Capítulo 8

Lexa, Lena y Tori estaban limpiando sus horarios para el día que Jade había planeado llevarlas a la Marcha del Orgullo. Ellas eran mujeres de palabra y no permitirían que su nombre se viera manchado. Lexa y Lena estaba tranquilas, Clarke y Kara les llevaban pidiendo que fueran pero sino era una cosa era otra que se los impedía. Por fin, luego de mucho se les cumpliría y no tenían duda de que seria inolvidable.

…..

—¡Cat levántate!—gritó Jade mientras golpeaba la puerta de la habitación de la pelirroja.

Cat se levantó murmurando cosas pero cuando vio la hora en su reloj de mesa se asustó. —¡Jade! —gritó Cat molesta. —¡Son las jodidas cuatro de la madrugada! —Cat volvió a recostarse pero se volvió a levantar de golpe. Jade West despierta a las cuatro de la madrugada era algo de temer.

"El fin del mundo" pensó la pelirroja. —¿Jade, te sientes bien? — preguntó Cat mientras sacaba su cabeza por la puerta. Escuchó a su mejor amiga en la cocina.

—Tenemos que apresurarnos.— dijo Jade como si no fuera la gran cosa.

—Jade. — volvió a llamar Cat. —¿Te pasa algo? —

Jade rodó los ojos ante la pregunta de su mejor amiga. Si no era normal que ella se levantar a las cuatro de la madrugada pero hoy ella tenía una agenda muy apretada ya que no permitiría que ninguna de las chicas se echara para atrás con la apuesta. Las llevaría a todas a la marcha del orgullo y eso era todo.

—Si quiero que todas estén listas tengo que ir y despertarlas, además Sikowitz también quiere ir y sabes lo difícil que es despertarlo. —

Cat rodó los ojos. —Él es igual a tu en un día lunes. Seguros que no es tu abuelo o tío perdido—murmuró Cat volviendo a su habitación para bañarse y estar lista.

Jade entró en la casa de Sikowitz siendo seguidas por Cat, el loco de los cocos había escondido la llave para que Jade no llegará a molestarlo pero la gótica sabía cómo forzar las puertas.

—Tu, Jade West eres un caso. — dijo Cat riéndose.

Ambas chicas subieron hasta la habitación de su mentor. Jade tenía una sonrisa socarrona, sabía como despertar a su querido maestro.

—¡Fuego! —gritó la gótica a todo pulmón mientras golpeaba la puerta con el pie.

Sikowitz salto de la cama pero sus piernas se habían enrollado en las sabanas provocando que se cayera. Las risas de Jade y Cat no se hicieron esperar al ver a su maestro asustado y cayendo.

—Apúrate. — dijo Jade mientras ignoraba la mirada asesina de Sikowitz.

—Tienes mucha suerte. — murmuró el loco de los cocos. Por muy molesto que estuviera él no le podía hacer nada a Jade, primero que la pelinegra se vengaría de él y segundo porque él sabía que Jade era muy importante para el. Ella le recordaba a su hija en cierto aspecto.

Cat y Jade esperaron a que su mentor bajará.

—¿Y ahora? —pregunto Cat.

—La que está más cerca es Trina. — dijo Jade. —Así que Cat te toca despertarla. —

—¿Yo por qué? —inquirió la pelirroja.

—Porque ella no te hará nada si la despiertas a las cinco de la mañana. —

Cat no había dejado de quejarse desde que habían salido de la casa de su mentor. Jade quería que ella despertara a Trina lo cual ella no quería hacer, Cat sabía que Trina no se iba a molestar con ella pero eso no quería decir que supiera cuál sería la reacción de la morena cuando la levantan muy temprano.

Todos se bajaron del carro de Jade. Entraron en el edificio donde vivía la morena.

—Jade no tenemos llaves. — dijo Sikowitz.

—¿Cómo crees que entre a tu casa?— dijo Jade rodando los ojos.

—Quieres que no metan a la cárcel a los tres.—murmuro Cat.

—Maggie nos sacaría de ahí rápidamente. —replicó la pelinegra. —Ya cállense.—

La pelinegra abrió la puerta del departamento de Trina con facilidad. Sikowitz y Jade se quedaron afuera para esperar a que Cat despertara a Trina y esta se alistara.

—Lorik va a venir.— dijo Sikowitz.

Jade instantáneamente lo volteo a ver. —¿En serio? —pregunto la pelinegra sorprendida.

—Hable con ella. — dijo el loco de los cocos en un suspiro. —La encontramos. —

—¿Donde? —pregunto Jade sabiendo de qué estaba hablando su mentor.

