¡Muchísimas gracias a todos por vuestros Reviews¡Aquí tenéis el siguiente capítulo de esta historia! Mis felicitaciones a todos aquellos que acertaron la pregunta y respondieron Ayasegawa Yumichika, porque evidentemente era él! XD Os habéis ganado... Mmmmm... Un hueco en su corazón XD
No digo más tonterías y dejo que leáis tranquilos... Este capítulo me ha costado bastante más de escribir. Sobre todo la primera parte, que no sé si se entenderá muy bien.
¡Espero que os guste!
Advertencias y Notas de la Autora:
-Este capítulo está dividido en dos partes; como si se tratara de dos mini-capítulos. Es por eso que es un poco más largo que los anteriores.
-A partir de aquí algunos capítulos se narrarán tanto en primera persona (Hitsugaya) como en tercera, para estar al día de otros acontecimientos interesantes.
-Ya os habréis dado cuenta pero irán apareciendo personajes de mi propia cosecha e invención, que aunque no son protagonistas sí tienen un papel importante para el desarrollo de la historia. Espero que no os traumatice mucho... Y si queréis darme alguna sugerencia para estos personajes las acepto encantada.
-En este capítulo Hohoemi Taicho, Henkei Sora y los chicos del Rukongai, son los sacados directamente de mi cabeza.
Terminología:
-Hanami: La famosa fiesta de "los cerezos" en Japón. Anuncia el fin del invierno y la llegada de la primavera, así como también el comienzo del curso escolar. Ya sabéis, la gente se reúne bajo los árboles, hacen un picnic, comen y beben mucho... XD
-Henkei: Significa transfiguración.
-Sora: Cielo.
Capítulo 4: El cielo en llamas
"¿Te acuerdas de cómo se llamaba aquel juego?"
"¿Aquel juego? Conozco demasiados, así que tendrás que darme más pistas Rangiku-chan. Sabes que no se me dan bien las adivinanzas."
La joven se echó hacia atrás su conseguida media melena y se incorporó para darle al interruptor.
Apagó la luz.
"¿Pretendes asustarme?"
"Es parte del juego, tonto" -rió, buscándole en la oscuridad.
Y así que terminó de decir estas palabras, y sin aviso previo... La luz volvió a iluminar el despacho de la división diez.
Matsumoto Rangiku dio un respingo y saltó del sofá para encontrarse con su capitana que acababa de entrar en la habitación.
"¡Capitana!" -se sorprendió. - "Que pronto ha vuelto... Je je."
La recién llegada analizó la cara de su tercera oficial.
"Matsumoto... ¿Qué es lo que hacías con la luz apagada?"
La chica intentó sonreír excusándose, al tiempo que el calor comenzaba a subírsele a la cabeza.
Fue entonces cuando Hohoemi notó que no estaban solas en la habitación. Una gota resbaló por su cara al ver sentado al teniente de la cinco en el sofá, sonriendo como de costumbre.
"Comprendo... Mejor no saberlo." -se adelantó mirando de reojo a Rangiku y Gin.
"¿Le han dado plantón, Hohoemi-Taicho?" -rió éste despreocupado, acomodándose en su asiento. - "Creía que Ukitake la invitaría a cenar..."
La chica no dijo nada y comenzó a cambiarse de ropa apresurada, ante la atónita mirada de ambos.
"¿Ha ocurrido algo?"-inquirió Rangiku.
"Ptsss... Como todos los días. ¡Te tomas un descanso y alguien tiene que fastidiarlo! Ya no saben qué hacer para joder al personal..." -gruñó disgustada, mientras se anudaba el cinto y buscaba su haori de capitán.
"¿Otra vez los de la once?" - preguntó Gin.
"No. Han robado a Urahara. Dudo que esa panda de energúmenos tengan algo que ver conociendo de ante mano que sólo utilizan una cuarta parte de su cerebro..."
"A Urahara..." -repitió Matsumoto sorprendida, tratando de asimilar lo que acababa de oír.
Por otro lado, Ichimaru suspiró con indiferencia.
"Se está volviendo una malhablada Hohoemi Taicho¿A dónde ha ido a parar su alegría y dulzura?"
No contestó, se colgó su zampakutou al hombro y salió por la puerta, no sin antes dedicarles un principio de sonrisa que más bien resultó ser una mueca enseñando los dientes.
