Hijas de la discordia.

Querida niña:

Sé que odias que te diga niña, pero para mí siempre lo serás.

Al principio quise matar a tu papá por no decirme de inmediato que Asanuma estaba vivo, pero luego él me explicó que, aunque pudo aparecer y desaparecer con el chico de la habitación, gracias a que Hotaru pudo contener el ataque el tiempo suficiente, mi querido amigo había sufrido algunas heridas un tanto considerables. Así es que esperó lo que consideró apropiado para ver que estaría mejor y después avisarme. Neflyte es un hombre frío, calculador. Pero gracias a eso nos mantuvimos vivos.

El dolor por la partida de Hotaru no abandonó en ningún momento mi corazón, menos ante el sentimiento aplastante que pude y debí haber hecho algo por ayudarla. De nueva cuenta el general me ayudó a entender que ella estaría de vuelta y que, gracias a su poder, crecería con rapidez, aunque en ese entonces, desconocía si conservaría algún recuerdo.

Cuando me sentí mejor, corrí en busca de Haruka y Michiru, pero de nuevo la desolación golpeó mi ánimo cuando me enteré que Haruka tenía días que no estaba en el palacio y nadie podía darme señas de su paradero. Pregunté con insistencia a la senshi del mar, pero era evidente que ella también estaba preocupada y que tampoco tenía la respuesta.

Los siguientes días, Neflyte no se separó de mi lado, estaba siempre ahí justo cuando más lo necesité. Una punzada de pena me daba en el corazón ya que yo no estaba en condiciones de salir a la ciudad, y honestamente no tenía ánimos ni una razón para hacerlo, por lo que él se quedó también, sin poder ver a Molly. Supongo que aquello debió causar muchos problemas con ellos, aunque él nunca lo admitió.

Dos semanas después de que todo había sucedido, siendo la versión oficial que Hotaru decidió irse con Setsuna (algo aberrante para quienes sabíamos la verdad), Luna y compañía nos reunió a todos en el salón principal.

Y ahí estaban ellos, después de meses de no verlos juntos. En el centro, Serena y Darien de pie en sus respectivos tronos. Él con la mirada perdida y sin ningún brillo humano en sus ojos. A su lado, la figura más disminuida de mi antes amiga Serena, sus ojos azules lucían opacos y sus mejillas estaban pálidas y más delgadas que de costumbre. Sin embargo, lo verdaderamente alarmante estaba en su vientre, en ese momento le calculé unos cinco meses de embarazo, pero al parecer serían siete. Al lado de Serena, Luna sostenía en brazos un pequeño bulto envuelto en una cobija de color rosa pálido. Artemis también sostenía a una niña, mi corazón saltó de alegría y tristeza a la vez, segura de que una de aquellas pequeñas debería ser Hotaru.

-¡Serena! -gritaron las chicas al verla, realmente emocionadas. La rubia sonrío débilmente, parecía feliz pero tremendamente agotada. Me gustaría decir que estábamos sorprendidos, pero su embarazo era un secreto a voces, al menos la única explicación de porque no la vimos en tanto tiempo.

-Chicas por favor, guarden la calma-invitó Luna mientras la rubia y su esposo tomaban asiento-. Han sido meses muy difíciles para Serena y Darien, la salud de ella ha estado delicada, pero quería estar aquí como siempre, para presentar a las nuevas niñas.

Todas dirigieron su atención a Luna y Artemis, que comenzaron a bajar la escalinata, para llegar a nuestra altura.

-Ésta es Mirai, hija del tiempo—dijo descubriendo a la pequeña, una hermosa criatura de ojos azules y cabello de ébano. Si las demás lo pensaron no lo dijeron, y yo tampoco desde luego, pero el parecido era realmente sorprendente. Una mueca se dibujó en el rostro de la reina.

-Y ésta pequeña de aquí-intervino Artemis llamando de nueva cuenta nuestra atención. Yo me abrí paso para mirar con la esperanza de ver de nuevo a mi querida Hotaru sana y salva. Sin embargo, la niña no se parecía en absoluto a ella, por el contrario, su cabello plateado y sus ojos tan particulares, uno azul y uno gris, helaron la sangre de todos los presentes-. Les presento a Yune, hija del viento.

