Hola a todos!

Siento mucho haber tardado en subir este capítulo, pero por algunos problemas personales no he tenido ánimo de ponerme a escribir. En compensación, os dejo con un capítulo bastante largo en el que Hitsugaya y Matsumoto son los protagonistas.

Muchísimas gracias como siempre a todas aquellas personas que se leen la historia y me dejan comentarios.

Espero que os guste y... ¡Review!

Aviso: Si encuentras nombres que no te suenan de nada, revisa los capítulos anteriores para saber a quién me refiero. Probablemente, serán personajes inventados por mí.


Capítulo 9: Todos los gatos tienen sonrisa

"Teniente..."

"Mmmmh?"

"Le ha llegado correo importante."

"Déjalo encima de la mesa y no me molestes."

"Es que resulta que es... ¡Correo aéreo!"-exclamó ella, lanzándome un avioncito de papel a la cabeza para luego echarse a reír como una loca.

La odiaba. La odiaba con toda mi alma. Habían pasado seis meses desde que me había convertido en teniente, y habían forjado mi zampakutou. Y durante todo ese tiempo, no había tenido ni un sólo día de paz. Aquella pesadilla de mujer siempre se pasaba por la oficina para hacerme la vida imposible.

"¿Pero se puede saber qué estás haciendo¡Me ha costado toda la tarde ordenar esos informes!" -exclamé horrorizado, al ver que había esparcido todos los papeles por encima del sofá y se entretenía haciendo animalitos de papiroflexia.

"¿No le gusta, teniente?" -me preguntó con malicia, enseñándome un cerdito. - "Yo creo que le da un aire a usted."

"Matsumoto..." -empecé a gruñir irritado.

"¿Qué?"

"¡VOY A MATARTE!" -le grité, al borde de la desesperación.

"No diga esas cosas. No lo querrá ninguna chica si va amenazando a todo el mundo de esa forma." -dijo en un claro tono teatral. - "Encima de que le hago regalitos..." -pestañeó, mostrándome la figura.

"¿Regalitos? Tu crees... ¿Tú crees que estropearme el trabajo es un regalo?" -le pregunté, todo lo calmado posible. - "Yo a eso lo llamo joderme la vida!"

La mujer clavó en mí sus ojos azules.

"¿Joderle¿Yo¡Por favor Hitsugaya! Aún es demasiado joven..." -comentó despreocupada. - "¿No se ofenda, eh?"

Apreté fuertemente los puños enfurecido, queriendo tener el cuello de esa mujer entre ellos para estrangularla.

Tranquilidad... Ante todo no te alteres Toushiro... Cuenta hasta diez...

1... 2... 3...4...

"¿No tienes nada mejor que hacer Matsumoto?"-conseguí preguntarle algo más calmado, e ignorando sus comentarios.

"No." -exclamó feliz. - "Es lo bueno de ser oficial, terminas la ronda y luego puedes ir a vaguear un rato. Qué pena que usted todavía tenga tanto por hacer..." -comentó, dejándome todos los informes convertidos en animalitos de papel sobre la mesa. - "... eso de ser teniente debe ser una auténtica putada."

"¡La putada es tenerte a ti como subordinada!"

"Ahhh.. A eso yo lo llamo envidia." -canturreó, dejándose caer sobre el sofá. Y comenzando a contornearse sobre los cojines como un gato. - "¿Le importa si me quedo un rato aquí viendo como trabaja? Es que le admiro tanto, tanto... ¡De mayor quiero ser como usted!"

"Sí. Me importa mucho."-le espeté malhumorado. - "Así que lárgate."

"Pues lo siento, pero el cuartel es de todos los miembros de la división y este sofá también."

Traté de ignorarla en la medida de lo posible, a pesar de que no dejaba de emitir desagradables ruidos y abrí la siguiente carta. Al leer el contenido se me ocurrió una bonita forma de librarme de aquel martirio.

"Matsumoto." -la llamé divertido, tal y cómo ella solía hacer conmigo. - "¿Verdad que has dicho que no tenías nada por hacer?" -le pregunté con malicia.

La rubia abrió los ojos preocupada y se quedó totalmente inmóvil.

"El capitán Kurotsuchi está buscando oficiales para ir a limpiar uno de los quirófanos del laboratorio. Se ve que tienen cosas altamente secretas ahí dentro y no puede hacerlo cualquier shinigami... Había pensado en pasarle la nota a Unohana pero... Creo que es un trabajo hecho a tu medida..." -le informé.

Rangiku empalideció notablemente. Hubiera jurado que se le estaban pasando por la cabeza varias imágenes del lugar lleno de vísceras y sangre. Mayuri no podía definirse como un hombre especialmente escrupuloso.

"Veamos, veamos..." -dije, empezando a redactar la contestación. - "El teniente Hitsugaya Toushiro de la décima división, autoriza a su primera oficial Matsumoto Rangiku para el trabajo ¡Eh!" -exclamé, cuando la mujer me arrebató la carta de las manos. - "¡Devuélveme eso!"

"¡No pienso hacerlo!"

"¿Qué no¡Es una orden de tu superior!"

Nos fulminamos mutuamente con la mirada y después yo intenté recuperar el papel. Pero la chica lo elevó por encima de su cabeza dónde yo no podía llegar... Ni saltado.

"¿Qué le ocurre teniente¿Necesita un taburete?" -se burló ella.

"Muérete." -le solté. - "¡Y devuélvemela ahora mismo!"

"Mejor trate de cogerla usted mismo. ¿O es que está fuera de su alcance?" -canturreó, echando a correr por el despacho.

"Vale... Tú lo has querido." -murmuré, dejando fluir mi fuerza espiritual. - "Voy a enfriarte esos humos, Rangiku..."

"¡Uy que miedoooo!" -se mofó ella. - "El teniente Hitsugaya está apunto de coger una rabieta..."

Lancé una ráfaga de viento helado contra la mujer, pero ella se protegió con una de las sillas de la mesa que quedó totalmente congelada, y rió divertida.

"¡Fallaste¡Mejore su puntería, teniente! O mejor se pase por esa academia que nunca pisó, a ver si allí le enseñan."

Aquello ya fue el colmo. No podía soportar que me tomara tan a la ligera y me tratara como si fuera un crío. Después de todo era su teniente, y debía obedecerme. Lancé otra vez aquel huracán helador contra el suelo, y esta vez la superficie dónde estaba pisando la mujer se convirtió en una auténtica pista de patinaje. Rangiku fue resbalándose tratando de mantener el equilibrio hasta que cayó inevitablemente... Sobre mí.

