Ha llegado el día. El maldito día.
Suspiro, mirando como recoge las cosas, las pocas pertenencias que traía. De brazos cruzados, espero en el umbral de la puerta, mi estómago parece una maldita lavadora. Voy a vomitar.
De pronto, me mira, confuso y triste. En sus manos, tiene la tableta recreativa.
Trago saliva, intentando deshacer el nudo de la garganta para hablar.
-Llévatela...Le diré a la Doctora Leland que es un regalo de mi parte. -Le sonrío débilmente y él me devuelve la sonrisa, eufórico.
-¡Gracias, Bats! Me acordaré de ti siempre que la use… -Asiente, guardando la tableta en la mochila donde tiene lo demás.
Se acerca a mí una vez que ha terminado. Mira atrás unos instantes y me mira, dándome la mochila. La cojo en silencio y él carraspea.
-Bueno...Eso ha sido todo, amigos. -Se ríe, pero luego agacha la cabeza, arrugando la cara.
-Eh...Mírame. -Le digo, alzando su barbilla. -Voy a estar ahí...Como he estado aquí...Ya lo verás. -Le sonrío y choco mis labios con los suyos, besándolo intensamente.
-...Te echaré de menos, Bats… -Me dice en un susurro.
-...Y yo a ti...Y yo a ti… -Trago saliva, mirando hacia arriba para no llorar.
Aprieto los dientes y saco las esposas. Se las pongo por simple protocolo, si fuera por mí, no lo haría.
-Vamos… -Suspiro hondamente, andando con él hacia el batmóbil.
Bajo de un salto en la puerta del psiquiátrico. Miro la fachada, asombrado.
Ya lo había visto antes, pero verlo en directo es increíble...Tiene otro aire. Esperanzador, nuevo, fresco…
Levanto el maletero donde están los asientos de los acompañantes y cojo de la mano al Joker, quien me mira sonriendo. Gordon, algunos policías, médicos y la doctora se acercan corriendo, no estaban preparados.
-¡Apuntadlo, enfermeros preparados! -Gordon grita, nervioso y los enfermeros, jeringuillas en mano, con las caras blancas del miedo, lo miran temblorosos.
-Eso no va a ser necesario, comisario. -Le digo frunciendo el ceño.
-Claro Batman, pero...por si acaso… -Se acerca al Joker, gruñendo.
-...Hola comisario. Que bonita mañana, ¿eh? -Contesta este, mirando al cielo.
Hacía meses que no veía el cielo.
-Eh...Claro...¿Qué coño tramas? -Le pregunta rabioso, cabreado por su buen humor.
-Nada...¿Qué voy a tramar? -Devuelve la pregunta, confuso.
-Oh… -Gordon se aleja, incrédulo.
La doctora Leland se acerca, sonriendo.
-Hola Joker, Batman me ha contado tu grandiosa rehabilitación…Bienvenido de nuevo. -Asiente amable, sonriéndole.
-¡Doctora! -Grita efusivo, y todos los presentes se alejan, apuntándolo; bien con jeringuillas o con pistolas. -Uy… -Se encoge ligeramente, acercando su cabeza a la doctora. -Yo también me alegro de verla...Gracias. -Susurra, mirando a los demás de reojo.
La doctora se ríe y sonríe más.
-Tranquilos...Joker es bueno ahora, ¿verdad? -Dice, mirando a este último.
-Exacto...Gracias por verlo, doctora. Siempre supe que podía confiar en usted. -La mira aliviado, luego, me mira a mí. -En usted y en él… -Arrugo la cara, ligeramente sonrojado.
-En fin...Pasemos adentro. Wayne y la prensa llegarán en cualquier momento. -Dice Gordon, confuso con toda esta situación.
Allá vamos…
Pasemos dentro, con el Joker en el mismo tubo en el que vino cuando me lo entregaron hace ya tanto tiempo, totalmente inmovilizado, aunque dudo que haga falta. Los presos lo miran impresionados. Muchos se esconden, salen corriendo o le gritan palabras de ánimo y apoyo. Él los ignora, hablando con la doctora Thompkins en todo momento, tranquilo.
Cuando llegamos al nivel tres, las cosas empiezan a complicarse. En este nivel, están los peores; Harvey, Ivy, Cobblepot...Harley.
-¡Pudin! -Grita, desesperada desde su celda cuando lo ve. Saca el brazo por la reja, intentando tocarlo.
Oh no.
El Joker la mira, alzando una ceja.
-Hola Harley. -Le contesta. Después mira a la doctora. -Como le iba diciendo, esta tableta me la dio Bats, me ha ayudado a concentrarme y… -Frunce el ceño, los gritos de Harley le han cortado.
-¡Pudin mírame! ¡Pronto estaremos juntos de nuevo y...y volverás a estar bien! -Le grita sonriendo histéricamente.
-Ogh… -Pone los ojos en blanco, desviando la mirada. -Avancemos más rápido por favor… -Le pide al enfermero que empuja el tubo de seguridad donde está. Este se pone blanco y asiente, andando más deprisa.
-¿Eh?...¡Pudin!...¡Pudiiin! -Grita desconsolada, al ver cómo se aleja. La miro de reojo mientras nos alejamos y vuelvo mi vista hacia delante.
-¿Cómo te hace sentir eso, Joker?… -Le pregunta la doctora, preocupada.
-...Mal...Yo YA estoy bien...Ahora lo estoy. Antes no. -Baja la mirada, triste. -Eso demuestra que Harley en realidad no me quiere a mí, sino a mi locura. -Mira a la doctora y esta asiente.
Leland me mira frunciendo el ceño, seria.
-Tenías razón, Batman...Este hombre no es el Joker. -La miro fijamente y asiento.
Llegamos a la sala de enfermería, donde hay un proyector enchufado, a la espera de usarlo.
-Bien, vamos a hacerte unas pruebas...Las típicas que hacemos cuando entras, ya te las conoces. -La doctora le sonríe mientras se lo dice, y él asiente. -Para ello, vamos a ponerte más cómodo. -Mira a los enfermeros, quienes se ponen tensos.
Acercan una silla de ruedas con esposas en los brazos y los pies, entre unos cuantos, desatan al Joker y lo sientan en la silla.
