Oi! suspiro yep…he descubierto que tengo la maldición del 4…en mi historia pasada tmb se borró el 4 capitulo antes de que pudiera subirlo…..bueno….después de varios meses de acontecimientos inesperados he regresado, muajajaja entre los cuales fui al concierto de H.I.M. y pude ver a mi amor Ville Valo de cerca - ….ya ni los voy a entretener con cosas inútiles de mi vida…solo que lamento mucho haberles causado molestias por la espera y espero que sigan leyendo mis fics…Sobre los reviews, muchas gracias he leído cada uno de ellos y desistiré de contestarlos aki porque luego un hijo de su $6" me puede reportar y no quiero ser baneada…
Disclaimer: a ver, si fuera dueña de algo ¿creen que estaría haciendo esto? Porq no son unos ñeños normales XD…-o- todo pertenece a hiroyuki takei… son of a bitch…se va refunfuñando a su esquina
Plática o Narración
Pensamiento
TOT TOT TOT TOT TOT TOT TOT cambio de escena
Recuerdos
Dedico este capítulo a mi fiel seguidora Akira Tokugawa (tú sabes quien eres), a mi compa Son of Twilight, a mi jijo Cheto y a mi amorcito Sushis 3
"Tsuki no Hikari"
Por Eigna-fluff
De pronto un grito desgarrador se escuchó desde la habitación donde estaba la niña. Mi corazón ahora latía a mil por hora. Dejé el vaso y corrí en dirección de la habitación. Abrí la puerta y me sorprendió lo que vi. Mis ojos no podían creer lo que veían. Ella estaba...
Capítulo 4: Todo es Relativo
De golpes a cenizas
Y de lujuria a polvo
En tu dulce tormento
me encuentro perdido
y ningún cielo puedo ayudarnos
Es angustia todo momento
Desde el principio hasta el final
Es angustia todo momento
Contigo
En nuestro sufrimiento celestial más profundo
Nuestras frágiles almas están cayendo
-Heartache Every Moment, H.I.M.
Llovía. Las delicadas gotas de lluvia cristalina descendían lentamente desde el cielo azulado hasta llegar a tocar las hojas verdosas de las copas de los árboles, para después resbalar una tras otra para poder por fin llegar al suelo donde serían absorbidas por la tierra. El cielo cada vez se hacía mas oscuro conforme pasaba el tiempo y las nubes se hacían más densas, por lo que ninguna estrella se podía observar esa noche. El único sonido que se podía escuchar esa noche en el extenso bosque era el de la lluvia caer, pero de pronto esa inmensa calma fue interrumpida por respiraciones agitadas y pies pasando por el agua de los charcos lodosos que se extendían a lo largo de todo el sendero que atravesaba el bosque. De pronto un relámpago iluminó todo el paisaje dándoles luz a una mujer de cabello negro y a una niña pequeña de cabello azul celeste que la última llevaba de la mano.
La mujer volteaba a ver detrás de ella cada que podía buscando algo en la oscuridad y la pequeña no tardó mucho tiempo en notarlo. Las dos corrían con toda la velocidad que podían pero la pequeña ya comenzaba a cansarse y las condiciones en que ella y su madre se encontraban no ayudaba mucho a la situación en que se hallaban. Sus ropas ya estaban bastante mojadas después de haber corrido tanto tiempo bajo la lluvia, estaban rasgadas y llenas de lodo. Sus zapatos resbalaban de vez en cuando sobre el terreno irregular en el que corrían. La madre de la niña hacía todo lo posible por no soltar a su hija mientras esquivaba las ramas de los árboles que obstruían su camino. De pronto una voz se escuchó a través de todo el bosque que hizo que se detuvieran por un momento.
"¡ Oh Yukiame! Sabes muy bien que pueden correr mas no escapar de mi, tarde o temprano te encontraré a ti y a tu pequeña" dijo una voz femenina que retumbaba por todos lados.
La mujer de cabello negro reaccionó y comenzó a correr de nuevo junto con su hija que corría unos cuantos pasos detrás de ella. No tardaron mucho en llegar al límite del bosque y lamentablemente para ellas éste terminaba en nada más que en un barranco hondo y oscuro. Yukiame apenas alcanzó a detenerse antes de llegar al borde del barranco provocando que algunas pequeñas piedras salieran rodando y cayeran hacia la profundidad. La madre de la niña volteó a ver a los lados buscando otra ruta de escape pero sólo vio lo mismo más barranco y más bosque, en otras palabras no había escapatoria.
