jajaja volví!

Y no les va a gustar!

jajajaja

No, ya en serio, estoy tan satisfecha con este cap por su ritmo como con la parte final de 11M-Jueves.

Tienes suerte de estar en FFN, y al mismo tiempo, no, porque voy a dejar otras notas super largas con imágenes en wattpad y AO3.

Pero ya que estás aquí, quiero agradecerte mucho por seguir la historia y hacer que siga teniendo muchas más vistas aquí que en Wattpad. uwu


Capítulo 29

"Luces"


14 horas para el ataque.

Catra estaba molesta y sorprendida a partes iguales. Los reyes acababan de anunciar que participarán en la batalla. Estarían en Thaymor, con Glimmer y Castaspella. No por ninguna razón táctica, más que eran familia. La comandante rodó los ojos y simplemente dejó que se acomodaran, no haría ningún cálculo extra, ni cambios adicionales a las formaciones que ya había conseguido.

Francamente, estaba un poco cansada. El sueño intermitente de los últimos días no ayudaba mucho a su condición. Sentía crecer la presión en sus hombros conforme las horas pasaban. Todas las fuerzas disponibles estaban en movimiento.

Las tropas que habían llegado a Thaymor en la noche previa, ahora marchaban por los bosques para cruzar las colinas y pequeñas montañas que abundaban por esa zona de los Bosques Susurrantes y acamparían sólo a un kilómetro de distancia de la línea exterior de follaje, para evitar ser captados por las torretas de la Zona del Terror.

Netossa los dirigía con mano firme, porque muchos estaban asustados de la escaramuza que habían tenido contra los mismos Bosques. Su camino era más complicado que el terreno plano de Plumeria, donde avanzarían un poco más tarde.

Los uniformes de las diferentes guardias y la milicia de Luna Brillante se mezclaban con ropas de civil bajo las sencillas armaduras de placas, grebas y cascos que los técnicos en conjunto con algunos robots habían logrado construir desde la batalla de Drill, rapiñando metal de lo que los hordianos iban dejando atrás.

Catra no confiaba mucho en los caballos, pero Juliet aseguraba que la caballería de Luna Brillante, una fuerza de ataque de 3000 caballeros, sería capaz de maniobrar incluso contra los tanques de la Horda si era necesario. Catra había visto a los caballos correr, y era cierto que eran veloces. Pero en fin, ella confiaba solo en sus propias piernas, ni siquiera los tanques y los esquifes las tenían todas con ella.

Entrapta estaba bastante ocupada monitoreando todos los pormenores de los diferentes frentes, además de llevar el seguimiento de lo que supuestamente Light Hope estaba mejorando para Hordak, tenía momentos de puro asombro científico ante los datos, que una vez vistos, parecían tan evidentes desde el principio, se dejaba sorprender un momento para seguir. Era tanta la información que tenía que estar manejando y en la que Catra le tenía que ayudar con la toma de decisiones que terminó de desarrollar uno de sus inventos laterales, una tableta de muñeca, donde además había incluido un control remoto para los implantes de los prisioneros, con el control de potencia.

Cuando le llevaron a Catra su comida a su habitación, le entregaron el brazalete que había dejado Entrapta antes de que se fuera a Plumeria. Ya que el resto de las princesas estaban en sus asignaciones, decidió comer en la tranquilidad de su propio espacio. No había tenido tiempo de dibujar nada en varios días y sentía la necesidad de plasmar algo, quizás pudiera robar algo de tiempo antes de tener que salir ella misma a Plumeria.

Mientras comía, se dedicó a investigar el nuevo dispositivo, se lo puso en el antebrazo izquierdo y vio que podía acceder a todas sus configuraciones de la otra tableta. Aunque la pantalla era mucho más pequeña, le dejaba trabajar o revisar con mucho más independencia, además de tener también un sistema de comunicación.

Catra ya estaba familiarizada con la tecnología de Entrapta, que empezaba a tener un diseño más estilizado y no tan robusto, propio de los diseños de Bow.

—Hola, Catra— Los ojos de Entrapta aparecieron en toda la pantalla del brazalete, y la magicat se echó para atrás con las orejas aplanadas —Lo siento, no te quise asustar.

—Ugh, no me asustaste… Solo no te esperaba— Ahora ya se veía del pecho para arriba de la imagen de Entrapta.

—Sigo calibrando las opciones de video… ¿Me puedes ver y escuchar bien?— Parecía que Entrapta estaba moviendo algo, porque la imagen no dejaba de temblar y cambiar de ángulo.

—Te veía bien hace un segundo. El audio está bien— Gruñó Catra.

—Genial, dejaré la configuración previa. ¿Te gusta el nuevo modelo de tableta?— Como siempre, Entrapta no hacía caso de los pequeños desplantes de Catra.

—Apenas lo estaba revisando.

—Entonces déjame darte algunos detalles. Todas las funciones de tu tableta ya están cargadas, el sistema de comunicación es el mismo, y puedes llamar a cualquiera de las princesas y a Lonnie y Double Trouble. Ten cuidado con los botones que están en el extremo izquierdo porque son los controles de los implantes, con el botón negro cambias al modo de control remoto— Que bueno que le avisaba y no había apretado nada —El control de los implantes tiene el mismo rango que las comunicaciones, así que puedes activar cualquiera de las funciones en dónde sea— Siguió explicando. Eso le gustó a Catra. —Ya vi el reporte de la adición de algunos prisioneros para ayudar en Luna Brillante, y también están actualizados en tu dispositivo… ¿Debo agregarlos al acceso de la General y Glimmer?— Vaya. Eso no lo había considerado Catra todavía.

—Sí, agrégalos, y también a los capitanes de la guardia, pero que nadie pueda usar un shock demasiado fuerte. Limita la potencia— Catra tampoco quería que se aprovecharán de los prisioneros.

Aunque había aprendido que las princesas eran más que seres cursis, Catra había recibido el desprecio, los susurros y el repudio de Luna Brillante cuando había llegado. Lo más seguro es que los demás hordianos tuvieran que pasar eso. Y está bien, suponía, de alguna manera se lo habían ganado.

Hasta que se ganarán la aprobación del castillo, tendrían que sufrirlo.

En Thaymor, mientras las fuerzas avanzaban, se desató otra vez el caos entre las tropas. Netossa, los capitanes y los sargentos apenas podían mantener a las tropas tranquilas y en formación. Todavía necesitaban marchar por lo menos tres horas para llegar al lugar donde montarían el campamento para pasar la noche, tener defensas preparadas y a donde enviar a los heridos de regreso una vez empezara la batalla.

Netossa envió un mensaje solicitando apoyo. Los Bosques se estaban comportando muy extraños y hasta ella necesitaba de todo su autocontrol para no querer ir a esconderse bajo una piedra.

