Aelita's Nature
Capítulo 14
Odd no tardó demasiado en llegar hasta donde estaba Sissi, en el piso de los chicos, y que esperaba delante de la puerta del cuarto que compartía él con Ulrich, ella estaba bastante expectante. El chico se limitó a abrir con su llave, y dejó a la otra entrar, cerrando tras pasar por la puerta.
-Esa es su cama -señaló a la que estaba más ordenada-, y ese es Kiwi, mi mascota.
Ella vio al animal y se puso en cuclillas, dejando que el animal olisqueara su mano, con una suave sonrisa, era un pero bastante tranquilo, pensó ella. Pero no estaba aquí para eso.
-¿Dónde tenéis la ropa? -preguntó, mirando los armarios- Porque esto lo tienes como una leonera…
El otro se rio algo.
-Hay orden en mi desorden -le respondió, mientras abría uno de los cajones bajo la cama del otro-. Esta es su ropa interior…
Ella observó los calzoncillos del otro, mientras posaba la mano en el más cercano, llevándoselo por inercia al rostro para olerlo. Odd sonrió suavemente, sentándose al lado del ella y esperando su reacción, pues se había quedado en el sitio, mientras Kiwi exigía atenciones en todo momento, moviéndose en torno a ellos, gruñendo algo y acariciándose contra ellos. La chica eventualmente separó el rostro de la prenda, y miró al otro.
-Muchas gracias…
Odd se acercó a ella, y la acarició suavemente en el lateral de su cuerpo, ella se limitó a besar los labios de él con mimo, aunque no llegaron a pasar de ahí.
-No tienes que darlas -afirmó el chico-. Basta con que… bueno, nada.
Ella suspiró.
-Te devolveré el favor, sí -afirmó ella, rodando los ojos-. No… sabía que te gustara, aunque a ti te gustan todas.
-Sólo busco el amor verdadero…
-¿Liándote con cada tía de Kadic esperas encontrarlo?
-Veo que ya tengo esa fama -comentó el otro, pensativo- ¿Sabes qué dicen de mi?
Ella puso los ojos en blanco y se levantó, guardando la prenda en uno de sus bolsillos.
-Tendrás que buscar alguna excusa para la falta del calzoncillo -comentó ella-, ¿has pensado en ello?
El otro asintió.
-Mi perrito se hizo caca y hubo que limpiar…
Ella se rio algo.
-¿Y no podrías haber usado otra cosa?
-Es lo que hay, oye -comentó el rubio-. De todas formas no es la primera vez que lo hago, y él una vez usó mis cosas para eso, según Ulrich como soy el dueño me tengo que hacer cargo, así que…
Era mentira, pero así al menos la otra se iba más tranquila. Así se evitaba la trifulca con Milly y Tamiya, aunque le gustaría que ella aprendiera de aquella experiencia… y en ese momento se le ocurrió una manera de hacerlo.
-Oye… ¿eres alguien celosa?
Ella ya estaba a punto de salir por la puerta cuando escuchó la pregunta, y no supo muy bien qué decir al respecto.
-¿A qué viene la pregunta?
-Te he visto cabrearte mucho por Ulrich -comentó, cruzándose de brazos-. Algo me dice que… podrías desquitarte con alguien que no tiene culpa si te da un ataque de celos.
-No es cosa tuya, Della Robbia.
Cabreada, ella quiso salir, pero el otro la tomó de la muñeca, impidiéndoselo.
-Sí lo es… -comentó él- Cuando afecta a mis amigos, me afecta a mi.
La otra bajó el rostro un poco, y entonces le encaró.
-¿Podemos hablarlo más adelante?
El chico asintió suavemente, y ella salió escopeteada hacia el piso de las chicas, haciendo que Odd se preguntara si es que había hecho bien o no. Pero su reacción por haberse sentido ninguneada… él podía entenderlo a la perfección. Podía congeniar bastante con ella a ese respecto, aunque de mientras se lo quería pasar bien, no iba a dejar de estar con otras mientras iba tras una chica que estaba más que pillada de su mejor amigo. Ese era su objetivo a largo plazo, a corto estaba Karla Polwiz…
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Aquel Martes 13 de Septiembre, por la noche, un grupito de sombras descendía por las escaleras del edificio donde vivían los alumnos en Kadic. Se trataba de tres jóvenes, y que llevaban en una bolsa de plástico unos cuantos sprais de pintura para grafitear una pared, y de esta manera ganarse un castigo ejemplar. Al menos uno de ellos, en concreto, Jeremy Belpois. Aquella mañana el director había dado una semana libre por la jubilación de uno de los históricos de la academia, y aunque técnicamente sólo afectaría a tres días, se colaba el finde en medio, así que era casi esa semana completa, hasta el Lunes siguiente.
Eso llevó a muchos jóvenes a querer marchar, y el rubio no quería volver a abandonar a Aelita… realmente eso no iba a pasar, pero lo sentiría así de hacerlo, por eso se había negado. ¿Y qué mejor forma de forzar eso que con un castigo? La idea era una pintada con Jim de protagonista, Odd lo pintaría mientras Ulrich y Jeremy vigilaban, y este último se quedaría sólo con el bote en la mano cuando llegara Jim y viera la situación.
-¿Creéis que se cabreará demasiado?
Esa era la preocupación del otro, que al final era el que iba a asumir el riesgo.
-No creo, tiene buen humor -comentó Ulrich, sonriendo-. Además, si se pasan con el castigo, asumiremos nuestra parte también.
-¿Y tú crees que podrás manejar todo sólo con Yumi y Aria?