Unas ramas crujieron detrás de ellas y fue entonces que Yukiame supo que tendría que recurrir a medidas extremas. Se giró por completo para ver el objeto de su odio y puso a la pequeña detrás de ella. La lluvia había aumentado y todo era completa obscuridad pues las nubes tapaban cualquier fuente de luz natural que pudieran tener. Sin embargo, Yukiame podía distinguir perfectamente la silueta de una mujer varios metros frente a ella. Una risa maliciosa se escuchó de pronto por todos lados rebotando en las cavidades del precipicio.
"Te lo dije pero no me hiciste caso Yuki" dijo la mujer mientras otra silueta se formaba al lado de ella "Mizuki! Ataca a esas dos con tu tornado de agua" ordenó la mujer a su misterioso acompañante. A pesar de que estaba a punto de ser atacada una sonrisa se formó en el rostro de Yukiame. Justo cuando el tornado iba a tocarlas una barrera de hielo se formó delante de ellas congelando toda el agua que la intentara tocar. Aunque no se podía ver, la misteriosa mujer parecía no estar muy contenta acerca de su ataque fallido.
"¿Qué acaso creíste que eras la única con espíritu acompañante?" preguntó maliciosamente Yukiame, "Shiroikumo! Ataca con tu avalancha de acero!" ordenó Yukiame a un pequeño duendecito con una hoja que había aparecido de pronto. Yukiame aprovechó ese momento para tomar a su hija de la mano y se arrodilló frente a ella.
"Escúchame Pilika, no importa lo que pase siempre estaré contigo" dijo Yukiame a la pequeña niña. Los grandes ojos color celeste miraron a los que estaban frente a ella y Pilika asintió. Yukiame miró desafiante hacia delante y se puso de pie. De pronto una ola gigante comenzó a formarse y se acercaba rápidamente hacia ellas. Aunque tuviera el tiempo necesario no había manera de que el espíritu del hielo soportara el peso de las dos, así que la mujer de cabello negro tomó una decisión.
"Shiroikumo! haz una pared de hielo nuevamente pero sólo alrededor de Pilika, no te preocupes, yo estaré bien" dijo la madre de Pilika. El pequeño duendecillo la miró dudoso por un momento pero eran las órdenes de su ama y debía seguirlas.
Pilika miró silenciosamente como una protección de hielo grueso se formaba hacia su alrededor. En unos segundos la gigante ola las alcanzó provocando que el hielo se moviera un poco. Pilika sólo alcanzo a ver como su madre era arrojada hacia atrás, cayendo al barranco junto con el agua que la empujaba. Lo último que Pilika vio fue la sonrisa de su madre. La pequeña niña no sabía que iba a pasar ahora¿acaso la señora mala le iba a hacer lo mismo? Shiroikumo había desaparecido por completo junto con la barrera de hielo. Miró temerosa hacia donde había estado la mujer y sólo se encontró con que la mujer ahora se encontraba justo en frente de ella. Unos ojos chocolatosos la miraban con maldad.
"Mmmh vaya niña¿acaso sabes lo que haz hecho? Haz matado a tu madre" dijo la mujer seguida de una risa maliciosa. Pilika la miró lentamente y parpadeó para evitar que unas lágrimas cayeran. No, la mujer se equivocaba, ella no la había matado... o tal vez era cierto, por culpa de ella su madre…su madre ya no estaba a su lado. Pero no…
"¡NOOOOOOO!" gritó Pilika con todas las fuerzas que podían ofrecer sus pulmones.
Ella estaba temblando y su pecho se elevaba y bajaba rápidamente cómo si tratara de recuperar el aliento después de una actividad extenuante. La luz de la luna que entraba levemente en la habitación era suficiente para ver brillar las gotas de perspiración que cubrían parte de su frente y cuello, haciendo que varios mechones de cabello se pegaran firmemente a su piel. Las pupilas de sus ojos estaban completamente dilatadas y totalmente enfocadas en el cobertor que anteriormente la cubría. Sus dos manos se aferraban fuertemente a éste provocando que sus nudillos se marcaran. Las pequeñas lágrimas que se formaban en las orillas de sus ojos caían lentamente dejando un leve rastro sobre sus mejillas enrojecidas hasta el lugar donde su camisón de dormir les impedía seguir con su travesía.
