Venganza
Neville estaba parado allí, con la cara roja y cubriéndose sus partes íntimas, mientras Seamus estaba de pie con las manos en la cadera luciendo muy orgulloso. Ron se puso casi verde mientras sostenía las toalla y tragaba saliva.
-No creo que hablar de las partes del profesor Snape sea muy buena idea - le dijo Hermione, quitándole las toallas.
-No, no lo es - dijo una profunda voz desde la puerta del baño. Todos se giraron para ver a un profesor Snape muy irritado y desnudo. -Como puede ver señor Weasley, mis partes, como usted puso tan elocuentemente, están muy lejos de ser pequeñas.
-¡Caray! - exclamó Seamus.
-¿Qué diablos… - Harry se detuvo.
-¡Santo cielo! - Siseó Ginny.
-Estoy asustado - dijo Neville temblorosamente, asegurándose de estar detrás de Seamus.
-Sí, sé que deja a Weasley en vergüenza - concedió Snape.
La cara de todos se volvió roja. No sólo había escuchado de lo que estaban hablando, sino que estaba completamente desnudo, empapado frente a ellos. Su cabello colgaba suelto alrededor de su rostro, cubriendo sus ojos. El cuerpo de Snape era delgado y musculoso. Su piel estaba pálida, excepto por lo que quedaba de la marca tenebrosa, que ahora estaba descolorida y llena de cicatrices. Sus brazos, piernas y axilas estaban cubiertas por un ligero vello negro, y había una gruesa línea de rizos que recorrían su estómago y rodeaban su sexo. Todos los gryffindors tenían sus ojos pegados a él.
-Ejem…- miraron hacia arriba, mortificados.
Seamus ahora se estaba cubriendo, mientras Neville parecía estar a punto de desmayarse. Ginny y Garry lo miraban con los ojos muy abiertos, mientras Ron tenía la boca abierta en estado de shock. Hermione tenía una mirada que iba por la conmoción, la fascinación y el miedo.
-Creo que todos deben salir de la habitación ahora. Parece que el y el sr. Longbottom también deben vestirse - dijo Snape.
-Sí, señor - dijeron todos juntos y se dirigieron a la puerta, Hermione, sin embargo, fue detenida.
-Quédese, señorita Granger - dijo con frialdad. Ella lo hizo de mala gana y se sentó en la cama. Su corazón martilleaba con fuerza, cuando se dio cuenta que estaba sola en la habitación con el hombre de sus sueños, quien estaba completamente desnudo.
Hermione trató de mantener los ojos clavados en el suelo, pero no pudo evitar que su mirada subiera por esas piernas largas hacia sus … partes. Casi se le salen los ojos cuando notó que se acercaba y se encontró cara a cara con él.
-¿Señorita Granger? - dijo con voz sedosa. Lentamente fue subiendo la mirada por su estómago plano hasta su pecho, pasó por su cuello y finalmente le miró el rostro, sólo para descubrir que él estaba sonriendo y en sus ojos se notaba la diversión -¿Puedo tener una de las toallas?
El rostro de Hermione se puso rojo y rápidamente le entregó una, mirando hacia otro lado. Estaba comenzando a aceptar la realidad, el hombre del que estaba enamorada, estaba desnudo en su habitación. ¡Desnudo! Cuando se alejó de ella para sacar su ropa del armario, ella lo siguió con los ojos, admirando la vista.
¡WoooW! Ese trasero no se parece en nada a los pequeños bollos de bebé que vi….
-Señorita Granger, por mucho que parezca estar disfrutando la vista, apreciaría un poco de privacidad - dijo suavemente mientras esperaba, la cara de Hermione se puso tan roja que él pensó que podría explotar. Su pequeña sonrisa era muy engreída.
Severus se vistió y casi suspira de satisfacción por poder usar su propia ropa otra vez. Se volteó y miró a la joven, quien parecía haber encontrado algo muy interesante en la pared del fondo.
-Mi varita, señorita Granger - dijo con firmeza y esperó mientras ella la sacaba de su escondite y se la entregaba. Pasó los dedos por la suave madera de ébano, sin darse cuenta que la había echado de menos. - Bueno, parece que mi estadía aquí está completa.
Hermione lo miró solemnemente y asintió. Honestamente, ella no quería que se fuera, de hecho, casi quería recuperar al niño, quien había estado durmiendo a su lado y ahora estaba sola.
-Lo siento por todo, señor - dijo en voz baja.
El profesor notó su expresión desolada y suspiró. Se acercó a ella con cuidado y se sentó junto a ella en la cama. Ahora que había vuelto a ser un adulto, todo lo que había pasado lo atormentaba, causándole algo de vergüenza. No podía creer lo infantil que había actuado.