12 horas para el ataque.

Entrapta estaba ya en Plumeria, el viaje no le había tomado más de una hora. Por tanto movimiento, los plumerianos no tenían tiempo de hacerle los platillos de tamaño pequeño. Perfuma estaba razonando con ella, ofreciendo frutas que ya eran pequeñas como alternativa, cuando llegó Scorpia.

—¡Que bueno que están aquí las dos!— Exclamó la escorpión.

—Hola, Scorpia. ¿Cómo va todo?— Entrapta en realidad estaba revisando sus pantallas, la Black Garnet acababa de tener una punta de actividad, aunque todo el día había estado sobre el 40. Las bayas le servían como comida pequeña para la tranquilidad de Perfuma.

—Bien, bien, nena. ¿Catra no debía de llegar contigo?

—Dijo que no quería volver a subirse en su vida a la nave— Le respondió. La Black Garnet se mantenía en un estable 44 —Ah, y ella ahora va a ir a Thaymor y Glimmer a Plumeria— Entrapta estaba revisando las últimas actualizaciones de la situación interior de la Zona Del Terror que habían subido la inteligencia de Catra.

Había unos datos nuevos interesantes. Parecía que Hordak estaba jugando con los valores de resistencia eléctrica de los cables que estaba refundiendo y armando. Revisó entonces el avance de las fragua y se fijó que su actividad había bajado mucho. Por otro lado, parecía que las excavaciones de la costa hacia el interior habían progresado bastante bien.

Las fábricas estaban trabajando casi por sí solas y aparte de un incremento en las patrullas fronterizas, no había una movilización especial en el interior. Con todo el excedente de tierra creado por las excavaciones, estaban construyendo muros defensivos en la costa.

Pero la baja actividad de las fraguas tenía inquieta a Entrapta. No estaba viendo algo.

Entonces Perfuma tocó suavemente de la pinza a Scorpia, que se sonrojó, y le dedicó una sonrisa tímida y dulce. Entrapta de inmediato reconoció los patrones.

—Díganme, ¿desde cuándo se volvieron… compañeras?— La princesa de Drill todavía no estaba segura de ese término. No tenía problemas para comprender las complejidades de la física, las matemáticas, en general la química e incluso incursionar en la biología, pero cuando se trataba de las dificultades y peripecias en las ciencias sociales. Era todo mucho más complicado.

Gracias a su intensiva convivencia con el resto de las princesas y todo Luna Brillante los últimos dos meses, había tenido mucho más tiempo y en especial oportunidades de registrar patrones, durante las reuniones del concilio de guerra era de lo mejor, con tantas emociones yendo y viviendo en la habitación, con Glimmer y Catra discutiendo, el aparente desinterés de Mermista, la verdadera regencia y diplomacia de Angella, el amoroso intercambio entre Netossa y Spinnerella, la amistad entre Bow y Glimmer, tenía todo un mar de datos.

Y su nueva interacción con Bow le había hecho apreciar otras reacciones en sí misma, que Scorpia parecía compartir ahora en la presencia de Perfuma.

A las dos princesas les coloreó el rostro, y la primer reacción de Scorpia fue apartarse de Perfuma y tratar de esconderse tras sus pinzas, pero Perfuma, bajo ningún concepto, la dejaría intimidarse o avergonzarse de su unión. Y si necesitaba dejar las cosas totalmente claras una vez más y las que hicieran falta, que así fuera. Feliz y sonrojada, se acercó hasta Scorpia y se metió entre sus pinzas para abrazarla por la cintura.

—Yo… El aura y la energía de Scorpia me atraparon desde el inicio. Trabajar y convivir con ella éstas semanas, solamente me convencieron de que yo quiero que sea… mi compañera— Dijo Perfuma en voz bastante audible para que Entrapta pudiera darse por aludida y los ojos de la princesa flor jamás perdieron la otra mirada negra.

—Perfuma… Me siento tan feliz y honrada que… ¡siento que podría explotar! Eres tan linda, hermosa y amable. No me había dado cuenta de lo feliz que soy cuando estás conmigo. Anoche fue asombroso— Confesó Scorpia al final sobre la cabeza de Perfuma, mientras afianzaba el abrazo.

Y el indicador de la Black Garnet volvió a subir, hasta el 47. Scorpia y Perfuma se olvidaron un momento del mundo, lo que no era muy difícil de hacer dentro de Darla, y se besaron para el bochorno de Entrapta, que regresó a teclear a sus pantallas, introduciendo los últimos datos que habían generado Glimmer y Catra con sus cambios. El pico de la Black Garnet alcanzó al Rubí de Sangre en 51 puntos. Entrapta estaba feliz de poder interpretar correctamente los patrones de las princesas con ella, era una interacción social correcta.

Y otra verdad la golpeó cuando al fin tuvo causa y efecto a la vista.

Comprobó que la noche previa, la Black Garnet también había estado al alza. Y Scorpia acababa de decir que fue anoche. Los puntos habían estado ahí todo el tiempo para unirlos. Cuando las princesas se separaron del beso, la Black Garnet volvió a bajar a 47.

—¡Scorpia, suelta a Perfuma!— Del susto las dos se separaron.

—¿Qué, qué pasa?— La Black Garnet había vuelto a bajar a 44.

—Perfuma, ¿puedes tocar a Scorpia de nuevo?— Increpó Entrapta.

—¿Cómo?— Perfuma estaba confundida.

—Abrázala o dale la mano— Entrapta estaba tan emocionada.

Perfuma tomó de la pinza a Scorpia porque no se sentía justo ahora de humor para un abrazo. La Black Garnet volvió a subir a 47. ¡La tesis estaba confirmada!

—¡Ahora suéltala otra vez!— 44 puntos.

—Entrapta, es… toda una experiencia estar contigo cualquier momento, ¿nos podrías explicar para qué es todo esto?— Trató de esclarecerse Perfuma, siempre era un reto compartir con Entrapta.

—¡La actividad que ha estado teniendo la Black Garnet no tiene nada que ver con Hordak o el Corazón de Etheria, tiene que ver con las emociones de Scorpia! ¡Responde cuando Scorpia siente emoción intensa! ¿Scorpia, cuándo conociste a Catra?— Todo iba excelente hasta que Entrapta mencionó lo último.

Perfuma estaba feliz de que la piedra demostrara alguna conexión con Scorpia, eso ayudaría a mejorar su impresión de sí misma, pero… ¿Qué tenía que ver Catra? La princesa de Drill ya tenía la respuesta pero quería asegurarse.

—Uh, hace poco más de un año— Contestó Scorpia.