Llegaba tarde a la reunión de capitanes, hacía más de media hora que había recibido el aviso y temía una dura reprimenda por parte del viejo Yamamoto. Alguien de su rango siempre debía permanecer alerta y en su puesto, sin embargo últimamente Himawari estaba llevando, tal y como solía decirle su buen amigo Kyouraku, la vida que toda persona debería tener.
Su velocidad fue aminorando hasta que se detuvo por completo ante las gigantescas puertas de la división uno. Inspiró profundamente y se colocó bien el uniforme, antes de que comenzaran a abrirse ofreciéndole paso.
En su interior el resto de capitanes de las trece divisiones la esperaba.
"Llega tarde capitana de la décima división, Hohoemi Himawari."
La joven agachó su mirada arrepentida.
"Sumimasen, Yamamoto Genryuusai." -Luego se inclinó dirigiéndose al resto de capitanes a modo de disculpa. Y al hacer esto, vio algo que más que sorprenderla la horrorizó: Los capitanes de las divisiones doce y trece, Urahara Kisuke y Henkei Sora se encontraban esposados y retenidos a los pies del comandante.
Abrió la boca para decir algo pero éste se le adelantó:
"Supongo que esto es una sorpresa para usted tal y cómo ha lo sido para nosotros. Pero como puede comprobar ya hemos encontrado al culpable."
"Has tenido suerte de que el cegato de Tousen pillara al ladrón, porque ya estábamos pensando que habías sido tú y te habías dado a la fuga..." -le soltó Zaraki divertido.
"¿Kaname... dio con el ladrón?" -inquirió. Pero luego reparó en los dos capitanes maniatados. - "No comprendo¿Qué es lo que está ocurriendo aquí..."
"Se lo explicaré Hohoemi..." -comenzó Yamamoto.
"... Por favor... Otra vez a escuchar todo el rollo..." -gruñó Kempachi.
"... Mientras usted estaba ausente y debido a la gravedad de los hechos, decidimos seguir con el procedimiento habitual. Es más que evidente que el ladrón no se trataba de un cualquiera. Para lograr burlar la seguridad de los laboratorios debía de tener al menos el nivel de un teniente... Esto sin duda reducía el campo de búsqueda y nos acercaba bastante al traidor."
Himawari se estremeció al escuchar esto último. Traidor era una palabra demasiado seria, si de verdad habían dado con él, el consejo no tendría piedad alguna. Pero¿Tan importante eran aquellos documentos?
"Disculpe que lo interrumpa, pero..." -lo cortó la chica. - ... ¿Podría decirme qué tipo de información es la que se han llevado?"
Por alguna extraña razón todas las miradas recayeron sobre Urahara, que bajó la vista al suelo.
"Se trataba de un estudio en el que llevo metido casi veinte años." -comenzó a explicar. - "... resumiéndolo mucho; estaba investigando la forma de superación del potencial de un shinigami para conseguir sobrepasar el límite de las cuatro habilidades conocidas. En teoría sí habría una forma de hacer esto posible mediante la transformación de un Shinigami en Hollow..."
"¿Qué?" -preguntó Himawari con un hilillo de voz. - "¿Estás hablando de la creación de un híbrido¡Pero eso es una locura¿Experimentar con Shinigamis y Hollows?" - exclamó escandalizada. Le resultaba difícil de creer que aquel hombre hubiera sido capaz de hacer algo así.
"... Acabo de decir, en teoría... No ha habido tales experimentos Himawari. Sin embargo si hubieran caído en malas manos, no dudo que se hubieran llevado a cabo. Por suerte la información ha sido recuperada."
"Y será inmediatamente destruida por el bien de todo el Seireitai." -afirmó Yamamoto.
"¿Dijo que Tousen encontró al ladrón?"
"Así es." -contestó el ciego. - "Le pedí al capitán Henkei el favor de que transformara los últimos informes sobre la aniquilación de hollows que habían realizado mis subordinados, para que fuera capaz de leerlos por mi cuenta. Las hojas correspondientes a la investigación de Urahara estaban ocultas entre ellas."
"Ninguna persona lo tendría más fácil para escabullirse en los laboratorios que el propio Henkei Sora, especialista en transfiguración." -declaró el comandante. - "Pero debió tener en cuenta que aunque fuera capaz de transformar los documentos para esconderlos, y más aún entre otros que se sabe que jamás podrán se leídos dado a la incapacidad de Kaname... Él es un capitán. Y no es fácil engañar a un capitán."
