Muchísimas gracias a todos por vuestros Reviews! No tenéis ni idea lo feliz que me hacéis! Eso provoca que me entren más ganas de escribir, hasta el punto que creo que se está convirtiendo en un mal vicio XD

También felicito a todas aquellas personas que adivinaron quién era Kuchi-Kuchi! XD Síp, era Kuchiki Hisana, la hermana de Rukia.

Os dejo con este quinto capítulo, que la verdad no esperaba publicar tan rápido! Parece ser que le hayan dado cuerda a la historia... En fin, en un principio se iba a titular de otra forma pero creo que este le va mejor y ahora veréis el porqué ;)

-En honor a esa película que todavía no logro descifrar.-

Ojalá os guste:


Capítulo 5: Tigre y Dragón

"No."

"Pero... ¿Por qué no?"

"Pues porque no."

"Eso no es un por qué."

Dejé la taza de té frío sobre la mesa y clavé mis ojos en los de ella. A veces Hinamori podía llegar a ser una auténtica pesada cuando se le metía algo en la mollera. Y de todas las estúpidas ideas que había tenido a lo largo de estos últimos años, aquella sin lugar a dudas era la que se llevaba el premio.

"Te he dicho que no. Y no hay más que hablar." -volví a negarme.

Me serví otro poco más de té. El calor era insoportable.

"No lo entiendo Toushiro. Te pegas todo el día encerrado en casa sin hacer nada de provecho..."

"Sabes que no es verdad..."

"Bueno, pero es que estamos a escasos metros de la corte y nos enteramos de todos los problemas que están teniendo ahí dentro... Y nos quedamos aquí sin poder hacer nada. ¡Se necesitan Shinigamis Shiro-chan¡Ya escuchaste lo que dijo Masako¿No te das cuenta de que todo lo malo que ocurra acabará afectándonos también a nosotros?"

"Mmmmhh..." -gruñí.

"Tú y yo tenemos una fuerza espiritual bastante aceptable. Estoy segura de que si nos admiten en la academia podrían enseñarnos..."

"¿A ser unos Shinigamis incompetentes como los que tienen ahora?" -me adelanté. - "Hinamori, en realidad tú no quieres convertirte en Shinigami, es la idiota de Masako la que te ha metido esa tontería en la cabeza."

"¡Eso es mentira!"

Puse los ojos en blanco.

"Desde que hablaste con ella el otro día no paras de repetir eso de¿Por qué no nos presentamos al examen?" -dije, imitando la vocecilla de la chica. - "Así que no me vengas con eso de que no es por ella. Ya lleva un año metida en esa academia y te ha querido lavar el cerebro para que vayas allí a hacerle compañía. Eso es todo."

"¡No hables así de Masako-chan!" -me espetó enfadada.

"Pero si es la verdad. Todavía no me explico cómo alguien tan inútil ha podido entrar en esa escuela. Se supone que las pruebas de acceso deben ser bastante duras y difíciles. Debió de ser cosa de aquel shinigami que se ligó y le ayudó a entrar a base de chantajes..."

Me la quedé mirando por un momento sorprendido.

Se había puesto de pie y me miraba furiosa y con los ojos llenos de lágrimas.

"Tú no tienes ni la más remota idea de lo que significa ser un Shinigami ¿Verdad¡Claro que no¡Todavía eres un crío egocéntrico!" -me soltó, dando un fuerte golpe en la mesa. - "Ellos ayudan a la gente, se preocupan por los demás y procuran que todas las almas tengan la vida que se merecen." -comenzó a gritar. - "¡Entrenan muy duro para poder llegar a serlo¡Así que no me vengas con eso de que Masako es una inútil o que lo que hace no tiene mérito¡Y mucho menos que ha entrado sin merecerlo¡Si fueras la mitad de bueno de lo que es ella, ya estarías pensando en presentarte a las pruebas de acceso! Pero ya veo que te quedarás ahí sentado como de costumbre." -me lanzó una última mirada asesina, antes de que las lágrimas comenzaran a resbalar incontroladamente por su rostro. - "Yo voy a hacer el examen. No pierdo nada por intentarlo."

Y dicho esto salió de la habitación dolorida.

Miré la puerta por la que se había ido.

Me había dejado helado. En la vida la había visto ponerse así. ¿De verdad estaba hablando en serio? No me imaginaba a Hinamori convertida en Shinigami con una espada y matando Hollows. La verdad es que la idea me horrorizaba. Eso era algo peligroso ¿Acaso quería morir¿Se había vuelto loca? Sin embargo parecía ser que el asunto le importaba realmente, y yo...

"Idiota, acabas de hacerla llorar. ¿Cómo se te ocurre hablarle de esa forma?"

Inspiré profundamente y me levanté para ir en su busca. La encontré tumbada encima del futón con la cara enterrada entre sus brazos. De vez en cuando se estremecía a causa de las lágrimas.

Me quedé apoyado en el marco de la puerta observándola por unos instantes.

