¿Alguien dijo que quería un capítulo intenso? Pues aquí lo tenéis, o al menos espero haberlo conseguido… Parece ser que esta vez me he dado más prisa en actualizar, gracias a todos por vuestros comentarios y… Premio para Zen2 que dijo Houkiboshi! XD ¿Te sirve de premio que cuelgue el capi?
Espero que os guste y también que me dejéis REVIEWS!
Notas de la autora respecto a algunos nombres que irán apareciendo:
-Hakama: Los pantalones del uniforme de shinigami.
-Hohoemi: significa sonrisa.
-Himawari: Girasol
-Kamitsure: Manzanilla. - De ahí "señora infusiones"
Capítulo 3: Shinigamis
"¿Uno de ellos¿quiénes son ellos?"
No me contestó. Se había quedado totalmente paralizada y temblaba como un cascabel. Otro rugido esta vez mucho más cercano la hizo salir de su trance y comenzó a correr presa del pánico.
"¡Oye¿A dónde vas?" -la llamé.
"¡CORRE!" -me ordenó.
El suelo tembló bajo mis pies y noté una extraña presencia detrás de mí. Lentamente me di la vuelta y contemplé con horror a un ser antropomorfo del tamaño de una casa, con los brazos y piernas desproporcionados, a escasos pasos míos. Su cara había sido sustituida por lo que parecía ser una máscara blanca con rasgos demoníacos. Inclinó aquel terrible rostro y lo acercó al mío olfateándome. Era incapaz de moverme, mi cuerpo no me respondía. El monstruo abrió sus ojos negros y profundos como un abismo sin fondo y clavó en mi su mirada.
"¡Te encontré!"
Aquella voz me atravesó como lo hubiera hecho una espada y caí de rodillas. Todavía no me había tocado, pero su fuerza ya me había golpeado con sólo escuchar su voz, solamente con su presencia. Iba a matarme.
"¡TOUSHIRO!" -escuché la voz de Momo llamándome desesperada.
El monstruo levantó la vista y reparó en ella. Sonrió satisfecho.
"Dos almas igualmente apetitosas en un mismo lugar... Hoy es mi día de suerte."
En milésimas de segundo abrió la boca y lanzó hacia la chica una larguísima lengua que la aprisionó. Tal y como hacen las ranas con las moscas. ¿Se la iba a comer?
Hinamori gritó aterrorizada, intentándose liberar sin conseguirlo. Comenzó a llorar impotente.
"Toushiro... Shiro-chan... Ayúdame." -murmuró entre lágrimas.
No sé muy bien qué fue lo que hizo que recobrara las fuerzas, tal vez fuera porque me suplicó ayuda o porque no soportaba el verla sufrir... O también pudo ser que el temor a quedarme solo de nuevo consiguiera vencer al que sentía hacia la bestia.
Me puse en pie y sin saber muy bien lo que hacía corrí hacia ella, y agarré aquella lengua pegajosa con todas mis fuerzas. Ahora Toushiro, muéstrale de lo que eres capaz. Funcionó. Bajo mis manos comencé a notar el frío cristal de hielo que se fue extendiendo hasta llegarle a la boca. Cuando estuve completamente seguro que se había cristalizado le di un golpe secó y se partió por la mitad. El monstruo aulló dolorido, y el extremo que sostenía a la chica se desenroscó carente de vida.
Cogí a Hinamori del brazo incorporándola y tiré de ella obligándola a correr para alejarnos de allí. Me miró bastante sorprendida pero no dijo nada y siguió corriendo a mi lado. No la solté.
"¿Qué demonios es esa cosa?" -le pregunté acelerado. - "¿Habías visto ya alguno?"
"No se que son..." -comenzó sofocada. - "... pero tienen un vacío en el pecho parecido al de algunos fantasmas a los que se les va desprendiendo la cadena."
Miré por encima del hombro a aquel monstruo que seguía revolviéndose. Efectivamente tenía un enorme agujero que ya se extendía hasta la cintura.
"... Esos monstruos se comen las almas. Tanto de vivos como de muertos. Había oído hablar de ellos pero nunca había visto uno." -explicó algo más calmada, al ver que nos alejábamos y no nos seguía.
No dejamos de correr hasta pasados varios minutos cuando llegamos a una antigua nave industrial abandonada. Momo se liberó de mi mano y se dejó caer sentada en el suelo para recobrar el aliento. Por mi parte me apoyé en una de las paredes, y miré a mi alrededor para comprobar que estábamos solos. Aquel ser había desaparecido.
