Capítulo 4
Niños y clases
Conseguir que el pequeño Snape durmiera en una cuna fue un desastre, por lo que Hermione tuvo que hacer una cama pequeña es su lugar. Además de eso, él hacía de las suyas cada vez que lo levantó o lo tocó de alguna manera, lo que la hacía sentirse más frustrada. Ahora que había comenzado a usar correctamente sus cuerdas vocales, él era capaz de expresar lo que sentía y se aseguró de expresar todo lo que sentía. Hermione no sabía nada acerca de niños, así que todo era completamente nuevo y no era agradable. Ella había pensado que el profesor Snape actuaría un poco más madura a pesar de la situación, pero obviamente estaba equivocada. Estaba actuando como el niño caprichoso que era.
Ahora eran las seis de la mañana y Hermione se vio obligada a salir de la cama, porque Snape se quejaba. Era obvio que él estaba acostumbrado a despertar temprano, incluso más que ella, que, por lo general se levantaba hasta las siete. De mal humor, se levantó y fue al baño, haciendo caso omiso de Snape todo el tiempo.
- ¡Apúrate!¡Tengo hambre! - espetó en un tono muy infantil. Ella no le hizo caso.
Hermione se dio una ducha, asegurándose de que el agua estaba fría para ayudarla a despertar. Tan pronto como el agua helada tocó su piel, se sintió despierta e irritada. Ella miró la pared de azulejos mientras se enjabonaba, pensando en lo mucho que deseaba que Snape volviera a la normalidad para no tener que preocuparse por el cuidado de un niño por más tiempo.
¿por qué demonios se tarda tanto esa chica?
Severus miró la ropa que la señorita Granger había transformado para él y se burló. Estaba seguro de que se veía ridículo con su cara de niño, pero no le importaba. Encontró el traje verde oscuro y se cambió, buscando a tientas los botones. No podía creer que no iba a poder usar negro, ni usar su varita, no podía valerse por sí mismo y no podía elevarse sobre las personas porque él apenas medía un metro. Era exasperante.
- ¡Dese prisa Granger! ¡Tengo hambre! - gritó, haciendo una mueca por la forma en que sonaba. No hubo respuesta, así que obviamente ella lo estaba ignorando . Con que ignorandome, veamos…
Severus levantó la mano y giró el pomo de la puerta del baño, oyó un clic, y luego la abrió. Hermione acababa de salir de la ducha, y se le quedó mirando con ira y vergüenza.
¡Santa madre de Merlín! Estoy empezando a disfrutar de esta pequeña aventura…
- ¡SNAPE!
Tal vez no…
Severus no esperó a escuchar lo que tenía que decir. Se echó a correr hacia la puerta y, salió corriendo hacia la sala de estar, donde saltó al sofá y se sentó, esperando en silencio. La imagen de su cuerpo desnudo flotaba en su mente. Sin duda fue agradable verlo goteando. Se volteó y sintió sus ojos abrirse más de lo normal cuando la vio irrumpir en la habitación, completamente vestida y muy molesta.
- ¡Severus Snape! - espetó ella, visiblemente enojada.
Yo no le di permiso para usar mi…
- ¿Cómo se atreve a entrar en el cuarto de baño mientras me estoy duchando? ¿Qué demonios le pasa?
Estoy en el cuerpo de un niño para empezar…
- ¡No me ha causado nada más que problemas! ¡Ni siquiera lo he tenido por 24 horas y ya me está volviendo loca! - ella vociferó.
¿Cómo cree que me siento? - ¡Estoy cansado de ti! - gruñó.
- ¡¿Usted está cansado de mi?! - gritó, haciendo que Severus se encogiera involuntariamente.
- ¡No me gusta nada de esto! ¡Ni siquiera puedo limpiar mi propio culo! - le gritó de pie en el sofá para estar a la misma altura que ella.
-¿Cree que me gusta hacerlo por usted? Lo menos que puede hacer es tratar de hacer esto más fácil para nosotros dos ¡Y eso significa que debe comportarse! - gritó en su rostro.
-Te odio - dijo rotundamente después de un momento de silencio. Ella abrió la boca para decir algo, pero la cerró inmediatamente. Se tomó unos segundos antes de decir algo.
-Bien, entonces odieme, pero Dumbledore me puso a cargo de usted hasta que vuelva a la normalidad, por lo que va a tener que acostumbrarse - dijo en voz baja y se dirigió a la mesa, para rellenar su bolso con libros y pergamino.
-Me puede decir que me odia también - murmuró, tratando de ocultar la culpabilidad que sentía debido a que el daño había sido evidente en su voz.
