Aelita's Nature
Capítulo 9
N/A: Capitulo dedicado a una persona que, más que amiga, ya es hermana: DarkClaw1997, y a la que aprecio profundamente. Espero que te encante, va por ti.
Pasaron los días, lentamente, y se hizo el Domingo 1 de Mayo. Apenas quedaban dos meses de curso, y tres semanas para el cumpleaños de Jeremy. Pero más importante, ese día era fiesta nacional en Francia, por ello al día siguiente no tendrían clase. Eso sorprendió a Aelita, que no entendía el concepto. Mientras escribía en el ordenador, el chico procedió a explicarle en qué consistían esas cosas.
-Pues hay días especiales en los que se celebran cosas -explicó él-. Hoy, por ejemplo, se celebra el Día del Trabajador. ¿Recuerdas en Navidades, que te dije que había días importantes?
Ella asintió.
-Pero ese día nacía vuestro dios, ¿no? -preguntó- Es normal que celebréis el día de aquel que os dio la… vida, supongo.
El otro suspiró.
-Se podría decir que sí- comentó, pensativo-, a ver, los días de fiesta pueden ser por muchas cosas, yo qué sé, hay un día de… pues… de la ciudad, otro por tu nombre, otro por el día en que naciste…
Aelita le sonrió.
-Celebráis muchas cosas, entonces- comentó-. ¿Tu cuándo naciste, Jeremy?
Le parecía una tradición muy bonita, la de celebrar el día de tu nacimiento. Ojalá ella tener uno… aunque siempre se podía revisa su código fuente y ver cuándo se terminó, se dedicaría a hacerlo en sus ratos libres, y así le daría una sorpresa al otro. Seguro que le gustaba. Este, mientras ella estaba a esos pensamientos, le respondió.
-El día 22, aunque, bueno… no tengo demasiado que celebrar -murmuró, pero se rectificó a sí mismo-. Salvo conoceros a vosotros, y… bueno, en especial a… ti.
Se sonrojó bastante, aunque ella le sonrió, contenta.
-Jeremy…
-¿Sí?
-Gracias -nunca se lo había dicho abiertamente-. Gracias por querer liberarme, es… bueno, yo jamás lo haría, pero… supongo que eso es lo que te hace… humano.
Jeremy acarició la pantalla, por primera vez deseaba de verdad tenerla entre sus brazos, poder darle una caricia en su bello rostro, y no sólo…
-No las des -sonrió algo-, sé que también lo harías.
Ella le miró con cierta sorpresa, no comprendiendo.
-Pero si acabo de decir lo contrario.
El otro negó.
-Yo, creo… sé, que eres humana -reconoció él-, por eso hago lo que hago.
-No me parece correcto jugar con las vidas de otros sólo por una -le expresó Aelita-, no está bien, al final no sabes si realmente soy humana o no.
Pero Jeremy negó.
-Ya, bueno… pero ya se decidió que lo haríamos.
Aelita asintió, sonriendo algo.
-Lo sé, y por eso lo agradezco tanto -explicó ella-, sé lo importante que es todo esto para vosotros, y desde un punto de vista estrictamente egoísta, es lo mejor para mí, pero… no puedo evitar la otra parte.
Jeremy asintió, e iba a responder, cuando la puerta de su cuarto se abrió. Cerró de golpe la ventana de Aelita e hizo como que estaba escribiendo en un texto, dándose cuenta, con cierta sorpresa, que era Sissi. ¿Qué quería allí?
-¡Vamos a hacer huelga mañana! ¿Te unes?
El chico alzó una ceja.
-¿Vas a hacer huelga… contra tu propio padre?
Ella rodó los ojos.
-¡Oh, vamos! Es un día importante para nuestros derechos, ¿vale?
Junto a ella, entraron Herb y Nico, sonriendo. Sabiendo que no se podría negar, y aunque le daba bastante pereza, apagó todo, y fue con ellos. Aelita, que lo había escuchado todo, suspiró un poco. ¿De qué habían hablado? No entendía nada de todo aquello, pero podría investigar por su cuenta, junto con el trabajo habitual que tenía.
Se estiró un poco, estaba sentada, como siempre, en su torre. No teniendo demasiado que hacer, se dedicó a teclear en la interfaz virtual sobre su programa de materialización, y, en una segunda pantalla, se dedicó a conseguir información sobre aquello de lo que había hablado con Jeremy, le interesaba bastante. En el mundo real, para comprar cosas, se necesitaba dinero, que se conseguía trabajando. Y, a veces, los que trabajan tenían desencuentros con aquellos que les daban ese trabajo, y que previamente había montado una estructura para ello. Le recordaba a cómo funcionaba su grupo: de no ser por Jeremy, el grupo no estaría en la situación en la que estaban, y aunque se llevaban bastante bien, de vez en cuando discutían.
-Bueno, Yumi hizo una especie de huelga ese día, ¿no? -comentó, para sí misma- No cumplió con sus obligaciones, aunque realmente Jeremy no les paga por todo esto… creo.
Al parecer, hubo una época en la que la gente vivía en especial de cultivar el campo. Jemrey le había explicado el proceso: se plantan semillas en la tierra, y si está bien cuidada con agua y nutrientes, crecen las plantas, y luego sus frutos se pueden comer. Pero llegó un momento en que se descubrió las bondades de los elementos del subsuelo, entre ellos, carbón y hierro, aluminio, y cobre, todo gracias al proceso de la ciencia y la tecnología, tendentes a llevar el comercio cada vez más allá.
Y para sacarlo, tenían que contar con gente para poder hacer ese trabajo tan pesado. Muchas horas, poco dinero y muchos riesgos, llevaron a muchos a plantearse ideas.
-Es lógico, que se quejen -comentó ella, pensativa-, yo también lo haría. Pero, ¿cómo siguió aquello?