"Hinamori..."

No me contestó.

"Hinamori... Lo siento."

Siguió en la misma posición, sin hacerme caso. Así que avancé hasta ella y me senté a su lado.

"No tendría que haber dicho eso... No esperaba que te pusieras así."

Volvió a temblar.

"Momo..." -dije abrazándola por la espalda. - "Perdóname por favor... Yo..."

Y justo en ese momento levantó la cabeza y me miró con una sonrisa de oreja a oreja.

"¡Picaste!" -rió divertida.

Enrojecí al instante de rabia y vergüenza. Una vez más había conseguido humillarme.

"¡Eres tonta¿Lo sabías?" -le espeté enfadado.

La chica rió a carcajadas. Y me pasó la mano por el pelo alborotándomelo todo.

"Te perdono Shiro-chan. Tendrías que haberte oído ahora mismo... Estabas tan..."

"¡No lo digas!"

"LINDO" -exclamó, disfrutando del sonido de la palabra.

"¡CALLATE!"

Volvió a reírse. Se estaba divirtiendo a mi costa... Otra vez...

"Entonces... ¿Eso quiere decir que has cambiado tu opinión respecto al examen de la academia?"-me preguntó, restregándose los ojos que aún guardaban algunas lágrimas reprimidas.

Resoplé disgustado.

"Supongo..."

"¡Eso significa que vas a presentarte!"-exclamó feliz. - "¡Nos graduaremos juntos!"-comenzó a fantasear.

"¡Eh¡Yo no he dicho eso! Si quieres haz tú las malditas pruebas, pero yo no pienso ir a escuchar las majaderías de una panda de arrogantes, ni quiero ser como ellos. Además, como sabrás no cogen a cualquiera. Lo más probable es que...

"Que suspenda ya lo sé." -sonrió la chica apenada. - "Pero lo he decidido. Algún día seré Shinigami."

Miré hacia otro lado tratando de ignorar lo último.

"Lo digo en serio Shiro-chan!"

"Y yo te digo en serio... ¡Que dejes de llamarme así!"

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Durante los meses que quedaban para el examen, Hinamori estudió y entrenó muy duro para poder superar la prueba. Masako le dejó alguno de sus libros de la academia, y ella intentaba por todos los medios que le salieran los diferentes ejercicios, aunque no con mucho éxito, todo sea dicho. Yo normalmente me limitaba a observarla y a fingir que todo aquello no me importaba lo más mínimo, pero de vez en cuando no podía evitar echarle un vistazo a aquellos tochos llenos de letras y números y tratar de realizar los mismos ejercicios que Momo.

Ella nunca se dio cuenta, pero la verdad era que me preocupaba aquella nueva faceta suya. No quería que se convirtiera en shinigami, estaba convencido de que dado su nivel actual y lo patosa que resultaba en la lucha iba a suspender, pero siempre había un pequeño miedo que me decía que aunque no fuera ese año, Hinamori abandonaría aquella casa algún día, se iría al Seireitai y me dejaría solo.

Aquella tarde Momo se encontraba en el exterior propinándole una buena paliza al aire con una caña de bambú... Lo que ella denominaba "ejercitarse en Zanjutsu", cuando un shinigami llamó a la puerta trayendo las solicitudes para presentarse al examen. Hinamori las había ido a pedir hacía poco, y ahora las estaban repartiendo a todas aquellas personas que lo habían hecho. Fui a abrir a aquel individuo sin mucha ilusión que digamos.

Hinamori seguía en el jardín, y no se había percatado de su llegada.

"Buenos días." -saludó aquel chico. - "¿Vive aquí Hinamori Momo?"

Me crucé de brazos y lo repasé de arriba a bajo. No era mucho más alto que yo... Bueno vale, me sacaba los hombros y la cabeza. Pero era el Shinigami más bajito que había visto en toda mi vida. Estaba delgado y tenía un aspecto arguellado y enfermizo. Podía asegurar que le habían dado ese trabajo porque si lo enviaban a matar Hollows lo habrían devorado a la primera de cambio.

"Pobre desgraciado..." -pensé. - "¿De verdad quieres ser como este tipo, Momo-chan?"

"Sí, vive aquí. ¿Qué es lo que quieres?"

"¿No esta ella en casa?"

Lo fulminé con la mirada.

"Pues no. Si quieres algo dímelo a mí, y si no ya te estás yendo por donde has venido."

El chaval trató de no ponerse nervioso y se esforzó por no ser descortés.

"Traigo los papeles que hay que rellenar, para poder presentarse al examen de acceso de la escuela de shinigamis," -explicó. - "Dile que tiene que poner sus datos en cada una de las hojas y entregarlas a los distintos profesores que la examinarán el día 27 del próximo mes. Hay cuatro hojas, una para cada examen."

"¿Tendrá que hacer cuatro exámenes?" -pregunté, cogiendo los papeles. - "¿Todos el mismo día?"