-Esto puede ser una sorpresa para usted, pero yo no lo odio. Nunca lo he hecho. Le dije una vez que yo no pensaba mal de usted y eso incluye el no odiarlo - le dijo sin mirarlo.
-Como sea - murmuró.
-¡No me conteste "como sea" a mi joven! ¡Es un verdadero dolor en el culo! - gruñó.
Dolor en el culo, ¿eh? Veamos que tan Gryffindor es ahora…
Severus se sentó en el sofá y le dio una mirada triste y dolorosa. Sus oscuros ojos se agrandaron y obligó a su labio inferior a temblar al mismo tiempo que las lágrimas acudían a sus ojos. Casi perdió su acto, por la ganas de reír histéricamente que le dieron al ver la expresión en el rostro de la señorita Granger. Se sintió triunfante cuando las lágrimas corrieron por su rostro y dejó escapar un grito infantil.
¿Qué le parece, señorita Granger?
-¡Oh no, no llores! ¡Lo siento, lo siento! - dijo rápidamente, acercándose y acariciando su cabello. Interiormente, Severus se reía locamente. -Está bien, está bien - Hermione envolvió sus brazos alrededor de él y lo abrazó contra su pecho, mientras una sensación de culpabilidad la embargaba. Por lo que no vio la pequeña sonrisa de Severus mientras se sorbía los mocos y miraba hacia sus pechos.
Oh sí…
Hermione llevó a Snape en sus brazos hacia el Gran Salón, cargando su bolso en el otro hombro. Estaba contenta de poder finalmente sentarse cuando vio a Harry y Ron venían hacia ella con Neville y Seamus.
-Hermione, lo juro por Merlín, espero que esta poción desaparezca pronto. Seamus es peor de niño que de adolescente ¡Me está volviendo loco! - exclamó Harry, dejándose caer sin contemplaciones a su lado. Miró hacia arriba y levantó una ceja cuando notó que Snape intentaba subir en Hermione para mirarlo.
-Sé cómo te sientes - dijo Hermione con cansancio.
-Entonce, ¿cómo está el engendro de Satanás? - preguntó Harry mirando a Snape.
Que divertido Potter. Es curioso que piense lo mismo de ti…
-Él está bien, y no lo llames así - dijo Hermione, dándole un plato de huevos con tocino a Snape. Él comenzó a comer con avidez, ignorando las miradas de los otros estudiantes.
-Lo siento por esto, profesor Snape - dijo una pequeña y temblorosa voz, Snape levantó la vista para ver a Neville Longbottom sentado frente a él. El muchacho parecía asustado. El señor y la señorita Weasley estaban sentados a ambos lados de él y miraban a Snape con curiosidad. El resto de la mesa también echaba miradas a los dos niños pequeños. Snape entrecerró los ojos y le dio a Longbottom la mirada más fría que pudo reunir. Ni siquiera necesitó decir nada, su expresión lívida lo decía todo, y el silencio ensordecedor se llenó rápidamente con el sonido del agua derramada. Neville se puso a llorar.
-Se orinó - exclamó la señorita Weasley, saltando de su asiento. El resto de los estudiantes estalló en un ataque de risa y Snape dejó aparecer una expresión de suficiencia en su rostro.
Hermione volteó a verlo. Neville siempre había estado aterrorizado del profesor Snape y era obvio que no hacía ninguna diferencia que Snape era treinta y tantos años más joven.
-No haga eso Snape, no tiene que asustarlo más de lo que ya está - espetó ella.
-Es su culpa que estamos en esta situación - argumentó como un niño caprichoso.
-Eso puede ser cierto, pero él se disculpó - dijo entre dientes.
-No me importa - el niño le contestó.
-Pues debería ¡Deje de ser tan cruel! - respondió ella.
-¡Voy a ser como quiera ser! - Severus replicó con rabia. No puedo creer que me está diciendo cómo actuar. ¿Quién demonios se ha creído que es? ¿Mi madre?
Ginny limpió el lío con su varita y se sentó con Neville unos lugares más allá de ellos, para que él y Snape no se enfrentaran entre sí. Miró a Snape, quien la veía perezosamente, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.
-Hey Hermione, ¿cómo va tu álbum de recortes? - preguntó Ginny, después de apartar la mirada de su profesor en miniatura.
-Va bien, ya tengo hecha la página de mis padres, así como la tuya, la de Harry y la de Ron - respondió ella.
-¿Alguien dijo mi nom - bre ? - preguntó Ron con la boca llena de huevos. Hermione hizo una mueca y volvió a mirar a Ginny.