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15 años antes.

-¿Nos habrán encontrado?

-Aun no, esa neblina está aquí solo para rastrearnos. Pero lo harán pronto.

-¡Debemos huir! -exclamó la mujer un tanto alterada. Había dejado de comer y sólo revolvía su plato con la cuchara.

-No podemos postergar más lo inevitable, ellos vendrán Makoto, debes entenderlo.

-Pero...

-Vendrán, Amy y Zoycite estarán aquí pronto y tendremos que defendernos de ellos, ¿Lo comprendes?

Makoto asintió con la cabeza, sumergida en la intranquilidad que aquellas palabras le daban. Sus amigos, los más nobles y tranquilos de todos, serían los primeros en venir, al menos eso decía el anuncio de la neblina rastreando. Soltó un suspiro un tanto aliviada, después de todo, Haruka hubiera sido un rival que no estaba lista para vencer, aunque la dulce Amy nunca fue contrincante para ella, no conocía el verdadero poder de Zoycite y además, si tuviera que matarlos, no, no pensaría ni siquiera en eso.

-Traje el teléfono- dijo Neflyte interrumpiendo sus atroces pensamientos. Makoto fijó su atención en la caja a un lado del florero con las flores cosmos del día. Un nerviosismo diferente se apoderó de ella-. ¿Qué pasa? ¿No vas a llamarle?

-¿No quieres llamarle a Molly? -preguntó un tanto apenada, moría de ganas por escuchar la voz de Andrew, pero algo en su interior también tenía una cierta incomodidad al respecto.

-Sí, claro que sí- respondió sonriente, sus ojos se cerraron con ternura y unas pequeñas arrugas aparecieron alrededor de ellos. Ella miró aquella tierna y rara expresión en su rostro, cautivada con la dualidad del general.

-Pues, creo que es justo que tu la llames primero, anda-apremió la castaña.

-¿Estás segura?

Unos minutos después, Neflyte caminaba de un lado a otro de la recámara, el teléfono estaba pegado a su rostro mientras él movía los labios y sonreía con regularidad. Makoto pudo ver todo aquello por la rendija de la puerta. De nueva cuenta estaba parada con la atención fija en el hombre, con la curiosidad de ver su lado amable, gentil y hasta cursi, aunque sea a la distancia. Se preguntaba si Andrew tendría esa misma expresión cuando ella le marcara, tenía duda sobre que hablaban Neflyte y Molly, quiso acercarse, pero era demasiado, su respiración se agitó un poco y un intenso calor se apoderó de ella.

-¡Vamos Makoto! Tienes que calmarte—se dijo a sí misma, dándose unos ligeros golpes en las mejillas-. Solo son nervios por hablar con Andrew, solo es eso.

Pasaron muchos minutos antes que la risa de Neflyte, una risa fuerte y descarada, terminara con la tranquilidad de la casa. Makoto se puso en pie, al tiempo que el hombre salía de la habitación con la alegría reinando su rostro.

-De haber sabido que hablarle a Molly te haría sonreír y dejar atrás tu mal humor, la hubiéramos traído con nosotros.

-No sabía que te gustaran los tríos-contestó burlonamente. Makoto se encendió apenada. Neflyte le revolvió el cabello de la frente mientras pasaba a su lado y le dejaba el teléfono en las manos-. Tu turno preciosa, no derrames mucha miel, podría ponerme igual de celoso que tú.

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Me estremecí, de nueva cuenta en pocos días el alma se me fue del cuerpo cuando vi a aquella hermosa y tan diferente pequeña, marcada por la desgracia y el dolor, como si su sola existencia no fuera suficiente.

Pasaron varios días antes que volviéramos a ver a Haruka por el palacio, y por desgracia no volvió a ser la misma. Para ese entonces, Michiru se encargaba de cuidar a Yune y a Mirai y por supuesto a Nerea, así que cuando me ofrecí a ayudarla lo aceptó de inmediato. Entre ella, Neflyte y yo, lidiamos con las atenciones hacia las tres nuevas senshis externas, una actividad muy pesada pero que ayudaba a que mi mente se centrara en algo más que no fuera en Andrew y lo que sería de él.

