¿Preparados para encontraros con un montón de personajes conocidos¿Estáis listos para leer un capítulo largísimo? Si no es así, podéis ir haciendo pausas XD
Espero que os llegue a gustar para que haya merecido la pena escribir todo esto. Muchísimas gracias por vuestros comentarios y sobre todo por leerme. Mil gracias!
Nota: El sólo nombrado una vez Tadashi Adachi es el actual capitán de la tercera división (En este fanfic).
Capítulo 7: Tres a favor
Himawari pegó su frente contra la superficie de la mesa en señal de desespero.
"Me voy a morir..." -sollozó, escurriéndose de la silla y haciéndose un ovillo bajo el escritorio.
"No exageres." -la riñó Ukitake, contemplándola desde el futón. - "Tampoco es para tanto."
Ambos se encontraban en la habitación del capitán de la división trece, situada en el cuartel de la misma. Ninguno de ellos había acudido a la ceremonia de graduación de la academia, teniendo como excusa una enfermedad, y en el caso de Himawari indisposición anímica... Que según muchos no era más que otro de sus típicos ataques de "cuentitis". Y como ninguno de estos capitanes se había presentado a aquel ineludible acto, sus subordinados también se encontraban ociosos en sus respectivos puestos, tomándose un apacible y bien merecido día de descanso.
"Sí es para tanto. ¡No sé que hacer! Y exactamente dentro de..." -la joven miró el reloj. - "... siete horas y media tengo que haber elegido un Teniente, o Yamamoto acabará asignándome a algún estirado de la familia Fong. ¡Y ya sabes que esos tipos no van conmigo!"
Ukitake esbozó una sonrisa tranquilizadora y se acercó a los labios una taza humeante de chocolate.
"Ayer lo tenías muy claro. ¿Por qué no eliges a Rangiku tal y como habías pensado? La chica se lo merece, y todos estarán de acuerdo con la decisión."
Hohoemi salió de debajo del escritorio gateando y observó al chico con sus inmensos ojos azules.
"Ya sabes porqué."
"¿Por lo que dijo Gin?"
Ella asintió.
"¿Desde cuando te importa lo que diga ese hombre?"
"Ya sabes lo que pienso de él, pero sé que siente algo por Matsumoto y no me pediría eso si no tuviera una buena razón. No puedo dejar de pensar en cómo me lo dijo... Tendrías que haber visto su cara Jyuushiro. Estaba preocupado. Como si supiera..."
"¿... Que le podría pasar algo malo en el caso de ser Teniente?" -concluyó él.
"Sí."
"¿Crees que Gin sabe algo¿Algo sobre ese supuesto asesinato?"
"No lo sé. Tal vez sólo tenga miedo creyendo que pueda volver a pasar. Como me ocurre a mí..."
"Rangiku no va a suicidarse."
Ahora la capitana clavó los ojos en los de Ukitake fulminándolo con la mirada.
"No fue un suicidio." - le aseguró muy seria.
Permanecieron unos minutos en silencio, y Himawari fue a acomodarse junto a Jyuushiro. Aquel hombre tenía la asombrosa habilidad de reconfortarla tan solo con su presencia. Apoyó la cabeza en su pecho y se dejó mecer por el compás de su respiración.
"Podríamos ir a los laboratorios de la doce, clonarte y hacer que vuelvas a ser mi teniente... Nos ahorraríamos mucho." -murmuró ella.
Ukitake dejó escapar una sonora carcajada.
"Tú y tus ideas... En primer lugar; los laboratorios están cerrados, en segundo; no se puede clonar a la gente, y por último; dudo mucho que te permitan tener una copia mía como teniente."
Hohoemi lo miró a disgusto.
"¿Y por qué siempre tienes que tener razón en todo?"
Él volvió a reír.
"Ya verás como encuentras a alguien, tienes a muchos oficiales a los que poder elegir." -ahora fue él el que miró la hora. - "Mmmm.. Te quedan siete horas y veintitrés minutos... ¿Qué piensas hacer?"
La chica dejó escapar un suspiro. Y después miró hacia el techo de la habitación.
"¡MÁNDAME UN TENIENTE!" -imploró a voz en grito. - "¡O al menos hazme una señal para que pueda ir a buscarle!"
Y justo en ese instante, aunque no se sabe si por acción divina o no, el teniente de la división trece; Shiba Kaien, abrió la puerta de un manotazo y se paró ante ellos acelerado y angustiado.
"¡CAPITÁN UKITAKE, CAPITANA HOHOEMI!"
"¿Qué es lo que ocurre?" -pregunto éste con suavidad.
"¡Acabo de recibir un mensaje de mi hermana¡Han aparecido unos extraños Hollows cerca del recinto de la escuela! Crearon una barrera y no hay forma de comunicarse con el resto de Capitanes y Tenientes. ¡Han asesinado a varios Shinigamis, incluido el guardián de la puerta Sur¡Mi hermana está muy mal herida y no sabe cuanto tiempo podrá retenerlos!"
"¿Qué?" -exclamó Hohoemi horrorizada, saltando del futón y cogiendo su zampakutou. - " ¿Qué han conseguido vencer a... Y a tu hermana... ¿Cuántos son?"
"Cuando me ha informado eran seis... Pero tal vez haya más..."
Ukitake también se puso en pie, preparándose para salir en su busca.
"¡Espera!" -lo detuvo Hohoemi. - "Aún no te has recuperado del todo, quédate mejor aquí. Ve al cuartel de mi división y prepara a mis subordinados por si necesitamos refuerzos... Malditos... ¿Y tan solo son seis?"
"Está bien." -comprendió el capitán. - "Shiba, reúne a todos los oficiales que se encuentren en este momento en la división y preparaos para salir. Obedeced a Hohoemi como si fuera yo mismo¿Entendido?"
El Shinigami asintió y salió rápidamente de la habitación.
"Tened cuidado." -le advirtió Ukitake a Himawari.
Esta sonrió, tendiéndole unos auriculares.
