Hey!
Esto es interesante.
Estaba cuestionandome sobre cómo abordar el siguiente arco, pero seguiré cómo hasta ahora, es decir, siguiendo casi líneal en dónde se haya quedado el cap anterior.
Algunos saltos serán necesarios.
Hasta ahora el fic se ha mantenido M por la sangre y algo de violencia, digo, las batallas no han sido así de explicitas, pero es principalmente por las autolesiones de Catra y la sorpresiva muerte de SW.
Y el no tan inesperado reencuentro de los reyes.
Alguien quisiera lime o lemon aquí? smut?
por cierto, alguien de los jóvenes XD me puede decir si hay alguna referencia más reciente para el lime? XD para los que no sepan, tal vez, el lime es solo como faje o sexo poco explicito, sin ponerte a describir todo. El lemon es subir de nivel. Y me gustan esos términos y palabras, por eso las sigo ocupando.
Bueno, fuera de eso, las ideas para esta nueva etapa ya se están asentando y aunque se nota que Prime es primeramente un conquistador y no un destructor, pues se nos deja ver que si el planeta en cuestión no da para más, simplemente bombardea todo y ya está. Así que ya veremos qué hace la rebelión con un verdadero Señor de la Guerra.
Enjoy!
Capítulo 31
¿Hija?
Angella y Micah llegaron al espacio aéreo de la Zona del Terror sin cuidado, acelerados por la visión del rayo verde, antinatural, demasiado intenso, artificial. Las sirenas de la Zona del Terror empezaron a sonar y tuvieron que esquivar los rayos de las torretas y tanques estacionados. El sonido les reventaba en los oídos y vieron soldados empezar a congregarse en las bahías de esquifes.
Había zonas en completa oscuridad, a no ser chispas de repentinas descargas energéticas. Pero con las sirenas se encendieron las luces de emergencia, parpadeando en rojo, pulsando, obligando a las huestes hordianas a moverse. Los reyes no tenían en mente más que localizar a su hija y se movían con celeridad, buscando entre los parches de luz y oscuridad que recubría el yermo a sus pies.
Era un espectáculo desconocido para los dos.
Aunque Angella tenía dos días de haber acudido a rescatar a los magicats, su vuelo había sido a ras de suelo, manteniendo toda la discreción que era necesaria para la misión. Había visto poco de las columnas de metal, las tuberías, las bodegas achaparradas levantadas sin cuidado entre el crecimiento de grandes torres que más se mantenían en pie por magia que por física.
Ahora podía ver el crecimiento real de la Zona del Terror, las bahías de carga y descarga, las largas vías para la circulación de los esquifes, grandes conglomerados de edificios, construidos entre las ruinas de lo que era un reino mediano pero ancestral. Todo el cañón principal lleno de edificaciones con luces parpadeantes, fábrica tras fábrica, las grandes chimeneas de las fraguas, escupiendo su humo acre. La polución del aire le hacía lagrimear cuando sus ojos estaban perfectamente diseñados para ver claramente incluso con el vuelo rápido.
Los viejos reyes se maravillaron interiormente de lo que Hordak había construido en casi treinta años de ocupación.
En el crecimiento desigual de la Zona del Terror se adivinaba la propia inestabilidad de su líder. Era grandioso pero caótico. Existía cierta belleza horrida y decadente en las formas bulbosas de pronto recortadas en ángulos y aristas punzantes.
Después de adentrarse algunos kilómetros dentro de la Zona del Terror, lograron divisar un lugar donde el humo no parecía salir de una chimenea, su salida era un boquete abierto en la estructura principal. Micah y Angella aterrizaron ahí dentro y se encontraron con el laboratorio y el trono de Hordak.
—¡¿Catra?!— Llamó alarmada Angella.
—Oh, más visitas, grandioso. Sean bienvenidos, majestades— Catra se volteó del panel de control donde estaba apretando botones. Se acercó con delicadeza hasta la vieja reina. Y a propósito, parpadeó. El mismo escalofrío de hace unas semanas llenó a Angella y Micah se dio cuenta de su reacción y se le acercó con cuidado.
—Double Trouble— Susurró en reconocimiento.
—He intentado contactarme con la Gatita pero no responde. Hay mucha interferencia— En las pantallas de Hordak se podía ver el estado de diferentes áreas.