Continuó leyendo, y se encontró con aquello que mencionó esa chica, Sissi. Huelgas, muchas y con fuertes protestas, sabios pensando sobre el tema, creación de ideas en torno a lo que era justo, y…
-Es fascinante… -murmuró ella- Tengo que aprender más de estas cosas.
Una sonrisilla apareció en su rostro, por cosas así quería descubrir a la humanidad, y ser parte de ella. Observó el código que ya tenían hecho, iban más o menos por la mitad ya, con los evidentes cambios que tenían que hacer para que no fuera una clon de Yumi, pero habían avanzado bastante desde que descubrió todo, aquel 9 de Octubre del año pasado.
-Pronto estaré con vosotros… -estaba contenta, e incluso algo emocionada- Jeremy… ¿cómo será tocarte?
Desde ese día, cuando le escuchó masturbarse y gemir el nombre de ella… se había preguntado muchas cosas. Entre otras, si ella llegaría a sentir algo parecido a todo eso. Lo quería hablar con Yumi, pero no sabía la manera, por eso, y en segundo plano, había desarrollado una segunda interfaz para móvil. Sabía que los tenían, los usaban a menudo para avisarse entre ellos, y, al ser otra hembra, seguro que la podrían ayudar. Pero, para eso, tendría que charlar con ella a solas. Y sabía cómo hacerlo, sin necesidad de pasar por Jeremy, quería una charla a solas con la otra.
-Aprovecharé el día de mañana, la… famosa huelga -se dijo, para sí misma-. Espero que Jeremy no se enfade…
Pero lo dudaba. Varias veces se la había jugado, y él nunca se había molestado. Era tan gentil, le recordaba a los cuentos. ¿Qué cuentos?
-Buena pregunta… en fin, da igual -siguió revisando las líneas de código- Tenemos que perfeccionar el programa que revisa el código y genera una imagen virtual, por cierto.
Esa era la segunda parte. Sí, podrían cambiar ciertas cosas, pero tenía que ser algo viable. Y por eso, habían creado un sistema para ello, el súper ordenador era realmente impresionante. Eso, en uno normal y corriente, sería totalmente imposible, suerte que contaban con él. Sonriendo, lo fue preparando todo…
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Pasaron las horas, y llegó la tarde. Estuvieron aquella mañana, y las primeras horas tras la comida, preparando las pancartas para la huelga del día siguiente, si es que a aquello se le podía llamar así, dado que al día siguiente volverían a sus clases normales. E incluso el Director Delmas estaba de acuerdo con ella, y el propio Jim estaba supervisando que nadie se pasara o enredara demasiado, o peor aún, que manchara las mesas en las que trabajaban con los lápices o las acuarelas. Para ello, con la inestimable ayuda del profesor de arte, Chardin. Su pelo gris estaba desordenado, su bata siempre manchada, y una sonrisilla de diversión aparecía cuando veía algún mensaje que le gustaba.
-¡Recordad, jóvenes, libertad de expresión! -les decía-, ¡Dela Robbia, espero grandes cosas de ti!
El chico sonrió. Se había ganado las simpatías del adulto, y que encontraba bastante prometedor el ingenio del adolescente, su creatividad y, en general, su capacidad de crear. Quería seguir su carrera, si es que la llevaba a cabo, claro. Ulrich, junto a Jeremy, le sonrieron con diversión.
-Luego no me llames pelota a mí cuando Hertz me felicite por un trabajo, tío.
Ulrich se unió a la charla.
-A mí lo que me importa es no tener clases mañana, la verdad.
-¡Eso también mola mucho! -exclamó Odd- Me encantan las huelgas, la verdad.
Los otros dos suspiraron un poco, y se limitaron a seguir pintando las letras que el otro había serigrafiado en las cartulinas blancas que tenían. Tenían mensajes varios, entre otros "Por nuestros derechos" y "Menos deberes, más diversión". A Jeremy le era bastante divertido, tendría que hablarlo con Aelita, lo más seguro. Se encontraban en el salón de actos, con múltiples mesas colocadas para poder trabajar sobre ellas, con lápices, pinturas, trozos de madera y celo para pegarlo todo.
-Por cierto, ¿Yumi se nos unirá luego?
Esa pregunta de Ulrich hizo sonreír a los demás.
-¿Te gustaría, no?
El otro se sonrojó, cuando vio llegar allí a Sissi. Estaba algo manchada de pintura, y, a ojos de Odd, estaba así bastante hermosa. Pero jamás lo diría. No delante de ella, desde luego, aunque alguna vez se había masturbado pensando en sus hermosas curvas, su pelo…
-¡Odd! ¡¿Estás empanao o qué?!
El otro parpadeó, confuso, y se encontró con los demás mirándole, con cierta diversión.
-¡Nah, que va! -se defendió- Es que me quedé prendado de la belleza de Heidi Klïnger.
La aludida estaba colocando unas cuantas pancartas en un lateral, junto a otra compañera. Los demás se rieron por la ocurrencia del muchacho, que había salvado bastante bien la papeleta. Luego tendría que calmar los nervios por la chica.
-Bueno, al menos tienes buen gusto -comentó la aludida-, Ulrich, querido, aprende de tu amigo.
Este gruñó un poco, pero se limitó a negar con la cabeza.
-Eres una amiga, nada más -murmuró él-, ¿te queda claro?
Ella bajó algo el rostro, pero rápidamente se animó de nuevo, y fue a hablar con otros de los chavales que por allí había. Parecía de verdad motivada con aquello, se sentía genial siendo la líder de algo, no por ser la hija de, sino por ella misma. Y esa podía ser su oportunidad para ello, como cada año. Estaba concentrada con las pinturas, pasando el pincel por las letras, cuando, de reojo, vio llegar a la estirada esa de Yumi. Y aunque se pudo contener, cuando la vio abrazarse a Ulrich, los celos la invadieron, llegando a provocar un ligero temblor en su mano.
