CAPÍTULO 5: ERRORES DE UNA NOCHE.
'Esta obscuro, muy obscuro... ¿en donde estoy?' La niebla era espesa, no dejaba ver nada más allá de unos centímetros. Lentamente caminaba dentro de esa obscuridad. Era extraño, un lugar extraño. A medida que caminaba la niebla se hacía menos profunda dejando ver el lugar en el que se encontraba a cada paso, las pocas edificaciones que podía observar le parecían extrañamente familiares. . . tal vez había estado ahí en alguna ocasión, pero no lograba recordar cuando. Siguió caminado mientras su visión se hacía más clara, y cuando hubo dejado la niebla inmediatamente reconoció el lugar. Sí, había estado ahí antes hace ya 9 años pero las circunstancias eran diferentes. No estaba mirando la torre desde uno de los edificios cercanos, se encontraba al pie de la torre. 'La Torre de Tokyo' se detuvo mientras admiraba la estructura roja ante ella.
El latir de un corazón se hizo presente, podía escucharlo, podía sentirlo. ¿Era acaso el de ella? No, era de alguien más, un latido que la llenaba de calidez y felicidad. Era algo glorioso, algo divino. De repente, aquel latido comenzó a perder su ritmo. . . se hacía progresivamente más lento y pausado en cada instante. Hasta que se detuvo.
Un miedo indescriptible la llenó por completo. Alguien había muerto, eso era más que seguro. Pero el miedo era muy profundo, alguien que conocía, alguien a quien quería había muerto. Rápidamente corrió hacía donde unos instantes se podía escuchar el latido de ese corazón, cada paso se hacía más pesado y asfixiante. . . era difícil pero necesitaba saber quien había muerto.
Una vez hubo llegado, en medio y justamente debajo de toda la torre había alguien en el suelo en un mar de su sangre. Tenía unas alas blancas, un vestido azul celeste y el cabello negro y largo. Ahora no tenía miedo, tenía terror. Aquel ser celestial tenía sus alas blancas destrozadas y llenas de sangre, el vestido azul estaba totalmente desgarrado y ensangrentado.
Rápidamente corrió donde estaba aquella persona y la tomó entre los brazos. La conocía y no solo eso, era alguien que quería. Estaba muerta, totalmente fría e inmóvil. La sangre estaba en todas partes.
"¡¡NO TE MUERAS!! ¡¡POR FAVOR!! ¡¡NO ME ABANDONES!!"
Gritaba desesperada mientras trataba de hacer reaccionar al ser ante ella. No respondía, no se movía. Estaba inconsolable. Sentía que lo más importante de la vida le había sido arrebatado. . . y sin que lo supiera realmente, así era. Comenzó a llorar amargamente mientras inútilmente trataba de despertar al ángel.
"¡¡QUÉDATE COMIGO!!"
Seguía llorando. Su llanto se hizo más profundo. Y cuando al fin comprendió lo inútil de su tarea, la abrazó con fuerza como un último intento de devolverle la vida a aquella que la había perdido.
"Te necesito conmigo. Por favor. No me dejes."
Susurraba entre lágrimas. Perdía toda esperanza que hacerla revivir. Podía sentir como su propia vida se iba también. Pero no le importaba nada, solo quería estar con esa persona, con aquel ángel.
En un instante el cuerpo inerte se movió. Pudo sentirlo, así era, se estaba moviendo, estaba viva. La alegría volvió de nuevo. Buscó los ojos de aquella que se encontraba en sus brazos. Lentamente los ojos azules se abrieron y se encontraron con los verdes ojos de la otra. Por un momento una dulce sonrisa se dibujó en el rostro de aquella que hacía un momento estaba muerta. Movió su mano y acarició con cariño la mejilla que quien la abrazaba. De nuevo el miedo volvió, aquella caricia, no era como lo esperaba era frío, gélido. . . como la muerte. La sonrisa del ángel desapareció y sus ojos se llenaron de lágrimas.
"¿Por qué?, lo único que hice fue quererte ¿por qué?"
La joven de ojos verdes se petrificó ante esas palabras. Sentía verdadero terror y desesperación.
"¡¡¿POR QUÉ ME MATASTE?!!"
Sintió una punzada en el corazón. Esas palabras la llenaron de profunda tristeza, como nunca la había sentido. ¿La había matado? Imposible, cuando, como. En ese instante el pecho del ángel comenzó a brotar sangre, abundante y fría. Soltó a la otra con inmenso terror. La sangre estaba por todos lados, se puso de pie desesperada. Tenía sangre en las manos, en la ropa, en el rostro. Se sentía sucia ante la mirada de tristeza de la otra.
"¿por qué lo hiciste?"
"NNNNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO."
Siete sombras alrededor, miraban atentamente la escena.
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Un grito se hizo escuchar por todo el lugar. ¿Qué había sido eso? Rápidamente se levantó de su cama y se dirigió con avidez al lugar donde había escuchado aquel grito. Abrió la puerta y pudo ver llorando amargamente a Sakura, mientras un desesperado Kerberos trataba de consolarla.
"¿Qué fue lo que pasó, Sakura?"
Ella no respondió, solo seguía llorando. Detrás de Eriol también llegaban unos confundidos Spinnel y Nakuru.