"¡Quítate de encima maldita sea!" -le espeté enfadado, al ver que después de haber recobrado la compostura, la mujer se había sentado a horcajadas sobre mi espalda y me aplastaba con todo su peso.

"¿Le faltan horas de gimnasio teniente?"-rió ella, haciendo lo imposible por retenerme y que no consiguiera ponerme en pié. - "Es usted bastante patético¿Lo sabía?"

Apreté los dientes con fuerza enrabiado y fui a gritarle. Sin embargo alguien lo hizo antes que yo.

"¡MATSUMOTO!"

Ambos nos giramos hacia la puerta al escuchar la voz. Nuestra capitana se encontraba apoyada en el marco mirándonos con cara de pocos amigos.

"¿Se puede saber qué estáis haciendo los dos?" -preguntó en un tono que nos heló la sangre.

Rangiku se apresuró en ponerse en pie y hacer una exagerada reverencia de disculpa. Y yo conseguí incorporarme y acomodarme el uniforme

"Pues... Esto... Yo..." -comenzó la rubia.

La capitana se acercó al escritorio y cogió una de las figuritas de papiroflexia que había hecho Matsumoto y clavó en mi sus fríos ojos. Sentí un escalofrío.

"Ya veo..." -murmuró desplegando una rana y leyendo lo que ocultaba. - "... todo menos trabajar."

"Si es que el teniente Hitsugaya es demasiado infantil, Capitana." -se atrevió a decirle la chica. - "Ha estropeado los informes para fabricarse juguetes."

"¿QUÉ¡SERÁS CARA DURA!" -le espeté cabreadísimo. Ella respondió sacándome la lengua sin que la viera Hohoemi. - "¡PERO SI HAS SIDO TÚ!"

"Perdona, pero yo soy demasiado mayorcita para hacer esas cosas."

Himawari se pasó la mano por la cara en clara señal de desesperación.

"¡YA BASTA¡LOS DOS!" -nos ordenó furiosa. - "Parecéis el perro y el gato. No os sabéis comportar cuando estáis juntos. ¡Ninguno de los dos!"-nos reprimió. - "Maldito sea el día en el que os nombré mis subordinados. Estamos hasta el cuello de trabajo y sólo se os ocurre poneros a destrozar el despacho..." -dijo mirándome y señalando el hielo en el suelo y la silla. Baje mi vista arrepentido. Luego reparó en Matsumoto. - "... y a hacer muñequitos."

"¡Pero Taicho¡No pensará que he sido yo la que..." -trató de defenderse ella. Sin embargo agachó las ojeras ante el severo rostro de Hohoemi.

"Perdón, lo siento mucho de verdad." -se disculpó finalmente.

Yo también incliné la cabeza.

"Sumimasen, Hohoemi Taicho."

Himawari dejó escapar un largo suspiro, antes de dejarse caer sobre el sofá.

Se la veía bastante cansada, parecía ser que había perdido peso y el uniforme le quedaba algo grande. Su pálido rostro presentaba unas pronunciadas ojeras que delataban su falta de sueño. Nuestra capitana tenía varias preocupaciones en aquel momento debido a la investigación que estábamos llevando a cabo, y a los cada vez más frecuentes ataques de hollows. Éramos los integrantes de las divisiones diez y trece los llamados a enfrentarnos con estos monstruos y el número de bajas eran cada vez más elevadas. Sin embargo, Hohoemi seguía tratando de sonreír. A pesar de que ni los oficiales ni yo cumplíamos con las expectativas, y a al parecer, tan sólo dábamos más y más trabajo.

La capitana se llevó la mano a los ojos y se los restregó con fuerza, seguramente tratando de evadir algún pensamiento no muy agradable.

Finalmente habló:

"La patrulla de reconocimiento enviada a la captura de ese Hollow ha fracasado."

Matsumoto y yo, empalidecimos de golpe.

Llevábamos cerca de una semana siguiéndole la pista a un escurridizo hollow capaz de ocultar su reiatsu, y posiblemente de un altísimo poder, ya que ninguno de los grupos de reconocimiento enviados por el capitán Ukitake y la capitana Hohoemi habían regresado con vida.

"Eso significa que..." -comencé con voz temblorosa.

"Sí. Todos muertos." -me cortó ella. - "Y lo que más rabia me da de este asunto, es que entre Jyuushiro y yo no estamos reuniendo nada de información. Esta mañana en la reunión, expusimos el tema y solicitamos ir nosotros mismos en su búsqueda, pero el resto de capitanes no están de acuerdo." -explicó. -"Tanto Aizen como Adachi, han apoyado nuestra decisión, pero los demás opinan que no debemos alarmarnos tanto por un simple hollow, con el que debería poder cualquier shinigami del gotei 13. Un capitán tiene cosas más importantes que hacer... Han dicho." -dio un puñetazo a uno de los cojines del sofá. - "¡Es que no se dan cuenta de que está muriendo gente!" -exclamó furiosa. - "Maldita sea..."

"¿Y si enviamos un grupo liderado por oficiales?" -propuse. -"No pueden negarse a eso. Y esta mañana en la asamblea de Tenientes, Aizen dijo que el poder actual de un oficial bastaría para vencer a un Menos Grande. Teniendo esto en cuenta, es muy probable que también lograra acabar con un hollow de esas características. Aunque me preocupa el hecho de no tener nada de información sobre éste en concreto."

Al oír esto, Himawari levantó la mirada sorprendida y fijó sus ojos en mi con curiosidad.

"¿Aizen en la asamblea de Tenientes?" -preguntó confusa. - "¿Y qué es lo que hacía allí?"

"Vino a mostrarnos su shikai." -contesté sin darle importancia. - "Quiere que enseñemos a todos nuestros oficiales a dominar el suyo correctamente, y nos hizo una pequeña demostración."

Himawari pestañeó un par de veces, como si algo no terminara de encajarle.

"¿Y porqué no se lo enseña a los oficiales directamente¡Qué absurdo! Si todos los tenientes ya saben utilizar perfectamente su shikai." -resopló. - "Últimamente Aizen tiene unas salidas un poco desconcertantes... Ese hombre me preocupa ¿Creéis que será cosa de la edad?"

