Seraphine estaba sentada en el sofá sin saber qué hacer, por un lado, quería irse a casa, pero por otro, era tarde y no le sabía bien irse sin haber podido hablar adecuadamente con Evelynn.
Se asustó cuando una puerta se abrió: una figura femenina salió en pijama, ojerosa y con cara de querer morirse.
—…¿Ahri?— la vastaya apenas reaccionó.
—¿Tú de dónde saliste?— vaya, era un día tan malo que apenas podía sentir vergüenza.
...aunque sí entró en pánico cuando la chica empezó a llorar.
—Entonces...besaste a Akali— Ahri la miró sonarse la nariz, alzó una ceja cuando esta solo asintió. Soltó un silbido —veele el lado positivo: Akali es una chica lista y sabe lidiar con las estupideces de Evelynn.
—¿A qué te refieres?
—Eve es una perra orgullosa, preferirá fingir que todo está bien aunque esté furiosa y hay que sacarselo a la fuerza. Como amiga no es tan terrible, pero como pareja...ufff— se encogió de hombros —pero si Akali vio a través de su pequeño teatro, ya tiene medio trabajo hecho.
—Ya veo…— miró a otro lado —no te ofendas, pero…¿tu estás bien? Luces…luces terrible.
La mujer reflexionó un momento: siendo honesta, no tenía demasiado sentido ocultarlo ya que la muchacha estaba ahí.
—No— admitió cruzándose de piernas —hoy es de esos días donde mi cerebro decide que ya no quiere hacer hormonas de la felicidad. Incluso tener la fuerza de voluntad para comer es un poco difícil— suspiró —al menos ahora me ganó el hambre, también quiero una ducha.
—Lamento molestarte, lo siento. Pediré un taxi o algo— la vastaya se puso de pie.
—Si tienes paciencia para esperar que termine de bañarme y coma algo— propuso —podríamos abrir un helado, eso siempre me hace sentir mejor. Helado y una película estúpida y romántica, ¿qué dices? Creo que le haría bien a un corazón roto.
Seraphine miró aquellas ojeras, ese pelo desordenado, el pijama desarmado y aquellos ojos que apenas si tenían algún brillo en ellos. A pesar de eso, Ahri estaba haciendo lo mejor posible por hacerla sentir mejor.
—...Es curioso, ¿sabes? No pensé que pudiera admirarte más— la rubia se sonrojó ligeramente.
—No hoy, que estoy en la mierda. Ya, deja que me duche y vamos por helado. Y soju.
—¿Soju?
—¿Qué mejor para un corazón roto que el alcohol?
—Touché.
(...)
Por fin, la interminable lista de cosas que el muchacho necesitaba para tener un hogar bien implementado, a cambio, el vastaya había pedido comida y ambos estaban cenando.
—Ahora que estamos solos…— empezó la coreografa, deteniendose demasiado tiempo en su pedazo de pizza —hay…una cosa que quería preguntarte.
—Si puedo responderte, claro— respondió cuando terminó de masticar.
—Ahri…bueno, ¿ella te ha dicho algo en particular sobre mí?— este alzó una ceja.
—¿Se pelearon o crees que esté molesta por algo?
—No, no, solo…hay algo que necesito comprobar, por favor dímelo.
Este lo pensó.
—A ver, Ahri siempre habla mucho de ustedes tres. Las quiere mucho— comenzó —y, al inicio, solo hacía los comentarios usuales sobre ti. Ya sabes, eres buena en lo tuyo, confiable y todo ese jazz— respondió jugando con su barba, Kai'sa asintió —luego hablaba de tí con más frecuencia, decía cosas más íntimas.
—¿En qué sentido?
—Ya sabes, que eres linda, las cosas que haces por ella, lo genial que eres. Luego a mencionarte prácticamente todo el tiempo…vamos, como suele comportarse cuando le gusta alguien— Kai'sa se sonrojó.
La coreógrafa miró su pedazo de pizza.
—Wukong…yo y Ahri no estamos juntas.
Silencio.
Alzó la vista, el vastaya estaba pálido.
—¿No?— negó con la cabeza.
—Yo…bueno, no es que ella no me guste…— admitió —solo…no sé, no hemos dado ese paso o hablado de ello y…bueno…— el joven la agarró de la cara, apretándole los cachetes.
—Por favor, por favor, por favor, no se lo digas a Ahri— pidió sudando frío —no le digas que te dije todo esto, oh, mierda, si se entera que abrí la boca se va a enojar.
—No lo haré, tranquilo. Solo…últimamente he estado cuestionándome si debería decirle algo…
—Creo que, si estás interesada, puedo asegurarte que es mutuo. Hace rato que lo la veía tan enganchada— puso cara de incomodidad —sí, tampoco le digas que te dije eso.
—No te preocupes, no lo haré.
Cuando llegó al departamento, el medio litro de helado de pistacho que quedaba estaba tirado sobre la mesita de centro junto a tres botellas de soyu. En la televisión, sonaba "City of stars", habían estado mirando La la land.
