Notitas y tal: Holaaas! Gracias a todos los que me han dejado reviews eso me da muchos ánimos para continuar. Por fin me decidí a subir el segundo capítulo. Bueno, tengo que decir que este segundo capítulo se aleja un poco de la trama general del fic, pero es necesario para la historia.
Otra cosa: he traducido Wolfpack Island al español como "Isla de Lobos". Esta traducción no es mía, vamos que no es así porque a mí me haya dado la gana, sino que viene así en la información extra del número 6 de "Slayers: Leyenda Demoníaca" editado por Ivrea.
Sólo me queda deciros que disculpéis los espacios que he dejado entre los signos de admiración e interrogación, es que si no, no salen. Aún así, sigue habiendo algunos errores, ya creo que son inevitables.
Espero que lo disfrutéis!
Amelia F. Hook


Capítulo Segundo:
Sorpresa en la Isla de Lobos

El sol aparecía, majestuoso, sobre el horizonte de lo que una vez había sido el mundo exterior. Con sus primeros rayos de calidez, borraba hasta el recuerdo de la lluviosa noche que le había precedido. Muy cerca de la frontera imaginaria que señalaba la antigua barrera, un pueblecito alegre, blanco y pequeño, como tantos otros, recibía perezoso al astro rey. La mañana había llegado, y como tantas otras mañanas, las gentes se despedían de sus lechos llamados por el deber de todos los días.
El primer establecimiento que se ponía en marcha era, como siempre, La Tienda del Pequeño Dragón, un humilde pero a la vez próspero negocio regentado por Filia Ul Copt.
Filia había llegado hacía sólo unos meses, pero la empresa ya funcionaba bastante bien, y nadie en todo el pueblo dudaba en afirmar que era gracias a su esfuerzo, simpatía y dedicación. De modo que no sólo se había hecho con un sitio en el mercado... sino también en los corazones de los habitantes de la zona. Aunque eso sí, ninguno era capaz de explicar porqué su tienda tenía un nombre tan extraño.
Como cada día, lo primero que hizo Filia después de levantarse fue echar un vistazo a su pequeño Val. Aún dormía plácidamente, y ella esperaba que así siguiera durante algunas horas más. Eso le permitiría comenzar la dura jornada con algo de tranquilidad. Después de vestirse y arreglarse, bajó, se cercioró de que en la tienda estaba todo en orden, y finalmente, abrió la puerta de su negocio. Por si eso no era indicativo suficiente, le dio la vuelta al cartel que había junto al cristal, para que mostrara al público su leyenda de "abierto". No tuvo tiempo de volverse antes de que, de repente, una voz archiconocida le hablara desde el mostrador.
- Aayy... este negocio está destinado a la ruina. Siempre dije que la cerámica y las armas contundentes no eran una buena combinac.
- ¡ Zeros!
Obviamente, Filia lo había adivinado sin necesidad de darse la vuelta. Sabía a la perfección que en cuanto lo hiciera, vería a un demonio de alto rango vestido de sacerdote, sonriéndole burlonamente desde su mostrador. Y efectivamente, así fue.
- Bonito nombre¿verdad?- le respondió él con total desparpajo.
- ¡Asqueroso saco de desperdicios ¿Cómo te atreves a pisar otra vez mi tienda?
- ¡Vaya ¿Qué maneras son esas? Hay que ver, qué mal me tratas últimamente... Pensé que habíamos firmado una tregua.
- ¿Tregua? Te presentas así, sin más, colándote en mi casa por toda la cara, después de todas las canalladas que me has hecho... y ¿qué se supone que debo hacer, servirte gentilmente un té?
- ¡Buena idea! Por favor, calentito y con dos terrones de azúcar, si eres tan amable.
- Grrrr... lárgate tal y como has venido, y no vengas a molestarme más.