Me encogí de hombros. El capitán de la quinta división no aparentaba ser muy mayor, pero estaba convencido de que ya llevaba más de un centenar de años en la Sociedad de Almas.

"De todas formas, creo que llevas razón Hitsugaya-chan. No tenemos porqué pedir permiso en la reunión de capitanes para enviar un grupo de oficiales, así que no pueden negarse." -sentenció Hohoemi, sentándose frente al escritorio y abriendo uno de los cajones buscando algo.

Matsumoto sonrió conforme, esperando que la capitana se pusiera a redactar una nueva carta sobre la búsqueda del hollow y le ordenara liderar el pelotón.

"¿Te acuerdas de dónde guardamos los últimos informes de relaciones entre los Hollows aparecidos en el Seireitai?"-me preguntó revolviendo entre un fajo de papeles.

"Los archivé junto a la investigación del caso de Henkei Sora y el suicidio de Kentaro Kuge como usted me pidió." -le contesté. - "Están en lo alto de esa estantería ¿Voy a buscarlos?"

"Sí por favor." -me pidió ella, organizando un poco el desastre de encima de la mesa para poder trabajar. - "Y alcánzame también la carpeta morada. Esa en la que guardé el expediente de Urahara Kisuke."

"¡Un momento!" -interrumpió Matsumoto, justo cuando me colocaba la escalera de mano para poder alcanzar la balda dónde habíamos guardado todos esos papeles. - "No me diga capitana, que aún cree que todos esos casos están relacionados entre sí." -preguntó horrorizada. - "¡No puede echar por tierra las investigaciones de la cámara tan sólo por una estúpida corazonada!"

Himawari clavó su mirada en Rangiku dolida por el comentario.

"Matsumoto Rangiku-chan, me es totalmente indiferente lo que opine sobre la investigación que el Teniente Hitsugaya y yo estamos llevando a cabo." -le dijo con frialdad. - "Le sugiero que no nos moleste y se dedique a ordenar el desastre de papeles."

Sonreí para mis adentros al ver la cara de la chica. Ella se lo había buscado.

La rubia frunció el ceño disgustada y sin atreverse a contradecir a nuestra capitana, cogió el fajo de hojas y se sentó en el suelo comenzando a archivarlas.

Justo en ese instante se escuchó llamar a la puerta del despacho.

"¡No nos molesten ahora¡Estamos muy ocupados!" -contestó la capitana de mal humor, dando por supuesto que se trataba de cualquier miembro de la división. - "Si es algún papel, pásalo por debajo."

Le llevé a Hohemi los informes que me había pedido a la mesa, y me senté en el sofá al lado de Rangiku para buscar el expediente de Urahara en la carpeta morada.

Volvieron a dar unos suaves golpes sobre la madera de la puerta, y esta vez sin esperar a oír contestación alguien la descorrió abriéndola.

"¡BUENAS TARDES HOHOEMI TAICHO, HITSUGAYA FUKUTAICHO Y RANGIKU-CHAN!"- saludó la recién llegada con una inmensa sonrisa, al vernos a los tres en el despacho sumergidos en un sin fin de papeles.

"¡Buenas tardes a los tres!" -coreó una voz por detrás suyo, asomando la cabeza al interior. - "La estábamos buscando capitana."

"Vaya, así que sois vosotros dos..." -pensé algo irritado. - "¿Hoy os toca venir aquí a beber?"

Sin embargo Hohoemi no pareció molestarse con su llegada.

"Buenas tardes, Kiyone, Sentarou." -los saludó ella. - "¿Ocurre algo¿Ha empeorado el capitán Ukitake?"-preguntó preocupada.

Los dos oficiales de la décimo tercera división pasaron al interior haciéndose mutuamente la zancadilla como era habitual, para después tropezarse y caerse ambos dos. Luego le hicieron una brevísima reverencia a Himawari.

"¡Qué va!" -rió la joven Kotetsu. - "No tiene porqué preocuparse, le envía su más sincero y profundo amor."

Himawari arqueó una ceja, Rangiku dejó escapar una risita y yo por mi parte negué con la cabeza...

Kotsubaki le pegó un pisotón a su rubia compañera y se encargó de hablar:

"La verdad es que no se encuentra muy bien, y hemos venido por propia iniciativa a pedirle que si puede cambiarle el turno de mañana. Sabemos que hoy ha sufrido una lamentable pérdida en su división Hohoemi-Taicho, pero Unohana ha dicho que no cree que mañana pueda levantarse de la cama, y junto a Kaien y Miyako estamos repartiéndonos todas las tareas."- explicó.

"¡Por favor Himawari-san!" -suplicó la chica. - "Si fuera tan amable de enviar usted mañana otra patrulla en busca de ese hollow, en nuestro nombre, se lo agradeceríamos mucho. Sé que tiene mucho trabajo, pero no queremos que el capitán se esfuerce más de lo necesario. ¡Por favor!"

Nuestra capitana sonrió amablemente.

"Tranquilos, no hay ningún problema." -anunció, tomando un folio en blanco y comenzando a escribir en él. - "Le dais esta carta al teniente Kaien, diciéndole que mi división toma el relevo el día de mañana y también el de pasado. Así Ukitake podrá descansar." -sonrió.

En el rostro de ambos oficiales también se dibujo una inmensa y gratificante sonrisa.

"¡Gracias Hohoemi-san!" -exclamaron al mismo tiempo.

"Decidle también que a partir de ahora le sugiero enviar solamente oficiales a las misiones de reconocimiento. No quiero que haya más muertes innecesarias." -agregó, al tiempo que matasellaba la carta y se las entregaba.

"¡Sí, Hohoemi-taicho!" -asintieron, saliendo ya del despacho.

"¡Luego me paso a ver a Jyuushiro!"-les informó finalmente, cuando estos ya estaban al fondo del pasillo.

Inspiré profundamente, y repasé mentalmente los cambios que la decisión de la capitana suponían en la agenda de nuestra división.

Justamente al día siguiente había quedado con Hinamori para pasar todo el día fuera del Seireitai, y visitar a nuestros amigos del Rukongai. Pero temía que ahora me tocaría encargarme de algún indeseado trabajo, y a no ser que me pegara toda la noche en vela, no estaría libre hasta la hora de comer.