"¿Qué es lo que está pasando? ¿qué fue ese grito?" preguntó Nakuru.
"Sakura tuvo una pesadilla." Respondió el antiguo Juez de las Cartas Clow.
Eriol se acercó a la llorosa Sakura y se sentó en la cama. Desesperada, se abalanzó a los brazos de su amigo y este lo abrazó.
"¿Qué fue lo que soñaste?"
"Fue horrible, Eriol. Horrible." dijo Sakura entre lágrimas.
"Cuéntame."
"Soy la peor persona del mundo. No la merezco."
Lo demás miraban atentamente a la pareja. Yue y Kerberos sabían todo lo que había pasado mientras Spinnel y Nakuru observaban con preocupación esperando averiguar los eventos de aquella escena.
"¿Qué? ¿qué es lo que no mereces?"
Sakura no respondió solo siguió llorando entre los brazos de Eriol.
"Vamos Sakura. Si no me dices no podré ayudarte."
"No creo que puedas ayudarme."
"¿Acaso no confías en mi?"
"Claro que si Eriol. Pero. . . pero no creo que puedas hacer nada. Y no puedo. . . no puedo decirte."
"¿Por qué no?"
"Es un sentimiento. Es alguien. . . solo esa persona puede ayudarme."
"¿Y quien es?"
Otra vez Sakura calló. No se sentía capaz de pronunciar su nombre. Sentía que ni si quiera tenía derecho a eso. Se sentía totalmente desdichada, triste, culpable. Aquel sueño, no era la primera vez que lo tenía, pero esta vez fue más vivido y con detalles que no había visto antes. ¿Realmente era culpable de su muerte? No quería que eso pasara, pero sentía que realmente había sido su culpa. Tenía miedo porque sus sueños suelen hacerse realidad, quería ayudarla pero por su traición no tenía derecho de si quiera a mirarla. No sabía que hacer, todo era confuso y doloroso.
Eriol se quitó sus lentes y levantó con cariño el rostro de Sakura tomándolo por la barbilla. La nipona se encontró con los ojos de azules de su amigo y sin decir palabra alguna lentamente cerró sus ojos. Eriol por su parte se acercó al rostro de Sakura y miró sus labios, eran hermosos, muy finos y realmente provocadores. Cerró sus ojos también y pronto sus labios se encontraron con los de ella. Eran cálidos y muy sabrosos. Fue un beso muy tierno, y muy suave en un principio.
Sakura sentía la calidez de los labios de su amigo, realmente la reconfortaba mucho. . . la hacía sentir realmente bien. Lentamente colocó sus brazos alrededor de su cuello y lo atrajo hacia ella, y dejó de besarlo suave para hacerlo mucho más apasionado mientras sentía un fuego recorrer su cuerpo. El rostro de Sakura se ruborizó totalmente mientras comprendía lo que estaba sucediendo, quiso detenerse pero no pudo. En ese instante lo necesitaba, necesitaba esos labios, necesitaba a Eriol.
Eriol por su parte al sentir la reacción de la oriental, le respondió el beso de la misma forma apasionada y desesperada, atrayéndola hacia él, abrazándola por la cintura. Lentamente la recostó sobre la cama. No entendía muy bien lo que pasaba, ¿qué rayos estaba haciendo? Sakura realmente era hermosa pero nunca se había sentido atraída por ella de esa forma, aunque después de aquel incidente en la que ella casi se desnuda en frente de él ya no había estado muy seguro de sus sentimientos hacia su amiga. Habían sido novios hace un tiempo atrás, pero en ese entonces ni si quiera la había besado aunque su relación solo duró un mes. ¿Acaso se había enamorado de su amiga? No, imposible. Pero no podía detenerse, en ese instante el beso de su amiga se hizo vital.
En ese instante Eriol pudo sentir los sentimientos de Sakura. Eran de tristeza, miedo, desesperación, odio. . . odio hacia ella misma, y amor. Pero no era amor hacia él. Ya casi podía entender lo que le pasaba a su amiga. Estaba enamorada, profunda y perdidamente. ¿Pero de quien? Casi podía jurar que no era Shaoran, pero si así fuera ¿por qué no estaba con él? Porque era obvio que Shaoran amaba a Sakura más que a nada en ese mundo y la recibiría con los brazos abiertos si ella decidía ir con él en este instante después de tanto tiempo. Era alguien más, alguien que provocaba toda esa tristeza. Al fin lo comprendía, el origen de la actitud de su amiga. Pero aún faltaban piensas en el rompecabezas como ¿de quien estaba enamorada? ¿por qué no estaba con él? ¿cuándo sucedió? Y ¿cuál era la necesidad de ese castigo auto infligido? La verdad aún no sabía nada.
Sus reflexiones se detuvieron cuando Sakura rompió aquel beso y miró directamente a los ojos de Eriol.
"Eriol, quédate conmigo. . . quédate. . . solo esta noche."
Era algo inesperado ciertamente. Esa mirada, esa dulce, tierna y verde mirada, en la que hacía mucho tiempo se había dejado de observar en la oriental, estaban ahí, de nuevo, suplicando por su compañía. Nunca había podido resistir esa mirada, esos ojos que parecían espejos esmeraldas del alma habían logrado doblegar su voluntad. Eriol comprendió a la perfección el sentir de su joven amiga. El inglés no le respondió, solo le sonrió.