El maniatado capitán de la división trece apretó los dientes furioso.
"Dios... No puedo creerlo." -murmuró Himawari, llevándose la mano a la boca. - "No puede ser verdad."
"¡Les repito que aunque es cierto que entré a la división doce en ningún momento pisé el laboratorio¡Y en ningún momento robe nada¡Ni si quiera era consciente de que hubiera una investigación de ese tipo hasta que llegué aquí y Urahara lo contó!" -exclamó Sora.
El comandante se levantó de su asiento, haciendo temblar a todos los presentes.
"¿Y cómo pretendes explicar la transfiguración¡Le recuerdo que es usted el único Shinigami con esa habilidad, capitán Henkei!"
Justo en ese instante una mariposa entró volando y se posó en la mano de Yamamoto.
Todos permanecieron expectantes, impacientándose por saber la decisión de los cuarenta y seis.
"La cámara ha establecido la sentencia para los dos criminales: Henkei Sora y Urahara Kisuke." -comenzó con voz áspera. - "Ambos serán expedidos de su rango como capitán y encerrados en una celda de retención hasta nueva orden. Así también se informa que el ex -capitán de la décimo tercera división; Henkei Sora, es acusado de robo y traición, y se le condena a muerte aprobando el uso del Soukyuku, con un periodo de gracia de treinta y cinco días, en el que se le concede el derecho de demostrar su inocencia."
El comandante dejó de hablar y la mariposa se alejó por donde había entrado.
Todos los capitanes se habían quedado helados. Ninguno se atrevía a hablar o a mirar a los compañeros. Yamamoto volvió a interrumpir aquel incómodo silencio:
"¡Ya habéis oído¡Acompañad a los condenados a sus celdas¡Se levanta la sesión hasta mañana!"
Fueron los capitanes de la segunda y sexta división los que se encargaron de escoltar a los criminales. Sora temblaba de arriba a bajo y a punto estuvo de desplomarse antes de salir por la puerta. El resto abandonó la sala en silencio.
"Espere un momento Hohoemi Taicho." -la llamó Yamamoto antes de que se retirara.
La chica se detuvo en seco. Aún podía sentir aquel escalofrío recorriéndola por la espalda.
"Dígame capitán."
"El teniente Ukitake Jyuushiro¿Es capaz de dominar correctamente su Bankai?"
Tragó saliva antes de contestar. Tenía la boca seca.
"Sí."
"Tráigalo a la reunión de mañana."
La joven realizó una última reverencia antes de irse.
Se apoyó en el la pared del cuartel de la división incapaz de dar un paso más. Miró el reloj de una de las torres cercanas, había caído la noche y la esfera amarillenta brillaba destacando entre el resto de los edificios. Tan sólo habían pasado quince minutos. Muy poco tiempo para poder asimilar todo lo ocurrido. Había sido un golpe muy duro y una gran pérdida para los trece escuadrones.
¿De verdad había sido Sora el ladrón? Él lo había negado. Se conocían desde los días de academia y siempre había sido muy sincero. Treinta y cinco días para demostrar su inocencia...
Se llevó una mano a la frente. Comenzaba a dolerle la cabeza.
Si no había sido él¿Quién había robado la información? Tal y cómo había dicho Yamamoto, él era el único Shinigami con habilidades de transfiguración. A no ser que...
"¿Hohoemi Taicho?"
La chica levantó la vista.
"Capitán Aizen..."
"¿Estaba pensando en Sora-kun, no es cierto?" -preguntó, apoyándose a su lado. - "Yo tampoco creo que fuera él quien robara a Urahara, y estoy dispuesto a investigar el caso para demostrar su inocencia."
Himawari abrió los ojos sorprendida.
"¿Habla en serio?"
Él asintió.
"Me preguntaba si usted querría ayudarme..."
"Cuente conmigo."
Treinta y cinco días más tarde, Henkei Sora moría atravesado por la hoja del Soukyuku.
Por primera vez a los ojos de muchos el cielo ardía en llamas.
Dos años después...
"¡Ah! Maravilloso día el de Hanami." -suspiró el ingenuo de Taro, al tiempo que se tumbaba en el césped. - "Los cerezos en flor, la comida, los fuegos artificiales, las chicas..."
