Aelita's Nature

Capítulo 4

Había pasado la Navidad, y la mañana del 26 de Diciembre de 2004 pasó tranquilamente. Era un Lunes pero debido a las fiestas no había demasiado que hacer, aunque Jeremy había estado esa jornada, y las anteriores, trabajando en el programa de virtualización de Aelita. Era lo mejor, así no pensaba en los últimos acontecimientos del grupo, y es que la salida de Yumi había hecho que los demás se sintieran bastante mal, pese a que de primeras habían estado de acuerdo con su retirada y habían mostrado una cara alegre ante ella.

Pero estando ya a solas entre ellos, el pesimismo les había dado un fuerte bajón a las expectativas, pero pese a ello, y no estando dispuestos a comerse más la cabeza con ello, se limitaron a seguir adelante y a disfrutar de esos pocos días de descanso tanto de los estudios como de Xana. Gracias a apagar el súper ordenador, habían podido estar tranquilos y sin miedo a ser atacados en cualquier momento; de hecho durante esos días pudieron avanzar en el programa. Aunque en realidad eso lo hizo Jeremy, los otros dos se dedicaron a perfeccionar uno de los deportes favoritos de la Academia: deslizamiento por pasillo. Y aunque de primeras el rubio no estaba muy dispuesto, se acabó apuntando también antes de la hora de comer, entre otras cosas para desestresarse.

-¿Listo, Odd?- Jeremy se había colocado en el extremo del pasillo.

Los otros dos se habían colocado al lado contrario, poniendo una sudadera en el suelo para marcar el lugar desde el que se tenían que dejar deslizar. En cuanto Jeremy bajó el brazo, el muchacho comenzó a esprintar, y en cuanto cruzó la sudadera, se inclinó sobre su cuerpo y extendió los brazos, logrando llegar así hasta colocarse a un par de metros de Jeremy, recorriendo unos cinco metros así. Este colocó una cinta delante del pie derecho del otro, y sonriendo le felicitó.

-¡Te vas a tener que esforzar, Ulrich!- le dijo divertido Odd, mientras este sonreía con cierta suficiencia.

-¿Apostamos algo?- preguntó, y el otro sonrió.

-Postres de una semana puede estar bien- comentó Jeremy, y los demás asintieron. Estando conformes, él levantó el brazo.

En cuanto lo descendió, Ulrich hizo exactamente lo mismo que Odd. Pese a ser más fuerte, también pesaba unos kilos más, y eso jugó en su contra dado que se quedó a metro y medio del otro, que saltó alegre cuando vio cómo Jeremy colocaba una cinta el suelo, marcando así la marca del muchacho, que gruñó algo molesto.

-Pues me toca, entonces- Jeremy se encaminó hasta el otro lado del pasillo, mientras los otros dos se preparaban.

El chico no era el más ágil o atlético, pero estaba dispuesto a llegar lo más lejos posible. Se colocó al fondo y comenzó a correr todo lo que pudo. Apenas se pudo impulsar pero logró deslizarse por el suelo hasta acercarse bastante a Ulrich, que le ayudó a no caerse al suelo por el exceso de frenada al final del todo, mientras los otros se reían un poco. Le dieron unas palmas en la espada, mientras el estómago de Odd rugía un poco por el hambre.

-Iremos a comer ya, ¿no? Muero, tú- exclamó, los otros dos se rieron. Le tendieron la sudadera, que tomó con una sonrisa, y tras cerrar las puertas de sus cuartos bajaron.

Mientras descendían por las escaleras se encontraron nuevamente a Sissi, que les saludó afable. Ulrich rodó los ojos un poco pero le devolvió el gesto, mientras los otros dos continuaron hasta el descansillo.

-¿Qué tal, Ulrich, querido?- le saludó ella, mientras se le acercaba. Este estaba algo incómodo, pero le sonrió.

-Bi-bien, ¿tú?- ella hizo lo mismo. Tomó ligeramente su mano, mientras el corazón del otro se aceleraba un poco.

La retiró suavemente. Aunque la chica le parecía mona… ahora su interés estaba en otra persona, y no sería justo darle esperanzas a la chica. Ella pareció desilusionada en ese momento pero apenas lo mostró, limitándose a separarse algo más de él.

-Ya comí. Luego… ¿querrás salir un rato?- pero el otro se rascó la nuca.

No podía decirle que tenían que ir a la fábrica a poner en marcha el súper ordenador para continuar con su lucha contra Xana, junto a Aelita, en las llanuras y montes de Lyoko. Ella se encontró con una expresión de él que entendió rápidamente. Y sintió fuertes celos, seguro que era porque iba a estar con la estirada esa de Yumi… ¡¿qué tenía esa que no tuviera ella!? Si encima le sacaba palmo y medio, y por su ropa y cuerpo parecía más un tío que no una chica. Estaba tan metida en eso que ni se enteró que el otro ya se encaminaba con los demás dirección a la cafetería, en la que entraron.

-Tío, no entiendo por qué la rechazas, si está buenísima- comentaba Odd, mientras los otros dos se miraron.

-¿Pero no has visto cómo es?- el otro se hundió de hombros, mientras tomaban sus bandejas.

-A ver, no es la más lista o maja, pero es un bomboncito- señaló, se acercaron a Rosa para que les sirvió con una sonrisa.

Tras eso, y una vez sentados en torno a una mesa, siguieron hablando.

-A mi ella no me gusta, la verdad… Por guapa que sea, no… no me acaba de gustar, es todo- murmuró Ulrich, algo incomodo con la conversación.