Los guardianes estaban estupefactos, inclusive el mismo Yue estaba más que sorprendido. Todo había pasado muy rápido como para hacer algo o pensar en algo. Kerberos era el más afectado, no decía nada pero era obvio que estaba molesto, muy molesto. Nunca antes se había preocupado por la cercanía de la reencarnación de su creador pues sabía perfectamente que las cosas eran diferentes entre ellos, y que Sakura estaba enamorada de alguien más. En ese instante Yue agarró a Kerberos y haciendo una seña a los demás salieron de la habitación. Una vez afuera Yue dijo.
"Es mejor dejarlos solos."
"¡¡¿SOLOS?!! ¡¡ESTAS LOCO!! ¡¡ESE MISERABLE TIENE LAS MANOS ENCIMA DE SAKURA!! ¡¡ NO LO VOY A PERMITIR!!"
"No puedes hacer nada, es una decisión que ambos tomaron. Si interrumpes, mi señora se va a molestar mucho contigo."
"El tiene razón Kerberos. Solo te meterías en problemas y tu ama se sentiría muy mal." Exclamó Spinnel.
"Aunque no hay que negar que es increíble que algo así pudiera pasar entre ellos." Dijo Nakuru, rompiendo su silencio.
"Pero es un error. Esto no debe pasar." Dijo la Bestia del Sello.
"Es posible. Pero es un error del cual ellos deben aprender. No es algo en lo que tú o alguno de nosotros deba intervenir."
Con estas últimas palabras Kerberos dio una última mirada a la puerta del cuarto.
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Caminando por la calle en compañía de su amiga, sintió que se ahogaba. Se detuvo y empezó a toser, tosía muy fuerte como si algo obstruyera su garganta y llenara sus pulmones, puso una mano en su boca tratando de contener la tos.
"¿Estas bien Tomoyo? ¿Te sientes bien?"
Preguntó con preocupación Rika, mientras esta seguía intentando respirar entre su aflicción. Cuando se hubo calmado y recompuesto se irguió de nuevo.
"¿Estas bien?" preguntó nuevamente su amiga.
"Si, eso creo. Realmente inesperado y raro porque no estoy enferma."
"¿Segura que estas bien? Tal vez debemos dejar esta visita para otro día y llevarte a tu casa o a algún hospital."
"No te preocupes, ya estoy bien." Dijo Tomoyo con su usual y linda sonrisa. "Continuemos."
Las dos amigas continuaron su camino. Tomoyo no se sentía muy bien, pero no estaba preocupada pero si se sintió muy triste. En el fondo e inconscientemente sabía el origen de su aflicción. Miró su mano y en su guante había sangre. También podía sentir el sabor de la sangre en su boca, pero no dijo nada a su amiga. Había sentido como si una espada hubiera atravesado su corazón y se sentía realmente débil pero usó toda su fuerza de voluntad para no hacerlo notar.
"Aquí es." Dijo Rika, sacando de sus pensamientos a la diseñadora.
Entraron al edifico, y tomaron el elevador. Era un lugar bonito, no era muy costoso. Salieron a un tercer piso y llamaron a la puerta.
"¿Si? ¿quién es?" era la voz de una mujer desde detrás de la puerta.
"Hola Chiharu, soy yo Rika. Te tengo una sorpresa." Dijo la otra muy emocionada.
Entonces se abrió la puerta.
"Hola amiga. Gusto en verte." Saludó la otra haciendo una pequeña reverencia. "¿Cuál es la sorpresa?"
"Mira a quien me encontré."
Chiharu miró hacia donde le decía su amiga. Chiharu tenía el cabello castaño, largo hasta los hombros y con una coleta sencilla. Era delgada y un poco más baja que Rika. Era linda y el tiempo la había convertido en toda una mujer.
"Hola Chiharu. Que gusto me da volver a verte."
"¡Tomoyo! Que emoción. Eres tu."
Dijo la otra emocionada ante la presencia de la chica de ojos azules.
"Pero pasen. No se queden ahí. Son bienvenidas. Amiga hay tantas cosas que tengo que contarte."
"Igual yo."
Las tres chicas estaban reunidas, Chiharu y Rika tomaron asiento. Pero Tomoyo se quedó de pie. Miró a su alrededor, el apartamento no era muy grande pero era lindo, agradable y acogedor.
"Disculpa Chiharu. ¿Me prestas el tocador?"
"Claro que si. Es aquella puerta del fondo."
"Muchas gracias."
Tomoyo se dirigió al baño, entró y cerró la puerta con llave. Unas convulsiones la tomaron por sorpresa y comenzó de nuevo a toser. Trataba de contenerse para que no la escuchasen. Pero eran muy fuertes las arcadas que sentía. Por un momento sintió desfallecer. Sentía dolor en todo el cuerpo, le costaba mucho respirar y su vista se nublaba. Sentía la boca llena y escupió. Era sangre, mucha sangre en realidad. Cualquier persona se hubiera asustado, pero Tomoyo no. Lo que sentía era una profunda tristeza, abrió la llave del lavamanos y lavó toda la sangre y cuando hubo terminado rompió en llanto. Se sentía muy desdichada y sola.
Sus amigas escucharon su llanto y fueron a su auxilio. La puerta estaba cerrada y no podían entrar.