"Es un día como cualquier otro. Y me hubiera quedado encerrado en casa de no ser porque los fuegos artificiales son a este lado del distrito." - rezongué, mirándolo de reojo. - "Además, permíteme que ponga en duda eso de cerezos en flor, este año han retrasado tanto la fiesta que casi se han caído todos los pétalos."
"¡Bah! Eso es porque tuvimos que estar un mes de luto cuando la palmó aquella noble... Eh... Kuchi-kuchi o cómo se llame."
"¿Cuchi-cuchi¿Pero de qué hablas?"
"Déjalo, Toushiro-kun. Ya sabes que no lo puedes sacar de casa, en cuanto ve una chica bonita se le socarra el cerebro." -nos sobresaltó de pronto Ryuu.
Ahora y a muy pesar mío ya estábamos el trío al completo. No tenía ni la más remota idea de cómo aquellos chicos habían podido hacerse amigos míos, a mí que me gustaba estar solo en casa sin que nadie me incordiara. Tal vez era porque vivían justo al lado y era imposible esquivarlos. Podía decirse que teníamos los mismos años ya que habíamos muerto casi al mismo tiempo y con la misma edad, sin embargo ellos dos aparentaban ser bastante más mayores. Esto se debía a que yo no conseguía crecer, y en algunas ocasiones me molestaba bastante.
"¿Te ocurre algo? Te has puesto más serio de lo normal." -Rió el recién llegado.
"No, tan sólo estaba pensando... ¿Por qué no consigo crecer como vosotros?"
"Porque comes poco." -contestó Taro de inmediato.
"¡Ya sabes que no es por eso¡Como más que tú, inútil!" -le espeté enfadado, propinándole un puntapié en la cabeza. - "Me refería a porqué hay personas que envejecen y otras que no."
"Porque... ¿Eres amigo de Peter-pan?" -se burló.
Esta vez su cabeza acabó incrustada dentro de la fiambrera en la que habíamos llevado la comida.
"Una vez escuché decir a un anciano que las personas en el Rukongai eligen qué apariencia quieren tener, por lo tanto está en su decisión crecer o no crecer. Por alguna razón hay algo en ti que no desea que cambies, tal vez sea por..."
"¿Por?"
"Por aquello que dijiste de quererte encontrar con tu verdadera familia cuando abandonen el mundo mortal, y deseas que te reconozcan. Ya sabes mi opinión respecto a eso..."
Enterré la cabeza entre mis manos. Era muy posible que Ryuu estuviera en lo cierto. Siempre me estaba preguntando si Akemi sería capaz de conocerme si alguna vez me encontraba con ella.
"Si estás pensando en tu hermana, olvídala chaval." -aseguró Taro, que ya había conseguido deshacerse de su nuevo casco. - "¿Hace cuanto moriste¿Cuatro años? Tu hermana ahora tendrá diecisiete, habrá conocido a alguien con el que poder..."
"¡Ni se te ocurra seguir la frase!" -le espeté enfadado, adivinando sus pensamientos.
"Vaaaale." -contestó divertido. - "De todas formas me alegro de que sigas pareciendo un crío, no tienes ni idea lo efectivos que sois para ligar. A las mujeres les encantan los niños y siempre se te acerca alguna para estirarte los mofletes."
"Las odio."
"Pero la próxima vez deberías poner un poco más de tu parte, porque también les encantan que sonrían..."
Se acercó a mí peligrosamente.
"¿Qué es lo que pretendes, Taro?"
Y sin previo aviso me tomó por la comisura de los labios y tiró hacia arriba forzándome a sonreír. Me giró hacia un grupo de chicas que se encontraban de picnic cerca nuestro y les mostró mi cara. El grupo comenzó a reír divertido.
"¿Ves¡Así es mucho más eficaz!" -exclamó soltándome.
"¡Voy a matarte!" -le grité, apretando los puños con fuerza. Notaba los cristales de hielo extendiéndose por mis manos hasta las muñecas.
Taro lo debió notar, porque con la esperanza de no acabar congelado una vez más, salió corriendo a toda velocidad perdiéndose entre la multitud agrupada bajo los árboles.