-Prefieres a Yumi, ¿eh, bribón?- el aludido gruñó molesto, Odd se rio y Jeremy se rascó algo la frente mientras partía algo de pan y lo echaba al puré de patatas.

-¿Y tú por qué estás tan interesado en Sissi, es que te gusta?- le atacó, y el otro se calló de pronto, limitándose a tomar del puré.

-Es lo que dice Odd, es guapa pero es todo. A mí me gustan de otra forma- explicó, y Ulrich sonrió de medio lado.

-¿Con el pelo rosa y cara de elfo, tal vez?- Jeremy gruñó un poco, negando pero con un ligero sonrojo en las mejillas.

-No hombre, no… en realidad no me gusta nadie- respondió, mientras seguía comiendo.

Como no parecía querer hablar de ese tema, los otros dos continuaron con otro tema importante, y que ese día llevarían a cabo.

-¿A qué hora iremos a la fábrica?- preguntó Ulrich, Jeremy paró de comer mientras el otro engullía a toda velocidad y hasta se llevaba la ración que le quedaba al segundo, que le tendió el plato mientras respondía.

-Si os parece en un par de horas- y los otros dos asintieron. Ulrich suspiró, mientras se cruzaba de brazos.

-Me gustaría poder contar con Yumi, pero ella tiene asuntos familiares- comentó, y los otros dos se miraron.

-Además dijo que no quería saber más de Lyoko, así que… Dudo que aunque tuviera la tarde libre, viniera- las palabras de Odd hicieron que bajara algo el rostro.

-Al menos no va con un tío o algo así…- gruñó, mientras se levantaba de golpe y se iba.

Jeremy le miró irse mientras dejaba la bandeja en su sitio, llevándose solamente el yogur, y que se lo comió de pie. Estaba tan ofuscado que ni se acordó de la apuesta que habían hecho minutos antes de ir a la cafetería, y eso no era propio del chico, que se tomaba esas cosas bastante en serio. Más cuando ni hizo caso de las legítimas protestas de Odd, y que se limitó a tomar el de Jeremy, que se lo cedió. No tardaron demasiado en salir también, encontrándose a Ulrich sentado en las raíces de uno de los árboles más cercanos al parque.

-¿Vamos?- preguntó, en cuanto los otros llegaron a su altura. Ellos se miraron, desde luego quería ir sin más esperas. Probablemente quisiera quitárselo de la cabeza cuanto antes, el asunto de Yumi.

O que simplemente se aburría y necesitaba de la adrenalina de las peleas en Lyoko contra Xana. Eso era lo que se solía decir a sí mismo Ulrich, pero en realidad era una suerte de mezcla. Quitándose esas ideas de la cabeza y que no le hacían bien en absoluto, se encaminó con los demás dirección a la sede del súper ordenador. Se dirigieron hacia la entrada de las alcantarillas, y sin demasiada ceremonia – no sin antes vigilar que nadie les estaba siguiendo – abrieron la tapa y bajaron por la escalera de mano.

-Muchas gracias, por cierto… no os lo llegué a decir, pero agradezco mucho esto- ya estaban andando por las alcantarillas.

Los otros le restaron importancia- No es nada, Einstein. Además, ya estamos en esto, ¿no?- comentó Odd, tomando su skate con una sonrisa.

Ulrich se limitó a deslizarse usando el suyo, seguido de cerca por el otro, mientras Jeremy estaba a unos metros por detrás, y que se impulsaba con una ligera sonrisa en el rostro, con cierta ilusión por retomar aquella aventura. Era estresante, compleja y peligrosa… pero era su aventura. Y si lograba salvar a Aelita… pues mejor sin ninguna duda. En poco tiempo se plantaron en la fábrica, se miraron, y soltaron un suspiro. No habría vuelta atrás a partir de ese punto, pero ya lo tenían más que claro para esos momentos, así que simplemente bajaron hasta la nave principal.

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El ascensor se abrió y permitió que los tres jóvenes observaran el impresionante súper ordenador. En cuanto comenzaron a cruzar la sala se fue elevando el aparato, quedando abierta la tapa de encendido cuando Jeremy presionó el botoncito de su centro, y que tenía el mismísimo símbolo de Xana. Sin más ceremonia, tomó la palanca, y con fuerza la levantó, escuchándose el suave murmullo de los engranajes internos del súper ordenador poniéndose en marcha.

-Volvamos arriba, a ver cómo está Aelita…- murmuró, los otros dos de hecho ya esperaban de nuevo en el ascensor.

En cuanto subieron a la sala de la interfaz, Jeremy se sentó en su asiento, con los otros dos a los lados, viéndole teclear rápidamente y poniendo en marcha múltiples programas. Pero en seguida el afable rostro de la IA apareció ante ellos, con una gran sonrisa.

-¡Volvisteis!- exclamó, saludándoles con ganas.

Jeremy sonrió, mientras se ajustaba los cascos y el micrófono.

-Sí, bueno… por desgracia Yumi no seguirá con nosotros…- Aelita asintió, con un rostro algo más serio.

-Es lo mejor, en realidad. Pero gracias por seguir aquí, lo agradezco- fue entonces que ella volvió a su tono sereno habitual.

-En fin, he trabajado estos días en tu programa, durante la Navidad, y…- Aelita le cortó.

-¿Navidad? ¿La celebración que me dijiste?- preguntó, y los otros asintieron.

-Sí. ¡Mola mucho! Aunque poco la hemos podido disfrutar, este año no fuimos con nuestra familia para estar aquí, ayudando a Jeremy- ella les miró con interés, deseando que se explicaran.