-Esperad, chicos… -Dice este, moviendo la mano.
-¡Eh eh eh! -Grita nervioso Gordon, apuntándolo. El Joker lo mira sorprendido. Había movido la mano para facilitarle el trabajo a los enfermeros. -...Como nos la juegues te mato… -Gruñe, mirándolo, con una gota de sudor cayéndole por la sien.
-Tranquilo, comisario...El paciente se está portando bien… -La doctora frunce el ceño. -De hecho, si pudieran dejar de apuntarlo sería un gran detalle por su parte. -Enfadada, recrimina a los demás.
Los policías miran a Jim, quien niega tajantemente con la cabeza.
-Ni en broma. -Dice entre dientes.
-...En fin. Vamos a ver una serie de imágenes proyectadas, quiero que nos digas en una palabra lo que significan para ti, puede ser un adjetivo, un verbo, un sustantivo... Recuerda, tienes que decir lo primero que te venga a la mente, sin recapacitarlo ni pensar. -Le comenta, cogiendo el mando del proyector para empezar a mostrar imágenes.
La primera, es un arma, una pistola. Su pistola, dorada con incrustaciones de diamante y su nombre tallado en ella.
-Dolor… -Dice inmediatamente, con un nudo en la garganta.
-Muy bien… -Dice la doctora, pasando a la siguiente.
Es Harley. Sonriendo a la cámara, seguramente a la cámara de su móvil, puesto que tiene su uniforme de villana y está abrazando a sus hienas.
-Molesta. -Frunce el ceño, mirando la imagen. Me mira de reojo unos segundos y me sonríe, para después mirar la pantalla para ver la siguiente imagen.
Esta vez, se muestra uno de sus más horribles crímenes...Jason Todd. Mi robin...Totalmente demacrado...Inerte. Después de que él lo torturara.
Deforma su cara, desencajando la mandíbula, callado, observa la imagen, moviendo los ojos por toda la foto. Traga saliva y arruga la expresión y la boca, casi puedo palpar el dolor que está sintiendo.
Casi el que sentí yo cuando vi la foto por primera vez.
-Joker...Tienes que decir algo ya. -Le regaña la doctora, mirándolo atenta.
-...Lo siento. Mucho. No se lo merecía. -Dice, dejando de mirar la foto, agachando la cabeza.
-Eso no es una palabra, Joker… -Le repita ella, no contenta con la respuesta.
-No, pero es lo que tengo que decir...Es lo que debería de decirle al chico...Aunque eso no arreglaría nada. -Asiente lentamente.
-De acuerdo...Siguiente. Intenta responder según las normas. -Recuerda ella.
La siguiente imagen soy yo. Una foto de archivo de Batman. Salgo con los brazos cruzados, hablando con alguien, creo que Gordon. No lo sé porque salgo de espaldas, tapando a mi interlocutor, pero veo el sombrero y el cigarro de Jim. El Joker sonríe mirando la imagen.
-...Redención. -Dice, suavemente.
-Muy bien...Ya quedan pocas. -Asiente, apuntando todo lo que dice en su bloc de notas.
Pasa la siguiente. En la imagen, sale Gordon, frunciendo el ceño y gruñendo a la cámara.
-Eh eh, ¿por qué salgo yo? -Contesta este, enfadado.
-Bigote. -Suelta el Joker, mirando a la doctora, se le escapa una sonrisa, divertido. Ella se ríe y asiente, apuntándolo.
-Oye, doctora, ¡no me dijo que estaba yo en estas fotos! -Dice Gordon indignado.
-Guarde silencio, Señor comisario, estamos en una prueba médica importante. -Leland le echa la bronca y Gordon se sonroja ligeramente, bajando la mirada y gruñendo.
La doctora pasa a la siguiente diapositiva. Esta es diferente, la palabra CRIMEN, en negro, contrasta con el fondo en blanco.
-Ilegal. -Responde, sin apenas pensárselo.
-Muy bien… -Escribe mientras que pasa a la siguiente imagen.
Esta vez, soy yo quien sonríe, casi imperceptiblemente.
Sale él, mirando a la cámara serio. Un primer plano, que considero precioso, de él, devorando con la mirada al espectador, entrando en su alma. Su pelo, peinado hacia arriba, brillante, contrasta con las ojeras bien marcadas que tenía en la imagen. El maquillaje de los labios, corrido, junto a la fina línea que estos forman por su seriedad, hace una composición perfecta. Y todo esto, en blanco y negro.
Tengo que entrar en la base de datos del asilo y robar esta foto. La necesito. Literalmente.
Lo miro atento mientras se mira así mismo en la pantalla.
-Miedo… -Arruga la cara, apartando la mirada.
Leland levanta la mirada, totalmente asombrada.
-¿De qué tienes miedo…? -Pregunta, curiosa.
-...De él. -Responde, con un hilo de voz.
-...Vaya...Bueno...Gracias por responder tan sinceramente, y delante de toda esta gente. -Asiente. Después me mira. -Bueno, Batman...Vamos a preparar su instalación y a enseñarle su nueva habitación...Si quieres, puedes irte ya. Gracias por todo. -La doctora me sonríe, cariñosa.
-Gracias a ti, Doctora...Si hay algún problema, ya sabéis como llamarme. -Le respondo.
Gordon sale por la puerta escéptico con sus chicos y yo paso por al lado del Joker, apretándole ligeramente el hombro antes de salir. Con un nudo en la garganta y el corazón gritándome que de la vuelta y me lo lleve, sin importar nada ni nadie.
A veces, desearía tener más corazón que cabeza.
De verdad que lo desearía.
Me ajusto el traje, incómodo en esmoquin cómo siempre. A mi lado, Alfred conduce uno de los lujosos coches que hay en el garaje, este, un jaguar negro, ha sido siempre su preferido.
Al fin y al cabo, fue el que me regaló en mi treinta cumpleaños.
-Señor Wayne, va a dar usted de sí el traje, deje de estirar de las mangas. -Me gruñe suavemente, sonriendo. -Se lo han hecho a medida, no puede ser que le venga pequeño...si le queda como un guante.
-No es eso...Es que...estoy nervioso. -Digo, entre dientes.