"Tomoyo, Tomoyo. Abre la puerta."
"¿Qué te pasa amiga?"
Tomoyo no las escuchaba, esta perdida en sus pensamientos y sentimientos. No sabía lo que le pasaba, no entendía por que sentía aquella tristeza. Sentía su vida irse a cada segundo, como si muriera lentamente. No estaba enferma, se había sentido bien hasta hace unos instantes. Solo podía pensar en alguien. . . un rostro en su mente, un nombre.
"¡¡TOMOYO!!"
La voz de sus amigas la trajeron de nuevo a la realidad. Y como pudo trató de abrir la puerta. Le dolía todo, el más ligero movimiento le provocaba dolor. Una vez abierta la puerta sus amigas entraron.
"Tomoyo, ¿te encuentras bien?"
"Me siento. . . muy mal. Casi no puedo. . . no puedo. . . respirar." Dijo entrecortado la joven Tomoyo.
"Debemos llevarte a un hospital."
"No quiero causarles. . . problemas amigas. Pero tengo. . . mucho. . . mucho sueño."
En ese instante se desmayó. Rápidamente sus amigas la llevaron a uno de los cuartos y la acostaron.
"No entiendo Chiharu. Si hace un rato no más se sentía lo más de bien. Aunque estaba un poco deprimida."
"¿Deprimida? ¿y por qué?"
"Te acuerdas de quien creíamos que Tomoyo estaba enamorada. Pues resulta que es verdad. Tomoyo esta enamorada de. . ."
"Hola, ya regresé."
Takashi Yamasaki acababa de entrar, interrumpido la conversación de las chicas con su saludo.
"Takashi."
"Yamasaki."
"Hola Terada. Que gusto tenerte por aquí. Que bueno que hayas decidido venir a visitarnos."
Yamasaki miró a los dos chicas que tenia en frente de él. Veía en ellas preocupación y entonces preguntó.
"¿Acaso pasó algo malo?"
Las chicas se miraron y luego miraron hacia el cuarto. Yamasaki las siguió con la mirada y pudo ver a una chica de cabellos negros y elegantemente vestida.
"¡¡Es Daidouji!!"
Dijo sorprendido al ver la frágil figura de Tomoyo acostaba en la cama.
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"Ingeniero Kinomoto. Aquí están las cotizaciones que pidió."
"Muchas gracias. . . este. . ."
"Puedes llamarme Misato."
"Bien. . . Misato, gracias ya puede marcharse."
Touya trabajaba arduamente. Era su primer día de trabajo y lo tenían bastante ocupado. El personal femenino estaban encantados, no habían tenido tan guapo muchacho entre sus colegas y habían dejado de lado el trabajo para poder admirar al ingeniero.
"¡¡Esta soñado!!"
"Hay si. Está como quiere. . . voy a pedirle que salga conmigo."
"No si se lo pido primero."
"Nada. El va a salir conmigo."
Las chicas peleaban por Touya. Se podía oír el barullo por todo el conjunto de oficinas, más y más muchachas se unían para discutir sobre quien era la mejor para salir con él.
"¡¡HEYYY!! ¡¡ESTO NO ES UNA PLAZA DE MERCADOS!! ¡REGRESEN A TRABAJAR!"
Bramó Touya con furia al ver el desorden que se había armado. Las chicas solo atinaron a suspirar. El ingeniero Kinomoto se veía más guapo cuando se ponía furioso y una avalancha de mujeres cayó sobre él. Definitivamente causaba en las mujeres un efecto muy caótico y ahora Touya estaba perdiendo de verdad la paciencia.
"¡¡¡YA BASTA!!!"
Las mujeres se detuvieron en seco. Pero no porque Touya lo hubiera pedido, sino porque el jefe de personal se había hecho presente y las chicas rápidamente habían vuelto al trabajo.
"Muchas gracias." Dijo Touya con una gota en la cabeza.
"Si que es popular con las mujeres. Espero que no estén entorpeciendo su trabajo."
"No, pero a veces se ponen insoportables." Dijo evidentemente molesto.
"Será mejor que regrese a sus labores."
Touya regresó a su trabajo y el jefe de personal se dirigió a las chicas y les advirtió que ese comportamiento no era bien visto y que ojalá no se volviera a repetir.
El día transcurrió con normalidad o tan normal como se podía esperar cuando todas las chicas con las que se trabaja suspiraban con cada gesto.
"Ingeniero Kinomoto. Tiene una visita."
"No estoy para visitas."
"Pero ingeniero. . ."
"Estoy muy ocupado, Misato."
"Pero dice que es importante."
"¿Quién es?"
"Tsukishiro, Yukito."
"¿Por qué no lo dijiste antes? Hazlo pasar, que esperas." Dijo con tono cortante.
De pronto como si se tratase de una ola, un murmullo incrementaba su potencia hasta que se convirtió en todo un escándalo. Touya se puso de pie y salió de su oficina para ver que era lo que estaba pasado. Yukito estaba rodeado de todas las chicas de la oficina preguntado cosas como ¿quieres salir conmigo? ¿tienes novia? Y cosas por el estilo.
"¡HEYY!" Exclamó Touya.
Con mucho esfuerzo Touya logró sacar a Yukito de ese mar de mujeres y meterlo a la oficina.