-En Navidad solemos estar con los padres, hermanos, primos… pero este año no. Aunque en casa tampoco es que me apetezca mucho estar…- explicó Ulrich.

Aelita, entendiendo, asintió- Comprendo. Bueno, Jeremy, cuando quieras seguiremos trabajando juntos cuando estés en Kadic- afirmó, y no teniendo mucho más que hacer, apagó la pantalla y procedieron a marcharse.

A partir de ese momento volvían a estar bajo la lupa de Xana. Esta no entendía las razones de aquellos muchachos de apagar y volver a encender el súper ordenador, no tenía sentido. Pero no estaba dispuesta a permitir que pudieran hacerlo de nuevo, tenía que encontrar la manera de evitar que algo así pudiera pasar en el futuro. Aunque para eso aún necesitaba mucho trabajo, y sobre todo, algún medio para obligarles a no poder hacerlo de nuevo.

Con ello en mente, comenzó a mover sus fichas para lograr se objetivo. Tenía que aprender todo lo posible de sus enemigos, ahora más que nunca. Y lo iba a hacer, empezando por el eslabón más débil, y que debía ser la humana. ¿Por qué no estaba con los demás? Igual habían discutido, o estaba lejos de los demás… en cualquier caso debía haber alguna razón para ello, así que aprovecharía para estudiarla apropiadamente. Sería arriesgado y mostraría parte de sus planes, pero valdría la pena.

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Yumi había, efectivamente, salido a dar una vuelta junto a la familia. Aunque en realidad la idea era ir a ver los puestos de las principales avenidas de Boulogne más que andar, pero en ese rato se podrían airear un poco. Hacía un buen rato que el Sol había descendido y ya era de noche pese a apenas ser el inicio de la tarde, aunque para esas alturas ya tenían los demás que haber puesto en marcha Lyoko. Pero no quería pensar en ello, prefería centrarse en los colgantes que había delante de ella, y que su madre también contemplaba con cierto interés.

-Son bonitos, la verdad- comentaba Akiko, mientras se los colocaba al lado de la oreja.

Hiroki se aburría mientras Takeo esperaba paciente a unos metros, cerca de un banco y con el niño de la mano.

-La verdad es que sí…- la mujer miró a su hija con una suave sonrisa.

-Pareces distraída…- murmuró, pero la otra negó.

-La verdad es que no, perdón por preocuparte…- murmuró, pero la otra se limitó a abrazarla por detrás.

-Pónganos dos de estos, por favor- le mostró al tendero unos pendientes que le gustaron. Eran bonitos, con la forma de unas estrellas de cinco puntas y de color azul celeste.

Yumi se sorprendió pero se dejó regalar aquellos abalorios por su madre, y que compró dos pares. Una vez pagados, Akiko los guardó en el bolso y de la mano con su hija se acercó a Takeo, que les sonrió afable.

-¿Seguimos?- y dándole el brazo a su esposa siguieron adelante. Hiroki, que se quería adelantar, amagó con ir algo más deprisa pero su padre se lo impidió.

Sin embargo, Yumi fue con él. Aunque su hermano a veces fuera estúpido y un metomentodo era su hermano y le quería, y de paso le serviría de distracción para no pensar en sus compañeros o en Lyoko. Se alegraba de haber tomado esa decisión, aunque en el fondo de su cabeza empezó a aparecer la idea de que ella podía ser un objetivo prioritario para Xana. Esperaba equivocarse, en todo caso.

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Las horas pasaron, y ya de madrugada, Aelita seguía trabajando desde Lyoko en su programa. Estaba sorprendida con todo lo que había podido avanzar Jeremy durante los días que estuvo cerrado el súper ordenador, siete en concreto. La verdad es que el chico se había esforzado bastante, y aunque estaba agradecida, seguía pensando que no merecía la pena correr el riesgo. De todas formas, y por respeto, no llegó a decir nada sobre ese pensamiento y que consideraba redundante en esos momentos. Por ello se limitó a echar una mano con la codificación, y que había resultado ser bastante exitosa en lo que había revisado, y que era prácticamente todo.

-Vale… esto mejor aquí…. Y esta parte por… aquí…. Bien- sonrió un poco, moviendo algunas secciones y colocándolas en párrafos separados, y posicionándolas delante o detrás según el caso.

Tras ese último cambio, observó la belleza de los códigos ya creados. Entendía el concepto pero hasta entonces no había visto nada que ella pudiera ejemplificar como hermoso, pero ahora sí que tenía algo con esa característica delante. El mero hecho le daba cierto placer, aunque no entendía las razones. No era algo lógico, la belleza no lo era ni mucho menos y de hecho era profundamente subjetivo…. Pero pese a ello era capaz de apreciarlo, por alguna razón que no entendía.

Puede que sus programas fueran más complejos, o es que simplemente estaba aprendiendo sin darse cuenta. Lo había hecho ya con las interacciones con sus compañeros, así que eso podía ser igual, solo que era más complicado de aprender. No deseando perder más tiempo en esas reflexiones siguió tecleando los códigos de su programa, limitándose a seguir adelante con su trabajo.

Hacía rato que Jeremy se había ido a dormir, así que ella trabajaría durante todo ese tiempo para poder compensar todo lo que el otro había avanzado. A ella se le había hecho un parpadeo, esa semana. Cuando apagaron el súper ordenador todo se congelo, y un segundo después el mundo volvió a funcionar ante sus ojos, y los tres chicos estaban delante de ella. Cuando les saludó, y sabiendo que a ellos eso les gustaría, actuó como si estuviera feliz… y de alguna forma así era.

