La familia es primero.

20 años antes.

-Me imagino que de nada sirve que te diga que no subas hasta aquí una vez más- dijo el hombre castaño con la mirada clavada en lo alto del cielo. Makoto pretendió no darle importancia, caminó de todas maneras hacia él.

-Me dijeron que volviste y te estaba esperando para cenar. Como no fuiste al comedor supuse que estarías aquí.

-¿Cómo te sientes? -preguntó él, su cuerpo giró instintivamente esquivando a la chica.

-Me esperaba esa reacción, siendo honesta. —Makoto caminó un poco más, pero Neflyte volvió a girarse-. Te traje unas galletas que horneé.

El general sonrió a las estrellas, Makoto pudo verlo a través del poco reflejo de las luces de la noche que daba en un costado de su rostro. Intrigada de que él no la mirara, insistió hasta que lo tomó del brazo y lo hizo girar hacia ella.

-¿Pero qué diablos te paso en el rostro? - preguntó alterada, el hombre tenía un ojo marcado por un golpe. No era un asunto muy grave, pero si notorio.

-Jadeite, el idiota...-

-Vamos, no pudo ser él-dijo mientras rozaba suavemente la zona con la yema de sus dedos.

-¿Cómo sabes eso?

-Los he visto, por lo menos te hubiera roto el labio. Si hubieras dicho que fue Michiru te hubiera creído más y hasta me sonaría lógico después de que huyes con Yune de ella. - Neflyte sonrió divertido por el concepto de él mismo en palabras de aquella mujer -. No lo mataste ¿Verdad? - preguntó después de un breve silencio.

-Ganas no me faltaban, pero no- contestó cínicamente. Makoto presionó con fuerza sus dedos sobre el golpe, haciendo dolerse al general-. ¡Oye! No lo creerás, pero fue su idea.

La mujer hizo por separarse un poco, pero antes que pudiera dar más de un paso atrás, Neflyte la tomó de la muñeca que tenía frente a su rostro. Su otro brazo la rodeó por su cintura, que seguía sin dar muestras de su estado, atrayéndola hacía él.

-Dame la oportunidad. - Makoto parpadeó un par de veces en lo que aquellas palabras resonaban en su mente. Neflyte avanzó un poco y pegó su frente a la de ella.

-Neflyte...- susurró impactada.

El general se despegó un poco, lo suficiente para meter la mano en el bolsillo de su pantalón, de donde sacó una pequeña caja negra.

-¿Qué haces? -preguntó Makoto alarmada, su ceño se frunció asustada e incrédula.

-No es lo que piensas, bueno quizá un poco.

Neflyte sacó el anillo de la caja. Una hermosa y fina argolla de oro blanco que llevaba dos esmeraldas incrustadas y justo al medio de éstas, un diamante no muy grande pero exquisito.

-¿Cómo no va a ser esto lo que pienso? -preguntó asustada, retrocediendo un poco.

-Básicamente te pediré que te cases conmigo una vez más, aunque sé que me dirás que no-. Neflyte tomó el anillo y lo miró fijamente, el brillo verdoso lo hizo sonreír-. Pero entre tú y yo, este anillo será otra cosa, será mi promesa de sacarte de aquí, a ti, a la criatura que llevas y a Yune.

-¿Qué hay con Mirai?

-Ella tiene un padre muy poderoso y conozco mis límites, dos pequeñas está bien, no creo poder con más.

Makoto se llevó la mano al vientre, algo que se había sorprendido a si misma haciendo muy seguido a pesar que éste seguía sin abultarse. Para su mayor impacto, Neflyte también posó la suya sobre ella.

-¿Por qué haces esto Neflyte? Y no me digas que tienes tus razones.

-Una vez alguien me mostró, aunque fuera por unos breves instantes, lo que era la verdadera libertad. Me recordó que valía la pena luchar por quienes quieres. ¿Sabes? Realmente Beryl no nos mató. —Makoto envolvió la mano del general que estaba sobre ella con sus dos manos, aprisionándola contra su vientre. Neflyte observó con detalle cada movimiento-. Los cuatro estuvimos en lo que ella llamaba "sueño eterno" y era eso, un sueño que se repetía. No soy nadie para decirte que soñaban los demás, pero yo si tengo claro mi sueño y tú estabas en él.