Suspiré aliviado.
"Muchas gracias, Shiro-chan." -me soltó de pronto sonriente.
La miré de reojo con el ceño fruncido.
"No me llames así."
"¿Qué es lo que le hiciste?" -preguntó curiosa poniéndose en pie y avanzando hacia mi.
"¿Uh?"
Me giré hacia ella sin muchas ganas de contestarle, y al hacerlo distinguí algo extraño materializándose tras suyo.
"¿Te encuentras bien?" -me preguntó al ver la expresión de mi cara.
Aquella cosa tomó forma y vi con claridad cómo el monstruo aparecía ante nosotros y se preparaba para golpear a Hinamori.
"¡Cuidado!"
La empujé y caímos al suelo en el momento justo para esquivar una de sus garras. Al verlo, la chica volvió a gritar.
"Esta vez no os escaparéis..." -Canturreó, colocando su enorme cuerpo por encima de nosotros aprisionándonos como si nos encontráramos en una jaula.
Momo me abrazó asustada.
"Vamos a morir..."
Se escuchó el sonido de algo cortando el aire.
A continuación uno de los brazos del monstruo se desprendió de su cuerpo y comenzó a sangrar a borbotones. Cogí nuevamente a Hinamori y aprovechamos aquel momento de confusión para escapar. Fue entonces cuando lo vimos:
Un chico joven vestido con un hakama y enteramente de negro blandía una espada y se estaba enfrentando al monstruo con asombrosa maestría.
"Es un Dios de la muerte..." -me informó Momo temblorosa. - "... ellos, ellos son los que se llevaron a mi familia."
"Voy a comerme tu alma maldito shinigami".
Aquello fue lo último que dijo. Un segundo después un diestro sablazo le había cortado la máscara y tanto ella como su cuerpo se hicieron añicos y desaparecieron en el ambiente.
El llamado Shinigami limpió la hoja de su espada y la guardó en su funda. Hinamori tiró de mi manga para que nos alejáramos de allí, pero yo sentía una profunda curiosidad hacia aquel hombre que había acabado con el monstruo. Probablemente sabría qué es lo que era esa cosa y porqué nos había atacado. Si bien Momo me había dicho que era un dios de la muerte y se llevaban a los fantasmas, él no me inspiraba el temor que me había causado aquel ser. No podía ser tan malo...
Me acerqué a él a pesar de las continuas señas que me hacía la chica de escapar.
"Como odio... Los viernes." -refunfuñó el shinigami espolsándose el pantalón. - "Aún no ha empezado el día y ya apesto a hollow... Que asco. ¡Arg! Y me he manchado de sangre."
"¡Eh tú!" - lo llamé.
"¿Mmmm?" -se sorprendió al vernos allí. - "¿Sois vosotros a quien estaba atacando ese hollow?"
"¿Hollow¿Ese monstruo es un hollow?"
El chico asintió sonriente.
"¿Horrendo, no es cierto? No os preocupéis os enviaré a algún sitio bonito de la Sociedad de Almas. Aún habéis tenido suerte de encontraros conmigo, no me gusta enviar almas a distritos mugrientos, ya me entendéis."
Arqueé la ceja sin entender prácticamente nada. Aquel tipo era bastante raro... Por no hablar de su aspecto.
Volvió desenfundar la espada y Hinamori se estremeció asustada. Sin embargo el shinigami la usó para verse reflejado en la hoja y ponerse bien el pelo.
"Presumido..." -Pensé.
"Esta es la única parte que me gusta de mi trabajo los viernes." -suspiró. - "Seguro que todos vosotros hablaréis de lo guapo que era el shinigami que os envió a la Sociedad de Almas, jojo, desde luego que sí. Sois muy afortunados de que yo sea la última persona que contempléis en este mundo."
"... Y para colmo narcisista."
"¡No nos haga daño por favor!"- Exclamó de pronto Hinamori.
El shinigami se la quedó mirando confundido.
"¿Daño yo¿Tengo pintas de asesino psicópata?"
"Pues... Esto..." -comenzó Momo con timidez. - "El monstruo..."
El joven se agachó y le apartó el pelo de la cara.
"Tienes una cara muy bonita." -le sonrió. - "No deberías ocultarla, yo de ti probaría a recogerme el pelo¿Si?"
