Capítulo 18

Creciendo Juntos

Cuando Enzo vio las cosas que Rin había comprado para sus clases se quedó serio. Rin se detuvo de prepararle los libros.

-Qué pasa mi amor?

-Eso es de niños…

-Sí… lo compré de tus personajes favoritos, no son esos?

-Esas son cosas de niños!

-Enzo, no me grites. Sí, son cosas de niños y tú eres un niño.

-NO! Yo quiero cosas de grande! Como Satoshi!

-Te las compro el año que viene…

-No! Ahora!

-Enzo, no me grites o te castigo.

-Eres una perra!

Y en mal momento Enzo abrió la boca. Sesshoumaru, que acababa de llegar, se quitó la correa y le dio 3 correazos sin preguntar más.

-Te disculpas ahora mismo!

-Sesshoumaru no! No lo golpees!

-Se pasó de la raya! Discúlpate con tu mamá!

Sesshoumaru le iba a dar nuevamente, pero Rin se metió en el medio, recibiendo el golpe ella.

-AAHH!

Sesshoumaru soltó el cinturón y vio horrorizado el resultado. Se acercó a Rin, que tenía lágrimas en los ojos.

-Mi amor, perdóname!

Sesshoumaru la abrazó con fuerza. Continuaba pidiéndole perdón frenéticamente, el golpe había sido en la espalda.

-Por Kami, Rin perdóname…

-Suéltame…

-Rin…

-Suéltame…

Sesshoumaru la soltó, Rin se puso de pie, su mirada era sombría.

-Adiós…

-No! Rin! Rin, fue un error! Rin sabes que nunca sería capaz!

-Ya lo hiciste.

-Rin, mi amor…

-No soy tu amor!

-Rin, por Kami, no lo hagas, no lo hagas!

-Y qué pretendes que haga? Que te perdone?

Sesshoumaru bajó la cabeza.

-Fui un verdadero imbécil…

Levantó la mirada con lágrimas en el rostro.

-Jamás voy a sentir tanto arrepentimiento como el que siento ahora… Rin… por favor…

-Lo sabías bien…

-Rin, no tomes una decisión así tan a la ligera…

-No, Sesshoumaru. No lo voy a soportar…

-Rin, fue un error! Tú te metiste en el medio!

-Te dije que no le pegaras!

-Y esperas que lo premie? Por Kami, Rin que aprenda a respetarte!

-Cómo pretendes enseñarle respeto si tú eres el primero que no me respeta! Es como criar a una monja en un prostíbulo!

-Eso me costó un balazo! Rin… por favor… fue un error… no pude detenerme a tiempo…

Rin pareció ceder, pero recordó su niñez.

-No! No! No! No! No te puedo perdonar! Tú me golpeaste!

-Rin, nunca fue mi intención!

-No, no puedo hacerlo…

-Rin, por favor…

Rin comenzó a llorar, se llevó las manos al rostro.

-No puedo… No puedo…

-Rin, mi amor…

-No!

Rin sintió un abrazo, vio a su hijo aferrado a su cintura.

-Perdónalo, mami… fue mi culpa…

-Enzo…

-Perdónanos a los dos… mami, onegai…

-No puedo perdonarlo, Enzo…

-Onegai, mami… per favore…

Rin acarició su rostro, el pequeño la volvió a abrazar.

-Mami, por favor… perdónanos…

-Rin…

Rin vio a Sesshoumaru. Realmente estaba exagerando, Sesshoumaru nunca le había puesto un dedo encima y de no haberse metido en el medio, no la habría tocado.

-Enzo, estás castigado. No podrás salir a jugar en 3 días.

-Sí, mami…

-Sesshoumaru…

Sesshoumaru la vio.

-No lo vuelvas a hacer nunca más, ni a los niños y mucho menos a mí.

-Te lo prometo, preciosa…

Rin subió por Hayley y cargó a la pequeña. La besó con ternura.

-Tranquila, mi amor…

Rin se sentó con su pequeña y la vio tan tranquila y apacible y deseó que nunca creciera.

