa piedra. Y no me siento diferente, aleja eso— Contestó seca.

—Buenos días, chicas— Su héroe. Bow llegaba justo a tiempo con el desayuno, aunque todo estaba en pequeñas proporciones —¿Quieres desayunar con nosotros, Catra?— Antes de que ella lo pensara, se encontró asintiendo. Sentía cierta curiosidad por la relación de los dos geeks, y ahora que no se sentía como una herida abierta, podía mirarlos sin sufrir su dulzura. No tanto al menos.

Bow era simplemente Bow. Atento y amable, imposiblemente paciente y alegre, pero no del modo exagerado y envolvente de Entrapta. Bow era una gentil flama en medio de una cómoda habitación, seguro, un refugio de quietud, que no tenía que ser aburrido, sino familiar y agradable. Y Entrapta una explosión, combustible sin verdadera gestión, y ahora esa habitación cálida y agradable, alegre y jocosa, era más brillante y acogedora gracias al combustible extra.

Catra se dio cuenta que el lenguaje íntimo entre Bow y Entrapta, eran ligeros toques y sonrisas destellantes. Y muchos tecnicismos.

Compartieron impresiones sobre los últimos datos que tenían, Bow confirmó que la ubicación en lo profundo de los Bosques Susurrantes era el Castillo de Cristal, donde Adora tenía que ir a entrenar, y ahora que lo pensaba un poco más, tenía sentido que la IA estuviera ayudando a la Horda si quería regresar Etheria al Universo, pues al menos en eso, sus objetivos convergían con la Horda.

—Esa otra es una antena que Adora reparó cuando te secuestramos— Bow no alcanzó a morderse la lengua.

—¿Por eso no estaba con ustedes? ¿Estaba haciendo tarea para el holograma?— Dijo Catra sin reparar en el encogimiento de Bow.

—Sí…

Después de un momento de silencio, Entrapta comentó que la Black Garnet estaba mucho más activa que de costumbre, toda la noche se había mantenido al alza, y seguía en los cincuentas. Catra discutió un rato el punto hasta que decidió que sería bueno entrenar un poco.

Dejó solos a los tecnopatas, no sin antes recordarles que debían de prepararse para movilizarse hasta el frente en unas horas. Cada uno iría a un punto diferente, siempre comunicados por el sistema de audífonos de Entrapta.

Catra se desplazó hasta el centro de entrenamiento, varios guardias que estaban entrenando se levantaron para saludarla con el respeto que le merecían y la magicat no podía evitar sentirse satisfecha. Tres guardias se ofrecieron a entrenar con ella, y ella aceptó su ayuda. Después tendría que pedirle a Entrapta construir un cuarto de simulaciones y bots para asistirla en entrenamiento, los guardias de Luna Brillante seguían siendo para ella muy suaves comparados con los hordianos. De momento, Catra prefería fingir que no se enteraba de que dos magicats la seguían a lo lejos.

Rogelio no tardó en llegar a su hora habitual de entrenamiento y se dirigió directamente a Catra, con su uniforme morado y negro. Empezó a gruñir y la Comandante tuvo cuidado de ponerle suficiente atención, en estos últimos dos meses había aprendido a entenderlo el doble de lo que lo entendía antes. A veces se sentía mal por jamás dedicar un momento a aprender mejor su lengua. Lonnie y Kyle seguían siendo los únicos que comprendían la jerga reptiliana mejor, y a veces ni siquiera ellos.

Le había comentado que ya estaba todo listo para su revisión en la prisión. Entrenar con Rogelio a veces era todavía un reto y hoy el lagarto parecía estar inspirado. El salón de entrenamiento donde estaban, se encuentra en el interior inferior del castillo, por lo cual no estaba fuera de los límites de los magicats y ahora eran cuatro los que observaban entre algunos otros la pelea. Era todo un espectáculo.

Durante la pelea de entrenamiento de Catra, una pareja de magicats se había hecho con uno de los rings y también habían empezado a pelear, sus movimientos eran lentos y estudiados, muy diferente de todo lo que Catra había visto, era más una especie de danza bien sincronizada, no estaban usando fuerza, si no precisión. Probablemente debido a su estado todavía frágil. Antes de que la curiosidad se incrementara en ella, se retiró con Rogelio de vuelta a la prisión. En solo otras tres horas sería el cambio de turno y le tocaba a Glimmer otra vez, podrían ultimar detalles sobre la invasión.