Más tarde Jeremy le comentaría que era una cuestión de ser coherente con la promesa que habían hecho, pero eso ella no lo comprendió demasiado, la idea del honor le era rara, innecesaria y hasta ilógica, pero de alguna forma agradecía su existencia. Por primera vez en cierto tiempo ella realmente tenía ciertas expectativas con ir a la Tierra con los demás, especialmente por Jeremy y que tanto estaba haciendo por ella.

Y sin embargo, no pudo seguir con esas ideas. Un fuerte retumbar la sacó de esos pensamientos, gruñó, y se levantó de golpe. En la Tierra, en el ordenador de Jeremy ella apareció en una ventaba emergente, llamándole, haciendo que el adolescente se levantara de un golpe. Algo atontado rebuscó por sus gafas en la mesa, y una vez puestas, habló con la IA en susurros.

-Ve buscando la torre, avisaré a Ulrich y Odd- aseguró, pero ésta ya había descendido hasta el piso inferior de la torre para recorrerse Lyoko.

Dicho eso, se quitó los cascos y salió de su cuarto a hurtadillas, y golpeó suavemente la puerta del cuarto de sus compañeros, al que entró y encendió la luz, provocando que Ulrich se despertara de golpe, atolondrado.

-Ataque de Xana, vamos- y como mera respuesta solo recibió un gruñido, mientras el otro se iba incorporando, mientras Odd se estiraba algo molesto por verse interrumpido en el sueño. Al menos Kiwi le ayudó con unos lametones en la cara.

Encima se tenían que mover en plena noche y con un frío bastante intenso. Al menos no pasarían frío en Lyoko, no así Jeremy, que sí tendría que aguantar cierto fresco dentro de la sala de la interfaz del súper ordenador. Algún día tendría que traer alguna manta, un calentador o algo así. De mientras tendría que soportar las a veces bajas temperaturas que hacía en el interior del edificio. Sin pensar más sobre esos temas, salieron a hurtadillas del piso de los chicos, evitando despertar a Jim, y bajaron a toda prisa por las escaleras, yendo directamente hacia la sala de calderas, por la cual accederían hasta la fábrica.

Normalmente irían por el exterior de Kadic, pero lo más seguro es que estuviera cerrada la puerta, no así la sala del calentador, que habían logrado abrir el primer día, allá por Octubre, y que tuvieron que usar en un momento de necesidad. Fueron corriendo por las cañerías a partir de ese punto, llegando en poco tiempo hasta la fábrica, preguntándose cual sería el nuevo ataque de Xana, y si esta se había enterado de que se había apagado el súper ordenador durante una semana.

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Aelita ya corría dirección hacia la torre, aquella vez en el sector de las montañas. Las pulsaciones de la malvada IA la estaban guiando a través de los desfiladeros, pero sorprendentemente aún no había visto ningún monstruo ir en esa misma dirección, lo cual era curioso. Eso es que probablemente ya los había mandado, o directamente les había generado justo al lado, para no dar demasiadas pistas. Daba igual la razón, en todo caso, pues no tenía tiempo para poder ponerse a pensar en ello.

-Tiene que estar cerca…- gruñó, intentando extender todo lo posible las zancadas y así acelerar más aún, lástima que no tuviera el súper sprint de Ulrich.

Estaba en una posición mala, en medio de un largo camino que unía dos plataformas, siendo la enésima que cruzaba desde que llegó al sector. Y no tardaron demasiado en aparecer un escuadrón de tres avispones. Su fuerte zumbido resonó por entre los grandes picos, protegidos por la neblina y la densa bruma que lo rodeaba todo. Ella frunció el ceño, así que decidió echar cuerpo a tierra. Le habían comentado que en situaciones así era lo ideal para poder esquivar a los enemigos y que no le llegaran a dar los láseres de los avispones, que cayeron como la lluvia cerca de ella.

Aelita comenzó a cantar, y un domo de roca se elevó sobre ella para así protegerse del bombardeo. Era consciente de que así no podría estar eternamente y que en algún momento tendría que avanzar. Por ello, y usando una apertura horizontal en sus defensas, aprovechó un momento de despiste de los avispones para retirar sus protecciones, esprintar unos pocos metros, y volver a refugiarse al recibir la lluvia de disparos, Y sin embargo, algún golpe recibió por los láseres, restándole 40 puntos de vida.

Volvió a encerrarse en una roca hueca, pero en esa ocasión, delante de la misma construyó con su canto un pasadizo que le permitiría avanzar unos metros más, aunque tendría que ir a gatas por el mismo, ya que no era demasiado alto ni lo bastante ancho como para poder desplazarse rápidamente por el mismo. Esperaba que los demás llegaran cuanto antes…

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Mientras, Yumi había bajado a la cocina de su casa para beber algo de agua. Se había desvelado y tenía bastante sed, así que se estaba tomando un vaso de agua. El camisón que llevaba no la protegía lo bastante del frío así que se puso una sudadera por encima y unos pantalones de chándal, y con cara adormilada se encontraba sentada en la cocina, agotada y con ganas de dormir y no despertarse hasta una semana más tarde. Tenía los pies fríos por ir descalza pero no le apetecía ni ir con calcetines siquiera.