-Me puedes decir qué es lo que estoy haciendo mal? Porqué me dicen cosas así? Soy tan mala? Yo no lo creo…

Rin abrazó a la pequeña con lágrimas en los ojos.

-Qué es lo que está pasando?

Sintió un abrazo desde atrás, se asustó pero no soltó a la niña.

-Perdóname, preciosa…

-Sesshoumaru…

Sesshoumaru se sentó en el piso, frente a ella.

-Cometí el más grave de los errores… y no te imaginas cuánto me arrepiento… Rin, yo te amo y tú lo sabes. Sabes que conscientemente nunca sería capaz de hacerte daño. Eres… eres todo lo bueno y válido que he logrado en mi vida… créeme cuando te digo que prefiero morir a si quiera pensar en golpearte…

Sesshoumaru hizo una pausa.

-Te he hecho tanto daño que no sé por dónde comenzar a enmendar mis errores. Te he hecho tantas cosas que no tengo derecho a pedirte que te quedes conmigo. Pero no puedo vivir sin ti… sin mis hijos… y dejarte ir, para mí, significa la muerte…

Rin besó a la pequeña y la dejó en su cuna. Se sentó frente a Sesshoumaru, tomó sus manos.

-Hay algo que tienes que saber…

Rin lo besó en la mejilla.

-Tal vez piensas que exagero con mi comportamiento… pero yo intento hacer todo lo contrario a cómo me criaron a mí… yo te mentí… te he mentido éstos últimos 12 años…

-Rin…

-Yo sí conocí a mi padre… murió cuando tenía 16 años…

-Rin…

-Era un borracho… se tomaba un litro y medio de vodka todos los días. Cuando llegaba a la casa, golpeaba a mi madre hasta dejarla inconsciente y después iba por mí… me escondía debajo de la cama, cubierta con una manta negra y rezaba porque se desmayara antes de encontrarme… muchas veces funcionó… muchas otras me atrapó antes de esconderme…

Rin se limpió las lágrimas del rostro. Le dijo toda la verdad a Sesshoumaru.

-…Yo no quiero vivir así, Sesshoumaru… no quiero que los niños te tengan miedo… yo quiero que mis hijos sean felices, mi amor… hay muchas maneras de criarlos sin necesidad de recurrir a un cinturón… por eso soy profesora. Para estar siempre segura de que hago lo mejor por mis hijos…

Sesshoumaru la abrazó prácticamente llorando.

-Perdóname, Rin… oh, Kami, no te imaginas cuánto lo siento!

Rin lo abrazó y acarició su cabeza. Él terminó abrazado a su cintura con su rostro contra su vientre.

-No es tu culpa, Sesshoumaru…

-Perdóname…

-Claro que te perdono…

……………………………………

Kagome había tenido que ir a atender la tienda. Inuyasha se quedó cuidando a la pequeña Aiko. Decidió salir a dar un paseo con ella y luego sorprender a Kagome. Usando el canguro, Inuyasha y Satoshi comían helado mientras caminaban en un parque.

-Parece que Aiko quiere…

-No sé si puede…

-Llama a mami…

Inuyasha la llamó. Kagome, en medio de todo su ajetreo contestó.

-Mi amor, le puedo dar helado a Aiko?

-Helado? Dónde estás?

-En un parque, con Satoshi y Aiko…

Kagome sonrió.

-Sí, puedes darle, pero dale sabores suaves, nada extraño ni ácido.

-Vainilla?

-Sí.

-Te amo, mi amor…

-Y yo a ti, bye…

Inuyasha rió y le dio a probar un poco de su barquilla, la pequeña saboreó el helado y abrió la boca pidiendo más.

-Le gustó!

-Vamos a sentarnos, porque sino, me embarra.

Estaban sentados riendo y disfrutando de la pequeña probar los dos sabores y pedir más. Satoshi se quedó pensativo.

-Papá…

-Sí?

-Papá… cómo puedo hacer que una chica se enamore de mí?

Inuyasha rió y acomodó a Aiko en su regazo.