21 horas para el ataque.

Glimmer ya se había despertado y desayunado. También ya había acudido a su reunión matutina con los diferentes dirigentes de cada aspecto del castillo. El chef principal, el mayordomo, el ama de llaves, diferentes capitanes de la guardia, la propia Juliet, el hechicero mayor y el jefe sanador. Normalmente esto era trabajo de Angella, pero ya le había pasado el deber.

Tenía que atender diferentes quejas y requerimientos, no solamente dar órdenes. Las cocinas se estaban quedando sin insumos, por la creciente demanda dada el aumento de refugiados y voluntarios para la Rebelión. Los sanadores también pedían más implementos. Angella y Micah estaban un poco apartados de la reunión, pero observaban como Glimmer se desenvolvía, un poco nerviosa.

Glimmer empezaba a entender un poco mejor el mal humor constante de Catra. Y lo tajante que llegaba a ser en las reuniones. ¿Si no se ponía firme, cómo se iban a realizar las cosas? También a su madre. Las cocinas se estaban quedando cortas de personal y los sanadores no se daban abasto. Luna Brillante no podía seguir sosteniendo el peso de la Rebelión. Glimmer tuvo que ordenarle a Juliet que algunos de los guardias ayudaran provisionalmente en las cocinas y prometió a los sanadores tenerles una solución, en vista de que se venía otra gran batalla. La reina necesitaba reunirse con la comandante para unir esfuerzos y mejorar la logística entre Luna Brillante per se y la Rebelión. Y también necesitaba una reunión con su tía Casta y algunas otras princesas.

Después de la reunión, y que los lores no tuvieran que interferir demasiado, orgullosos, Glimmer mandó el mensaje solicitando las dos reuniones.

En Plumeria, Scorpia supervisaba maravillada el avance de las fuerzas aliadas. Los civiles plumerianos estaban ayudando a los soldados a crear un campamento de avanzada con hospitales de campaña. Perfuma estaba ayudando a otros más a recolectar todos los frutos y cereales posibles ante el aumento del requerimiento de la Alianza. Y las dos princesas estaban radiantes. Estaban separadas por sus obligaciones pero sus mentes no dejaban de rememorar la velada.

Después de que Perfuma corriera a Glimmer la velada previa, Scorpia se dio cuenta de un cambio sútil. Algo diferente flotaba en el ambiente, y Perfuma transmitía algo más cada vez que la tomaba de la pinza o la llevaba a conocer su jardín personal, o al compartirle las mejores galletas de Plumeria. Scorpia solo trataba de no tropezarse demasiado, porque no podía dejar de ver a la "Florecita", como le decía Catra.

Y cuando al fin se quedaron a solas en la carpa privada de Perfuma, y la única iluminación eran unas velas de cera de abeja, con el delicioso y aromático vino plumeriano, Scorpia no podía entender cómo alguien podía verse tan nervioso y confiado al mismo tiempo.

—Scorpia ¿Cómo te sientes?— Inquirió con voz suave Perfuma.

—Uh, genial. Todo es tan bonito y diferente aquí— La otra princesa le respondió con una sonrisa amable.

—Me agrada que te guste Plumeria, pero me refería a… ¿cómo te has sentido en Luna Brillante, con… nosotras, el resto de las princesas?

Estaban sentadas en unos grandes almohadones, enormes de verdad, con la mesita baja, con copas de madera fina, con la mejor factura de Plumeria.