Odd se había dedicado a hacer en diez minutos un boceto sobre el que pintaría, mientras de vez en cuando se alejaba para verlo con más perspectiva. Mientras ellos se iban, las chicas estarían cerca, la japonesa por vivir al lado de la academia, y la escocesa por no querer volver a casa hasta navidades y así poder entrenar mejor. Además, estaría esos días de guardia en Lyoko y aprovecharía para luchar en el mundo virtual, consideraba que era algo que necesitaba hacer para poder estar a la altura de sus compañeros.
Sí, había luchado unas cuantas veces ya, y efectivamente, el resto la veían bastante capacitada, pero… no así ella misma, que se sentía en cierto grado de inferioridad con ellos. Se autoexigía bastante, y se llevaba a sí misma a mayores límites de los que pedía para los demás, todo para poder luchar mejor contra Xana. Jeremy, consciente de ello, se había planteado algún tipo de programa de entrenamiento para mejorar la rapidez y agilidad, personalizado para las habilidades y capacidad de vuelo de su compañera… y que veía como una gran chica. Se sonrojó algo al pensar en ella, cosa que notó Odd, y que seguía pintando, con una sonrisa en el rostro.
-¿En qué piensas, Einstein? -le preguntó- ¿En cierta escocesa alada?
El aludido suspiró algo.
-¿Ahora lees mentes, Odd?
El otro se encogió de hombros.
-No, pero se te nota algo acalorado, y ahora hace fresco -explicó-. Si te gusta Aria aprovecha, tío, porque a saber cuándo logramos sacar a Aelita de Lyoko…
El otro puso mala cara.
-Prometí que sería antes de un año.
-Y estamos a cuatro meses de hacer un año -le recordó Odd, comenzando a rellenar los huecos-. Oye, yo no tengo ni idea de informática, y espero que no haya muerto nadie más en este tiempo, pero…
-¿Pero?
Odd se rascó algo la nuca, y respondió mientras seguía su tarea. Ya se empezaba a vislumbrar lo que estaba pintando.
-¿Crees que estamos haciendo lo correcto? -preguntó- No lo digo por lo de Yumi, puedo… entender que al final sientes que puedes lograrlo -se limitó a seguir pintando-. Me refiero a si de verdad lo mejor para ella es venir a la Tierra.
Jeremy suspiró pesadamente. No sabía si podría cumplir con ese tiempo, esperaba que sí y, por lo que estaba avanzando, esperaba tenerlo con un margen de dos o tres semanas… el problema venía con lo que había dicho Odd, respecto de si lo mejor para Aelita era ir al mundo real. Lo había pensado varias veces, para él era un claro sí, dado que un ser humano no podía estar aislado o vivir en un lugar así. Tenía claro que ella era tan humana como los demás, cada vez que hablaba con ella esa idea cobraba más fuerza, pero había problemas claros: dinero, ficha de salud, datos personales de todo tipo, procedencia, nacionalidad, edad, grupo sanguíneo… y mil datos más.
-Sin duda -respondió sin más Jeremy-. Lo tengo todo controlado.
Esa afirmación le parecía bastante fuerte a Odd, que se limitó a asentir. Sonrió al contemplar su obra, estaba casi terminada. Era un mural con Jim como protagonista, con orejas de conejo y la lengua por fuera, con las manos puestas como si fuera una estrella del rock: los dedos corazón y anular plegados, e índice y meñique levantados. Se rio por la belleza de su mejor mural hasta ahora, y le entregó el spray a Jeremy, que suspiró.
-Buena suerte, espero que la bronca no sea especialmente dura…
Ahí empezaba la siguiente parte del plan: vendría Jim, avisado por la propia Aria, y que diría que ha escuchado algo en el patio, y seguiría Ulrich, confirmando aquello. Y pillaría a Jeremy con las manos en la masa, con una mochila al hombro llena de botes. Con eso se ganaría un buen castigo, y seguramente también tener que quitar toda esa pintura, por eso había pedido usar una que se quitara con cierta facilidad. Se quedó ahí a la espera, deseando que la descabellada idea del otro saliera bien, al mismo tiempo que la maquinaría, efectivamente, se ponía en marcha. El orondo profesor se encontró con Aria, que traía el pelo revuelto, a la entrada de su cuarto.
-¿Pasa algo, Glenn?
El profesor llevaba un pantalón de deportes rojo y una camisa interior blanca, a pesar de estar con tripa se le veía que en sus buenos años había gozado de un fuerte cuerpo. Ella simuló un bostezo y se acarició uno de los ojos.
-He escuchado jaleo en el patio interno de la Academia.
El radar interno de Jim se puso en alerta.
-¿Segura?
Ella asintió, así que el otro asintió, tomó unas llaves y se colocó unas deportivas, una linterna que siempre tenía preparada, y un móvil. Ella tragó algo de saliva, parecía que se lo estaba tomando especialmente en serio, y mientras el mayor cruzaba el pasillo, Ulrich esperaba con el pijama puesto en el pasillo, cruzado de brazos, a su llegada. Odd había llegado unos instantes antes, con cara de no haber roto ni un plato pero estaba claro que se había llevado por delante media vajilla por la sonrisilla maliciosa que puso según entró, el otro esperaba ni enterarse de lo que había hecho.
Eventualmente escuchó cómo llegaba el otro al pasillo de los chicos, así que se limitó a andar hacia él, simulando estar algo adormilado. El profesor llevó su linterna directamente a los ojos de él pese a tener las luces del pasillo encendidas, estaba tan acelerado que ni había caído en que ya lo estaban cuando entró al mismo.
-¿Qué haces en pie, Stern?
-Bueno, yo…
-¿Escuchaste algún sonido o algo?
Este asintió, y bostezó.