Iba a seguirlo para darle su merecido cuando una fuerte explosión en el cielo retumbó en mis oídos. Era el primer aviso. En breves minutos comenzarían los fuegos artificiales. La gente comenzó a levantarse y a agitarse alegremente. De pronto me sentí atrapado entre todas aquellas personas. Por suerte, Ryuu me tomó por los hombros para que no me perdiera.
"Será mejor que nos apartemos un poco o no vas a ver nada."
Efectivamente, si levantaba la vista solo distinguía hombros y cabezas…
"Sí…" –contesté de mala gana.
Nos alejamos de todo el gentío, y nos colocamos cerca de la zona residencial. Prácticamente al lado de casa. Podía ver el porche desde ahí, y me estaban entrando unas ganas horrorosas de abandonar la fiesta e irme a dormir. Aunque no me iba a servir de mucho con todo aquel alboroto.
Parecía ser que a los idiotas del distrito uno no les gustaba ver los fuegos desde esa zona por que parecía que los tejados iban a quitarte visibilidad. Sin embargo, era el sitio perfecto: Sin aglomeraciones, sin tanto ruido y prácticamente sin iluminación.
Me apoyé en la cerca que rodeaba las casas, y un segundo cohete estalló en el cielo.
"Ya van dos y queda uno…" –anunció Ryuu.
Justo en aquel momento, escuchamos la voz de Taro llamándonos en la lejanía.
"Ese idiota…" –musité. – "A saber a dónde había ido…"
"¡TOUSHIROOOO!" –gritó mi nombre, al tiempo que corría hacia nosotros.
Arqueé una ceja disgustado. Detestaba que hiciera eso.
"¿Se puede saber qué diablos te pasa aho…
Y antes de que pudiera terminar la pregunta, el chico se plantó delante mío, me agarró por el brazo y comenzó a arrastrarme.
"¿Pero qué haces!" –le espeté librándome de él.
"Tienes que venir conmigo…" –me medió suplicó.
"Ni de broma. Los fuegos artificiales empezarán dentro de nada." –dije, como si en verdad me importaran. Pero él me conocía bien y la cosa no coló.
"Tienes que venir por favor, Toushiro-kun… Necesito un poco de hielo…"
"¿Qué¿Hielo¿Me ves a mí cara de frigorífico?" –le solté molesto. – "¿Se puede saber para qué lo quieres?"
Taro juntó las yemas de los dedos con nerviosismo unas cuantas veces antes de hablar:
"Verás… hay una chica…"
Puse los ojos en blanco.
"¡No¡No te pienses que es por eso! Cuando estaba huyendo de ti, me choqué sin querer con unas chicas, tiré a una al suelo y se torció el tobillo… Se le está hinchando y le acabo de decir que iría a por algo de hielo. ¡Por eso tienes que venir!"
Miré al chico de reojo.
"No."
"¿NOOO!"
"¿Estás sordo¡NO!" –le repetí.
Ryuu iba posando su mirada en nosotros, siguiendo nuestra discusión.
"¡Si vienes iré al campo de Hewitt a robar fruta¡Toda la quieras!"
Esta vez me lo pensé mejor.
"¿La que quiera?"
El chico asintió, impaciente.
"¿Sandias?"
"Sí, las que tu quieras."
"Vale." –contesté, echando a andar tras suyo.
Ryuu negó con la cabeza desesperado y también nos siguió.
"… se ha vuelto a vender por sandías…" –lo oí murmurar.
Tuvimos que volver a adentrarnos un poco entre todo aquel amasijo de personas, hasta dar con las chicas en cuestión. Eran dos. Estaban algo apartadas de la muchedumbre, y una de ellas se encontraba sentada en una piedra al tiempo que se masajeaba uno de los tobillos.
Taro comenzó a gritar otra vez, para notificarles su presencia.
La joven que se encontraba de pie, lo saludó risueña y luego se volvió hacia su amiga.
"Ya ha vuelto." –le informó. – "¿Te duele mucho Momo-chan?"
"Solo un poco…"
Al escuchar aquella voz, noté cómo mi corazón daba un respingo y me paralizaba por completo.
Era ella.
Aquella maldita niña que encontré en la casa en ruinas. Aquella a la que había estado buscando durante varios meses sin éxito y que según la mayoría era imposible de encontrar. Me había tenido tan preocupado... No sabía a qué distrito habría ido a parar, si estaría bien, si estaría herida, si habría muerto... Y finalmente estaba en el Rukongai uno y tan sólo se había torcido el tobillo por culpa de Taro.