"Tranquilo, sabes que puedo con ellos." -le aseguró. - "¡Estaremos en contacto!"-se despidió, yendo tras el teniente.
-----------------------------------
Me di la vuelta y contemplé con horror la máscara de uno de esos extraños Hollows a pocos centímetros de mí. ¿Cómo podía haberse movido tan rápido?
"¿A dónde vas niño?" -rió con una voz chirriante.
Algo cortó el aire y el afilado filo de una espada brilló por unos instantes, antes de caer sobre mi. Lo pude esquivar a escasos milímetros de mi cuerpo, pero aquel endemoniado era persistente y asombrosamente rápido. Parecía casi invisible. Y...¿Desde cuando los Hollows tenían espadas?
"¡Agáchate pequeño!" -me gritó la mujer, sacándose algo que parecía una granada.
Al ver sus intenciones obedecí al instante y me lancé al suelo. El Hollow trató de huir pero el objeto impactó en él mucho antes de que lograra hacerlo y ambos salimos despedidos por los aires.
"¡Eso es¡Uno menos!" -aplaudió ella.
Caí en la otra punta de la calle con la garganta y el pecho sangrando de una forma alarmante, y el brazo en un extraño ángulo a causa de le explosión. Todo mi cuerpo me dolía horrores. Traté de gritar, pero el dolor me impedía hacerlo.
Los restos de aquel Hollow cayeron del cielo como si se tratara del premio de una cucaña, solo que esto eran trozos de carne y vísceras. Entonces me pregunté si eran ellos los causantes de la masacre o la mujer de los petardos.
"¿Estás bien, puedes oírme?" -me dijo uno de los shingamis que había acudido a mi lado. - " No te muevas. Tienes el brazo roto, pero voy a tratar de cerrarte las heridas."
Una luz me envolvió por completo y comencé a notar alivio.
"¿Qué está pasando?" -alcancé a preguntar apretando los dientes, al tiempo que me incorporaba algo desorientado.
"¡No te muevas¡Aún no estás curado!"
Pero lo ignoré y creé un guante de hielo entorno al brazo herido, a modo de armadura. Y en el otro esculpí una espada tal y como lo había hecho aquella vez cuando luché con aquella niña...
Ese shinigami también se quedó perplejo.
"Si están intentando atacar la academia hoy... No se los permitiré." -aseguré, abalanzándome sobre uno de ellos. Pero antes de que el cristal de hielo pudiera tocarle, desapareció y se materializó en otro lugar. - ¿Pero qué demonios..."
"¡Aléjate chico!" -me ordenó uno de los shinigamis, que estaban tratando de contener a uno con una barrera. ¿Qué hacían que no usaban sus zampakutous? - "No pintas nada aquí. Si te quedas más rato terminarán matándote. ¡Kyaaa!" -aulló cuando otro de los monstruos le sorprendió por la espalda, y lo partió en dos con una gigantesca hacha.
Eso que llevaban no eran armas normales... ¡Eran Zampakutous!"
"¡Mierda!" -protestó la mujer, al ver que junto al nuevo cadáver, la barrera de contención se venía a bajo. - "¡Maldito seas Kaien¿Qué coño estás haciendo?" -protestó, liberándose de dos Hollows que arremetían nuevamente contra ella.
"¡Libraos de ella de una vez!" -ordenó uno avanzando hacia allí. - "Es la única que puede con nosotros..."
Me acerqué a él con cautela y con una diestra estocada lo atravesé congelándolo por completo. Al retirarme se deshizo en varios pedazos relucientes.
Tanto la chica como sus atacantes se giraron hacia mi al ver lo que acababa de hacer, y no pudieron contener su asombro al ver mi peculiar espada.
"¿De qué casa eres pequeño? No sé de ningún noble con esa clase de poder." -me preguntó ella.
"¿Noble?"-repetí, situándome a su lado. - "Yo vengo del Rukongai. Pero no pienso quedarme de brazos cruzados."
"¿Del Rukongai?" -preguntó incrédula. Pero luego esbozó una sonrisa de oreja a oreja. - "¡Por supuesto que sí¡Demuestra que eres mejor que esos shinigamis sin zampakutous, pequeño!"
"¿Sin zampakutous?"
El grupo se había quedado atrás exhausto. Y contemplé cómo uno de ellos se agachaba a recoger la empuñadura de una espada entre los escombros. Solamente la empuñadura...
"Estos hollows no son normales." -comenzó a explicarme ella. - "Han absorbido los poderes de las hojas dejando las zampakutous inútiles y a partir de ahí se han hecho más fuertes. Por eso han conseguido sus propias segadoras y han debilitado tanto a esos idiotas."
Abrí los ojos de par en par espantado.
"Eso significa que estamos solos tú y yo..." -canturreó, como si aquello le pareciera todo un espectáculo la mar de divertido, a pesar de haber perdido el brazo... Yo estaba seguro de que también había perdido la cordura.
"¡Maldito mocoso!" -exclamó uno de los monstruos. - "¡Acabemos con los dos!"
Y dicho esto los tres hollows restantes se unificaron en un horrible ser, no de grandes dimensiones, pero sí terrorífico.
"Ahí viene..." -murmuró ella, creando en su mano una gran esfera reluciente, lista para recibir el ataque.
La imité y dejé fluir mi energía concentrándola en la espada de hielo.
Y entonces el hollow envistió con un ensordecedor bramido que hizo se me pusiera la carne de gallina.
Pero antes de que nos pudiera dar alcance...
El suelo que pisábamos se derritió bajo nuestros pies y comenzamos a hundirnos en él. Luego, se tornó de un color negruzco y se extendió por todo nuestro cuerpo aprisionándolo, nos estaba matando lentamente como el mortal abrazo de una serpiente.
El hielo de mi espada comenzó a resquebrajarse, y escuché crujir mis huesos rompiéndose aún más de lo que ya estaban ... Creía que iba a asfixiarme cuando noté que me liberaba de aquella sensación y volvía a respirar...