—Aquí en Los Ángeles. Siempre estuvo cerca de nosotros y ella creyendo que estaba en Londres.—

Jade se quedó sin habla ante lo que su maestro le había dicho. Sabía que el y Lorik llevaban años buscando a la hija de Lorik. La pelinegra quería a la hija de su mentor como si fuera su hermana mayor.

—¿Crees que ella quiera saber de ustedes? —pregunto Jade.

—No lo sabemos, ella tiene tu edad. — dijo Sikowitz con un deje de tristeza. —Ella ha crecido sin saber la verdad acerca de su madre.—

—Eso apesta. — dijo Jade.

—Si. — dijo Sikowitz en un suspiro. —¿Como estas tan segura de que Trina no le hará nada a Cat por despertarla? —

Jade miro a su mentor con una sonrisa. —Trina y ella están destinadas a estar juntas.— dijo la pelinegra.

Sikowitz abrió los ojos como platos en sorpresa. —¿Cat lo sabe? —

—No, no se lo diré hasta que sepa que ella y Trina pueden llegar a tener algo sin necesidad de que yo les digas que las une el hilo rojo del destino. Cat es como mi hermana y no quiero que piense que no tiene un decir en esto.—

Sikowitz miro a Jade con detenimiento, y por fin al hizo clic en su mente. —¿Tu encontraste a la tuya no es así? —

Jade sonrió de lado al darse cuenta de que nada pasaba desapercibido para su maestro. Jade asintió.

—¿Quien es? —pregunto el loco de los cocos con curiosidad.

—Victoria Vega.—suspiro Jade.

La sorpresa en el rostro de Sikowitz no paso desapercibida por Jade pero por el momento decidió ignorarlo. Los dos esperaron en silencio a que Cat y Trina salieran del departamento. La risa de Jade se escuchó por todo el pasillo al ver a Trina con cara de amargada.

—No muy fan de levantarte temprano. — dijo Sikowitz.

La morena negó.

—Bienvenida al club. —dijo Jade con una sonrisa socarrona.

Trina solo pudo rodar los ojos.

—¿Quién sigue? —pregunto Cat.

Trina y Sikowitz voltearon a ver a Jade. La pelinegra miro su celular para ver las direcciones que había sacado de la computadora de Trina sin que ella se diera cuenta.

—Siguen Maggie y Alex.— dijo la pelinegra.

—Ellas son muy peculiares.— dijo Trina con una sonrisa nerviosa.

—¿Por que? —pregunto Cat.

—Cuando nos emborrachamos, Tori mando a Bella a despertarnos a todas, ellas dos bajaron desnudas. —

Las risas no se hicieron a esperar de todos. Pero eso no los detuvo para ir a la casa de la pareja Danvers-Sawyer. Cuando llegaron a la casa que las mujeres habían logrado adquirir se sorprendieron, no era la gran casa que esperaban ver debido a las profesiones de las mujeres. La casa era sencilla.

—Abrirás la puerta de la misma manera.— dijo Cat.

—No podrás. — dijo Trina. —Tienen un sistema de seguridad que impide que forjen las manijas. —

—¿Alguna idea? — pregunto Jade.

—Déjamelo a mi.— dijo Trina con una sonrisa socarrona. La morena se acercó a la casa, el código de seguridad de la casa así que no tendría ningún problema. —Maggie me dio el código de seguridad por si en algún momento estoy demasiado borracha como para llegar a mi departamento solo entrar aquí.—

Cuando la puerta se abrió no pudieron entrar ya que Alex les estaba apuntando con una arma. Trina solo rodo los ojos antes las tácticas de la mayor de las hermanas Danvers.

—¿Que hacen aquí? — pregunto Alex bajando el arma y haciéndole señas a Maggie de que solo eran Trina y los demás.

—Tienen una apuesta por pagar.— dijo Jade. —Alístense, no tenemos mucho tiempo. —

Todos entraron en la casa y esperaron a que la pareja estuviera lista para luego ir por Lena y Kara.

—¿Por qué ellas no tuvieron un despertar rudo? — se quejo Sikowitz.

—Sera porque eres igual que Jade en un día lunes.— se quejo Cat mientras rodaba los ojos.

—Pero yo me caí.— chillo el loco.

—Tonto.— murmuro Jade con una sonrisa. Sikowitz solo rodo los ojos.

—¿Cual es el plan de hoy? —pregunto Maggie.

—Tu solo sígueme. — dijo Jade.

—Eso no me da buena espina. — dijo Alex bajando las escaleras. Jade solo rodo los ojos. —Hemos leído tus antecedentes Jade y no son muy buenos que digamos. —

—No está tan mal. — se defendió la pelinegra mientras empezaba a caminar hacia la salida.