-Y sabes si tú le gustas a esta chica?

-Sí…

-Y quién es?

-Shaina…

-Ah! Con que Shaina…

Satoshi sonrió moviendo las piernas en el aire.

-Quiero pedirle que sea mi novia…

Inuyasha sonrió y le pasó la mano por la cabeza. Le dio varios consejos, pero finalmente se detuvo.

-Sabes qué? No los necesitas. Simplemente sé tú mismo.

-Pero papá!

-Satoshi, lo mejor es ser tu mismo. Si a ella le gustas así, entonces está bien.

-Papá… mamá me dijo que ella era detective, es verdad?

Inuyasha sonrió.

-Sí, es verdad. Tu mamá era la mejor.

-Cómo se conocieron?

-Habían varios intentos de secuestros a empresarios y yo pedí protección. Me enviaron a tu mamá. Primero me enfurecí porque me habían mandado a una niña y yo había pagado mucho dinero para que me mandaran al mejor. Pero ella misma me probó que era la mejor cuando detuvo a 4 asaltantes.

-Ella sola contra 4!

-Bueno… 3, cuando venció a los dos primeros, uno de los otros dos, le sacó un arma, ella lo pateó y se la quitó y salieron huyendo.

-Y no los atraparon?

-Sí, ella los siguió hasta que los hizo comer cemento.

Satoshi sonrió.

-Y porqué mami dejó su trabajo?

-Yo se lo pedí… cuando me dijo que estaba embarazada, yo se lo pedí.

-Pero cómo si tú no me querías?

-Eso sólo duró una semana. Satoshi, tu mamá y yo estábamos de acuerdo en que no tendríamos hijos. Ella quería su carrera y a mí me era indiferente. Cuando me lo dijo, no era el mejor día, ni momento. Y por eso casi me deja. Me decía que te criaría sola, que no me necesitaba… pero como seguíamos casados, me llamaron cuando la hirieron en un trabajo… cuando llegué le hacían un ultrasonido y te vi…

-Papi, pero ustedes estaban felices cuando mami volvió a quedar embarazada.

-Ya era diferente, después de que naciste cambiamos de opinión. Pero no pasó hasta ahora.

Satoshi vio al cielo.

-Yo quiero ser como tú… pero diferente…

-Cómo está eso?

-Yo no voy a engañar a mi esposa, ni a mi novia… mami sufrió mucho y no me gustó verla así.

-Satoshi…

Satoshi acarició las mejillas de Aiko.

-Nunca, ninguna mujer debe sufrir así… porqué lo hiciste papá? Mi mamá te amaba. Te ama, por eso no te dejó… pero porqué la engañaste?

-Satoshi…

-Dímelo, papá…

Inuyasha bajó la mirada, aseguró a Aiko entre sus brazos.

-No hay una justificación… yo… yo estaba borracho y terminé con esa mujer… después ella me chantajeaba con decírselo a Kagome… yo sabía que si se enteraba, nunca más te volvería a ver… pero cuando me di cuenta de lo que hacía… no se justifica… eso lo sé…

…………………………………

Inuyasha y Satoshi llegaron a la jardinería. Cuando Kagome los vio dejó lo que hacía y los saludó con un beso a cada uno.

-Hola, mi amor…

-Mi vida…

-Y mi corazón…

Kagome cargó a Aiko, la pequeña rió y se acomodó a su cuello.

-Qué hacen aquí?

-Vinimos a verte… y a llevarte a comer…

-Dame unos minutos… o… Satoshi, puedes terminar esa factura?

-Sí…

Satoshi atendió a los clientes mientras Kagome llenaba a su pequeña de besos y le provocaba risas. Inuyasha se acercó y la besó con ternura. Acarició sus mejillas.

-Te amo, mi amor…

-Te amo, Inu…

Inuyasha sonrió y la volvió a besar. Satoshi terminó las facturas y les cobró. Las risas de Aiko se oían por todas partes.

-Es tu hermana?

-Sí…

Cuando Manten llegó de su descanso, Kagome lo dejó a cargo y se fue a comer.