Naomi, a su lado, la miró con cierta curiosidad. A decir verdad, siempre habían sido amigas, y aunque en los últimos tiempos se había convertido en una pequeña imbécil, seguía querido a esa pequeña imbécil. Era de las pocas amistades que tenía, junto a Ulrich, y si del primero se enamoró, puede… que de ella también.
-Tranquila, tía -le dijo la otra, sonriendo-, ya verás como él se fijará antes en ti que en esa.
Sissi suspiró un poco, sentándose a su lado. De reojo, podía ver al grupo colocándose a la llegada de la japonesa, que se sentó al lado de Jeremy, Ulrich estaba en frente, y la miró con demasiada intensidad, pensó. Pero se centró en las palabras de Naomi, que sonreía un poco. La chica sonrió algo.
-Gracias, yo… -frunció el ceño y apretó los puños- Odio a esa flacucha de mierda, ni tetas tiene, en cambio yo…
Se palpó el cuerpo, y Naomi se sonrojó un poco. Sissi, todo había que decirlo, era una tía que estaba buena, por eso medio Kadic, los tíos, iban tras ella. Y a las chicas que le iban las mujeres también, y en ese cupo iba Naomi, que, bueno, puede que sólo quisiera probar cómo se sentía. Conocía desde hacía demasiado tiempo a la otra como para saber que no tenía ninguna oportunidad, le gustaban demasiado los hombres. Y en especial, le gustaba demasiado Ulrich.
-Ya, tienes un buen par ya…
Aún se acordaba de lo orgullosa que se sentía la otra cada vez que aumentaba de talla, era como un récord personal. Eso, junto con mantener lo que ella llamaba el tipazo, eran sus principales metas en la vida. Eso que se supiera de cara al público, porque Sissi, aunque no lo pareciera, quería heredar la Academia Kadic. Uno pensaría que querría ser super modelo, o periodista del corazón, presentadora… pero en su fuero interno, sabía que ese era su destino. Por eso Delmas no solía dar problemas con esas cuestiones, desde lo de la madre de ella…
-¿Verdad? Y dice la enfermera que tienen que crecer más -expandió el pecho, orgullosa-, le quitaré a mi Ulrich, a esa delgaducha…
Naomi sonrió un poco, y asintió. Siempre la había apoyado, y esperaba de verdad que lo lograra. Habían sido siempre como hermanas, al menos hasta ahora, así que..
Y mientras eso sucedía, Yumi se ponía al día con los demás, que le explicaban la genial idea de la huelga que iban a llevar a cabo al día siguiente. Mientras le contaban, ella fue leyendo las pancartas que habían hecho, mientras se reía.
-Pero si los que mejor vivís sois vosotros, cabrones -les dijo, divertida-, que podéis ir a desayunar, comer y cenar según salís, yo no puedo hacer eso.
-Pero tú tienes agua caliente garantizada -comentó Odd-, a nosotros se nos puede cortar en cualquier momento, y eso es un asco…
-Touché -miró a Jeremy-, ¿tú cómo vas con tu trabajo de informática?
Este sonrió.
-Llegaré para la fecha, como os dije -comentó-, pero ahora estoy pensando en si cerrar o no el súper ordenador, para verano…
Los demás se miraron.
-Tendría sentido, ya que cada uno se irá por su cuenta, y no podríamos estar cerca para detener los ataques si hace uno -dijo Ulrich-, me parece bien.
Asintiendo, los demás confirmaron la idea, y el otro suspiró algo.
-Se lo diré luego a Aelita -comentó-, ahora está trabajando por su lado en el programa, vamos avanzando, la verdad…
Cartago, como avisó en su día, no volvió a echar una mano en ningún momento. De hecho, era como si no existiera, el otro suponía que lo estaban haciendo bien y no necesitaban ser intervenidos de ninguna manera, pero también le preocupaba aquello un poco. Sin embargo, no podía compartirlo, debía guardar el secreto. En esas estaban, cuando Yumi recibió un mensaje al móvil.
Sorprendida, lo miró con interés, y comprobó que venía desde el de Jeremy, pero el otro no lo había tocado en ningún momento. Encima, decía ser Aelita, lo que era extraño… Sonrió, debía ser ella realmente, estaría actuando a espaldas de Jeremy, que no sabría nada lo más seguro. Debió usar los contactos del súper ordenador, conectados al móvil del rubio, y que usaban habitualmente para poder comunicarse con los demás, evidentemente con sus encriptaciones de seguridad.
¿Nos vemos mañana por la mañana a las 9? Aelita. Un mensaje sencillo, simple, y que ni necesitaba un sitio concreto, estaba claro dónde sería. De todas formas, luego iría hasta la fábrica, por su cuenta, por si necesitaba algo de forma más urgente.
Estaba bastante segura que querría saber cosas, y dada la naturaleza curiosa de la otra, tendrían que estar un buen rato con eso. Pero antes, ayudaría a sus amigos a terminar algunas pancartas, tomando unos pinceles, acuarela y un vaso de plástico con agua, con el que fue pintando delicadamente. No se le daba especialmente bien, pero lo importante, o eso le dijeron, era colaborar con las pancartas.
Ulrich la miraba, de reojo, perdiéndose en ella, mientras Jeremy tecleaba tranquilamente en su ordenador, que servía de sujeción a la que estaba pintando Odd.
-Pues ya estaría -comentó, sonriendo- ¡Me ha quedado genial, como siempre!
Orgulloso, colocó el pincel en su oreja, mientras Jeremy se reía un poco y revisaba que no hubiera ninguna falta. Comprobó que el tercero estaba ensimismado en sus cosas, y se limitó a charlar con Odd, que estaba bastante motivado con aquello.
-Incluso he creado una banda sonora para los cánticos, ¡va a ser la ostia!
Su amigo sonrió un poco.
-¿Los tienes preparados ya?
Odd asintió.