-Señorita Granger, no tiene nada que lamentar. Me ha apoyado mucho …. a pesar de mi … disposición y arriesgo su vida para protegerme, aunque lo que más me sorprende es que me defendiera de sus propios amigos - dijo mirándola y ella le dedicó una pequeña sonrisa.
-Bueno, eras un niño pequeño y Ron puede ser un poco … idiota - dijo, y él le regresó la sonrisa.
-Señorita Granger, ¿hay algo que le gustaría en agradecimiento por ayudarme? - preguntó. -Es la única vez que lo ofreceré.
-Ehm… no sé. Nunca pensé en pedir nada - dijo con incertidumbre. Se encogió de hombros y se puso de pie.
-Haga lo que quiera, señorita, es la única vez que me tendrá a su merced - respondió casualmente.
Hermione miró al hombre, quien veía la habitación como si fuera la primera vez. ¿Quería que ella le pidiera algo? pensó por un momento, tratando de ver si había algo que pudiera pedirle, sabía que tenía que estar dentro de lo razonable. El profesor parecía estar preparándose para irse, pero Hermione quería que se quedara.
-¡Espere! - dijo rápidamente. Él arqueó una ceja y la miró expectante.
-¿Has pensado en algo para pedirme? - preguntó sedosamente.
-Ehm… tal vez…
-No, señorita Granger. La respuesta debe ser sí o no. Tengo varias cosas que debo hacer, ya que no he podido atender mis responsabilidades durante algún tiempo - comentó casi con frialdad. Hermione sabía que estaba cerca de perder el coraje.
-Entonces sí, tengo algo que pedirle - dijo, sintiendo como el corazón le latía salvajemente.
-Muy bien, ¿qué es lo que quiere? - preguntó impasible.
-Un beso- susurró mirando al suelo.
-¿Le ruego me disculpe?
-Dije...que quiero un beso … tuyo - dijo un poco más fuerte, incapaz de mirarlo. Hubo un silencio y Hermione comenzó a preguntarse seriamente si había cruzado la línea. Su rostro ardía de vergüenza mientras miraba al suelo sin notar que Snape se acercaba a ella.
Se encontró mirando sus botas negras y sintió que le corazón le daba un vuelco, su estómago estaba tan revuelto por la ansiedad que tal vez podría estar enferma.
-¿Ha olvidado que soy su profesor? - preguntó con frialdad.
¿Está realmente enojado conmigo?
-No señor. No importa. No pediré nada. - dijo avergonzada y se negó rotundamente a mirarlo.
-Ya me lo ha pedido - señaló. Ella guardó silencio y bajó aún más la cara para ocultar la lágrima que corría por su mejilla.
-Lo siento… no es cómo si fuera a obligarlo a hacerlo - dijo en voz baja.
El profesor notó la lágrima y sintió una punzada de culpa. No había querido herir sus sentimientos, en realidad todo esto era para ver donde estaba ella con respecto a él. Pedirle un beso fue sin duda un buen comienzo.
-Míreme, señorita Granger - exigió en voz baja, pero ella negó con la cabeza.
-Ya dije que lo siento - dijo casi frenéticamente.
-Mírame - esta vez su tono fue mucho más contundente y vio como ella levantaba el rostro buscando sus ojos.
El cuerpo de Hermione se puso rígido y su rostro palideció cuando se dio cuenta de lo cerca que estaba de su rostro. Hubo un silencio entre ellos mientras Severus miraba sus suaves ojos marrones.
Hermione creyó que su corazón se detenía cuando él se inclinó y rozó sus labios contra los suyos en el beso más suave que jamás había experimentado. Cerró los ojos cuando él empezó a mover sus labios levemente contra los de ella, saboreando su toque.
Severus la miró con los ojos entrecerrados, mientras ella respondía a sus suaves besos. La emoción que recorrió todo su cuerpo lo iba a volver loco, sabía que tenía que detenerse antes de que las cosas fueran más lejos. Plantó otro beso en sus labios exuberantes, suavemente llevó su mano a su rostro y limpió la lágrima que había manchado su mejilla y lentamente rompió el beso y la miró a los ojos, donde encontró compasión y amor, la calidez que sintió fue indescriptible.
-Debo irme, señorita Granger - susurró. Ella sólo asintió en silencio y observó mientras él se enderezaba y se arreglaba la ropa - Gracias por todo.
Hermione le dedicó una sonrisa triste y lo vio salir de la habitación a través de la chimenea. Se levantó lentamente y notó la bolsa de dulces en la cómoda, agarrándolos, lo sigió a la chimenea.
-¿Señor?
-¿Sí, señorita?
-Olvida estos - respondió ella en voz baja, entregandole la bolsa de dulces. Dándole una pequeña sonrisa tomó los caramelos.
-Gracias. probablemente los necesite mientras arreglo las seguro absurdamente altas calificaciones que sin duda Albus les dio a todos los idiotas que me veo obligado a enseñar - dijo con una sonrisa. Hermione soltó una pequeña carcajada y dio un paso atrás para que pudiera irse.