Hinamori enrojeció por completo. Y a continuación y sin previo aviso, el shinigami apoyó la empuñadura de su espada en su frente y poco a poco, la chica desapareció en un aura de luz dejando tras suyo una mariposa.
Contemplé horrorizado cómo había desaparecido y me giré hacia aquel chico asustado.
"¿La has matado¡¿Qué le has hecho!"
"Cálmate, os he dicho que os enviaría a un distrito bonito de la sociedad de almas."
"¿La Sociedad de almas?"
"Es lo que llamáis ir al cielo."
"Ir al cielo..." -repetí. - "¿Ha ido al cielo¿Todos los fantasmas han ido allí? Eso quiere decir que volverá a ver a su familia, que nos volveremos a ver."
Me sonrió apenado.
"Eso... Sería tener demasiada suerte."
Noté el frío metálico de la empuñadura sobre mi frente y abrí los ojos sorprendido. Y tal y como me ocurrió aquella vez cuando morí en el río, el sueño se apoderó de mí.
"¿No me vas a dar las gracias por ayudarte hoy?"
"¿Las gracias¿Quién eres?"
Volvía a estar bajo el agua. El hielo de la superficie se había solidificado y no podía salir.
"¿Ya te has olvidado de mi?"
"¡Mamá, mamá¡Ya se despierta!"
Abrí los ojos somnoliento. Había varia gente a mi alrededor, entre ellos una niña pequeña que me miraba con atención.
"UOOO! Que ojos tan bonitos!" -soltó, acercando demasiado su cara a la mía.
Me incorporé de golpe. Estaba tumbado sobre un futon en una habitación bastante pequeña. Alguien me había cambiado la ropa, y la cadena que llevaba en el pecho había desaparecido.
Una mujer entró sonriente y se sentó a mi lado.
"Bienvenido a casa¿Qué tal te encuentras?"
"Bien..." -le contesté bastante confundido. - "¿Dónde estoy¿Y quienes sois vosotros?"
"Ten un poco de paciencia, hijo." -contestó aquella mujer con amabilidad. - "¿Quieres comer o beber alguna cosa?"
"¿Comer¿Beber¡Pero si estoy muerto!" -exclamé algo enfadado poniéndome en pie. - "¿Dónde estoy¿Dónde está Hinamori?"
"Tranquilízate, acabas de llegar a la sociedad de almas y te encuentras en el distrito uno del Rukongai. En mi casa, tu nueva casa."
"¿Qué¿Distrito uno de qué¡Ese shinigami dijo que nos enviaba al cielo!"
"Así es, y aquí estás."
Me puse en pie y corrí hacia la ventana más cercana. Parecía ser que me encontraba en alguna especie de pueblo de alguna era pasada y la gente paseaba por sus calles animada y comprando alguna que otra cosa en las tiendas. ¿Así era la sociedad de almas?
"Ya verás que no es muy distinto al mundo que conociste." -me explicó la mujer, pasándome el brazo por los hombros. - "Yo me llamo Kamitsure, pero puedes llamarme Mamá. Yo cuidaré de ti."
"¿Mamá? Tu no eres mi madre." -le espeté, apartando su brazo. - "Mi familia todavía esta viva. Cuando vengan aquí ya me encontraré con ellos."
Otra de las personas que se encontraba en la habitación negó con la cabeza.
"Escucha chico, debes comprender que este es un lugar muy grande. Coincidimos personas de distintas épocas y lugares, y este sólo es el primer distrito de ochenta. No sé si sabrás a lo que me quiero referir pero, tienes que aceptar que no solemos encontrar a las personas que conocimos en vida. Eso es prácticamente imposible. Llegamos aquí solos, pero para no estarlo nos agrupamos en familias. Nosotros te hemos acogido y ahora perteneces a esta casa ¿Lo entiendes?"
Miré al hombre al tiempo que intentaba digerir cada una de sus palabras. Una enorme rabia me carcomía por dentro.
"¡Pero yo no llegué aquí solo! Estaba con otra chica y el shinigami dijo que nos enviaba a los dos a la sociedad de almas ¿Dónde esta ella? Vino antes que yo¿Dónde está?"
Kamitsure y aquel hombre intercambiaron miradas. Luego él se dirigió a mi con la voz calmada:
"Aunque te parezca que os enviara a la vez, aquí el espacio y el tiempo es algo distinto al que se vive en el mundo mortal. Puede haber ido a cualquier lugar de la sociedad de almas."