-Oh, no se preocupe, lo hará bien. -Asiente confiado, mirando a la carretera.
El traje, negro como la noche, la camisa blanca de debajo y el pañuelo verde claro del bolsillo, ha sido todo elegido por mí...El pañuelo me recuerda a él, por eso lo tengo junto al corazón...Suspiro sonrojándome, ¿desde cuándo soy tan cursi?
-Ya lo sé, Alfred pero...me preocupa que él esté presente. -Le digo, mirándolo.
-No creo que lo esté, Señor...Y si lo está, estará totalmente sedado y asegurado. -Frunce el ceño, dudando.
-No hace falta que lo seden… -Digo enfadado. -No ha hecho nada para que lo seden. -Recalco.
-Que usted sepa...Actualmente, lleva tres horas solo. Desde que se fue hasta ahora que lo va a volver a ver...Y cuando lo vuelva a ver, seguirá sin Batman, puesto que usted no irá como Batman. Así que, en cierto modo, seguirá solo. -Asiente, mirándome de reojo.
-...¿Estás intentando animarme o ponerme más nervioso? -Pregunto, alzando una ceja.
-Oh, perdón… -Se ríe descuidadamente. -Todo irá bien, Señor. -Hace una pausa. -¿Es eso lo que quiere oír? -Pregunta sarcástico.
-Sí, Alfred. Gracias. -Digo secamente, cruzándome de brazos.
Al fin llegamos a la entrada de Arkham. Un montón de prensa y cámaras están presentes. Entre ellos, Clark, Lois y su ayudante Jimmy Olsen, representando al Daily Planet.
Suspiro y me bajo del coche cuando Alfred me abre la puerta. Sonrío radiante a las cámaras, riéndome feliz de vez en cuando al oír los piropos y las preguntas de las cámaras y medios. Avanzo respondiendo alguna que otra pregunta hasta las escaleras de la entrada, que hacen a su vez de escenario. En él, han colocado una tribuna con un micrófono y unas cuantas sillas a un lado. En las sillas, veo a Gordon, la Doctora Leland, y el director ejecutivo de Arkham, también veo a Luthor, de brazos cruzados. Hay una silla vacía, la mía.
Los saludo alegremente, y me saludan igual, sonriendo amables.
-Buenos días, Señor Wayne...Tenía unas ganas de verlo infinitas. Quería darle las gracias por este gran centro que nos ha subvencionado...Gracias a usted Gotham es más segura que nunca. -Asiente y me da dos besos. -Bueno, a usted y al Señor Luthor...Me alegro de que apueste por el lado bueno de la ley. -Le dice sonriendo.
-Ya, de nada. -Dice, sintiéndose inferior al no recibir tanta palabrería como yo.
-Es un placer ayudar, Señora Thompkins, sabe que, al igual que mis padres, estoy al cien por cien con esta ciudad y su gente. Sobre todo con aquellos que más necesitan mi ayuda...Si se puede, siempre ayudaré. -Le guiño un ojo y ella se sonroja levemente.
-Es usted un buen hombre, Señor Wayne...Eh...Hablando de gente necesitada. -Empieza a decirme, arrugando la cara.
-Wayne. -Oigo a Gordon, se levanta y se acerca a nosotros. -Quiero pedirte un favor...La jefatura de Arkham nos pide que des un discurso con el Joker al lado...Para que la gente vea que ha cambiado de verdad...Está completamente inmovilizado, te lo juro. No sufrirás daños, puedes confiar en nosotros...Pero si no quieres lo entendemos. -Frunce el ceño mientras habla.
-Eso quería decirle, el comisario me ha quitado la palabra de la boca… -Responde Leland, mirando a Gordon, quien la mira de reojo también.
-No habría ningún problema...Mientras que no ataque al público o se escape. -Expreso preocupación, aunque sé de sobra que todo saldrá bien.
De lo que no estoy tan seguro es de mi reacción al verlo. Totalmente desnudo, sin la capucha de murciélago.
-Genial, sabía que podíamos contar contigo. -Me da dos palmadas en el antebrazo, sonriéndome. -Tranquilo, todo irá bien. Voy a avisar de que estamos listos. -Asiente y entra en el centro.
Asiento y miro a Leland, que se sienta de nuevo. Me siento a su lado y miro al público. Las cámaras, entonces, aprovechan para sacar alguna que otra foto.
-Está usted muy guapo, Señor Wayne. -Me comenta de pronto la doctora.
-Oh, gracias, usted también… -Le sonrío amable y ella se sonroja levemente. Luthor pone los ojos en blanco al oírnos. -He oído que la han nombrado directora médica, es usted la máxima responsable ahora, enhorabuena. -Asiento.
-Ah, sí, ¡fue toda una sorpresa!...Resulta que Batman ayudó en esa decisión. Le preguntaron cómo distribuir la nueva plantilla del centro, y ahora que el doctor Strange está desaparecido...Bueno, me eligió a mí. Sienta bien que alguien como el gran Batman confíe en ti, te dice que estás haciendo tu trabajo genial. -Se ríe contenta y un poco avergonzada.
-Batman es un tipo difícil según me han dicho, sí...Se lo merece, doctora, créame que sí. -Le vuelvo a sonreír y ella asiente agradecida.
Y entonces, cuando las cámaras se vuelven locas y el aluvión de flashes inunda el escenario; sabemos que él ya ha salido.
Giramos la cabeza hacia las puertas del edificio, viendo al Joker en la silla de ruedas donde lo he dejado, atado de pies y manos, entre cerrando los ojos por la cantidad de luz que disparan hacia él. Me estoy quedando ciego yo y no me están apuntando a mí...Gordon sujeta la silla, empujándola hacia nosotros.
Cuando llega finalmente hasta donde estamos, mira a todos sonriendo, dando la espalda a los flashes, recuperando la visión.
-Hola, gente importante, Lex… -Nombra a este último aparte, sonriendo divertido.
-Hijo de… -Se calla, mirando a las cámaras y sonriendo falsamente. -Joker… -Gruñe por lo bajo, sin embargo.
De repente, me mira, fascinado.