Estaba mental y físicamente agotada, pasaba el día entero dedicado a las pequeñas. En mis ratos libres, corría a mi habitación, tratando de esquivar las constantes apariciones "accidentales" de Luna y Artemis, que insistían en mirarme con desaprobación.

Una tarde estábamos sentados en el jardín interior. Nos habíamos llevado a las tres niñas para que Michiru durmiera un poco, Neflyte sostenía a Yune para calmarla mientras yo lo miraba sentada en la fuente. Más adelante, por el pasillo, vimos pasar a Mina y Amy, la rubia seguía probando el trago amargo que sintió en el pecho cuando vio a la niña de cabellos plateados, fue un golpe muy duro. El general en cuestión paso un tiempo terrible a su lado, la tensión era casi tangible, tanto que ninguno de los otros hombres, ni siquiera Jadeite, se atrevió a hacer una broma al respecto.

Cuando Neflyte sintió la mirada fría y siniestra de la senshi del amor sobre él, giró para darle la espalda, entonces volvió sus ojos a mí, no sin antes pasar por los rostros de las dos niñas que dormían en las carriolas.

-Eres la siguiente- soltó en un susurro suave y un tanto jocoso. Makoto se ruborizó de inmediato a lo que él sonrió victorioso.

-¿Qué vamos a hacer al respecto? -le preguntó avergonzada, podía estar jugando, pero su comentario era verdadero.

-Pues podría llevarte a cenar, beberíamos un poco y nos ocuparíamos de eso después.

Ella quiso ofenderse, pero la mirada traviesa del general le volvió a ganar la batalla. Nerviosa bajó la vista y se llevó una mano hacia el rostro, apartando un mechón de su cabello que parecía estorbarle.

-Eres un tonto-soltó al fin, tímida y abochornada.

-¿Sería tan terrible? - Neflyte se encaminó hacia ella y se sentó a su lado en la fuente, Yune ya dormía en sus brazos. La atención de Makoto se fijó en la niña, aunque tenía los ojos cerrados, su mente se llenó con la mirada característica de la pequeña, ese recordatorio vivo de que, si el palacio requería una heredera de Júpiter, la tendría a como diera lugar.

-¿Estarías dispuesto? ¿Qué hay con... tú sabes quién? -preguntó ella, esperanzada en escuchar que el hombre a su lado solo bromeaba. Mencionar a Andrew y Molly estaba prohibido, pero lograban hacerse entender.

-Bueno, podrías tener entonces una hija rubia de ojos azules, o rubia de ojos verdes o … platinada como ésta...- el general ni siquiera se molestó en mirar la reacción de su acompañante, la penetrante mirada y el suspiro enfadoso que soltó la chica, fue suficiente para él-. Tendríamos una linda niña de cabellos cobrizos, con tus ojos verdes y mi astucia.

-¿Idéntica a mí, pero con tu inteligencia? ¿No es muy pretencioso de tu parte?

-Todos sabemos que soy un gran estratega, el mejor de todos—dijo tan orgulloso, mientras depositaba a la niña dormida en su carrito.

-¿Y qué te hace pensar que eres tan listo?

-Bueno, hace unos meses no querías verme respirar y ahora—dijo alzando la vista hacia ella-, estamos aquí discutiendo como serán nuestros hijos.

Makoto se llevó una mano al rostro para tratar de ocultar su bochorno, pero siguió observandolo por entre los dedos. Neflyte volvió a sonreír, seguro de haber ganado la discusión.

-Me complace que estén practicando, aunque sería mejor que fuera una heredera suya la que tuvieran aquí- dijo la voz de Luna, que había llegado casi sin hacer ruido. La castaña se sobresaltó un poco.

-Practicamos todo lo que podemos-soltó el hombre de forma irreverente. La mujer de cabellos negros se vio descolocada por unos segundos, agitando su cabeza, recuperó la compostura.

-Pues espero que así sea, la pequeña dama esta por nacer en un par de meses y la única nueva senshi que no está aquí es Júpiter.

-Tampoco está Saturno-refutó Makoto de mala manera, llamando la atención de ambos.

-Deberías preocuparte más por ti, ella es capaz de cuidarse sola, algo que no puedo decir de ti por lo visto.

-¿A qué te refieres?

