Mucho tiempo después (jejeje P) pero ya tienen la continuación de la historia, prometo no tardar tanto en actualizar (es que tengo mucho trabajo…)
Ah! Y ya se permiten reviews de personas no suscritas, no me había fijado que no había habilitado la opción… ) Gracias por todos los mensajes.
DISCLAIMER: Harry Potter es propiedad de JK Rowling.
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V. Celos.
-No tardo, voy por la capa invisible y dinero.
Dicho esto, Harry salió y cerró la puerta, dejándolos solos por un momento en la habitación de Hermione. Era mediodía y se disponían a ir a la biblioteca mágica más cercana (se encontraba a una hora de camino en tren) para investigar sobre los fundadores de Hogwarts y cualquier otra cosa que pudiera serles útil en su búsqueda.
-Bueno, sí voy a tardar un poco… -había regresado y se le notaba un tanto colorado- Ginny me acaba de enviar una lechuza, y creo que voy a contestarle…
Volvió a cerrar con una sonrisa en la cara y lo escucharon entrar al cuarto de al lado y cerrar la puerta
Ron y Hermione se miraron sentados uno frente al otro a la mesa, ruborizándose, recordando los besos y las caricias que se habían prodigado la noche anterior, así como la promesa que tenían para esa noche. Ron sonrió y la miró con ternura, posando su mano en la de ella y jugando con sus dedos.
-No puedo esperar a que sea la una y media…
Hermione no dijo nada, simplemente lo miró y suspiró. Ron se inclinó sobre la mesa para besarle en la mejilla, y ella le devolvió el beso en la boca, suavemente, con los labios ligeramente abiertos y pasando la punta de su lengua por los de él.
-No me provoques, preciosa –le susurró Ron al oído- que ya sabes qué me pasa cuando te me acercas demasiado…
Hermione rió apenada, negando con la cabeza, muy feliz de sentir su aliento en la piel. "Me encanta que se porte así" pensó con emoción. A continuación, fue ella la que se acercó al cuello de Ron para preguntarle con el mismo tono de voz:
-¿Y qué crees que siento yo cuando susurras en mi oreja?
El pelirrojo se revolvió inquieto en su silla y emitió un sonido extraño, como ahogado. La miró mordiéndose el labio ("No hagas eso, por favor" pensó Hermione al sentir un cosquilleo en el estómago) y se levantó lentamente para acercarse a ella.
-Dime qué sientes, por favor… -le respondió él en voz baja. Tenía los ojos brillantes y las manos calientes cuando se inclinó de pie sobre ella, tomó su mentón y lo elevó para que quedaran cara a cara.
-Yo… siento como si…
Se quedó sin palabras. Era algo inevitable: Hermione se sentía desfallecer cuando la miraban esos ojos azules y transparentes, que le comunicaban tantas cosas a la vez que la dejaban mareada. Había amor en esa mirada, pero también deseo, una sensación hasta hace poco desconocida para ella pero que había descubierto en los brazos de Ron, en sus labios, en sus caricias, en su pecho blanco y salpicado de pecas. Levantándose ella también, como entre sueños, se encontró abrazada a su cintura, pidiendo en silencio un nuevo roce de labios, una confirmación física de que él no podía aguantar hasta la noche.
-Oh, Hermione –en su voz había ansiedad y anhelo contenidos- te he amado siempre…
Entonces no sólo escuchó ese amor, sino que lo sintió crecer, presionando su vientre. Era maravillosa la reacción de Ron, que ampliaba con besos calientes sobre su cuello, provocando palpitaciones por todo su cuerpo. Esta vez fue Hermione la que desabrochó el pantalón del pelirrojo, escuchando complacida sus gemidos, mientras volvía a besarlo con pasión.
-No, por favor –suplicó Ron a media voz, intentando detenerla-, no voy a poder…
No pudo terminar la frase porque en ese momento Hermione lo apretó con decisión envolviéndolo en su mano, y aún con los boxer puestos lo sintió latir bien levantado y firme, lo que le produjo una sensación de calor por todo el cuerpo, que aumentó cuando Ron empezó a frotar con sus dedos el pantalón de Hermione, donde se unían sus dos piernas. En ese momento todo era excitante y placentero: su mano apretando fuerte esa parte tan íntima de Ron, mientras él palpaba con suavidad la entrepierna de ella.