"Sí." -sonrió angustiado. - "Son cuatro exámenes eliminatorios, sólo consiguen entrar en la academia aquellos que pasen los cuatro. El primero es teórico, el segundo para comprobar tu dominio del Kidou, el tercero manejo de la espada y por último una entrevista personal." -suspiró. - "A mí me costó siete años conseguir entrar...¡Pero después de todo no es tan difícil! Porque si eres muy bueno en una cosa siempre hacen la vista gorda con lo demás." -rió nervioso.

"Este tío es patético..."

Leí los impresos que me acababa de entregar donde estaba redactado cómo debían llevarse acabo los ejercicios, y abrí los ojos preocupado. Aquel inútil estaba en lo cierto... Parecía ser que entrar en aquella academia no era nada fácil. Pensé en Momo y en todos los esfuerzos que estaba realizando y sentí una profunda tristeza: Estaba claro que la iban a suspender. Tal vez conseguiría pasar la primera prueba... Pero en lo referente a la segunda... Me vino a la cabeza la imagen de la chica "haciendo tostadas" para desayunar.

"¿Te encuentras bien?" -me preguntó de golpe en shinigami, poniendo una mano sobre mi frente.

Volví a la realidad y le di un manotazo para que se apartara.

"Sí." -contesté malhumorado. - "No te preocupes, luego le explicaré todo."

"Vale, entonces me voy tranquilo." -dijo al tiempo que se despedía con la mano, y comenzaba a alejarse de allí.

Volví a repasar las hojas.

"Pobre Momo..."

Aunque en realidad me alegraba el hecho de que no pasara y no se marchara al Seireitai. Era muy egoísta por mi parte, pero tal vez se defraudaría tanto y cogería tal depresión que no volvería a presentarse nunca más. Aunque yo no quería verla llorar... No, desde luego que no... Si pudiera hacer algo para que no se sintiera mal...

Entonces se me ocurrió.

Corrí tras el Shinigami que había traído la solicitud.

"¡EH, SHINIGAMI!" -lo llamé.

El chico se detuvo y me interrogó con la mirada.

"¿Podrías darme otro impreso más?"

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Llegó el esperado día veintisiete y Momo se despidió de mí, más nerviosa que nunca. La había visto temblar como un flan en el desayuno, y aunque le había repetido miles de veces que se tranquilizara me ignoró por completo. No dejaba de repetirme la lección del libro y ponía el grito en el cielo cada vez que se le olvidaba una palabra importante.

Una vez abandonó la casa y desapareció de mi vista perdiéndose por las calles del rukongai, cogí los papeles que había tenido escondidos durante todo el mes y comencé a seguirla. Sonreí para mis adentros. Hinamori era tan inocente que no se había dado cuenta de nada.

Volví a imaginar una vez más la escena que tendría lugar dentro de unas horas: El plan consistía en presentarme al examen sin que ella lo supiera, suspender, y en cuanto le dieran la mala noticia, decirle que yo también había hecho el examen y no lo había superado. Le enseñaría las hojas para que viera que no la engañaba, se alegraría de que lo hubiera hecho por ella y volveríamos a casa... Seguro que eso la animaba y la ponía feliz.

Sonreí una vez más y doblé la esquina con cautela. Acababa de llegar a la puerta de la escuela, donde cientos de personas pertenecientes a varios distritos esperaban entrar para examinarse. Me sentí bastante perdido, pero aún así avancé hacia la puerta decidido.

"¡Eh mocoso!" -me detuvo uno de los Shinigamis que custodiaban el portal. - "¿No deberías estar en la guardería?" -rió.

Un grupo de personas que entraban en ese instante también rieron el comentario.

Traté de controlar mi ira para no dejarle convertido en una bonita estatua navideña, y me limité a enseñarle mi ficha para el examen.

El hombre la observó curioso antes de soltar una estridente carcajada.

"¡No me hagas reír¿De verdad quieres presentarte¡Lárgate de aquí chico! Todavía no hay Shinigamis que quieran ejercer de niñeras." -se aventuró a decir, dándome un empujón.

Apreté los puños con rabia.

"Él se lo ha buscado..."

Pero justo antes de que pudiera hacer nada, una mano cayó sobre mis hombros y pude ver a un chico bastante pálido sonriendo al Shinigami de la entrada.

"Que yo sepa todo ciudadano indiferentemente de su procedencia, condición social o edad tiene derecho a presentarse a este examen, si trae sus papeles." -le dijo pacientemente. - "Además, tengo entendido que la teniente de una de las trece divisiones de la corte no es mas que una niña¿O me equivoco?"

"Pues... Esto..." -murmuró aquel hombre, sin saber muy bien que contestar. Parecía ser que aquel joven estaba en lo cierto.

"Por favor, no nos faltemos al respeto." -dijo finalmente, pasando al interior y empujándome levemente para que entrara con él.

El guardia no tuvo más remedio que sellarnos las hojas viendo que no tenía nada que hacer.