-Neflyte, yo...

El general liberó con sutileza su mano del agarre de la senshi, tomando ahora él su mano izquierda y alzándola a la altura de su corazón.

-Niña, la primera vez que te vi me di cuenta que el universo no se equivocó. Hay un sueño que compartimos, algo que nos une y que por lo pronto es más fuerte que el amor. Quieres y necesitas ser tan libre, al igual que yo. Este anillo...- dijo mirando de nueva cuenta a la argolla que sostenía con dos dedos-. Este anillo es mi compromiso contigo, para liberarte de aquí, así como una vez alguien me salvó. No te pido que me ames, te pido que confíes en mí.

Los ojos esmeraldas se llenaron de traicioneras lágrimas que comenzaron a rodar por sus mejillas. Él tenía razón, no era una propuesta de matrimonio, aunque funcionaría como tal y seguramente esa era la segunda intención del general. Sin embargo, lo que ese hombre le proponía era algo mucho más riesgoso, un compromiso más fuerte que implicaba poner su vida y la de su bebé en sus manos. Una oferta tentadora que no podía rechazar.

-Makoto Kino, ¿Te escaparías conmigo?

0 0 0

-¡Esto es tan vergonzoso! - exclamaba una ofuscada castaña mientras el palacio anunciaba con bombo y platillo el compromiso de la regente de Júpiter, porque se había decidido que sólo Serena podría proclamarse princesa, con el general del Norte, segundo al mando de la guardia del Rey.

-¡Todos los chicos que alguna vez te rechazaron estarán muriendo de celos y envidia! - gritaba Mina notoriamente alegre mientras abrazaba con desmedido entusiasmo a su amiga- ¡Te lo dije! Pero siempre has sido muy necia.

-Basta Mina, podrías lastimar al bebé.

-¡Ay vamos Amy! Ahora mismo es tan pequeño que no siente nada, déjame disfrutar este momento.

Makoto se preparaba para otro fuerte apretón de la rubia, pero Rei que venía llegando acompañada de Jadeite, la detuvo en seco.

-¡Ya basta contigo! Puedes lastimar a Mako-chan.

-¡Ah no! A lo que tú has venido es a que ella te prometa a la pequeña como ahijada, pero yo la he visto primero- chilló la rubia con reproche, mientras abrazaba de nueva cuenta a su amiga.

-Lamento ser yo quién te lo diga- interrumpió el rubio con esa sonrisa burlona que le caracterizaba-. Pero Neflyte me la ha ofrecido ya, ese bebé es mío.

Mina soltó a Makoto y se alejó de ella lo suficiente para verla la cara. La castaña alzó las cejas en señal de afirmación y la rubia, naturalmente se ofendió.

-Lo siento, Neflyte también me lo acaba de decir.

-¡Es que no es justo! -exclamó molesta-. Yo quería ser la madrina.

-¡Vamos Mina! Ya eres madrina de Freya, no puedes estar acaparando a todos aquí- advirtió Rei, quitando a la rubia de su camino-. ¡Bueno, bueno vamos todos afuera! -apresuró mientras aplaudía-. Yo la ayudaré a alistarse, vayan allá y muéstrense lindos ante la gente que nos odia.

Todos incluyendo al general que hizo un esfuerzo extra por quedarse, fueron desalojados. Cuando al fin salieron, Rei cerró la puerta y se recargó en ella. Una profunda exhalación salió de sus pulmones.

-¿Cuándo pensabas decírmelo? Mejor dicho ¿Por qué me he enterado junto con todos los demás? - preguntó molesta y sin moderar la voz. Makoto bajó la mirada sin una respuesta que dar-. De acuerdo- bufó mientras se sentaba en la cama junto a ella-. Mejor dime, ¿Debo felicitarte?

-¿Por qué?

-¡Exacto! ¿Debo felicitarte por algo? - Rei se giró para ver de frente a su compañera que apenas si podía sostenerle la mirada -. ¿Debo felicitarte por estar embarazada? ¿Debo felicitarte por qué vas a casarte con un hombre que no amas?