"Disculpa... No quería hacerte daño..."
Aquel barro negruzco se retiró de mi cuerpo, y entonces distinguí a una shinigami de baja estatura, que tenía completamente atrapado al hollow en aquella prisión creada por su propia zampakutou, clavada en el suelo. La reconocí al instante. Se trataba de la capitana que me ayudó el primer día que llegué al Rukongai...
"¡NO HAGA ESO!" -le espeté de golpe, averiguando lo que iba a ocurrir. - "¡DESHAGA EL SHIKAI!"
Detrás de mí apareció otro gran grupo de shinigamis, ayudando a los heridos y otros desenfundando sus espadas, con la intención de atacar si era necesario. Una chica de media melena azabache, me cogió por la cintura apartándome del lugar.
"¡Déjame en paz!" -le grité, tratando de soltarme. - "¡Si usáis vuestras zampakutous contra él será mucho peor!"
"¿Pero de qué hablas, niño¡Es un capitán! Puede vencerle perfectamente..."
Sin embargo, en aquel instante la capitana dejó escapar un alarido y cayó de rodillas. Tal y como había temido, el Hollow estaba apoderándose de toda la fuerza de aquel Shikai e iba volviéndose cada vez más y más poderoso.
"Mierda..." -maldijo ella, al ver que no podía soltar su segadora y se encontraba totalmente fuera de control. - "¡Maldita sea Khemi¡Hazme caso de una vez!" -escupió casi a punto de perder el conocimiento.
"La Virgen..." -pudo decir el joven que se encontraba junto a ella, al ver en qué se estaba transformando su oponente. - "¿Pero qué coño es esa cosa?"
"¡Imbécil!" -le soltó entonces la mujer manca, propinándole un puntapié en el trasero. - "¡Hermano estúpido! Desde que te convertiste en shinigami no vales para nada... Acabáis de concederle a ese bicho el rango de un teniente por lo menos." -bufó enfurecida, lanzándole una última mirada a la capitana tendida en el suelo.
"¿Ha dicho el rango de un teniente?" -alcanzó a preguntar la chica que me sostenía temblorosa.
Esta vez sí pude soltarme.
"¡Espera!" -me llamó ella tratando de volver a detenerme. - "¡No te acerques a él¡Es demasiado peligroso!"
Pero esta vez no pudo retenerme.
Sabía perfectamente lo que tenía que hacer...
"¡HYOURINMARU!" -lo llamé desesperado, volviendo a crear otra espada de hielo pegada a mi brazo. Entonces el cielo se estremeció como amenazando tormenta, y se abrió en él un gigantesco anillo circular acuoso que fue congelándose poco a poco hasta que aquel dragón tomó forma.
Sonreí feliz al verlo de nuevo, y me giré hacia aquella endemoniada bestia que aún se encontraba aspirando el fango negruzco.
"¡A por él!" -le ordené, corriendo hacia aquel Hollow con mi peculiar arma en posición de ataque. Aquel ser no se inmutó creyéndome incapaz de hacerle más que un leve rasguño, no obstante, detrás de mí cortando el aire se encontraba Hyourinmaru. Y cuando atravesé a aquella cosa con la hoja helada, el dragón hizo exactamente lo mismo, y tras unos instantes, el Hollow se desintegró en el ambiente.
Lo había conseguido.
No sé de dónde saqué las fuerzas para sonreír, pero lo hice.
Tanto la capitana, como el resto de los shinigamis me miraban estupefactos.
En ese momento, vi como Hyorinmaru desaparecía y sin poder tenerme en pie por más tiempo, a causa de las heridas, perdí el conocimiento.
-----------------------------------
"... por eso esperaba con la carita empapada que llegaras con rosas..."
El alivio que sentía al notar esas caricias en mi pelo, se fue esfumando a medida que escuchaba esa voz aflautada...
"Momo, deja de cantar. Me duele la cabeza." -protesté, aún con los ojos cerrados y queriendo volver a dormir. Pero entonces recordé que ella no podía estar en casa y parpadeé un par de veces intentando acostumbrarme a aquella luz artificial.
"Ya te has despertado. ¿Te encuentras mejor?" -me preguntó la joven sentada a mi lado, casi en un susurró. - "No quería herirte, pero últimamente Khemi está más agresivo de lo habitual. Lamento mucho que estés así por mi culpa."
Me la quedé mirando unos instantes. Se trataba de aquella capitana. Y ahora se encontraba allí conmigo, jugueteando con unos mechones de mi pelo, sin alejar de su rostro una amplia sonrisa.
Entonces recordé todo lo que había pasado, y me di cuenta de que me encontraba en la cama de lo que parecía un hospital, vestido con un extraño yukata blanco y con todo mi cuerpo cubierto de vendajes. De no haber sido porque tenía la cara al descubierto, habría parecido una auténtica momia.
"Un chico resistente."-sonrió, al ver que había reparado en todas aquellas vendas. - "Pocas personas que han sido abrazadas por mi zampakutou han conseguido contarlo."
Leí la hora en el reloj de enfrente: Las cuatro y treinta y tres minutos de la tarde. Acordándome de Hinamori, me incorporé de golpe y traté de ponerme en pie, ignorado mis huesos fracturados.
"¡La ceremonia de graduación!" -exclamé. Pero aquella chica, me empujó el pecho con suavidad e hizo que cayera de nuevo sobre la cama.
"¿A dónde vas tan rápido? Todavía puedes dormir media hora más si lo deseas. Vamos bien de tiempo."
"¿Bien de tiempo?" -le pregunté espantado, sin comprender. - "¡Pero las graduaciones han debido de terminar hace rato!"
Me miró curiosa.
"Sí, es cierto. ¿Tenías que graduarte hoy?" -preguntó estupefacta. - "¿Entonces porqué no tienes zampakutou¿Y porqué no he sabido de tu existencia hasta ahora?" -inquirió en voz alta.
"No... Yo no..."