"¡Terminé!" -anunció Rangiku, poniéndose en pié abrazada a todo el fajo de papeles. - "Voy a llevar esto a la oficina central y ahora vuelvo para saber qué he de hacer mañana." -nos guiñó el ojo, mientras abandonaba la habitación.

"Como odio a esa mujer..." -mascullé entre dientes. No pretendía que nadie me escuchara, pero Hohoemi me miró con el rabillo del ojo. - "Cuando se lo propone es increíblemente rápida." -murmuré sincero. Se pegaba todo el día sin hacer prácticamente nada, y luego en menos de cinco minutos era capaz de organizar un largo centenar de papeles.

Himawari sonrió divertida mi comentario.

"Ella es así."

"¡Así de estúpida!"

La chica negó con la cabeza, y luego inspeccionó las fichas de todos los miembros de nuestra división pensativa.

"Lo lamento mucho Hitsugaya-chan, pero mañana no podrás tomarte el día libre."

"Ya lo suponía." -le aseguré apenado.

Ella posó su mano sobre mi cabeza y acarició algunos de los mechones que me caían por la frente con cariño.

"Estás creciendo demasiado rápido." -me sonrió con tristeza. - "A veces me siento culpable por ello."

La miré interrogante sin saber muy bien a lo qué quería referirse.

"Hitsugaya-chan," -me dijo. - "Quiero que seas tú quien lidere el grupo de mañana."

"¿Qué?" -le pregunté sorprendido y con los ojos muy abiertos. - "Pero... Yo creía que..."

"¿No has dicho que suponías que mañana no tendrías el día libre?"

"Sí, pero no me esperaba esto. Yo creía que enviarías a un grupo de oficiales."

"Lo sé. Pero no contamos con muchos shinigamis disponibles en este momento. Así que te enviaré a ti y a un oficial bajo tu mando. Creo que será suficiente. Tenemos que repartirnos bien las tareas."

"Está bien." -suspiré resignado.

Hinamori va a matarte cuando le digas que no va a poder ser mañana. Llevas dándole largas más de dos meses.

Empezaba a angustiarme demasiado eso de ser teniente... Muy a mi pesar mío, a veces tenía que admitir que sí sentía algo de envidia hacia Rangiku. Ella no tenía ni la mitad de trabajo del que acostumbraba a tener yo.

Estos pensamientos me aporrearon de golpe la mente. Esa maldita mujer estaba esperando que la capitana le dejara liderar el grupo de reconocimiento... ¿No estaría pensando Hohoemi poner precisamente a esa endemoniada oficial bajo mi cargo?

"Himawari-san..." -comencé algo angustiado, con el sólo hecho de imaginarme la situación.

"Mmmmh?"

"¿Puedo sugerirle un oficial para que me acompañe mañana?" -me atreví a preguntar finalmente.

"Sí, desde luego."

"Podría ser Motosuwa-chan?"

"Sí, ningún problema."-me contestó distraída, adjudicando los nuevos horarios a todos los miembros de la división. - "Puedes irte ya si quieres, me encargaré yo misma de hacer llegar los mensajes. Mañana a primera hora preséntate en la puerta del cuartel, haré que la oficial esté allí también."

"Gracias, Himawari-san." -le dije sintiendo un profundo alivio. - "Nos vemos mañana cuando haya terminado con ese bicho." -le aseguré.

"Buenas noches, Toushiro."

"Buenas noches, capitana."

Y así que Hitsugaya cerró la puerta tras suyo, Hohoemi Himawari esbozó una perversa sonrisa.

Aquella misión de reconocimiento iba a ir mucho más allá de la búsqueda y captura de un hollow, sólo que ninguno de los dos lo sabía todavía.

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"Va a matarte, Toushiro. Definitivamente, va a matarte."

Estaba nervioso. Desde luego que lo estaba. Cada paso que daba hacia la zona de entrenamiento de la quinta división, era para acercarse a una segura reprimenda.

Inspiré profundamente un par de veces tratando de relajarme antes de entrar en aquel lugar. Ya me encontraba ante las pesadas puertas, había llegado a mi destino.

Tampoco era una excusa... Ella sabía que la seguía queriendo más que a nada en el mundo, lo que ocurría era que el ser teniente me impedía demostrárselo debidamente.

"Sigue sonando a excusa..."

Y en ese momento, antes de que pudiera abrir yo mismo, las puertas se descorrieron en su totalidad y bajo el umbral aparecieron Izuru y Hinamori, riendo alegres y algo cansados debido a la intensidad de la sesión.

"¡Ah¡Hitsugaya-kun!" -se sorprendió la chica, al verme ahí parado. - "¿Qué estás haciendo aquí?"

"Venía a hablar contigo." -le dije, tratando de no mostrar ninguna emoción.

Al ver que Kira se quedaba al igual que Hinamori, expectante, no tuve más remedio que carraspear y fulminarle con la mirada. Él pareció comprender al final.

"Bueno, Hinamori-kun. Nos vemos mañana y buenas noches." -se despidió, alejándose de allí.

La chica le hizo un gesto con la mano y luego me miró curiosa.

"¿De que se trata Shiro-chan?"

"Pues verás... Yo..."

"¡Ah!" -exclamó de golpe, acordándose de algo importante. - "¡La cita de mañana!"

"¿Eh?" -pregunté confuso. ¿Había adivinado ya que le iba a decir que no podía ir?

"¡Lo siento mucho Shiro-chan!" -se disculpó de golpe para mi sorpresa. - "¡Mañana no podré ir contigo al Rukongai! Es que tengo algo muy importante que hacer."

La miré con los ojos muy abiertos.

"¿Muy importante?"-repetí.

"Sí, he quedado con mi capitán para que me ayude a perfeccionar mi técnica."

"¿Con Aizen?" -inquirí, aunque ya sabía que ésa era la respuesta. Por algún extraño motivo comenzaba a sentirme mareado.

La chica asintió.

"Verás, es que quiero convertirme en teniente..."- confesó, con un ligero rubor en sus mejillas. - "Mi capitán es tan bueno... Me gustaría serle todo lo útil posible y es por eso que quiero entrenar duro. ¡Para ser la mejor!" -exclamó contenta.

"... Ya veo..." -murmuré. Me había quedado sin palabras.

"¿No te importa, verdad Shiro-chan?"

"...No. Ya iremos al Rukongai... Otro día."

Hinamori sonrió feliz.