Len se sonrojó cuando se dio cuenta de la dirección a la cual estaba mirando, y subió rápidamente su mirada hacia el rostro de la chica. Sin duda alguna la apariencia de la chica en ese momento no dejaba de sorprender a Len. Jamás había pensado que algún día la encontraría en la posición de vulnerabilidad en la que estaba en ese momento. No tenía la más mínima idea de lo que tenía que hacer. No sabía si ignorarla o consolarla pues no sabía como reaccionaría la chica si hacía cualquiera de las dos cosas. Aunque para él hubiera sido más cómodo dejar todo como estaba, sabía que sería un insensible bastardo si lo hacía, además de que por alguna razón le molestaba extremadamente que la joven Ainu se encontrara en esa situación. Después de mucho debatir con sí mismo decidió que no la podía dejar sola.
"Hey¿estás bien niña?" preguntó Len, rompiendo el silencio que antes había envuelto la habitación.
Pilika volvió su cabeza súbitamente hacia donde estaba Len. No había estado conciente de lo que pasaba a su alrededor, por lo que cuando Len habló se sorprendió pues no lo había escuchado entrar. Se limpió rápidamente las lágrimas con el dorso de sus manos pues no le gustaba que la gente la viera llorar, y mucho menos las personas a las que odiaba. Sin embargo en ese momento no tenía las energías ni las ganas de pelear. Sólo quería estar sola. En ese momento la joven volvió su cabeza hacia la ventana pues no quería que Len la viera, pero ella no sabía que él ya había visto bastante.
"Vete, no quiero que me veas así y tampoco quiero tu ayuda" dijo levemente Pilika mientras una lágrima solitaria se escapaba y rodaba suavemente sobre su mejilla. Pilika trató de ocultarlo, pero Len ya había visto la pequeña gota de agua. El shaman chino se acercó a la cama y sonrió.
"Obviamente no estás bien o sino no estarías llorando y mucho menos gritando. Ya que me despertaste por lo menos me podrías decir ¿qué fue lo que te pasó? No soy tan cobarde como para burlarme de ti cuando estás con un ataque nervioso" dijo Len mirando fijamente la cabeza de cabellos azules. En realidad no lo había despertado pero le gustaba hacerse la víctima.
Pilika siguió mirando el paisaje que se encontraba fuera de la ventana como si no hubiera escuchado a Len. Sin embargo por dentro debatía con sí misma pues sentía que unas ganas enormes de contarle todo, pero no sabía si él no se burlaría como lo había hecho muchas veces antes. Su conciencia le decía cada vez más fuerte que si podía confiar en él y que si además no se desahogaba no podría soportar la pena que llevaba dentro. Pilika miró a Len una vez más y suspiró.
"Tuve una pesadilla sobre la muerte de mi madre" dijo Pilika. En efecto eso era lo que había pasado, pero había omitido las partes que más la asustaban. Len la miró sin saber qué decir. Nunca habría esperado esa respuesta. ¿Qué se puede decir cuando alguien acaba de soñar con la muerte de su madre? Pilika esperó algún tipo de respuesta de Len pero no obtuvo ninguna.
"No tienes que decir nada ¿sabes?" le dijo Pilika a Len con una sonrisa triste en su rostro. Len la miró sorprendido.
"No te puedo decir otra cosa más que lo siento. En verdad lo siento. Nadie cercano a mí ha muerto, por lo que probablemente no entiendo tu sufrimiento, pero siento que hayas perdido a tu madre" contestó Len seriamente mirando directamente a los ojos de ella.
"Gracias" fue lo único que le respondió Pilika a Len.
Después de eso, un gran silenció envolvió a la habitación. No era un silencio incómodo en el que las personas no saben qué decir, sino uno en el que cada persona se sume en sus pensamientos y se encuentra reconfortada por la presencia del otro. Pilika no dejaba de pensar en que por primera vez habían tenido una conversación sin insultos y Len pensaba la razón por la cual unos minutos antes había querido borrar todo el sufrimiento de la joven Ainu. Pasaron varios minutos así, antes de que Len fuera sacado de sus pensamientos por el lejano aullido de un lobo. Len miró a Pilika y observó que en sus ojos ya no había lágrimas, pero que éstos estaban rojos de cansancio.
