Casi atrapado
Hermione se sentó en el sofá junto a Ginny, luciendo satisfecha consigo misma. Sabía que le gustaba al profesor Snape y sabía que volvería a actuar como antes para intentar ocultar sus sentimientos y ver cómo reaccionaba ella, pero no iba a caer con eso. Si él quería jugar, ella jugaría, pero estableciendo sus propias reglas.
-Realmente crees que se va a disculpar,¿ no? - preguntó Harry desde el sillón junto a la chimenea.
-Sí.
-¿Cómo sabes que le gustas? Quiero decir, ciertamente lo parecía cuando era un niño pequeño, pero ¿estás segura que es más que simple preocupación? - preguntó Harry con curiosidad.
-Sí, para empezar, dejó la red flu conectada entre nuestras habitaciones y dijo que podía visitar cuando quisiera o lo necesitara y además, cuando le pedí que me besara, lo hizo - respondió con facilidad.
-¿¡TE BESÓ?! - Harry, Neville y Ron preguntaron juntos.
-Sí
-Caray, nunca pensé que el hombre haría algo así - interrumpió Seamus.
-¿Por qué dices eso? - preguntó Hermione frunciendo el ceño.
-Bueno, no es como si tuviera mujeres con él todo el tiempo, en realidad nunca las tiene. Siempre es tan serio y un completo bastardo. Es difícil imaginarlo acercándose a alguien - respondió.
-Seamus tiene razón - dijo Harry.
-Entonces, ¿fue bueno? - preguntó Neville, a lo que Hermione sonrió con picardía, pero no le respondió. No necesitaba hacerlo, la respuesta estaba escrita en todo su rostro.
Ginny estaba a punto de decir algo cuando una carta salió volando de la chimenea y aterrizó en el regazo de Hermione. Toda la habitación quedó en silencio, mirándola con anticipación. Cuando vio la elegante letra en el sobre, sonrió ampliamente.
-Es de él - dijo alegremente, mientras abría la carta.
-Espero, por ti, que haya escrito algo agradable - dijo Harry con incertidumbre. No quería que Hermione la abriera y descubriera que en realidad no sentía nada por ella, eso le rompería el corazón.
Señorita Granger,
Siento que quizás fui un poco duro contigo antes… realmente no tenía la intención de hacerte llorar. Perdóname por dejar que mi mal humor se apodere de mí, no estoy enojado contigo en absoluto. Espero que no estés molesta conmigo… Por favor avísame si hay algo que pueda hacer por ti…
Sinceramente,
Severus Snape
Hermione levantó el rostro con una gran sonrisa tonta, Ginny le arrebató la carta y chilló de alegría. Era obvio que Hermione estaba de mucho mejor humor, ahora que conocía la reacción a su demostración emocional.
-¡Hermione, está completamente enamorado de ti! - Ginny se rió, pateando como una niña pequeña emocionada.
-Déjame ver eso - dijo Harry y se la quitó, leyéndolo, sus cejas se dispararon hasta la línea del cabello. - Está bien, bueno… supongo que estaba … equivocado. Quizás él sí siente algo por ti. ¿Qué vas a hacer?
-No lo sé. Creo que debería dejarlo así un poco más, que se preocupe por el dolor que me causó - dijo Hermione.
-¿Vas a responderle? - preguntó Ron en voz baja.
-Nop. Voy a actuar como si hubiera quemado la carta, ustedes me tienen que ayudar - dijo.
-¿Qué quieres que hagamos? - preguntó Harry con entusiasmo.
-Quiero que finjan estar chismorreando entre ustedes cuando él esté cerca. Mencionen que estaba molesta y quemé la carta sin leerla. Oh, y asegúrense de decir que estaba llorando sin parar - dijo Hermione.
-Eso es un poco cruel, ¿no? - preguntó Neville preocupado.
-¿Es en serio? ¿Tú, de todas las personas piensas que estoy siendo cruel? Vamos, él me trata con indiferencia e insensibilidad desde que regresó a la normalidad. Tiene que aprender si quiere algo conmigo - dijo con rigidez.