-Hola...Bruce Wayne. -Sonríe. -Creo que nunca lo he tenido tan cerca de mí, se deben de fiar mucho de mí… -Se ríe divertido. Yo me río internamente a carcajadas de esto último. Sí que me ha tenido tan cerca, y muuucho más... -Encantado. -
-Encantado, Joker… -Lo miro fijamente, serio. -Me alegro de que estés mejor...He hablado con Batman, ¿sabes? Me lo ha contado todo. -Asiento.
Él parece sorprendido, de repente, sonríe mucho, brillándole los ojos.
-¿Con Bats? No sabía que eras amigo de Bats...No habrá podido venir… -Mira alrededor, y luego me mira. -Pero me portaré bien...puede que esté escondido observándome… -Me susurra, divertido.
-Sí, somos muy amigos. Como te digo. Me lo ha contado...todo. -Recalco, frunciendo el ceño.
Él me mira más fijamente, empezando a entender a lo que me refiero.
-Oh… -Achica los ojos. -Vaya. -
-Señor Wayne, tiene que decir unas palabras. -Me dice Leland, sonriéndome.
-Sí, claro. -La miro de reojo y me levanto, acercándome a la tribuna.
Gordon coloca a mi lado al Joker y después, se pone firme detrás de este, por si acaso.
Carraspeo ligeramente y pulso el micro dos veces, comprobando que se oye.
-Buenos días, Gotham. -Inmediatamente después, los flashes se disparan en mi dirección y las cámaras empiezan a señalarme, grabando todo lo que pase a partir de ahora. -Estoy muy orgulloso de estar aquí el día de hoy. Con vosotros, con ellos… -Señalo a la gente detrás de mí. -Y con él. -Señalo al Joker, quien sonríe orgulloso sin saber muy bien por qué. -Con todos, sí. Nosotros hemos hecho posible que este centro sea lo que es hoy en día con nuestro esfuerzo, pero vosotros, habitantes de Gotham, habéis puesto vuestra esperanza y vuestro corazón para que esto sea posible...Y después, nos quedan los verdaderos protagonistas de esta historia. -Asiento. -No, no somos ni el Señor Luthor ni yo, ni siquiera lo es la doctora Leslie, actual directora médica. Lo siento, doctora Thompkins… -Me vuelvo hacia ella, quién ríe asintiendo, luego, pequeñas risas del público la siguen. -No, los verdaderos protagonistas son ellos… -Miro al Joker, esperanzado. -Las personas a las que tenemos que ayudar. Ayudarlas a que avancen a nuestro lado, no encerrándolas en agujeros fríos, oscuros y cerrados. Así era el anterior Arkham. No creemos en eso. -Niego con la cabeza.
Algunos aplausos y vítores suenan, apoyando mi discurso. Mientras, el Joker me mira atento, sin apenas mover un músculo.
-Hay que ayudarlos...Como sociedad, juntos. Y hay que entenderlas...hablando, comunicándonos… -Miro al público. -Somos seres humanos, por el amor de dios...¿Es que ninguno de nosotros no ha tenido miedo alguna vez? ¿O ninguno ha querido que nos escuchen?...Que nos comprendan. Bueno, pues ellos también son seres humanos, y no tan diferentes a nosotros. -Arrugo la cara, bajando la mirada. -Y muchos de ellos solo quieren eso, que los comprendan. -Sonrío, alzando la vista. -Hace ya mucho tiempo, tuve una pérdida catastrófica en mi vida. Mis padres fueron asesinados en un callejón. Todos lo sabréis ya. Pero yo tuve a alguien a mi lado, escuchándome y cuidándome cuando me hizo falta. -Sonrío, divisando a Alfred entre el público, quien me mira enternecido. -Eso quiero que sea Arkham, aquel lugar que cuide del necesitado, que le dé cobijo y lo entienda...que mitigue su dolor. -Asiento.
Paseo mis ojos por el público. Me miran atónitos, asombrados, boquiabiertos. Veo entonces a Clark y a los demás, él me mira fijamente, escuchándome. Su compañero Jimmy, cámara en el hombro, ladea la cabeza para verme también. Lois me sonríe, asintiendo despacio cuando la miro.
-No estoy liberándolos de la culpa de sus crímenes, ni mucho menos...Solo estoy pidiendo que se les vea como a seres humanos, con sentimientos, miedos, inseguridades...Como cualquier otro. Si hacemos eso, creo...No. Sé que Gotham podrá avanzar y salir de este ciclo de crimen y castigo sin sentido donde estamos. No habrá vencedores y vencidos...Solamente una sociedad, que avanza junta hacia un futuro de paz y armonía. -Guardo silencio, mirando al público. -...Muchas gracias. Queda inaugurado oficialmente el centro psiquiátrico de Gotham, Arkham. Gracias a todos por asistir. -Sonrío amable y asiento. -Y gracias también por su atención. -Añado, haciendo una pequeña reverencia.
Me separo ligeramente del micro, mirando de reojo al Joker. Me sigue mirando, totalmente hipnotizado. Poco a poco, cuando el público va asimilando mis palabras, los aplausos empiezan a ser presentes, hasta que resuenan con gran potencia. La gente me sonríe, con esperanza y apoyo en sus palabras y rostros. Miro al público, sonriendo y los saludo, dándoles las gracias.
Me siento en mi sitio y suspiro, mirando al suelo.
-Lo has bordado… -Me dice Luthor, entre dientes. -Enhorabuena, Wayne. -
-Gracias, Lex...Muchas gracias. -Lo miro de reojo, sonriendo. Él asiente, aplaudiéndome también.
El Joker gira la cabeza, mirándome. Arruga la cara, intentando descifrar algo. Alzo la cabeza cuando soy consciente de que me mira y él frunce el ceño, confuso.
Desearía saber qué piensa ahora mismo.
-Muchas gracias, Señor Wayne...Sus palabras han sido inspiradoras y nos llenan de alegría y esperanza. Esperemos ser capaces de cumplir sus expectativas… -La doctora se ríe, subiéndose a la tribuna.
Cuando llego a casa, Alfred me ofrece un baño caliente. Yo asiento, sin hacerle mucho caso.
Suspiro y bajo a la cueva lentamente. Visualizo la celda, vacía y abierta; y la tristeza y la pena me empiezan a comer por dentro. Me devoran el alma.