……………………………..

Rin llegó a la casa con Hayley y Enzo, él se fue a su habitación y Rin a la de Hayley. La acomodó en su cunita y la vio dormir.

-Te amo, mi cielo…

Rin fue a su habitación, para ponerse más cómoda, se sorprendió al ver a Sesshoumaru en la cama.

-Mi amor…

Se acercó y cuando lo tocó se asustó por la fiebre que tenía.

-Sessh!

Sesshoumaru despertó.

-No te me pegues…

-Kami, mi amor, estás ardiendo en fiebre…

-Me siento como un trapo…

Rin se sentó a su lado y lo besó en la frente mientras apartaba el cabello sudado de su rostro.

-Te voy a preparar una sopa, quieres?

-No te me pegues, Rin, vas a enfermar a Hayley.

-Sessh, eres mi esposo, y también me corresponde cuidarte.

Poco después, Rin volvió con una sopa y tostadas. Le dio primero un vaso con sólo un poco de jugo. Sesshoumaru se lo tomó y casi lo escupe.

-Sabe a rayos!

Rin sonrió.

-Es para bajarte la fiebre, mi amor.

Sesshoumaru tembló.

-Es malísimo.

-Vamos, tómate la sopa. Te hará bien.

Sesshoumaru se tomó la sopa y se comió las tostadas. Al terminar, Rin hizo la bandeja a un lado y se acomodó junto a él.

-Te sientes igual?

-No, preciosa… mucho mejor, gracias…

Rin sonrió y lo besó con ternura. Estuvo abrazándolo un rato hasta que Enzo entró en la habitación.

-Mami… tengo hambre… porqué papi está aquí?

-Está enfermo.

Rin se levantó y lo besó en la frente.

-Descansa, mi amor…

-Gracias, preciosa…

Rin le preparó la comida a Enzo y se sirvió un poco. Mientras Enzo comía, Rin lo veía y sonreía para sus adentros. Pasó su mano por su cabeza y sus cabellos que ya se podían atar en una coleta, sonrió.

-No te van a quedar como a tu papá.

-Qué cosa, mami?

-El cabello… es como el mío.

-Pero tú tienes el cabello lindo, mami.

-Gracias, mi amor, pero tengo rizos. El de tu papá es lacio completamente.

Rin examinó su mirada esmeralda y sonrió.

-Enzo…

-Dime, mami?

-Cuándo fue la última vez que te dije que te amo?

-Antes o después de que me castigaras?

Rin bajó la mirada y dejó de acariciar su cabeza. Se concentró en su plato vacío.

-A mí me gustaría ser la mamá perfecta… una mamá que nunca castiga… que sepa exactamente lo que quieres y cuándo lo quieres… darte únicamente la comida que te gusta sin forzarte a comer vegetales…

-Esa no es la mamá perfecta. Tú ya eres perfecta, mami…

-Enzo…

-Si hicieras siempre todo lo que dijiste, yo sería un burro porque nunca estudiaría, te faltaría al respeto y sería irresponsable, un niño mimado y malcriado, sería gordo y mi papá no estaría orgulloso ni de mí, ni de ti…

-Enzo…

-Eso es lo que papi dice. Dice que está orgulloso de cómo soy y de ti porque me has hecho así…

Enzo acarició su rostro mojado por traviesas lágrimas.

-Mami…

-Te amo, mi amor…

Rin lo besó con ternura y Enzo la abrazó con fuerza y la besó en la mejilla.

……………………………

Inuyasha y Kagome comían en un restaurante entre risas y tiernas caricias, Satoshi sonreía y jugaba con Aiko.

-Vaya, vaya, vaya. Pero si es la feliz familia del árbol!

A Inuyasha se le revolvió el estómago al escuchar esa voz. Kagome vio a Satoshi.

-Satoshi, mi amor, saldrías un momento con Aiko?

-Sí, mamá…

Satoshi tomó a su hermana en brazos y se fue a otra área del restaurante.

-Qué rayos quieres?

-Hmh! Ahora comprendo porqué te quedas con él. Te gusta ser plato de segunda mesa.