Sin pensarlo dos veces, Hermione se desprendió del abrazo y corrió a poner el seguro a la puerta, y ya regresaba cuando se sintió levantada en vilo. Al volverse, abrazó a Ron por el cuello mientras él la llevaba a la cama con facilidad (aunque era delgado no hacía ningún esfuerzo), depositándola con delicadeza y tendiéndose sobre ella, sin lastimarla porque se recargaba en los codos. La miró con una emoción indescriptible, mordiéndose los labios otra vez en un gesto que la hacía derretir, e inició nuevamente los besos y las caricias, abrazándola y haciéndola sentir más viva que nunca.
Hermione temblaba al contacto de sus manos grandes y seguras por todo su cuerpo, quitándole la ropa y explorando su piel, y ella misma recorría con sus dedos la espalda (ahora desnuda) de su pelirrojo, que se estremecía a cada suspiro de ella y volvía con más fuerza, con más determinación a reconfortar sus labios y su cuello con esa lengua que ella probaba como de fuego.
Un pensamiento cruzó entonces por su cabeza: "¡Harry!" y separó un poco a Ron, preocupada.
-¡Ron, Harry va a regresar! –dijo con apremio en la voz.
Ron cerró los ojos y frunció el ceño, pero tras unos segundos se levantó y la ayudó a levantarse. Hermione sabía toda la fuerza de voluntad que eso implicaba, y le sonrió tímidamente sentada en la cama, mientras lo invitaba a sentarse junto a ella.
-Lo siento, Ron.
-No es tu culpa –suspiró Ron, decepcionado, al sentarse a su lado-. Simplemente no era el momento.
La besó brevemente en el puente de la nariz y se levantó para recoger la ropa tirada. Se estaban vistiendo en silencio, aún acalorados, cuando Ron inició la conversación.
-¿Crees que se sorprenderá cuando lo sepa?
-¿Cómo? -Hermione no había entendido la pregunta.
-Que si crees que Harry se sorprenderá cuando sepa sobre… lo nuestro –sonrió levemente al decir la última palabra.
Hermione reflexionó brevemente la pregunta.
-Ron… no se lo vamos a decir a Harry –repuso con cautela, pero se corrigió inmediatamente al ver la expresión de Ron-: No me malinterpretes, no se lo vamos a decir todavía.
-Entiendo –pero por su expresión, parecía que no entendía nada.
-Es que vienen momentos muy difíciles –explicó mientras pasaba su brazo por su espalda pecosa, ya con la playera puesta-, y no quiero que Harry piense que nos olvidamos de él… o que se sienta excluido...
-Pero si no vamos a dejar de ser amigos. Ni siquiera vamos a besarnos enfrente de él –murmuró Ron.
-Lo sé, pero… se sentiría raro, ¿no crees? Además… me inquieta un poco la reacción de todos cuando se enteren…
-¿Cuáles todos? –replicó el chico, arrugando la frente.
-Tus papás, mis papás… yo nunca les he contado de ningún novio…
-…porque no has querido –sentenció Ron con aplomo-. No es culpa mía si no les quisiste decir sobre –carraspeó- Viktor Krum.
Al ver su cara de incredulidad, Ron dijo con voz recelosa:
-Ahora vas a negar que fueron novios… Seguramente por eso no quieres decir nada a nadie. ¿Es que no quieres que tu querido Vicky nos vea de la mano en la boda de mi hermano? –concluyó con las cejas alzadas.
Eso era el colmo. ¿Cómo podía pensar Ron siquiera que ella todavía estaba interesada en Krum? Eran muy buenos amigos, y aún seguían en contacto, pero Krum no tenía nada que ver con su decisión de no decirle a nadie todavía… ¿o sí?
-Por favor, Ron, no empieces –dijo cansinamente Hermione.
-No empiezo nada –exclamó el chico de mal humor-. ¿Sabes? Voy a esperar a Harry afuera, si no te molesta.
Se levantó, todavía con el pelo revuelto y las mejillas sonrosadas. Hermione lo dejó ir, observándolo y preguntándose si no tendría Ron algo de razón en todo lo que decía. Por supuesto que quería estar con él, y decírselo al mundo, pero implicaría un cambio; además ella sabía perfectamente que el encuentro de Ron y Viktor no traería nada bueno…
