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Belleza

InuKyoMonth

Día 2: Atardecer


A Kikyou le gustaban los atardeceres. Le gustaba acostarse sobre la hierba y observar los colores que cubrían el cielo antes de que este se tiñera de negro. No era algo que pudiera hacer con frecuencia, sus deberes como sacerdotisa se lo impedían, pero lo hacía cada vez que tenía la oportunidad.

A Inuyasha no le gustaban los atardeceres. Solía aburrirse con frecuencia y raramente, por no decir nunca, se detenía a observarlos. Eso cambió cuando conoció a Kikyou. Los atardeceres seguían pareciéndole aburridos y no lograba entender la fascinación con la que Kikyou los veía, pero le gustaba acompañarla cuando lo hacía.

A Inuyasha le gustaba cubrir la mano de Kikyou con la suya, sentir la suavidad de su piel, ver la forma en que los últimos rayos de sol iluminaban su cabello y poder apreciar el brillo de su mirada, era algo que llenaba su corazón de calidez.