- Bueno, bueno...¡Cómo estamos hoy! Me iré, ya que veo que no soy bienvenido por estos lares... desde luego, que poco agradeces mis visitas y mi interés.- Zeros iba diciendo todo esto con pinta de ofendido y caminando hacia la puerta, mientras dejaba tras de sí a una Filia contrariada y con un extraño vacío a la altura del estómago, que no era hambre precisamente. Justo cuando estaba cruzando el umbral, le dijo mucho más calmada:
- ¡Espera! Espera un momento.
Zeros se detuvo y volvió a mirarla con una sonrisa un tanto siniestra.
- ¿Sí?
- ¿Qué quieres ahora? Dime¿qué es lo que estás tramando? Y te advierto que como me digas que es un secreto te voy a mandar bien lejos.
- ¡Ja ja! Te diría eso con mucho gusto porque sé cuánto te fastidia. Pero ahora mismo no tengo nada entre manos.
- Eso sí que no me lo creo, te conozco muy bien. Si has venido a verme últimamente, es sólo porque yo formo parte de uno de tus maquiavélicos planes. O yo o...- y entonces un terrible pensamiento tomó forma en la mente de Filia, algo que no querría imaginarse ni en la peor de sus pesadillas- Como se te ocurra utilizar a Val para realizar cualquiera de tus fechorías... yo... yo... ¡ no voy a permitir que le pongas tus repugnantes zarpas encima! Tenlo claro desde ya. ¡Val es intocable!
- ¡Ja ja ja ja ja ja ¿Y te extraña que venga a visitarte a menudo, con lo divertida que eres¡Ja ja ja! Esto es increíble. Desde que te crees madre, estás mucho más irritable, pero sobre todo, muchísimo más paranoica.
- ¡No te burles de mí de esa manera!
- Oye, si te he dicho que no estoy tramando nada, es porque es verdad. Ya sabes que yo nunca miento.
- Entonces, no me imagino por qué extraña razón te presentas aquí un día sí y otro no.
- Filia... yo también tengo tiempo libre¿sabes? Y lo administro como quiero.
Llegado a este punto, la miró fijamente con sus ojos violeta intenso, lo que fue no menos que estremecedor.
¿Qué había querido decir con lo de administrar su tiempo libre¿Que la visitaba por placer¿No se suponía que eran enemigos naturales? Y lo que era aún más preocupante: conociendo el tipo de asuntos con los que se regocijaban los seres de su calaña ¿qué tipo de satisfacción podía producirle a Zeros el charlar con ella?
Aún no había dejado de hacerse preguntas inquietantes cuando él volvió a adoptar la expresión alegre y burlona que le caracterizaba.
- ¡Ups! Me temo que mi tiempo libre se acabó. ¡El deber me llama!- y sin una pizca de vergüenza acercó su rostro al de Filia, dejando entre los dos una distancia que a ella le pareció absolutamente indecente (y perturbadora).
- ¿ Qué hac... ?
- Recuerda que me debes una taza de té.
Y dicho esto, se desvaneció en el aire.
Filia permaneció unos segundos mirando al vacío, hasta que reaccionó y entró de nuevo. Pronto llegarían los primeros clientes del día a la Tienda del Pequeño Dragón.


En algún lugar en medio del vasto océano, se levanta una isla en la que jamás un humano posó un pie. Una isla tenebrosa, habitada tan sólo por seres oscuros. Dominada por un palacio de roca negra que se alzaba orgulloso sobre la más alta cima. La Isla de los Lobos, morada y guarida de la quinta deidad demoníaca, la Señora de todas las Bestias, Zellas Metallium.
Este inhóspito paraje era el único y verdadero hogar de Zeros, al menos en el plano físico. Así que allí fue donde se materializó su cuerpo. Se apresuró a llegar a la fortaleza cuanto antes, puesto que se había aparecido a unos cuantos metros de ella. Aunque podía haberse teletransportado directamente dentro, casi nunca lo hacía. Le gustaba la sensación de poder y grandeza que daba el abrir los gigantescos portones y entrar en aquella terrible y magnífica construcción como cualquiera entra por su casa.