"¿Sabes? Tengo muchas ganas de empezar a entrenar con un capitán de verdad. Estoy segura de que puedo aprender muchísimo." -prosiguió. - "¡Ah¡Es verdad! Venías a decirme algo... ¿Qué era?"

Tragué saliva. Tenía la garganta seca.

"Si... hoy... te apetece venir a dormir a mi cuarto." -mentí. Tenía la sensación de que Hinamori se estaba alejando de mi y necesitaba estar con ella. Quería que me abrazara.

"Claro que sí."-contestó risueña.

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Los primeros rayos de sol de la mañana acariciaban ya el tibio muro blanco de los cuarteles de la división diez. Estábamos a primeros del mes de Julio y no era muy agradable tener que estar esperando fuera, ya que parecía que el calor nos iba a devorar por momentos. Sin embargo, Hohoemi me había dicho que enviaría a Motosuwa allí.

Jugué tembloroso con la empuñadura de Hyourinmaru, pensando en ponerme a entrenar hasta que ella llegara. Pero luego me dije que la chica solía ser puntual y no tardaría. Aún más tratándose de una misión con su teniente.

Me apoyé en la puerta y miré el cielo distraído. No había nadie por las calles a esas horas y se respiraba una paz absoluta. Cerré los ojos queriendo permanecer así todo el tiempo posible, tratando de no pensar en el aquel maldito hollow. Y entonces, mientras disfrutaba de aquella maravillosa brisa matutina... Ella llegó para aniquilar cruelmente toda aquella tranquilidad.

"¡Buenos días enanito del jardín!"

Abrí los ojos lentamente para fulminar a la mujer que se apoyaba a mi lado.

"Muérete, Rangiku."

"¡OH¡Me encanta el buen humor que tiene por las mañanas, teniente¿Qué ha desayunado¿Perro rabioso?"

No contesté y me limité a seguir mirando las nubes. No era bueno alterarse tan de buena mañana.

"¿Qué está mirando tan atentamente Hitsugaya?"

"No te importa."

"¡Ya sé¡Es esa nube que parece un sujetador!" -exclamó señalando la zona del cielo con el dedo. - "¡Es usted un pervertido!"

"¡CÁLLATE, MALDITA SEA!"- Le ordené, ya un tanto desesperado. ¿Cómo era posible que esa mujer soltara semejantes incoherencias tan temprano?

Pareció obedecerme y permanecimos en silencio unos minutos... Hasta que volvió a abrir la boca.

"¿Le han dado plantón?" -preguntó con malicia. - "¿O es que pretende convertirse en una estatua de hielo aquí afuera? Porque permíteme avisarle de que no lo logrará hasta que llegue el invierno, de no ser que use antes su sorprendente talento."

Miré el reloj de la torre. Motosuwa llegaba bastante tarde. Debíamos ponernos en marcha lo más pronto posible, ya que ese hollow solía aparecerse en las afueras y bosques del Seireitai, y sería bastante difícil encontrarlo.

"Pues sí, eso parece. Me han dado plantón." -exclamé furioso. - "¿Contenta¿Sí? Pues ya puedes reírte a gusto." -le solté, abriendo la puerta del cuartel y cerrándola tras mío con un fuerte golpe.

Me encaminé al despacho malhumorado para revisar los horarios que había repartido Himawari, a lo mejor se había confundido y le había dicho otra hora. Sí, debía ser eso. Era muy raro que la chica tardara tanto.

Escuché otra vez la pesada puerta tras mío y los pasos de Rangiku, que me seguían apresurados.

Entré en la habitación y saqué la lista de oficiales con las tareas asignadas para el día de hoy. Busqué desesperado el nombre de la chica hasta que di con ella:

Hotaru Motosuwa

-Entrenamiento en la zona oeste a las 9.00h (Sustituye a Mizu)

-Simulacro R29 junto al 5º oficial Ayasegawa Yumichika, a las 15.20h (Cuartel de la División 11).

-Presentar el informe de la clase 13BA en la Academia de artes espirituales. Despacho 4, torre C.

-Enseñar a Nanao-chan a preparar chocolate de San Valentín comestible.

Me quedé clavado en el sitio. ¿Qué significaba todo aquello¿Acaso no iba ella a acompañarme¿En qué estaba pensando la capitana cuando le asignó esas estúpidas tareas¿Preparar chocolate de San Valentín¡Eso ya era el colmo!

"Mierda..." -pensé, revisando los nombres del resto de shinigamis. Y poniendo bocabajo una caja llena de fichas de cada uno, de forma que se esparcieron por todo el escritorio.- "Tiene que haber elegido a otro oficial. Si los de la trece hubieran vuelto a coger el relevo, me habrían informado..." -murmuré para mí.

En ese momento, la cabeza de Matsumoto se asomó por la puerta del despacho y miró con curiosidad cómo estaba desordenando la mesa.

"Luego todo eso lo vas a tener que recoger tú¿Eh?" -me advirtió muy seria. - "Por que yo no pienso hacerlo."

Al escuchar su voz un escalofrío recorrió mi espalda. Dejé de revolverlo todo y me la quedé mirando incrédulo.

No puede ser verdad... Dime que no es verdad...

"Matsumoto..." -comencé. - "¿Qué es lo que estás haciendo aquí tan temprano?"

La chica se peinó su melena con los dedos, distraída.

"La capitana me ha dejado encargada del grupo de reconocimiento." -contestó orgullosa. - "Estoy esperando a la tardona de Motosuwa para podernos ir de una vez a matar al hollow."

Me quedé helado. Me acerqué a ella muy serio y le pasé la lista de nombres y tareas con brusquedad para que pudiera leerlo.

"Vámonos Matsumoto..." -le ordené desganado.

Ella contempló perpleja mi reacción y luego echó un pequeño vistazo a la hoja.

"¿Qué significa esto?" -preguntó horrorizada al ver la lista.

"Significa que Himawari me ha engañado como a un idiota y en vez de asignarme a Hotaru, he de cargar contigo."

"¿QUÉ?"-insistió, cada vez más escandalizada, a medida que iba comprendiendo.

"¡Qué yo estoy al mando¿Lo entiendes ahora cabeza hueca?"

Nos adentramos en el bosque justo a tiempo para que las tupidas ramas de los árboles nos libraran del fuerte sol de la mañana. No obstante, la jugarreta de la capitana nos había hecho perder unos valiosos minutos... y yo estaba bastante molesto.