"¿Tu no¿Tu no, qué?"
"Yo no estudio en esa escuela. Pero una amiga se graduaba hoy..." -le dije perdido en mis pensamientos. - "... y no he podido ir a verla."
"Comprendo." -sentenció entonces, estudiándome como si fuera un espécimen rarísimo, apoyando su cabeza sobre la palma de la mano.
Comencé a sentirme algo incómodo. Estaba en una cama que no era la mía y con una capitana mirándome fijamente.
"¿Dónde estoy?"
"En cuidados intensivos, de la división cuatro." -contestó, sin quitarme el ojo de encima.
"¿Eso está en el Seireitai?"
Hizo un gesto afirmativo con la cabeza.
"Entonces podré ver a Momo y explicarle..." -murmuré en voz alta, sin darme cuenta.
"Me temo que todavía no." -me cortó ella. - "En cuanto sepamos tu nombre les notificaremos de inmediato a tu familia del Rukongai que ahora estás bajo nuestra protección."
La observé por unos instantes antes de contestar.
"Me llamo Hitsugaya Toushiro y... No tengo familia... Allí."-confesé cabizbajo.
"¡Ah¡Entonces perfecto!" -exclamó contentísima. - "Me alegro mucho de conocerte, Hitsugaya-chan. Yo soy Hohoemi Himawari, capitana del grupo diez. Deberás dirigirte a mí como Capitana única y exclusivamente, y cada vez que te pregunte deberás contestar: Sí mi capitán. ¿Entendido?"-informó autoritaria y casi con mal genio.
"Sí... Mi capitán..."-susurré algo asustado.
Y entonces ella estalló a carcajadas y me dio un suave codazo en las costillas. Por un momento vi las estrellas...
"¡Pero si era broma, tonto!" -me espetó, para después seguir riéndose sola un buen rato.
Odiaba que me tomaran el pelo de aquella manera, pero por mi propia seguridad permanecí callado con cara de disgusto. Finalmente Himawari dejó de reír, y se secó unas últimas lagrimillas que se escapaban de sus ojos.
"Creo que nos llevaremos bien, Hitsugaya-chan." -dijo, incorporándose de golpe y encaminándose a la puerta de la habitación. Pensé que se iba a ir, pero al abrirla, aparecieron en el umbral de la misma un grupo de shinigamis. ¿Cómo había podido adivinar que estaban allí si aún no les había dado tiempo de llamar? Y fue al hacerlos pasar, cuando me di cuenta de los distintos tipos de reiatsu que emitían. Al parecer, todos eran bastante poderosos.
Conocí a dos de ellos: el primero se llamaba Jyuushiro y aunque años atrás lo había visto como un teniente acompañando a Himawari, ahora llevaba el típico haori de los capitanes. Tras suyo, estaba el joven hermano de la mujer manca; Kaien. Los siguientes en entrar fueron un hombre de aspecto dejado y pintoresco. Adiviné que se trataba de un capitán, puesto que llevaba el haori del uniforme por debajo de uno rosa florido, y finalmente cerrando el grupo...
Ambos nos reconocimos nada más vernos, pero ella fue la primera en hablar:
"¡Ah¡Pero si eres aquel niño!"
Los shinigamis restantes se quedaron mirando a la chica de las gafas cuadradas.
"Vaya... ¿Así que ya lo habías visto antes, Nanao-chan?" -inquirió el capitán estrafalario. Acercándose a echarme una ojeada. - "HhMmmm... ¿Seguro que no es algún hijo que me habéis estado ocultando hasta ahora? Tiene tu mismo color de pelo... Y esos no son tus ojos, Himawari?" -le preguntó a Jyuushiro y a la capitana.
"¡No digas bobadas!" -replicó Hohoemi, con la intención de pegarle una patada en el estómago.
"Este chico se presentó hace años a las pruebas de la academia espiritual, hizo una práctica sorprendente..." -comenzó a explicar la otra chica. -"El viejo Tatsuo estaba convencido de que estábamos ante uno de esos genios que aparecen una vez cada cien años... Además de que es capaz de elaborar un Shikai sin necesidad de canalizarlo..."
"¿Qué?" -pregunté sin enterarme de nada. Sabía lo que era el Shikai porque lo había estudiado en los libros de Hinamori, pero aquello de canalizarlo se quedaba fuera de mi alcance. Y... ¿Me habían llamado genio?
"Así que tú sabías lo del Shikai..." -murmuró el chico de pelo corto pensativo.
"¿Y cómo es que no lo admitisteis en la academia?" -exclamó Himawari horrorizada, dirigiéndose a la teniente de gafas. - "¡Me acaba de decir que no estudia allí¡Que está en el Rukongai!"
Nanao agachó la cabeza.
"Verás... Resulta que aquel día tuvimos un percance. Él..." -explicó señalándome. - "Luchó contra la teniente Kusajishi y estuvo apunto de derrotarla con aquel Shikai de hielo, pero... Apareció el Capitán Kempachi."
"No sé porqué no me sorprende." -masculló la capitana de la diez. - "Ese estúpido celoso. Supongo que le prohibiría entrar porque siendo un niño, casi vence a su teniente, y por si fuera poco es capaz de dominar su Shikai, cuando él no tiene ni zorra idea de cómo se llama su zampakutou."
"Himawari-chan... No te emociones tanto, eso ya es agua pasada." -la intentó tranquilizar el capitán de rara vestimenta, bajándose un poco más su sombrero hasta que casi le llegó a tocar la nariz.
"¿Estáis hablando de mi?" -les sobresalté de pronto. Parecían haberse olvidado de que me encontraba en la habitación con ellos. - "¿Y que es eso que decís del Shikai¡Yo no soy shinigami¡No puedo tener shikai!"
Todos ellos se me quedaron mirando sonrientes.
"Uno no necesita graduarse en la academia ni llevar uniforme para ser shinigami, Hitsugaya-chan." -me dijo Himawari. - "No es lo común, pero tampoco lo es que alguien controle su shikai sin canalizarlo en una zampakutou."