Eso mismo fue lo que hizo aquella vez. Al fondo de la gran estancia principal donde desembocaba la entrada, su mirada encontró, como siempre, a su ama; dueña y señora del lugar y de todas las extrañas criaturas que en él habitaban. Dueña también de él, por lo tanto.
A Zeros le agradaba verdaderamente saberse la posesión más preciada de Zellas Metallium.
Sin embargo, algo era distinto ese día. El silencio era más espeso y la oscuridad más negra. Le rodeaba una presión nueva en el ambiente, e incluso un olor diferente. Aún no alcanzaba a vislumbrar del todo la expresión de la Reina Demonio (la estancia principal era increíblemente larga), y ya se estaba preguntando si habría hecho algo mal.
Cuando finalmente estuvieron lo suficientemente cerca para que sus miradas se cruzasen, Zeros supo a ciencia cierta que algo no iba bien. Inmediatamente se inclinó ante ella como signo de saludo y respeto, aprovechando este instante para reflexionar, ahora que la conexión entre sus ojos se había roto.
Después de haberle servido durante una eternidad (literalmente) creía que podía presumir de conocer a su jefa a la perfección. Y sin embargo nunca, durante todos los eones de su existencia, había visto esa expresión en su rostro. Era una mirada cruel, con una pizca de diversión y complacencia. Un observador experto (como lo era él) habría notado además, una leve sombra de duda. Desde luego, estaba más que seguro de que Zellas jamás lo había mirado así. Hasta ese día. Zeros se dio cuenta entonces de que su curiosidad vencía a su temor. Aquello hizo que se atreviera a volver a mirarla a los ojos. De nuevo se escudó en su simpática sonrisa para preguntarle para qué lo había llamado y qué era lo que ocurría exactamente.
- Hoy... te noto distinta, jefa.- sentenció en tono amistoso. - ¿Puedo hacer algo por ti?
- ¿Dónde has estado, Zeros?- su ama cortó tajantemente el tono amable de su subordinado.
Él calló durante unos instantes; la pregunta le había cogido por sorpresa. A Zellas solía darle igual lo que él hiciera, mientras cumpliera con su trabajo.
- Creo que es una pregunta bastante simple... ¿Qué es lo que no has entendido?
- Te entiendo perfectamente ama...- le dedicó otra inclinación de cabeza- tan sólo me extrañó la pregunta.
- Aha... ya veo. Se podría decir que...¿te he pillado desprevenido?
Zeros se inquietaba cada vez más. Estaba claro que había hecho algo indebido, pero ¿qué? No comprendía el comportamiento de Zellas en absoluto. Por una vez en muchos siglos, no se sentía a gusto en la Isla de los Lobos.
Decidió acentuar su sonrisa y actuar como si no estuviese percibiendo nada.
- ¿Cuál es mi misión para hoy, señora?
- ¡Cielos, relájate, por favor! Cualquiera diría que pareces un corderito al que llevan al matadero.- diciendo esto, tanto el rostro como el resto del cuerpo material de Zellas se distendieron por completo, adoptando una pose entre amable y bromista. Lejos de tranquilizar a Zeros, esto hizo que se inquietara aún más. No tenía idea de los pensamientos que cruzaban la mente de la mujer demonio que tenía frente a él, cuando normalmente la entendía con sólo verla.
- Antes que nada, quiero que conozcas a alguien.- prosiguió Zellas. Alzó su mano y chasqueó los dedos graciosamente. Y en ese preciso instante, una tercera criatura hizo su aparición en la estancia.
Surgió de repente de entre las sombras: una enorme figura con aspecto fuerte y robusto, era en apariencia un hombre joven pero curtido, con una mirada adusta y desafiante y un rostro contraído por una tensión constante. Le caían sobre la frente unos pocos mechones; el resto de su cabello azulado peinado hacia atrás en una trenza. Su musculado cuerpo estaba cubierto por los ropajes típicos de un guerrero de clase alta, por no mencionar el maravilloso escudo que lucía: parecía labrado en el mismísimo metal de olhiarcón.
La mirada del extraño se posó sobre Zeros con una intrigante media sonrisa.