"¿Sabe Teniente? De verdad que entre todos estos árboles y plantas parece un duendecillo. Solo le faltaría tener las orejas picudas."

No, estaba infinitamente molesto. Apreté los puños con rabia, antes de darme media vuelta para encararme con la mujer.

"Matsumoto..." -comencé. - "¡Se supone que esto es una misión seria¿Quiere hacer el favor de comportarse y estarse calladita¡Así nunca encontraremos al hollow!"

"¡Aplíquese el cuento¡No hace más que vociferar y gruñir!" -me espetó. -"Además, si no lo encontramos todavía es por su culpa. Le recuerdo que es usted quién está al mando."

"Si no lo encontramos es porque vienes conmigo."

"Yo nunca quise ir con usted, teniente. Estoy perfectamente cualificada para ir sola."

"¡Pues que sepas que yo tampoco pedí ir contigo!"-le repliqué. - "Y si tan segura estás de poder ir sola ¡Lárgate!"

"Sí, eso es lo que voy a hacer." -contestó dándose la vuelta. - "Acabaré con él yo solita y se darán cuenta del gran error que cometieron nombrándote Teniente. ¡Niñato sabelotodo!"

"¡Ojalá sea al revés y nos libre de tu estupidez!"

Ella no dijo nada más y me miró algo dolida por el comentario. Entonces caí en la cuenta de que tal vez me había pasado un poco... ¿Qué clase de líder era yo para desear la muerte de mis subordinados?

Nos miramos por última vez, y ella echó a andar internándose en el bosque. Yo por mi parte me quedé ahí de pié pensativo. Lo cierto era que Matsumoto acababa con mi paciencia. De todos los miembros de mi división, ella era la persona con la que peor me llevaba. ¿En qué demonios estaba pensando Hohoemi cuando nos encargó a los dos la misión¿Sería un castigo por destrozar el despacho? Sí, tenía que ser algo así. De lo contrario, no perdería el tiempo enviando a la cabeza hueca de Rangiku. Podía ser cierto que la oficial era buena, pero el hecho de adjudicármela como compañera condenaba a la misión a un inevitable fracaso.

Negué con la cabeza desesperado. Todo eso no justificaba el haberle hablado de esa forma. Había perdido los nervios y... no era cierto que quisiera librarme de ella. Bueno, sí era cierto. Pero si le pasaba algo malo, la capitana no me lo perdonaría. Al fin y al cabo, yo estaba al mando.

Chasqueé la lengua disgustado y eché a andar tras los pasos de aquella mujer. No podía andar muy lejos. Sin embargo, tras unos minutos de búsqueda no conseguí hallarla. Así que trepé a lo alto de un árbol para tener más visibilidad. Y entonces la encontré. La muy idiota estaba perdida en medio de un claro, dónde hacía semanas atrás nuestro grupo había instalado algunas trampas. Al principio pensé que iría a comprobarlas, pero luego me percaté de que no era así e inspeccionaba la zona. ¿De verdad pensaba encontrar al hollow en un lugar como ese? Dejé escapar un suspiro. El hollow no era tan tonto como para caer en esos agujeros mal disimulados con hojarasca.

Me di un impulso, y con un ágil salto me sitúe a su lado.

Matsumoto se giró sorprendida al verme de nuevo.

"¿Qué es lo que ocurre¿Tiene miedo de ir solo?" -me preguntó con malicia.

"Cállate. Si he venido es porque me estoy dando cuenta de que es una inútil, y sola no encontraría al hollow ni en un millón de años."

Ella torció el labio malhumorada y echó a andar con la cabeza bien alta, sin ser consciente de hacia dónde se dirigía.

"¡Espera Matsumoto!" -la advertí, justo cuando ponía un pie sobre la trampa.

Pero fue demasiado tarde. Bajo ella el suelo se hundió, y de pronto se vio apoyada sobre la nada. Corrí en su dirección con la intención de agarrarla y lo conseguí.

"¡Te tengo!" -exclamé, cuando mis brazos se cerraron en torno a su cintura. Sin embargo... todo el peso de la mujer me tiró hacia abajo.

Ella gritó espantada al ver que mis brazos no iban a soportar su peso.

"¡No me sueltes!" -me suplicó. - "¡No me sueltes por favor!"

Me di cuenta de que me estaba resbalando hacia aquel vacío negro. La agarré todavía más fuerte y traté de tirar de ella hacia arriba. Pero era inútil, el esfuerzo sólo consiguió empeorar la situación y acercarme todavía más al agujero.

"Pesas demasiado..." -mascullé.

Entonces ella clavó en mi sus angustiados ojos azules.

"Déjalo estar." -me dijo entonces con firmeza. - "Si sigues así nos mataremos los dos."

"No. No pienso soltarte."-gruñí en un último esfuerzo por recuperarla. Pero las leyes de la física nos vencieron a los dos, y ambos nos precipitamos al interior de aquella oscuridad.

Mi cuerpo impactó contra el suelo con brusquedad, y luego rebotó para caer encima del de Matsumoto. Me incorporé dolorido, y me sorprendí al distinguir que la trampa no era tan profunda como parecía.

Puse los ojos en blanco. Definitivamente aquella oficial era estúpida.

Pensar que la caída iba a matarla...

La rubia gimió incorporándose y se frotó el hombro magullado. Luego miró hacia arriba, buscando el exterior.

"¡Estúpido!" -me espetó de pronto enfadadísima. - "¡Eres un estúpido¡Ahora moriremos los dos!"

"¿Qué?" -exclamé. - "¿Tú estás bien de la cabeza¡Si tan sólo han sido unos metros¡Ni siquiera nos hemos roto nada!"

"No es por eso. ¡Estamos en una trampa para hollows¿Con qué material crees que se fabrican?"

Y justo en ese instante me di cuenta de la situación en la que nos encontrábamos. Las paredes de aquella prisión se habían construido con la misma piedra que la del muro que rodeaba al Seireitai. Y por lo tanto, iría absorbiendo nuestra fuerza espiritual hasta que terminara completamente con nosotros. Si tratábamos de escapar utilizando alguna técnica, el asunto empeoraría ya que nos destruiría con mayor rapidez.

Tan sólo podíamos esperar a que algún shinigami apareciera y nos tirara una cuerda o algo para poder escalar la maldita pared. Y si no lo hacía... Moriríamos lentamente, torturados por la enorme fuerza espiritual que nos rodeaba.