—Oh. Es asombroso. Todas han sido tan amables. Frosta es increíble, esa niña pega duro. Y Netossa y Spinni siempre me preguntan cómo estoy. La reina, uh, es decir, Lady Angella es increíble. Glimmer es muy buena, nunca nadie me había dejado cortar su cabello. Y, bueno, tú… Perfuma, nadie había sido tan atenta conmigo. Vaya, no le vayas a decir a Catra que dije eso. Quiero decir, Catra no la tuvo fácil y se que han pasado muchas cosas, estoy segura que no… Cielos, esto es complicado— Perfuma, sentada al lado y con el cuerpo encarando a Scorpia desde su propio almohadón, estaba sonriendo, en parte divertida, en parte un poco preocupada, pero sin duda encantada por el balbuceo de Scorpia. —No sabes cuánto le agradezco a todas que sean tan gentiles, después de todo. Conmigo, con Entrapta y con Catra. No estaban obligadas y aún así… Y tú, Perfuma, de verdad, me has enseñado tantas cosas… Ni siquiera sabía que podía haber galletas sin leche— Dijo al fin.

Ante la mención de Entrapta, Perfuma se sintió un poco culpable.

—Creo que todos se merecen la oportunidad de demostrar que pueden cambiar, y que siempre podemos mejorar. Eh… Yo no estoy muy orgullosa de cómo traté antes a Entrapta y estoy muy agradecida de poder enmendarlo. Y no te preocupes, no le diré nada de esto a Catra, si tú quieres. Ella también está trabajando mucho. Yo… estoy feliz de poder mostrarte lo que el mundo puede ofrecer. Y también estoy feliz de compartir todo esto contigo. Porque nunca había conocido a nadie con tanta luz como tú, ni con tanta energía limpia y positiva— Perfuma se inclinó para quedar más cerca de Scorpia, casi sobre su tenaza.

Scorpia sentía una calidez nueva en el pecho. Una calidez que creía conocer ya después de haberse rendido a Catra y tomarla como su primer y única amiga. La calidez que había conocido de nuevo con Entrapta y Emily. Después con cada una de las princesas que le brindaron su amabilidad y amistad. Una calidez que se expandía siempre que estaba con Perfuma, pero esta noche, tenía algo diferente. Especial. La cercanía de la princesa de Plumeria no era rara, siempre se colgaba de su brazo con naturalidad, siendo recibido con mucho gusto por Scorpia, y otra vez, la frágil caricia de sus dedos sobre la piel o apenas el fantasma del tacto sobre su exoesqueleto. Scorpia no era capaz de decir el qué sobre la diferencia.

Entre la luz cálida de las velas, el suave vino y los colores cargados de la carpa, no se adivinaba el sonrojo de Perfuma. Se daba cuenta que si no era excesivamente clara, Scorpia no terminaría de entender la situación. Y aunque estar en su hogar la llenaba de serenidad y confianza, el sentimiento que la inundaba la volvía tímida. Se acercó más a Scorpia, rozando ya su pierna y al fin pareció que la escorpioni se preguntaba qué estaba pasando.

Scorpia al final reparó en los avances de Perfuma, que ya no se sentían propios de una amiga, ni siquiera en el sentido más entusiasta de la palabra. Los ojos de Scorpia fueron abriéndose mientras el entendimiento llegaba a su mente y la añoranza a su corazón, todo en cuestión de segundos mientras observaba como el sereno y hermoso rostro de Perfuma se iba acercando.

Pese a que sabía que por su cercanía la distancia se acortaría rápidamente, para ella todo sucedió en cámara lenta.

Pudo observar las dulces pecas de las mejillas de la chica, las rizadas pestañas que enmarcaban aquellos bonitos ojos, espejos de la que seguramente era el alma más bella que habitaba Etheria. Un rizo rubio adornado con un delicado pétalo cayó con su avance, enmarcando su rostro y haciéndola ver aún más dulce... perfecta.

Podía sentir sus nervios pero a la vez admiraba su valor ya que la menuda mujer estaba por cuenta propia haciendo realidad un deseo, un pensamiento que jamás pasó por su mente de forma consciente pero que ni tras un millón de lunas habría tenido el coraje de plasmar.

Sin embargo aquí estaba, sintiendo a pocos centímetros de su cara el aliento y la respiración de la persona que con amabilidad se había ganado su corazón. Quien le había confirmado que ser leal, dar excelentes abrazos y aplastar sus inseguridades día con día, eran excelentes virtudes, válidas y necesarias.