Sentí un escalofrío y corrí hacia la puerta de la casa. Aquel shinigami nos había mentido... Dijo que nos enviaría a los dos. ¿Dónde estaba ella?
"¿A dónde vas chiquillo?" -escuché que me decía el hombre.
No contesté y salí a calle.
"¡No te alejes mucho o no sabrás regresar!" -me advirtió Kamitsure.
Pero no pensaba volver. O al menos no lo haría hasta saber que ella se encontraba bien.
La busqué durante horas. La llamé y pregunté a varias personas si la habían visto. La mayoría se rieron de mi, y otros cuando les explicaba lo ocurrido me aseguraban que no daría con ella, y me miraban con lástima. Sin embargo no pensaba rendirme, aquella maldita niña... No sabía ni cómo ni porqué me preocupaba tanto si tan solo la conocía de unas horas. Ni siquiera éramos amigos¿O si? El caso es que me sentía demasiado culpable, puesto que ella había estado escondiéndose durante años para no ir a la sociedad de almas y por mi cabezonería ahora se encontraba perdida en algún distrito del llamado Rukongai. ¿Estaría bien¿La habría "adoptado" algún tipo de familia rara como habían tratado de hacer conmigo? No importaba el tiempo que tardara pero pensaba encontrarla.
Doblé la esquina de la siguiente calle, y traté de situarme. Estaba oscureciendo y no tenía ni idea de dónde había quedado la casa de la señora infusiones. Ya no importaba, de todas formas no me hacía mucha gracia tener que quedarme en aquel lugar. Estaba apunto de concluir la búsqueda por hoy y procurar encontrar un sitio en el que pasar la noche, cuando un grupo de personas vestidas de negro y armadas con espadas irrumpieron en mitad de la calle. Eran shinigamis.
Analicé cada uno de sus rostros y no di con aquel que nos había enviado allí. Pero me dio igual. La palabra shinigami comenzaba a infundirme un odio absoluto. Apreté mis puños con rabia y caminé decidido hacia ellos.
"¡Eh vosotros¡Shinigamis!" -les grité al grupo, que ya se alejaban.
Uno de ellos se giró, y al ver que era yo quién les llamaba me ignoró por completo.
"Será posible..."
Se me ocurrió que tal vez mi extraña habilidad también funcionara en la Sociedad de almas, y traté de crear algo de hielo para llamar su atención. Sorprendentemente el resultado fue mucho más efectivo, y en cuestión de segundos había conseguido elaborar una piedra cristalina del tamaño de una pelota de tenis. No me lo pensé dos veces y se la arrojé a aquel estúpido Shinigami a la cabeza.
Diana.
"¡ARRG¿PERO QUÉ COJONES...?" -se dio la vuelta cabreado y se encontró conmigo, listo para tirarle otra si era necesario. - "¡PUTO CRÍO¿TIENES IDEA DE LO QUE HAS HECHO¿CÓMO TE ATREVES?"
El resto de Shinigamis al ver lo que le ocurría a su compañero se detuvieron en seco y me fulminaron con la mirada.
"No me gusta que me den la espalda."
"¿Eh¿Un niñato de mierda metiéndose con un grupo de shinigamis? Tssk, qué valor." -escupió uno de ellos.
"Me da igual que os creáis importantes con eso de Shinigamis, pero el que me envío a este lugar me mintió. Así que quiero que le vayáis a buscar y o cumple su palabra, o me devuelve otra vez a mi casa en la tierra."
Nada más dije esto el grupo de shinigamis comenzó a reír a carcajadas. Como si aquel fuera el chiste más gracioso del mundo.
"¡Os he hablado en serio!"
Aún más risas. No pude soportarlo, así que esta vez en lugar de tirarles piedras, me acerqué a uno de ellos y de un manotazo le congelé parte del tronco y el hombro. En definitiva, había mejorado bastante.
Aquel hombre cayó hacia atrás y comenzó a gritar histérico.
"¡ESE NIÑATO ME HA CONGELAO¡ARG COMO QUEMA¡QUE FRÍOOO!"
Sonreí complacido al contemplar mi hazaña, hasta que el resto del grupo desenfundó sus espadas.