De pronto y sin saber muy bien porqué, comencé a sentirme furioso. Tal vez por haberme dado por vencido pensando que jamás volvería a verla, y ahora de la forma más estúpida del mundo había aparecido ante mis narices. Ese imbécil de Taro... ¿Por qué había tenido que chocar con ella¿Por qué él¿Porque no yo?
"¿Has ido a tu casa a por hielo?" -le preguntó la otra chica.
"No, he traído algo mucho mejor..." -aseguró tomándome por los hombros y mostrándome como si fuera un simple objeto.
Lo fulminé con la mirada.
"¿Eh¿Un niño?"
Momo levantó la vista por primera vez y se encontró conmigo. Sus ojos castaños se abrieron de par en par y se apartó los mechones que le caían por la cara, para asegurarse de que veía correctamente. No me había dado cuenta hasta ahora pero estaba algo cambiada. Ella sí había conseguido crecer.
"¿Shiro-chan?" -preguntó sorprendida. Luego rió alegre. - "¡Pero si eres tú!"
"¡Te dije que no me llamaras así!" -le solté aún más enfadado de lo que ya estaba, cruzándome de brazos.
Tanto la otra chica, como Ryuu y Taro nos miraron confusos.
"No me digas que... ¿Ya os conocíais?" -preguntó éste último disgustado.
Yo ignoré la pregunta y Hinamori siguió hablando...
"Te estuve buscando por todas partes... La familia de Masako me adoptó y he estado viviendo en la zona este." -dijo señalando a su compañera. -"Te seguimos buscando pero... ¡Qué más da¡No te imaginas como me alegro de volverte a ver!" -exclamó contenta.
Me la quedé mirando sin saber qué decir o qué hacer.
El tercer cohete silbó subiendo al cielo, y segundos después el sonido de varias explosiones retumbaban en nuestros tímpanos. El esperado castillo de fuegos artificiales acababa de comenzar.
Mis amigos me dijeron algo que no llegué a escuchar, y junto con Masako corrieron a unirse al resto de personas para contemplar los fuegos.
Momo permaneció sentada sin quitarme la vista de encima.
Suspiré resignado y me agaché tomando su tobillo entre mis manos. Al notar el frío repentino, la chica dio un respingo y me miró insegura.
"Tienes las manos heladas." -la oí, a duras penas.
Sonreí divertido ante su reacción, y la miré directamente a los ojos. En ellos se reflejaban los varios colores que iba adquiriendo el firmamento, y se iban cerrando involuntariamente a cada golpe de luz y sonido. Un año más, el cielo ardía en llamas.
Desperté a la mañana siguiente en el futón de mi habitación. El sol de medio día se colaba de lleno por las ventanas abiertas. Inspiré profundamente para apreciar el aroma a primavera que desprendían los árboles en flor... sin embargo, aquel día olía a quemado.
Me incorporé de golpe asustado. Y olfateé una vez más el ambiente. No, no eran restos de pólvora de la fiesta. Provenía de mi casa.
Me puse en pié y recorrí las habitaciones desesperado tratando de encontrar el origen del fuego. La cocina estaba llena de humo.
¡Se me estaba quemando la casa!
Sin pensármelo dos veces, concentré mi energía espiritual lo mejor que pude y la lancé contra la habitación. No quería congelar la casa, así que intenté derretir el hielo convirtiéndolo en agua. Escuché un grito, y distinguí a Hinamori en lo que ahora era una cocina inundada y humeante.
"¿Hinamori?" -pregunté sorprendido.
La chica avanzó hacia la puerta tosiendo y con la ropa empapada.
"Buenos días, Shiro-chan..." -consiguió decir con los ojos llorosos.
"¿Pero se puede saber qué demonios haces aquí en mi casa¡En mi cocina!"
La chica se me quedó mirando por unos instantes antes de contestar:
"Tostadas..." -dijo señalando un plato encima de la mesa, en el que se veían algunas rebanadas de pan completamente negro.
"Tostadas..." -repetí. - "Momo, eso no son tostadas. Eso es pan carbonizado."
"Perdona... pero es que yo tampoco controlo bien mi reiatsu." -me espetó mostrándome sus ropas mojadas. Comenzó a tiritar. - "Qué fríoooo..."