-Estás muy delgada, pareces un poco gris y enferma. Espero que no te esté pasando algo que te impida cumplir con tu misión-sentenció en un tono que tenía de todo, menos preocupación genuina. La mujer dedicó una sonrisa burlona y con el gesto de una mano, hizo venir a Mina y Amy que seguían por la zona.

-Llévense a las niñas-les dijo en cuánto llegaron-. Makoto y Neflyte necesitan descansar un poco, cuídenlas o devuélvanlas con Neptuno, lo que quieran. —Luna se dio la vuelta mientras Mina tomaba con alevosía el carrito donde dormía Nerea y Amy se quedaba dudando, viendo a las otras dos niñas-. General, debería llevar a Makoto a descansar como le dije.

-Llevaré primero a Yune con Neptuno, ¿Está bien por ti? -dijo ignorando a las mujeres y concentrándose solo en la castaña. Makoto asintió con la cabeza. Luna se encogió de hombros un tanto divertida y se fue sin decir más.

-Yo puedo llevarlas a ambas—dijo Amy con timidez, despertando la mirada iracunda de Mina.

-Iremos ambos, no te preocupes-contestó Makoto poniéndose de pie-. De hecho, me gustaría pasar a ver a Haruka.

Amy asintió con la mirada y giró a tomar a Mirai que parecía quererse despertar. Aunque habían traído a las dos niñas juntas, y Nerea les llevaba evidentemente casi un año de vida, Mirai, la hija del tiempo, lucía mucho más grande que Yune, que parecía una recién nacida comparada con la peli negra. Las dos mujeres se adelantaron mientras los castaños las seguían con paso lento, pretendiendo salir de su campo de atención.

-Es tan pequeña-resopló Makoto.

-Es evidente que acaba de nacer, yo supongo que Haruka pidió ir a una puerta del tiempo para agilizar la gestación.

-Mina no puede verla, no comprende que la pobre criatura no tiene la culpa- la voz de Makoto era casi un susurro, no tenía miedo de ser escuchada por la gente del castillo, era la niña quién le preocupaba.

-No puedes pedirle a Venus que sea comprensiva, cuando ni la madre es capaz de verla a la cara-sentenció secamente, con enfado en su voz.

-Tú sabes lo que esto significa para ella. No es agradable que te obliguen a tener un hijo que no quieres ¿Qué harías tú? ¿Qué piensan ellos? -increpó molesta.

-No hablamos de eso-respondió de nuevo de manera cortante-. Pero si yo tuviera una de éstas, no importa de quién fuera, la tomaría y escaparía con ella.

Makoto detuvo su andar girando hacia él. Posó su mano en el brazo del general, que era quién empujaba el carrito, atrayendo su atención.

-No hablaras en serio—dijo preocupada y atemorizada.

-Vámonos, llevemos a Yune y a Mirai con nosotros—su voz calma y profunda invadió cada poro de la piel de la senshi-. Tengo un plan, tomemos a las niñas y escapemos.

-¡Es una locura! ¡Nos buscaran!

-¡Y estaremos listos para cuando lo hagan! Haruka no será un problema y Setsuna tampoco, ¿Quién podría ser un rival para ti?

Ambos cruzaron miradas, las preguntas y respuestas iban y venían entre ellos, sin necesidad de palabras. El gesto de miedo y sorpresa de Makoto comenzó a suavizarse, hasta convertirse en un sí silencioso. De pronto, el corazón le latía al mil y el mundo se movió un poco para ella, obligándola a detenerse del carrito.

-¿Estás bien? -preguntó alarmado por su ligero desfallecimiento.

-Cansada sólo es eso, no he comido bien—Neflyte la observó unos segundos y suspiró preocupado.

-Ve a tu cuarto, dejaré a Yune con Michiru y te alcanzaré de inmediato.

Así lo hicieron, la castaña dio media vuelta y caminó despacio a su alcoba que no estaba muy lejos. Neflyte siguió su camino, cuando estaba por llegar vio a Amy y Mina que venían de vuelta. Las detuvo un momento para pedirle a la peli azul que pasara a revisar a Makoto y que las alcanzaría luego. Amy prometió ir de inmediato.

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15 años antes.