"La zampakutou, tan sólo es un instrumento de apoyo para canalizar energía espiritual y moldearla a tu antojo. Muchos shinigamis las usamos para la lucha, pero también hay quien la usa para magia, curación..."-continuó Jyuushiro.
"Normalmente una persona tarda varios años en poder aprender a moldear su reiatsu, y siempre lo hace con la ayuda de un instrumento canalizador: La zampakutou, una extensión de tu alma." -prosiguió, el teniente.
"Pero tu no has necesitado nada de eso. Has conseguido tu shikai canalizando tu poder a través de un instrumento creado por ti mismo, que a su vez deriva de tu propia energía espiritual. Y eso no deja de ser sorprendente." -concluyó Nanao.
"Felicidades, chico." -me dijo por último el otro capitán, poniendo una mano sobre mi hombro. - "Ahora solo te falta pasar el resto de las pruebas para que el viejo Yama te permita tener tu propia zampakutou... Mmmhh.. Me preguntó qué serás capaz de hacer con ella. ¿Creéis que podrá alcanzar ya el Bankai?"-les preguntó al resto.
Abrí los ojos como platos. Todavía me daba vueltas la cabeza, y con toda aquella información soltada de golpe conseguiría hacerla estallar.
Trague saliva e inspiré profundamente. Luego levanté la cabeza para mirarles a todos y cada uno de ellos.
"¿Eso significa que vais a hacerme pasar unas pruebas para ver si puedo ser shinigami?"
Los cinco intercambiaron cómplices miradas.
"Parece que lo vas pillando, pequeño. Pero dos capitanes y tres tenientes sobran para nombrar a alguien shinigami." -sonrió Kaien. - "Las pruebas... Son para otra cosa..."
-----------------------------------
El uniforme que me habían prestado me quedaba grande. No obstante me habían obligado a vestirme como un shinigami para ir a aquella reunión.
Por lo que había entendido, las reuniones de capitanes, tenientes y oficiales eran pura rutina en las trece divisiones. Sin embargo, lo que no llegaba a comprender era porqué aquel grupo de capitanes y tenientes quería que les acompañara.
"Habrá que presentarte como es debido." -me había dicho el capitán Shunsui. Pero... ¿Por qué no podían esperar hasta mañana o por lo menos a que terminara de recuperarme? Los varios enfermeros que me habían visitado, insistían en que debía permanecer en reposo absoluto.
"Por aquí, Hitsugaya-chan" -me indicó Hohoemi que caminaba con paso ligero por delante de mí. Apreté fuertemente los dientes tratando de contener el dolor que se hacía más intenso con cada paso que daba. No protesté y me limité a seguirla.
Doblamos la siguiente esquina y aparecimos frente la puerta de la división diez. Allí esperando se encontraban un reducido grupo de cuatro shinigamis, que al ver aparecer a su capitana la saludaron con una reverencia. Luego se me quedaron mirando intrigados. Pero ninguno se atrevió a preguntar nada.
"¿Dónde está Matsumoto?" -inquirió entonces Himawari, viendo que le faltaba un oficial.
"Todavía está terminando de vestirse capitana." -habló una chica que le daba un aire a Hinamori. Al recordarla sentí unas cuantas mariposas revoloteando en mi estómago. Ahora que los dos íbamos a ser shinigamis, nos podríamos seguir viendo... Pero todo había ocurrido tan rápido... Y ella aún no sabía nada. ¿Qué pensaría de mi cuando se enterara¿Estaría también en la reunión?
Ante la contestación de la chica, Hohoemi puso los ojos en blanco en señal de desespero y abriendo la puerta de una patada, gritó el nombre de aquella mujer desde la entrada del cuartel.
"¡TERCERA OFICIAL DE LA DÉCIMA DIVISIÓN MATSUMOTO RANGIKU, HAGA EL FAVOR DE SALIR A LA DE YA, O VOLVEREMOS A LLEGAR TARDE!"
La susodicha no tardó en aparecer terminando de cepillarse su larga melena dorada y colocándose bien los pechos que se averiguaban tras el marcado escote de su uniforme. Era una mujer de increíble belleza, que me recordó a la diosa Afrodita de la mitología griega.
Exhaló un leve suspiro antes de encontrase con los ojos de su capitana.
"Ya estoy..." -anunció de mala gana. - "No hace falta que se ponga de tan mal humor."
"No me pongo de mal humor." -le replicó ella. - "Lo que pasa es que a veces consigues sacar de quicio a cualquiera."
Rangiku se echó hacia atrás unos mechones que le caían por los hombros y luego reparó en mi presencia.
"¿Y ese niño?" -preguntó en voz alta.
"Un nuevo miembro de nuestra división: Hitsugaya Toushiro. Así que tratadle como es debido." -contestó sin darle importancia. - "Bien, ahora todos en formación." -les ordenó. Los cinco Shinigamis se colocaron en fila de a uno. - "Hitsugaya-chan, tu a mi lado."
Obedecí y comenzamos a seguir a la capitana. Pero Matsumoto que se encontraba tras nosotros se paró en seco.
"Disculpe capitana, pero ese niño... Quiero decir... Toushiro, no debería ir con los demás novatos¡Están de fiesta! Además, esta reunión tan solo es para..."
"Rangiku-chan..." -la cortó entonces Hohoemi. - "... ya hemos perdido suficiente tiempo esperándote." -le dijo con frialdad. - "Hitsugaya-chan, no le hagas caso y sígueme."
Asentí, sintiendo la fulminante mirada de Matsumoto clavada en mi nuca y seguimos en silencio por aquellos pasillos escuchando tan solo nuestras pisadas sobre la madera. Finalmente nos detuvimos ante unas gigantescas puertas que se abrieron solas al percibir nuestra presencia. Allí estaba la sala de reuniones de la primera división.