Puse los ojos en blanco.
"Mira que eres tonta." -le dije, buscando una toalla para secarla. - "Y aún no me has contestado. ¿Qué estás haciendo aquí? Y no me digas que tostadas."
La chica cogió la toalla y se envolvió en ella.
"He venido a vivir contigo."
La miré con los ojos muy abiertos.
"¿Qué?"
"Bueno, ayer me dijiste que aquellos chicos no eran tu familia y vivías solo." -excusó. -"Estar solo es muy triste... Así que he venido a hacerte compañía."
"Oye, te dije que vivía solo y solo quiero vivir. Puede qué tu lo encuentres triste, pero para mí es perfecto. Si vivo solo no estoy pasando pena de si me van a pegar fuego a la casa, así que ya te estás largando."
"Pero..."
En ese instante Taro entró por una de las ventanas cargado con unos enormes cestos llenos de sandías.
"Para que veas... que cumplo mi palabra." -refunfuñó, jadeante dándose un impulso al interior y dejando los cestos en el suelo.
Se secó el sudor de la frente y reparó en Hinamori.
"¡Momo-chan!" -la saludó contento. - "¡Qué sorpresa verte por aquí¿Qué tal va tu tobillo¿Aún no has vuelto a casa¿Quieres que te acompañe?"
"Pues... Mi tobillo está bien y..." -comenzó la chica.
"¡Ya está en su casa!" -me adelanté contestando por ella, y frenando al mismo tiempo las pervertidas intenciones de mi vecino. -"Se queda a vivir aquí, y como se te ocurra ponerle un dedo encima lo lamentarás¿Entendido?"
"Vale, vale..." -bufó el chico, marchándose por donde había venido. -"Pues ya nos veremos luego... ¡Y no me des las gracias¡Qué carácter!"
Me crucé de brazos viéndolo alejarse.
Momo rió a carcajadas tras mío.
"¿Y se puede saber que te pasa ahora?" -pregunté irritado.
Ella me sonrió y me desordenó el pelo con la mano.
"¿Te apetecen sandías?"
"Sí. Seguro que saben mejor que tus tostadas."
To be continued...
Mmmmm... Supongo que este capítulo deja buen sabor de boca¿No¿Qué os ha parecido¿Os ha gustado¿Habéis entendido más o menos lo que ocurre al principio? Una vez más el final lo he tenido que escribir casi de cualquier manera porque me parecía que quedaba demasiado largo el capítulo. En fin... Ya está terminado. Para el próximo más... JOJOJO... Creo que ya sé como titularlo... Posiblemente: "El examen" (Qué poco original) ¿Eso os puede dar alguna pista, no?
¡Y ahora la gran pregunta que todos esperabais! (Sonido de tambores) ¿Alguien sabría decirme el nombre completo de la llamada Kuchi-Kuchi, que dijo Taro¡Venga que es muy fácil! XD Espero vuestras respuestas y vuestros comentarios, así que ya sabéis: REVIEW!
LA HORA DE LA PREVIEW! -SOLO APTA PARA FRIKIS-:
En alguna cama olvidada de la clínica de la división cuatro...
Hinamori: KYAAAAA!
Hanatarou: Hola¡Por fin se te ocurre despertar¿Sabes que llevas medio año durmiendo la mona?
Hinamori: Ein?Dónde estoy?
Hanatarou: Pues dónde vas a estar hija de dios... En la cama recuperándote de algo, como casi siempre que apareces.
Hinamori: OYE! Tampoco será para tanto¿Uh¿Y eso qué es?
(señala un panfleto que lleva Hanatarou en la mano)
Hanatarou: Ah!Me alegro que preguntes!Unohana lo ha hecho especialmente para gente como tú!Es un bono de suscripción anual a nuestros cuidados intensivos... ¡Hasta un 20 por ciento de descuento!
Ichigo: Y SE PUEDE SABER QUÉ TIENE ESTO DE RESUMEN? Ah, por cierto Hinamori, apúntate que te vendrá bien. Te lo dice alguien que tampoco gana para vendas.
Yo también me pongo a hacer publicidad y os animo a participar en el C2 que he creado de Hitsugaya y Hinamori y también en el foro! Aquí en Fanfiction!
Dejad Reviews