Trago saliva, arrugando la cara, lentamente, entro, mirándolo todo. Con un vacío en el corazón que me duele intensamente, los recuerdos empiezan a invadir mi cabeza, agravando el dolor.
Estoy solo.
Vuelvo a estar solo.
Y cuando salgo de mi estúpido egocentrismo, me doy cuenta de que él está igual o más solo que yo ahora mismo.
Me muerdo el labio, siendo consciente de esto, las lágrimas me nublan la vista y caigo de rodillas al suelo, delante de la cama. Extiendo la mano, cogiendo las sábanas entre mis dedos. Las acerco a mi nariz e inspiro. Su olor inunda mis fosas nasales, haciendo más fuertes los recuerdos.
Lloro en silencio como un crío pequeño, que sabe que ha perdido su manta o su juguete preferido. Aquel que abrazaba cuando había una tormenta fuera, o cuando estaba asustado del monstruo del armario. Él no era ni mi manta ni mi juguete, sin embargo.
Era mi vía de escape, mi recinto de seguridad, la persona a la que sabía que podía acudir. Aquel hombre que sabía que me estaba esperando cuando volvía a las tantas de la noche.
Siempre pasaba lo mismo.
Volvía por la madrugada, de patrullar Gotham, entraba aquí, a su celda, y sin decir nada lo abrazaba, metiéndome en la cama con él. Él se despertaba cuando me sentía...siempre decía lo mismo.
"Hola Bats...Te he echado de menos".
Después, me abrazaba. Luego solíamos terminar besándonos...y si el beso iba a mayores...se nos hacía de día.
Nunca más se me hará de día junto a él.
Nunca más volveré a las tantas y lo abrazaré.
Nunca más volveré a oír "Hola Bats...Te he echado de menos".
Nunca más.
Lloro fieramente, apretando los dientes y hundiendo los codos en el colchón mientras huelo las sábanas.
No tendría que haberlo dejado ir.
Alguien me abraza por detrás, arrodillándose junto a mí.
-Señor Wayne...Ya… -Alfred me intenta consolar, acariciándome la espalda.
Destrozado, niego con la cabeza, mordiéndome el labio.
-Estoy solo otra vez, Alfred...Como siempre. -Digo entre sollozos, con la voz ronca.
-No lo está, Señor...Me tiene a mí, y al Señorito Grayson, Todd, Drake, a la Señorita Gordon y a su padre...A sus compañeros de la liga...Nos tiene a todos para lo que necesite, Señor. -Me dice, su voz llena de pena y dolor por verme así.
-Ninguno de vosotros me puede dar lo que él me daba, Alfred…Ninguno. -Niego con la cabeza, intentando tranquilizarme.
-...Lo sé...Y lo siento con toda mi alma, Señor. -Suspira pesadamente, acariciándome la cabeza como cuando era pequeño. -De verdad que lo siento… -
Me vuelvo a poder el labio, palpando la herida casi cerrada que me hizo al morderme hace unos días. Trago saliva y me giro, abrazando a Alfred fuerte.
-Tengo que ir a verlo… -Le aviso. -Lo necesito. -
-Pues hágalo, Señor...Vaya a verlo… -Me dice suavemente, separándose para mirarme.
Lo miro unos segundos y asiento deprisa. Me levanto y lo rodeo, saliendo de la celda, para prepararme.
Son las once de la noche. Estoy encaramado a un árbol, observando el centro que he inaugurado esta mañana. Según los horarios, los presos se van a dormir a las nueve en punto. El Joker está en el piso más alto, solo él ocupa ese piso. Debería ser sencillo.
Disparo la batgarra a la azotea, escalando hasta ella. Cuando aterrizo de un salto, me meto por el conducto de ventilación. Me escurro hacia abajo y saco el mapa de los conductos en mi guantelete, lo sigo despacio hasta la planta indicada, la doce. Iban a ser trece, el interno con mayor peligro iba a estar aquí, pero el supersticioso de Luthor, eliminó la última, quedándose en doce.
Abro el conducto aflojando la tapa con presión controlada. Retiro la tapa y, antes de salir, desactivo los sistemas de alarma que mi propia empresa configuró, por lo que no me hace falta piratearlos.
Salgo despacio, mirando alrededor. La sala es amplísima. Frente a mí, el ascensor y una salita a la derecha. A la izquierda, una cortina separa dos camillas, con equipo quirúrjico, equipos de emergencia y defensa. A mi lado, la celda, amplia y bien equipada con lo justo y un baño con una ducha que se separan del cuarto principal con una mampara.
Bloqueo el ascensor y me acerco a la puerta, pirateándola para que se abra también. Las cámaras de la estancia se encuentra congeladas, con una imagen que se mueve, repitiendo imágenes de las horas anteriores, cuando todo estaba en calma. Cuando yo no estaba dentro. Todo cubierto.
Solos él y yo.
Abro la puerta de la celda, visualizándolo en la cama, durmiendo con el nuevo uniforme azul claro de Arkham, con su número de identificación en el pecho y debajo, más pequeño, su nombre.
Me acerco a él despacio, y la ansiedad me hace querer saltarle encima para abrazarlo fuerte. Salivo demasiado, por lo que tengo que tragar saliva, y estoy seguro de que mis pupilas se están dilatando, también por la luz tenue que ilumina la estancia.
Lo veo dormir tranquilo, abrazando la tableta recreativa. Lo único mío que tiene. Sonrío feliz y extiendo mi mano hacia él, enredando mis dedos en su pelo. Me inclino poco a poco, hasta que dejo mi espalda en un ángulo de noventa grados respecto a mis piernas. Después, le doy un cálido beso en los labios.
Iba a parar, pero la excitación de volver a verlo me consume, y vuelvo a besarlo, esta vez, con una necesidad mucho mayor. Apoyo una de mis manos en su mejilla, acariciándolo.
Sé que se despierta cuando empieza a besarme también y me abraza del cuello, atrayéndome más a él. Termina tirándome encima de él, presionándolo debajo de mí.
Nos separamos para volver a respirar y él me mira, loco de contento. Me abraza del cuello y yo sonrío tranquilo, acariciándolo.