Cada vez más cerca… Scorpia pensó por un momento en Catra, para recordar, que en el corazón de la magicat, no había espacio, de este modo, para nadie. Y decidió que abrazar un nuevo tipo de amor, no mermaba su lealtad para con nadie.

¿En verdad merecía esta bendición de la vida? Con todo lo que había hecho.

Más cerca…

Perfuma era bella en cuerpo y alma... ¿Cómo alguien tan puro se podía interesar en ella?

Casi rozándose los labios...

Pero si una persona tan buena veía la luz en ella, sería imposible no querer más, querer avanzar y ansiar llenarse de esa felicidad. Debía perdonarse a sí misma y dejar atrás las dudas. Hasta que pasó.

Primero fue un suave roce, dubitativo, casi como solicitando permiso para avanzar... a lo cual Scorpia accedió y Perfuma levemente sonrió al sentir la reciprocidad.

La esbelta mujer, dando aún besos castos, avanzó y entrelazó sus brazos en la nuca de la escorpioni, mientras está a su vez pasaba sus tenazas por su cintura para acercarla, siendo todo lo cuidadosa que podía.

Irónicamente lo que podría parecer un movimiento atrevido por parte de ambas queriendo llevar las cosas más lejos, en realidad solo era la necesidad palpable de cariño y cercanía. Tras un tiempo, ambas separaron el contacto de sus bocas y juntaron sus frentes mientras cerraban sus ojos disfrutando de la calidez de la contraria y de lo acontecido.

Si bien el beso no había sido profundo o apasionado, esto no lo desmeritaba ya que la ternura y los sentimientos transmitidos les hacían saber que solamente era el principio de algo más. Algo que con el tiempo ambas iban a hacer prosperar.

Por primera vez habían dormido juntas. Scorpia no sabía lo que era dormir abrazada a alguien. Era una experiencia sublime. Aunque tuvieron un pequeño inconveniente con la cola de Scorpia. Perfuma se rio una vez pasó el efecto del veneno, era obvio que todo esto era muy nuevo para la fuerte princesa.

Scorpia se había despertado a primera hora, como buena hordiana, y casi no creía que tenía a Perfuma apretada entre sus tenazas. La contempló en silencio y esperó paciente a que la princesa flor despertara por sí misma. Perfuma se había sonrojado y después se había apretado más contra el cuerpo de Scorpia, en un abrazo cálido y dulce, para la incredulidad de Scorpia. Nadie buscaba sus abrazos, a lo más, la gente los aceptaba o toleraba. Cobijó a Perfuma contra su cuerpo y después de unos momentos, la rubia le regaló un beso en el filo de su mandíbula, ya que era lo más que alcanzaba en ese momento.

Después de que Scorpia procesase el tacto, se movió para poder ver a Perfuma a los ojos, asombrada. Perfuma se separó solo lo necesario para poder alzar las manos, tomar por las mejillas a Scorpia y bajarla para darle otro beso casto y cariñoso en los labios. Scorpia casi se ponía del color de su exoesqueleto y Perfuma rio como el trinar de las aves y Scorpia volvió a abrazarla, para esconder el rostro en el hueco de su cuello.

Perfuma no quiso presionar y después de desayunar, cada una se retiró a las asignaciones que les habían llegado de parte de Entrapta a sus dispositivos, no sin antes regalarse otro beso.

En la mente de Scorpia se estaba formando una idea. Perfuma era maravillosa. Una princesa fuerte y compasiva. La persona más amable que había conocido. Plumeria y su gente eran diametralmente opuestos a la Zona Del Terror, y quizás, tal vez, también tenía que ver con el tipo de dirigentes que tenían. Es decir, Scorpia sabía que dentro de la Horda había gente buena, todos sus amigos y ella misma eran prueba, pero quizás si tuvieran a alguien que supiera demostrar fuerza sin perder la gentileza, alguien que pusiera el ejemplo, la Zona del Terror podría cambiar. No alguien como Hordak que solo con el respeto a través del miedo quería imponerse.

En cierto momento, Scorpia se quedó contemplando el Flor de Corazón y Perfuma la miró.

—¿Pasa algo malo, Scorpia?— Le preguntó con una sonrisa reconfortante.