Sin embargo, un chispazo la espabiló. Se giró de inmediato sobre la silla, mirando al enchufe que usaban para darle energía a la cafetera… y un humo negro emergía del mismo, enrollándose sobre sí mismo, y acercándose peligrosamente hacia ella. Se levantó del tirón, dejó el vaso en la mesa, y empezó a retroceder nerviosa. Claramente era Xana, era la primera vez que la veía, pero daba mucho terror. Comenzó a correr en cuanto vio que la IA se lanzaba a por ella, así que esprintó dirección a la salida con su enemigo justo detrás, saliendo a toda prisa de la casa, descalza como iba y con el corazón en un puño.

Se limitó a ir dirección a la fábrica, pero cuando giró su rostro para saber dónde tenía a Xana, se encontró que estaba parada a unos metros de ella, colocada en posición vertical y dando vueltas en torno a un tubo ficticio interminable. Yumi no sabía qué pensar, ¿por qué no seguía adelante? Poco a poco se acercaba, pero Xana no parecía moverse de dónde estaba… hasta que un segundo chispazo hizo que su piel se erizara por la electricidad estática, y la IA se lanzó de nuevo hacia ella, logrando impactar en su pecho y casi derribándola. Sintió un potente golpe que le quitó hasta el aire, pero ella se logró mantener en pie y siguió adelante.

Sus pies quemaban y dolían por no haber podido calentar adecuadamente, a eso había que sumar que las virutas de la calzada le hacían daño en las plantas, pero peor sería ir por la calzada, que sería mucho más dura de recorrer que el pavimento, y que gracias a ser recorrido a diario por los coches estaba bastante lijado. Se dio cuenta que cada pocos minutos, durante los que Xana atacaba con violencia y la intentaban derribar, esta se tenía que detener en el aire y ponerse a hacer ese movimiento tan extraño, como si tuviera que hacer eso para recuperar energía o algo así.

Armándose de un valor que no sabía de dónde venía, intentó tomar aquel humo que formaba la incorpórea esencia de la IA y la trató de dominar, sin embargo no tuvo éxito y se disolvió en el aire, apareciendo a su espalda y siguió con ese movimiento hipnótico… y que cada vez duraba más rato. Por ello Yumi continuó esprintando, con los pulmones clamando a esas alturas por descanso y lo músculos de sus piernas ardiendo al mismo nivel que sus pies al comienzo, y que para esos momentos ya estaban empezando a sangrar. Pero no se podía detener, así que dio un salto para pasar por encima de unas vallas, cayendo a la acera, y bajó a toda prisa por unas escaleras.

Para su desgracia la sangre de sus pies la hizo resbalar y cayó rodando por las mismas, protegiendo su cuerpo de aquellos golpes como mejor pudo, pero en apenas cinco segundos había llegado al final y su magullado cuerpo se resentía de los fuertes golpes, con más de un moratón en la piel con casi total seguridad. Pero no se podía parar, Xana ya volaba en dirección a ella, así que se levantó y siguió adelante, pero apenas podía hacer nada.

Lo que tenía claro es que la próxima vez que bajara a hacer nada se llevaría aunque fuera las zapatillas puestas, y el móvil… mierda, con el móvil podría llamarles para que alguno de los otros le echara una mano. Pero para eso se había desligado de todo ese mundo, para poder alejarse lo más posible. Claramente no le iba a ser posible, no al menos por el momento.

En un momento dado, ella cayó al suelo tras resbalar y se dio un fuerte golpe en la barbilla, que sangró profusamente. No eran heridas de gravedad, las suyas, pero empezaba a asustarse. Y si los demás no lanzaban una vuelta al pasado no sabía cómo lo iba a explicar en casa. Pero ese sería el menor de sus problemas, pues Xana se decidió entonces a hacer un movimiento extraño: se colocó encima de ella, y como si fuera un halcón, se abalanzó sobre ella y fue directo a la boca de la adolescente, que apenas pudo esquivar a Xana.

Notó a la malvada IA recorrer sus entrañas, pero… no llegó a poder hacer nada. La sintió por todo su organismo, incluso por su cabeza, pecho y extremidades, pero no logró nada de lo que debía estar buscando dado que salió a los pocos segundos tan rápido como entró. Aprovechando que tuvo que volver a recargar energía, Yumi se levantó a trompicones y, como pudo, siguió adelante.

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Los chicos no tardaron demasiado en llegar hasta la fábrica, y Jeremy de hecho se sentó en seguida en su sillón, colocándose el micrófono, mientras los otros dos bajaban a la sala de escáneres para ir a Lyoko.

-¡Aelita! ¿Estás bien?- y la respuesta llegó en seguida.

-¡Jeremy, estoy rodeada! Me estoy protegiendo pero no sé cuanto podré aguantar- explicó. De fondo se oían los disparos, y los suaves cantos para proteger mejor las defensas que ella estaba usando.

-Tranquila, ya va la caballería- le dijo el chico, mientras tecleaba rápidamente.

Ella sonrió un poco, oyó como los avispones, que hasta entonces habían estado disparando sin ton ni son a lo largo de su estructura, se empezaron a mover, seguramente por la reciente virtualización de los otros dos. Por ello, y aprovechando que estaría a solas, se decidió a salir, y, tras un salto y aterrizar en la plataforma, comenzó a correr como una exhalación con el ruido de la pelea de fondo.

Los tres avispones estaban, efectivamente, tras Ulrich y Odd. Este primero se defendía de los disparos moviendo hábilmente su espada, mientras el segundo les disparaba como podía, pero debido al ángulo en el que estaban le era francamente difícil. De hecho pensó en escalar y colocarse mejor, pero eso le haría blanco fácil contra el enemigo, y dejaría a Ulrich a solas con lo que viniera. Suspirando, y teniendo que hacer algo, llamó la atención de los avispones, y se puso a correr dirección a la pasarela, siendo seguido por uno de ellos.