-¡Y tanto! Mira, los tengo aquí…
En cuanto vio que Yumi salía de la sala, minutos después, Ulrich se decidió a seguirla. Lo iba a hacer, sí, sin duda lo… esa línea se cortó en el momento en que se encontró con la linde del bosque. Ella ya estaría a saber dónde, y en ese momento, se sintió mal consigo mismo por andar acosando a la chica. Por otro lado, ¿a dónde iría con tantas prisas? ¿No iría a quedar con otro, verdad?
-¿Me estabas siguiendo?
Ulrich se giró, nervioso, y vio a Yumi, cruzada de brazos. Maldita sea, la había cagado, pensó, tenía que sacarse algo de la manga.
-Y-yo… eh… ¡N-no, para nada! -aseguró- Sólo estaba… buscando un sitio tranquilo para… fu-fumar.
Ella alzó una ceja, curiosa.
-¿Pero tú desde cuándo fumas?
-Pues no mucho…
Ella suspiró algo, y se limitó a pasar de largo, encaminándose hasta la fábrica.
-Hay una multi tienda donde venden para menores -dijo ella-, si les pagas te darán de la marca que sea, mis amigas a veces van.
El otro la miró, entonces, con cierta sorpresa.
-Y… ¿tú fumas?
Ella suspiró algo.
-Cuando me estreso, a veces sí… -murmuró- Con toda la mierda de Xana, lo necesito, la verdad… -le sonrió un poco- ¿De verdad fumas, tú?
El otro giró el rostro, molesto, y se fue, dando gruñidos. Ella le miró, no sabiendo qué pensar, vaya niñato… Era guapo, sí, pero algo niñato, ¿a santo de qué la seguía?¿Qué eran, novios? Aunque no le importaría probar de él, pero…
-Joder Yumi, céntrate… -murmuró- A este ritmo llegaré tarde…
Se giró y empezó a andar. No era mentira su respuesta de antes, en determinados momentos unos cuantos cigarrillos se había metido al cuerpo, para bajar la tensión de según qué ataque. Maitena era la proveedora de la Academia, de hecho luego habían quedado para pasar un rato, y, de paso, fumar un poco juntas y charlar. Lo necesitaba, aunque los consejos de ella ya los sabía, pero necesitaba de una colega que la ayudara. Sin más, se dirigió hacia la fábrica, esperando poder hablar sin interrupciones con su amiga virtual.
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Mientras, Sissi estaba junto a Naomi en el cuarto de la primera, en el piso de las chicas. Estaban sentadas en la cama, escuchando un nuevo disco de música con unos auriculares, concentradas. Era un grupo nuevo de pop llamado Subdigitales, a decir verdad eran bastante buenos, aquel era el primero que hacían, y era bastante prometedor.
De todas formas, la hija del director se quitó los cascos en la cuarta canción, y se estiró en la cama, tumbada boca arriba, mientras la otra la miraba con cierta sorpresa. La vio suspirar un poco, y se los retiró también, mirándola con cierto interés.
-¿Sigues pensando en eso?
Sissi suspiró, cansada.
-Lo siento, te estoy jodiendo, y…
Pero Naomi negó. Todos conocían a la Sissi arrogante, presuntuosa y egocéntrica, pero casi nadie sabía de la más humana, aquella que sufría por las cosas. Siempre tenía la fachada de tía dura, segura de sí misma, pero, cuando estaba en la soledad de su cuarto, al final del día, acababa llorando un poco. Eso sólo ella lo sabía, y, por eso, permanecía a su lado. Ellas siempre habían sido parte del trío de Kadic, pero, desde inicios de curso, Ulrich se había ido y estaba siempre con otra gente, así que sólo quedaban ellas dos. Sí, siempre estaban allí Herb y Nico, pero la mejor amiga de Sissi era, con diferencia, ella.
-Sissi… no digas paridas -se colocó sobre ella- Tú siempre… serás mi hermana.
La miró a los ojos, y, por un momento, quiso besarla. Sin embargo, la otra sonrió, y abrazó a su amiga, que se dejó hacer, algo triste.
-Lo… siento -murmuró entonces, a su oído- Ya sabes quién me gusta realmente.
Naomi suspiró, algo triste, pero acabó asintiendo.
-Perdón si te incomodo…
Pero Sissí negó, y, entonces la miró a los ojos.
-Me pasa lo mismo con Ulrich, la verdad… -murmuró- Me gustaría tanto que me empotrara contra la pared, que, simplemente, no actúo para otra cosa.
Naomi se rio un poco, lo que tenía de – cuando se ponía – maja, lo tenía de bruta. Nadie diría que es la hija de un respetable director de un colegio privado de Francia.
-Pero tú tienes una oportunidad con él, al menos -explicó ella-, yo me tendré que buscar otra persona, creo…
Sissi sonrió, tenía una idea.
-¿Y qué te parece Odd? -le preguntó- Es mono, y dicen que muy vivo, ya me pillas…
Riéndose, le dio un par de golpes en la tripa, y la otra se sonrojó, mientras se reía un poco, igualmente. A decir verdad, el chico era más o menos mono, podría ser interesante darle una oportunidad, aunque…
-¿Pero no dicen que es un poco picaflor?
Sin embargo, Sissi le restó importancia con un gesto.
-¡Qué va! -murmuró- Sólo busca el amor, como él dice, y quien sabe, igual tú lo encuentras con él…
La otra sonrió, nunca estaba de más probar. Pero tendría que pensarlo…
-A ver, gustarme, gustarme… -miró a Sissi- Creo que estas buena, y me gustaría probar contigo, pero, realmente… nada serio, ¿me explico?
La otra la miró con una ceja alzada.
-¿Un polvo de una noche, o qué?
Naomi se sonrojó un poco, pero asintió.
-No estaría de más…
Sissi la miró. No es que se sintiera lo más cómoda del mundo con eso, pero… por una amiga, lo que fuera. Más si era, efectivamente, una hermana para ella. Se retiró la camiseta, y luego el sujetador, como tantas veces había hecho con ella delante, mientras Naomi la miraba con sorpresa.
-¡¿Qu-qué haces?!