-¿De verdad están pensando en salir con el bastardo? - preguntó Ron.
-Tal vez… ¿por qué? No veo cuál es el problema. Soy mayor de edad y no hay nada en el reglamento en contra de relaciones con estudiantes siempre y cuando sean de séptimo y mayores de edad - dijo.
-Es sólo… es Snape. Es feo y...
-¡No es feo, Ronald! ¡No tiene nada de malo! - espetó Hermione y Ron, por una vez, automáticamente cerró la boca.
-Está bien, te ayudaremos - dijo Harry, mirando a Ron.
Severus paseaba por su oficina, esperando una respuesta que no llegaría. Ya estaba por irse a sus habitaciones, cuando Minerva entró en su oficina y lo detuvo. Pasó una mano por su cabello, sintiéndose ansioso por ver a Hermione, pero no podía dejar a Minerva allí.
-¿Sí, Minerva? - preguntó irritado.
-Dijiste que tendría algo para mí - contestó ella, mirándolo.
-Oh… sí… espera - tartamudeó y rápidamente fue al almacén.
-¿Qué diablos le pasa? - murmuró Minerva para si misma.
-Aquí está - dijo y le entregó la poción - Tengo que irme, Minerva.
-¿Qué pasa? - preguntó y notó cómo su rostro palidecía un poco y se negaba rotundamente a mirarla a los ojos.
-Nada - respondió Severus con rigidez.
-¡No intentes esa mierda conmigo, jovencito! ¿Qué ocurre? ¿Tiene que ver con la señorita Granger? - preguntó Minerva, notando que el cuerpo del hombre se ponía rígido. - Ah, con que es eso.
-No es nada, Minerva - dijo con frialdad.
-Aparentemente sí es algo, ¿qué hiciste ahora? - preguntó tomando asiento.
-¿Por qué cada vez que sucede algo, automáticamente asumen que yo soy la causa? - preguntó con sarcasmo.
-Severus, es porque… la mayoría de las veces, eres la causa. Te conozco mejor de lo que piensas - respondió con una sonrisa, a lo que Severus frunció el ceño.
-Gracias, por tan sinceras palabras - dijo con ironía.
-Cállate y dime lo que hiciste - respondió secamente. Severus suspiró derrotado y se sentó sin ceremonias.
-Le grité. Le dije que no era más que mi estudiante y que no podría haber nada más entre nosotros.
-¿Por qué diablos dijiste eso? - jadeó Minerva.
-¡La estaba probando! Quería ver si ella realmente quería estar conmigo, a pesar de mi … encantadora personalidad - se burló.
-Querías que ella te persiguiera - era una afirmación, no una pregunta.
-Bueno… yo no… realmente…. eso es… - balbuceó.
-Severus, eres un idiota.
La declaración lo tomó un poco desprevenido y miró abiertamente a Minerva, con sorpresa. Ella simplemente le regresó la mirada, con una ceja alzada y sus labios apretados en una fina línea, desafiandolo a estar en desacuerdo con ella.
-Hmmm … y esto me ayuda… ¿cómo? - preguntó.
-Severus, ¿qué diablos te hizo pensar que Hermione te iba a perseguir? ¿Creías que era tan estúpida? Le dijiste que retrocediera, así que lo hará hasta que TÚ hagas el siguiente movimiento, espero que tengas buenas ideas en mente - dijo la profesora.
-¡¿Qué demonios hago entonces?! - escupió, perdiendo la cabeza.
-Para empezar, probablemente no deberías ir a verla esta noche porque podría estar inclinada a hechizar tus partes…- dijo notando el leve rubor en las mejillas del hombre y el movimiento automático para cubrirse protectoramente, - segundo, creo que vas a tener que disculparte con ella.
-¡Ya me disculpé! ¡Le envié una carta! ¡Le dije que lo sentía y que si necesitaba algo, podría pedirme cualquier cosa! - interrumpió.
-Si ella no te ha respondido, entonces es mejor que te mantengas alejado. De todos modos, creo que sería mejor que averigües que cualidades de romántico tienes y las uses. Sugiero flores, dulces, libros…
-Oh, maldita sea - gimió frotándose la cara.
