Recuperación
El profesor Snape tuvo que admitir que se sentía bastante satisfecho por el anuncio de la señorita Granger en su clase, aunque también estaba un poco avergonzado. Muchos estudiantes no podían evitar mirarlo al pasar, y él sabía exactamente en qué dirección estaban mirando.
Severus suspiró profundamente mientras se dirigía al Gran Comedor para cenar, deseando que la noche acabara. Se sentó en su lugar y luego notó la forma en la que los otros miembros del personal lo miraban.
-¿Hay algún problema? -preguntó. La mitad de ellos miró hacia otro lado con incomodidad, pero Albus lo miró fijamente con una sonrisa en el rostro.
Realmente odio esa sonrisa…
-Severus, muchacho, ¿cómo estás?
-Realmente bien - respondió sarcásticamente.
-Eso es bueno - respondió alegremente Albus.
Oh sí, es malditamente genial…
-Así que, Severus, sabes que hay bastantes rumores sobre ti, ¿verdad? - preguntó mientras sus ojos brillaban hasta el punto de causar daño en la retina de Severus.
-He escuchado algunos, ¿cuál es tu punto? - espetó y dio un sorbo a su brandy.
-Bueno, parece que el tema actual de la escuela son las joyas de tu familia - dijo divertido.
-Eso he oído, no puedo controlar los rumores - dijo Severus con desdén.
-¿Entonces, es verdad? - preguntó Hooch, a lo que Severus la miró confundido.
-¿Qué es verdad?
-Según ciertos estudiantes… eres como un hipogrifo - respondió sin vergüenza. Remus tosió en su brandy y Severus parpadeo un par de veces antes de fruncir el ceño.
-No me voy a comparar con nada, ni voy a decirte que tan grande soy. No es asunto de nadie. Y antes de que preguntes tampoco te lo mostraré - espetó sintiendo que sus mejillas ardían levemente.
-Bueno, si fuera la encantadora señorita Granger, estoy segura de que lo harías - contraatacó Hooch.
-¡¿Qué?! ¡Por supuesto que no! - jadeó, aunque sabía que estaba mintiendo. Minerva lo fulminó con la mirada.
-¿Vas tras mi estudiante? - ella siseó.
-Minerva, no estoy "tras" nadie, mucho menos uno de tus preciosos cachorros - se burló y apartó la mirada cuando los alumnos comenzaron a entrar al comedor.
-Minerva, técnicamente no hay nada que podamos hacer. Después de todo, la señorita Granger es mayor de edad y está en su séptimo año, si estuviera en sexto, sería diferente - señaló Albus, dándole a Snape una sonrisa maliciosa.
-¡Me importa un carajo si las reglas permiten tal cosa! ¡No me importa si Hermione tiene cuarenta! Severus no es un buen compañero para ella - dijo secamente. Severus miró con malicia a la mujer.
¡Vieja bruja entrometida!
-De hecho, creo que serían la pareja perfecta - dijo Albus.
Eso no es mucho mejor, pero gracias de todos modos.
-En realidad estoy de acuerdo, no hay ningún estudiante que sea compatible con Hermione - interrumpió Remus con voz ronca, con la garganta todavía dolorida por la tos.
Genia… ahora tengo el apoyo del lobo. En realidad, puede que tenga que ser amable con él ahora.
-No estoy de acuerdo - espetó Minerva.
-Esa decisión es de Hermione - señaló Albus.
-Y mía - gruñó Severus. Todos los profesores lo miraron -¿Olvidaste que también tengo que dar mi consentimiento? ¿Qué te hace pensar que podría querer una relación con esa molesta cabezahueca?
-¿Por qué no querrías? - dijo Minerva a la defensiva.
-No tengo ningún interés en ella - mintió.
-No hay nada malo con la señorita Granger. Es hermosa e inteligente. ¡Tendrás suerte si encuentras a alguien que sea la mitad de la mujer que ella es! - espetó Minerva. Severus alzó las cejas y la miró impasible.