En aquel lugar ya reunidos, se encontraban el resto de capitanes de las trece divisiones, en rigurosa formación. Cada uno con sus respectivos tenientes y cinco oficiales a su cargo. Frente a todos los grupos presidiendo la reunión, estaba un anciano sentado en un extraño trono. De todos los presentes fui capaz de conocer a algunos de ellos, incluido el feroz hombre de la división once con su segunda capitana.
"¡YUKI-CHAN!" -exclamó la niña al verme entrar junto a Himawari. Su capitán pareció sorprenderse pero no dijo nada. Al igual que hicieron todos los demás.
Nos colocamos en silencio en un espacio que habían dejado libre para nuestro grupo, y aguardamos a que comenzara la asamblea. Aunque nadie parecía mirarme, sabía que casi todos los ojos de la sala estaban puestos en mí. Comencé a ponerme nervioso y Hohoemi debió notarlo, porque apoyó una mano sobre mi hombro y me dirigió una amplia sonrisa tranquilizadora.
El viejo capitán se incorporó y comenzó a pasearse por el pasillo que habíamos creado los trece grupos al situarnos. Al pasar junto al nuestro me lanzó una extraña mirada.
"Bien, ahora que ya estamos todos podemos dar comienzo a la reunión del día de hoy." -habló con voz áspera y firme. - "Tras las pérdidas de esta semana y en el repentino ataque de hace unas horas, he de obligarles a reclutar nuevo personal para completar todos los puestos de los trece escuadrones." -prosiguió. - "Los capitanes Tadashi Adachi, Aizen Sousuke y Kaname Tousen, de la tercera, quinta y novena división; cuentan desde este mismo medio día con nuevos shinigamis recién graduados, así que si no deseáis hacer ningún cambio más, vuestra división queda completa."
Los tres inclinaron la cabeza, indicando que no tenían nada que objetar.
Reparé en el mencionado por Hinamori en muchas ocasiones: Aizen Sousuke, su actual capitán. Un hombre de benévolo rostro rebosante de paz y tranquilidad. No me extrañó que la chica lo idolatrara de aquella forma.
"Perfecto. Entonces vayamos al verdadero motivo de la asamblea: los ascensos y nombramientos de nuevos oficiales y tenientes de la décima y duodécima división..."
El temible capitán de la once que se encontraba con todo su personal justo enfrente de nosotros, alzo la mano interrumpiendo al anciano.
"¿Qué es lo que ocurre Capitán Zaraki Kempachi?"
"Yo también quiero hacer cambios Yamamoto..."
"Hmmmm..." -gruñó el viejo. - "Está bien, da igual aunque no lo hagamos de forma ordenada. ¿Qué cambios son esos Kempachi? Creía que su división no tenía ningún problema."
El hombre se cruzó de brazos abrumado por aquel comentario.
"Quisiera ascender a mi tercer oficial..."
"¿A mi?" -dijo entonces un shinigami poniéndose en pie emocionado.
Abrí los ojos de par en par al darme cuenta de quién era. Se trataba de aquel narcisista que me había enviado a la sociedad de almas. ¿Era oficial? Torcí el morro disgustado, al cerciorarme que había mucha gente rara en aquella división.
"Sí..." -suspiró el capitán de mala gana. - "considéralo un regalo de cumpleaños."
Una gota resbaló por mi frente. ¿Así repartían los cargos? No me extrañaba la incompetencia de algunos shinigamis...
"¡Ah¡Que ilusión me ha hecho capitán!" -lloró aquel joven rebosante de felicidad. - "¡Es usted el mejor capitán del mundo!"
"Sí bueno... Pues eso, a partir de hoy eres mi cuarto..."
"¿CUARTO?" -exclamó horrorizado el oficial. - "Eso significa que sería el segundo oficial, inmediatamente después de Ikkaku... pero... Es un número par..."
"Ya sé que es un número par..."
Ahora el shinigami se arrastró patéticamente de rodillas y agarró el haori del capitán suplicante.
"Por favor capitán, devuélvame mi puesto... ¡Odio los números pares¡Son horribles¡Tienen tan poco estilo!"
Himawari se mordió el labio aguantándose la risa, y miró a Jyuushiro que también hacia esfuerzos para no soltar una carcajada.
"Esta bien..." -rezongó el capitán de la once. - "No he dicho nada. Conservas tu puesto."
"¡NYAAA¡Muchísimas gracias capitán¡Es el mejor regalo de cumpleaños que me han hecho nunca!" -sonrió el shinigami volviendo a su sitio. Luego se dirigió al chico calvo que tenía a su lado. - "¿Has visto Ikkaku-kun? Soy el quinto por debajo del Capitán!"
"Qué novedad..." -resopló poniendo los ojos en blanco.
Definitivamente, los miembros de la división once eran bastante peculiares.
"Realmente tiene usted una curiosa forma de ascender a sus oficiales, Kempachi." -le dijo el anciano. - "Si eso era todo lo que querías, le preguntaré al capitán Kurotsuchi si ha elegido ya un teniente."
"Por supuesto." -respondió el hombre situado a nuestra derecha. Si yo creía que Shunsui tenía un aspecto bastante pintoresco, el encargado del grupo doce le superaba con creces. - "Quiero presentarles a mi hija; Nemu."
Una joven shinigami de aspecto frágil y melancólico avanzó hasta el comandante.
"¿Y desde cuando tienes una hija, Mayuri?" -le espetó Zaraki. - "Yo creía que tú no hacías de esas cosas..."
Los oficiales de la once corearon el comentario con algunas risas.
"No hables de lo que no entiendes, capitán Zaraki Kempachi. Nemu está fabricada con mis propias manos, y es el resultado de varios años de trabajo. Un ser magnífico que por fin está terminado... Y ya que es una obra que me pertenece exclusivamente a mí puedo tomarme la libertad de llamarla hija¿O no?"
"Lamento interrumpirle, Mayuri-san." -habló la capitana de la división cuatro. - "Pero me parece poco ético nombrar a uno de sus experimentos teniente de un escuadrón. Puede que alcance las expectativas, pero me parece algo tan poco humano como macabro."