Comenzaba a sentirme débil. ¿Era posible que ya estuviera surtiendo efecto?

"¡Maldita sea!" -exclamó Rangiku impotente. - "¿A quién demonios se le ocurriría la brillante idea de poner trampas aquí?"

Me azotó una repentina rabia interna al oírla preguntar esto.

"¿A quién¿Eso preguntas¡Tu eres oficial¿Acaso no lees las cosas antes de firmarlas?"

"¿Qué?" -preguntó muy pálida.

"Que eres tú la que consintió que construyeran estos puñeteros agujeros."-le dije perdiendo totalmente la paciencia. - "¡Y luego te atreves a llamarme idiota¡Y dices que no me merezco el puesto de teniente¿Te lo mereces tú? Piénsalo bien, ni siquiera eres eficiente en tu cargo de oficial."

"¡Yo no sabía que esos papeles eran para esto!"

"¡Pues léelos¿O es que eres analfabeta?"- le grité finalmente.

Ella no contestó y bajó su mirada dándose por aludida. Permanecimos un largo rato en silencio mirándonos el uno al otro, maldiciéndonos mentalmente. O al menos eso creía yo, pero en realidad Rangiku estaba pensando en otra cosa... Y entonces para mi sorpresa, la mujer desenfundó su zampakutou.

"Oye¿Qué es lo que pretendes hacer?" -le pregunté asustado, al ver la expresión de su cara.

"No pienso quedarme sentada esperando la hora de mi muerte."-contestó muy seria. - "Tienes razón, soy una inútil a la que le sale todo al revés. Así que lo mejor será que me quite una vez del medio. Como dijo antes, teniente: voy a librarlo de mi estupidez." -aseguró dirigiendo hacia ella el filo de su espada.

¿Se iba a suicidar?

Me incorporé todo lo rápido que pude, y Hyourinmaru consiguió detener su intención justo a tiempo.

"¿Es que te has vuelto loca?" -le espeté, sujetando la empuñadura con firmeza. - "¡Suelta el arma Matsumoto!"

"¡No!" -contestó ella.

"¡Es una orden!" -le grité. - "¡No seas cabezota!"

Y para mi asombro la mujer comenzó a temblar y unas lágrimas resbalaron por sus mejillas.

"Vamos a morir... Por mi culpa." -consiguió decir. - "La gente siempre muere según ha vivido. No quiero morir de esta forma tan patética. Por eso... Déjeme disculparme y quitarme la vida." -sollozó antes de apartar a Hyourinmaru del medio, tratando de salirse con la suya. Pero antes de que consiguiera hacerlo, una gruesa capa de hielo se interpuso entre ella y Haineko, y contempló horrorizada como me desplomaba malherido tras haber utilizado parte de mi reiatsu.

"¡Teniente!" -exclamó, soltando su espada y corriendo a mi lado. - "¿Se encuentra bien¡No debió hacerlo!"

"¿No?" -intenté sonreírle. - "¿Así que tu puedes suicidarte de esa forma tan egoísta, y yo no puedo acortar mi vida por salvar la tuya?"

"¡Idiota¡No he pedido que me salves!"

"Y no lo he hecho. Te has salvado tu sola. Yo sólo intento cuidar de mis subordinados."-le contesté, acostumbrándome a ese dolor y sentándome en el suelo. El hielo comenzó a deshacerse. - "¿Por qué te crees si no que volví a buscarte¿Por qué te crees que estoy yo también aquí atrapado?"

"Lo siento." -negó con la cabeza. - "He cavado nuestra tumba. Ya no hay ninguna solución."

Miré pensativo las paredes y el cielo azul que se encontraba sobre nosotros. ¿De verdad no había ninguna forma de salir de allí? No era posible. Esa trampa estaba construida por shinigamis, debía tener algún fallo. Tan sólo tenía que encontrar la manera de destruirla... Alguna forma de invertir los papeles.

Abrí los ojos de par en par, dándome cuenta de lo que había pensado. La mujer me miró extrañada, al ver mi rostro iluminado.

"Ya sé cómo salir de aquí." -le informé seguro de mí mismo.

"¿Qué? Pero... Eso es imposible."-me dijo sorprendida.

Sonreí a la mujer con autosuficiencia.

"Tan sólo tenemos que darle la vuelta a la situación."-le expliqué. - "La trampa nos irá matando lentamente por que nuestro actual poder espiritual es mucho más débil que el que hay concentrado en sus paredes¿No es cierto?"

Ella asintió.

"Según las leyes físicas espirituales, una fuerza mayor es implacable y destructiva frente a cualquier otra de menor intensidad."

"Exacto. Por eso mismo, lo único que debemos hacer es superarla y podremos salir de aquí."-sentencié.

"¡Pero nuestro reiatsu es mucho más débil¡Y si liberamos el shikai, solo conseguiremos morir con mayor rapidez!" -exclamó. - "Tu mismo lo has comprobado al crear ese bloque de hielo."

Fijé mi mirada en los ojos de la chica.

"No estaba pensando en liberar el shikai, Matsumoto. Sé que eso no serviría de nada, no soy tonto." -le aseguré muy serio. - "No es lo suficientemente fuerte como para destruir estas paredes."

"¿Entonces?"

Me puse en pié y desenfundé a Hyourinmaru.

"Tengo que convencerle para que me ayude." -le dije, con la vista clavada en mi zampakutou. Rangiku me miró sin comprender cuales eran mis intenciones - "Sólo tendremos una oportunidad." -le dije a Hyourinmaru. Noté como se revolvía nervioso en mi interior. - "Así que no me hagas quedar mal."

"Hitsugaya..." -comenzó Rangiku preocupada al ver el brillo de mis ojos. - "... Eso es una locura. No lo conseguirá." -negó con la cabeza, adivinando ya lo que se me pasaba por la cabeza.

Sonreí a aquella mujer, apartando por un momento la vista de mi zampakutou.

"Sólo necesito un rato para mentalizarlo."

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Ya estaba bien entrada la noche cuando la primera oficial, Matsumoto Rangiku, alcanzaba la puerta del cuartel de su división. Todavía sentía en cuerpo entumecido a causa del golpe de la caída y el frío tacto del hielo.

El hielo...