-Sé lo que se siente no poder hacer nada con quien te gustaría… -murmuró- Y si esto te hace sentir mejor, pues mira…
La otra la miró con sorpresa, pero sonrió. Se acercaron, y se fueron besando poco a poco, juntando sus bocas. Ya lo habían hecho previamente, aunque al inicio vacilaron un poco, pero rápidamente sus labios danzaron y el ritmo y calor de los mismos fue aumentando pasando a incluso juntar sus lenguas y juguetear entre ellas. Naomi no pudo evitar poner una mano en los pechos de la otra, que se limitó a dejarse hacer, gimiendo suavemente cuando la lengua de su amiga empezó a jugar con sus pezones.
-Espero… ay… que… disfrutes, guapa…
En verdad se lo parecía. Naomi se quitó la ropa de la parte superior del cuerpo, y Sissi comprobó sus pechos, con los pezones ya bastante duros notó, y, por darle el gusto, se los llevó a la boca, sacándole un gemido suave a la otra, que se acarició la entrepierna, sonrojada. La otra comprobó que se metía la mano bajo los pantalones, aunque ella no se sentía en especial excitada, le había agradado bastante el que chuparan sus pezones. Por ello, fue acariciando y succionando los pechos de Naomi, que, a su vez, se acariciaba la vagina, sintiendo un intenso placer.
-P-prueba a hacerlo a-ahí abajo…
Suspirando, Sissi asintió, Naomi se bajó los pantalones, y la otra comprobó que estaba con la vagina humedecida y algo abierta, desde luego lo estaba gozando. Metió la cabeza entre las piernas de la otra, y empezó a estimular su clítoris con la lengua, mientras Naomi gemía suavemente, colocando las manos en la cabeza de la otra, sintiendo que se derretía por momentos. Poco más de un minuto después, se estremeció, y un intenso placer recorrió su cuerpo, momento en que la otra se separó, mirándola a los ojos.
-N-no haría falta que me comieras el coño, la verdad…
Sin embargo, la otra negó.
-No me gustaría irme sin que te corrieras, ya que yo lo hice, y…
Pero Sissi le puso un dedo en los labios, y le sonrió.
-Ya tengo yo solución a eso -se levantó, y fue a su armario-. Esto me lo consiguió una amiga por correspondencia, es islandesa, ¿sabes?
Rebuscó entre sus sujetadores y bragas, y sacó una cajita de cartón. De la misma, sacó un objeto cilíndrico, de color fuxia, y que le sacó los colores a Naomi. No era especialmente grande, pero su forma fálica no daba lugar a dudas.
-¿Desde cuando tienes un vibrador, tía? -murmuró bajito- ¿Y cómo no te lo han pillao ya?
Ella sonrió, con suficiencia.
-Jamás se les ocurriría buscar entre mi ropa interior -comentó ella-, me lo envió Brynja, hará un par de semanas…
Sin embargo, se sonrojó algo. Naomi lo notó.
-Y… ¿Lo has usado ya?
Sissi negó, un poco.
-Dirás que vaya pringá, pero me da cosa… -murmuró- No sé, me apetece, pero… supongo que simplemente no es lo mío…
Sintió el abrazo de la otra, y se dejó hacer, con una sonrisa, mientras dejaba el dildo a un lado, quedándose así durante unos instantes. Cuando se separaron, se colocó la ropa de nuevo, y procedió a guardar de nuevo su juguete en la caja, dudaba usarlo por ahora.
-Gracias, de verdad… -comentó Naomi- Creo… que ya estoy lista.
Sonrió, orgullosa de sí misma, y la otra asintió.
-La verdad, me gustaría que la primera vez que me hagan eso sea… bueno, ya sabes.
La otra no pudo más que comprender a su amiga, así que asintió.
-Ya, te entiendo, es algo especial -se estiró un poco-, la verdad, en ese sentido me da algo más igual, sólo me dejé llevar por el momento, si soy sincera.
En ese momento, se levantó, y recuperó los cascos. Los miró por unos momentos, y luego observó a Sissi, que la miraba con cierto interés.
-No soy tu primera tía, entonces…
Naomi negó.
-Sí, lo eres, pero… -sonrió algo- Prefiero que seas tú, alguien en quien confío, a un desconocido. De Odd no me fio, dudo que haga nada con él, por eso… creo que pasó esto. Te lo agradezco.
Sissi la abrazó de nuevo.
-No hay de qué… -con una sonrisa pícara, le apretó una nalga- Si necesitaras repetir, pues…
Naomi se sonrojó un poco.
-¿En… serio?
Sissi asintió, un poco.
-A ver, no es que me vaya el tema lésbico, ya sabes, pero…
Aun así, Naomi asintió. Era muy hermoso de su parte, a decir verdad, y lo agradecía mucho. Realmente la quería, aunque el deseo sexual fuera predominante en la atracción que sentía, seguía siendo su mejor amiga. Y que quisiera hacerlo con ella, pues… la llenaba.
-Ojalá encuentres a alguien así en tu vida…
Sin más, Sissi le sonrió, y se volvieron a abrazar, con cariño, tras lo cual, Naomi salió por la puerta del cuarto de la otra, que la despidió afable. Estaba bastante contenta por su amiga, ojalá le fuera bien con Odd… aunque, por algún motivo, casi preferiría que lo intentara con Ulrich.
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Mientras, Yumi había llegado ya hasta la fábrica, bajó hasta la sala de la interfaz, y allí vio en la pantalla el fondo de pantalla de unos y ceros recorrerla, hasta que se sentó, y le dio a la tecla de entrada. Ante ella, apareció la ventana de Aelita, su rostro apareció casi en primer plano. Dio un suave respingo al ver a Yumi, que sonrió divertida por la reacción, pero la cambió por una cálida sonrisa.
-¡Hola! ¿Qué tal?
La chica virtual asintió.