—No… Yo solo me estaba preguntando qué… Cómo sería— Scorpia acercó su tenaza a la piedra rúnica y detuvo la punta a solo unos centímetros. Perfuma extendió su mano derecha para colocarla cerca del codo estirado de Scorpia, sin hacer presión, solo para que Scorpia la pudiera sentir.

—Puedes tocarla si así lo quieres. Las piedras rúnicas solamente se conectan con su princesa, está bien— Le dijo con voz tranquila y firme.

La princesa sin piedra rúnica no le devolvió la sonrisa a Perfuma, seguía con una expresión contenida y seria. Miró otra vez La Flor de Corazón y acercó un poco más su tenaza para quitarla después de unos segundos muy largos. Perfuma no perdió su sonrisa.

—La Black Garnet nunca me quiso— Dijo en un susurro.

—Scorpia… ¿Estás segura de eso?— Shadow Weaver había abusado de tantas personas de tantas maneras diferentes que Perfuma se preguntaba cómo iban a arreglar de verdad todo.

Por lo menos los cadetes más jóvenes en la prisión estaban respondiendo mucho más rápido al desadoctrinamiento. Varios plumerianos se habían ofrecido a ser sus cuidadores, más que carceleros, y la princesa floral pensaba plantearle a la comandante que empezaran a separar a los prisioneros según su avance. Había tanto por reparar.

—Nunca he sentido algo "mágico" que me una a la Black Garnet—Explicó la princesa.

—¿Pero alguna vez… pudiste conectarte con ella?— Perfuma no quería disparar nada.

—La cámara de la Black Garnet siempre fue parte de las habitaciones privadas de Shadow Weaver. Ella dijo que yo no presentaba aptitudes para conectarme con la piedra y nunca… No puedes no obedecer a tu oficial al mando— Scorpia bajó la mirada, segura de que tenía que disculparse por algo, sin estar segura del qué.

—Pero sabes que esa mujer solo mentía y manipulaba— A Perfuma no le gustaba la palabra "pero" en demasía y ahora era necesario usarla para borrar las palabras de Scorpia. Tenía que entender que no era su culpa que le robaran la piedra —Ella solo quería todo el poder posible para sí misma. Yo la vi manipular a Glimmer para acceder a su conexión con la Roca Lunar y no dije nada porque teníamos que llegar a la Zona del Terror— Dijo sin entrar en demasiados detalles. —Estoy segura que cuando recuperemos la Zona del Terror y todo esté un poco más tranquilo, podremos restaurar tu conexión con la Black Garnet y ya quiero ver las maravillas que podrás lograr con tus poderes—. Está vez la sonrisa de Perfuma alcanzó a Scorpia. Ella también quería ver de qué era capaz con sus poderes.

18 horas para atacar.

Catra había revisado todos los turnos que se habían sucedido en los dos últimos días y no había incidentes mayores, al parecer. Alguna pelea ocasional rápidamente sofocada por los cabos de vara, y los guardias. Ya que había llegado antes del cambio de turno, le había ofrecido a Mermista que la dejara a cargo el resto del turno, en lo que llegaba Glimmer. Al fin, la sirena tenía que ir hasta el puerto de Luna Brillante para dirigirse a comandar sus fuerzas marinas para el ataque de la mañana siguiente.

Mermista había visto los últimos informes y sabía lo que Catra estaba haciendo, no que le importara demasiado de todos modos. Aún así se expresó.

—¿Sabes que esto va a crear más peleas con Glimmer, verdad?

—Chispitas puede decir lo que quiera, pero esto no tiene nada que ver con ella— Resopló Catra por sobre el escritorio, desde donde la miraba Mermista. Todas las princesas usaban el mismo despacho en sus turnos.

—Empiezo a pensar que estas peleas les gustan a las dos— La gata la fulminó pero la sirena ni se inmutó.

—Tengo que atender el reporte de la Zona del Terror. Si no tienes otra tontería que agregar, deberías marcharte— La sonrisa de diversión en la cara de Mermista hacía que la cola de la magicat latigueara.