"Ya me voy para que regreses a dormir, y por favor trata de no asustarme de nuevo por favor" dijo Len mientras caminaba hacia la puerta y tomaba la perilla de ésta para cerrarla. Por alguna razón Pilika sintió pánico al saber que volvería a estar sola en esa habitación nada familiar para ella, y que tarde o temprano volvería a pensar en lo que había soñado.
"¡No! Espera…" exclamó Pilika de pronto, haciendo que Len se detuviera inmediatamente. Len la miró curioso ladeando su cabeza un poco. Pilika se negaba a verlo pues le apenaba hacerlo, y como muestra de ello enredaba el cobertor alrededor de sus dedos nerviosamente. Len alzó una ceja como señal de que esperaba una respuesta.
"Es que…," Pilika comenzó, "no te vayas a burlar y sé maduro por una vez en tu vida…es que tengo miedo. Lo admito, la gran Pilika tiene miedo, pero necesito compañía porque si no comenzaré a pensar otra vez en lo que soñé y no dormiré nada en toda la noche, y entonces…" Pilika fue interrumpida por Len.
"Si, si…está bien te acompañaré, pero por favor detente" dijo Len haciendo que Pilika suspirara de alivio.
"Pero eso si, una vez que esté dormida te regresas a tu sillón" dijo Pilika un poco ofendida.
"Si como tu quieras, ni quien se quiera quedar aquí a dormir" contestó Len mientras entraba nuevamente a la habitación y se sentaba en el piso, con su espalada apoyada en la pared. Esta vez fue el turno de Pilika de mirar curiosamente a Len. Len observó que la chica lo miraba.
"¿Ahora qué?" preguntó Len con algo de molestia.
"Es que se me hace grosero que te deje que te sientes en el piso donde seguramente estás incómodo cuando me estás haciendo un favor. ¿Por qué no te sientas mejor en la cama? Pero no se te vaya ocurrir hacer nada" dijo Pilika energéticamente.
"¿Preocupada por el enemigo? Vaya vaya niña, cada vez te vuelves más suave. Si no te conociera diría que sientes algo por mí" dijo Len mientras se ponía de pie y se dirigía a la cama. Pilika no se movió y, simplemente lo miró divertidamente.
"Bueno, es obvio que siento algo por ti. Siento odio, así que no empieces a imaginar cosas" contestó Pilika. Un bostezo se escapó suavemente de su boca a pesar de que trató de sostenerlo. Len suavizó su mirada al observar esto.
"Vamos, regresa a dormir para que ya me pueda ir" dijo Len. Pilika no protestó y se acomodó nuevamente para dormir y cerró los ojos. Pilika quedó inmediatamente profundamente dormida, sin embargo Len no se atrevió a dejar la habitación por alguna razón que era desconocida para él.
Se sentó en la cama pretendiendo estarlo sólo por un momento, pero poco tiempo después comenzó a sentir los párpados pesados, por lo que decidió recostarse sólo por un rato. Para su sorpresa encontró reconfortante la calidez y el aroma que provenían de la chica que no estaba muy lejos de él. La respiración de Pilika lo terminó por arrullar y en unos cuantos minutos estaba completamente dormido. Conforme fue pasando el tiempo los cuerpos de ambos se fueron acercando lentamente buscando inconscientemente el calor del otro. Así se fueron acomodando poco a poco como se les antojaba, pero eso sólo hizo que terminaran más juntos de lo que ambos hubieran querido.
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Las estrellas brillaban con todo su esplendor, dando un toque enigmático a la mansión Tao donde todos sus habitantes se preparaban para dormir. Bo y En Tao tomaban tranquilamente té en una de muchas habitaciones mientras conversaban sobre su plan. De pronto, su tranquilidad fue interrumpida cuando entró Jun abruptamente y jadeando fuertemente como si hubiera corrido por toda la casa.
"Madre, padre, Pai Long me ha informado sobre algo que le dijeron los espíritus" dijo Jun entre cada bocanada de aire que tomaba. Bo alzó una ceja inquisitivamente.