Sí, ahora mismo no podía pensar en otra cosa. Jamás había visto un paisaje tan sobrecogedor como el que había contemplado hacía a penas un rato. La liberación prohibida de su teniente, había conseguido sacarles de allí convirtiendo el bosque en una preciosa explosión de estacas cristalinas, que a la luz de la luna y estrellas brillaban como puros diamantes.

Tenía que reconocerlo. El joven Hitsugaya Toushiro era un auténtico genio. Había conseguido cautivarla y llamar su atención de una forma que ella jamás hubiera creído posible. Seguía siendo ese pequeño cabrón, que le había arrebatado su puesto, aquel a quién molestaba todos los días tan sólo por oírlo ladrar.

Dejó escapar una media sonrisa y depositó el agotado cuerpo de su teniente en el sofá.

El chico temblaba de arriba a bajo y tenía los dedos de las manos fríos, rígidos y amoratados debido al descomunal esfuerzo realizado por liberar a Hyourinmaru. Y finalmente lo había conseguido.

Pero después de todo sigue siendo un niño... -se dijo a si misma, al notar el castañeteo de sus dientes.

"¿Estás despierto Hitsugaya?" -le preguntó en un susurro.

El chico no contestó y siguió tiritando inconsciente.

"Voy a quitarte toda la ropa y te daré un baño calentito¿si?" -le dijo con suavidad.

Entonces el joven abrió lentamente sus ojos acuamarinos y fulminó a la mujer.

"Ni se te ocurra." -le advirtió.

La rubia rió divertida.

"Era broma, era broma." -sonrió. - "Pero lo que sí es verdad, es que como no entres en calor ahora mismo, te va a dar una hipotermia."

Toushiro hizo un gran esfuerzo por hablar y contestarle.

"Da igual, no es la primera vez que muero de esta forma."

"¡No diga tonterías, teniente! Aquí el único que va a morir es ese apestoso hollow... En cuanto tengamos oportunidad de volver¿Eh?" -sentenció alegre.

El chico le devolvió la sonrisa conforme.

Y entonces Rangiku fue en busca de una manta, se tumbó sobre él en el sofá y los cubrió a los dos con ella.

"¿Se puede saber que haces, Matsumoto?" -le espetó Hitsugaya a duras penas. Sintiéndose aprisionado por el pecho de la mujer.

"Salvarte la vida." -le contestó convencidísima. - "Así los dos entraremos en calor."

"No necesito que me devuelvas el favor¿sabes?" -soltó este, notando que mejoraba ante esta repentina subida de la temperatura.

"No es ningún favor. Es sólo que debemos cuidarnos los unos a los otros." -le dijo ésta, cerrando los ojos y abrazándose al pequeño cuerpo de su teniente. - "¿Por qué te crees si no que no te he abandonado en mitad del bosque, eh?"

Ninguno de los dos dijo nada. Estaban tan cansados, y se encontraban tan bien de esa forma que les daba igual todo lo que pasara a su alrededor. No tardarían en quedarse dormidos.

"Matsumoto" -lo llamó él.

"Dime"

"No le digas a nadie lo de mi Bankai, por favor."

"Tranquilo. No lo haré. Aunque te sugiero que aprendas a controlarlo mejor para la próxima vez. Casi morimos congelados."

De nuevo el silencio.

"... y muchas gracias, Rangiku-chan."

"No. Muchas gracias a ti, Toushiro-kun."

Y los dos se quedaron dormidos bajo la atenta mirada de su capitana Hohoemi, que apoyada en una de las esquinas de la habitación, había presenciado toda la escena sin que ellos se enteraran.

Apagó la luz, sintiéndose satisfecha con el resultado de la misión aún sabiendo que seguían sin ninguna información sobre el hollow. Sin embargo, ahora una parte de su persona podría descansar tranquila. Aunque el perro y el gato siguieran destrozándole el despacho…

Todos los gatos tienen sonrisa…

Y no es posible que haya una sonrisa sin gato.

To be continued


¡Miauuu! Qué os ha parecido? De nuevo 10 páginas del word nada más y nada menos. No sé cómo hago para escribir unos capítulos tan largos T.T Pero bueno, no quería cortar la idea y hacerlo en dos capis diferentes, así que así ha quedao. Espero que no os importe mucho.

Ahh! Me estoy emocionando. Ya llegamos al final de este fanfic (Lagrimita... Sniff). Solo quedan cuatro capítulos más por escribir... En fin, voy a dejar ya de dramatizar y os aviso que es muy probable que el siguiente no lo suba hasta dentro de dos semanas por dos razones:

-La primera: ME VOY A PARIS DE VACACIONES! JOJOJO XDDDDD MORIOS DE ENVIDIA! (Ya lo ha soltao)

-Y la segunda: Que seguramente será igual de largo que este y tardaré en escribirlo.

De todas formas el plazo máximo de entrega lo dejo en el día 13 de Abril... Aunque también es posible que la semana que viene os de una sorpresa y ya lo tenga acabado XD Me lo pensaré!

Y ahora...


PREVIEW SOLO APTA PARA FRIKIS !

En los cuarteles de la décimo tercera división...

Kiyone: UKITAKE TAICHOO¿QUIERE QUE LE LEA LA MANO?

Ukitake: Bueno... Siempre me ha gustado saber lo que me depara el futuro.

Kaien: No te fíes ni un pelo de ella, Taicho. A mí me ha pronosticado la muerte.

Miyako: A mi también.

Himawari: Y a mí... ¬¬

Kaien: Eres un ceporro de pitonisa, sabes? A todos nos has dicho lo mismo.

Kiyone: Eso no es verdad! Aquí puedo ver... (analiza la mano de Ukitake) Vaya, tiene las manos muy suaves Taicho. Usa algún tipo de crema?

BLAM! Todos al suelo.

Kiyone: Lo que quería decir era que junto a algunos revieweres, he adivinado que el título del capítulo anterior sí tenía que ver con lo que le dice Hitsugaya a Unohana! Así que como suponéis se me da bien adivinar el futuro ;)

Miyako: Con quién habla ahora?

Kaien: No sé, ya sabes que está loca.

Kiyone: Creéis que podemos averiguar lo que ocurrirá en el siguiente capítulo, teniendo en cuenta que será 7 de Julio?Espero leer vuestras teorías, sugerencias y comentarios!

Rukia: Capítulo? Revieweres? Kiyone-chan, te encuentras bien? Dices cosas muy raras!

Sentarou: Está poseída! NALEEH, SAL DE SU CUERPOOO!


REVIEW PLIS