-Hola Bats...Te he echado de menos. -Y lo dice. Exactamente eso.
Exactamente lo que quería oír esa noche.
Me muerdo el labio y la vista se me nubla, mis ojos se llenan de lágrimas, muy distintas a las de antes en la batcueva, sin embargo.
-Ven aquí, idiota… -Le digo, besándolo de nuevo.
Nos besamos durante unos minutos, bajando poco a poco el ritmo, sintiéndonos otra vez, echándonos de menos.
Me separo de él y me siento en el borde de la cama, mirándolo. Él se sienta y me sonríe.
-¿Por qué soy un idiota?… -Pregunta curioso, divertido.
-Por nada… -Pregunto sonrojado, desviando la mirada.
-Ya… -Me acaricia la mejilla, suspirando. -No sabía si ibas a venir. Gracias por venir. -
-...La cueva está muy fría. -Respondo, más sonrojado.
-Oh, Batsy...Siempre ha estado así de fría...pero ya nos encargábamos nosotros de calentarla, ¿eh? -Se ríe, dándome pequeños golpes.
-Sí… -Sonrío débilmente, avergonzado.
-Oye, Bats...No te enfades pero...¿Has escuchado el discurso de Bruce Wayne? ¿Estabas presente? -Me pregunta curioso, de repente.
Se me eriza la piel y noto como la tensión me invade, y el nerviosismo me come por dentro.
-Sí, estaba. Lo he escuchado...¿Pasa algo? -Intento mostrarme tranquilo.
-No...Me ha gustado, solo eso...¿A ti te gustado? -Pregunta, sin dejar de mirarme.
-Sí, un poco extenso para mi gusto pero… -Asiento lentamente, alzando una ceja.
-No, para nada...Ha dicho todo lo que tenía que decir...Hasta sabía muchas cosas que normalmente esa clase de gente no sabe, o no caen en ellas. Me ha gustado conocerlo… -Me mira, como esperando a que diga algo.
-Wayne es así, parece un niño mimado y un mujeriego pero… -Arrugo la cara.
-Ya...Tenía una herida...en el labio. -Me mira a los ojos y después baja la vista lentamente hasta mi labio inferior. Callado, con un sudor frío recorriéndome toda la espalda, trago saliva cuando acerca la cara a mí.
Alza la mano hasta mi boca, acariciando la herida que me hizo hace unos días. Esa que Wayne también tenía…
-Bats… -Me mira a los ojos, esperando que hable.
Traga saliva y arruga la cara, pensativo.
-...Bruce… -Cierro los ojos cuando oigo ese nombre salir de sus labios, como en un susurro. El mundo me empieza a dar vueltas y siento que las ganas de vomitar me invaden. Cuando los vuelvo a abrir, me mira callado. -...¿Bruce…? -Dice, tembloroso, casi tanto como yo. Me mira fijamente, suplicando una respuesta con la mirada.
-Joker, yo… -Empiezo a hablar por fin, moviendo la cabeza.
-Me dijiste que si me importaba quién eras...¿Es por eso? ¿Eres Bruce Wayne?… -Pregunta directamente, empezando a ponerse nervioso.
-...Mira… -Trago saliva y suspiro. -Pase lo que pase ahora...Quiero que sepas que sigo siendo Batman...Bats. Y...y también quiero que sepas que te quiero...He venido corriendo porque te necesitaba. Necesitaba estar contigo...Y da igual quién demonios sea. -Asiento.
Suspiro profundamente y apoyo dos dedos en mi nuca, pulsando ligeramente.
Si quiero a este hombre tanto como creo que lo hago, debo hacer esto.
La capucha se desajusta y lentamente, me la quito, quedándome desnudo frente a él.
Mis ojos, despacio, suben hasta los suyos, sin capuchas o máscaras de por medio. Tengo miedo y estoy temblando. Ni siquiera me molesto en ocultárselo. Ya no le puedo ocultar nada. Ya no.
-...Estás loco… -Me suelta, mirándome asombrado. -Y por eso me encantas...Maldito Bruce Wayne… -Me empuja mientras me insulta, tumbándome para besarme con unas ganas increíbles.
-Espera...espera… -Lo separo, mirándolo.
Me mira confundido y molesto por haberlo parado.
-¿Qué?… -
-No puedes decir nada...A NADIE. -Le aclaro, tajante. -Te lo he confiado a ti...porque me has demostrado tu lealtad...Y porque te quiero...ciegamente. -Le confieso.
-Bat...Bruce...yo te quiero igual...Ni aunque me torturaran diría nada. Eres Bruce Wayne...Es decir, he estado cuatro meses follando con Bruce Wayne y con Batman a la vez...Si lo digo, os perderé a los dos. -Se acerca a mí, susurrando. -No pienso perderte ni muerto, tu secreto es el mío...Te lo juro, Bats. -Me dice sonriendo.
Yo asiento lentamente, todavía temblando. Él me mira ladeando la cabeza, estudiando mi expresión. Se ríe ligeramente y me acaricia las mejillas mientras me vuelve a besar, esta vez, más lento y profundo.
-Bats...sigues siendo tú. Deja de temblar… -Me dice, tranquilizándome. -Esto no cambia nada...Bueno, explica muchas cosas pero… -Se encoge de hombros. -Sigues siendo mi pequeño gran murciélago… -Sonríe, tocándome la punta de la nariz con el dedo índice.
Me sonrojo y arrugo la cara por esto último, avergonzado.
-Ahora que lo pienso...¿Sabes la cantidad de mujeres jóvenes y guapas que querrían estar contigo?...Mujeres y hombres, claro...¡Pero estás conmigo! -Me grita incrédulo. -O me quieres mucho, o debo ser muuuy especial para ti… -Arruga la cara, sonriendo. -Yo también te quiero de la misma manera, Batsy. -
-Lo sé…Por eso he venido… -Lo abrazo fuerte, suspirando.
De repente, mi guantelete pita. Nos separamos, en alerta. Miro por la pantalla del guante.
-Mierda...Un guardia viene hacia aquí. Me tengo que ir. -Digo deprisa, colocándome de nuevo la capucha.