Makoto insistió por tercera ocasión, con la desesperación dibujada en el rostro y las lágrimas a punto de brotar. El teléfono sonaba de nuevo, pero nada.

-¡Que carajos! -soltó por lo bajo, mientras intentaba guardar la calma para no despertar la curiosidad de Neflyte.

Lo intentó por lo que se prometió sería la última vez, con el corazón latiéndole en la garganta y el veneno recorriendo su sangre. Ya veía venir la burla del general si Andrew no respondía la llamada, ¿De verdad sería capaz de regodearse con su dolor? No, él no era así, pero tampoco se mantendría callado. En eso pensaba cuando la llamada se enlazó.

-¿Diga? -se escuchó del otro lado de la línea, la voz de Andrew sonaba tranquila y jovial.

-Andrew, soy yo—dijo en susurro, como si pudieran escucharla.

Un breve silencio se hizo entre ambos.

-Lo siento, no puedo hablar ahora—se escuchó en un tono más serio, completamente molesto y cortante. Unos segundos después, una risilla traviesa alcanzó a registrarse antes que la llamada fuera terminada.

Makoto sostuvo el teléfono unos segundos frente a su rostro, antes de apagarlo y aventarlo hacia un costado de la cama. Unas lágrimas traidoras rodaron por sus mejillas, pero murieron con el frote de la piel de su antebrazo. Dio una profunda respiración y frotándose el cuello se puso de pie para regresar a la sala. Por la ranura en la puerta por la que había visto a Neflyte charlar con Molly, lo miraba ahora jugar con Haru, completamente ajenos a lo que había pasado con ella.

Abrió la puerta y el rechinido llamó la atención de ambos, que le sonrieron con dulzura.

-¿Está todo bien? -preguntó tranquilamente, atento a su reacción.

-Tenía un paciente, llamaré más tarde-respondió cortante. El general la miró fugazmente, volviendo su atención a la niña.

-Mamá necesita una taza de té y un par de tus galletas—le dijo a la niña, que de inmediato sirvió té imaginario en una pequeña tacita de plástico con una flor rosa pintada en ella. Makoto se sentó en el sofá, a un lado del general y recibió la taza.

-¿Quieres una galleta? - preguntó Haru extendiendo un plato con golosinas reales, algunas mordidas y otras que estaban en pedazos.

-Gracias mi vida—dijo mientras tomaba un trozo de una y se la llevaba a la boca.

-Son tan lindos así de pequeños, deberíamos tener otra.

La castaña giró indignada, pero al final fue una risa sincera y ruidosa la que salió de su garganta. Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos, intentando sin éxito hacerlas pasar como producto de su alegría.

-Inténtalo de nuevo—le dijo Neflyte posando una mano en su rodilla-. Molly me dijo que nuestra pesquisa es tan grande que no han dejado de bombardear a la ciudad para que nos encuentren. Parece que han dicho que nos casamos y andamos de luna de miel, ¿No son unos genios? ¡Están pagando por fotos nuestras o información sobre nuestra ubicación! -Neflyte se rio dulcemente, logrando calmar a Makoto y distraerla de su tormento mental-. De menos las llevaría a París si me hubiera casado contigo, no a un lugar como éste.

-¿París? -cuestionó divertida-. ¿Por qué París?

-Pues porque te gusta. Además, si vamos a darle una hermanita a Haru, quiero que la hagamos en un lugar hermoso que signifique algo—Neflyte dijo aquello con tal naturalidad, como si la sola idea hubiera pasado tantas veces por su mente que para él era tan real. Makoto se quedó callada, dejándolo soñar unos minutos.

-No sé si traería al mundo a otra hija—dijo al fin, limpiándose el rostro con los dedos-. Pero podríamos volver por ella— él la miró sorprendido, ese no era un tema que esperará tocar otra vez-. ¡Hagamos un plan!

-Es inútil, debe estar muy custodiada-contestó con voz baja, melancólica y esquiva-. Perdí esa oportunidad.

-Ella sabe que hiciste lo posible, no te tortures—Makoto se recargó en su hombro, devolviendo el gesto de empatía que el general había tenido con ella unos minutos atrás-. Estará bien, al menos ahora le prestaran atención.

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20 años antes.

