Por fin! He tenido mucho trabajo, además de que no lograba explicar bien el cómo me imaginaba la situación... pero bueno, aquí se las dejo.
Muchas gracias por los reviews! me emociona que me comenten.
DISCLAIMER: Harry Potter es propiedad de JK Rowling.
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III. Sorpresa y Desesperación.
Hermione, intrigada, se puso la bata y fue a preguntarles si les pasaba algo. Tocó la puerta suavemente y preguntó:
-¿Harry? ¿Ron?
La puerta se abrió y se sorprendió mucho de encontrar a Ron, empapado y en pijama, que la miraba extrañamente y con agua goteando por su rojo cabello.
-¡Pero Ron! –exclamó con sorpresa-. ¡Estás empapado!
-Ehm.. –titubeó Ron-. ¿Qué pasó?
-¡Es lo que yo pregunto! ¿Eras tú el que salió hace rato? ¿Qué hacías afuera?
-Nada… sólo salí un ratito… tenía mucho calor.
-No es normal, Ron… -dijo Hermione suspicaz. Lo conocía de sobra y no era su costumbre salir en plena lluvia y de madrugada.
El chico se rascó la cabeza, desconcertado, y no le respondió nada. Hermione estaba muy sorprendida y confundida: ¿qué hacía Ron en la lluvia a las tres de la mañana?
-¿No me vas a responder? –preguntó al ver que Ron seguía callado, bastante incómodo.
-Oye Hermione –contestó él con aspereza-, no estaba haciendo nada malo, entonces no creo que te interese, ¿o si?
Fue como si le hubieran echado un baldo de agua fría. ¡Todavía de que se preocupaba por él! Hermione se dio la vuelta, ofendida, y se iba a marchar con paso decidido a su habitación cuando sintió que una mano fría la retenía por la muñeca.
-¡Espera! Lo siento, no fue mi intención decir eso… es que me tomaste por sorpresa, es todo.
En ese momento escucharon que Harry se revolvía en la cama, inquieto, y Ron salió para no despertarlo. Cerró la puerta suavemente y se dirigieron al barandal del pasillo, con el ruido de la lluvia (que ya disminuía) martilleando sin cesar.
Estuvieron un rato callados, viendo las gotas caer al patio y formar pequeñas ondas en los charcos. Hermione había estado evitando el tema, pero tenía que preguntarle a Ron por qué estaba tan formal con ella; no le gustaba porque la hacía sentirse excluida. Aunque sospechaba que todo eso se debía a que Ron se había dado cuenta de que ella lo había visto sin mochila en el autobús.
-¿Por qué estás así, Ron? –preguntó por fin con calma, recargada en el barandal de madera-. Desde el día que fuimos por Harry a casa de sus tíos, te comportas muy distante conmigo.
-Para nada. Lo que pasa es que… bueno, todavía estoy apenado por lo que pasó en el autobús. Discúlpame.
Al decir esto, Ron se puso rojo y se miró los pies. Hermione hizo lo propio, estaba sorprendida de que sacara ese tema. Lo miró de reojo y vio que, además de colorado y cabizbajo, estaba temblando de frío.
-Ven, vamos a mi habitación, si quieres te puedo secar con la varita. –Al ver que Ron no se movía, lo jaló del brazo y lo hizo entrar a su cuarto. Estaba cerrando la puerta cuando lo sintió pararse detrás de ella, muy cerca.
-No deberíamos estar aquí –dijo él con voz ronca-. No se ve bien…
-Ay, Ron, no te fijes –habló un poco nerviosa, aún de cara a la puerta-, somos amigos. Yo no pensaría mal de ti.
Entonces Ron la tomó por los hombros, le dio la vuelta (sintió la madera en su espalda), la miró fijamente y preguntó con las cejas alzadas:
-¿No pensarías mal de mi? –su voz sonaba ligeramente irritada- ¿Por qué¿No me consideras capaz de...?
Se quedó callado pero sin soltarle los hombros. Hermione se había puesto aún más nerviosa que antes, y lo observaba sin decir palabra. Su rostro estaba tan cerca al de ella que podía verle las pecas. ¿Qué había querido decir? ¿No lo consideraba capaz de qué?
Sin previo aviso, el chico la besó dulcemente en la mejilla, muy cerca de su boca. Ella creía que el corazón se le salía del pecho, al sentir sus labios calientes en su piel. Cerró los ojos cuando Ron, acercándose aún más y poniendo la mano en su nuca (ya no estaba frío para nada), empezaba a llenarle la cara de besitos húmedos y a rodearla con el otro brazo por la cintura. "Es un sueño", pensó con abandono mientras se abrazaba a su espalda, "me quedé dormida y estoy soñando todo esto…"
Lentamente, Ron regresaba al primer beso, cerca de su boca, y ella lo recibió con los labios ligeramente abiertos, calientes como los de él, y se besaron tiernamente, saboreando ese primer beso que tanto habían deseado, perdiéndose, llenándose.
Cuando Hermione empezaba a regresar el brazo, acariciando la cintura mojada de Ron y resbalando entre sus dedos el resorte del pantalón de su pijama (ya podía sentir también el resorte de sus boxer), el pelirrojo se separó bruscamente de ella, con los ojos brillantes y rojo hasta la coronilla, dejándola de piedra al ver que se bajaba la camisa del pijama con las manos y hablando atropelladamente.
-¡Tengoqueirmelosiento!
Ni siquiera pudo responderle, se arrimó como pudo de la puerta cuando giró la perilla y lo vió salir como un vendaval, sin mirarla y jalándose la camisa.
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Salió a grandes zancadas y no paró hasta entrar en su habitación, todavía con el estómago revuelto y el corazón desbocado. Cerró cuidadosamente la puerta (no se le olvidó, gracias a Dios) y se tumbó en su cama, mojado, pero ardiendo sin control.
"No puede ser, no puede ser" pensaba desesperado. "Seguramente lo notó… esta vez sí tuvo que haberlo hecho… ¿qué va a pensar de mi?". Seguía sin entender el por qué había aceptado ir a su habitación, por qué la había arrinconado en la puerta, por qué la había besado y abrazado… todo eso lo había hecho impulsivamente, sin dudar siquiera. "Y ella que pensaba que no era peligroso".
Pero por eso lo había hecho. Le había molestado mucho el que ella no sintiera ni la mitad de los nervios que a él lo acometían cuando se le acercaba, cuando la veía, cuando la soñaba… En medio de todo el revoltijo que eran sus tripas y su cabeza, su mente le recordó llena de júbilo que Hermione le había correspondido el beso: lo besó con dulzura, abrazándolo, introduciendo sus dedos lentamente por el borde del pantalón… y fue ahí cuando se dió cuenta. Estaba seguro de que Hermione había sentido cómo se excitaba, y antes de que ella pudiera preguntarle (o peor aún, reprocharle) por esa consecuencia, él prefirió huir, dejándola con la boca abierta y las mejillas encendidas.