—Una adicta al trabajo… Estamos a punto de atacar, y con lo que te gusta romper cosas, deberías de estar más relajada— Esta vez Catra siseó y Mermista salió de la oficina agitando una mano para despedirse.

A la gata normalmente le caía bien Mermista, pero no debía de olvidar que era una princesa a la que no era fácil intimidar. Pero tal vez… si tuviera que elegir, preferiría trabajar con Mermista que con Glimmer. Mermista era práctica sin llegar a ser cruel y entendía pronto las intenciones de Catra. Pocas veces ponía algún pero, y tan acertados que la comandante debía de atenderlos.

Escuchó los reportes de Lonnie y Double Trouble, esta vez sí fueron separados y tuvo que esperar más por el de Double Trouble. Ambos coincidían en que todo estaba bajo control. Hordak presionaba porque se terminaran las fortificaciones, en un intento desesperado de ganar tiempo y resistir un sitio, en lo que ponía a trabajar el portal. Lonnie estaba a cargo de las defensas marítimas y había dicho que no habían dejado de cavar para redirigir los viejos canales de la Zona del Terror. No le veía sentido pero eran órdenes directas.

Double Trouble tuvo que advertirle a Catra que esas no eran las únicas órdenes directas que Hordak estaba dando a otros capitanes e incluso sargentos. Quizás al fin estuviera sospechando algo. Ya no importaba a estas alturas. La siguiente batalla no sería un sitio, contra la amenaza de un nuevo portal, la ofensiva de Catra sería total, así tuvieran que pelear por cada centímetro. Y por fin, estaría al frente de sus tropas. Tanto porque los rebeldes la vieran pelear a su lado, y para causar bajas y confusión entre las tropas hordianas. Quien sabe, a lo mejor hasta podría crear deserciones masivas.

Los seis guardias de Catra ya estaban listos. El Sargento Ayden, restituido en su rango, era el jefe de momento. Con los tres lagartos, más corpulentos que Rogelio ya que eran mayores, una chica morena clara, de aspecto frágil, pero con una puntería infalible con los bastones de shock y la coyote. Todavía con su uniforme de prisioneros, esperaban en el pasillo exterior en una sola hilera disciplinada. Lo único que los diferenciaba del resto, era un implante cerca del oído que parpadeaba con una luz púrpura. Servía tanto como rastreador como comunicador, según se oprimiera un botón, y como incapacitador. Catra les había advertido que cualquier muestra de sublevación sería inmediatamente reprendida con una descarga incapacitante.

—¿Qué hacen esos prisioneros fuera de sus celdas?— Glimmer se acababa de aparecer fuera de la oficina. Sus modales estaban mejorando. Ya casi no se aparecía directamente dentro de las habitaciones. Una costumbre que más pronto que tarde se dio cuenta que el resto de las princesas agradecían, y nadie había tenido el valor de hacérselo notar más que Catra.

—Son mi nueva guardia personal, Brillitos. Estoy viendo que solicitaste una reunión para ver varios puntos…— Catra estaba revisando la notificación en su pad.

—¿Guardia Personal?— ¿No era posible que esto le gustara a Catra, verdad?

—Glimmer, de verdad hoy no tenemos tiempo para esto.

—Si dejaras de hacer cosas a nuestras espaldas, no tendríamos estas discusiones.

—No hago las cosas a espaldas de nadie. Los archivos están en la nube central: si no tienes tiempo de revisar lo que hay, no es mi problema.

Glimmer infló el pecho indignada.

—No tengo tiempo de revisar cada archivo que está en la nube. Es tu deber informar de estos movimientos al Concejo, no solo a mí— Quizás Catra pudiera usar el comentario de Mermista para molestar a Glimmer. Ya tenía semanas que no la molestaba propiamente.

—Quizás es solo que te gusta pelear conmigo, Brillitos, y te vas quedando corta de excusas— Lanzó Catra desde detrás del escritorio. La Reina esperaba cualquier otro tipo de respuesta, no esta réplica en un tono de voz más propio de sus tiempos de enemigas. Esa sonrisa confiada.

Glimmer se descolocó y no le contestó de inmediato a Catra y esta disfruto de la sensación de ganarle la partida a la princesita, que se sonrojó de puro coraje.