-¡Tú hiciste lo mismo con Jadeite y mira! ¡No me dirás que no lo amas ahora!

Rei no pudo contener la mirada de desaprobación hacía Makoto, pero se puso de pie para poder seguir gritando con soltura.

-No es lo mismo y lo sabes. Ciertamente no amaba a Jadeite cuando nos casamos, pero llegué a amarlo. Al menos me gustaba cuando lo hicimos, ¡Es un necio que me saca de mis casillas! Pero es mío, ¿Lo entiendes?

-Y eso seguro me pasará a mí.

-¡Vamos! Podrás engañar a todos, pero a mi no. No lo amas, no te gusta... Bueno, puede que te guste lo suficiente para dejar que ande por ahí abrazándote y besándote, asunto que no me trago del todo—Rei se acercó a la ojiverde y aprovechando que estaba a una altura razonable, la tomó del rostro -. ¿Qué hay con Andrew?

-Es un asunto terminado y es mejor que no hablemos de ello—dijo poniéndose de pie y caminando hacia el peinador, Rei la siguió de cerca-. No pudo ser, ahora quiero algo diferente, lo que ustedes tienen. Neflyte me lo dará.

La sacerdotisa tomó el cepillo con el que Makoto intentaba peinarse y le ayudó a hacerlo, mientras intentaba encontrar su mirada ahora esquiva, a través del espejo.

-Cuando estuvo aquí en el castillo pude verlo, él te quiere todavía.

-¿Y de que me sirve? No podemos estar con un humano normal y él tiene intereses que no me involucran. Neflyte por otro lado...

Rei jaló un poco el cabello de Makoto, la chica se estremeció ante el dolor.

-Neflyte te ama, más te vale que no estes jugando con eso.

-¡Lo sé! Y yo lo quiero, tal vez no lo amo, pero lo quiero. Ahora iré a decirle al mundo que voy a casarme y tener una hija con él- la última frase se entrecortó en su garganta. El miedo se apoderó de ella al grado de sentir que caería al suelo. Rei la sostuvo por los hombros justo a tiempo.

-¿Te sientes bien? -preguntó asustada.

0 0 0

15 años antes.

-¡Corre Andrew! ¡Huye! - Makoto gritó con toda la fuerza de sus pulmones al mal herido hombre que trataba de incorporarse a unos metros de ella. Andrew se había quedado sin aire por el certero golpe que el general le acababa de dar.

Zoycite vestía aquel traje gris que usaba en sus épocas del reino oscuro. Makoto no pudo evitar notarlo, después de todo, desde que los conocía como hombres al servicio del rey, el traje que portaban era de color blanco. No era una buena señal.

-Han dado muchas molestias, es hora de que esto termine—dijo el general notablemente fastidiado mientras ponía su pie en la tierra junto a Andrew. Con todo el desprecio que fue capaz le pasó por encima, tumbándolo de nuevo-. No tengo tiempo que perder con humanos insignificantes. Encárgate de ella, iré por la bastarda.

Zoycite emprendió su camino hacia la casa ante la mirada aterrada de Makoto, que optó por soltar a Amy aventándola lejos y lanzarse sobre el general, pero la chica del hielo la detuvo de una pierna, haciéndola caer.

-¡Amy por favor! ¡Es mi hija! ¡Piensa en Freya!

La peli azul parpadeó un poco, sus ojos pasaron de rojo a azul y a rojo de nuevo, asunto que Makoto notó. Sin embargo, el recuerdo de su compañero probablemente muerto en aquella casa donde estaba segura y que decidió abandonar, la hizo reaccionar. La senshi del trueno se transformó en cuanto pudo, aunque eso le dio oportunidad a su par de hacer lo mismo.

-¡Detente Zoycite! - gritó para llamar la atención del rubio mientras invocaba la fuerza de los rayos.

Un fuerte ataque de energía se dirigió hacía el general, pero éste logró esquivarlo sin mayor problema. En cambio, devolvió el favor con una ráfaga de largas y afiladas espinas negras, que hicieron algunos rasguños en ella.

-¡Burbujas de Mercurio! - fue lo último que escuchó antes de perder noción de donde se encontraba y lo que estaba a su alrededor. La senshi del trueno recordó las enseñanzas de su sensei y decidió permanecer tranquila y en silencio, hasta que notó los pasos de Amy dirigirse hacia ella, deteniendo una patada en el aire.