Él me mira asintiendo. Le doy un beso rápido y me escabullo, cerrando la puerta y metiéndome en el conducto, poniendo de nuevo la rejilla que hace de tapa. Presiono un botón y todo vuelve a estar activo y en funcionamiento.
Justo entonces, el ascensor se abre y un guardia sale tranquilamente, mirándolo todo. Mira de pronto a la celda y frunce el ceño.
Que se esté haciendo el dormido...que se esté haciendo el dormido...Rezo internamente, arrugando la cara.
El guardia se acerca, alzando la cabeza. Emite un gruñido achicando los ojos y después se gira, volviendo al ascensor. Cuando se cierran las puertas de nuevo, oigo al Joker despidiéndose.
-Adiós, Bats… -Dice susurrando.
-Adiós… -Le digo también en voz baja, saliendo del conducto después, escalando hacia arriba.
Oigo a J'onn hablar de fondo, mientras mi mente viaja en mis recuerdos recientes mejor atesorados, los que le pertenecen a él.
-Por lo tanto, yo creo que la operación salió bastante bien...Los villanos no dieron mayores problemas, excepto ese con el pingüino y el de Poison Ivy pero...En general, fue una misión exitosa. Espero que hayamos cumplido con tus expectativas, Batman. -En cuanto me nombra, lo miro fijamente.
-Sí, J'onn, gracias a todos por ayudarme...Esto me servirá para teneros en cuenta en un futuro...Me habéis sido de gran ayuda. -Asiento, mirando a todos. -Hace tres días envié al Joker de nuevo a Arkham. Todos vuelven a estar seguros allí, y no creo que el porcentaje de fuga sea tan alto como el de antes. Podéis volver a entrar en la batcueva sin peligro...avisando antes, como siempre, pero...Vuelve a ser segura al cien por cien. Y la celda de Lucius resultó ser muy fiable. -Asiento. -Si alguno quiere un modelo igual para su propia ciudad...Solo tiene que consultármelo. -
Ellos asienten, satisfechos.
-Dos caras ni siquiera hizo el intento de escaparse, Batman. -Dice Barry orgulloso. -Y cuando lo devolví a Arkham no ocurrió nada tampoco. -Me sonríe.
-...Gracias, Barry...Enhorabuena por hacer bien tu trabajo. -Digo confundido.
Él arruga la cara, decepcionado con mi respuesta y Hal lo señala, riéndose.
-Por bocazas… -Se burla Green Lantern, para después seguir riéndose junto a Shazam.
-Bueno pues...sino hay más puntos a tratar, se finaliza la sesión de control. -Asiente J'onn, sonriéndonos.
Me levanto suspirando y ando hacia el pasillo, dirigiéndome a mi cuarto. Voy a quedarme un rato en la Atalaya, trabajando en los análisis del Joker y algunas investigaciones más.
Pero alguien me tenía que parar.
-Batman. -Oigo que me gritan, frenando mis pasos.
Suspiro y me giro, para ver a Clark andar rápido hacia mí dado que estaba lejos.
-Superman… -Le digo, alzando una ceja.
-Oye, nada, que quería decirte que me gustó mucho lo que dijiste en Arkham… -Me sonríe. -Lois está haciendo un artículo súper extenso de dos páginas...Se incorporará al número de mañana. Creo que nos inspiraste a todos. Ha tenido un recibimiento espléndido, al menos en Metrópolis… -Asiente, encogiéndose de hombros.
-Me alegro, Clark. Era lo que se tenía que decir, nada más...No dije nada que nadie no supiera ya… -Asiento despacio, andando otra vez.
-Oh, claro, claro...Pero eso...Nadie lo había dicho en voz alta tan claramente. Eso se agradece. -Me sonríe, andando a mi lado.
-De nada, supongo… -Digo mirándolo de reojo. -Clark… -Paro en seco, mirándolo fijamente. -¿Qué quieres? -
-Oh...Eh… -Baja la cabeza, arrugando la cara. Se rasca la nuca, mirándome de reojo. -Es que...desde que pasó aquello ya no hablamos...No quiero perder nuestra amistad, Bruce. Eres mi mejor amigo. ¿Lo sigues siendo?… -
Lo miro durante unos segundos y suspiro.
-Sí...Claro. He estado liado, Clark. Ya vuelvo a estar libre, no te preocupes… -Asiento, moviendo las manos a los lados.
-Claro, ya no tienes ningún loco en tu sótano… -Se ríe divertido. Pero a mi no me hace ni puta gracia. En cuanto nota esto, se atraganta con su propia risa, callándose y poniéndose blanco como el papel. -...Lo siento… -
-...Adiós, Clark. -Le digo, resoplando. Andando hacia mi recinto privado.
-Adiós...Lo siento. -Repite, quedándose parado en mitad del pasillo.
Cuando vuelvo a la cueva, hacia la hora de cenar, enciendo el ordenador.
He recordado mientras trabajaba antes, que Luthor planeó que cada recluso tuviera una mini cámara implantada en su uniforme, camuflada entre los números de registro. Además, Arkham está infestada de cámaras por todas partes.
Luthor no sé si tiene autorización para acceder a ellas...Pero Bruce Wayne sí, porque Batman sí la tiene.
Sonrío y me siento en la silla, empezando a conectarme a la red de seguridad de Arkham. Alterno las cámaras, buscando al Joker.
Paro cuando lo veo en la pantalla. Es hora de cenar al parecer. Se ve todo el comedor desde distintos puntos de vista, además de una vista general. El comedor es ancho y espacioso, limpio y con un aire innovador y alegre, como todo el edificio lo es ahora.
Lo veo comer sin mucho interés, está sentado con Ed Nygma, quien parece hablar solo, aunque lo mira de vez en cuando aunque el Joker no parezca estar prestándole atención.
-¡Y entonces va el desgraciado y lo resuelve! -Grita Nygma colérico. -No era tan listo como Batman pero como podía preguntarle cosas a su estúpido anillo, averiguaba los acertijos en seguida...Eso es hacer trampas, ¿verdad? -Pregunta.
El Joker alza la vista hacia él.
-¿Tengo cara de que me importe una mierda tus asuntos, pregunta de exclamación gigante? -Pregunta, alzando una ceja.
Enigma da un pequeño salto, ofendido.