-¡Es tu culpa idiota! Deberías haber sido amable con ella. Te salvó después de todo - señaló Minerva.
¡Eso ya lo sé, mujer!
-Pensaré en algo - se quejó y se sentó, haciendo pucheros en su escritorio.
-No te preocupes, Severus, si está destinado, sucederá - dijo y salió de la oficina sonriendo como el gato de Cheshire. - ¡Hermione Granger, pequeño demonio! Tengo un Slytherin entre mis cachorros - Minerva conocía a Hermione lo suficientemente bien como para saber a que estaba jugando, y le alegraba que alguien estuviera poniendo a Severus en su lugar.
Al día siguiente, Hermione jugó bien su papel. Fingió indiferencia durante la clase de pociones y no le dirigió la palabra a nadie, se veía desolada. Hubo un par de veces en que quiso reírse por la expresión de sorpresa y preocupación en el rostro del hombre, pero recordaba porque lo estaba haciendo.
Harry, Neville, Ron y Seamus hicieron lo que Hermione pidió y chismorrearon sobre su reacción a la carta de Snape. Se aseguraron de que el profesor estuviera lo suficientemente cerca para escucharlos y cuando voltearon a verlo, se dieron cuenta que su rostro se había puesto pálido y parecía preocupado. Desafortunadamente, Seamus creyó necesario agregarle algo a la historia.
-Estoy preocupado por ella, no comió nada y estaba vomitando anoche. La forma en la que gritó en sus sueños… fue aterrador - dijo. Harry estaba a punto de decir algo cuando notó la ráfaga de túnicas negras desaparecer en la siguiente esquina.
-Mierda - fue todo lo que pudo decir.
El profesor Snape sabía que Hermione tenía libre el último periodo, por lo que estaría en la biblioteca o en sus habitaciones. Primero revisó la biblioteca, pero al encontrarla vacía se dirigió a sus habitaciones. La contraseña seguía siendo la misma, así que entró y miró a su alrededor y no pudo encontrarla por ningún lado. El pánico comenzó a subir por su pecho y luego escuchó correr el agua de la bañera. Sin pensarlo, irrumpió por la puerta y caminó hacia al borde de la bañera donde Hermione estaba sumergida bajo el agua. Jadeó cuando el pánico se apoderó de él e instintivamente se acercó y la agarró, tirando de ella hacia la superficie.
Hermione dejó escapar un grito y se revolvió en el agua, sin saber quién la había agarrado, usando todas sus fuerzas para alejarse de los fuertes brazos y sin querer, terminó tirando a la persona al agua con ella. Hermione estaba a punto de correr hacia su varita cuando notó la inconfundible túnica negra del profesor Snape.
-¡¿Qué mierda es lo que está mal contigo?! - gritó, olvidando su desnudez. El agua sólo le llegaba a la cintura y el profesor no sabía si sentirse avergonzado o indignado mientras se paraba frente a ella en la enorme bañera. Se decidió por lo segundo.
-¡Cuida tu lenguaje conmigo, Granger! ¡Pensé que te estaba ahogando, mujer! - el chasquó.
-¡Me estaba bañando! - replicó ella acaloradamente.
-¡Puedo ver eso! ¡el sr. Finnigan estaba hablando de que no comiste nada y que estabas vomitando por todas partes, sin mencionar lo de tus gritos por la noche! ¡Me preocupé, idiota ingrata! - él gritó.
-¿Qué? - preguntó confundida - ¿vomitando? ¿gritos? No hice ninguna de esas cosas.
¡Voy a matar a Seamus!
-¡Entonces mi preocupación no era necesaria! - dijo con frialdad, claramente avergonzado por la situación. Miró rápidamente su forma desnuda y se giró para salir de la bañera.
-Profesor, lo siento. No quise decir que no era algo justificado - dijo.
-Buen día, señorita Granger - espetó y salió del baño.
-¡Oh, no, no lo harás viejo testarudo! - espetó y saltó de la bañera.