"¿Qué fue lo que te dijo, cómo para que hayas corrido desde el otro lado de la mansión hasta aquí?" preguntó En sonriendo. Suponía que era algo sin importancia, pero como siempre su hija exageraba las cosas.
"Ha regresado. El peor enemigo de Len ha regresado para vengarse" respondió Jun. Bo y En se miraron preocupados.
"Va a comenzar de nuevo, pero esta vez tiene a Pilika" dijo Bo.
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Los rayos del sol pronto entraron por las ventanas de la habitación iluminando la figura de los dos jóvenes. Cualquiera que los hubiera visto por primera vez habría supuesto que era una pareja de jóvenes amantes que dormía plácidamente. Pero eso estaba muy lejos de ser la realidad, pues lo último que eran esos jóvenes en ese momento era eso.
Sus cuerpos se habían movido mucho más durante el resto de la noche de modo que ambos quedaron en una posición que para sus cuerpos pareció cómoda, pero si los jóvenes hubieran estado concientes jamás les hubiera parecido cómodo. Len estaba completamente estirado sobre toda la cama boca arriba, y dormía plácidamente aun cuando había un pequeño peso extra sobre él. Al parecer no le molestaba en lo más mínimo, hasta parecía que le agradaba que la joven Ainu se encontrara completamente arriba de él, pues la había rodeado estrechamente con uno de sus brazos como si nunca la fuera dejar ir. En cuanto a Pilika, ella era seguramente la más cómoda de los dos, pues estaba completamente abrazada del torso de Len con su cabeza descansando en uno de sus hombros.
Así era como dormían los dos, hasta que de pronto los rayos del sol llegaron hasta los párpados de Len haciendo que éste saliera de su mundo de sueños. Poco a poco fue despertando, recuperando sus sentidos. Intentó moverse, pero cuando lo hizo fue cuando notó que algo le impedía hacerlo y al ver la melena azul que cubría su pecho desnudo, los recuerdos de la noche anterior le regresaron de golpe. Se habría levantado rápidamente, pero sus instintos le dijeron inmediatamente que eso era una mala elección, y sin duda lo era, pues habría despertado a Pilika.
Su cabeza se movió rápidamente de un lado a otro, tratando de encontrar una escapatoria, pero su búsqueda fue inútil, y lo único que encontró fue su brazo alrededor de la cintura de la chica. Len lo retiró inmediatamente, como si el mantenerlo ahí lo hubiera lastimado. Lo colocó lo más alejado que podía de la chica y se sonrojó profusamente. Suspiró. Sin duda se había metido en un gran problema una vez más. ¿Cómo podría mover a Pilika sin que ésta se despertara? En ese momento Pilika se movió ligeramente, pero su movimiento no pasó inadvertido para Len pues el abdomen de la chica se presionó contra la región más sensible para el muchacho. Len trató de contener de un gemido pero le fue imposible, y al parecer Pilika lo había escuchado entre sueños pues se comenzó a mover más, y con eso la fricción entre los dos. Len comenzaba a sentir los efectos, y no deseaba otra cosa más que morirse.
"Maldita sea, por qué no te dejas de mover" susurró furiosamente Len mientras la trataba de mantener quieta con sus manos. En ese instante Pilika comenzó a abrir los ojos lentamente, y el joven chino supo que el infierno se había desatado.
Pilika se acurrucó en lo que pensaba era su almohada como hacía todas las mañanas, pero al notar que su textura era diferente y que además se movía abrió los ojos completamente. Lo que creía era su almohada era no otra cosa mas que el pecho de alguien. ¡Eh, el pecho de alguien! Cuando levantó su mirada pudo encontrar al dueño de su almohada viviente al ver los ojos dorados que se movían con culpa y¿miedo? Pilika no dijo nada, ni se movió. Estaba demasiado impresionada para hacer algo por el momento. Pero cuando sintió algo duro que se presionaba contra su abdomen, supo que era el momento de reaccionar. Se separó rápidamente de Len y se movió hacia un lado del chino, y después le plantó un golpe en la mejilla.
"¿QUÉ TE CREES PERVERTIDO¿SE PODRÍA SABER QUE HACES EN MI HABITACIÓN?" exclamó Pilika con todas sus fuerzas. Len se levantó un poco, recargándose en la cabecera de la cama.