-Al menos ahora tienes nuevas páginas para agregar - dijo Ginny, señalando a Snape que la miraba con una expresión de confusión total.
¿Qué diablos es un álbum de recortes?
-Tienes razón. Algunas de las fotos que Harry tomó estarían muy bien ahí - dijo Hermione.
¡Oh diablo, no!
-Sí, he oído sobre la que tomó durante una pelea de espaguetis - rió Ginny.
¡Ustedes no se quedarán con eso!
-Harry, asegurate de que pueda tener una copia de esa foto - Hermione dijo con entusiasmo.
¡No! ¡Sin malditas copias!
Ginny vio la expresión en el rostro de Snape y resopló jugo de calabaza por la nariz por accidente. Hermione, Ron y Harry se echaron a reír mientras Snape se sentó ahí, con una mirada de disgusto en su rostro.
-Será mejor que vayamos a clase - dijo Hermione y se levantó. Después levantó a Snape, para la vergüenza de él, y se dirigió al salón.
-¡Quiero las fotos que tomaron ustedes dos! - gruñó.
-¡Ah! ¡Sí, claro! ¡No va a tener una buena experiencia tratando de quitarmelas! - ella río. La mirada que le dio hubiera aterrada al mismísimo Voldemort.
-¡No! ¡No pueden mantener eso! - el rezongó.
-Por todo todo lo que me ha hecho pasar, las voy a guardar, y si continúa actuando como un niño mimado, no le voy a devolver su varita durante bastante tiempo - ella respondió con vehemencia y entró en su clase de transfiguración.
-¡No puede hacer eso! - gritó, su voz aguda por la molestia.
-Míreme - dijo ella con demasiada dulzura.
Hermione fue a su asiento y conjuró otra silla para Snape, que veía el aula con aburrimiento. Era evidente que no tenía ningún interés de estar ahí desde que se graduó años atrás.
-Buenos días señorita Granger, veo que tiene a nuestro profesor de pociones con usted - declaró la profesora McGonagall, acercándose y mirando a Severus con ojos brillantes.
-Sí profesora, espero que no le moleste - dijo Hermione con incertidumbre.
-Oh no, no del todo. Es bueno tener a Severus de nuevo en mi clase - dijo ella tratando de contener la risa cuando Severus la miró.
Ríete Minerva, ríete… ¡adelante! ¡Vamos, ríete a mi costa!
-Es bastante adorable - dijo McGonagall con diversión.
-Lo es, ¿verdad? - dijo Hermione mirándolo.
No empiecen con esta mierda cursi…
-¿Cómo se comporta? - preguntó Minerva.
-Igual que un niño caprichoso - respondió Hermione sin pensar, y luego se tapó la boca en estado de shock. Minerva s echó a reír, mientras Snape frunció el ceño.
Pequeña mujer molesta. ¡No me comporto como un niño caprichoso!
-Él se está asegurando de hacer su vida miserable - le dijo a Hermione.
-Sí, y está haciendo un buen trabajo con eso. Esperemos que no haga nada para arruinar mi día - dijo Hermione entre dientes al recordar la mañana llena de acontecimientos con él.
¿De verdad? Tengo algo que hará que sea un gran día…
Minerva estaba a punto de decir algo cuando un fuerte ruido resonó de Severus. Su cara estaba roja, ya que el empujó todo el aire de su estómago, así como su cena. Minerva lo miró con incredulidad, mientras que Hermione tenía una expresión de completo horror.
¡¿No se ríe más, o si?! Oh, eso apesta…
-Um… puedo… ¿puedo ser excusada por un momento? - preguntó Hermione incómoda.
-Sí, por supuesto, por favor llévelo con usted - dijo Minerva mientras abanicaba su mano delante de su rostro y caminaba de vuelta a la mesa. El pequeño Snape se echó a reír, y lo hizo histéricamente. Hermione lo recogió rápidamente, teniendo cuidado en cuanto a cómo lo cargaba y se dirigió a la puerta.
-Voy a volver pronto profesora - dijo ella rápidamente.
-No se preocupe señorita Granger. Después de lo que acaba de hacer, puedo entender si llega tarde. Ah, y veinte puntos para Gryffindor por tener la paciencia para tratar con él - dijo ella, mirándolo con los labios fruncidos. Hermione rápidamente lo sacó de la habitación, avergonzada por lo que acababa de hacer. Severus todavía reía locamente a pesar del hecho de que tenía los pantalones sucios. Hermione estuvo tentada a dejarlo con esa ropa, pero no quería ser tan cruel.
-Profesor, eso fue horrible - dijo ella, entrando en el cuarto de baño.
¡Sí, pero la valió la pena por ver sus expresiones!