-Había como… lio en el patio -comentó-. Escuché antes pasos por aquí, y al rato una risa, pero no sabría decir de quien…
El adulto asintió, y fue revisando las puertas, no demasiado concienzudamente. Las conocía a la perfección tras tantos años, y una en concreto le llamó la atención, pero no comentó nada. Por ello, dio una vuelta por la planta, y se limitó a bajar las escaleras, acompañado de lejos por Ulrich, y que dejó de aparentar cuando el mayor le dio la espalda. Bajaron las escaleras hasta el patio, y el profesor no tuvo que buscar demasiado, encontrándose al poco con Jeremy, y que puso su mejor cara tras rociar algo de la pintura.
Jim contempló con una ceja alzada el dibujo y luego a Jeremy, sin creerse aquello, no era propio de un estudiante como él… sin embargo, tenía en sus manos los botes, y estaba en el lugar de los hechos, y él era amigo de Della Robbia y del que sí se creería aquello.
-¿De verdad, Belpois?
-Pues…
-¿¡En qué estabas pensando!? -le espetó- Esto te podría costar la expulsión, chaval.
El otro tragó saliva, mientras bajaba el rostro. Jim le retiró los botes y miró al otro, ni se había manchado las manos, notó.
-Bueno, yo… este… -se rascó la nuca- Creí que te gustaría, eres tan buen profesor que…
Jim alzó una ceja entonces, y negó suavemente.
-Anda, déjalo chaval -le pidió, mientras le invitaba a retirarse-. No nací ayer y sabemos los dos que tú no has sido, así que dime la verdad -pidió, Jeremy rodó los ojos-. ¿Odd?
-¿Cómo va a ser Odd, si hasta eché algo de pintura mientras pasabas?
-¿Y tú desde cuando eres un pintor artístico? -le dijo-. He visto tus dibujos para las clases de bellas artes y no son así para nada.
El otro decidió jugar una carta en aquel momento.
-Es que… no quiero volver a casa…
Jim se detuvo entonces, mientras asentía.
-Entiendo… ¿problemas en casa?
-Algo así…. -murmuró el otro- Quería quedarme esta semana y tampoco quería no tener una excusa para eso.
-¿Y no se te ocurrió algo mejor que pintar una caricatura de un profesor para eso a ti, el mejor expediente de Kadic? -Jim negó suavemente- Sé que ocultáis algo, tú y tus amigos, esto es un claro ejemplo de ello.
El otro le miró con cierta sorpresa, pero negó.
-Qué dices, Jim -se rio algo-. No ocultamos nada.
El otro no llegó a responder, limitándose a tomarle de los hombros y acompañarle hasta su cuarto, en un silencio algo incómodo.
-Mañana por la mañana iremos al despacho del director a hablar sobre esto -Jim se rascó algo la mejilla entonces-. Si tanto quieres quedarte esta semana… eso haremos. Pero pídelo la próxima vez en lugar de liar una de estas, anda.
Jeremy asintió, y sonrió un poco.
-Gracias…
-Belpois, sé que eres un chaval inteligente -le dijo-. Así que… no intentes volver a tratarme como un estúpido, ¿entendido?
Sabiendo que le había herido en el ego, el otro asintió. Desde luego había subestimado al mayor, pero mantendría la tapadera. En caso de que le preguntaran, siempre podía decir que simplemente no quería alejarse de nuevo de sus amigos, o que sus padres habían discutido hace poco y no quería estar en medio… los de Kadic no se pondrían a indagar sobre la veracidad de aquellas afirmaciones.
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A la mañana siguiente, efectivamente, tras el desayuno llevó el profesor de gimnasia a Jeremy hasta el despacho de Delmás, mientras Ulrich, Odd, Aria y Yumi esperaban en el patio. Rápidamente se había esparcido lo sucedido con el mural, y Milly y Tamiya rápidamente se hicieron cargo de la noticia, haciendo fotos y grabando un reportaje en la zona, entrevistando a los que se encontraron por allí… entre ellos, estaban los del grupo, que sonreían al ver a las dos menores.
-La verdad es que sorprende ver este mural -comentaba Milly-, ¿quién habrá sido el misterioso, o misteriosos, autores? -sonrió a cámara- ¡Decidnos vuestras respuestas en comentarios! Soy Milly Solovieff, para el blog de Kadic,
-¡Corten! -Tamiya sonrió algo- Te quedó genial.
Las dos menores chocaron las manos, mientras el grupo se reía algo por dentro. Aunque les dijeran quién "había sido"… no darían crédito. En todo caso, y antes de que dijeran nada, llegó por allí Sissi, que silbó al ver aquello.
-Qué pasada… -murmuró- ¿Quién lo hizo?
-Ni idea -comentó Odd-, ¿te ha gustado, Sissi?
-No está mal… -comentó, cruzándose de brazos, luego sonrió algo- ¡Nos vemos en clase, adiós, Ulrich querido!
Yumi alzó una ceja, y Aria se rio.
-Parece de especial buen humor…
-Pues sí -el muchacho suspiró-. Al menos no me ha intentado abrazar o algo…
Odd sonrió orgulloso, puede que reconociera la autoría de aquel dibujo. Anduvieron dirección a la cafetería, y, mientras volvían, se encontraron con Morales y Jeremy, parecían charlar entre ellos. El más joven asentía, con las manos tras la espalda, mientras el mayor movía con vehemencia los brazos, parecía algo molesto pero, al menos, su amigo no parecía en especial afectado.
-¿Qué tal ha ido con Delmás?
Yumi le abrazó por los hombros, y el aludido suspiró algo.
-Me han castigado una semana entera a estudiar por las tardes en la biblioteca -comentó-. Lo justo para poder estar todo el finde aquí.