"OYE, SI NO TE ACUERDAS ME QUEDE AQUÍ POR QUE TÚ ME LO PEDISTE" contestó Len con el mismo tono de voz.
"¡SÍ, PERO SE SUPONE QUE TE DEBISTE DE HABER IDO¡NO HABERTE QUEDADO HACIENDO COSAS EXTRAÑAS!"exclamó Pilika.
"¡LO SIENTO ME QUEDE DORMIDO, y sobre lo otro…así amanecimos¿sí? No es mi culpa que nos movamos mucho durante la noche, porque al menos sé que tu si lo haces" contestó Len frustrado pues todavía tenía una pequeña molestia que lo irritaba.
"Está bien, está bien te creo pero…" Pilika se detuvo cuando de pronto su vista detectó un misterioso bulto debajo del pantalón de Len y ella se acordó que por eso se había asustado. Su cara se volvió súbitamente de un rojo vivo.
"¡Por eso es que te digo que eres un pervertido!" dijo Pilika mientras señalaba su pantalón. Len miró confundido hacia donde señalaba y vio a lo que se refería. Rápidamente cogió una de las almohadas y se tapó.
"¡Es tu culpa! No te dejabas de mover encima de mí¿qué quieres que yo haga¡no es algo que se pueda controlar!" exclamó Len a la vez que se ponía de pie con todo y almohada. Pilika lo miró confundida.
"¿Eh, mi culpa?" preguntó Pilika sonrojándose más, "Bueno como sea¡¡hazme el favor de desaparecer de mi vista!" exclamó Pilika.
"Sí, como sea. Ahora si me permites tengo que tomar una ducha de agua helada¡por tu culpa!" dijo Len fulminándola con la mirada, "Aunque no te vayas a tomar mucha importancia, sigues siendo una niña para mí y sin duda no me atraen las niñas" dijo Len antes de salir de la habitación.
"¿AH SI¡Pues creo que tu amiguito no piensa lo mismo!" gritó Pilika lanzando una almohada a la puerta que se cerraba. Una risa sarcástica fue lo único que recibió como respuesta.
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Un automóvil viejo y de un amarillo descolorido se detuvo frente al gran portón de metal que contenía el símbolo de la familia Tao. Dos mujeres que discutían una con la otra se bajaron mientras vociferaban palabras altisonantes contra el conductor que no entendía nada y que también les gritaba de regreso en chino. La mujer que parecía ser la mayor de las dos le arrojó un par de billetes por la ventana al chino, y éste aventó sus maletas con la misma cara de desprecio. El taxi se alejó rápidamente del camino dejando una nube de humo detrás de él.
La mujer de cabello de fuego y ojos chocolatosos suspiró frustrada y miró a su hija que se encontraba inmóvil frente a ella. La joven de cabellera igual a la de su madre parpadeó varias veces ocultando sus ojos violeta que demostraban confusión.
"¿Y bien no piensas levantar las maletas? Ya he hecho bastante para traerte hasta aquí, eso sería lo mínimo que podrías hacer por tu madre¿no crees Reiko?" cuestionó Rara. Reiko caminó de forma renuente hasta las maletas, tratando de que su kimono ya no se ensuciara más de lo que ya estaba. Rara caminó hasta el monitor que había a un lado del portón y presionó un pequeño botón. El monitor se encendió y en la pantalla apareció el rostro de una señora que parecía ser la jefa de los sirvientes.
"Bienvenida a la Mansión Tao, me podría proporcionar su nombre y el de a quien visita, y su asunto por favor, y en seguida la atenderé" dijo la señora con una sonrisa que asustó a Rara. Rara miró de un lado a otro tratando de pensar que diría, no había pensado en eso cuando salió de Japón.
"Emm, eh… pues verá mi nombre es Rara Usui y mi hija Reiko también me acompaña, vengo a visitar a mi hija Pilika" contestó Rara esperando que Pilika no estuviera en casa y la dejaran entrar.
"Espere un momento, le avisaré a la Ama Bo sobre su llegada" dijo la anciana momentos antes de que la pantalla volviera a ser negra. Rara exhaló con alivio. Reiko llegó segundos después arrastrando las maletas detrás de ella.
"¡Madre¿qué acaso trajiste piedras?" preguntó Reiko exasperada.