-¡Venid, venid!- chilló, esperando que al menos otro fuera, pero no fue el caso.

Apuntó de mala manera a uno de los otros, y al darle en el ala le provocó lo bastante para que también fuera a por él, permitiendo que Ulrich pudiera usar su espada a modo de jabalina, acertando en el centro del monstruo, y haciéndole estallar. Comenzó a correr con su súper sprint y recuperó la espada, lanzándose entonces contra los otros dos avispones, y que ya estaban luchando contra Odd, y que recibió tres disparos en un momento de despiste, cayendo al suelo de rodillas.

Aelita fue testigo. Estaba tras un árbol digital, escondida entre sus ramas y fuera de la vista de los avispones, al lado además de una gran montaña, tras la cual había una plataforma en la que se elevaba la torre activada. Esta se encontraba defendida por tres cangrejos y cuatro bloques, demasiado para solo dos guerreros, más si uno de ellos estaba bastante tocado. Y ella no estaba muy segura de si era buena idea jugársela, dado que contaba – si sus cálculos no fallaban – con 60 puntos en esos momentos.

En la fábrica, Jeremy se ponía nervioso. Había revisado los diarios online, y los programas nocturnos de noticias, y no había visto nada de nada. ¿En qué consistiría el ataque? Pensó en llamar a Yumi, pero… estaría durmiendo y no quería despertarla. Gruñó, ellos tres solos iba a ser complicado. La necesitaban de vuelta, pero ella ya había dicho que no quería saber nada de esas cosas. En ello pensaba cuando oyó que el ascensor se movía, y, nervioso, activó las cámaras de seguridad a ver qué pasaba, deseando que no fuera Xana. Y una sonrisa apareció en su rostro al ver a Yumi ahí mismo, algo magullada pero en apariencia bien al estar de pie, aunque parecía nerviosa y miraba atrás constantemente.

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No sabía cómo, pero la chica se las arregló para llegar hasta la fábrica. Xana, desde el instante en que había intentado tomar su cuerpo, había dejado de perseguirla. Eso, o había tardado demasiado en recuperar energías y por eso la había perdido, en cuyo caso en ese momento la estaba buscando. Lo curioso es que no pensara en que se dirigía a la fábrica, pues no había otro sitio mejor al que ir dadas las circunstancias.

Eso, pues había descartado totalmente que Xana no supiera dónde estaba, por lo cual la única explicación es que no lo había pensado por no considerarla lógica dada su decisión. Claro que eso abría la puerta a que les escuchara, lo que también daba bastante miedo. Suspirando, se deslizó como pudo por la cuerda, y se dejó caer hasta la nave, por la que anduvo a duras penas hasta llegar al ascensor, al que entró, y, por primera vez, se dejó caer al suelo, con la respiración entrecortada.

Le dolía todo y estaba empapada en sudor, estaba hecha una mierda en palabras simples. En cuanto se abrieron de nuevo las puertas del ascensor se acercó hasta Jeremy, que la ayudó a moverse, alarmado al ver su mala situación.

-Parece mucho, pero no es nada… aunque si no quiero que se infecten, tendremos que dar una vuelta al pasado- murmuró, mientras el otro le cedía su sitio, manteniendo sus cascos puestos.

-Sin duda. ¡¿Qué te pasó!?- preguntó, alarmado.

Ella se iba a poner a explicar, cuando Odd chilló- ¡¿Está Yumi en la fábrica!?- Jeremy frunció algo el ceño, mientras asentía.

-Sí, está aquí. Con algunas heridas, pero está bien- aseguró.

El muchacho chasqueó la lengua. De fondo se oían los disparos de los avispones, tenía que constantemente defenderse usando su escudo, mientras protegía a Ulrich. En principio había sido al revés, pero la precisión de Odd brillaba por su ausencia – más por los nervios que por poca capacidad – y estaban en una situación francamente mala. Fue a peor cuando no pudo detener el primero varios de los disparos, provocando que el segundo acabara desvirtualizado, teniendo entonces Ulrich que, en una jugada arriesgada, lanzar su espada a modo de boomerang y así intentar derrotar a todos los avispones de una tacada.

Pero la caída del chico sería rápidamente sustituida por la llegada de Yumi, y que en cuanto llegó tomó la espada del chico, y, corriendo se la acercó. Este sonrió por primera vez en todo ese rato, contento de ver allí a la chica. Ella, con un gesto, le pidió hablar del tema más tarde, y se limitaron en correr dirección a donde esperaba Aelita, y que sonreía satisfecha por verles allí.

-¿Tenemos mucho comité de bienvenida hoy?- preguntó Yumi, y la otra asintió, señalando a la torre.

-¿Tú a por los cangrejos y yo a los bloques?- preguntó Ulrich, la muchacha asintió, y los tres comenzaron a correr hacia allí.

Eran en total siete monstruos: tres cangrejos y cuatro bloques, iba a ser complicado enfrentándose a tantos, pero esperaban poder hacerlo y que Aelita pudiera llegar hasta la torre.