-¡Basta Amy, no quiero herirte! ¡Somos amigas!

Pero la guerrera no entendió de razones. Uno tras otro sus golpes eran detenidos por Júpiter que no encontraba gran dificultad, sin embargo, si se estaba cansando.

-Sabes que no puedes luchar contra mí. ¡Detente ya!

-No necesito derrotarte, solo darle tiempo a él para que vuelva con tu hija—dijo sofocada, mientras descansaba a un lado.

-¿Para qué te serviría? ¡Es sólo una pequeña que no tiene ningún poder!

-Nos pidieron que las lleváramos a ambas, no sé para qué y realmente no me importa—dijo fríamente-. Será asunto del palacio lo que hagan con esa mal nacida.

-¡Tú no puedes pensar eso! ¡Haru y Freya son amigas! Jugaban juntas, ¿No lo recuerdas? -gritó desesperada, apelando a su lado maternal. Pero aquella mujer no era en absoluto la dulce Amy, la chica inteligente y amable que se preocupaba por el bienestar de todos. Sus ojos rojos inyectados de maldad no daban espacio para la bondad.

-¡Centellas relampagueantes de Júpiter! - gritó la mujer de traje verde, atacando intensamente a su par. Mercurio no pudo evadir el ataque y pronto se vio rodeada de electricidad que le lastimaba sin tregua.

Makoto aprovechó la oportunidad para correr en dirección a Zoycite, quién ya no estaba a la vista pero una vez más, Mercurio la atacó, ahora con una fuerza que ella desconocía.

Cerca de ahí, el general de cabellos caramelo caminaba campante por la casa, abriendo con mucha serenidad cada una de las habitaciones. No necesitaba entrar, sólo un vistazo bastaba para comprobar si el lugar estaba vacío.

Reika acababa de brincar por la ventana de la habitación que en otro tiempo pertenecía a Andrew y que daba al jardín posterior, en sus brazos llevaba a Haru que mantenía la calma y guardaba mucho silencio, algo para lo que ya había sido entrenada.

La mujer tomó a la niña, apresándola contra su pecho y siguió a la sombra que la llevaba rumbo a la casa de enseguida. Estaba cerca de los matorrales cuando el crujir de una fuerte pisada a sus espaldas la asustó.

-Reika, espérame—Andrew llegaba a ella, visiblemente golpeado. La mujer suspiró aliviada y con la cabeza le señaló al ente que los guiaba. El rubio lo reconoció de inmediato, era ese youma que siempre acompañaba celosamente a Neflyte y que tantos sustos le había sacado antes.

Andrew tomó a la niña y juntos corrieron a refugiarse cuando la desesperación de Zoycite se hizo presente y harto de buscar, hizo explotar una de las paredes de la casa, mandando escombros a volar por los aires. El rubio se agachó detrás de un auto que estaba en las cercanías, protegiendo con su cuerpo a su hija y a Reika.

-¡Salgan de ahí! Solo quiero a la niña y los dejaré ir. - intentó negociar, aunque ya no tenía paciencia para ello. Todos guardaron silencio.-. Puedo verlos, idiotas. - Zoycite caminó rumbo a ellos, girando su cabeza para tronar su cuello, sus hombros se desperezaron también con otro movimiento.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Soul Shadow se materializó frente a él, haciendo un escudo protector.

-¡Vaya! Que magnifico youma, es una pena que tenga que destruirte.

0 0 0

20 años antes.

Cuando Makoto abrió los ojos estaba de vuelta en la cama, el hermoso vestido verde olivo que llevaba poco tiempo antes había desaparecido y ahora era su pijama lo que la vestía. La habitación estaba en relativa penumbra, sólo el hombre parado frente a la ventana, con la vista clavada hacia el cielo estrellado era su única compañía.

-¿Neflyte? ¿Qué pasó? -preguntó con dificultad, su garganta se sentía seca y rasposa. El general volteó hacia ella al escuchar su nombre, su rostro en proceso de relajación esbozó una mueca de alegría.