—Sí, sí… Pero los picos de actividad podían deberse a que todavía estaba bajo el hechizo de Shadow Weaver. ¿Hace unos seis meses es cuando Catra rompió su conexión con la Black Garnet, verdad?— Scorpia asintió.

Sí. Todo encajaba. Después de la sobrecarga del planeta, el granate negro había tenido unas semanas totalmente inactivas. Para después empezar con los pequeños picos. Y subir muchísimo más los dos últimos meses. La estancia de Scorpia en Luna Brillante, donde su ánimo había subido bastante según los registros de Entrapta. Era perfecto.

—Es perfecto y fascinante. Parece ser que en cuanto Shadow Weaver dejó de aprovecharse de la Black Garnet ésta recuperó poco a poco su conexión con su usuario original— Entrapta estaba extasiada de resolver un misterio más gracias a la observación constante.

—¡Oh, oh! ¡Eso es magnífico, Scorpia! ¡Eso quiere decir que será muy sencillo restablecer tu conexión total con la piedra rúnica una vez recuperemos la Zona del Terror!— Los celos repentinos de Perfuma se desvanecieron y en su lugar una genuina alegría la llenó.

Scorpia estaba sin palabras. Veía la pantalla donde estaban las diferentes piedras representadas en una gráfica y sentía algo extraño en el pecho. Ese algo se parecía un poco a la ansiedad. Y otro poco a la expectativa. O quizás… tal vez fuera esperanza. Miró a la emocionada Entrapta y a la alegre Perfuma, su amiga y su… compañera. La calidez en su interior, que la hacía temerosa y valiente al mismo tiempo, tenía que ser esperanza. Porque todo estaba encajando, e increíblemente eso incluía a la propia Scorpia.

—Glimmer, necesito que tú te muevas a Plumeria. Yo iré a Thaymor— Llamó Catra a la reina.

—No puedes ir allá, el plan ya está muy avanzado— La Reina pelearía al lado de sus padres, de su familia.

—Necesito controlar a las tropas para que lleguen al campamento. Los Bosques Susurrantes están atacándolas. Netossa acaba de solicitar apoyo— Glimmer todavía no lo había visto porque estaba terminando su turno en la prisión y supervisando a los prisioneros que empezarían su jornada en Luna Brillante.

Catra ni siquiera había esperado. Había tomado uno de los esquifes disponibles y ya iba rumbo de la ubicación de Netossa. Porque Nube Oscura la había intentado confrontar de nuevo cuando salía de su habitación rumbo al salón de Guerra.

Nube Oscura había dormido casi todo el día. Después de su renuencia a dormir y descansar el día anterior, justo cuando terminó de cenar y tener una pequeña charla con cada magicat que se le acercó, y ver a Kaphiri regresar seria después de su charla con Catra, se había retirado a su habitación asignada, se quitó toda la ropa y había agradecido la bendición de una cama acolchada. Todavía le dolía bastante cuando se estiraba la herida de las costillas, pero era difícil para su naturaleza magicat no estirarse antes de ir a la cama.

Había dormido más de dieciséis horas de corrido. Se despertó con la mente más despejada y con hambre. Se prometió escuchar atentamente, observar y procurar acercarse a Catra en un momento propicio. Había tanto que hablar todavía. Pero en su desayuno, Kaphiri la había interceptado y le contó lo que habló con Catra, y cómo le estaba afectando en realidad a la magicat gris claro todo. Nube tuvo que escucharla y se preocupó genuinamente.

Tenían que hablar con Chezira acerca de esto, e incluso Micah y otros hechiceros de Mystacor podrían ayudar. Y cuando Nube los buscó para audiencia, fue que se enteró que casi todo el mundo ya se había retirado a sus puestos de batalla. La movilización de las tropas la tomó por sorpresa. Todo se había acelerado mientras ella descansaba.

Estaba preocupada de las verdaderas razones de Catra para atacar. No iba a dejar sola a Kaphiri tampoco. Y los guardias cumplían con celo las órdenes de la Comandante de no dejar salir a los magicats del castillo. Aunque se había dado cuenta que todas las guardias estaban reducidas.

Localizó a Catra a fuerza de puro olor, y cuando se vieron, por lo menos tuvo el regalo de ver a Catra en ropas reales con la moda magicat. Su hija no los rechazaba enteramente. Aunque no dejaba de ser una ropa inapropiada para ir a la batalla. La única pieza de armadura que Nube había visto en Catra era un extraño brazalete plateado en su brazo izquierdo.

Y Catra había huido.

Nube se concentró un rato en uno de los muchos balcones de Luna Brillante para encontrarse con que los Bosques Susurrantes no estaban contentos. El bosque tenía una sola conciencia, gigante, lenta, normalmente apacible, indescifrable, que ahora estaba emergiendo. Tenía que ayudar como pudiera.

Reunió al resto de los magicats.

—Entonces ve para allá y cuando termines, te teletransportare de regreso a Plumeria. No hay necesidad de que se cambien los planes— Mientras Glimmer le respondía a Catra, en su mente se iba dando cuenta que era la oportunidad perfecta que estaba esperando. Iría a Plumeria y al fin cumpliría con su destino.

—Ya veremos eso, Brillitos— Catra seguía sin ser fan de las teletransportaciones.

Glimmer se movió al castillo y se aseguró de que los guardias recibieron correctamente sus instrucciones acerca de los prisioneros y de ahí iría a Plumeria. Los trabajadores de las cocinas ni se fijaron que la nueva ayuda tenía uniformes de prisioneros, literalmente tenían que alimentar a un ejército y lo único que querían eran más manos.

Catra iba sobre el esquife, y estaba esperando el reporte de Double Trouble y Lonnie. Ya se habían atrasado un poco, pero no sería la primera vez que pasaba. Y era importante que esperaran a estar en un lugar lejos del alcance del espía.

Era mucho más práctico ir manejando el esquife y saber que son un solo brazo podía comunicarse. Tendría que agradecer de verdad a Entrapta por el nuevo dispositivo, el cual emitió un pitido. Catra empezó la comunicación y esperando ver a los otros dos, se encontró con Entrapta.

—¿Qué pasa?

En el jardín donde habían enterrado a Asim, estaban sentados en un amplio círculo doce magicats. Y fuera del círculo, estaba sentada y miraba Kaphiri, ella todavía no conocía los hechizos que sus hermanos iban a ocupar, por lo que debía de observar y aprender. Todos los magicats se tocaban entre sí, con las colas, algún tentáculo o las manos, empezaban a entonar un susurro, un arrullo casi. Los guardias que los cuidaban empezaron a notar perturbaciones en el ambiente.