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En la fábrica, mientras los dos chicos miraban con concentración la pantalla, de uno de los enchufes salió un ligero chispazo pero que pasó inadvertido para ellos, que no se fijaron en que Xana emergía desde el mismo, formando una pequeña voluta de humo eléctrico bastante siniestro. Comenzó a girar sobre sí mismo, hasta que tuvo la bastante energía como para lanzarse sobre Odd, derribándolo contra el suelo, y que pegó un chillido por la impresión. Jeremy frunció el ceño al ver aquello, y se sorprendió de que Xana fuera capaz de hacer algo así. Observó con cierto horror cómo la IA se metía en el cuerpo del adolescente, pero no tardó demasiado en salir, dio unas vueltas por encima de la sala, y voló directo a su boca, que no sirvió de nada cerrar pues le dio tal golpe en el pecho que le obligó a aspirar con fuerza el faltante aire, momento en el que Xana aprovechó para también entrar en él.

Y de la misma manera que con los casos anteriores, no fue capaz de dominar la voluntad de Jeremy, saliendo a los pocos segundos de él. Volvió a dar un par de vueltas en torno al aire, y se limitó a volver por dónde había venido. Por un lado les alivió, pero por el otro les había asustado bastante esa acción por parte de Xana. Como era habitual, parecía llevar varios pasos por delante de ellos, y, conociendo a la IA, aquello no tenía pinta de ser algo inocuo.

-¡Daos prisa en acabar con el ataque!- gritó Jeremy por el micrófono, había estado tan absorto con aquellas acciones de Xana que ni se dio cuenta qué pasaba en Lyoko.

Yumi había derrotado a los cangrejos usando en combinación sus abanicos y la telekinesis, y con la ayuda de Ulrich, se enfrentaba a los bloques, y que habían formado una pequeña muralla defensiva en torno a la torre, a la que avanzaban despacio con el chico delante de ellas, usando su espada para ir deteniendo los láseres de los monstruos. Estos, llegado un momento, lanzaron en conjunto cuatro rayos de hielo y que dieron de lleno en la espada de él, cuyas manos también se vieron afectadas, acabando desvirtualizado segundos después al recibir una oleada de láseres.

Esta se interpuso delante de Aelita y detuvo los láseres con sus abanicos, que lanzó en un veloz movimiento, destruyendo así a dos de los bloques, quedando por tanto los otros dos. Estos dispararon, Yumi se preparó con los brazos cruzados delante de ella y girando el rostro con una mueca, y la otra comenzó a cantar, elevando una roca ante ellas. Por suerte fue más rápida que los láseres, y que impactaron en la protección, pudiendo la otra recuperar sus abanicos, y que lanzó contra uno de los bloques. Lamentablemente este lo esquivó, y no estando dispuesta a esperar más, Aelita volvió a cantar. Según lo hacía cayó algo cansada al suelo, y Yumi comprobó que el suelo bajo los bloques desapareció, dejando así la vía libre. Pero la otra no estaba en condiciones de andar demasiado, así que la tomó en brazos y corrió con ella hacia la torre, dejándola en el suelo para que ella pudiera acceder a la misma, en la que entró desganada, recuperándose en cuanto piso la plataforma.

Ascendió según se posicionaba en su medio, y cuando ante ella apareció la interfaz, colocó su mano en la misma, desactivando la torre. Segundos después Jeremy puso en marcha la vuelta al pasado, y la siguiente vez que abrieron los ojos, se encontraron con que era ya por la mañana, siendo despertados por sus respectivos despertadores. En cuanto se incorporó, Jeremy llamó a Yumi, que respondió casi inmediatamente.

-¿Cómo te encuentras?- preguntó, en cuanto la otra descolgó. Oyó un suspiro suave.

-Bien, estoy perfectamente. Me sorprende poder haber dormido bien, cuando Xana atacó estaba despierta en la cocina, pero esta vez dormí del tirón…- comentó.

Él iba a responder, pero ella fue más veloz- Tío, lo pasé fatal con este ataque. Y… entiendo que quieras seguir adelante con esto… ¿podríamos hablar luego?- Jeremy asintió.

-Claro, claro. Xana intentó lo mismo con Odd y conmigo antes, me temo…- oyó un chasquido de lengua.

-¿Desayunamos juntos? Todos- y Jeremy asintió.

-¿En una hora?- preguntó, y con un suave ajá de la otra, confirmó.

Se levantó, hizo la cama, se cambió, y estirándose, salió del cuarto. Dudó en si llamar ya a los otros dos y que se fueran levantando ya, o si era mejor dejarles dormir. Claro que Yumi había pedido hablar con todos, pensaba en ello cuando el rostro de Aelita apareció en su pantalla, que le saludó.

-¡Hola! ¿Cómo estáis? ¿Me echasteis de menos?- preguntó con interés, y Jeremy se acercó, sentándose en frente.

Se colocó bien el micrófono, y la saludó de vuelta- Vamos a quedar para desayunar todos y hablar… pasó… algo peligroso en el anterior ataque- explicó.

La otra asintió, despacio- Me lo imaginaba. Había muchas defensas en torno a la torre, debía estar haciendo algo importante- Jeremy movía su gesto, pensativo por esas palabras.

-Ha habido ataques durante los cuales no sabemos qué paso… y esta vez intentó no sé si examinarnos o controlarnos, pero incluso llegó a atacar a Yumi en su casa- eso hizo que la otra bajara algo el rostro, triste.

-Entiendo… ¿ella está bien?- preguntó, y Jeremy asintió en seguida. La chica la alzó de nuevo, algo más aliviada.

A Jeremy le sorprendía lo bien que interpretaba ella las reacciones humanas, no sabía de dónde las había aprendido- ¿Y dónde desayunaréis? ¿En la cafetería?- preguntó, pero el otro negó.

