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Invaluable
InuKyoMonth
Día 3: Regalo
Inuyasha no habría creído que era posible enamorarse hasta que conoció a Kikyou. Él estaba acostumbrado a ser rechazado y al principio las cosas no fueron diferentes con la sacerdotisa. Ella le advirtió que no se le acercara y lo amenazó de muerte. Inuyasha la ignoró y es que al principio él solo estaba interesado en la perla de Shikon.
Inuyasha no quería seguir siendo un hanyou. Él estaba convencido de que todos sus problemas desaparecerían si conseguía la perla de Shikon. Su deseo se cumplió, pero no de la forma en que él hubiera esperado. La perla de Shikon no lo transformó en un youkai, pero sí le dio lo que más deseaba, alejando la soledad de su vida y uniendo su vida a la de Kikyou.
Inuyasha no tenía muchos recuerdos de su madre. Ella había vivido varios años a su lado, pero no tenía muchas posesiones materiales por lo que solo pudo dejarle unas cuantas pocas cosas en herencia, la túnica de piel de rata, único legado de su padre, y el rojo carmesí. Inuyasha lo había conservado durante muchos años solo por el valor sentimental, pero finalmente sentía que había algo que podía hacer con él.
Ese sería su regalo para Kikyou.