-Genial entonces -comentó Aria-, eres genial cargándotela, como en todo.
-¿Se enfadó mucho Jim?
Jeremy negó suavemente.
-No, pero sospecha algo de nosotros -les dijo, serio-. No le ha colado que haya sido yo, pero como no había nadie más en escena, no se lo podía echar en cara a nadie.
-¿Qué harás, entonces?
A esa pregunta de Odd, el otro suspiró algo.
-Tendremos que ir con más cuidado a partir de ahora -respondió-. Pero por ahora vamos a tomar algo, anda, que me he quedado con mal cuerpo…
Los demás se rieron algo. Desde luego el otro no estaba nada acostumbrado a esas cosas. Nico llego a escuchar un poco de esa charla, mientras pasaba cerca, aunque se encogió de hombros, yendo directo hacia donde estaba Herb, que acababa de entrar también al comedor.
-Buenos días -le saludó el otro, sonriendo-, ¿ya desayunaste?
-Voy a ello… -el otro bostezó algo- ¿Y Sissi?
Herb bostezó, mientras se estiraba un poco.
-Se está sirviendo, ahora vendrá -comentó, mientras se giraba a mirarla algo-. ¿Te… importaría dejarnos a solas, por favor?
Nico puso mala cara por unos instantes, hasta que cayó en la cuenta, momento en que golpeó al otro suavemente en el hombro, mientras asentía.
-¡Claro que sí! -exclamó- Además, podrás pedirle tener una fantástica experiencia bajo la luz de la luna…
El otro suspiró algo.
-Un día me tendrás que explicar qué es -comentó-. Gracias, tío.
Se limitó a alejarse dirección a las bandejas, unos instantes después llegó la morena con su desayuno: un bol con cacao y leche, galletas y unas frutas, ella se sentó en frente del otro, que le hizo hueco.
-¿Dormiste bien?
Herb asintió un poco, dejando a un lado su propia bandeja, y sonriendo algo.
-Sí, ¿tú?
La otra se sonrojó algo.
-Estuve con Naomi -reconoció-, no hicimos nada, pero nos dimos unos masajes muy relajantes…
El chico suspiró algo. No habían vuelto a… intimar como la última vez, aunque ganas no le faltaban, desde luego. Sissi comenzó a desayunar entonces, su estómago rugía un poco.
-Que bien -comentó el otro-, ¿hoy volverás?
Pero Sissi negó.
-Hoy quiero cambiar de aires, ya sabes…
El otro asintió, algo sonrojado, comprendiendo. Observó como iba devorando la comida, desde luego tenía hambre.
-¿Viste la pintada?
Sissi asintió, despacio.
-Es una pasada -respondió-, aunque a saber de quién es, antes vi a Belpois ir con papá.
-¿Crees que ha podido ser él?
Pero ella negó.
-No sé, no creo, pero nunca se sabe -ella sonrió-, la gente a veces es sorprendente.
Él asintió, despacio, ella no tardó mucho más en terminar su comida, momento en que se alejó algo de la mesa, y miró al otro.
-¿Y Nico?
-Está desayunando por su cuenta, supongo…
Ella le miró con cierta diversión.
-Entiendo… -tosió algo entonces- ¿Vamos, Herb?
Asintiendo, se levantaron y dejaron las bandejas sucias en unos estantes, y salieron de allí tranquilamente, charlando entre ambos. Mientras eso pasaba en la Tierra, en Lyoko Aelita permanecía, como siempre, en una de las torres de paso del mundo virtual. Sentada en la plataforma inferior, revisaba el texto que habían ido escribiendo para su programa de materialización, como siempre hacía, tatareando suavemente. Habían llegado a un punto bastante importante, ella sentía por dentro que en ese momento podrían incluso terminar con el programa… pero desconocía el cómo.
Quedaba la parte de su personalidad y sexualidad. Según Jeremy, todo eso estaba codificado de alguna forma en el ADN, quedaba por saber el cómo transcribirlo, pero si ni las grandes mentes brillantes de la ciencia lo había logrado, ¿cómo ellos, unos adolescentes, podrían hacerlo? Tenían de base a Yumi y toda su información, era verdad, pero igualmente era una tarea titánica. El programa que movía a Aelita también había sido de mucha ayuda, pero esa era una parte en la que el chico quería especialmente detenerse. Ella podía entender las razones, la vida en la Tierra requería de esos aspectos, y se tenía que hacer bien a la primera, porque si no… podía salir bastante mal.
Ella tenía en la cabeza estar con Jeremy cuando llegara al mundo real, no era una decisión lógica pero que había tomado hacía poco, y ello requería que ese aspecto fuera perfecto. Pensaba en ello habitualmente, puede que usando los datos de Aria se hicieran una mejor idea de qué y cómo poner… y ahí estaba el otro asunto importante. Jeremy no lo había dicho claramente, no la explicación, pero sí había entendido las ideas del chico respecto de su humanidad… Si ella era realmente un ser vivo y no un programa, entonces debía estar su información genética en algún lado, y puede que Xana la tuviera. Eso implicaba que necesitaría ir a por ella de forma directa para recuperar esos datos, pero había unos problemas importantes respecto a ello.
El primero y más evidente es que no sabían dónde residía Xana. Y en segundo lugar, aquello era un pensamiento que había surgido en su mente en aquel momento, ni lo había razonado aún. Puede que sólo fuera una conjetura y no hubiera realidad alguna en ello, no sería la primera vez que algo así sucede. En todo caso, se lo comentaría a Jeremy, porque en aquel mundo virtual de cuatro zonas se desconocía el hogar de su enemigo. ¿Y si vivía en el mar digital? Descubrir dónde se refugiaba la IA seguro que les daría una gran ventaja en aquella guerra, y es que Xana sabía dónde vivían ellos… pero no al revés. Descubrir aquello daría un gran giro al conflicto.