"Gracias..." -murmuré, al darme cuenta de que ese chico me había ayudado.

"No hay de qué." -sonrió. - "Que tengas mucha suerte." -se despidió, encaminándose a una de las clases.

Asentí agradecido y miré el número que había matasellado el vigilante: 5. Correspondía a la clase donde tendría que examinarme de la primera prueba. Comencé a caminar por aquellos pasillos, con la esperanza de no encontrarme a Hinamori por allí y menos en la misma clase, o de lo contrario, todo el fantástico plan que había elaborado se iría al traste. Afortunadamente, no fue así. Cuando di con la sala en cuestión, ella no se encontraba en su interior. Entregué la primera de las hojas al profesor y firmé en un gigantesco libro que había sobre una de las mesas. Luego busqué asiento y esperé el comienzo del primer examen.

Cuando se hizo la hora, nos repartieron unos cuantos folios en blanco y el profesor comenzó a escribir las preguntas en la gigantesca pizarra. Pude percibir como habían colocado varios vigilantes estratégicamente en diferentes puntos de la clase, para que nadie copiara.

Lancé un soplido escéptico. ¿Qué más daba que hubiera vigilantes cuando mi intención era la de catear?

Así que comencé a realizar aquellos ejercicios con profunda aprensión. Algunos sin embargo, parecían bastante interesantes y divertidos... Planteaban situaciones de emergencia en la que uno debía tomar decisiones drásticas de manera que "tu grupo" resultara lo más beneficiado posible. En ese tipo de cuestiones no pude contenerme y escribí claramente todo lo que se me pasaba por la cabeza, y mi más sincera opinión sobre la mala formación de los Shinigamis, incompetencia y sus absurdas ansias de superioridad. Sonreí satisfecho al repasar el resultado.

"Sin duda va a ser el suspenso más claro de la historia."

O al menos eso es lo que pensé hasta dos horas después cuando en una pantalla blanca situada en uno de los laterales de la pizarra, aparecieron los nombres de las personas que pasaban al segundo examen.

Mi nombre estaba el primero de la lista. Había obtenido la puntuación más alta.

"No... No puede ser..." -murmuré a duras penas, al verme ahí, por delante de todos. - "¿Se puede saber en qué están pensando?"

Me acerqué a uno de los allí reunidos que recogía sus cosas y se iba a casa defraudado.

"Oye... Esa lista... Es la de los suspendidos¿Verdad?" -le pregunté esperanzado.

El chico me miró a disgusto.

"Ojala fueran los suspendidos chico..."

Me quedé ahí clavado pensando qué era lo que había hecho mal para sacar la puntuación más alta. ¡Si solo había dicho majaderías!

"Majaderías..." -me repetí, dejando escapar una risa nerviosa. Eso era precisamente lo que me solía decir mi padre.

Tú sólo sabes decir majaderías pequeño...

"Hitsugaya Toushiro"

Aquella voz me sacó de mi trance.

"¿Quién es Hitsugaya Toushiro?" -repitió una joven vestida con el uniforme de shinigami. - "¿Puede acompañarme para continuar con el examen? Enseguida llamaremos al resto. Por favor, tened paciencia."

Me acerqué a ella con todos los ojos de la sala puestos en mi. Sabía lo que estaban pensando. Incluso percibí el desconcierto en la cara de aquella chica.

"Pero si es sólo un niño..." -murmuraron unos cuando pasé junto a ellos.

Tragué saliva y me detuve ante la shinigami, que aún presa de su asombro me hizo ademán para que la siguiera.

Anduvimos por aquellos pasillos con nuestros pasos sonando firmemente sobre el suelo de madera, hasta que llegamos a una habitación enteramente blanca y de forma circular. Al fondo de la misma y también con forma ovalada se encontraba una gigantesca mesa y en torno a ella sentados había otros adultos. También eran shinigamis.

Al verme entrar tras aquella joven, se intercambiaron algunas miradas de perplejidad.

"Hitsugaya Toushiro" –informó la Shinigami, sentándose a la mesa y abriendo un libro bastante gordo. Se colocó bien sus gafas cuadradas y comenzó a leer algún tipo de diplomacia de la que no entendí nada.

La verdad es que estaba bastante asustado y era incapaz de concentrarme en nada de lo decían. Miré por una de las ventanas exteriores y sentí ganas de salir de allí, de escapar y volverme a casa ¿Qué se suponía iba a ocurrir ahora que había pasado al segundo examen¿Por qué me habían llevado solamente a mí a aquel lugar? No sabía que para la práctica del Kidou debías estar solo con un puñado de viejos mirándote.

"La verdad es que tu examen ha sorprendido bastante." -comentó uno de los allí reunidos, repasando los folios que llevaba en la mano.

"Claro"- pensé. -"Les ha sorprendido lo que me he atrevido a poner. Los habré ofendido tanto que me han traído aquí para gritarme. Eso es."