La costa estaba en total caos. Multitud de hordianos esperaban en la playa por el arribo de las fragatas y naves rebeldes y gracias a las defensas que se habían construido, estaban logrando resistir la cantidad abrumadora de la gente del mar llegando por sus propios medios hasta la orilla. Por alguna razón, las princesas habían dejado de atacar pero los capitanes seguían instigando a sus tropas a avanzar.
En los pasillos de la Zona del Terror los soldados corrían a sus posiciones en ordenadas falanges impulsados por las sirenas y las luces rojas de alarma.
En las fronteras terrestres todas las torretas y tanques estaban entrando en formación. Los soldados se apresuraban a repostar los esquifes. Incluso se veía a los cadetes más pequeños cumpliendo sus asignaciones llevando a más niños a los refugios designados. Niños.
—¿Qué pasó? ¿Dónde está nuestra hija?— Habló Micah.
Double Trouble tuvo el detalle de mostrar cierta preocupación. Era muy raro ver esa expresión en la cara de Catra.
—...Una especie de rayo, de luz, apareció y se llevó todo— DT señaló al piso más allá del trono. Aunque el hoyo del techo era desigual, gracias a los rayos concentrados de Glimmer, en el centro del Sanctum se veía un círculo casi perfecto, perforando el mismo suelo y los cascotes y chatarra a su alrededor.
Nube extendió las garras que le quedaban y partió la mayor cantidad de hielo que pudo.
Mehira y Treeleaf estaban intentando agrandar el hoyo por donde Catra y Nube se habían adentrado al Castillo de Cristal, esperaban que tarde o temprano aparecieran.
La magicat sentía frío, pero no estaba segura si era por la mancha que ya empapaba sus vendajes y la túnica gris o por todo el hielo que recubría casi toda la cámara. Poco a poco, después de romper los témpanos más grandes, usó una de las piezas de las arañas para partir el hielo sobre Catra. Cuando rompió lo más que pudo del hielo cubriendo sus brazos, su hija cayó al suelo. La última capa de hielo fue más sencilla, podía quitarlo solo con la fuerza de sus dedos y sus garras.
Le quitó con toda la delicadeza que pudo el hielo de la cola, pues ya había visto lo celosa de ella que era su hija. Estaba helada. Le quitó la corona, la arrastró a su regazo, le acomodó el cabello sobre la frente, se la besó con cuidado y le empezó a cantar, a arrullar.
Corazón, dulce corazón.
Duerme y sueña,
aunque sea un momento
En las nubes y el viento
Tus sueños vuelan.
Nube Oscura recordaba muy bien la primera vez que le cantó a Catra para que se quedara dormida. Era uno de sus recuerdos más preciosos, Chikane y ella juntas, arrullando a su hermosa cachorra. Y era una las canciones que solía tararear para sí misma en la soledad de la celda. El calor de su cuerpo creció con la magia que estaba invocando con la nana.
Duerme y sueña,
tu madre te vela,
Corazón, dulce corazón,
en las montañas y en los bosques
entre las sombras y las luces,
Duerme y sueña.
—¿Se lo llevó todo? ¿De qué hablas? ¡¿Dónde está nuestra hija?!— Demandó la reina.
—El rayo verde, se los llevó. A Hordak, a Lonnie y a Glimmer— Dictaminó ya sin ninguna sutileza Double Trouble. —Creo, majestad, que su hija está con el Hermano Mayor.
Duerme y sueña,
Yo estoy a tu lado,
abrazo tu sueño,
Yo estoy a tu lado.
Duerme y sueña,
Duerme y sueña.
Catra abrió los ojos y se encontró en un espacio incierto, después de parpadear un poco, la luz blanca que tan bien conocía se presentó. Pero ahora estaba muy lejos. La figura de su espectro de luz estaba en la distancia, y por una vez, no sintió miedo ni desesperación, sólo quería decirle que había intentado con todas sus fuerzas. She-ra estaba tan lejos que no creyera que la escuchara. La princesa sintió algo diferente, algo vagamente familiar. La curiosidad y cierta expectativa la distrajeron. Era como escuchar las olas del mar y reconocerlo, aunque nunca antes hubiera ido al mar. Era como descubrir las estrellas pese a jamás haberlas visto o conocer su concepto. Algo la llamaba. Algo que vivía en sus memorias más profundas.