"Estas mujeres están locas."
"A mi me perecieron muy agradables." Decía Yukito con una gran sonrisa.
"Tu también estas loco." Dijo obviamente molesto. "Pero bueno. Yuki, creí que nos veríamos el fin de semana."
"Lo se, pero no pude esperar hasta entonces. Quiero pedirte algo."
"¿Y como que sería?"
"Que seas mi padrino de bodas."
A Touya se la abrieron los ojos como platos esa si que era una sorpresa.
"Eso quiere decir que Umi te acepto. Felicitaciones Yuki. Será un honor ser tu padrino."
"Muchas gracias Touya, espero que tu también encuentres a alguien tan especial como Umi lo es para mi."
"Cállate."
Yukito sonrió evidentemente divertido por la reacción de su amigo cada ves que mencionaba el tema. Desde que Sakura se había ido Touya nunca se había dado la oportunidad de estar con alguien, los pensamientos de su hermana, además de otros eventos poco amistosos habían hecho de Touya mucho más solitario. El seguía actuando como siempre pero Yukito que lo conocía muy bien y sabía que lo mejor para Touya era que se decidiera formar una nueva familia, pero claro eso no era una tarea fácil teniendo en cuenta el carácter de su amigo.
"Vamos Touya, deberías dejar de ser tan quisquilloso y buscarte alguien que te quiera."
"Yuki ya me tienes harto con eso. Es MI problema si me caso o no."
"Lo que pasa es que tienes miedo."
"¿Miedo? Y como a que le tengo miedo según tu."
"A perder de nuevo a los que quieres. Como pasó con Sakura y tu padre."
Touya frunció más su rostro. Lo que le trataba de decir su amigo era cierto pero el no lo quería aceptar. Touya se sentó en su silla y dijo.
"No sabes lo que dices Yuki. Yo estoy bien, no necesito de nadie."
"Todos necesitamos de alguien. Alguien quien nos quiera y alguien a quien querer."
Ahora Touya estaba pensativo, ahora su rostro mostraba cierta melancolía.
"Ya me tengo que ir Touya. Pero piensa en lo que te dije."
"Adiós Yuki."
"Que te vaya bien amigo."
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La noche lentamente comenzaba a caer sobre la ciudad de Tokyo. En un pequeño apartamento tres amigos mantenían una conversación.
"¿Cómo sigue?" Preguntó Rika.
"Parece que mejor, ya dejó de sudar y su respiración es más pausada." Respondió una preocupada Chiharu.
"¿Qué será lo que le dio?" Preguntó Yamasaki.
"No lo se. Pero me tiene muy preocupada, todo sucedió muy repentinamente."
"Rika, tu me decías algo sobre ella justo cuando Takashi entró."
"Ohh si, ¿te acuerdas cuando de niñas de quien creíamos que Tomoyo estaba enamorada?"
"Si, lo recuerdo."
"Pues es verdad, la misma Tomoyo me lo confirmó."
"¡¿En serio?!" exclamaron al mismo tiempo Chiharu y Tamasaki.
"Pero la pobre sufre mucho por ese amor. Hubieras visto cuando hablamos de eso. Se me partía el corazón de solo verla."
"¿Fue por eso que se fue del país?" Preguntó Chiharu.
"Así es, por eso se fue."
"¿Pero si la amaba tanto, ¿por qué nunca le dijo nada? ¿y por qué dejó que se quedara con otro?" Interrogó Yamasaki.
"Si serás tonto Takashi. No sabes nada de lo que siente una mujer, y parece que no conocieras a Tomoyo. Ella solo quería que su amor fuera feliz, aunque no fuera con ella. Realmente admiro a Tomoyo por eso."
"Sacrificó su felicidad por la de la persona que ama."
Las chicas estaban llorosas por la triste historia de amor que envolvía a Tomoyo. Pero Yamasaki estaba pensativo hasta interrumpió a las chicas con una reflexión.
"Pero la última vez que la vi no estaba muy feliz."
Las chicas se miraron. Yamasaki tenía razón, tiempo después de que Tomoyo dejase el Japón, la persona que amaba no era feliz, de hecho, todo lo contrario estaba literalmente destrozada. Eso las puso más triste aún, pues ahora comprendían que el sacrificio de la joven diseñadora había sido en vano.
"S . a . k . u . r . a."
Una débil y temblorosa voz las sacó de sus cavilaciones mientras volvían a ver de donde venía la voz. Era Tomoyo que había despertado y se encontraba de pie detrás de ellas y evidentemente muy débil todavía.
"Tomoyo, ¿qué haces? Debes descansar." Una muy preocupada Chiharu corría al lado de ella.
"Es una de las razones por la que acompañé a Rika hasta aquí." Dijo Tomoyo que se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo. "Necesito saber. . . donde. . . está. . ."
"No digas más. No estas bien, deberías descansar. Luego hablaremos con más clama."
"Terada tiene razón Daidouji. Mejor quédate esta noche y mañana conversaremos todo lo que quieras."
Tomoyo miró a Yamasaki, se podía notar en sus ojos un infinito dolor y antes de que pudiera decir algo más se volvió a desmayar.