"También nos ha sorprendido y aún en mayor medida, que sea un niño el que haya escrito esto." -prosiguió otro. - "Tienes una mentalidad muy abierta y tus ideas son interesantes. Hacía tiempo que no encontrábamos a alguien como tú."

"¿A alguien como yo?" -pregunté sin comprender.

"Sí, nos complacerá enormemente que entres a formar parte de esta escuela y que llegues a convertirte algún día en un valioso miembro de las trece divisiones de la corte."

"¿Qué?" -exclamé horrorizado. - "¡Cómo pueden decir eso si solamente he hecho un examen¿Qué hay de los otros tres?"

"Puedes realizarlos si lo deseas. Pero esta primera prueba ya supera con creces todas nuestras expectativas."

Recordé entonces espantado lo que había dicho aquel shinigami que fue a entregarnos los papeles a casa. -Si uno es muy bueno en una cosa, siempre hacen la vista gorda.- Pero aquello no era lo que quería... yo había acudido ahí para suspender. ¡No debía pasar el examen¿Qué era lo que iba a pensar Momo de mí¿Con qué cara la iba a mirar cuando le dijera que me había presentado sin que ella lo supiera, y me habían admitido sin esfuerzo alguno¿Qué le iba a decir cuando se enterara de que ella no entraba a la academia y yo sí? No podía permitirlo. Además, yo no quería ser shinigami. ¿Se puede saber qué era lo que habían visto aquellos viejos en mis respuestas?

"Lo siento." -dije con firmeza. - "Pero no quiero entrar en la escuela. No quiero ser shinigami."

Todos los presentes me miraron sin comprender.

"Pero..." -murmuró la chica. - "Te has presentado al examen. Todo aquel que se presenta es porque quiere convertirse en shinigami y formar parte de la escuela."

"Pues yo no." -le contesté ceñudo. - "He venido aquí para suspender."

Uno de los hombres abrió los ojos como platos, como si lo que acabara de decirles no tuviera sentido.

"Así que si me disculpan... me vuelvo a casa." -anuncié, dándome media vuelta para salir de ahí.

"Hitsugaya Toushiro..." -me detuvo uno de ellos. - "No llego a comprenderle del todo, pero no puede hacer eso. Antes de realizar el examen firmó en el sagrado libro de la escuela, proporcionándonos su total consentimiento de formar parte ella. Y no podemos perder una mente tan brillante... La señorita Ise Nanao le entregará su uniforme de estudiante."

La chica de las gafas se levantó y me hizo una reverencia para luego invitarme de nuevo a que la acompañara.

Sentí como todo mi mundo se venía abajo. Aquello no podía ser verdad... Pero... era cierto, había firmado aquel libro. Me dije a mi mismo que jamás volvería a firmar nada sin saber a qué me exponía realmente...

Volví a mirar la ventana que daba al exterior. Desde ella se veían las calles del distrito uno del Rukongai. Tenía que salir de allí como fuera, tenía que escapar...

"Lo siento pero... no pienso hacerles caso." -les anuncié.

Y con un ágil movimiento sorteé a la mencionada Ise Nanao, salí por la puerta y comencé a huir desesperado por aquellos pasillos.

"¡Seguidle!" -Escuché que ordenaban - "¡No permitiremos que se vaya!"

Y había algo en ellos que los hacía tremendamente veloces. No era de extrañar, ya que eran Shinigamis... tenían conocimientos que yo no poseía y se habían instruido en las cuatro artes. No obstante, yo también tenía un as en la manga... que ellos desconocían.

Cerré los ojos llamándolo en silencio.

"Dónde estás maldito... necesito que me prestes buena parte de tu poder..."

Y lo noté revolverse en mi interior. Me giré unos instantes para contemplar al grupo de Shinigamis que estaba apunto de alcanzarme y sonreí con autosuficiencia. Uno de ellos se detuvo con los ojos bien abiertos a causa de la sorpresa.

"Qué reiatsu tan increíble..." -murmuró.

Entonces apoyé con fuerza la palma de mis manos en la reluciente madera del suelo y en cuestión de segundos aquel pasillo se transformó en una auténtica cueva de hielo. Los shinigamis patinaron torpemente sobre aquella nueva superficie y alguno de ellos cayó inevitablemente.

"No es posible..." -alcanzó a decir otro.

Reí satisfecho y patiné por aquel pasillo, tal y como lo había hecho una vez en aquel lago... El grupo de shinigamis estaba quedando atrás.

"¡Se está escapando!"

"¡Que alguien le detenga!"

Y como si una especie de fuerza extraña hubiera escuchado esa petición, noté como algo me agarraba del tobillo y me lanzaba a la otra punta del pasillo con una fuerza sorprendente. Por unos instantes volé literalmente, hasta que mi espalda impacto fuertemente con una de las paredes. Parpadeé varias veces intentando saber qué es lo que había ocurrido, y qué o quién me había detenido. Aún algo aturdido, traté de incorporarme, pero un pie se hundió de golpe en mi pechó y contemplé con claridad cómo una niña de corta edad y baja estatura se acababa de poner en cuclillas sobre mí y me miraba curiosa con sus inmensos ojos castaños.