—Baja tu ego de las lunas. Obviamente no me gusta pelear contigo, pero no dejas de hacer cosas a tu antojo— Glimmer resoplo y recuperó el tipo —Quizás es a ti a quien le gusta crear conflicto conmigo— La pelambrera de Catra se esponjo.

—Si ya vas a dejar de decir tonterías, sería mejor ponernos a trabajar. Tengo más que hacer que estar aquí peleando contigo. Lo cual detesto— Puntuó. —La guardia se queda. Y estoy viendo que necesitan más manos en el castillo, podemos ocupar prisioneros para subsanar eso. En cuanto a los suplementos para los sanadores, desviaré los recursos que eran para la prisión y los enviaré a los campamentos de heridos. Podemos redistribuir cuando Plumeria haga el nuevo envío.

Glimmer, ahora mucho más envuelta en los procesos del castillo, perdió ánimos de seguir presionando a Catra por cosas como unos cuantos prisioneros para su uso "personal". En cuanto a usarlos para trabajar dentro del castillo…

—No estoy segura de querer a más hordianos dentro de Luna Brillante. Pero necesitamos desahogar de trabajo a la gente— Se sentó a la silla frente a Catra, que seguía en el asiento principal de la oficina.

—Ya te hemos demostrado lo que los hordianos pueden hacer… ¿No has leído ninguno de los reportes de Entrapta? Hasta Netossa ha admitido los progresos— Catra tenía ganas de rodar los ojos, pero si Glimmer dejó de pelear, le iba a demostrar que ella también podía centrarse y que no peleaba por que le gustara.

Bow y Perfuma estarían tan orgullosos de su autoaplicada "psicología inversa".

Los prisioneros, los niños, de 14 a 17 años, y hasta más jóvenes, que habían peleado en las Salinas y habían ido capturando después, en sólo tres o cuatro días en el campamento prisión, se habían dado cuenta que todo era muy diferente. Arrullados por los Bosques Susurrantes, dejaron de tenerles, un poquito. Alimentados por Rebeldes y viendo a las princesas de verdad, su ánimo había mejorado. La disciplina era férrea, como a la que estaban acostumbrados, pero los castigos no llegaban ni tan pronto ni tan brutales y normalmente una voz de mando bastaba para corregirlos. Mientras mayor, solía haber más resistencia.

Catra no se podía explicar cómo es que había soldados que seguían prefiriendo las barras de raciones que habían recuperado de la flota hordiana a comida real. Con sabor. Con textura más allá de parecer arena comprimida.

Las dos mujeres siguieron hablando como personas civilizadas y dos importantes dirigentes acerca de la distribución de los recursos necesarios para que la situación siguiera fluyendo. Al final, Glimmer pudo aceptar a dos docenas de los prisioneros con mejor reconocimiento para ayudar en las cocinas y hacer trabajos pesados dentro del castillo. Los prisioneros, seguirían bajo ese regimiento, y se les implantará el mismo dispositivo en el cráneo que a los guardias de Catra.

La comandante se retiró entonces del campamento prisión para seguir con su rutina previa a la batalla. Todavía tenía que ver el avance de las tropas y demás movimientos. Dar un check up con Entrapta para estar actualizada y dirigirse ella misma a Plumeria para estar al frente. La verdad es que no había pensado hacerlo hasta la noche, para no tener que estar con Scorpia y Perfuma al mismo tiempo, pero las prefería a ellas que a los magicats.

Glimmer se quedaría a cubrir su turno y después iría al castillo para comprobar cómo iría el implemento de los nuevos ayudantes hordianos. La guardia del campamento ya estaba seleccionando a los prisioneros que serían enviados al castillo. Fácilmente podrían ser llevados y regresados a la prisión a diario con los cambios de guardia, gracias a los esquifes automatizados que Entrapta y Bow habían diseñado.