"Maldito mocoso, vas a arrepentirte de haberle hecho eso a Aramaki. Así aprenderás a no molestar a un shinigami."
Uno de ellos me cogió por el cuello del Yukata y me levantó en el aire.
"Pfff... Que crío más patético." -murmuró al tiempo que me zarandeaba, para después arrojarme con fuerza. Caí al suelo de morros, y antes de poder levantarme, el peso de un pie me aplastó la cara contra la calle. Grité dolorido.
"Voy a poner fin a tu existencia, chaval." -rió aquel tipo, mientras seguía pisoteándome.
"Disculpad chicos, pero... ¿Se puede saber qué estáis haciendo?" -preguntó de pronto una cantarina voz femenina, tras nosotros.
Pude girar la cara a duras penas para ver a una joven de baja estatura vestida con un bonito Kimono en brillantes tonos verdosos, acompañada de otro chico mucho más alto y fuerte.
"Cállate zorra, o serás la siguiente en morir." -le soltó el hombre sin apartar su sandalia de mi cabeza.
Los recién llegados abrieron los ojos de par en par, sin duda sorprendidos ante tal comentario.
"Espero por su propia seguridad que no lo halla dicho en serio, Tachibana Kensuke."
Al oír su nombre aquel tipo dejó de acosarme y junto con el resto de shinigamis observó a las dos personas con detenimiento.
En el pecoso rostro de la chica se dibujó una espléndida sonrisa.
Todos los shinigamis sin excepción cayeron de rodillas y pegaron sus frentes al suelo.
"¡LO SENTIMOS MUCHO¡DISCULPA¡PERDÓN! HOHOEMI TAICHO, UKITAKE FUKUTAICHO... ¡SUMIMASEN!"
"O sí, ya lo creo que lo sentís, y todavía lo sentiréis más cuando le explique a vuestra teniente que estabais dándole una paliza a un pobre niño indefenso del Rukongai... Mmmm... Seguro que le alegra saberlo." -comentó pensativa.
El abusón llamado Tachibana se arrastró de rodillas a la mujer.
"Por favor Hohoemi Taicho... No sea tan cruel con nosotros, haremos lo que usted nos pida, pero no le diga nada a la teniente ¡Se lo ruego!"
"No sé… no sé…"
"¡SE LO SUPLICO¡LO QUE USTED QUIERA!"
"Está bien..." -suspiró finalmente. - "Quiero flores frescas todos los días a primera hora en mi despacho, y también bombones... ¿Tu quieres algo Jyuushiro-kun?"
El joven que la acompañaba sonrió tímidamente.
"No se me ocurre nada... Supongo que con una tarta de manzanas me conformo."
"¡Ya le habéis oído¡Ahora mover el culo y volved al Seireitai antes de que cambie de opinión!"
"¡SÍIIII¡MUCHÍSIMAS GRACIAS HOHOEMI TAICHO!" -exclamaron al unísono antes de alejarse a toda velocidad.
"Pobres, te tienen miedo." -comentó el chico mirándola de reojo. - "No deberías haberles amenazado de esa manera."
"¿Tu crees? De todas formas se lo habían ganado, parece ser que ya no se puede pasear tranquilamente por ningún lugar."
El mencionado Jyuushiro se agachó a mi lado y me ayudó a ponerme en pie.
"¿Te encuentras bien¿Te han hecho daño?" - me preguntó amablemente, al tiempo que con una magia extraña curaba una de mis mejillas.
"No. Estoy bien." -contesté con la vista pegada al suelo. No sabía porqué pero me era imposible mirarle directamente a la cara.
"Un chico fuerte." - comentó poniendo una mano sobre mi cabeza. - "No te preocupes, estoy completamente seguro de que no te volverán a molestar jamás."
"Gracias..." -murmuré. Era la primera vez que decía esa palabra sin que nadie me obligara. - "... no sé porqué los shinigamis tienen que ser tan arrogantes. Los odio." -susurré en voz baja. Pero aquel chico debió escucharme y me sonrió aludido.
"No todos los shinigamis somos arrogantes. Ella sólo lo es de vez en cuando." -explicó señalando a la joven.
"¿Sois... Shinigamis?" - pregunté incrédulo, deseando al mismo tiempo que se me tragara la tierra. Que manera más tonta de meter la pata. - "Yo creía que todos los shinigamis iban vestidos de negro y llevaban espadas..."