-Bien, ¿y tú? -le preguntó- ¿Ya es el día? Ni me enteré, disculpa…
Sin embargo, la otra negó suavemente.
-Que va, si son las seis de la tarde más o menos -respondió-, sólo que prefiero hablarlo con más calma ahora, la verdad.
La otra asintió, algo más seria.
-Me parece bien, por la noche seguiré ayudando a Jeremy -sonrió algo-, tengo algunas preguntas que hacerte, la verdad.
-Dispara.
La otra la miró con cara de no comprender, pero se limitó a hacer sus preguntas.
-¿Por qué haréis huelga mañana?
Yumi sonrió algo.
-Bueno, se supone que es para exigir cosas, aunque en verdad estamos celebrando cosas -explicó-, realmente no estamos pidiendo nada como tal, ¿sabes?
-¿Y qué celebráis?
-Hace tiempo, digamos… que la gente lo pasaba mal, trabajaban muchas horas y estaban en una situación muy mala -explicó Yumi-, hasta que, cansada, la gente comenzó a protestar y dejó de trabajar, para exigir mejores condiciones. Eso celebramos.
-Algo así leí, que hubo una… revolución industrial, que hizo que mucha gente pasara de vivir del campo a vivir en ciudades -comentó la IA-, y que el campo es parecido al sector del bosque en el que vivo.
Yumi asintió.
-Correcto todo -Aelita sonrió algo-. ¿Y de qué dudas?
-Me preocupó que fuerais a hacer huelga por Lyoko, ¿Jeremy os paga, o algo?
Yumi la miró incrédula, por unos segundos, y entonces estalló en carcajadas. Sin comprender por qué lo hacía, la miró, sin inmutarse, hasta que terminó, un par de minutos después, algo roja, y con la respiración entrecortada.
-N-no, no nos paga ni nada… -murmuró, mientras se quitaba las lágrimas- Lo hacemos porque queremos, tía, jamás te dejaríamos abandonada, ¿sabes?
Agradecida, Aelita asintió.
-Me gustaría poder decir lo mismo -comentó-, pero mi programación haría que, si es lo más óptimo, os dejara atrás en un momento de necesidad.
Yumi podía comprender eso bastante bien.
-No te preocupes -afirmó-, aunque algo me dice que, de ser Jeremy, no dirías eso…
Aelita se lo pensó antes de asentir, despacio.
-Llevas razón, por alguna razón -comentó-, lo cual no entiendo, no es algo lógico.
Yumi sonrió un poco, tal para cual… Se recostó en el asiento, y se abrazó las piernas, quitándose las botas, estaba bastante cómoda así colocada.
-El amor no lo es… -murmuró- ¿Te ha explicado Jeremy lo que es? -Aelita asintió- Pues supongo que eres una IA tan avanzada que puede sentirlo, o al menos, sentir cariño. No me extrañaría, dado que Xana puede sentir también.
La otra asintió, pensativa.
-La verdad… me gusta en especial la compañía de Jeremy -reconoció-, pero la tuya también, aunque no en el mismo sentido.
Yumi sonrió de medio lado.
-Y a él le encanta la tuya -comentó, divertida-, se pasa las tardes hablando contigo…
Aelita asintió, sonriendo.
-Eso es bueno -recordó un detalle entonces-, una pregunta, Yumi. ¿Tú te masturbas?
La otra la miró, con sorpresa, y entonces se sonrojó.
-¿De dónde has aprendido eso? -preguntó, aunque ella misma se respondió- Seguro que ha sido el puto guarro de Odd, ya verás cuando…
-En realidad fue por mi cuenta -respondió ella-, lo que no sé es si las mujeres podéis, o si podré yo.
Era mentira, lo sabía por Jeremy, pero, por alguna razón, entendía que eso era mejor mantenerlo en secreto.
-Claro que podemos -le respondió Yumi-, no se lo digas a los demás, pero lo hago a menudo, la verdad.
Aelita sonrió.
-¿Y yo podré también?
La otra se encogió de hombros.
-Pues imagino que sí -sonrió-, supongo que Jeremy se asegurará de que lo tengas todo bien colocado y en proporciones adecuadas.
Se rio de su propia broma, y, aunque Aelita creyó pillar la broma, pero no llegó a reírse.
-¿Te refieres a mis pechos y trasero?
Yumi asintió.
-Eso es lo que le gusta a los tíos de nosotras, eso si le gustan las mujeres -explicó-, porque hay gente a la que le gusta las dos cosas, hombres y mujeres.
Aelita asintió, interesada.
-Los humanos sois fascinantes… -sonrió entonces- ¡Qué ganas de conoceros!
Yumi sonrió.
-De paso, me gustaría hablar de un asunto importante -la otra le prestó toda su atención-, hay algunas cosas que Jeremy no te puede contar, básicamente porque no lo sabrá, pero que yo sí.
-¿Y qué es?
-Cosas de chicas -respondió, simplemente-, ya me entenderás, es un jaleo.
La otra se limitó a asentir, sonriendo un poco.
-Muchas gracias, Yumi -Aelita sonrió-, de verdad.
-No hay de qué.
La otra se levantó del asiento, y se estiró un poco.
-¿Vendrás mañana igualmente?
Yumi asintió, y bostezó algo. Revisó su móvil, en un rato había quedado con Maitena, así que suspiró algo.
-Bueno, nos veremos entonces -le sonrió a la otra- ¡Cuídate de Xana, guapa!
Lanzó un beso al aire, cosa que sorprendió a la otra, que se limitó a imitar el gesto, aunque no lo comprendía, para seguir con su programación habitual. Por su parte, la japonesa fue dirección a un parque cercano a la propia fábrica, donde estaría en breve con Maitena, junto a Caroline, sentadas en uno de los bancos del parque, donde solían estar siempre.