—Catra, lo siento mucho, en serio, no lo vi antes. La Horda… Hordak— Entrapta estaba exultante pero no su modo maníaco feliz de siempre, su cabello lo tenía casi todo desplegado. El descubrimiento de la Black Garnet la había distraído de las anotaciones que había estado revisando de Hordak acerca de la capacidad eléctrica del plasma. Los cables aislados o reforzados ya no le servían. Perfuma y Scorpia se habían ido después de que comieron con ella frutas pequeñas.

—Entrapta, relájate. ¿Qué está pasando?— Catra bajó un poco la velocidad del esquife para escucharla.

En Luna Brillante, las magicats seguían cantando y los árboles y los vientos se movían a su alrededor. Un camino de luz azul se abrió entre cada magicat hasta el centro de su círculo, donde explotó en una columna gigantesca, los guardias levantaron sus armas, nerviosos. Desde el círculo de luz, salieron disparados diferentes rayos azules que corrían entre la tierra. Los magicats se mecían en trance.

Treeleaf, que había salido de los jardines de Luna Brillante estaba haciendo su propio camino a Thaymor, sabía que tenía que estar ahí. El momento que había estado esperando al fin se había presentado. No había modo de que Catra lo evitara ahora. Lo único que quería es que no fuera demasiado tarde.

—Hordak, él está trabajando con plasma. Las excavaciones no son para crear defensas, eso es colateral. Va a inundarlas para dirigir la energía de los generadores al portal, solo necesitaba algunos conductores y por eso las fraguas ya no están trabajando— Lo único que Catra estaba entendiendo es que Hordak había logrado burlarlas.

—¿Cuánto tiempo?

—En cualquier momento. Están a punto de liberar las barreras que usaron para impedir que el mar las inundara— No. Claro que no. No lo dejaría.

Justo estaba entrando la llamada de Lonnie.

—Comandante. Capitán de la Fuerza Lonnie reportándose para presentar informe… ¿Catra?— La pantalla se había dividido en dos pequeños cuadrados.

—Olvida todo. Tienes que volar los generadores ¡ahora! ¡No me importa cómo! ¡Destrúyelos!— Catra gritó a Lonnie.

No había nadie que impidiera a Catra entrar en pánico.

—Catra, espera ¿Qué está pasando?— Ahora Lonnie también estaba asustándose.

En el cielo a lo lejos, se veía la columna de luz azul y Catra temía que fueran más malas noticias. Aceleró el esquife. No se dio cuenta que la luz venía del lado aliado.

Bow y Castaspella estaban llegando a la ubicación de Netossa, apresurándose en su camino por la solicitud de ayuda. Una bestia enorme, de las que solían acechar en el bosque, pero rara vez aparecían ante las personas, se les interpuso en el camino. Winda, el puerco espín, se sacó de su agarre de la espalda de Bow y lanzó sus espinas a la bestia, que rugió con dolor y furia.

Perfuma estaba bastante apurada supervisando el empaque y la repartición del envío de suministros a Luna Brillante, por lo que no estaba en su mente si debía recibir a Catra o a Glimmer en su reino. Ella lo único que quería era terminar cuanto antes con estos pendientes para retirarse a su carpa privada con Scorpia de nuevo, y quizás seguir descubriendo sus labios. Una cena primero estaría bien. Y reafirmarle lo maravilloso que era que su piedra tuviera alguna reacción con ella.

Cuando Glimmer se apareció en Plumeria, lo hizo frente a la Flor de Corazón. No tardó en fijarse que Entrapta se había traído toda la nave, la cual estaba estacionada fuera de lo que sería la plaza principal, a los alrededores del gran árbol donde estaba incrustada la piedra rúnica. Frunció el ceño pero no era momento para molestarse por eso.

Glimmer saludó a los plumerianos que la recibieron y después de conversar un poco, pudo preguntar a uno de los nuevos guerreros dónde se encontraba la princesa Scorpia. La guiaron con gusto hasta la amplia zona semi despejada donde ya estaban montadas las grandes tiendas y carpas donde esperaban recibir a los posibles heridos y donde todavía descansaban los dos batallones. Ellos avanzarían poco antes del amanecer. Los camastros y futones que después estarían pensados para recibir heridos, por esta noche servirían al descanso de los rebeldes.

Scorpia y Perfuma habían dejado sola a Entrapta después de comer con ella, ya que cada una debía seguir atendiendo sus obligaciones.

Scorpia estaba dando órdenes alegremente a un grupo de soldados que obedecían con rapidez los repentinos cambios de la escorpioni.

—Hola, Scorpia— La alcanzó la Reina.

—Oh, reina Glimmer. Te esperábamos hace un rato— Saludó Scorpia con alegría.

Glimmer empezó a hacer platica, preguntando acerca del campamento, los avances, si habían tenido problemas. Y en su plática, iban caminando. Scorpia estaba feliz de platicar y demostrar todo lo que habían hecho en apenas un día de trabajo. Estaba muy orgullosa de sus avances como Capitana de Infantería y cómo Catra confiaba más y más en ella. Glimmer, que estaba escuchando con toda atención para saber lo que podía usar a su favor, estaba llevando lentamente a Scorpia a la Flor de Corazón, y se sorprendió cuando Scorpia le reveló la última noticia: su débil y naciente conexión con la Black Garnet.

—¿En serio? ¡Eso es asombroso!— Esto era casi demasiado fácil. Para Glimmer, era confirmación de que su decisión era correcta.

—¡De verdad! Yo todavía no puedo creerlo… Una parte de mi no puede esperar por ver cómo será, pero también… bueno, puede ser… estoy un poco asustada— Le confesó Scorpia a Glimmer.

—Estoy segura que no tienes nada de qué asustarte. Tener tu conexión completa con tu piedra rúnica es intenso y se siente increíble… cuando yo obtuve la mía. Uf, la verdad a veces me sigue sorprendiendo lo que puedo hacer— Lo mejor para Glimmer, es que estaba siendo sincera. —Antes tenía que recargar todo el tiempo, y no podía ir ni siquiera a muchos kilómetros lejos… Ahora…— La reina se teletransportó a Luna Brillante y trajo un casco de un guardia descuidado para probar su punto —Puedo ir y venir por toda Etheria, aunque todavía me pierdo un poco jeje.

Scorpia estaba pensando las palabras de Glimmer cuando vieron aparecer en el cielo la columna de luz azul. Venía de Luna Brillante y era muy diferente del faro del peligro. Hasta era bonito de ver.

Los rayos de luz corrían por la tierra a una gran velocidad.

Cuando golpearon a la bestia que Bow y Castaspella todavía intentaban detener sin matarla, la bestia perdió todas las ganas de pelear, y la luz siguió de largo, recorriendo más allá de la vista en todas las direcciones.