Fue más de una hora el tiempo que Neflyte pasó en compañía de Michiru, la regente del mar. Esa no había sido su intención, pero estando ahí con Yune en los brazos, no pudo más que charlar con la madre designada de la pequeña, dejando una vez más en evidencia, el afecto desmedido y sincero que tenía por la niña de ojos bicolor.

Hubiera pasado más tiempo, pero también le apremiaba el estado de salud de la senshi del trueno, que, si bien no se veía tan mal, tampoco estaba en su mejor momento. Así que en cuanto terminó de tratar unos asuntos importantes con la violinista, se encaminó con paso firme y apurado hacia el segundo piso del edificio, directo a la habitación de Makoto.

Tocó normalmente, adivinando que quizá Amy seguiría adentro y no se equivocó. La peli azul abrió la puerta con un ligero sonrojo en el rostro y una sonrisa muy mal disimulada. Neflyte la miró curioso frunciendo el ceño con complicidad, queriendo adivinar sus pensamientos.

-¿Cómo esta ella? -preguntó directo, inquieto y nervioso.

-Estará bien, debe comer mejor, pediré que le traigan algo, —dijo con decisión, mirando por primera vez a los ojos al general-. Pasa más tarde conmigo, te daré algo para que tome diario. Por lo pronto los dejaré solos.

Amy sonrió por última vez a Makoto, que estaba sentada al pie de la cama, con la mirada clavada en ambos.

-Recuéstate, mañana estarás mejor—dijo la peli azul antes de salir por la puerta. Cuando Neflyte estaba por cerrar, Amy volvió a mirarlo a los ojos, radiante y risueña.

-¿Soy yo, o tiene una mirada extraña?, debe ser el tiempo que pasa con Zoycite-soltó burlón mientras llegaba hasta la chica, que miraba el suelo inamovible.

-Neflyte-susurró Makoto, su voz era débil y temerosa.

El general cambió su semblante jovial y se agachó frente a ella para mirarla a la cara.

-¿Qué pasa? ¿Algo anda mal? -preguntó preocupado, sus ojos se movían entre los orbes esmeralda y los labios de la senshi. Ella guardó silencio unos segundos que parecieron una eternidad, dio un profundo suspiro y se mordió el labio inferior, alertando más al general.

-Neflyte—dijo al fin-. Estoy embarazada.

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Actualidad.

-¡Retráctate! ¡Maldito engendro! -gritó la chica del fuego mientras un aro en llamas se proyectaba directo hacia la rubia del mechón azul. Ésta lo esquivo apenas, y aun así se atrevió a esbozar una sonrisa burlona.

-Aquí todos somos engendros, no te creas tan afortunada porque papi te abrazó en público, hermanita- exclamó la chica sacudiéndose el polvo tras el ataque.

-¡Basta ambas! -exigió Freya con autoridad, pero solo logró que ambas mujeres voltearan a verla, incomodándola un poco.

-No sirves para mandar, tonta. Mejor vete a llorar a un rincón, no te metas en asuntos de familia.

-¡Que no somos familia, idiota! -volvió a gritar Enya, completamente enfurecida.

-¡Vamos Enya, yo te ayudaré a darle una lección a esa bastarda! -vociferó Asahi, la senshi del amor que no sabía hacerle honor a su nombre.

Las dos chicas se cuadraron frente a Nerea, que sonreía con cinismo, aunque con un poco de miedo en sus ojos.

-No sean abusivas, dos contra una no es justo—dijo Yune, mientras entraba con calma en la habitación-. Si vamos a hacer equipo, quiero estar con las hijas de la discordia, ¿Qué dices Mirai? ¿Te unes?

La joven de cabellos de ébano y destellos verdosos estaba tranquilamente de pie, mirando la escena desde lejos en completo silencio.

-Seriamos mayoría, y ahora sería nuestro abuso ¿No crees? -respondió un tanto burlona.

-¡Freya estará con nosotras! -dijo alegremente Asahi-. Así acabaremos con este problema de una vez por todas.

-¡Ay, ustedes siempre tan agresivas! -exclamó Haru, llevándose una mano al rostro. La chica, sin embargo, siguió su camino rumbo a los escalones del salón principal, donde se sentó fastidiada a contemplar la escena.