-Lo veré el lunes - dijo en voz baja.
-Nos vemos. Dejaré la red flu conectada a mis habitaciones en caso de que llegue a necesitar algo, sólo no le diga a sus amigos.
-Gracias, señor, lo agradezco - respondió. Severus asintió y entro a la chimenea.
-Buenas noches, señorita Granger.
-Buenas noches - dijo y lo vio desaparecer.
Los labios de Hermione todavía hormigueaban por el beso, no podía creer que él hubiera aceptado, pero ahora se sentía más sola que nunca. Miró alrededor de la sala y vió la pequeña chaqueta del pequeño Snape en sillón, sus ojos vagaron hacia el castillo de Legos y de repente sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas, sus labios temblaron mientras volvía a repasar con la vista la habitación, con la esperanza de que el niño saliera corriendo, tratando de llamar su atención y le tomó un momento darse cuenta que se había ido, y rompió a llorar y se derrumbó en el suelo.
-¿Hermione? - la llamó Ginny mientras atravesaba la chimenea y notó a su amiga llorando en el suelo. Instantáneamente se arrodillo y la abrazó. -¿Qué pasa? ¿Fue malo contigo? ¿Te lastimó?
-No...nada de eso...Yo solo ... lo extraño- sollozó. Y Ginny entendió que era al niño al que extrañaba.
-Oh, Hermione, está bien. Sé que es difícil, pero sabías que iba a suceder - dijo suavemente frotándole la espalda.
-Lo sé… pero no…. lo hace más fácil - sollozó de nuevo.
-Sé que no. Miralo de esta manera, aunque no tienes al bebé, todavía tienes a Snape, pasaron tanto tiempo juntos que se creó un vínculo entre ustedes, él prácticamente estaba pegado a ti - dijo. Hermione esbozó una sonrisa acuosa y asintió.
-Lo sé…
-Sólo piénsalo de esta manera, si quieres un bebé como Snape, tienes que hacer uno con Snape - dijo Ginny con una sonrisa malvada. La cara de Hermione se puso roja, y empezó a secarse las lágrimas, tratando de recuperar el control sobre sí misma.
-Haces que suene tan fácil.
-¡Oh, pero podría serlo! Te has acercado más a Snape de lo que nadie ha podido. Puede que tengas una oportunidad - dijo Ginny con una sonrisa. Hubo un momento de silencio antes de que Hermione decidiera hablar.
-Le pedí que me besara.
-¿Qué? ¿Hablas en serio? ¿Lo hizo? ¿De verdad se lo pediste? - preguntó Ginny completamente sorprendida.
-Sí… a todo. Fue tan gentil, que era difícil de creer que siguiera siendo el profesor Snape - admitió Hermione a lo que Ginny gritó en voz alta.
-¡Impresionante!, ¿Ves? ¡No lo habría hecho si no sintiera nada! ¡Oh, dulce Merlín!
-Ya veremos - Hermione se encogió de hombros.
-Sí, bueno, cuando cheque en el bolsillo de su abrigo, estoy segura que te estará mirando constantemente - admitió Ginny.
-¿Por qué? ¿Qué hiciste? - preguntó Hermione con curiosidad.
-Tenía que cumplir mi parte del trato. Le di las fotos para que no me castigara - dijo. Los ojos de Hermione se agrandaron y se le quedó viendo a Ginny.
-¡Oh, Dios mío!
Severus Snape había hablado brevemente con el director y ahora estaba relajado en su sillón favorito frente al fuego. Se sirvió un whisky y lo bebió lentamente, ya se iba a parar cuando sintió algo en su bolsillo, frunciendo el ceño, metió la mano y sacó un sobre. Severus notó la familiar letra de la señorita Weasley y sus cejas se alzaron con sorpresa.
Aquí está mi parte del trato. Recuerde: ¡no hay detención para mi!
-Hmmm… - Snape abrió el sobre y sacó las fotos de Hermione Granger. Sonrió mientras miraba a la joven sentada provocativamente en su silla, su favorita era en la que ella estaba encima de su escritorio vistiendo únicamente sus bragas y sujetador.
Severus pensó en el beso que había compartido con ella y de repente deseó que ella entrara a través de su chimenea, aunque sabía que no lo haría. Ella era valiente, pero estaba insegura de dónde se encontraban, después de todo era su temido profesor.
-Me pregunto, señorita Granger, ¿de verdad me quiere cómo algo más que su profesor? - murmuró mirando la foto. -Quizás una pequeña prueba y ver si deseas mi compañía - Severus sonrió mientras tomaba otro sorbo a su bebida. Quería ver si ella estaba realmente dispuesta a estar con él a pesar de su exterior frío, necesitaba saber cómo reaccionaría ella.