- ¡Vaya Zellas! Parece que finalmente encontraste al hermanito de Garv. Je, je... cuando el viejo dijo que tenía un gemelo bueno, nadie se lo creyó.
- Deja de inventar historias, Zeros- la actitud de la Señora volvió a ser cortante.- Para tu información, Melkor no tiene nada que ver con Garv. De hecho, es mi nueva creación.
Zellas saboreó con placer sus últimas palabras, quería saber qué impresión causaban sobre su sacerdote. Él estaba tan contrariado como si acabara de chocar contra un muro transparente.
- Disculpa, pero no entiendo nada, Señora. ¿Para qué se supone que has creado a este patán?
Melkor gruñó como toda respuesta al insulto, mientras que la mujer se violentó aún más.
- Me insultas también a mí Zeros, puesto que yo he creado a Melkor. Él no es un patán, es un demonio guerrero, capacitado para la más dura batalla. Y no hará otra cosa que cumplir mis órdenes. - concluyó haciendo especial hincapié en su última frase.
A Zeros se le hacía insoportable el nudo que tenía en el estómago. Que su ama hubiera creado a otro ente le restaba a él una parte importante de su poder... y de su orgullo. Eso ya era suficientemente humillante, pero temía que la cosa no acabara ahí. ¿Y si Zellas quería sustituirlo definitivamente? No había hecho nada incorrecto, pero tal vez ella no necesitara una excusa. Tal vez se había aburrido de él, simplemente. No aguantaba más, tenía que saberlo. Decidió dejar a un lado las formalidades.
- ¿Qué me estás queriendo decir, Zellas?
- ¡Exactamente lo que estás imaginando! He decidido darte un cese indefinido. Tus servicios no han sido satisfactorios últimamente.
-¡Qué! Pero... ¡ cómo!- Zeros estaba totalmente fuera de sí- ¡ Yo no merezco ser tratado así! Después...¡después de tanto tiempo¿En qué me he equivocado?
- Fui yo la que se equivocó, Zeros. No tengo porqué darte más explicaciones. Simplemente recuerda: no es bueno poner "celosa" a la Señora de las Bestias.
- ¡Oh, no puedo creerlo¡ Es por Filia? Estupendo, eso quiere decir que... ¿me has estado espiando¡Genial! Porque si lo has hecho, te habrás dado cuenta de que no es nada especial. Voy a verla sólo porque me divierte ¡eso es todo! Además, nunca ha interferido en mi trabajo.
- Supongo que eso era lo que tenías que decir en tu defensa. Bien, pues no es suficiente para mí. Así que... ¿cómo lo decían los humanos¡Ah, sí! Zeros: estás despedido.
No rebatió nada aquella vez. No hacía falta que se lo dijera más claro. Conteniendo toda su furia, dio media vuelta sobre sus talones y se alejó a grandes zancadas. ¿Cómo podía ser tan desagradecida? Zellas estaba cometiendo un grave error, y tarde o temprano se daría cuenta. Pero él jamás la perdonaría. ¡Nunca sería capaz de olvidar tal humillación!
Pensándolo mejor, se detuvo un momento antes de irse de allí para siempre. Sin volverse a mirar a Zellas a la cara dijo orgullosamente:
- Él jamás será como yo, y lo sabes.- giró un poco la cabeza para verla de reojo- ni siquiera es capaz de sentir.
- Por supuesto que no. Ya he aprendido la lección.
Segundos después, un fortísimo portazo hizo temblar toda la Isla de los Lobos.
Más notitas finales: Vale, antes de que toodo el mundo me mande FLAMAS, paquetes bomba y demás lindezas (xD) aclaro: NO, por supuesto que NO estoy diciendo que Zeros tenga BUENOS sentimientos. Pero sí que tiene un apego (totalmente egoísta) a ciertas cosas, y lo ha demostrado en más de una ocasión. A eso me refiero con "sentir". Quién quiera saber más sobre mi teoría-de-Zeros, que me mande un mail. Saludos!