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La luz de la mañana se colaba por las ventanas, iluminando tenuemente aquella enorme habitación. Un rayo de sol cayó justamente en su rostro lo que la obligó a despertarse y unos ojos verdes lentamente se abrieron. Se sentía muy rara, como si fuera la primera vez que abría los ojos. Lentamente se levantó y notó que no estaba sola, alguien estaba allí con ella. Lo miró y sonrió, se sentía extrañamente calmada como hacía mucho no se sentía. Con cuidado de no despertar a Eriol, Sakura se acercó y acariciando levemente su rostro para luego besarlo en la frente. Su dedos recorrieron el largo cabello negro de su acompañante al que le regaló una sonrisa.
Pero al mirar su rostro una vez más recordó lo que había pasado esa noche. La calma que sentía hace un momento se esfumó totalmente, ahora se sentía avergonzada, triste, sucia, se sentía terrible ¿Como es que pasó? Ahora miraba con espanto al joven inglés que aún dormía en su cama. Lentamente caminó al baño tratando de no hacer ruido para no despertarlo, una vez adentró cerró con llave.
Allí ella se derrumbó, arrodillada y contra la puerta empezó a llorar, cogiéndose de la cabeza como si tratara de rompérsela. Su mente era un hervidero de pensamientos y su corazón latía débilmente llena de emociones.
"Perdóname. Por favor. Perdóname. . . yo no quise. . . no quise. . . te traicione. . . de nuevo."
Era lo que susurraba entre lágrimas. Era un lamento que duró unos minutos. Llorando allí en el piso junto a la puerta.
En su mente repetía lo que había pasado en la noche una y otra vez. Y cada vez que lo repasaba se sentía peor. Ahora si que se sentía como una traidora de la peor calaña, si antes pensaba que tal vez era una mala persona, en esos instantes estaba más que segura. Había traicionado a su corazón, a Eriol, a Kerberos, a Yue, a ella misma pero peor que todo eso. . . había traicionado a su amor, había traicionado a la persona que amaba. En su mente trató de buscar una excusa. Simplemente habían sido víctima de las circunstancias; se sentía muy mal y Eriol había estado allí para consolarla, ¡y vaya que si la consoló!, habían estado en el lugar y momento equivocados.
Pero nada de eso la hacía sentir mejor, sabía que había cometido un error, un terrible error, ¿cómo podía volver a mirarlo a la cara? ¿Qué dirá Kero o Yue? A su mente volvió el sueño que había provocado todo eso, su tristeza había quedado a un lado para sentir verdadero terror. ¿Y si eso era lo que quería decir su sueño? No, no puede ser. No podría soportar que esa persona muriera y más si era su culpa. Pero igual ya todo era su culpa, desde un principio. . . desde hace 6 años. El daño estaba hecho.
Como pudo se puso de pie y se dirigió a la ducha, entró allí y dejó correr el agua, agua fría. Se sentía un poco mejor, era reconfortante sentir el recorrer del agua por su cuerpo, no era ofuro pero cumplía su cometido, trataba de organizar su mente para poder pensar una solución. Al terminar el baño su mente estaba un poco más calma y trató de pensar mejor las cosas. Tomó una toalla y comenzó a secarse.
Con respecto a lo de Eriol no podía hacer nada hasta que hablase con él, no sabía que podría pasar pero de seguro podrían arreglarlo como adultos. Pero con respecto a sus otros sentimientos tardó más en buscar una salida: la buscaría, buscaría esa persona, tenía que estar segura de que estaba bien y tratar de que su sueño no se volviera realidad. La iría a buscar cuando terminara semestre, al fin y al cabo solo le quedaba una semana, podía esperar y después de la fiesta podía hacer aquel viaje.
Con un plan en mano, abandonó el baño. Eriol seguía dormido. Lentamente se visitó con su uniforme, después de todo tenía clases y un examen. Antes de salir de la habitación se acercó a Eriol y le volvió a besar en la mejilla.
"Arigatou."
Después de eso abandonó la habitación mientras lentamente Eriol abría los ojos.
Sakura bajó las escaleras y se dirigió a la cocina. Allí se encontró con todos: Nakuru, Spinnel, Yue y Kerberos.
"Buenos días." Saludó ella de manera inexpresiva.
"Buenos días." Respondieron todos al unísono a excepción de Kerberos que la miraba recelosamente.
"Sakura que fue lo que. . ."
"Ahora no Kerberos. Hoy tengo muchas cosas que hacer y ya voy tarde."
Interrumpió la Maestra de Cartas a su guardián. Mientras ella preparaba su desayuno los demás tenían una ligera conversación en el comedor.
"Kerberos, tu que si no tienes tacto." Exclamo Spinnel.
"Estoy muy preocupada por ella Spi. Quiero saber que es lo que le pasa."
"Pero hay formas de hacerlo sin ser tan irrespetuoso. A una chica hay que hablarle con delicadeza, sobre todo cuando se trata de estas cosas." Dijo la identidad falsa de RubyMoon.
"Además es decisión de ella decirnos o no. Tu impaciencia solo puede causarle más dolor y ponerla en una situación incomoda."
Todos callaron cuando Sakura salió de la cocina con su desayuno y lentamente comió ante la mirada silenciosa de los demás.
"Podrían dejar de hacer eso. Me pone nerviosa."
"Lo sentimos Sakura. Ya nos vamos, ¿verdad?"