"Tienes razón, pero nosotros nos hemos tomado el día libre y así no llamamos la atención¿Verdad que sí Himawari?" -le preguntó. Pero la chica estaba distraída siguiendo con la mirada una mariposa que se dirigía hacia nosotros. Era igual a la que se había transformado Hinamori.
Extendió su mano y la mariposa se le posó en el dedo. Se quedó unos instantes aleteando en la misma posición para después reanudar el vuelo.
"¿Qué es lo que ocurre Capitana?"
La chica suspiró disgustada antes de contestar.
"Reunión urgente de capitanes. Al parecer alguien ha robado unos documentos de la división doce. Una información muy peligrosa si cae en malas manos..."
"¿De la doce¿Hablas en serio?"
"Sí, no sé a dónde vamos a ir a parar como sigamos así... Será mejor que me vaya antes de que alguien acabe con el cerebro metido dentro de un frasco de formol, el capitán Urahara debe de estar hecho una furia. Jyuushiro-kun¿Querrás acompañar a ese niño a su casa?"
Él asintió.
"Perfecto." –sonrió ella.
"Nos vemos luego."
Y antes de que la chica desapareciera a una velocidad imposible, le plantó un beso en la mejilla.
"Bueno pequeño..." -comenzó aún algo ruborizado. - "¿Dónde vives?"
Agaché la cabeza apenado. El joven me miró curioso.
Ya había caído la noche y me acomodé en el futon de mi nueva casa.
Le había contado a aquel shinigami todo lo ocurrido, y después de que él me explicara algunas cosas interesantes sobre el trabajo de los Shinigamis, el Rukongai y el Seireitai, me acompañó a una zona muy cercana al gran muro que rodeaba la corte, donde acababan de construir algunas viviendas nuevas que aún no habían sido habitadas.
No quiso hacer comentarios sobre el posible paradero de Momo o si la volvería a ver tal y como habían hecho las gentes del distrito. En lugar de eso, me animó diciéndome que pronto encontraría una familia y me deseó buena suerte. Al parecer no todos los shinigamis eran iguales, y en el fondo me alegré de ello. Me hubiera gustado seguir hablando con él. Quería saber tantas cosas...
Intenté cerrar los ojos para intentar dormirme pero no lo conseguí. Aquel día había sido demasiado duro y mi mente aún se encontraba en funcionamiento. Estaba agotado, sin embargo era incapaz de dejar de pensar en todas aquellas cosas... Mi hermana Akemi, mis padres... Hollows, mariposas, shinigamis, Hinamori...
¿Dónde estás Hinamori Momo?
"Meona Momo"- dije en voz alta sonriente.
Pero estaba solo.
Una vez más... Me había vuelto a quedar solo.
Finalmente me quedé dormido.
To be continued…
El final no sé si me convence mucho… A lo mejor lo he cortado de forma demasiado brusca, pero me pareció que se estaba alargando demasiado. Espero que os haya gustado, que yo lo he intentado hacer lo mejor posible.
Recapitulemos: Tenemos a Maki-Maki congelado, a Hohoemi Himawari como capitana de la división 10 y Ukitake es su fukutaicho… Le acaban de robar a Urahara capitán de la 12 (Yo sé quién ha sido) o al menos eso han dicho, a Hinamori por ahí perdida y… Ahora la pregunta que tiene premio¿Alguien sabría decirme el nombre del shinigami que les envió a la SS? XD
Espero vuestros comentarios con críticas, sugerencias, preguntas, amenazas de muerte y blah, blah, blah… así que ya sabéis REVIEW!
LA HORA DE LA PREVIEW -SOLO APTA PARA FRIKIS- HOY DE LA MANO DE…
Kira: Yuna¿Es verdad lo que ha dicho Naleeh¿Tienes pensado un fanfic en el que me haces sufrir?
Yuna¿Eh? (Y tú cómo lo sabes?) JEJE U esto… (Yuna abraza a Kira)
Kira: No me has contestado. ¬¬
Gin: Yuna Fukutaicho, creí que os habían llamado a los dos para hacer el resumen… ¿Llego en mal momento?
Yuna suelta a Kira de golpe.
Yuna: Que va, que va… ¡PARA NADA! (Yuna embobada)
Kira: Definitivamente me hace sufrir T.T
Naleeh¡PERO DEJAD DE SOBAROS LOS UNOS A LOS OTROS Y HACED EL RESUMEN!
Review Plis