Ahri estaba tirada en el sillón junto a Seraphine, quien tenía bastante pinta de haber llorado. La joven dio un suspiro, aunque, por otro lado, ¿dónde estaban las demás?
(...)
Evelynn había sabido que las cosas no iban a funcionar con Ahri en el momento exacto en que la vastaya le dijo "te amo". Recordaba ese momento: la respuesta obvia simplemente no llegó a sus labios y, aunque la rubia le restó importancia ambas supieron que su pequeño -aunque hermoso- experimento no tenía futuro.
Reflexionó un poco sobre ello en los meses siguientes, cuando ambas se habian dado espacio. Concluyó que, en realidad, aquello solo era una mera incompatibilidad. Ahri era demasiado pegajosa, la asfixiaba, la hacía sentir atrapada. Y ella era demasiado fría para alguien tan sedienta de cariño.
De pie en la azotea del edificio, por primera vez desde entonces, Evelynn se cuestionó las bases de ese comportamiento distante.
Estaba cagada de miedo.
Miedo de permitir acercarse más de la cuenta, de mostrar vulnerabilidad, de dejar expuesto…algo.
No sabía qué. Pero la idea de bajar la guardia hasta ese punto la asustaba. Y estaba segura de que Akali no se había tomado bien aquella tremenda muestra de cobardía.
¿Qué era ser una buena novia? ¿Ella podía serlo en primer lugar? Alguien que estaba tan cómoda saltando de cama en cama, que corrió a comerle la boca pero ahora no era capaz de mantenerse a su lado en un conflicto así.
La había dejado sola con la chica que le robó un beso. Si Seraphine jugaba bien sus cartas…
—Maldición, en serio te gusta este lugar, ¿eh? Bueno, tiene sentido, es lindo, pero recorrí todo el edificio buscándote.
Akali estaba ahí, de pie. Con su sonrisa encantadora y las manos en los bolsillos de sus jeans.
—Hey, hace frío aquí, espera— se quitó la chaqueta y se la puso sobre los hombros, Evelynn no reaccionó —no te ofendas, los top te quedan muy lindos, pero no parecen muy útiles en un piso 25 a esta hora.
La abrazó, acurrucando su cabeza en el hombro de la más joven. Akali le acarició el cabello por varios segundos. Finalmente, habló.
—Estás enojada.
—Estoy furiosa.
—No me lo dijiste.
—No estoy particularmente orgullosa de ser una perra celosa.
—Confieso que no me lo esperaba— admitió Akali —pero porque no había pensando mucho en eso, ¿por qué te fuiste?
—No me pareció correcto arremeter contra ella cuando la afectada fuiste tú. Y no tienes la culpa, Sera malinterpretó las cosas, eso es todo, es una estupidez que esté enojada.
—Está bien que te sientas molesta con algo o que no te guste…y está bien que me lo digas. Quiero saber lo que opinas, aunque pierdas los papeles.
—...No creo que te guste verme perder los estribos, cariño.
—Lo soportaré.
Silencio nuevamente. Akali ordenó sus pensamientos antes de volver a abrir la boca.
—Y por eso no quiero que hagas eso de nuevo.
—No te entiendo.
—Tu me gustas, mucho— dijo distraídamente —y sé que te gusto, no sé cómo puedo asegurarlo con tanta certeza, de alguna forma te las arreglas para hacerme sentir especial aunque no lo digas. Pero a veces, también me siento como una niña a tu lado y eso me molesta— Evelynn quitó la cabeza de su hombro para poder verla a los ojos —eso que hiciste hoy, de fingir que todo estaba bien…sentí como si me trataras como una mocosa.
Evelynn asintió.
—Lo lamento, no era mi intención.
—Lo sé…— dejó que la mayor le acariciara la nuca —no quiero obligarte a hablar de algo que te incómoda, pero no sé…eso fue desagradable.
—Podría solo pedir un poco de espacio…— divagó la mayor —no soy fanática de que me vean así. Se siente…extraño.
—Confieso que no se me habia ocurrido que podías comportarte así hasta que Sera dijo que "eras demasiado cool para estar enojada"...no sé, algo hizo click en mi cabeza y solo…me di cuenta de que eso era lo que querías que pensara. Pero no quiero eso, quiero que me digas cómo te sientes, no importa si es algo que no me guste.
Evelynn se dijo a sí misma que ella no apostaba en juegos donde no tenía asegurada la victoria y mucho menos se metía en peleas que no podía ganar. Pero estaba empezando a creer que aquello no era un juego o una pelea. O, al menos, no una donde valiera la pena preocuparse por ganar.
—Tienes razón— sentenció —extraño o no, tampoco me sabe bien que tengas que perseguirme. No te prometo que de pronto sabré manejar estas cosas…pero al menos podremos hablarlas.
—Mientras podamos hacerlo, creo que estaremos bien— Akali le dio un pequeño beso en los labios.
—Sí, creo que sí.
Sí, seguía cagada de miedo. Pero, al menos, mientras las cosas avanzaran en esa dirección, sería un poco menos.