Pero de nuevo, todo eso eran sólo teorías. Igual que su humanidad, y es que esa idea, aunque era atrayente, no tenían nada que lo demostrara. Sólo ideas e intuiciones, pero Jeremy parecía tan seguro de ello… le gustaría poder verle por fin, a decir verdad. Pero no sabía cómo pedírselo, o si él querría. Y ahí, cuando estén cara a cara en la vida real, su sexualidad, su forma de ser, será fundamental… En torno a esas ideas estaba ella dando vueltas en aquel momento.
-Lo malo es que… no puedo buscar estas cosas en Internet -murmuró, deteniéndose de revisar por décima vez-. No puedo saber si soy humana, o cómo acertar con mi programa… nada… qué frustrante.
Se levantó, en silencio, y observó el vacío ante ella. Aquel era el portal entre las diferentes zonas de Lyoko, puede… que sirviera de enlace al hogar de Xana. El sistema era sencillo, lanzarse y poco más, sentía cómo los unos y ceros que formaban la torre la llevaban a su destino, en un bucle que llevaba de un sector a otro en función de la torre. En cuatro saltos se podía llegar a cualquiera de los sectores… y de haber uno nuevo, se tendría que llegar de alguna forma. Puede que desde la parte superior de las torres, ahí donde introducía el código para desactivarlas en los ataques.
-Igual eso tiene algo que ver… -se miró las manos, en silencio- ¿De dónde vendrá este poder? ¿Por qué los demás no lo tienen?
Esa era una de las cosas que hacían que la idea de ser humana era algo rara, porque, ¿qué la diferenciaba de los demás, si realmente lo era? ¿Tenía un segundo programa asociado a ella? ¿O era por ser en todo momento un programa, o entre sus funcionalidades estaba esa? Y como alguien de ciencia, iba a experimentar con aquello. Se fue al extremo de la plataforma inferior, y entonces caminó hasta el centro, desde el que se elevó hasta la segunda planta. No se solía detener ahí, sólo pasaba precisamente en los ataques… y era similar a de donde venía, pero era un espacio algo más pequeño, con otra pantalla ante ella, por la que se comenzó a mover.
-Los datos del sector… -murmuró ella- Esto puede sernos útil…
Empezó a enviar esos datos, pero había más información, como la propia estructura del sector, dónde estaban las torres, la distancia al mar digital, su unión con los demás sectores… sin duda interesante. Y vio que había cuatro caminos a seguir, puede… que su idea de un nuevo lugar donde viviera Xana era bastante probable o, al menos, las pistas apuntaban a ello. Se disponía a revisar la parte superior cuando sintió una fuerte vibración desde la parte inferior.
-¿En serio, ahora…?
Descendió hasta la parte inferior, y salió al exterior, se encontraba en el desierto. Por la falta de pulsos rojos, supo que allí no era, así que se decidió a ir hasta el siguiente, el bosque. Volvió a la torre, se lanzó al vacío, y sintió el transporte hacia su sector favorito, al que salió segundos después, y esa vez sí, se encontró con el sendero de púlsares y las gruesas raíces que mostraban el camino. Con cautela comenzó a correr, esperando poder dar con ella cuanto antes y, en la medida de sus posibilidades, despejar el camino y poder llegar al destino y desactivar la torre.
No tenía armas con las que luchar, pero sí sabía usar su entorno a su favor. De toda formas, en cuanto pudiera, deseaba contar con algún medio para poder luchar contra Xana, pero no tenía el medio para ello. Puede… que tuviera que ver con su incapacidad de volver a la Tierra, en caso de ser humana. O es que no estaba programada para ello, si al final era una IA más. Pensaba en ello mientras corría a lo largo del bosque, siguiendo los caminos, hasta dar con la luz roja que emanaba de la torre activada.
-Daos prisa…
Aquello salió de su alma cuando vio a los tres cangrejos y cuatro cucarachas a la espera, haciendo de guardia de aquel lugar. Se refugió tras un árbol, sentía la zona de presión de la IA, lástima que no pudieran virtualizar a nadie en una cierta área, por la influencia de Xana. Esa era la razón de que no pudieran plantar a nadie al lado de los monstruos, y eso que lo habían intentado… La chica miró al cielo virtual preguntándose cual sería el ataque que en aquella ocasión había lanzado su enemigo.
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En Kadic, en la sala de químicos de la academia, un pequeño chispazo apareció en uno de los enchufes, del que emanó una nube oscura, y que se dirigió de forma directa a una de las bombonas, y que tenía pegada un papelito de colores, rezaba Hg. Xana se enroscó en torno a la misma, la derribó, y de la misma salió un líquido color plata. (1)
De la IA emanaron varias corrientes eléctricas, que al entrar en contacto con el líquido, aceleraban el proceso de emanación de gases por parte del producto, que, por la enorme cantidad de energía que Xana envió, rápidamente formó una nube invisible. En torno a la misma comenzó a girar rápidamente, dejando una parte de sí misma para poder mover el líquido a su voluntad, y así comenzar con un letal ataque. Procedió a salir de la sala, sin que nadie viera aquel espectáculo, y aunque avanzaba por el suelo algo más lento por la mayor viscosidad del líquido, en el aire el gas era raudo y veloz, y aquel día para bien o para mal apenas había viento. Sabía cómo eran las instalaciones de la Academia, y en especial, dónde estaban las habitaciones… y también dónde residía Jeremy.