Corazón, dulce corazón,
Las lunas iluminan;
la noche oscura ya cae.
Duerme y sueña,
Duerme y sueña.
Duerme, mi lindo bebé,
en los brazos
que hoy te arrullan,
En las manos
que hoy te sosiegan.
Duerme y sueña.
Duerme y sueña.
Lo primero que percibió Catra, fue el olor, una mezcla de tierra, cítrico y un día soleado, la tranquilizó. Después sintió el calor irradiando, que le calentaba poco a poco las frías extremidades. La cola que yacía sin vida, se movió casi por sí sola hacia la fuente de calor. El siguiente segundo, Catra se dio cuenta que estaba siendo sostenida, abrazada, sus ojos se abrieron para encontrarse con una melena de cabello negro trenzado.
Duerme y sueña.
Duerme y sueña.
Empezaba a sentirse en calma, solo un poco, cuando olió la sangre. Con la sangre, todo regresó a su mente. Se contrajo y luchó.
—Ssshhh— Los brazos la sostuvieron fuerte, pero no la restringieron. —Calma, ya todo pasó. Lo hiciste… lo lograste— Los ojos desbordados de Catra enfocaron el mundo y las palabras poco a poco entraron en su mente, cobrando sentido. —Ssshhh, tranquila, luna mía.
Catra recordó el odio, y el dolor y el frío. El dolor de sus brazos era producto del frío y las heridas abiertas. Las heridas que se había vuelto a abrir al no tener otra cosa a la mano qué destruir ante la rabia y la impotencia. La rabia que sintió contra Glimmer, contra su propia ceguera. La princesita la había burlado y superado.
Nube la sostuvo lejos de sí un momento y Catra la pudo ver al rostro. Esto era lo más cerca que habían estado. Pudo ver las orejas rotas e incompletas, las cicatrices que asomaban entre el pelaje, los ojos verdes llenos de preocupación y orgullo. No quería sentirse cómoda, no quería ser consolada ni consentida. Pero estaba tan cansada. No encontraba dentro de sí las fuerzas para decirle que se alejara. Bajó la mirada porque no podía sostener la mirada verde.
Entonces vio la túnica manchada de sangre, se sobresaltó y el abrazo se rompió para quedar sentada junto a Nube. Al alejarse pudo ver toda la sangre, creyendo al principio que la estaba manchando con la sangre de sus brazos, pero esa hace un rato que había dejado de manar.
—¿Qué pasa, por qué estás toda manchada?— Nube se rio un poco y señaló a las arañas destruidas a su alrededor.
—No soy tan rápida como antes— La herida no se veía tan mal, pero Catra había visto ya muchas otras como para fiarse.
Se quito la blusa roja que traía para quedarse en el mismo top gris de siempre y rasgó la tela lo suficiente para hacer una faja y envolver a Nube Oscura. La fijó con su propio cinturon y ni siquiera recordó el látigo que estaba en algún lugar bajo el hielo. Vio su comunicador nuevo roto y maldijo internamente. No dejó que el pánico creciera en ella, y tomó su combustible usual: la rabia. ¿A dónde se habían ido los plácidos días de la apatía?
—Tenemos que salir de aquí. Vamos— Nube se dejó vendar y trató de ponerse de pie y las piernas le fallaron. Catra la ayudó a sostenerse. —No te hagas ideas raras, ¿okey? Esto no cambia nada— Le impuso a su madre.
—No te preocupes por mí… ¿qué es todo lo que estaba pasando?— Nube se sostenía de Catra al caminar. Todavía no terminaba de asimilar todo lo que había visto durante el hechizo con el resto de los magicats.
—Hay una gran bomba en el centro del planeta, repleta de magia. No podía activarse porque la Black Garnet estaba apagada, y Glimmer quería que usáramos esa magia para destruir a la Horda, sin importar el riesgo… Y el portal… Hordak estaba trabajando para crear otro portal y traer al resto de los suyos a Etheria— Era más sencillo hablar de todo esto que cualquier otro tema.
—No… Todavía son demasiadas cosas para procesar— Se quejó Nube. Y Catra no evitó una risa sin humor.
—Bienvenida al mundo exterior, supongo— La madre pudo apreciar el humor frío.