La luz era la voluntad de los magicats hablando al bosque y a la tierra, pidiendo clemencia por una causa que había generado tanto dolor al planeta entero. El planeta seguía llorando la pérdida de su campeona también. Y el planeta los escuchaba.

—Ya había olvidado que antes tenías un número limitado de teletransportaciones— Scorpia se quedó mirando otra vez la Flor de Corazón.

—Y de puños de brillos— Remarcó Glimmer con sus manos.

—¿Tú crees que podría ser así?— Scorpia tenía los ojos brillantes con muchas emociones.

Lo que la luz tocaba, los magicats lo podían ver. Entre las doce conciencias unidas, eran capaces de procesar un flujo de información abrumante para una sola mente. Así fue cómo pudieron ver como los soldados de Thaymor se defendían de árboles que se movían solos, de arañas monstruosas y antinaturales, de bestias que de otro modo estaban tranquilas. Algunos soldados yacían en el suelo, aplastados y rotos.

—¡Tienes que destruirlo! Entrapta ya te dijo lo que está pasando, las defensas no son defensas. Hordak… iremos a ayudarte de inmediato— Le gritó Catra a Lonnie. —¡Ve!— Lonnie no discutió más, después de que Entrapta lograra explicar un poco lo que estaba pasando, entendió que tenía que volar los generadores o de algún modo retrasar los trabajos de excavación.

No tenía ningún soldados en las últimas fases de las excavaciones, todas eran tropas de Cobalt, y aunque le harían caso, Hordak había dado órdenes directas al otro Capitán de la Fuerza. Solamente Catra -Double Trouble- podría ordenar algo, pero no sabía en donde estaba el camaleón. Ella tendría que volar los generadores.

Catra aceleró el esquife y salió despedida cuando quiso esquivar un repentino obstáculo. El esquife giró descontrolado sobre sí mismo y se quedó quieto después de unas chispas unos metros más allá. La gata logró rodar un poco para gruñir y prepararse a enfrentar a lo que sea que la haya hecho perder su transporte, para encontrarse con Treeleaf.

—Estoy segura— Y entonces Glimmer se atrevió a tomar entre sus manos una tenaza de Scorpia —Podemos ir justo ahora a la Zona del Terror y comprobarlo. Recuerdo exactamente la ubicación de la cámara— Los ojos negros de Scorpia se abrieron mucho. —Imagínate. Podría ser la diferencia mañana. Solo iremos y regresaremos, podrás mostrarles a todos la poderosa princesa que eres. La Black Garnet te ha estado esperando— Las palabras de Entrapta, la emoción de Perfuma y ahora la confirmación de Glimmer, era todo lo que la escorpioni necesitaba para aceptar.

Asintió enérgicamente y para su sorpresa, Glimmer la abrazó. Este era un día de recibir abrazos para Scorpia, y con gusto lo devolvió. Y ella no sería la primera en separarse.

—¡Tú! ¿Qué haces aquí, maldito ciervo? ¡No tengo tiempo de jugar contigo!— Catra iba a empezar a correr hacia Thaymor para ayudar y mover las tropas directo a la Zona del Terror. Uno de los rayos azules pasó en el espacio que la separaba de Treeleaf y se congeló donde estaba. Una extraña calma y un sentimiento amable al que no estaba acostumbrada luchó por abrirse paso desde el exterior a su bien protegido interior.

—Tienes que detenerte un momento y escuchar, Catra— La voz del ciervo resonó grave y pesada en los oídos de Catra, estaba congelada, ante la sorpresa de escuchar por primera vez la voz de Treeleaf, de sentir su mirada profunda, y luchar contra la luz azul que dejó tras de sí el rayo, como una sombra luminosa.

—¡No lo entiendes, no hay tiempo! ¡Tenemos que ir justo ahora, o todo habrá sido en vano!— Catra estaba sola, en más de un sentido. No quería ceder a la voz y la mirada de Treeleaf, porque ahí estaba el dolor de la pérdida. Sabía que el ciervo era algo de Adora. Tampoco quería ceder a la calidez de la luz, porque le recordaba a otra luz de paz y amor, de coraje y calma.

—El tiempo es ahora— Catra estaba congelada en su lugar, con los ojos llorosos y las orejas aplastadas —Tienes que escuchar ahora— Treeleaf avanzó, su pelaje era dorado, tan claro que parecía brillar por cuenta propia en la noche que ya caía. La gatita se dejó caer de rodillas. No podía mantener todo a raya.

La poderosa sombra luminosa del rayo, con su sentimiento pacifico y amable. Su propio pánico creciendo, la rabia que estaba empezando a reptar bajo las demás emociones, al verse burlada en su juego, la mirada que la estremecía del ciervo. Treeleaf al fin la alcanzó y con sus astas como esplendorosas ramas, tocó la coronilla de Catra con cuidado. Y los ojos de Catra miraron sin ver.

Una parte de la mente de Nube estaba consciente de la ubicación de Catra, pero no podía interrumpir el hechizo mientras todavía tuvieran camino que cubrir. La magia y la luz corrían veloces, pero las conciencias de los magicats estaban cansadas aunque fueran poderosas. Todavía necesitaban más descanso. Nube Oscura necesitaba más descanso. No podían pretender que estaban listos para luchar una guerra, y aquí estaban gastando su poca energía.

Con su cántico resonando por el castillo, Mehira se les había acercado y los observaba con asombro sin disimular. Se puso al lado de Kaphiri y dejó que ella lo acariciara con cuidado en la cabeza.

Entrapta bajó de la nave para buscar a Scorpia y Perfuma y decirles en persona lo que acababa de descubrir de Hordak y el portal, para ver el justo momento en que Glimmer y la escorpioni desaparecían en una lluvia de chispas blancas y rosas.

La mente de Catra se abrió a la luz. O la luz abrió la mente de Catra. No podía resistirse, su cuerpo no era más su cuerpo. La visión del espectro de luz se le apareció. Pero no era su espectro de luz, su esperanza y su pesadilla. Era la misma luz blanca y pura, que no lastimaba la vista en su vastedad, pero no era su espectro con la sonrisa tranquila y confiada, llena de amor, con la larga coleta bailando bajo un viento inexistente. Tampoco era la silueta de bebé gigante y enojado de la She-ra pasada, con su skort* y el cabello y la tonta capa ondeando. Era otra silueta, con el cabello imposiblemente largo, más alta, más estilizada, con los ojos azules que conocía tan bien y que eran tan diferentes. Reconocía las facciones, pues también la acosaban en pesadillas, culpándola, y Catra siempre quería desaparecer de su vista, que la acusaba, por desperdiciar su sacrificio.

Mara.