"¡Guarda silencio! Traje todo lo necesario para hacerte la nueva señora Tao, y deshacerme de esa mocosa para siempre" respondió Rara. Poco después volvió a aparecer la anciana en la pantalla.
"Adelante, pueden pasar. Pai Long las esperará a la entrada de la casa" dijo la señora y desapareció de nuevo. Rara sonrió con malicia.
"Querida Pilika, no sabes lo que te espera" murmuró suavemente.
"¡Madre! Tenemos que subir como una colina para llegar hasta la casa!" gimió Reiko. Rara observó por primera vez el paisaje delante de ella. La mansión estaba al tope de una pequeña colina.
"Wee, que divertido"
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Len salió refrescado y más calmado de su baño. Caminó secándose el cabello con una toalla hasta el cuarto donde se debía de encontrar la niña. Tenía ganas de molestar a alguien un rato. Cuando llegó a la habitación no la encontró, aunque la cama ya estaba arreglada. La casa estaba inusualmente callada, y no era tan grande como para que no escuchara a la chica de cabello azulado. Algo estaba mal. Sintió una fuerte brisa sobre su espalada, y cuando se dio la vuelta fue cuando notó que la puerta de la entrada estaba completamente abierta. Caminó rápidamente hacia la puerta con el corazón latiéndole a mil por hora. Definitivamente algo andaba mal, la puerta que sólo se podía abrir por fuera estaba abierta.
"¿Qué demon-?" Len fue interrumpido por una voz que lamentablemente conocía muy bien.
"Hola querido primo¿acaso buscabas a esta preciosura de dama?" dijo una voz masculina que provenía desde la sala. Len se volteó completamente y vio lo que temía. En uno de los sillones se encontraba un joven de cabello y ojos verdosos, y que tenía una ropa demasiada afeminada y colorida para el gusto de Len. Pero lo que más enfureció a Len fue el ver a la joven Ainu en las piernas de su pariente atada de las manos y piernas con una cuerda, y con un pañuelo alrededor de su cara que le impedía el habla. Sin embargo lo más grave era que el joven afeminado tenía una navaja demasiado cerca de la tráquea de la chica, mientras que con su otra mano la detenía de la cintura. Pilika miró con ojos llorosos y enfurecidos a Len, cómo pidiéndole una explicación.
"¿Se puede saber qué estás haciendo aquí Lyserg? y además¿cómo pudiste entrar a la casa?" preguntó Len volteando a ver la puerta que seguía abierta. Lyserg le dirigió una mirada sarcástica.
"Vamos Len, tú bien sabes por lo que vengo a China" contestó Lyserg. Len lo miró sorprendido.
"¡No me digas que todavía sigues con lo mismo¡Mi familia y yo te lo dejamos muy claro la última vez!" exclamó Len irritado.
"Sí,bueno…, no soy alguien que se da por vencido fácilmente. Y ahora que me entero que te vas a casar con tu pequeña novia, consideré necesario venir desde Inglaterra" contestó Lyserg de lo más calmado mientras le dirigía una sonrisa a Pilika. Pilika lo miró enfurecida.
"¡Ella no tiene nada que ver en esto, así que déjala o te juro que-!" Len dio un paso adelante pero fue interrumpido por Lyserg.
"¡Cuidado con lo que haces primito! Si te acercas más, esta hermosa dama sufrirá las consecuencias" dijo Lyserg acercando más el filo de la navaja al cuello de Pilika. Len retrocedió inmediatamente y miró al joven inglés con una sonrisa burlona.
"Creo que tus contactos te dieron información incorrecta porque esta niña y yo no tenemos nada que ver, así que usándola para chantajearme no te servirá de nada" dijo Len al parecer tratando de distraerlo. Lyserg alzó una ceja y se puso de pie sosteniendo a Pilika para que ella también lo hiciera. La colocó frente a él todavía con la navaja apoyada en su cuello. Len miró a Pilika y vio reflejado en sus ojos desesperación y súplica.