Cuando hubo cruzado la entrada, se dirigió por los caminos de tierra. Había gente por allí, niños jugando, parejas de paseo, grupos de amigos charlando y riendo, perros jugando y saltando por ahí… esa era una zona muy viva. Sin embargo, ellas debían estar algo alejadas, en una zona más interna, y cerca de matas de hierbabuena para camuflar el olor. La verdad, fue inteligente por parte de Caroline ir allí, cuando quería era bastante espabilada, pensó divertida.
Llegó con ellas, que ya estaban con un cigarrillo en la mano, y les sonrió. Se dieron unos besos en las mejillas, con sus sendos abrazos de rigor, y se colocó al lado de ellas, palpándose los pantalones para encontrar la cajetilla, mientras Maitena le tendía un mechero.
-¿Qué, que tal el día?
Yumi suspiró, encendió el cigarrillo, y se recostó en el banco, dando un par de caladas iniciales. En realidad apenas fumaba, aún le daba algo de tos, pero la relajaba bastante
-Tranquilo… -murmuró- El imbécil de Ulrich pretendió seguirme, pero le paré antes…
Las otras se rieron algo.
-Tía, fóllatelo ya -le dijo Maitena-, te lo tengo dicho, es lo mejor, ambos disfrutáis y sabéis si os gustáis de verdad o no.
Pero la otra negó, rodando los ojos.
-No pienso hacer eso -respondió-, no mientras no sepa que es el adecuado, la verdad…
Caroline sonrió, le dio una calada a su cigarrillo, y le tendió una bolsita.
-Con esto te aclararás algo, Yumes.
La otra observó los cigarros y puros que había dentro , y procedió a apagar el que tenía. Usó una llave para abrirlo, y juntó el contenido del que tenía al de otro, usando un papelito con una boquilla que le proporcionó Maitena. Una vez que hizo un rollo, lo cerró usando la lengua, y lo encendió.
-No sé si me aclararé, pero, desde luego, me relajaré…
Las otras se rieron. Tenían unos cuantos, pero de ser pilladas lo máximo sería que se los requisaran y avisaran a sus padres, cosa que pretendían evitar en todo momento, no les apetecía tener que dar explicaciones, así que lo más seguro era que los dejaran tirados en el suelo en caso de tener que huir. Pensando en ello, siguieron hablando de sus temas.
-Mis padres me están dando por culo por Marc -comentó ella, seria-, no les gusta, dice que son mala compañía.
Las otras dos asintieron.
-Es lógico, la verdad -Yumi le dio una suave calada al suyo-. Buah, tío, mis padres harían lo mismo con Ulrich…
Las otras asintieron, mientras Maitena guardaba la bolsa en su bolso, donde tenía varias cajetillas.
-Que, a ver, Marc es buen pavo y tal, pero… -suspiró algo- No sé, creo que le dejaré, no… me acaba de convencer…
Las otras dos asintieron.
-¿Era guitarrista en un grupo de rock, no?
-Sí, su hermana es la cantante, Electra se llama -comentó Caroline-, es de la edad de tu novio, igual te lo quita.
Las otras dos se rieron, mientras Yumi le daba un golpe en el hombro, aunque también se rio. Debía reconocer que sus dramas con Ulrich eran… en fin, graciosos cuanto menos. Dio una nueva calada, algo más profunda, y colocó la lengua de tal forma que hizo unos círculos con el humo, acto que sus amigas imitaron, haciendo que se juntaran y se rompieran entre sí. Le relajaba hacer esas figuras.
-Luego nos deberíamos pasar por algún bar, a tomarnos algo, que se nos quite el pestazo… -comentó Maitena-, bueno, sobre todo para ti, Yumes, a nosotras no creo que nos digan nada.
-Buh, no te fíes de sargento Morales, guapa -le sonrió-, te puedo asegurar que revisará hasta vuestras bragas como huela el tabaco.
Las otras se miraron, mientras ella se rio algo. Suspiró algo, cuando las otras, tras a enésima calada, la miraron.
-¿Entonces vas a dejar pasar el tiempo con Ulrich? -preguntó Maitena- Oye, que si no nos quieres responder de puta madre, ¿eh? Es tu vida, tía.
Pero la otra negó.
-Precisamente quiero vuestro consejo, uno serio…
Maitena suspiró, y abrazó a la otra por la espalda.
-Yumes, los tíos son una mierda -recalcó, mientras echaba la colilla al suelo y lo tiraba-, la mayoría sólo te la querrán meter, y dejarte a un lado como las servilletas, y…
-Lo que trata de decir Maitena -cortó Caroline, seria-, es que ve con cuidado, y piénsatelo bien. ¿Te gusta ese tío?
Yumi asintió un poco.
-Es buen chico, y es guapo… -reconoció- Pero algo niñato, las cosas como son…
Las otras dos se rieron un poco, Yumi terminó su última calada, y Caroline intervino en ese momento, mientras se levantaba y tiraba su colilla, junto a la de su amiga.
-En fin, tía, no te lo pienses tanto -le dijo la chica-, de todas formas, hay muchos tíos por ahí, no te rayes sólo por uno.
La otra asintió, pensativa, en el fondo llevaba razón. Claro que, con ninguno, se había estado masturbando sistemáticamente, gimiendo su nombre, e imaginándose cómo la tomaba, y… dejando a un lado esos pensamientos, se encaminaron hacia la salida del parque, llegando poco después al exterior, en una explanada de tierra, con árboles a los lados, unas fuentes, y niños correteando por ahí.
-¿Vamos al bar, entonces?
A esa propuesta de Maitena, Yumi negó.
-Que va, mañana he quedado con otra amiga, me gustaría descansar algo antes -explicó, mientras se abrazaban de nuevo-. ¡Adiós, guapas!
Salió rápidamente del parque, dirección a su casa, donde se daría una ducha, cenaría y se iría temprano a la cama, y, en cuanto se levantara, iría directamente a la fábrica para charlar con Aelita. Lo que ella no sabía, era que la IA había tenido una idea sobre cómo contactar antes… Según llegó a su casa, la chica subió al trote la escalera, entró a su cuarto, tomó ropa cómoda, y se encerró en el cuarto de baño, donde procedió a ducharse.