La niña, también ataviada con el hakama y haori de shinigami me sonrió divertida.

"No deberías ignorar la orden de un superior." -me dijo, dando un sorprendente salto hacia atrás.

Justo en aquel momento, el grupo que me había seguido me daba alcance y se nos quedaban mirando a una distancia prudencial. Sus miradas pasaban rápidamente de la niñita de pelo rosáceo a mí, y por algún extraño motivo no se atrevían a acercarse.

Reparé en aquella renacuaja. Ella era el único obstáculo en el pasillo que me impedía alcanzar la libertad... Tan sólo era una cría. Así que sin pensarlo dos veces corrí de nuevo hacia el fondo del pasillo, con la intención de sortearla y seguir mi camino. Pero ella, con una rapidez sobre humana, se acercó a mí una vez más y me golpeó sin dudarlo. Caí otra vez hacia atrás, preguntándome cómo había sido capaz de hacer algo así.

La niña movió su dedo índice en gesto de negación.

"No vuelvas a intentarlo." -canturreó divertida. Entonces desenfundó la espada que llevaba anudada al cinto y la clavó justo delante de ella. - "No podrás pasar de aquí." -me aseguró. Y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas, y apoyó su cara entre las manos, observándome como si yo no fuera más que un juguete o una mascota con la que pasar un buen rato.

"Claro que podré pasar." -le aseguré enfadado.

La niñita rió el comentario con absoluta inocencia.

"Eso significa que... ¿Quieres jugar?"

"No. Eso significa que voy a pasar." -le dije intentando por tercera vez cruzar al fondo del pasillo. Pero inexplicablemente, la espada clavada en el suelo dejó de estar allí y de pronto la encontré a escasos milímetros de mi cara. La niña la empuñaba con firmeza, dirigiendo la hoja a mi garganta.

"¡Juguemos!" -exclamó sin borrar aquella sonrisa, al tiempo me lanzaba un ataque. Lo pude esquivar en el último momento y ella rió satisfecha.

¿Pero qué le pasaba a esa criaja¿Se había vuelto loca¿Quería matarme?

"Lo haces bien." -me dijo, intentando golpearme de nuevo. Volví a esquivarlo con una finta, pero esta vez fue mucho más difícil. Si aquello le parecía un juego, era sin duda bastante injusto. Ella poseía una espada y yo no. Aunque… eso era algo que se podía solucionar.

"No quiero hacerte daño, pero si sigues intentando darme no tendré más remedio que luchar contigo¿Comprendes?" –le dije. Ella asintió conforme.

"Eso es lo que quiero. ¡Toca divertirse!" –exclamó precipitándose hacia mí. Pude percibir el sonido de su espada cortando el aire aunque no llegué a verla. Una estocada magnífica… e iba a darme.

Los ojos de la chiquilla se abrieron de par en par al ver que había detenido su golpe. No tenía una espada como los shinigamis, pero sí podía crearme una. Y ahora, mi mano sostenía una creada en su totalidad de hielo… Duro y afilado como aquel anillo cortante que me quitó la vida.

"No es posible…" –escuché que decía uno de los shinigamis, que aún permanecían apartados.

Pero la niña pareció feliz, al observar mi proeza.

"Aún así... No podrás ganarme…"

Y nada más decir esto sus ojos brillaron con una luz especial, y tras suyo comenzó a materializarse un ser semitransparente que fue adquiriendo poco a poco la forma de un gigantesco tigre.

Ella dio uno de sus ágiles saltos hacia atrás, y me señaló con el filo de su espada.

"¡A por él!" –ordenó feliz.

Y el espíritu del animal obedeció, abalanzándose sobre mí con las garras y fauces bien abiertas. Yo sabía que no podría protegerme de él tan sólo con aquella espada. Dudaba mucho que fuera capaz de cortar a esa cosa fuera lo que fuera… sin embargo e instintivamente la blandí hacia la criatura, y una vez más, pero esta vez de forma mucho más intensa que las anteriores, noté aquella fuerza revolverse en mi interior.

El tigre le había provocado y deseaba salir y luchar. Y emergió en forma de dragón de agua y hielo y se encaró con aquel espíritu creado por la niña.

El tigre y el dragón colisionaron en dos auras que iluminaron todo el pasillo e hicieron tambalease a todo aquel que no fuera su portador. Entonces supe, que aquella bestia no era más que una extensión de mi propio ser, que había estado dormida en mí durante mucho tiempo y acababa de despertar. Justo en ese instante recordé su nombre: Hyourinmaru, el anillo de hielo.

"¡Hyourinmaru!" –lo llamé. El dragón se volvió hacia a mí paciente. – "Deshazte del tigre, pero no le hagas daño a ella. Es sólo una niña."