-¡Pues antes bien que te interesaba todo esto! -Le grita molesto. -¿Y desde cuándo te dejan comer con los demás? ¿Y si nos matas con una de tus cucharas?… -Pregunta, mirándolo de reojo con superioridad.
Ojalá estuviera allí para cruzarle la cara yo mismo.
-Desde que he recuperado el sentido común. A ver cuando haces lo mismo, Eddie. -Le sonríe tranquilo, devolviéndole el golpe ocho veces más fuerte.
Nygma se ofende, gruñendo fuertemente entre dientes.
-¡Imposible! ¡Ni siquiera el murciélago puede haber sido capaz de eso! -Algunos supervisores miran a Nygma y este baja la voz, frunciendo el ceño. -Dime...¿qué te ha prometido para que te hagas pasar por bueno?… -Pregunta sonriendo. -Compartamos el botín. -
-No hay ningún botín, Ed. He cambiado. No sé si será por Batman o por las pastis pero...He cambiado. -Asiente.
-...¿Te tomas las pastillas? -Pregunta sorprendido. -¿Por qué? -Atónito, arruga la cara.
-Religiosamente cada día. -Asiente sonriendo, metiéndose otro trozo de carne en la boca. -Porque es lo que tengo que hacer. Se te va a quedar frío, Eddie. -Señala con la cuchara de plástico la bandeja del otro.
-Es lo que tienes que hacer...no me jodas, Joker. -Frunce el ceño, creyendo que sea una broma. -No tengo hambre, quiero saber por qué lo haces. -Asiente.
Nygma es un pozo sin fondo de sabiduría. Quiere ser el más listo de la estancia donde se encuentre. Siempre. Y si alguien sabe algo que él no, hará lo que sea para saberlo él también.
-...Si me nombras, desaparezco. -Le dice Joker, elegantemente. -Ale. Buenas noches. -Recoge su bandeja, se levanta y va a colocarla en el carrito de bandejas vacías.
Sonrío para mí, mirando como se mueve. Recuerda una de nuestras últimas peleas...Cuando no me dejaba trabajar y le dije esa misma adivinanza tonta. Ahogo una risa, negando con la cabeza.
-...¿Cómo?… -Nygma lo mira sin palabras, totalmente confuso. -¡Oye! -Le grita enfadado, pero se calla al sentir la mirada de los seguratas sobre él. Gruñe y se cruza de brazos, volviendo a comer después.
Lo sigo por las cámaras, los guardias se lo llevan a la habitación, esposado de manos.
-Ha hecho un día soleado, ¿eh? -Sonríe.
Blancos y aterrorizados, los guardias asiente deprisa, incómodos.
-Mañana tal vez salga a dar un paseo… -Asiente. -Todavía no he visto el jardín exterior. -
Es cierto. Construimos un jardín, un recinto cerrado totalmente verde, donde pueden pasear y correr todo lo que quieran, totalmente vigilados, claro.
-Es...bonito. -Contesta uno de los guardias, con miedo.
El Joker lo mira, sonriendo.
-Acompáñame mañana, ¿vale? -Dice eufórico.
El guardia abre los ojos impactado, con cara de preguntarse qué demonios acaba de hacer.
De pronto, se empiezan a oír gritos y alborotos por el largo pasillo. Miro la cámara siguiente, no, la siguiente siguiente a esta.
Oh no.
Harley viene corriendo, sin esposas, totalmente libre. Unas cámaras más adelante, dos guardias la persiguen, corriendo todo lo que pueden.
El Joker y sus guardias arrugan la cara, y antes de que se den cuenta, Harley se ha abalanzado sobre el Joker, tirándolo al suelo. Este, moviéndose debajo de ella, frunce el ceño, intentando quitársela de encima.
Los guardias, cuando salen de su inicial sorpresa, intentan separarla.
-Espera, Pudin… -Dice, levantándose para empezar a repartir golpes y patadas.
En menos de dos minutos, deja inconsciente a todo el personal que pretende acercarse para pararla. Vuelve a agacharse, poniéndose sobre el Joker. Lo besa intensamente, desesperadamente. Él, apartando la cara cada vez que puede, gruñe.
-¡Déjame, Harley! ¡Te lo ordeno! ¡Apártate de mí! -Gruñe, gritándole encolerizado.
No pierdo un minuto más y, seleccionando la cámara 498-E, donde están situados, doy la señal de alarma de preso suelto. Una alarma empieza a sonar a través de la pantalla de mi ordenador y una luz roja parpadeante inunda el tramo de pasillo donde están.
-Ya vienen a por ti...Será mejor que corras. -La amenaza, taladrándola con la mirada.
-Pudin...Que soy yo, tu Harley… -Posa las manos en sus mejillas, obligándolo a mirarla. Él gruñe, frunciendo el ceño. -Sé que aún me quieres...Vamos...Recuérdalo… -Harley empieza a mover las caderas, tentándolo y rozándose contra su entre pierna.
Menos mal que, justo en ese momento, unos guardias, esta vez armados hasta los dientes, giran el pasillo, corriendo hasta ella y apuntándola con pistolas y rifles.
-¡Al suelo! ¡Apártate de él! -Le gritan furiosamente.
Harley, abriendo los ojos como platos se levanta y empieza a correr, huyendo de los guardias a toda prisa.
-¡Eh! ¡A por ella, que no escape! -Grita uno de ellos, siguiéndola junto al resto.
El Joker mira como se desarrolla la acción, levantándose lentamente y gruñendo molesto.
-¿Estás bien? -Le pregunta uno de los guardias, que se ha quedado para custodiarlo hasta su cuarto. Él asiente. -Bien, pues vamos. -Señala el ascensor, subiendo con él hasta la planta de su celda.
Suspiro ya más tranquilo y cambio de cámara, deleitándome al ver cómo esposan a Quinn y la llevan a rastras hasta su celda, totalmente anestesiada.
Escucho a Alfred llamarme desde la cocina, desde el intercomunicador.
-Señor, la cena está lista, cuando quiera puede subir. -Me avisa, cortando la comunicación.
-Ya voy, Alfred, dame dos minutos. -Le digo, pulsando el botón del aparato mientras hablo.