Al decir esto un gran revuelo se levantó en la sala, y todos comenzaron a discutir sin ton ni son.
"¡SILENCIO!" - bramó Yamamoto. - "Todos sabemos cuál es la nueva ley para el nombramiento de un teniente, se necesita al menos que tres capitanes exceptuando el propio de la división, estén a favor de este nombramiento. Si se aprueba la moción, el nuevo teniente tan solo deberá someterse a las pruebas de reconocimiento."-explicó. - "Veamos, votos a favor del cargo como teniente de Kurotsuchi Nemu."-pidió.
"A favor." -informó una mujer de baja estatura, situada al fondo de la sala.
"Gracias Soi Fong." -le dijo Mayuri.
"Yo también estoy a favor." -anunció el capitán de la tres.
"¿Alguien más?" -inquirió Yamamoto.
Himawari dejó escapar un largo suspiro y luego levantó la mano. Varias personas de la sala se la quedaron mirando incrédulos.
"A favor." -concluyó Hohoemi.
"Eso ha sido sin duda algo que no nos esperábamos, capitana." -murmuró la encargada de la cuatro, haciendo ver que la había defraudado.
"Felicidades Kurotsuchi Nemu, nueva teniente de la duodécima división." -la felicitó el comandante, ignorando lo demás. La chica hizo una reverencia agradecida sin articular palabra. – "Y ahora prosigamos, Capitana Hohoemi Himawari ha encontrado ya alguien que ocupe el puesto de sub-capitán?"
"Sí, Yamamoto-san." -respondió la chica.
Matsumoto se alisó su uniforme, mostrando su nerviosismo.
Así que te ha elegido a ti... Pensé, sin dejar de mirarla.
Pero justamente en ese momento, la mano de Himawari volvió a caer sobre mi hombro.
"Les presento a Hitsugaya Toushiro."
El corazón se me disparó latiendo a toda velocidad, paralizando al mismo tiempo el resto de mi cuerpo. Y si la sala se había agitado anteriormente con la nominación de la joven Nemu, esta vez el alboroto se multiplicó.
"¿Qué?" -exclamó Matsumoto horrorizada. -"¿Qué es lo que ha dicho?"
"¡SILENCIO!" -volvió a callarlos Yamamoto. Esta vez les costó mucho más tiempo reaccionar y serenarse. - "Hohoemi-san, como habrá notado cuando ha entrado en la sala, no sabemos quién ese niño. Aunque vaya vestido como un shinigami, no lo he visto en mi vida y al parecer no posee zampakutou." -la reprimió el viejo. - "Espero que tenga una buena razón para haber dicho eso."
"Desde luego," -comenzó ella, tomándome por los hombros y haciéndome avanzar hacia el centro de la estancia, hasta que acabamos justo frente al comandante. Bajé la cara avergonzado... Himawari se había vuelto loca. - "El joven Hitsugaya es el que ha acabado con los Hollows esta mañana... Usando un perfecto shikai sin canalizar. Ni siquiera ha tenido que invocarlo. Es un genio."
Se empezó a escuchar el murmullo de comentarios dichos por lo bajo.
El anciano me tomó por la barbilla obligándome a que lo mirara a los ojos.
"¿Es eso cierto¿Has conseguido liberar tu shikai sin necesidad de zampakutou?" -me preguntó muy serio.
"...Sí." -contesté inseguro pero sincero. Estaba aterrorizado.
"Muéstranoslo."-me ordenó, con tono autoritario.
Tragué saliva y miré a la capitana Hohoemi asustado. Pero ella asintió con una sonrisa.
Al parecer no me quedaba más remedio, así que concentré toda mi energía espiritual y en silencio llamé a Hyorinmaru. Y tal y como había hecho esa mañana, abrió un anillo tormentoso en el cielo y descendió de las alturas en forma de dragón de hielo.
"¡Magnífico!"
"¡Sorprendente!"
Comenzó a escucharse. Todos los allí presentes contemplaban a Hyorinmaru maravillados.
"Ya veo Hohoemi..." -murmuró Yamamato. - "Desde luego el chico promete. Aunque he de decirle que me parece algo precipitada la idea de nombrarlo teniente. Le sugiero que vayan a forjar su zampakutou y lo nombre oficial..."
Yo abrí los ojos de par en par. No podía creer nada de lo que estaba pasando. Todo era tan descabellado y absurdo. ¿Qué era lo que veían de impresionante en Hyorinmaru? Podría ser un Shikai sin canalizar como me habían explicado... Pero de ahí a llamarme genio e intentar nombrarme Teniente u Oficial...
Himawari negó con la cabeza.
"Lo quiero como mi segundo."
El comandante dejó escapar un soplido y entonces se dirigió al resto:
"Votos a favor?" -pidió de nuevo.
Tanto Ukitake como Shunsui, levantaron las manos conformes. Pero tras un rato de espera, nadie más lo hizo.
"¿Nadie más?" -preguntó Yamamato.
Hohoemi miró suplicante a Mayuri esperando que le devolviera el favor. Pero el capitán giró la cabeza para no tener que mirarme.
"No piense que voy a aceptar a otro niñato más en las reuniones. Bastante tengo con la mocosa de Zaraki."
La capitana de la diez apretó los puños furiosa y miró al resto de los capitanes:
"¡Unohana!" -le pidió a la encargada de la cuatro. Pero esta también desvió su mirada.
"Aizen..." -se giró entonces para mirar al hombre de gafas y anchas espaldas.
"No tengo nada en contra de ese niño, Himawari-chan... Pero es demasiado joven. El título de teniente es muy peligroso... Como usted sabe, los tenientes mueren." -le dijo con seriedad.
Unohana asintió conforme con esta explicación.
"Es solo un niño. Debería darle vergüenza Hohoemi-san proponerlo como su segundo. Por muy impresionante que sea, la idea sigue siendo descabellada." –comentó un joven capitán de piel oscura.