Él pareció comprender y descendió de forma helicoidal, lanzándose hacia el animal. Lo envolvió por completo una vez más y el espíritu se deshizo en el ambiente, dando paso a la espada de aquella niña que aún empuñaba con seguridad. Solo que esta vez, la fuerza con la que Hyourinmaru había atacado la hizo caer de rodillas, como si acabara de devorar parte de su energía. Aún con todo, no se rindió y en cuanto recobró el aliento arremetió una vez más contra el dragón helado.

Yo le había dicho que no le hiciera daño, no obstante, considerándola una amenaza, el dragón abrió su inmensa boca mostrando sus afilados colmillos de cristal y fue a cerrarla aprisionando a la niña.

Emití un grito horrorizado temiéndome lo peor…

Pero…

Una repentina y monstruosa fuerza venida de a saber dónde, se interpuso entre la niña y el dragón. Y éste cerró sus fauces en torno al fuerte brazo del recién llegado, que lo observó con curiosidad. Se trataba de otro shinigami de unas proporciones y brutalidad sobrecogedoras. Su rostro lo cruzaba una cicatriz probablemente fruto de alguna sanguinaria batalla, y uno de sus ojos estaba cubierto con un parche. Clavó en mí su mirada con el que le quedaba libre y sentí una terrible sensación que me oprimía el pecho, e inevitablemente me desplomé en aquel frío suelo.

Hyourinmaru, que aún se encontraba aferrado al brazo de aquel tipo estalló en miles de cristales de hielo que se esparcieron por todo el pasillo. Su fuerza era tan desproporcionadamente inhumana que nos había derrotado a ambos con tan solo su presencia. Comencé a temblar preso del pánico… iba a matarme.

Sin embargo lo único que hizo fue examinarse el brazo con el que había detenido al dragón, sus colmillos lo habían atravesado por completo y ahora malherido, sangraba a borbotones, y la sangre que manaba de su cuerpo iba resbalando por su piel como un río escarlata.

"¿Quién demonios eres tú, chico?" -me preguntó autoritario. Pero no pude contestar. Al escuchar su voz me había quedado prácticamente sin respiración. Me estaba asfixiando. - "¿No me has oído?" -insistió al ver que no contestaba. Y agachándose me despegó del suelo y me levantó en el aire para que pudiera mirarlo a la cara. A pesar de que ya no me quedaban fuerzas no aparté mis ojos de su rostro. - "¿Cómo te llamas?"

"Su nombre es Hitsugaya Toushiro, capitán." -se atrevió a informarle la shinigami, avanzando hacia nosotros. - "Un niño del rukongai que... bueno, se ha presentado al examen de hoy."

"¿El examen de admisión en la escuela?" -preguntó, sin apartar su ojo de encima mío. Estudiaba mi rostro como buscando algo... como un depredador estudiando el momento idóneo para atacar a su próxima presa.

"Así es capitán."

"Capitán..." -pensé. -"Así que esta es la fuerza de un capitán¿eh?"

Cerré los ojos incapaz de tenerlos abiertos por más tiempo. La energía que emanaba su ser estaba consumiendo la mía a una velocidad espantosa.

Me soltó y mi cuerpo cayó al suelo, como si se tratara del de un muñeco de trapo sin vida.

"¡Lo quiero fuera de mi vista!" -ordenó. Su voz estremeció a todos los presentes. - "Y aseguraos de que no vuelve a pisar este lugar nunca más."

"Pero capitán..." -protestó la joven. - "... Se habrá dado cuenta de que este chico..."

"Me importa una mierda lo que opinen de él. Se ha enfrentado a mi teniente y desobedecido órdenes superiores. Creo que esas razones son suficientes para que no vuelva a este sitio." -concluyó. Aunque su tono de voz dejaba entrever que esa no era la única razón por la que decidía esto.

"Teniente..."-me dije, abriendo los ojos por unos instantes para contemplar otra vez a la niñita del pelo rosa. Y recordé aquello que había dicho el joven que había entrado conmigo...

"Lo sentimos mucho, capitán." -aseguraron los otros shinigamis, haciéndole una reverencia. Luego me recogieron para seguir las órdenes de aquel hombre.

Él se volvió hacia la niña y la tomó en brazos.

"¿Estás bien, Yachiru?"

Ella sonrió. Pero pronto su rostro se vio ensombrecido.

"¿Ken-chan estás enfadado?"

"Sí, estoy enfadado."

"¿Estás enfadado porque quise jugar con Yuki-chan?"

"Sí."

"¡Pero yo también quiero divertirme y buscar gente fuerte como haces tú!"

"¿Quién te enseña ese tipo de cosas? Ya tienes a Ikkaku para divertirte."

Yachiru me lanzó una última mirada antes de que los shinigamis se me llevaran de allí.

"Lo siento mucho Yuki-chan." -me dijo. - "Ken-chan no me deja jugar contigo."

Después de aquellas palabras, perdí la consciencia.