—No está tan mal. — dijo Alex. —Perseguiste a un niño de nueve años solo porque accidentalmente tiró su helado en tus botas. —

—¡Eran mis botas favoritas! —dijo Jade.

—Lo amenazaste con unas tijeras. — dijo Maggie.

—Tenían que dejarle claro lo que había hecho. —

Alex y Maggie no podían creerlo. Trina solo tenían una ceja enarcada. Cat y Sikowitz solo podían reír nerviosamente.

—¿Siempre es así? —pregunto Maggie.

—Eso solo en sus mejores días— dijo Sikowitz.

—¿Como es en los peores? —pregunto Alex.

—Leyeron cuando le rompió la nariz a Beck Oliver— dijo Cat, las dos mujeres asintieron. —El le tomo la mano y la quiso besar. —

—Fue defensa personal. — dijo Jade mientras manejaba.

Cat y Sikowitz iban contando todas las veces en las que Jade se había metido en problemas mientras que Jade trataba de justificar sus acciones. Alex y Maggie sabían que verían a Jade en el precinto mas de lo que creían. Trina por su parte solo se reía ante todo lo que estaba escuchando.

—¿Ellas tiene sistema de seguridad? —pregunto Jade.

—No. — dijo Alex. —Pero yo tengo llave. —

—Aguafiestas. —murmuró Jade provocando que todos rodaran los ojos.

Alex despertó a Lena y Kara, y les dijo que se alistaran que Jade necesitaba de su presencia. Lena y Kara no cuestionaron nada de lo que los demás estaban hablando, ellas querían seguir durmiendo.

No perdieron el tiempo y se dirigieron la casa de Lexa y Clarke, para desgracia de Jade, Lena tenía una copia de la llave de la casa de la pareja.

—Ustedes si que son unas aguafiestas.—murmuro la pelinegra. Lexa y Clarke miraron a las demás con confusión.

—Rudo despertar.— dijo Sikowitz haciendo pucheros.

—Te caíste de la cama. — dijo Jade riéndose, Cat no pudo evitar la imagen de su mentor cayendo de la cama y se puso a reír.

—Me da la sensación de que nuestra paz se ha ido y para siempre. — dijo Kara.

—Siento lo mismo. — replicó Clarke.

Las demás solo pudieron asentir mientras miraban a Jade.

—Esto nos deja a Tori.— dijo Trina minutos después.

—¿Tienen llave o hay sistema de seguridad? —pregunto Jade.

—Se me olvido la llave.— dijo Trina.

Alex iba a hablar.

—¡Bien! — gritó Jade con los puños en el aire. Maggie al ver eso hizo que su esposa se quedara callada.

—Bella.— susurro Maggie. Lena, Kara, Lexa, Clarke, Trina y Alex se pusieron a reír un poco hasta que Trina recordó algo.

—Bella ama a Jade— dijo la morena.

Todas y Sikowitz vieron a Jade sacar una bolsa, eso provocó que fruncieran el ceño pero decidieron no comentar nada y ver qué era lo que iba a pasar. Vieron a la pelinegra forcejear la perilla y los gruñidos de Bella del otro lado de la puerta. Cuando Jade logró abrir la puerta Bella la estaba esperando.

—Okay, Bola de pelos.— dijo Jade. —Tu te quedas callada y los tocinos son todos tuyos. —

Jade al ver que Bella se quedaba quieta y se sentaba sonrió. —Buena chica. —

Los demás estaban con la mandíbula desencajada. Ni siquiera Trina podía sobornar a esa bola de pelos y Jade si.

—Típico de una Vega. — dijo Lena rondando los ojos.

Cat y Sikowitz fruncieron el ceño ante ese comentario. Maggie lo notó y decidió responder sus dudas. —Si quieres que una Vega te ayude con algo, incluso si es ensuciarse solo tienes que prometerles comida y harán lo que digas. —

—Eso es mentira. — dijo Trina.

Todas levantaron una ceja.

—Nueva York, dos años atrás, estaba nevando fuerte y a Clarke se le había quedado el carro en la carretera.— dijo Lexa. —Te dijimos que daríamos comida e ibas por ella, habías dicho que ni loca salías de la casa, minutos después estabas en el carro e ibas de camino a recoger a Clarke. —

—Era comida Tailandesa.— se quejó la morena provocando que todos se rieran.

—Vega tenias que ser. — se burló Clarke.

Todos entraron en la casa de la Vega menor, vieron a Bella disfrutar de su tocino y a Jade en la cocina.

—¿Que haces? —pregunto Lexa.

—Café. — dijo la pelinegra menor. —Necesito café. —

Lexa y Lena le ayudaron a Jade a preparar el café mientras las demás esperaban. Segundos después vieron a Jade tomar una cacerola y un cucharón y subir por las escaleras.

