Disclaimer: Los personajes de Danganronpa no me pertenecen, sólo la trama de esta historia.

Advertencias: —mucho headcanon (canon sólo dentro de mi cabeza), Ooc (Fuera de personaje), historia alterna, lenguaje vulgar, violencia, futuro contenido sexual explícito, entre otros.


VIII

Amor, necesidad, apego.


Escuchaba el sonido del violín que tocaba Himiko a todo el público, dónde él también estaba, en el mejor asiento que le reservó su amiga de la infancia. Habían pasado dos días desde el incidente en su casa, y no había vuelto a hablar con Miu. La verdad no sabía que decirle, meditó mucho la situación y aún seguía algo molesto, el día de ayer recibió un mensaje de texto de su amiga diciéndole que le había reservado un lugar en su concierto, y pensó que después de tanta molestia, no podía simplemente rechazarlo.

—¡Me alegra que vinieras! —Himiko, quien cargaba unas flores por haber ganado el concurso fue alegre hacia él.

—Lo hiciste genial —felicitó con una sonrisa.

—No seas tímido, ¿cenamos algo juntos? ¡Yo invito! —ella parecía tan normal, como si nada hubiese pasado. Incluso, la notaba más feliz desde su reencuentro.

Él por su parte, no podía simplemente olvidar lo ocurrido. Himiko se le había confesado, provocando enojo a su novia (porque que él sepa, no habían terminado), y eso hizo que actuara sin pensar y lo besara en frente de ella, haciendo que llorara y se fuese corriendo, ¿cómo podía su amiga actuar así luego de eso?

—No, ya debo irme a casa —se excusó. La verdad en ése momento sólo quería ver a Iruma. Necesitaba saber como estaba.

—¿Aún estás triste de que terminaran? —la voz con la que preguntó Himiko le había parecido tan repugnante, como si disfrutara lo que había ocurrido, y fue cuando lo entendió.

Himiko no era la misma. No la veía desde hace como 10 años, así que no la conocía, ambos habían cambiado y no se conocían. Sintió como Himiko se fue acercando a él, sus ojos oscuros lo miraban fijamente con una sonrisa vacilante.

—Deberías olvidarle, no vale la pena. ¿Por qué querría hacer sentir mal a tu amiga de la infancia? —cizañó, pero él no caería en sus trampas.

Sin pensarlo mucho, la empujó un poco para que se echara para atrás.

—Iruma-chan no es malvada, tú lo eres, ¿querías que se enojara, cierto? —desafió—. Lo lamento Yumeno-chan, pero yo no puedo corresponderte, mis sentimientos son fieles a Miu-chan —por primera vez dijo su nombre y sintió que su corazón se le saldría—. Siempre podremos ser amigos, pero no intentes hacerle daño.

—¡Esa zorra no te merece! —exclamó enojada dejando caer el ramo de rosas—. Yo te conozco... desde que somos niños —empezó a llorar.

—No, ya no somos las mismas personas, no nos conocemos tan bien como antes —respondió un poco nostálgico recordando que en sus días más oscuros con su madre, Himiko siempre le tendió la mano para animarlo e ir jugar, sabía que ella también tenía problemas como los de él, y ambos se ayudaban a pasar su infancia como algo más normal, pero ella tuvo que irse y no la culpó nunca por éso, sólo fueron cosas del destino que no los quiso más juntos—. Es hora de que sigas tu camino y encuentres a alguien más —se dio vuelta para irse.

—Ouma... te quiero... —escuchó a Himiko sollozar mientras se iba.

Afuera del anfiteatro se recostó sobre una pared y cayó, sentía que la respiración se le iba, estaba teniendo un ataque de pánico. Buscó su celular para llamar rápidamente a Miu, esperando que respondiera, necesitaba oír su voz.

—¿Qué quieres? —escuchó su voz desde la llamada y sintió como sus lágrimas salían. Sabía que estaba molesta, o triste, quizá ambas, pero no dejaría de decir lo que quería decir.

—Te amo Miu-chan —confesó mientras apretaba su camisón del lado de su corazón con fuerza—. Lamento mucho haberte echado ése día, todo ésto sólo hizo darme cuenta de lo mucho que te necesito, te extraño, necesitaba oír tu voz. Sé que quizá no merezca tu perdón, pero quiero que sepas que realmente te amo y no quiero estar con nadie más —casi todo lo había dicho tan rápido que ni lo pensó. Su corazón latía con fuerza esperando su respuesta.

—Está bien, lo entiendo —dijo la rubia con una voz más calmada—. Éstos días han sido difíciles sin poder hablar contigo, me he sentido muy sola, creo que me mal acostumbré a estar contigo —se rió, provocando que se contagiara y riera también—. Yo también te amo, Kokichi, y quiero estar solo contigo.

Sintió sus mejillas arder y cierto calor por todo su cuerpo, pero se sintió mucho más tranquilo y feliz.

—¿Nos vemos mañana? —preguntó con una cálida sonrisa.

—Sí, iré mañana a tu casa —le respondió más entusiasmada.


Notas de autora: ¡Hola! Aparecí de la ultratumba xD no puedo creer que tardé más de 1 año en actualizar, ¿Cuando el tiempo pasó tan rápido? Y eso que aún no publico mi otra historia Irouma que tengo planeada q_q ayuda, la vida adulta ya no me gusta jajajaj es broma, pero si quisiera más tiempo para escribir uwu jeje espero les haya gustado éste capítulo! Espero pronto volver con la actualización.