Precisamente con la princesa de Drill todo iba muy bien. Catra comprobó que había dormido un rato y estaba en mejor condición, no sobreexcitada con bebidas azucaradas. Las fortificaciones de los hordianos estaban avanzando a buen ritmo, y Catra ya había verificado que Hordak había ordenado reforzar casi toda la costa. Pero esos canales que estaban cavando, Catra todavía no le veía utilidad defensiva o logística alguna. Entrapta además estaba todavía muy emocionada porque la Black Garnet no había vuelto a bajar en su actividad.

Entrapta no se había complicado, simplemente llevaría a Darla hasta Plumeria para no tener que desmantelar el laboratorio. Bow no tardaría en dirigirse a Thaymor para funcionar como enlace tecnológico de ese lado. En la costa, Octavia fungía ya con esa asignación.

Con Entrapta centralizando toda la información y redistribuyéndola lo mejor posible, siguiendo un patrón de actividades que ya había esquematizado de las batallas de Drill y Salinas, Catra confiaba en que todo fluyera como si ella misma estuviera al lado de Entrapta. Aunque seguirían estando comunicadas a través de los auriculares.

Catra no sería capaz de ver los tres frentes al mismo tiempo y tal vez fuera un capricho estar en el campo de batalla esta vez. Pero era un capricho al que no estaba dispuesta a renunciar.

La Comandante, la Reina y la princesa de Salinas serían la principal autoridad en la batalla. El resto de las princesas apoyarían en el frente que más facilidades les traerían, para tener la mayor ventaja posible. La tri fuerza de Mermista, Spinnirella y Frosta más que confirmada en la batalla de las Salinas, Catra no se había complicado y las otras dos princesas ya habían confirmado su llegada a los muelles salinenses.

Aunque a Netossa no le gustaba la idea de luchar separada de Spinnirella, su amor a la estrategia y su lógica habían podido con ella. Sus poderes servirían mejor desde tierra, así que ella sería una de las princesas asignadas a Thaymor, ya que Scorpia y Perfuma estarían apoyando a Catra desde Plumeria. La última asignada para Thaymor era Castaspella, que se había añadido a la planeación general sorpresivamente, dirigiría además uno de los escuadrones de hechiceros que se habían unido activamente a la guerra desde la muerte de Adora.

Micha y Angella todavía estaban discutiendo su participación en la batalla.

—No quiero que estés ahí…

—Angie, se que esto te asusta, pero no puedo… no puedo quedarme atrás mientras Glimmer y Casta están en el frente. Después de todos estos años, darle la vuelta, tener la oportunidad de ayudar en la batalla final… Tengo que hacerlo. Se lo debo a cada Etheriano que perdimos en la guerra hasta hoy… si hubiera detenido a Shadow Weaver en la primer batalla de Luna Brillante— Micah no quería hablar de todo esto con Angella, sabía que era presionarla con temas que la inquietaban.

Angella todavía podía despertarse en la noche en medio de alguna pesadilla, para la sorpresa y tristeza de Micah.

Tenían que hablarlo. Era importante. No solo como pareja. Era importante más allá de ellos. Más allá de Luna Brillante. Incluso más allá de su hija. Micah estaba feliz con su destino, tener la oportunidad de ver una vez más a su esposa y a su hija, incluso a su hermana. A su familia. Era un regalo de las estrellas. Convivir con ellas, comer con ellas, ponerse al día. Disfrutar de todas las amenidades de su castillo. Y solo por esas maravillosas semanas más, daría alegre su vida por ver libre a Etheria por fin. No iría a la batalla pensando directamente en dar la vida, pero lo haría si fuera necesario. Y Angella lo sabía.

Ella era la cobarde, la egoísta. Teniendo todo el tiempo del mundo para ella, quería rapiñar todo lo posible con su familia, porque el tiempo de ellos era finito, jamás suficiente. Necesitaba un cambio de corazón. Micah no era el que necesitaba hacer enmiendas.

—No, no. Tú no tienes que decir nada de esa mala bruja. Ni de la batalla. Tienes razón, me asusta… Pero eso no me detendrá ésta vez. Iré contigo, con Glimmer… Cubriré sus espaldas— Le dijo con una mano en el hombro. Y para Micah jamás se vio más hermosa.


N.A.

Esperen la segunda parte hoy mismo uwu

Solo que en la segunda parte ya no hay tantos besitos.

Carpe Diem