Nakuru miró a todos y lentamente se marcharon a excepción de Yue.
"¿Te encuentras bien mi señora?"
"No. Me siento fatal pero ya se lo que tengo que hacer."
Respondió Sakura, mientras el antiguo Juez de las Cartas Clow abandonaba el lugar en silencio. Una vez hubo terminado su desayuno, llevó los platos a la cocina, tomó sus útiles escolares y salió de la mansión para dirigirse a la universidad.
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Una vez hubo salido de la habitación él se levantó de la cama. Definitivamente todo aquello había pasado muy rápido y no encontraba las razones del por qué. Estaba sentado al borde de la cama, pensando, en que momento creyó él que era buena idea. No encontraba las respuestas para nada, simplemente no tenía excusa, se había comportado como un canalla. ¿Cómo pudo hacer eso a su amiga? La había acogido para protegerla y había hecho todo lo contrario, se había aprovechado de ella. Siempre se consideró todo un caballero, y bastó una mirada para tirar todo por la borda. Debía hablar con ella, tenía que aclarar las cosas. . . ¿aclarar que? Era muy obvio lo que había pasado, cuando debió detenerse no lo había hecho.
Lentamente se puso de pie y se vistió con sus ropas que yacían al lado de la cama.
Tal vez no había sido de todo malo, después de todo se lo agradeció. Eso no importa, el caso es que se aprovecho de la situación y de ella.
Abandonó la habitación y bajó las escaleras. En el camino se encontró con todos. Nakuru y Spinnel lo miraban con preocupación, Kerberos lo miraba como si fuese un pervertido y Yue. . . bueno Yue solo estaba ahí.
"Nunca pense eso de ti Eriol. Creí que eras un amigo y resultaste ser un traidor."
Grito la Bestia de los ojos Dorados mientras cambiaba a su forma original. Spinnel y Nakuru inmediatamente salieron a su defensa adoptando sus formas reales.
"¿Cómo te atreves a amenazar a mi señor Eriol?" Recriminó RubyMoon.
"Quítense de mi camino. Pagará por lo que le hizo a Sakura."
"Nunca. Yo juré protegerlo. . . aunque fuera de ti."
"Lo mismo hice yo con Sakura. Y este desgraciado se atrevió a tocarla. Debe pagar."
"Es mejor que te calmes Kerberos. Eres tu quien comete la equivocación." Interrumpió Yue.
"No Yue. Kerberos tiene razón, me comporte como un traidor." Dijo al fin Eriol con toda seriedad y franqueza.
"¡¡Pero mi señor!!" Exclamaron con sorpresa RubyMoon Y SpinnelSun.
"Ya lo oyeron. Háganse a un lado para que le dé su merecido."
"A nuestra dueña Sakura no le gustará que te tomes atribuciones que no te corresponden."
"¿Que quieres decir Yue?" Cuestionó la Bestia del Sello con furia en los ojos.
"Esto es algo que debe solucionar ella y solamente ella. Creo que ya te lo había dicho anoche. Deberías esperar que dice nuestra dueña al respecto."
Aunque a Kerberos no le gustara, Yue tenía razón. . . como siempre y eso lo puso más molesto aún. Sin embargo no dijo nada, solo se dio vuelta y se dirigió al jardín.
"No debiste hacerlo Yue." Dijo la reencarnación de Clow.
"Solo lo hago por mi ama Sakura."
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"Este mundo y su gente apesta."
Eran las palabras de un muchacho de unos 22 años de cabellos negros, piel canela y ojos cafés, con rasgos latinos y con rostro que expresaba molestia.
"Hijo, tienes una llamada." Anunció una mujer de unos 40 a 50 años, que usaba lentes y que demostraba alegría.
"¿Es la muerte?"
"¡Que es esa forma de hablar jovencito! Ya sabes que. . ."
"¿Es o no es?"
"Por supuesto que no, es . . ."
"Entonces no me interesa."
"¡Ya deja de comportarte como un niño! Te llama Carolina."
El semblante del muchacho cambió para denotar sorpresa ante el anuncio de su madre.
"¿En. . . en serio?" digo con voz nerviosa.
"Así es. Mira, aquí esta el teléfono."
El joven tomó el teléfono y lo miró antes de responder.
"¿Carolina?"
"¡Hola Ricky! ¿cómo has estado?"
"Bien, bien. Que grata sorpresa, hace años que no te escuchaba. Creí que ya te habías olvidado de mi."
"Pues para que veas. Te dije que siempre te recordaría."
"Y a que debo el honor de tu llamada."
"Para saludar, para saber como sigues y para contarte que estoy en la ciudad."
El muchacho de ojos cafés sentía su corazón acelerar a cada momento, pero el anuncio si que lo deja al borde de un infarto.
"¿En serio? Eso. . . eso es muy. . . bueno." Dijo sin saber exactamente que decir.
"Me gustaría que nos viéramos, si es posible. Quisiera hablar contigo."
"Claro, claro. A mi también me gustaría verte, dime donde y cuando que allí estaré."
El sol golpeaba su rostro, el aroma del mar se alcanzaba sentir. Los recuerdos de una vida pasada habían llegado a su mente de manera inesperada, como si esa tierra que no era la suya lo llamara. Hacía tiempo que no sentía el sol sobre sí desde hacía dos años y aquello era una experiencia acogedora.