—Todo parece estar muy revolucionado, han cambiado tanto las cosas. Pero… Lo hiciste ¿Lo evitaste, la bomba?— Preguntó con cierto desconcierto.
—Se llama el Corazón de Etheria, así lo llamaban los Primeros. Y no, todavía sigue ahí, lo único que destruí fue el… interruptor— Era un modo de decirlo.
Llegaron hasta la salida y Catra se arrastró primero, viendo a los dos animales todavía esperando fuera. Ayudó a Nube a subir y vio sus muecas de dolor, pero cuando los ojos verdes miraron hacia arriba para encontrarse con su hija, vieron mucho más. Las estrellas brillaban en el cielo. Y Catra volteó la mirada. Sintió frío de nuevo. No había sido lo suficientemente rápida. Intentó de nuevo con su comunicador pero estaba muerto.
—Necesito saber qué está pasando— Dijo al aire, después miró al puma —Ve con Entrapta, por favor, dile que la necesito. Iremos al campamento de Thaymor, es el más cercano— Su voz era engañosamente plana.
Mehira se sorprendió demasiado de su petición como para ver algún pero. Asintió y salió corriendo. Treeleaf se recostó para que Nube subiera en él y poder llevarla. A pesar del paso suave del ciervo, Nube hacía una mueca en cada uno. Catra caminaba a su lado en silencio, dejando vagar su mente por todo lo que acababa de pasar.
Estaba tan llena y llena de pensamientos y emociones que no era capaz de enfocarse en ninguno. Bien podía pensar en cómo iba el avance, en los últimos datos que Entrapta le pudo dar, para saltar a los recuerdos de Mara, a su niñez con Adora, a la ansiada pero negada calidez de los rayos azules que habían surcado el suelo, a preguntarse en qué momento Glimmer había encontrado el valor y los recursos para actuar sola. Catra la había subestimado.
Los últimos días habían sido tan intensos y largos. Había dormido quizás 20 horas desde que había matado a la maldita perra de Shadow Weaver y no en plazos de más de cinco horas. Pero eso no era nada. Su cuerpo estaba entero, su entrenamiento hordiano la blindaba contra el cansancio, al menos para seguir funcionando hasta colapsar. Los sentimientos eran demoledores.
Trataba de buscar, hallar el momento en el que pudo haberse dado cuenta de las intenciones de Glimmer. ¿La había ayudado cuando fueron a aquella torre a solas solo para distraerla? Ya sabía que había sido un error sentirse tan cómoda alrededor de la reina. ¿Por eso ya no peleaba de vuelta? ¡Le estaba dejando pensar que Catra ganaba porque Glimmer sabía que tenía la mano final! Un resentimiento intenso reptaba y se enredaba con la ira.
Y entonces Catra recordaba que tenían que apresurarse para conseguir un comunicador hasta que ¡No podía ser que olvidara el auricular! Llevó la mano a su cadera, para recordar que el cinturón multipropósito lo traía Nube. Se acercó hasta ella y Nube apenas reaccionó.
—Necesito tomar algo un momento— Explicó a medias Catra mientras tenía que rodear un poco a Nube para buscar la bolsita donde traía el auricular. Casi no se daba cuenta que Nube se sostenía a duras penas del ciervo, que ahora se veía más negro que dorado.
—¿Entrapta? ¿Bow?— La señal era un desastre de estática. Los malditos Bosques debían de seguir interfiriendo.
Nube tenía frío y apenas se agarraba de Treeleaf, quien avanzaba en silencio a lado de Catra.
—No estamos muy lejos— Dijo el ciervo.
—Lo sé, maldita sea, solo quiero saber lo que está pasando— Catra seguía apretando uno de los dos botones que tenía el audífono para cambiar de señal.
Micah y Angella se miraron para después elevar sus rostros y contemplar como entre las estrellas, destellos blancos y rojos empezaban a manchar el cielo. Ellos no lo sabían, pero ahí estaban sus respuestas.
N.A.
Mi dopamina se fue de vacaciones más de una semana, por eso prefiero subir este cap hasta aquí, que creo que hace un buen corte.
En el siguiente ya veremos el resto de escenas desarrollándose.
Espero que hayan disfrutado de la nana uwu, la escribí pensando en Noble Maiden Fair de Valiente.
Carpe Diem