-¿No acabas de decir que no querías que yo tuviera nada con ella? ¿Por qué estás entreteniendo la idea ahora? - preguntó con suavidad.
-Bueno… yo no dije… yo estaba… señalando que no hay nada malo con ella - balbuceó.
-Si alguna vez comenzara una relación con la señorita Granger, puedo asegurarles que no sería de su incumbencia, ni permitiría que se convirtiera en su incumbencia - dijo arrastrando las palabras - Además, al menos podrías satisfacer adecuadamente sus necesidades.
Varios profesores tosieron y escupieron sus bebidas ante eso, sabía exactamente lo que quería decir. Albus tosió hasta que se puso rojo, recibiendo miradas de preocupación de algunos estudiantes. Finalmente tomó un sorbo de agua y trató de recuperar la compostura.
-Severus, creo que con eso respondes a la pregunta de Hooch - dijo con voz ronca.
-¡No necesito una imagen! Dejémoslo hasta aquí - dijo Minerva pellizcándose el puente de la nariz.
-¡Una imagen es exactamente lo que necesitas! Te hace falta un poco de acción en tu vida, has estado terriblemente temperamental - dijo Severus sin rodeos. Minerva lo fulminó con la mirada, Remus escupió su bebida, Flitwick fingió no escucharlo y Albus miró hacia otro lado.
-Bueno, quizás deberías tener una charla con Albus sobre eso - declaró. Albus volteó a verla con la boca abierta por el shock. Todos sabían que ellos estaban juntos, simplemente nunca se habló en público. El personal sólo los veía.
-Hmmm … no estoy seguro … de querer estar involucrado en esto - dijo Severus con cuidado.
-¿Por qué no? Lo mencionaste. Además, si puedes preparar una poción para él … - dijo, señalando al director que seguía boquiabierto - entonces no diré nada en contra de que persigas a la señorita Granger.
-Minerva, amor, he estado algo ocupado ultimamente - dijo Albus incómodo.
-No quiero escuchar ninguna excusa Albus. Ahora, Severus, creo que tenemos algo que discutir - dijo y le dio una mirada mordaz.
-Ven a mi oficina esta noche a las nueve y podemos arreglar algo - dijo.
-Gracias a Merlín.
Severus estaba agradecido cuando esa conversación terminó. La cena transcurrió sin problemas y una vez que llegó el momento de irse, Severus estaba más que feliz de salir de allí. Iba de regreso a su oficina cuando escuchó que alguien lo llamaba. Se giró para ver a la señorita Granger caminando cautelosamente hacia él con sus amigos esperándola del otro lado del pasillo.
-¿Sí, señorita Granger? - preguntó con irritación. Se veía claramente incómoda y seguía torciendo el dobladillo de su camisa.
-Oh… bueno… quería preguntar… ehh…" balbuceó.
-Señorita Granger, no tengo toda la noche - escupió.
-Queríasabersiestabasenojadoconmigo - dijo rápidamente a lo que él frunció el ceño.
-¿Le ruego me disculpe?
-Quería saber si estabas enojado conmigo -repitió con más claridad.
-¿Por qué importaría? - preguntó con frialdad. Ella levantó los ojos para encontrarse con los de él.
-A mi me importa. ¿Hice algo mal? - preguntó ella suavemente.
Dios, quiero besarte…
-No, no lo ha hecho. Usted sabía que yo era un bastardo antes del incidente y las cosas no han cambiado - siseó.
-Está enojado porque le pedí que me besara, ¿no? - preguntó.
No, pero casi deseé que hubieras pedido más…
-No sé de lo que estás hablando. Eres una estudiante y soy tu profesor. Aprecio lo que hiciste por mi, pero nada más debe salir de esto - dijo con frialdad.
-¿Entonces estás enojado por lo que dije en clase? - preguntó preocupada.
-Ciertamente no estoy contento con eso, pero tampoco es algo por lo que estaría particularmente enojado, sin embargo, esta discusión no es apropiada.
-Señor, dijo que sería amable conmigo…
-Creo que estoy siendo bastante tolerante, no le he quitado puntos, ni le he dado una detención - se burló.