—¿No me digas que? —murmuro Clarke.

—Va a despertar a Tori golpeando la cacerola con el cucharón mientras grita fuego. — dijo Sikowitz. —Si, eso es lo que hará. Luego bajara corriendo las escaleras y se pondrá detrás de la persona que crea que tiene más poder. —

—O de la persona que crea que Tori respeta mas. —agrego Cat.

Todas se vieron entre ellas y sabían que las que terminarían en medio de todo el desorden serían Lena o Lexa. Segundos después escucharon los ruidos de los utensilios siendo seguidos por los gritos de fuego de Jade. Trina no puedo evitar reírse. Escucharon los utensilios golpear el suelo y a Jade bajar corriendo las escaleras mientras se reía a carcajadas para luego ponerse detrás de Lexa y Lena.

Tori bajo y todas podían ver el enojo en los ojos de la morena. Trina, Maggie y Clarke no podían dejar de reírse ante la idea de Jade, tenían que darle crédito a la pelinegra y agradecían que no tuvo la oportunidad de despertarlas.

—Buenos días.— dijo Kara con voz dudosa.

—¿Que diablos fue eso? —pregunto la morena para luego ver a Bella quien se estaba escondiendo detrás de Jade. —Se supone que me tienes que avisar cuando alguien entra a la casa. —

Los demás rodaron los ojos. —Tocino.— dijo Trina atrayendo la atención de la bola de pelos. Tori rodó lo ojos ante eso.

—Iré a cambiarme. — murmuro la morena menor.

Todas las miradas cayeron en Jade quien tenía una sonrisa victoriosa en el rostro.

—¿Que? —pregunto Jade al ver que todos las estaban viendo.

—¿Segura que no deberías de estar en un manicomio? —pregunto Lexa.

—Nah.— respondió Jade.

—Yo creo que si.— dijo Alex. —Se peleo con un niño de cinco años en el parque. —

—Ni me lo recuerdes.— murmuro Jade.

—Te da pena.— dijo Lena con una sonrisa pequeña.

—Me da rabia. — dijo Jade. —El mocoso creyó que sería divertido lanzarme arena. Su mamá no estaba muy contenta después de enterré al mocoso. —

—¡¿Que?! —gritaron las que no conocían a fondo a la pelinegra.

—¿Sigue vivo? —pregunto Kara con preocupación.

—Por desgracia.— murmuró Jade ganándose una mirada asesina de todas las personas en la cocina.

Ninguna de ellas lo podía creer, esa pelinegra si que estaba loca. Sikowitz y Cat estaban entretenidos al ver las caras de sorpresa y miedo en esas mujeres.

—¿Leyeron mis antecedentes, no? —pregunto Jade mirando a Alex y Maggie, estas asintieron. —Supongo que habrán leído que mande a una estúpido mocoso al hospital. —

Alex y Maggie asintieron, las demás los miraron con los ojos abiertos como platos. Tori escucho lo que la pelinegra había dicho y se quedó quieta, esperando a que prosiguiera.

—Estábamos en sexto grado. —dijo Jade mientras señalaba a Cat. —Era el primer día de escuela de Nicole y el idiota era uno de octavo año, creía que seria buena molestar a Nicole y luego hacer llorar a Cat. —

Cat sonrió un poco ante eso, Jade siempre la había defendido de todos y aun lo seguía haciendo.

—Todos sabían que si se metían con Cat terminarían en la enfermería. El idiota lo sabía pero decidió ignorarlo, así que la hizo llorar. Cat me pidió que no hiciera y trato de que le hiciera una promesa de meñique.— ante eso todas levantaron una ceja. —Siempre cumplo mis promesas. — murmuro la pelinegra. —Bueno, en uno de los recesos el idiota fue y empezó a molestar a Nicole. Nicole al igual que yo siempre se mete en problemas, pero esta vez no fue de esa manera ya que el la golpeo y yo lo vi. El idiota terminó con una de mis tijeras en la pierna. —

Cat y Sikowitz solo podían negar con la cabeza.

—Lección, nunca te metas con mi familia. —dijo Jade.

—Estoy lista. — dijo Tori interrumpiendo.

—Creo que mi vida estará llena de susto. — dijo Lena mientras negaba con la cabeza al escuchar todo lo que Jade había dicho. Lexa sintió, sus días tranquilos habían terminado.

—¿De quien fue la idea de movernos a Los Ángeles? —pregunto Clarke.

—Lena y Lexa.—

—No se si darles un abrazo o un golpe— dijo Alex con los brazos cruzados sobre el pecho mientras Jade tenia una sonrisa maliciosa.