-¡Vamos! ¿No quieres unirte a nuestro bando? -preguntó Enya con el fuego reflejado en sus ojos.

-¿Y perderme de ver la pelea más absurda de la vida? No gracias—dijo la joven de ojos verdes, mientras se descolgaba la bolsa que traía siempre con ella, la misma donde había guardado el diario de su madre y el libro de cuentos.

-En todo caso, Haru debería estar con nosotras-chilló Nerea-. ¡Otra loca hija del caos!

-Digna hija del caos para ti, por favor. Además ¿Qué van a ganar matándose entre ustedes? Papi y mami no estarían felices—se burló con malicia.

-¿No te parece que eres la menos indicada para decir que pensarían nuestros padres? -objetó Freya con rabia-. Después de todo, fueron los tuyos quienes terminaron con los nuestros.

-Creí que ya habíamos dejado en claro eso, la ley del más fuerte es la que manda.

-Básicamente eso significa que, si todas peleamos contra ti, deberíamos derrotarte con facilidad- inquirió Mirai con la vista clavada en ella.

-Ciertamente cualquiera de ustedes podría terminar conmigo en un segundo, pero eso le quitaría lo divertido a todo, ¿No lo creen? Además, yo no soy el enemigo, sino ese par de malditos gatos y los arrastrados de los reyes. Con todo respeto para tu estúpido padre Mirai.

La chica del tiempo giró su rostro ofendida, dándole la espalda a la castaña.

-¡Pero vamos! ¿Por qué estaban peleando?

-Nerea se burló de Enya por cualquier tontería, nada nuevo.

-Sólo le dije la verdad, que mi madre era mucho más linda que la suya y con mejor carácter.

Enya encaminó una vez más, llena de rabia hacia la rubia, pero fue detenida por Freya, quién apenas podía con ella.

-Para no quererse como hermanas, se comportan como tales-resopló Haru-. En lugar de perder el tiempo peleando entre ustedes, deberíamos encontrar las cosas importantes que dejaron aquí escondidas.

-Ya lo tengo- Nerea sonrió pícaramente mientras sacaba de detrás de ella el espejo de Neptuno, molestando con su brillo a Enya y las demás inners en el proceso.

- Solo hace falta la espada de Urano y podremos continuar con los planes.

-Mientras Yune la busca, deberíamos poner a pelear a Diana y Chibiusa, sólo por diversión- comentó Asahí mientras removía su largo cabello para sujetarlo con un lazo-. A final de cuentas, a ellas les gusta ver esta clase de espectáculo.

-Guarden sus energías y sus malvadas ideas para cuando traigan aquí a esos cuatro, la reina podrá ser tonta, pero es muy poderosa. Además, ese par de malditos heraldos también tienen cartas bajo la manga.

-¿Y quién dices que ha ido por ellos? -preguntó Yune curiosa.

-Ares y Raeden, ¿Quién más?

CONTINUARÁ...

Pues bueno aquí otro capítulo más que espero que les guste. Estoy aprovechando que la inspiración viene a mi y que puedo sacar capítulos muy seguido, pero no se acostumbren jajaja.

Agradecimientos: Opalo, Minako, Lita Kino, Genesis, Valefer y aquellos invitados que han pasado y me han dejado sus reviews casi que en anonimato, espero que sigan la historia y obviamente como siempre, espero sus comentarios.

Aquí les dejo una guía porque me dicen que se confunden un poco con las chicas. Espero les sirva.

Amy + Zoycite= Freya. (Nombre de origen nórdico que hace alusión a la diosa de la fertilidad)

Mina + Kunzite= Asahí. (Nombre japonés que significa sol de la mañana) Aunque la niña esta medio loca.

Rei + Jadeite = Enya (Nombre escoces que significa pequeño fuego)

Makoto + Andrew = Haru (Nombre japonés que significa nacida en primavera, renacimiento del mundo)

Haruka + Kunzite = Yune (Nombre japonés que significa Poder) si ya sé que la sola idea es aberrante, me disculpo.

Michiru + Jadeite = Nerea (Nombre de origen griego que significa La que manda en el mar)

Setsuna + Darien = Mirai (Nombre de origen japonés que significa Futuro)

Bueno, espero que la lista las ayude a identificarlas mejor.

Gracias a todos, saludos.