Mara, en su inmensidad de She-ra. Poderosa, enorme, serena, entera. No el despojo de heridas de una moribunda dejando su carta de despedida. No la terrible presencia de sus pesadillas que pedía justicia y retribución. No, ésta Mara la veía desde su grandiosa altura, sin acusarla, con serena melancolía, con compasión. Como algunas veces podía verla Angella. Catra detestaba tanto que la miraran así.

Solo podía encogerse más y pedir perdón. Por todos y cada uno de sus pecados.

Lo había intentado, en serio lo había intentado. Compensar todos sus errores. Hacer lo mejor, no para unos u otros, lo mejor para todos. Había puesto todo de ella para lavar sus manos. Su único arrepentimiento era no haber escuchado antes.

Pero Mara le levantó la mirada. Movía los labios, y Catra no podía escuchar nada. Después de unos intentos, Mara se rindió. Catra se levantó cuando She-ra le tendió la mano, y así las dos de pie, frente a frente, Catra no se sintió pequeña ni asustada ni amenazada. Con su tacto, Mara había borrado todo.

Una sonrisa reemplazó el semblante melancólico de Mara. Sus rasgos llenos de luz se suavizaron y Catra pudo apreciar a la mujer detrás de la diosa, la cual se inclinó hasta el nivel de la vista de Catra y con cuidado, acercó lentamente sus grandes manos a la cabeza felina, Catra quiso alejarse pero la sonrisa de Mara era amable, al final se quedó quieta y la diosa cerró la distancia entre sus frentes, encerrando la cabeza entre sus manos cálidas.

Un torbellino de imágenes inundó a Catra. Podía ver a Mara con una mujer translucida, feliz, conociendo a Etheria. Presenció cuando recibió la espada de manos de gente a la que no alcanzaba a percibir el rostro. El doloroso poder recibido. La traición. La guerra. La lealtad de un equipo perdido. La agonía de los últimos minutos, ya no con la indiferencia de colores opacos de un viejo holograma que había logrado resistir mil años, si no siendo mudo testigo a todo color, sintiendo en su carne el dolor ajeno.

Las imágenes de Adora en los brazos de Hordak, siendo una bebé. Su vida transcurrida en un parpadeó. Catra no quería ver. Catra quería cerrar los ojos y perderse. Pero este ya no era más su cuerpo, era solo un conducto. Y la mente y el corazón no podía cerrarlos a los recuerdos, que eran suyos, no de Mara.

Hasta que llegó a Thaymor, y pudo ver los momentos que Bow le narrara. Su corazón rebosaba, en alegre agonía. Estos no eran los recuerdos de Adora, eran los recuerdos de Etheria, que se regodeaba en su campeona, en su salvadora. Porque Adora había sido escogida, sí, pero no por los Primeros, no por Light Hope, Adora había sido elegida por las mismas razones por las que Catra la amaba.

Las cosas no eran tan malas hasta que llegó al día en que dejó caer a Adora en ese tonto templo de los Primeros. No recordaba que el grito de Adora sonara así. Llamándola. Y no había regresado a su lado, otra vez. Pero estaba tan enojada, y herida, y sola. Y Adora no dejaba de hablar de deber y guerra. ¿Qué más podía haber hecho? Catra daría todas sus garras por tener otra oportunidad.

Etheria no sería piadosa, aunque su intención tampoco era la crueldad.

Catra tenía que ver. Para comprender.

Pasó el tiempo, y el dolor punzante del frío que los Bosques Susurrantes sufrieron, lo sintió Catra en su carne.

No era nada contra lo que se avecinaba. Lo sabía.

Angella, con todas sus fuerzas intentando alcanzarla, sin lograrlo. Adora escalando, subiendo, como si estuvieran jugando en las fraguas, una sonrisa y una lágrima. Y Catra entendió que hasta el último momento, Adora la llevó consigo. Quería explotar, disolverse en la nada, pero no le sería concedido. Tendría que cargar con esta verdad.

Las imágenes se detuvieron hasta que Catra levantó la espada de poder en Isla Bestia para rescatarlos, despertarlos. La espada brilló reconociendo a la última con la que podría tener una conexión. Porque si Adora había creído en ella, ahora Mara lo haría.

Lágrimas de una sonrisa amable recibieron a Catra y los ojos azules se disolvieron en la luz, para ser sustituidos por una mirada de ojos almendrados.

El mundo estalló alrededor de Catra, los sonidos que estaban apagados, reventaron en sus orejas, los olores de las plantas, del esquife quemado, el aroma de Treeleaf le asaltaron la nariz y el residuo de la luz azul la llenó hasta que sus pupilas casi desaparecieron. Un nuevo sonido le atacó. El pitido de su comunicador. ¿Cuánto tiempo había pasado? No resentía las piernas de tenerlas dobladas bajo su peso.

Tantas emociones. Su cabello perfecto ahora estaba revuelto. Su cerebro se concentró en lo más directo que pudo. No tenía un momento que perder. Aceptó la llamada y era Entrapta, se dio cuenta que no habían pasado más de 10 minutos desde la última llamada.

—¡Catra, que bueno que al fin respondes! ¡Glimmer no está por ningún lado, y se llevó a Scorpia! ¡Catra, la Black Garnet responde a las emociones de Scorpia, lo acabo de confirmar— No. No.

¡No!

Glimmer y sus malditas ideas. Maldita jodida fuera la reina.

Todo estaba excelente hace solo una hora. ¿Qué había pasado?

Catra pensaba que tenía todavía horas para su propia Hora H, y el destino había decidido que era ahora la Hora Zero.

—¡Scorpia trae su insignia de Capitán, rastréala, Entrapta!

—Oh, lo siento, lo siento. Lo olvidé, tienes razón— Tanta presión no era usual para Entrapta. Catra por su parte, agradecía cualquier cosa que la distrajera de las mil emociones en su interior, las verdades reveladas, los recuerdos desbloqueados y todos los traumas abiertos. —¡Están en la Zona del Terror! ¡No hay duda y están dentro de la Cámara…— Pero las palabras fueron tragadas por el grito de rabia de Catra.

Sus garras crecieron y se enterraron en su brazos de nuevo cuando se abrazó intentando aplacar la rabia. Entrapta estaba asustada, sentía que era su culpa. Si hubiera estado más atenta. El frío de su propio hielo abrasaba a la magicat.

—No hay tiempo, Trapta. Ya no hay tiempo. ¡Da la orden de avanzar! ¡Tenemos que parar a la reina y Hordak de inmediato!

Bow y Casta, después de mirar confundidos como la bestia que los había estado atacando se iba con toda calma, decidieron seguir avanzando.