-Te desmayaste cuando estabas con Rei, ella nos alertó.

Neflyte caminó hacia la mesa que había en la habitación. A un lado del florero que contenía muchas flores cosmos, había una jarra con agua, de la cual él sirvió un poco y se la ofreció.

-¡Mi bebé! -exclamó asustada en cuanto entendió lo sucedido.

-Está todo... relativamente bien. Andrew estuvo aquí, Darien lo llamó- Neflyte ayudó a Makoto a sentarse para que bebiera-. Tendrás que estar en reposo hasta que tenga los resultados de tus exámenes, al parecer tienes anemia.

Makoto volvió a recostarse, la cabeza le dolía un poco y el cuerpo se sentía sumamente pesado. Se frotó los ojos un poco y fue como pudo enfocar bien la vista en aquel hombre, Neflyte vestía su traje blanco de gala, el que seguramente usaría ese día.

-¡El anuncio! -exclamó de nuevo, el general le sonrió tiernamente.

-Se hizo, sin nosotros desde luego—dijo mientras caminaba alrededor de la cama-. Y fue una pena, ¡Me veía tan guapo, tú no te quedabas atrás claro! - la senshi le sonrió divertida ante su natural vanidad.

-Bueno, lamento que no hayas podido romper el corazón de todas las chicas a nivel mundial, prometo compensarlo en la boda.

-Tampoco te preocupes por la boda, no habrá tal—La castaña miró el anillo que llevaba en el dedo, resplandecía hipnóticamente-. Primero es tu salud y la del bebé, sin embargo... - Neflyte se sentó del otro lado de la cama y se recostó lo más lejos que pudo de la chica, que lo miró extrañada-, debo decirte que a partir de esta noche dormiremos juntos.

Ciertamente ya esperaba que eso sucediera, pero no pudo evitar sorprenderse ante aquella declaración.

-Dejarás tu cueva, debes estar muy triste—dijo burlona mientras giraba hacia él, Neflyte hizo lo mismo.

-Pero tengo pensado hacer unas fiestas de este lado de la cama, ¿Quieres unirte? -su mirada ligeramente lasciva intimidó un poco a la castaña.

-Vieras que el doctor me dijo que estuviera en la cama.

-Sí, prometo que no nos bajaremos de ella—La senshi se ruborizó de inmediato, con todo y que había tratado de seguirle el paso a sus bromas insinuantes. No tuvo más remedio que golpearlo con una almohada que él atrapó sin problema a la altura de su rostro. El general se la quitó y se recostó sobre ella, su mirada divertida tomó un tinte serio y preocupado.

-Pospondremos también nuestro pequeño viaje clandestino, ya sabes, la luna de miel sin regreso.

-En verdad lo siento—dijo apenada, su mirada se detuvo en una de las medallas del general, aquella que había roto y que Hotaru le ayudó a arreglar-. Haré lo necesario para estar bien y poder...

-Sólo basta con que estés bien, lo demás podrá ser luego- intervino él, poniéndose de pie.

-¿A dónde vas?

-Por la cena, además afuera hay mucha gente que quiere verte.

0 0 0

15 años antes.

-¡Por favor Amy! ¡Reacciona! - gritó de nuevo, aunque sabía que era en vano. La mujer peli azul no cesaba en sus ataques, Makoto miraba con desesperación su desgaste.

-Tengo que llevarte conmigo, por mi familia- murmuró ella, exhausta.

-¡Tienes que ver lo que está haciendo con nosotros! ¡Luna nos obliga a pelear por nuestras vidas! ¡Para salvar a nuestras familias tenemos que acabar con nuestras amigas!

-No hay nada que no haría por ellos.

-¡Ni yo! ¡No hay nada que no haría por Haru y Neflyte!

Mercurio paró en seco su ataque, Júpiter no pudo evitar sorprenderse un poco de su propia respuesta. Una ligera punzada de culpabilidad la invadió, pero la acalló prontamente diciéndose a sí misma que ese es el nombre que siempre había dicho, aunque su corazón pensara en otro.

-Cuando lo encontramos ayer, ya estaba destrozado—dijo con una mueca perversa en los labios-. Tú no sabes lo que es una familia, nunca la has tenido y nunca la tendrás.