Por lógica debía estar allí a esas horas, así que fue directamente hacia allí. Y mientras estaba con esas, los chicos se habían unido al muchacho para ayudarle a, al menos, comenzar con la limpieza del mural en el patio. Tenían unos cubos con agua y jabón al lado, y aunque Jim lo había prohibido, estaban echando una mano. Esa mañana era la primera de esas mini vacaciones así que no tenían clases, por eso aprovechaban para ello.
-Nosotros nos iremos pronto, yo tengo el vuelo a medio día -comentaba Odd-, acompañaré a gruñón hasta la estación de tren y…
-No soy gruñón, Odd -le espetó Ulrich-, no es gracioso…
-Sí que lo es -se defendió él-, ¿verdad, Aria?
Ella se había arremangado, ayudando al otro, pero sonrió por ello.
-Bueno, no es tu mejor mote, pero mola -aseguró ella-, pero seguro que se te ocurrirá uno mejor.
-Bueno niños, yo iré a mi casa, mi madre quiere que la ayude a comprar -comentó Yumi-, pude venir para recoger unos libros que necesitaba de la biblioteca, pero tengo que marcharme rápido.
Besó a Ulrich y Aria, los más cercanos, en la mejilla, y salió de allí rápidamente. El chico se sonrojó algo y su respiración se aceleró, provocando la risa cómplice de Odd, momento en que se estiró un poco.
-¡Parece que nuestro Romeo está de suerte hoy! -comentó, divertido- En fin, me voy, yo…
-¿No me vas a ayudar? -se quejó Jeremy- Esto cuesta que salga…
Pero el otro negó un poco.
-Tengo que llevar a Kiwi, recuerda, y me va a costar, así que…
Eso sonaba más a excusa que a otra cosa, pero era tarde para decirle nada, ya se estaba alejando. Ulrich, por otro lado, sí que comenzó a echarle una mano, mientras algunos alumnos iban y venían y comentaban aquello por lo bajo, aunque los otros estaban demasiado enfrascados en la charla que tenían. Era algo que al menos les entretenía, ni se enteraron de cuando Jim se colocó al lado de ellos, con una silla de plástico y un par de revistas, y que dejó sobre la misma.
-Os veo bastante trabajadores hoy -comentó, mientras se rascaba la barba suavemente- ¿Debo dar por hecho que ellos dos eran tus ayudantes, Belpois?
Este suspiró algo.
-Ya dije que lo hice yo sólo, Jim, no…
-¡Ya, y yo nací ayer! -exclamó el otro- ¡Os tengo vigiladitos, a ti y a tu grupo, así que a mí no me la coláis!
Los tres se miraron, vaya que les tenían fichados… Aria suspiró un poco, se giró para soltar el agua de la esponja que andaba usando, y miró al otro.
-No te ocultamos nada, te lo juro -le empezó a decir-, ¿cuándo he dado problemas?
-Glenn, desde que estas con estos muchachos… -suspiró- Mira que ya alguna vez la liabas en los partidos, este año espero que te portes más, muchacha,
Esta asintió, algo avergonzada. Ulrich podía jurar que más de una vez la había visto tener que bajar una marca cuando comenzaba con los improperios, soltando alguno en escocés para no ser entendida. Mientras estaban en ello, notaron como algunos muchachos comenzaban a toser con fuerza, Jim frunció el ceño y se giró.
-Mierda…
Salió corriendo al ver a dos de ellos en el suelo, era bastante extraño, no notaba nada raro en el aire pero algo debía haber para dejar a dos adolescentes en el suelo, así que los agarró y se los echó al hombro. Encaró a los otros tres para que salieran corriendo, pero comprobó, con una suave sonrisa, que así era. Se ubicó y se dirigió a toda prisa hacia enfermería, aunque comenzaba a notarse débil y su cabeza empezaba a darle algunas vueltas.
Según se movía veía algún que otro ave que volaba bajo caer al suelo, sin duda algo debía haber en el ambiente, algo que no se notaba, pero que era peligroso. Primero iría con Yolanda, luego buscaría la manera de sacar a cuanta más gente mejor, pero primero, los bomberos. Debía haber una fuga de algún tipo, pero según andaba su vista se iba nublando, se debía dar prisa.
Tosió, y mientras, Xana se había desplazado siguiendo a los adolescentes, pero mientras, dejaría aquella sustancia en el aire para que hiciera su efecto. Se sabía descubierta pues iban a la fábrica, pero podía atacarles silenciosamente sin que se dieran cuenta, era un ataque perfecto. Y al ser Jeremy el más lento podría alcanzarle con relativa facilidad, les pilló en el bosque, a la altura de la alcantarilla.
-¿Qué crees que sea?
Ulrich había abierto la tapadera y dejado bajar primero al chico, que iba sudando un poco.
-Algún gas, pero a saber cual… -murmuró- Si sentís que os ahogáis, intentad subir a alguna posición elevada.
-Te noto muy seguro… -comentó Aria-, ¿un tronco caído o una roca valdría?
-Sí, cualquier punto a más de dos metros -el muchacho ya había tocado la parte baja del alcantarillado -. Sea cual sea el gas, parece más pesado que el aire, así que con estar por encima bastará… espero.
Los otros dos asintieron, era sencillo de cumplir, así que se dieron prisa y bajaron hasta las alcantarillas, donde tomaron los patinetes y uno de los monopatines, y se movieron rápidamente por allí. Jeremy sabía que, aún controlado por Xana, el aire era complicado de manejar y se expandiría, a más espacioso fuera el lugar más complicado de dirigir a un punto específico. Allí abajo, aun siendo un espacio cerrado, le sería más complicado de acceder, por lo que se limitaron a ir hacia su objetivo.