-Será mejor que te calles y te largues.

-Sí? Tú y quién más me va a obligar?

Inuyasha se puso de pie.

-Si nunca he golpeado a una mujer, eso termina hoy. Lárgate y déjanos en paz.

Kikyou rió.

-Nunca vas a descansar, Inuyasha… y tu mugrosa hija también se va a enterar de qué clase de hombre es su padre. Si es que eres su padre.

Kagome la haló de las greñas y la sacó del restaurante.

-Ahora la cosa es conmigo. Ven y resuelve.

Kikyou la intentó atacar, Kagome le dio un golpe certero a la nariz.

-Aún no te hartas?

-Maldita!

Kikyou intentó volverla a golpear, Kagome la ridiculizó con tremenda cachetada.

-Vamos! No tienes nada mejor?

Kikyou intentó darle una patada, Kagome le agarró el pie y se lo torció, le provocó gritar del dolor.

-Como sigas, te lo parto. Es hora de que aprendas que no eres competencia para mí. Lárgate, zarrapastrosa.

Kagome la soltó haciéndola caer al piso. Le dio la espalda e iba a volver a entrar. No vio cuando Kikyou tomó un tubo de los que señalizaba el parqueo.

-MAMÁ!

Se escuchó un golpe sordo, cuando Kagome se dio vuelta, Satoshi estaba en el piso inconsciente y le sangraba la cabeza.

-SATOSHI! Inuyasha, llama a una ambulancia!

Kagome dejó a Satoshi al cuidado del personal del restaurante y corrió tras Kikyou, la atrapó poco antes de llegar al auto al que se dirigía. La tiró al pavimento y sentada sobre ella la comenzó a golpear.

-Cuando te metes con mis hijos, te metes con el diablo!

Kagome hasta le partió la nariz, aún así Kikyou quiso seguir peleando y Kagome le atrapó el pie y se lo torció hasta que se escucharon varios chasquidos. Kikyou se quedó tirada en el piso gritando por el dolor. Kagome volvió con Satoshi justo cuando llegó la ambulancia. Inuyasha trataba de calmar a Aiko. Alguien más había denunciado el ataque y llegó la policía. Se llevaron a Kagome y Kikyou detenidas. Inuyasha preguntó a dónde llevarían a Satoshi y les dijo que iría en unos minutos. Condujo hasta la casa de Sesshoumaru. Rin abrió la puerta.

-Inuyasha…

-Rin, cuida de Aiko, por favor…

-Qué pasó?

-Atacaron a Satoshi y Kagome está detenida… te explico luego…

-Iría contigo, pero…

-Sé que Sesshoumaru está enfermo, te llamo después…

Inuyasha se fue a la clínica donde atendían a Satoshi.

-Samuru…

-Es mi hijo!

-Satoshi Samuru?

-Sí, es él…

-El golpe fue muy severo, le afectó el cráneo y comprometió la vascularidad cerebral…

-Hábleme en español.

-Le fracturó el cráneo y lesionó el cerebro…

-Qué! Doctor, mi hijo va a estar bien?

-No sabremos nada hasta que despierte…

-Pero no es posible… fue una mujer que lo golpeó…

-Cuando la intención está presente…

-Qué intención?

-Matar… Señor Samuru, el golpe de su hijo fue precisamente en un punto un poco frágil. Pero por el trauma puedo decir que fue calculado.

Inuyasha apretó las manos en puños.

-Necesito ese diagnóstico. No puedo dejar que liberen a esa mujer.

………………………………

PRÓXIMAMENTE

EL GRAN FINAL DE

OSCURA FELICIDAD

N/A: Cómo están? Espero que bien… yo aquí entre dos… bueno, no me maten aún, ya los matasanos, digo cirujanos se encargarán de eso. No sé si podré escribir los próximos días, pero espero volver pronto. El martes me someteré a una pequeña cirugía, pero igual tendré que reposar. Calma pueblo, tendrán Mizuho para rato.

Besitos

La rajada, digo Mizuho