Hohoemi bajó la vista al suelo, y yo la contemplé sintiéndome un completo idiota. Alguien completamente inútil.
"¿Nadie más?" -preguntó el comandante. - "Entonces sintiéndolo mucho...
"¡Qué cojones¡A favor!" -se escuchó de golpe.
Tanto Himawari como yo nos giramos sorprendidos.
"¿Pero es que estáis ciegos o qué!" -preguntó a voz en grito. - "Perdona si eso te ha ofendido Tousen..." -se corrigió. - "¡Esperaba que estuvierais a favor más de uno para tener que ahorrarme esta deshonra!"-les espetó al resto de capitanes. – "¡Vergüenza me da a mi tener que soportar vuestros caretos todos los días del año!"
La capitana de la diez corrió hacia él y se le colgó del cuello abrazándolo con fuerza.
"¡GRACIAS¡Muchas gracias!" -le repitió emocionada. - "¡Gracias¡Gracias¡Gracias!"
"No me las des, maldita sea..." -rezongó él.
"¡Viva¡Ken-chan ha adoptado a Yuki-chan!"-lo vitoreó la niñita de pelo rosáceo.
"En ese caso, se acepta el nombramiento de Hitsugaya Toushiro como Teniente de la décima división." –concluyó el comandante. – "Felicidades, hijo. Y bienvenido seas a nuestra comunidad." – Me sonrió aquel anciano, posando su mano sobre mi cabeza. Luego se dirigió de nuevo al resto: -"Capitanes y Tenientes de las trece divisiones, os propongo un intermedio de un cuarto de hora para luego continuar con el procedimiento habitual. El resto puede retirarse e ir disfrutando de la fiesta. Gracias por haber venido."
Los oficiales hicieron una reverencia al viejo Yamamato y muchos corrieron a felicitarme, revolverme el pelo y la ropa.
"¡Felicidades Hitsugaya Fukutaicho!" –me dijo aquella chica que se parecía a Hinamori. – "¡Espero verle dentro de un rato en la fiesta de novatos! Ahí estarán los nuevos shinigamis que se graduaban hoy." –informó feliz.
"¿Los que se graduaban hoy?" –le pregunté, todavía demasiado aturdido. Mi cerebro estaba apunto de explotar.
Momo estará allí… Podré verla y… ¿Qué voy a hacer¿Qué le diré cuando se entere de que soy shinigami? No… Cuando se entere que soy… Teniente.
"¿Se encuentra bien Hitsugaya Fukutaicho?" –insistió la chica. – "¡Iré a preparar algo rico para celebrar su ascenso! O… Llegada al Seireitai." –sonrió con timidez.
"Sabía que lo conseguirías chico." –me espetó Kaien, dándome unas fuertes palmadas en la espalda. – "Pero aún te queda bastante para llegar ser un Teniente tan experimentado como yo."
"¡Deja de echarte flores!" –rió una hermosa mujer tras suyo, dándole un beso en la mejilla. – "¡Voy tirando para la fiesta!" –canturreó, marchando con el resto de oficiales.
"¡No bebas mucho!"
Sonreí a aquellas personas y me despedí de ellos con la mano.
Entonces noté una desagradable presencia detrás de mí y me giré lentamente. Matsumo Rangiku, se encontraba allí de pié con los brazos cruzados fulminándome con la mirada.
"Felicidades… Hitsugaya Fukutaicho." –me dijo en un tono igualmente frío como burlón. – "Espero que le siente bien su nuevo cargo… y que no muera tan pronto como lo hizo su predecesor. Sería una auténtica lástima."
"Matsumoto…" –la llamó entonces Hohoemi. – "Espero que no me guardes rencor…"
Las dos chicas intercambiaron severas miradas. Hasta que la rubia se dio por vencida, y lanzándome un último vistazo se despidió diciendo:
"No creo que me necesiten… pero si lo hacen estaré ahogada dentro de una botella de sake." –murmuró. –"Nos vemos luego en la fiesta, Capitana Himawari… Teniente." –añadió, recalcando la última palabra.
Y tras una reverencia. Se retiró de la habitación.
To be continued…
Fin de este capítulo tan sumamente largo¿Os ha gustado? Si el final está mal, es porque lo escribí un poco con prisa ya que quiero irme de una vez a la fiesta de novatos! Fiesta! Fiesta! XD
Como habéis podido comprobar sí era Shiba Kukkaku el personaje misterioso del capítulo anterior. ¿Cuál es el de este? Hummm… Esa chica que ha cogido a Hitsugaya en la pelea del principio… Sí, la de la media melena azabache… ¿Quién podrá ser? XD ¿Alguna idea de cómo se llama? (Joer, esta vez es facilísimo).
Me despido de vosotros con…
LA PREVIEW SOLO APTA PARA FRIKIS! CONTENIDO +16 XD
Moooooohhhh (sonido del Titanic)
Matsumoto: Ohhh, Taicho… que cruel eres conmigo arrebatándome de esa forma mi destino… (dramatiza mucho). Ahora me tiraré por la culata de este barco y pondré fin a mi existencia…
(La tía se prepara para saltar)
Voz por detrás (Gin)¡No lo hagas¡Si lo haces tendré que tirarme a…
Matsumoto¿Quéeeee¿Tirarte a quién¿A quién te estás tirando?
(La chica se acerca con rayos rojos saliéndole por los ojos. Mirada hiperdestructora) - Sí, con la cruz Quincy incluida.
Gin: Noooo! No es lo que piensas. Era al agua… ¡Al agua¿No ves que me estaba desnudando ya por eso? (Se protege)
Matsumoto: Y encima desnudándote ya, eh¡Ven aquí que te voy a hacer hombre! BWUAJAJAJAJA!
Hitsugaya: Naleeh, a ti se te va mucho la pinza por las noches, no?
Naleeh¿Tu crees? (Pues va a ser que tiene razón…)
REVIEW PLIS