-Avisaré a Yumi y Odd, para que estén atentos -Ulrich llevó su mano al bolsillo mientras se impulsaba -. Dudo que se vean afectados por el ataque, pero todo puede pasar.
Aria, que iba por delante, escuchó que los otros dos comenzaban a toser, así que se giró, frunciendo el ceño, notando que estaban detenidos. Se quiso acercar, pero Ulrich comenzó a mover los brazos para que se alejara, así que ella así hizo, acelerando todo lo posible. Llegó poco después hasta la otra boca, por la que ascendió, comprobando que había electricidad estática a unos metros detrás de ella… Xana tenía que estar calentando ese gas para hacerlo más ligero que el aire y poder subir… aprovecharía ese espacio.
-Id al agua, niños… -murmuró, nerviosa- Este ataque es letal, tengo miedo…
Pero se armó de valor, así que corrió dirección hacia la fábrica, donde todo apuntaba que tendría que luchar en solitario, sacando su móvil para llamar a los demás, dudaba que pudieran llegar a tiempo, pero debía intentarlo.
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Aelita esperaba algo impaciente, los monstruos ya ni en posición de ataque en aquellos momentos, de hecho daban vueltas en torno a la torre. Chasqueó la lengua, a este ritmo tendría que ir ella misma hasta la torre, con todo lo que ello implicaba… se fijo en el lago que estaba cerca de ellos, y pensó en una idea al respecto. Comenzó a concentrarse, y un suave canto emanó de su garganta, llevando una mano hacia adelante, momento en que el suelo comenzó a desaparecer en la plataforma de la torre, justo en la parte donde se posaban los monstruos. Sin embargo, de todos ellos, sólo cayeron un par de cucarachas, que eras las que permanecían quietas, los cangrejos, al estar moviéndose, pudieron impedir aquello, comenzando a recorrer el pasillo que unía la plataforma de la torre al alertar la presencia de Alita, y que salió corriendo.
-Maldita sea… -gruñó, nerviosa- Pero mejor esto que seguir mano sobre mano… ¡Jeremy, date prisa, por favor!
Como si fuera una aparición, escuchó resonar una voz a lo largo del sector, aunque no fuera la del chico, esta era algo más aflautada.
-¿Aelita? ¿Estás ahí?
Ella sonrió, esa era Aria.
-¡Que gusto escucharte! -exclamó, sonriendo- Sí, y estoy en problemas, he podido destruir a dos monstruos, pero la mayoría siguen en perfecto estado…
Tuvo que rodar para evitar los disparos, escuchó el suave suspiro de la otra, y que dudaba algo sobre qué hacer.
-Aelita, creo saber cómo materializarme, pero… ¿me echas una mano?
Esta suspiró, y asintió.
-Tienes que teclear este comando, apunta…
La chica comenzó a seguir las instrucciones, algo nerviosa, pero pudo poner en marcha una virtualización retardada, tenía 20 segundos para ir hasta el escáner y entrar. Se movió veloz hacia las escaleras, las bajo casi de dos brincos, y esprintó hasta el escáner. Pocos segundos después este se cerró y, en un abrir y cerrar de ojos, apareció en el sector del bosque… ni llegó a caer, extendió sus alas y voló ágilmente por los cielos del sector, yendo directa hacia el único punto rosa en movimiento de todo Lyoko.
Según descendía a tierra, movió sus alas de tal forma que lanzó varias plumas contra las cucarachas, que explotaron ante el ataque de ella… el problema venía con los tres cangrejos, Aria no podía luchar contra los tres y a la vez defender a Aelita, ni con su espada podía hacer demasiado sin arriesgarse a recibir los disparos de mínimo un segundo cangrejo. De hecho el tercero seguro iría a por Aelita, pensaba en ello según les veía llegar, comenzando los disparos cuando estaban a unas decenas de metros de ella. Tomó una decisión.
-¿Le tienes miedo a las alturas, Lita?
-¿Eh?
-Porque vas a sentir el viento en la cara… -Aria se echó unos cuantos metros atrás- ¡Vamos allá, confía en mí!
Cargó contra ella, la tomó por debajo de los hombros desde atrás y extendió las alas, con su fuerza la movió con intensidad y saltó al vacío con ella. Gracias al impulso se pudo comenzar a elevar, usando sus alas para ir más alto de lo planteado, pudiendo esquivar de aquella manera los láseres de los cangrejos. Mientras volaban dirección a la torre, escucharon una nueva voz, esa vez, masculina.
-¿Hola, chicas? -sonrieron, era Odd- Os estáis moviendo muy deprisa, ¿no crees, Yumi?
-Será mejor que os deis prisa, hay gas venenoso por Kadic.
Aria gruñó algo y suspiró, Aelita por su parte puso cara de preocupación.
-Lo sé, lo inhalé, es peligroso… ¿dónde están los demás?
Hubo silencio, y Aria dio por hecho que seguían metidos en las galerías subterráneas. Chasqueó la lengua y aceleró, esperaba no llegar tarde. Descendió a unos pocos metros de la torre, cuando la otra tuvo una idea… arriesgada.
-¡Lánzame contra el interior! -pidió- ¡Si pueden morir hay que darse prisa! ¡Yumi, prepara la vuelta al pasado, rápido!
Esta asintió. Odd, mientras, había salido a toda prisa hasta la fábrica para buscar a los demás. Aelita aterrizó y dio varias vueltas sobre sí misma mientras recorría el suelo virtual, deteniéndose ya dentro de la parte inferior de la torre, donde se levantó, y, tambaleándose, se dejó elevar hasta el segundo piso, en el que se posó con su gracia habitual. Según puso la palma de la mano en el panel que apareció ante ella dictó para Yumi el programa de la vuelta al pasado, y un intenso fulgor blanco lo envolvió todo. Jeremy se encontró a si mismo bajando por las escaleras con los botes en la mano, en la noche anterior, acompañado de Ulrich y Odd. Se tuvo que apoyar en la barandilla para no caer rodando.