-No, bueno, no exactamente. Iremos a un sitio especial para eso, donde se dedican especialmente para esas cosas- explicó, y la otra asintió, con interés.

-¿Y hay que dar algo para eso, o algo?- preguntó, por lo que tenia entendido era común tener que dar algo a cambio cuando se conseguía algo.

Aquel día Jeremy tuvo que explicarle que no siempre tenía por qué ser así, pero normalmente así era. Por ello el muchacho asintió, y procedió a contarle.

-Allí tomaremos algo para desayunar, y pagaremos un poco de dinero por eso- recordó lo que le costó explicarle qué era el dinero a una IA, era un concepto complicado para ella.

Aelita asintió, con interés- ¿Me llevarás a sitios así en la Tierra, Jeremy?- preguntó, y el otro se sonrojó.

Asintió, y ella sonrió un poco. En ese instante el otro iba a comentar algo, pero la puerta se abrió. Él se giró de golpe, serio, mientras apagaba la pantalla… pero se calmó al ver llegar a sus compañeros, que le saludaron afable. En ese momento volvió a encender la pantalla, mientras los otros dos se acercaban y se colocaban en torno a la otra, que les sonrió.

-Hola chicos, ¿estáis bien?- preguntó, y ellos suspiraron, mirándose.

-Más o menos, ¿Jeremy te ha contado el plan?- preguntó Ulrich, y entonces Aelita asintió.

-Espero que lo paséis bien, yo seguiré trabajando en el programa de materialización, ¡disfrutad!- y ella desapareció de la pantalla, fue entonces que los otros se levantaron y salieron del cuarto del otro.

Fueron dirección al exterior de Kadic, bien abrigados y con algo de hambre y sueño, pero mejor así que por estar en un ataque de Xana. Salieron de las instalaciones de la academia, donde Yumi ya les esperaba saludándoles afable, y hasta abrazándoles. Era la primera vez que se veían sin estar en ataque desde que decidieron separarse… y ella parecía más contenta y animada. El que más se dejó hacer fue Ulrich, que se sonrojó un poco por ello. Odd no se pudo resistir a darle unos codazos al otro, que le gruñó un poco, molesto.

Fue entonces que se dirigieron hacia una cafetería cercana, en la que entraron todos juntos. Hacía frío pese a que el Sol ya iluminaba, su aliento incluso se volvía vaho según salía por la boca. Aunque para frío el que pasaron aquella noche, aunque preferían no ponerse a pensar en lo mal que lo pasaron, en especial Yumi, y que durante el viaje les fue explicando.

-No sé como no me pasó nada más grave, la verdad…- murmuró, mientras se sentaban en uno de los sitios, acariciándose las manos, tiritando un poco.

Los demás se colocaron a su alrededor, mientras asentían- Lo importante es que ya estés bien… ¡Qué hambre!- saltó Odd, tomando la carta y buscando qué tomar.

El camarero se les acercó en seguida, y tras pedir, comenzaron a hablar. Yumi, que era la que más claro lo tenía, sería la que empezara.

-Lo pasé muy mal en este último ataque, Xana es peligroso de cojones… y esta vez me atacó a mí, pero a saber a quién atacará la próxima vez. Y bueno, nos intentó controlar a tres, por lo que tengo entendido, ¿no?- preguntó.

Los demás asintieron, despacio- Por suerte no llegó a lograr nada, o por lo menos no llegó a ejecutar ninguna acción´- comentó ella, y ellos volvieron a afirmar con la cabeza.

-¿Y… qué deberíamos hacer?- preguntó algo nervioso Jeremy por lo que estaba pensando.

Parecía tener una opinión clara al respecto- Yo… creo que fue un error pretender que nada de esto había pasado. Y ahora me siento responsable por no haberos parado en su momento, creyendo que lo íbamos a poder controlar… hay que detener a Xana, lo tengo claro- les miró, se rascó la frente nerviosa, y suspiró.

-Es que imaginaos que unos niñatos dentro de unos años vuelven a encenderlo, te cagas colega- comentó, hundiéndose de hombros, y los demás asintieron.

Miró a Jeremy- ¿Vas a poder vencer a Xana, para siempre?- y este asintió, sin dudar. Luego miró a los demás, y sonrió de medio lado.

-No puedo dejar a un lado esta responsabilidad… Tengo que luchar a vuestro lado, para protegernos a todos. Y chicos… siento esta traición- murmuró, bajando la cabeza.

Los demás se miraron, pero negaron- Lo entendemos. Es duro, pero… estamos juntos en esto, al final- tras las palabras de Jeremy se abrazaron, y se limitaron a sentarse de nuevo, para, poco después, volver el camarero con lo que habían pedido.

Y aunque ellos se habían comprometido a estar solo durante un año más, o en cuanto hubiera un fallecido lo dejaban, decidieron que serían laxos con esas medidas. Xana había demostrado ser peligroso, debía ser derrotado a toda costa mientras se pudiera, así que habían resuelto acabar con aquella amenaza tan grande y real. Y mientras uno de los requisitos estuviera ahí, preferiblemente el de las muertes… todo estaría bien. Y para hacer válido el acuerdo, brindaron con las tazas de chocolate, volviéndose definitivamente…

-Por los Guerreros de Lyoko- dijeron a la vez, haciéndolas chocar delicadamente y en un suave murmullo para no ser escuchados por nadie. Iban a vivir una aventura que, si ya era extraordinaria, ahora lo sería más aún.

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Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.