Cuando desperté, me encontré tumbado en el jardín de mi casa en el Rukongai. El cielo estaba plagado de estrellas. Ya había caído la noche. ¿Cuantas horas había dormido?

Me incorporé de golpe pensando en todo lo que había ocurrido y me acordé de Momo. ¡Ya habría vuelto a casa¡Habría terminado de hacer el examen! Entré al interior buscándola, pero la casa estaba vacía. Hinamori aún no había regresado.

De pronto otra oleada de agotamiento me sobrevino, y noté que todavía temblaba de arriba a bajo. No había terminado de reponerme de la increíble fuerza de aquel capitán. Así que incapaz de permanecer en pie durante más tiempo, entré en el dormitorio y me dejé caer sobre el futón.

No sé cuanto tiempo pasó desde entonces, pero la voz de Hinamori volvió a despertarme. Acababa de entrar en casa. Pensé entonces en lo mal que debía de sentirse al haber suspendido, y me auto reprendí por haber fracasado en el plan que había estado elaborando durante todo un mes. Fui a incorporarme para recibirla, pero todavía estaba temblando. Así que permanecí sentado y Momo entró en la habitación. Pero no parecía triste o disgustada, traía una amplia sonrisa y además iba vestida con un extraño uniforme blanco y rojo muy parecido al de los shinigamis.

"¡Lo he conseguido Shiro-chan¡Me han admitido!" -exclamó feliz.

Noté cómo mi alma se esparcía en mil pedazos de la misma forma que lo había hecho Hyourinmaru cuando mordió a aquel capitán. No era posible...

"Y no sólo eso... ¡He sacado una de las notas más altas¿Y a que no sabes qué¡Estoy en la primera clase! Empezaremos el curso dentro de nada. ¡Estoy tan feliz!"

Comencé a marearme. Si ella supiera por todo lo que había pasado... había estado a punto de entrar en la academia. Podríamos haber estado juntos en aquella primera clase... Me desplomé sobre el colchón.

"¿Shiro-chan¡Shiro-chan¿Te encuentras bien?" -se alarmó la chica sentándose a mi lado.

"No..." -pude decir en un susurro.

Me tocó la frente.

"¡Dios mío¡Estás ardiendo!"

La miré con los ojos llenos de lágrimas.

"Lo siento mucho Momo, lo he echado todo a perder. Yo sólo quería que te quedaras conmigo... Debí aceptar entrar en la escuela cuando me lo propusieron. Habríamos estado juntos en la misma clase. Pero luego apareció aquella niña y el capitán y... No podré entrar nunca más."

"Está bien. Tienes mucha fiebre y estás delirando."

Pero era plenamente consciente de lo que decía. Se me había prohibido la entrada... y ya no podría volverme a presentar al examen. Ni ese año, ni al siguiente ni nunca. Había perdido mi oportunidad, y había perdido a Momo. Se convertiría en shinigami y yo...

¿Qué es lo que podía hacer yo?

To be continued...


Uff, capítulo terminado. ¿Un poco largo, no? Espero que os halla gustado... yo al menos me divertí bastante escribiéndolo, y creo que también me divertiré bastante con el siguiente :P Como podéis comprobar en cada capítulo van apareciendo más y más personajes conocidos... y hablando de personajes conocidos¿Sabéis quién es el chaval que va a llevarle los papeles a Hinamori? Uyyy... esta es más difícil! Pero a ver si con un poco de imaginación adivináis su nombre y... ¿La división a la que pertenece? XD

Espero vuestras respuestas con opiniones, preguntas, sugerencias y críticas! Así que ya sabéis: REVIEW!


Y ahora... Otro de los momentos más esperados:

LA HORA DE LA PREVIEW! -O RESUMEN SUPER-FRIKI-

Nanao: Pero se puede saber qué es esto!

Nemu: Qué es el qué?

Nanao le enseña el libro que anda leyendo

Nemu: El libro que le compró el otro día el capitán Kyouraku por San Valentín?

Nanao enrojece hasta las orejas

Nanao: No me refería a eso! Es por el argumento!

Nemu¿El argumento¿No le gustan las crack-pairings? Se supone que están de moda.

Nanao: Veamos... Puedo aceptar que Aizen se haya ido a la hollow party, que Nabiki-chan quiera ser una sandía, incluso que esta persona que no conozco de nada aparezca azotando a Gin con un látigo, pero lo que no puedo aceptar es que Tatsuki... --ESTA PARTE QUEDA CENSURADA PORQUE PUEDE HERIR LA SENSIBILIDAD DE TODOS LOS LECTORES DE FANFICTION, LO LAMENTAMOS--

Hitsugaya: Insisto... ¿Porqué llamáis a esto resumen si es de todo menos eso? Por cierto, creo que me han robado el cesto de sandías que me trajo Taro.

Nabiki-chan: En realidad creo que te las comiste todas pero...ji,ji... --El comentario pervertido también queda censurado XD--


REVIEW PLIS