Los comunicadores de cualquiera que tuviera alguna autoridad en la Rebelión y la Alianza, se encendieron con una única orden. Marchar sobre el enemigo. Cada capitán y sargento, en Plumeria y las Salinas, empezaron a gritar ordenes a sus escuadrones y batallones. Mermista y Seahawk no esperaron más y se lanzaron a sonar las campanas para al fin cerrar la pinza del bloqueo.

Perfuma, que seguía con los civiles plumerianos terminando su inventario, se espantó de los tambores de guerra sonando. Los arboles no la dejaban ver los estandartes de batalla levantándose, pero pronto uno de sus capitanes llegó para informarle del cambio de las ordenes. Y Perfuma buscó a Scorpia.

Catra tendría que esperar para ver sus tropas en el frente. Ahora tenía que correr al Castillo de Cristal. Tenía que destruir a Light Hope antes de que Glimmer hiciera una locura. Ya no había tiempo.

Las tropas bajo el mando de Netossa, ya estaban reagrupándose, gracias a los Lores y a la llegada de Bow y Castaspella, cuando recibieron las nuevas órdenes. Entre todos se miraron a los ojos, preguntando qué había pasado para tal cambio de planes.

Lonnie se había subido a su esquife para regresar cuanto antes a la Zona del Terror, llegó pisando fuerte, como le correspondía a la mejor Capitán de la Fuerza, y todos le abrían paso. De los arsenales dispuestos en los hangares, tomó toda una macana de granadas, y para disimular más, le ordenó a uno de sus soldados que preparara a su escuadrón para un recorrido de prueba por las defensas exteriores del mar, se cercioraría de que todo estuviera perfecto.

Se puso la macana al cinturón como si fuera parte de su equipo habitual e hizo su camino hasta la sala de generadores, que a este punto, trabajaba automáticamente. Empezó a dejar con cuidado las granadas y más explosivos, pero no vio que el Imp había estado esperando por este movimiento. La pequeña bestia se dejó caer desde su percha escondida e hizo sonar la alarma además de revoletear sobre Lonnie, distrayéndola y sorprendiéndola, Grizzlor y Cobalt se abalanzaron sobre ella y con otros cuatro guardias al fin lograron someterla.

—Serás llevada ante Lord Hordak, traidora— Le dijo con sorna Cobalt.

Lonnie lo miró con odio con su único ojo bueno después de la rápida y brutal pelea y le escupió a la cara la sangre que se le había juntado en la boca por un labio reventado.

Scorpia estaba miraba asombrada la Black Garnet, que reflejaba la poca luz impasible, alta, inamovible. Glimmer se estremeció un poco de recordar lo que le había pasado en esta cámara. Espabiló para concentrarse en el momento.

—Vamos, te está esperando— Le sonrió con confianza a Scorpia.

La escorpioni avanzó su pinza casi hasta tocar la Black Garnet.

Hordak rio su victoria cuando le llevaron a Lonnie y la aventaron a sus pies.

Catra corría, tratando de volar, pero los Bosques seguían un poco inquietos. Treeleaf la seguía pese a sus insultos.

—Súbete, yo corro más rápido que tú en el bosque— Y es cierto que el ciervo saltaba mucho más ligero que ella misma entre las ramas, raíces y rocas del terreno cambiante. —Y yo sé exactamente dónde está el Castillo de Cristal.

—¡Arg, maldita sea!— Y Catra saltó sobre el lomo del ciervo en su carrera, sin perder un solo latido y Treeleaf de inmediato aceleró. Catra se sostuvo lo mejor que pudo con sus rodillas y muslos, aunque jamás había montado.

La Black Garnet pareció resplandecer un momento, cuando la pinza de Scorpia se detuvo a solo milímetros.

Las compuertas que inundarían los canales que los hordianos habían cavado se abrieron y el mar luchaba por ocupar el espacio disponible. Con su agua salada, evitaría que los cables se fundieran y ayudaría a soportar la corriente al mismo tiempo, para un portal capaz de teletransportar al planeta mismo y no solo naves de una armada.

El hechizo de los magicats se había detenido y Nube Oscura tenía que correr a ayudar a su hija. Lo último que había visto de ella es que estaba en el suelo después de salir volando de su vehículo flotador. Se levantó mareada y Musa y Shu la ayudaron a sostenerse. Su mirada se enfocó en Kaphiri y en Mehira. Caminó a trompicones hasta el puma.

—Necesito que me lleves… por favor— Mehira no tuvo oportunidad de decir nada antes de que Nube le pusiera la mano en la frente y le mostrará el camino.

El puma se puso de pie y Nube Oscura apenas pudo sostenerse de su cuello y apretar sus rodillas sobre el lomo, cuando ella era mucho más larga que Mehira, pero él era fuerte. Y aunque era más larga, no más pesada.

—¡El mundo verá la venida del Orden! ¡Y ahora ya no hay nadie que se interponga en mi camino!— Double Trouble apareció en su forma de Catra a la mano derecha de Hordak, y no evitó que el ser con armadura bajara la palanca que sobrecargaba los generadores.

Light Hope analizaba los datos del planeta.

Su primer encomienda estaba a punto de cumplirse. No había error posible. Si la Zona del Terror le fallaba de cualquier modo, la reina de Luna Brillante era su plan de respaldo, y según sus lecturas sobre magia, estaba muy cerca de la Black Garnet.

Treeleaf corría todo lo rápido que podía, casi flotaba y Catra prefirió esconder la cabeza tras su cuello que ver el borroso mundo a su alrededor. Con el corazón retumbando, luchaba por aplastar sus sentimientos. Ahora no importaba todo el amor por Adora, el odio por Glimmer, la desesperación por Scorpia. Solo destruir a Light Hope para que no pudiera operar el Corazón.

Perfuma estaba con Entrapta, que apenas era capaz de explicarle lo que estaba pasando, pero que las dos tenían que moverse al frente.

Nube Oscura tuvo que cerrar los ojos porque había subestimado la super velocidad de la que había presumido Mehira. Los guardias ni siquiera habían podido gritarle que se detuviera antes de que salieran de los terrenos de Luna Brillante.

Hordak hablaba mientras los mares inundaban la Zona del Terror y sus soldados se refugiaban como podían, porque todavía había habido algunos trabajando y no les avisaron que se movieran.

Todos los buques disponibles de la Rebelión ya estaban con la proa dirigida hacia tierra, para desembarcar a sus guerreros y hundir a cualquier nave hordiana que se atreviera a ponerse en su camino.

Angella y Micah seguían sin saber dónde estaba su hija, porque junto con Bow y Netossa, estaban ocupados ayudando a los heridos y a poner orden para poder avanzar.

—Tú puedes, Scorpia. Creo en ti— Aseveró la Reina de Luna Brillante con certeza y alegría.