-¡Cállate! ¡Yo lo quería! -gritó ahogada de dolor -. ¡Tú lo mataste!

-¿Querer? -preguntó burlona-. ¡Qué sabes tú de querer! Aun sabiendo que estabas embarazada no comías ni te cuidabas lo suficiente. ¡Hasta Rei tomó de mejor manera la noticia cuando se enteró de su propio embarazo! Siempre fuiste una persona egoísta, nos vendiste la idea de que querías una familia amplia y feliz y mírate ahora—Makoto la miró impactada, sus labios se separaron, pero la senshi del hielo arremetió de nuevo-. Fuiste por ahí llorando que no tuviste padres, pero tampoco eres una buena madre.

-¡Ya basta! - Una fuerte ráfaga de energía golpeó de lleno a Amy quien salió disparada por el aire. Makoto aprovechó aquel momento para limpiarse las lágrimas que aquellas palabras tan duras y hasta cierto punto, verdaderas, habían provocado en ella.

Pero se centró lo más pronto que pudo, corrió hacía la casa tumbando todo a su paso. Cuando llegó a la cocina pudo ver por la ventana como Zoycite estaba parado en el patio de atrás, así que no perdió tiempo y buscó otra salida, dirigiéndose al agujero que el hombre había hecho unos minutos antes.

0 0 0

-Bueno shadow- habló con calma-. Puedo destruirte o puedes venir conmigo ¿Qué prefieres?

Por toda respuesta, aquella sombra se expandió, haciendo retroceder al general a la fuerza. En la tierra quedó dibujado el rastro de sus pies empujados.

Zoycite respondió la defensa atacando con las espinas negras que había arrojado sobre Makoto con anterioridad. La mayoría de éstas fueron repelidas por la sombra, pero algunas lograron incrustarse en el acero del vehículo, reventando una ventana, asustando mucho a Reika.

-Toma a la niña y corre, no mires atrás, no te detengas- susurró el rubio a la mujer mientras le alcanzaba de nuevo a la pequeña, que parecía no inmutarse con nada de lo que pasaba a su alrededor. Andrew no pudo evitar darse cuenta, le acarició la frente con dulzura-. Si no supiera que es mía, juraría que es de él- dijo ante el semblante implacable de Haru.

Reika aceptó la orden y esperó a la señal de Andrew. Mientras Zoycite insistía en atacar a la sombra, que resistía estoicamente cada golpe, el rubio se puso de pie y llamó la atención del general.

-¡Zoycite! - gritó con fuerzas-. Tú y yo somos amigos, ¿No me recuerdas? - El antes oji verde paró en seco y lo miró con maldad, una mueca torcida auguraba un ataque certero-. Fui yo quien ayudó a la pequeña Freya cuando nació, yo la conozco, es una niña tan bella.

Zoycite se llevó una mano a la cabeza, sacudiéndose bruscamente.

-¡La noche que tuvo mucha fiebre! ¿Lo recuerdas? Amy estuvo tan desesperada que no supo que medicamento le dio y me llamaron. Yo no estaba en la ciudad, pero te pedí que fueras por mí y llegaste en un segundo, ¡Me trajiste con ese poder que tienen de transportarse! Sentí que me moría- los ojos verdes musgo volvieron a él, confundido y asustado-. Esa noche ninguno de los tres durmió, tú y yo estábamos en los jardines del palacio, platicamos.

Flash back.

El normalmente tranquilo, rayando en desinteresado general Zoycite caminaba impaciente de un lado a otro del pasillo, mientras dentro de la habitación su mujer, Amy Mizuno y el doctor Andrew Furuhata trataban a su pequeña Freya de una fiebre muy alta que no había bajado en todo el día.

Llevaba un libro bajo el brazo y sus lentes redondos puestos, había intentado leer algo mientras aguardaba, pero la desesperación había hecho presa de él hacía más de una hora. Era demasiado tarde y todos dormían, además se rehusaba a entrar a la habitación ya que ver a su niña en ese estado le rompía el corazón.

Estaba debatiéndose una vez más en entrar o no cuando la puerta de ésta se abrió y el hombre rubio salió tras ella, cerrándola.