-¿Estás bien, Einstein?
Este suspiró, y asintió.
-Sí, Ulrich, tranquilo -comentó-, es sólo… joder, ha sido un ataque duro.
Este asintió. Odd les miró con cierta preocupación, la vuelta al pasado le pilló cruzando el puente de la fábrica.
-Tuvimos que lanzarnos al agua del subterráneo e ir corriente arriba para evitar a Xana -explicó Ulrich-. Jeremy pudo salir del agua a duras penas, teníamos que ir por debajo para no aspirar ese aire, por suerte logramos salir a tiempo… -gruñó algo- Pero nos enganchó de nuevo en la subida, y…
Recibieron entonces las llamadas de Yumi y Aria. Jeremy suspiró algo, respondiendo a esta última, Ulrich hizo lo mismo con la otra, mientras Odd sostenía las cosas.
-Hola… -sonrió algo- Sí, de hecho estamos abajo, yo…
Escucharon pasos, y vieron a Aria, con el pijama. Ni se detuvo a saludar a los otros dos, se lanzó directa a los brazos de Jeremy, al que besó con ganas, sin importarle la presencia de los otros dos, que se apartaron suavemente. Atrajo al otro a su cuerpo y sollozó suavemente, mientras Ulrich explicaba como podía la escena a Yumi, que estaba tirada en la cama, aguantando la risa.
-No os quiero perder… -murmuró Aria, separándose un par de minutos después del otro- ¿Estáis bien de verdad? Os dejé atrás y…
-Había que desactivar la torre -afirmó Odd, tomándola del hombro-. Lo hiciste genial… ¡voló con Aelita en sus brazos y la lanzó a la torre, no podía luchar contra los tres cangrejos ella sola y fue inteligente!
-Eres una gran guerrera, eso es evidente -comentó Ulrich-. Ten más confianza en ti en tus decisiones, lo harás bien.
Jeremy se hizo de aquellas palabras, y entonces, revisó los botes, y suspiró entonces.
-Ayer… bueno, antes del ataque, hablé con Jim… me gustaría intentar otra manera para quedarme aquí -comentó-. Seguiré tu consejo, Ulrich… gracias.
-¿Ya no vamos a hacer la pintada?
Odd parecía hasta decepcionado por la idea, y Jeremy no pudo evitar reírse por ello, así que se limitaron a volver. Aria, en aquel momento, tomó su mano con delicadeza y se le pegó un poco, haciendo que se separara de los otros dos, y que subieron más deprisa. La pareja se quedó en el primer piso, momento en que ella se atrevió a mirarle de nuevo.
-Lo… siento si te molestó, yo…
Jeremy negó, despacio.
-Aria, eres… bueno… -se sonrojó un poco- Una gran amiga, yo…
-Sólo…amiga, ¿verdad?
-N-no es eso, yo…
-Puedo entenderlo… adiós, lo siento.
Aria fue directa hacia su cuarto, cuando notó la mano del otro tocar la suya, y un suave tirón. Ambos se dieron un abrazo, y entonces, Jeremy la llevó, en un suave silencio, hacia el piso de los chicos. Allí, entraron al cuarto del rubio, ella sonreía algo, aunque estaba en pijama. La invitó a sentarse en la cama, con la única luz del monitor del ordenador como forma de luz.
-Aria… -murmuró él- Verás, yo…
Ella le sonrió algo, y le volvió a besar. El otro no pudo evitarlo y siguió aquello un poco, era un beso casto, sólo juntaron sus labios un segundo, pero le gustó a ambos. En ese momento, la pantalla se iluminó algo más y apareció Aelita, que observó sus alrededores. El otro suspiró, e indicó a Aria que se sentara con él.
-¿Estas bien, Jeremy?
-Sí, es sólo que… bueno, es complicado.
La otra asintió, despacio.
-Sí, lo es… Aria lo hizo muy bien hoy, estaba preocupada por lo que dijo, por eso… quería saber si estabas bien.
Ella sonrió suavemente, y abrazó al chico del brazo, al que besó en la mejilla. Aelita desvió suavemente la mirada en ese momento, pero sonrió algo ante lo que dijo Aria entonces.
-Muchas gracias… dentro de poco podrás estar así con él- le dijo, Jeremy se sonrojó mucho-. ¿Me… lo prestarás este tiempo?
Ella se rio, mientras Aelita asentía suavemente, estando el chico algo sin saber muy bien qué decir. Fue entonces que Aria miró a la otra a los ojos, esta le sostuvo la mirada entonces.
-Pero cuando llegue… ¿qué harás? Ya habíamos dicho Jeremy y yo que nos íbamos a reproducir, ¿tú con él también?
Sabía que eso era algo que no se debía decir, pero algo en ella, irracional, la impulsó a hacerlo. Jeremy no sabía dónde meterse, y Aria le miró con una ceja en alto.
-Por supuesto.
Y, sin más, se acercó hasta el ordenador, apagó la pantalla, y se colocó junto a Jeremy, que la miraba con el corazón en un puño. Aria fue entonces a la puerta, puso el pestillo, y se sentó a horcajadas sobre el otro, mientras le miraba a los ojos. Jeremy tragó saliva suavemente ante esa visión…
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(1) Símbolo químico del mercurio, sustancia que cuando se vuelve gas es inoloro e incoloro, letal cuando se inhala durante un tiempo prolongado.
Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.