Se desnudó, hizo correr el agua, y se estiró, mirándose al espejo. Giró sobre sí misma, observándose, y suspiró un poco, tan delgada como siempre, por mucho que comiera no engordaba, pero sus curvas seguían creciendo progresivamente. No se le había escapado el exabrupto de antes de Sissi, si ella supiera… sin más, se metió bajo el agua, una vez comprobó que salía caliente, y se bañó, tatareando un poco. Le encantaba cantar, aunque lo hiciera fatal y desafinara todas las notas, le era totalmente indiferente, al menos esa sensación le daba. Cada vez que se duchaba hacía verdaderos conciertos, y ella sola se venía arriba, hasta que salía del agua, que paraba al estarse secando. Y, sin embargo, mientras se secaba el pelo seguía moviéndose un poco, al son de una música que sólo sonaba en su cabeza.
Una vez terminó, cogió su ropa usada y la metió directamente en la lavadora, así su madre no sospecharía, y, tras echarse un refresco, fue con su familia, que ya colocaba la mesa para cenar. Ayudó a su madre, mientras su padre rajaba, como siempre, mirando a la televisión durante la tertulia de fútbol.
-¡Pero cómo va a ganar esa panda, del Milán!
-¡Cariño, a cenar!
Akiko, como siempre, le gustaba avisar a su marido justo cuando más nervioso se ponía. El hombre, suspirando, se levantó de delante de la tele, la apagó, y fue con los demás.
-¡Lo que me faltaba por oír, que la Champions de este año la gana el Milán!
Hiroki, divertido, se colocó al lado de su padre con la consola, y recibió el plato de su madre, mientras Yumi se colocaba al otro lado.
-Pero si son bastante bueno, ¿no?
-¡Qué va! -exclamó el mayor- Me pongo malo sólo de pensarlo, ¿qué tal vuestro día?
Estuvieron hablando un rato largo, pasando una cena familiar. Aunque discutían de vez en cuando, estaban bastante bien, era una familia unida. Y Yumi se había asegurado de que Xana no les hiciera daño alguno, no hablando de ellos durante los ataques, e intentando no charlar cerca de enchufes, sólo por si acaso. Quería protegerles, y lo iba a hacer, estaba convencida de ello.
Como todas las noches de Domingo, tomaron ramen, un poco de sake para los adultos, y un té de manzanas sin alcohol para los menores. Si supieran qué hacía con sus amigas algunas veces… por ahora había disimulado bastante bien, esperaba poder seguir una buena temporada. Una vez terminaron, una hora y cuarto después, subió a su cuarto, se estiró algo, y se metió en la cama, junto a un libro para leer un rato. Se le antojó fumar un poco más, así que abrió la ventana, buscó en su mochila, y se encendió con cuidado un segundo cigarro, sentándose estratégicamente al lado de la mesa, usando un cuenco a modo de cenicero.
-Bueno, este y a dormir…
Estuvo leyendo mientras fumaba, en silencio, mientras su cuerpo se relajaba, lentamente, apagando el cigarrillo cuando se lo hubo terminado, disfrutándolo. En cuanto lo apagó, cerró la ventana, y entró a la cama, tapándose, y deseando que Ulrich estuviera a su lado para calentarla. Una sonrisa boba apareció en su rostro con sólo pensarlo.
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Mientras, Aelita había ido descubriendo más cosas por su cuenta, revisando archivos en internet, y aprendiendo todo lo que podía sobre, no sólo la charla del día siguiente, también de otros muchos asuntos. Todo, mientras creaba su código de materialización, por supuesto, con ayuda de Jeremy sólo para el final de la jornada, pues estuvo liado toda la tarde con aquello de la huelga.
-Y mañana pues no habrá clases, por eso -comentaba el chico-, pero no podré trabajar contigo, lo siento…
Ella le restó importancia.
-No pasa nada, espero que te diviertas.
El chico sonrió.
-Por cierto, en breve, pues… cerraré el súper ordenador por verano, ya sabes.
Ella suspiró, y asintió.
-Me parece bien -reconoció-. Toda seguridad es poca cuando se trata de Xana, la verdad.
Una sonrisa algo triste apareció en su rostro. Aunque ella no se enteraría de nada, pues según se apagara para ella sólo sería como un parpadeo, para ellos serían unos dos meses, y, bueno… le gustaría seguir de alguna forma en contacto. Pero era imposible si no se dejaba el súper ordenador encendido, y eso abriría las puertas a Xana para atacar en cualquier momento, estando ellos lejos, e incapacitados para poder actuar en un lapso corto de tiempo,
-Espero que te lo pases bien, ¿qué harás?
Jeremy suspiró.
-Pues iremos a nuestra casa de campo, en el sur, tenemos un huerto muy bonito -sonrió-, mi madre cuida hiervas aromáticas, te gustará mucho.
Ella sonrió.
-¿Cómo las que tiene dibujadas en su ropa Yumi?
Él asintió, con cierta diversión.
-Sí, más o menos -reconoció-, pero es bastante hermoso, te enseñaré fotos luego.
La otra asintió.
-¿Qué pensarán de mi tus padres, Jeremy?
El otro no tenía atisbo de duda.
-Les encantarás, ya lo verás -entonces, cayó en una cosa-, tendré que falsificar muchas cosas, ahora que caigo… lo estaré haciendo a partir de Septiembre.
-¿Falsificar, por qué?
Jeremy suspiró.
-Para el Gobierno, para que existas, tengas dinero, acceso a papeles, cosas así…
Ella frunció algo el ceño.
-No me gusta ese Gobierno -murmuró ella-, te impone cosas sin tú quererlas, ¿dónde queda la libertad de la gente?
El otro la miró con sorpresa. Aelita era todo un pozo de sorpresas, uno muy lindo, sin duda. Sin duda, había acertado enamorándose de ella.
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Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.