Entonces Scorpia al fin cerró la distancia con la piedra roja.

Al principio no pasó nada, Glimmer se encogió de hombros cuando Scorpia la buscó con la mirada, y la animó otra vez. Entonces Scorpia la tomó con las dos pinzas y sintió el cosquilleo de algo. La Black Garnet empezó a brillar.

—¡Vean ante ustedes a la que será la primer testigo de la grandeza de Hordiano Primero!— DT y Lonnie cruzaron miradas, Lonnie trataba de explicar todo con su mirada. Hordak solo estaba esperando el indicador de que los canales estaban listos, para liberar la energía de los generadores y activar su portal. —¡El Orden será y en su nombre, todas ustedes inútiles criaturas, pagarán!

La Black Garnet se encendió en la pantalla de Entrapta y de Light Hope al mismo tiempo.

Mehira y Treeleaf llegaron casi al mismo tiempo a la entrada del Castillo de Cristal.

Catra se empezó a reír atrás de Hordak cuando el indicador llegó a su tope.

—Habrá que posponer la visita del Hermano Mayor, ¿Qué te parece?— Y pateó a Hordak en la cara.

Lonnie se levantó, de un cabezazo tiró a su captor, rodó y en el mismo movimiento tomó un bastón aturdidor, que disfrutó de enterrar con la potencia máxima entre las escamas de Cobalt. Los otros dos guardias la veían con cuidado y las manos levantadas.

—¡¿Qué estás haciendo, criatura vil?!— Ladró Hordak desde el suelo.

—Ya era hora de ascender, eso es todo— Le respondió con arrogancia. DT sabía que Catra estaría tan orgullosa de su toma del poder.

—¡Mehira, Nube! ¿Qué demonios están haciendo aquí?— Mehira solo había tenido que seguir su olor desde donde el esquife había chocado.

—Venimos a ayudarte, ingrata, así que mejor cálmate— Le respondió el puma.

—Catra, Catra ¿Estás bien?— Nube intentó acercársele.

—No tenemos tiempo para esto. Si vas a ayudarme, ayúdame a entrar ahí— Gruñó Catra, las perfectas ropas con las que la viera Nube Oscura solo hace un par de horas, ahora estaban revueltas, llenas de tierra y de la sangre de los brazos de Catra, quien parecía más tensa que un arco.

—Déjame…— Catra sabía que la puerta solo se abriría con la espada pero no había tiempo de ir hasta la nave. Rompería esta porquería de templo con sus propias manos. Nube estaba hincada con una mano en el piso. —Dame la mano— Le pidió Nube y Catra la miró con recelo —No puedo hacer esto sola… todavía no tengo suficiente fuerza— Y le tendió la mano.

Nube dibujó una runa, la lanzó al piso frente a ellas, y la acompañó de una tonada primal, chasqueando la lengua, haciendo un ritmo rápido y contundente. Catra sentía cosquillas extrañas recorrerle el cuerpo hasta la mano que la unía a su madre. La tierra se empezó a mover y el área que sostenía la entrada se desmoronó y la puerta corrediza sucumbió a su propio peso.

Mehira se puso al lado de Nube porque cuando terminó se tambaleó.

Catra no esperó, había una abertura estrecha entre el pequeño derrumbe, se arrastró por el espacio y Nube solo tuvo un momento para ver como luces multicolores salían de la tierra hacia el cielo de la noche negra eterna de Despondos.

Cada una de las cinco princesas elementales brilló con el color de su aura de poder.

Ya habían experimentado este poder cuando estaban todas juntas.

Mermista y Frosta chocaron el puño, a lo lejos ya podían ver las costas de la Zona del Terror, pero con el poder crudo recorriéndoles la piel, podían llegar mucho más rápido y empezar a atacar. Mermista saltó al agua, Spinnerella las siguió cabalgando el viento y Frosta corría y se deslizaba sobre el agua congelada con Tajana, el zorro blanco, siguiéndola de cerca.

Entrapta vio brillar en verde amarillento a Perfuma, ambas todavía dentro de Darla. Una punzada fría recorrió a la princesa de Plumeria.

—¡Wow!— En cuanto Scorpia restableció su conexión, el poder bruto de la Black Garnet la impulsó.

La energía roja que otra ocasión le había dañado, ahora la acariciaba. Glimmer estaba de verdad asombrada. El poder de ataque de Scorpia era aplastante. Había sonado una alarma en la Zona del Terror contra princesas, y rápidamente tuvieron que responder las dos al ataque.

—Creo que es hora de que nos vayamos, reina Glimmer— Le dijo Scorpia.

Glimmer solo necesitaba momentos más, ella misma iría por Hordak, y no necesitaba más que un segundo en ir y venir. Parpadeó a Scorpia de vuelta a la Flor de Corazón, que se estaba tiñendo de negro y líneas con forma de escritura de los Primeros aparecía en el árbol. Scorpia aterrizó un poco desbalanceada, y Glimmer volvió a la Zona del Terror, sintiéndose como una super batería.

—Ustedes dos, atenlos— Ordenaba DT a los dos guardias que Lonnie no había atacado, todavía.

Lonnie estaba en guardia frente a Catra, con un pie sobre Hordak, a quien le había propinado una buena descarga. Era el golpe de Estado más sencillo que habían tenido. Hasta Shadow Weaver había dado más batalla. Los guardias dudaron un momento.

—Están viendo a su nueva Comandante Suprema y a la Segunda al mando. ¡Obedezcan!— Gritó Lonnie, los guardias se cuadraron, saludaron y primero ataron a Cobalt y cuando ya iban por Hordak se apareció la reina de Luna brillante para encontrarse con que alguien más ya le había ganado la mano.

Nadie más que Catra, con sus planes de contingencia.

Los guardias se pusieron frente a Lonnie para defenderla, después de dejarle morado un ojo y reventarle el labio. Pero no era personal, así eran las cosas en la Zona Del Terror.


N.A.

¿Qué tal? ö/

En serio no sabía que iba a salir Mara hasta que salió. Todo el tiempo pensé que iba a ser Adora o She-ra tal cual, pero cuando iba llegando a la escena, simplemente supe que era Mara.

Siento que fui muy rápido y de todos modos son 8,200 palabras! teniendo en cuenta que el cap 28 lo tuve que cortar, las cosas se estaban construyendo desde ahí. Para este cap escribí todavía poco más de 3k el día de hoy y que viaje!

La parte difícil de esto? Glimmer! de verdad, sabía que tenía que llegar a ella, pero para eso necesitaba tener algo más que motivara a Scorpia, y entonces me trabé con la escena con Perfuma XD ya pasando eso, lo demás fluyo.

:3

Si te agradó, me encantaría saberlo uwu.

Carpe Diem