Zoycite lo miró suplicante y Andrew le respondió con una sonrisa, misma que provocó un intenso suspiro en el general.

-¿Cómo pagarte? - articuló al fin, con la voz quebrada.

-No te preocupes, ella estará bien logré bajarle la fiebre, puedes pasar cuando quieras.

Andrew pretendía irse con rapidez, quería intentar ver a Makoto antes de abandonar el palacio, pero el hombre de cabellos miel lo detuvo, primero tomándolo por la manga de la camisa y después, abrazándolo con fuerza.

-Estoy en deuda contigo, Andrew—su nombre sonó con respeto, después de todo el serio general siempre se había rehusado a llamarlo así durante los meses que tenía tratando a la pequeña Freya de una fuerte neumonía que pescó a los días de su alumbramiento. La había dejado débil y con problemas respiratorios, asunto que tenía en vela a sus padres muy seguido.

Andrew le sonrió, conmovido por el gesto.

-No me debes nada- insistió él, soltando el abrazo.

-La palabra de un general es ley, y yo estoy en deuda contigo.

Fin de flash back

Zoycite miraba implacable, sus ojos parecían mostrar que su corazón recordaba aquello, pero su mente luchaba por olvidarlo.

-¡Estás en deuda! ¡Lo prometiste!

-El hombre con quién hiciste ese trato ya no existe, no seas absurdo- gruñó con dificultad, como si no quisiera gritar aquello.

-¡Quiero a mi hija! Llévame a mí, déjala a ella, es solo una niña normal que no les servirá de nada.

-También hago esto por mi familia—dijo con severidad, sus ojos volvieron al brillo carmesí que lo consumía por dentro-. ¡No hay nada que no haría por ellas!

Zoycite lanzó un fuerte ataque cargado de todo el odio renovado y el deseo de terminar rápido con aquella situación. Su mente podía estar atrapada por el hechizo de Luna, que había tomado a ambos guerreros y los había vuelto contra sus compañeros, pero su corazón era otra cosa, un lugar al que nunca tendría acceso y que luchaba con desesperación por ser liberado.

Aquella ráfaga de energía fue tan poderosa, que Soul Shadow no pudo contenerla. La sombra se dispersó incapaz de resistir el ataque y Andrew por instinto, solo pudo llevar sus brazos al frente tratando de salvarse. Cerró los ojos esperando el final inevitable, pero éste no llegó. Cuando los abrió de nuevo, había alguien frente a él, cubriéndolo por completo.

Su salvador se puso en pie rápidamente y giró hacía su adversario.

-Creí que habías muerto—dijo Zoycite con la mirada desencajada.

-Volví del infierno-respondió Neflyte, su cuerpo despedía humo por el ataque recibido.

-No entiendo que estás haciendo aquí- insistió desconcertado.

-Ya sabes, al igual que tú, no hay nada que no haría por mi familia.

CONTINUARÁ...

Agradecimientos:

Minako992, pues si, Molly parece plato de segunda mesa pero ella esta coludida con Neflyte, más adelante veremos que pasa con ella, no le irá tan mal te lo prometo. Sí, ahí anda el pobre cuidando a todo el mundo y lo tratan bien mal, pero bueno... aunque no paezca yo lo quiero y pronto le irá menos peor jajajaja.

Genesis: Gracias como siempre por tus comentarios, así es Setsuna tuvo una hija con Darien y la chiquilla es todo un relajo, va a dar problemas más adelante.

James: Gracias! Espero que te sigan gustando! Ya empezamos con la acción.

LitaKino1987: Como te he dicho, nadie es tan bueno ni tan malo. Andrew perdió el piso pero ya vimos que sigue vivo y si está vivo tendrá oportunidad para reivindicarse... chance. Jajajaja Sabemos que en mi cabeza loca no hay universo donde Neflyte se quede con Molly... asi que eso ni lo hablamos jajaja pero le irá mejor, al menos antes de morir jajaja... que mala onda pero la vida es así.

Y pues si, Reika se vio más chida pero también se acaba de enterar y no ha tenido que sufrir el calvario de Andrew... sabremos más de ella más adelante.

Lectores anónimos... muchas gracias por leer y espero sus comentarios.

Saludos.