-No sabía que eso era lo que querías decir cuando dijiste que serías amable - argumentó en voz baja.
-¿Qué esperaba? ¿Que me arrodillara y le profesara mi amor? Creo que no. Eres mi alumna y nada más - gruñó.
Me siento fatal por esto…
-Pero…
Es sólo una prueba…
-Váyase Granger - le espetó, captando la atención de sus amigos. Ella se apartó de él y sus ojos se llenaron de lágrimas.
¡NO! ¡NO LLORES!
Severus nunca se había sentido tan culpable en toda su vida. Ni siquiera pudo ocultar el arrepentimiento y la conmoción en su rostro. El labio de Hermione tembló y las lágrimas rodaron por su mejilla. Severus quería darse una bofetada en ese mismo instante.
¡Dios, Hermione, lo siento! ¡No quise decir eso! ¡Dile a ella! ¡Dile a ella!
-Lamento haberlo molestado, señor - se atragantó y se volvió corriendo con sus amigos.
-Mione, ¿estás bien? - preguntó Harry preocupado.
-¿Señorita Granger? - El profesor Snape la llamó preocupado, pero ella lo ignoró y se fue con sus amigos - Lo siento… no quise decir eso - salió nada más como un susurró.
La jodí… mierda… mierda… ¡Mierda!
Hermione se apresuró a ir a su habitación con sus amigos justo detrás de ella. Habían escuchado la mayor parte de la conversación y sabían que había pasado. Ginny fue la primera en acercarse para tratar de consolarla.
-Oh, Hermione, lo siento mucho. Tal vez me equivoqué - dijo.
-Oh, no te sientas mal todavía - dijo Hermione secándose las lágrimas.
-¿Qué? preguntó Harry confundido.
-¿Qué quieres decir con eso? - preguntó Ginny.
-Sí Mione, no puedes simplemente ignorar esto - dijo Harry. Ron se quedó callado porque sabía que ella seguía un poco enojada con él.
-No lo hago - dijo y sonrió, a pesar de su rostro manchado por las lágrimas y sus ojos rojos.
-No te estoy entendiendo - dijo Harry con el ceño fruncido.
-Sé que le gusto a Snape. No soy estúpida. Simplemente no sabe como demostrarlo. Probablemente piensa que puede tratarme como lo haría normalmente con los demás y que iré corriendo tras él. No soy tan tonta - dijo con aire de suficiencia. - Dos pueden jugar a este juego. Lo haré sentir culpable y le regresaré todas las veces que me hizo sentirme culpable cuando era un niño. Veamos si le gusta.
Sus amigos la miraron con incredulidad. ¡Lo había fingido! Hermione Granger había tratado de hacer creer al profesor Snape que verdaderamente había herido sus sentimientos. ¡Era brillante!
-Realmente me engañaste Hermione - se rió Ginny.
-Eso espero, tenía que ser creíble - dijo con una sonrisa maliciosa.
-Deberías estar en Slytherin - dijo Neville, finalmente hablado desde atrás de Ron.
-¡Es verdad! ¿Vieron la expresión de Snape? Se veía horrorizado de haberte roto el corazón - se rió Harry.
-¿Escuchaste como la llamó? ¡Sonaba tan arrepentido! Fue increíble - dijo Ginny.
-¡Eso es lo que obtiene por ponerme a prueba! Debería saberlo mejor, que simplemente ignorar todo lo que he hecho por él. Veamos cuanto tarda en disculparse - dijo Hermione con una sonrisa maliciosa.
-Dos semanas - dijo Neville.
-Le doy una semana - interrumpió Seamus.
-No, cuatro o cinco días - intervino Harry.
-Le doy hasta la medianoche - dijo Hermione. - Si siente algo por mi, no va a esperar tanto para disculparse - ella sonrió y se sentó en su sofá. Ahora todo lo que tenía que hacer era actuar triste en frente de Snape y enseñarle una pequeña lección sobre con quién se estaba metiendo.