-¿Cómo me llamaste? - Lo escuchó gruñir desde la sala de estar. Ella no respondío, recogió su varita y salió hacia su sala de estar completamente desnuda y apuntando su varita hacia él.
-¡No te atrevas a pensar en irte! - siseó. Las cejas de Severus se alzaron y sus ojos se abrieron con sorpresa. No estaba seguro de que hacer.
-¡Cómo te atreves a tratarme como si no hubiera hecho nada por ti todo este tiempo! ¿Cómo pudiste tratarme como a una idiota? - preguntó ella con frialdad.
-¡No lo hice!
-¡Lo hiciste! Si esperabas que te persiguiera por toda la escuela, con la esperanza de que mis sentimientos sean correspondidos, ¡Entonces tendrás otra cosa! - chasqueó y los ojos del profesor se entrecerraron.
-No tenía el corazón roto, ¿verdad? - preguntó con frialdad.
-¿Qué te hace pensar que no? - preguntó, pero sabía que la había atrapado.
-¡No creo esa mierda ni por un momento! Querías que dijeron todo eso frente a mi, ¿no es así? - siseó, caminando lentamente hacia ella.
-No… - dijo lentamente.
-Estás mintiendo. ¿me vas a hechizar? - preguntó, mirando fijamente su varita mientras continuaba acercándose a ella.
-¡No! ¡Nunca lo haría! - jadeó.
-Ese es tu primer error - siseó, quitándole la varita y aventándola al sillón.
-Severus… - susurró. El miedo deslizándose por su espalda - Me estás asustando.
Severus sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando ella susurró su nombre. Sanaba tan bien en sus labios. Le colocó las manos a ambas lados de su rostro y la miró a los ojos.
-Nunca te haría daño - dijo en voz baja.
Hermione tenía muchas ganas de acercarse un poco más a él y besar esos suaves labios con todo lo que tenía. Estaba muy tentada, especialmente cuando él empezó a inclinarse hacia ella.
¡Ya casi! ¡Ya casi!
-Mione, estás…
¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO!
El profesor Snape se apartó de ella de un saltó y se dio la vuelta para ver a Potter, los dos Weasley, Longbottom y Finnigan, de pie en la puerta, observándose boquiabiertos. Sabía que sus mejillas estaban enrojecidas y se veía ridículo con una túnica empapada y su cabello colgando alrededor de su rostro.
-Que momento tan impecable - se burló Snape.
-Lo sentimos, sólo… em… nos iremos ahora… - tartamudeó Harry.
-Mione, ¿estás desnuda? - preguntó Ron.
-¡Cállate Ronald! ¡Y será mejor que tú, Severus, vengas a la habitación conmigo! - espetó ella, escondiéndose detrás de su cuerpo para que sus amigos no pudieran verla.
-¿O si no, qué, señorita Granger? - se burló mirándola.
-¡O les haré saber a todos tu pequeño secreto! - se atrevió a amenazar y él respoló.
-Por favor, señorita. ¿Cuántas personas lo van a creer? Y nadie es lo suficientemente valiente para atreverse - respondió.
-¡No pongas a prueba mi paciencia!
-¡Yo soy el profesor aquí! - espetó, girandose completamente para mirarla.
-¡Me importa un carajo! ¡No estabas actuando como mi profesor hace unos minutos!
-No voy a jugar tus pequeños juegos - dijo con frialdad, avergonzado de que esto estuviera sucediendo frente a otros estudiantes.
-Vas a lamentar si sigues jugando conmigo - advirtió, estaba cansada de tenerle miedo.
-Ya veremos, señorita Granger - respondió y salió de la habitación. Por suerte para Hermione, Ginny se había quitado la capa y se la había puesto antes de que los chicos pudieran verla. Una vez que el profesor se fue, todos voltearon a verla.
-¿Qué secreto? - preguntó Harry.
-Oooohh … lo descubrirás esta noche durante la cena ¡Te lo prometo! - dijo con firmeza y entró en su habitación con Ginny justo detrás de ella.