"¿Ah sí? Entonces supongo que no te molestará si hago esto" dijo Lyserg al deslizar rápidamente la navaja sobre el cuello de la joven Ainu. Pilika se desplomó inmediatamente al piso, su caída amortiguada por la alfombra, y quedó boca abajo con su cabellera azulada alrededor de ella cubriendo su rostro. Len sintió como el nudo que se había formado momentos antes en su garganta lo ahogaba y su corazón golpeaba dolorosamente su pecho como si quisiera salirse de su cuerpo. Miró la forma inmóvil de Pilika en la alfombra y algo dentro de él explotó. Súbitamente se abalanzó sobre el joven inglés, que se había distraído por un momento esperando que Len saliera de su trance, y juntos cayeron al suelo. Len se sentó sobre él, con sus dos piernas detuvo los brazos del inglés y sus manos sobre su garganta haciendo que éste respirara con dificultad.
"¡POR QUÉ HICISTE ESO MALDITO BASTARDO¡TE DIJE QUE ELLA NO TENÍA NADA QUE VER EN ESTO¡NI SIQUIERA SABÍA LA VERDADERA RAZÓN POR LA QUE MIS PADRES LA TRAJERON A CHINA!" exclamó Len furioso. Lyserg lo miró calmado como si no estuviera apunto de morir asfixiado.
"Pero si me dijiste que no te importaba, yo sólo hice eso porque ya no me servía de nada. Si me hubieras dicho la verdad, tal vez tu amiga todavía seguiría con vida" replicó Lyserg con la voz ronca. Len apretó todavía más el cuello del inglés.
"¡Pero ahora está muerta¡Ni siquiera yo la podré traer de regreso! No sé ni como un lunático como tú pudo haber nacido dentro de mi familia" dijo Len con la voz entrecortada. Tantas emociones al mismo tiempo habían hecho que su cabeza le diera vueltas.
"Bueno, es como tú lo veas, para mí la muerte es relativa. Por que como tú bien sabes, cuando alguien muere pasa a vivir otro tipo de vida. Así que realmente nunca murió" contestó Lyserg con un rostro de lo más calmado. Len lo miró fúrico y le dio un puñetazo que pareció atravesar la mejilla del inglés.
"Eres un cínico¿sabes? No me hacen falta los deseos de matarte, pero jamás me convertiría en un asesino por una basura cómo tú" dijo Len poniéndose de pie. Después levantó a Lyserg de un jalón, lo golpeó con su rodilla lo más fuerte que pudo en la entrepierna haciendo que el inglés cayera de rodillas al piso, y ya ahí le dio otro golpe en la cara que lo lanzó al otro lado de la sala. El inglés cayó inconciente, dando por fin tiempo a Len de que pensara claramente.
Len miró de nuevo la forma de la joven Ainu en el piso y se acercó a ella. Esta vez no pudo combatir las pequeñas gotas de agua salada que escapaban de sus ojos. Se inclinó delante de ella, y cerrando sus ojos la tomó del torso para traerla hacia él y sostenerla sobre su pecho.
"No tenía por que haberte pasado esto. Los estúpidos de mis padres te metieron en una guerra a la que tú no perteneces. Pero lo peor, es que habías comenzado a caerme bien" murmuró Len hundiendo su rostro en la cabellera suave de la chica.
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Un joven de ropas extrañas y de un peinado muy peculiar escalaba uno de los muchos muros que rodeaba la mansión Tao. Al principio le costó trabajo, pero una vez que estuvo arriba pudo llegar hasta el otro lado. Cayó suavemente sobre el pasto que había debajo de los millones de árboles que ahora lo rodeaban y observó su alrededor. Sin duda le costaría trabajo encontrar la mansión entre tanta naturaleza, pero por ella haría todo. Jamás dejaría que el mocoso chino se la quitara. Ella era suya y de nadie más.
Continuará…
MWAHAHAHAHAHA soy mala yo lo sé. Parece que no le dejan de pasar cosas a Pilika ( pobrecilla, en fin. Si quieren saber que quieren Rara y Reiko (espero que no se hayan olvidado de ellas), quien es el otro misterioso visitante y acaso es cierto que maté a Pilika, deja tu REVIEW! dudas, sugerencias, opiniones, críticas constructivas, besos, abrazos, dulces, chicos guapos, pero nada de flames que esos serán usados para cocinar mis bombones, en TU REVIEW! Tú decides! XD ¡Para el review #100 habrá un premio! el 97 es de Akira T. REVIEW! REVIEW!
PS. El tamaoxlen apesta! prefiero mil veces el horoxlen….y eso ya es decir algo…XD
Ja ne
…Eigna-fluff