Vistiendo como siempre su gabardina negra, caminaba por las calles de aquella ciudad costera buscando una persona, una persona que era especial. Lo había sentido hacía un tiempo y ya era hora que despertara pues el tiempo de su ascensión estaba por llegar.
Era una zona de clase media - alta en la ciudad de Barcelona, se encontraba al frente de la casa donde la persona que buscaba vivía y sin siquiera llamar a la puerta la abrió dándole una patada, entró como Pedro por su casa, rápidamente buscó la puerta que daba al jardín de atrás. En el jardín había una piscina de tamaño medio y aun costado de ésta se encontraba una pelirroja de piel canela, delgada, joven de unos 15 años y de apariencia sexy, pues traía puesto un bikini y parecía tomar el sol.
El invasor lentamente se acercó a ella y se sentó en una de las sillas libres. Se quedó allí mirándola, parecía que ella se había quedado dormida tomando el sol.
"Si vas a robar algo. Adelante no te voy a detener solo trata de no hacer mucho ruido."
Fueron las palabras de la joven que parecía despreocupada ante la persona que había entrado a la fuerza a su casa.
"¿No vas a intentar detenerme?"
"No."
"¿Y como por qué no lo quieres intentar?"
"No vale la pena. De seguro eres más fuerte que yo, estas armado y porque me da pereza. Prefiero seguir tomando el sol."
"¿Pereza?" Preguntó el otro interesado ante la repuesta de la niña.
"¿Acaso estas sordo? Si me da pereza. ¿Acaso no piensas llevarte nada?"
"Claro que me voy a llevar algo. Yo he venido por ti."
La joven que hasta ahora había estado impasible, se levantó y en su rostro había miedo y preocupación. Pero su miedo pareció desaparecer al ver el rostro del invasor.
"Es guapo."
El otro solo sonrió y la pelirroja se preocupó de nuevo al ver maldad en su expresión y sobre todo en sus ojos. Se levantó y trató de correr pero el muchacho de ojos cafés la agarró de los cabellos y la lanzó a la piscina. Una vez la muchacha salió del agua preguntó.
"¿quién eres?"
"Bueno eso tiene muchas respuestas. Mi nombre es Ricardo, represento a la ira pero puedes llamarme maestro."
Un aura obscura comenzó a emerger de Ricardo, una tormenta pareció envolver la casa y rayos azotaban el cielo desgarrándolos.
"Facere invocare ad obscurus poteres de peccatum. Emergere pigritia."
Un gran golpe de energía cayó sobre la joven pelirroja que gritaba desesperada mientras los poderes de la obscuridad la comenzaban a llenar. Sentía que su cabeza iba a explotar, sus entrañas ardían y sentía que su corazón se hacía literalmente pedazos. Aquel tormento duró un minuto aproximadamente.
El cuerpo de la pelirroja cayó a los pies del malévolo joven que la miraba impasible.
"Ponte de pie, hija mía."
Lentamente la joven comenzó a recobrar la conciencia, comenzó a levantarse despacio hasta que estuvo erguida totalmente. En sus ojos no parecía haber expresión alguna.
"¿Entiendes la misión?" preguntó él.
"Si, mi señor."
"¿Quien eres?"
"Jessica Torres de la Rosa. Para servirle."
El bikini de la joven comenzó a desaparecer y un traje apareció en su lugar. Tenía una blusa negra de cuello alto y cerrado, una falda corta que le llagaba a medio muslo de color rojo, medias de seda negra y calzaba unos botines igualmente negros. En sus ojos se pudo apreciar como su alma parecía volver.
"Es hora de irnos."
**************************
Touya llegó a su apartamento totalmente agotado, se dirigió a la cocina por algo de beber. Luego se dirigió a la pequeña sala y se dejó caer en el sofá. Su mente divagaba con imágenes del pasado y las palabras de Yukito resonaban con ellas.
"Lo que pasa es que tienes miedo."
"¿Miedo? Y como a que le tengo miedo según tu."
"A perder de nuevo a los que quieres. Como pasó con Sakura y tu padre."
Él tenía toda la razón, no podía dejar el pasado y eso le evitaba seguir hacia el futuro. Sin embargo, no iba a abandonar su familia para poder hacerse de otra. Tomó una decisión lo intentaría de nuevo, tal vez no lograría nada pero tenía que probar.
Corrió la mesa central y los sillones para hacer espacio, cerró los ojos y se concentró. Un viento helado comenzó a llenar la habitación. Su cuerpo empezó a brillar y a levitar a unos centímetros del piso.
Todo se veía extraño y gris. Los límites de la realidad aparentemente no existían y las reglas de la naturaleza no parecía tener sentido. Podía ver gente caminando, corriendo, saltando. . . traspasaba muros como si no existieran y se movía como si flotara. Estaba en el plano de los espíritus, era algo que había aprendido hacer ya que poseía magia espiritual. Hacía unos años se había encontrado con unos médium que le enseñaron algunas de sus artes y le dijeron que viajar por el plano espiritual era la mejor forma de buscar a alguien, pero debía tener mucho cuidado porque podía quedar atrapado allí si algo salía mal.
Solo lo había intentado una vez, pero no pudo hallar nada que le sirviera para encontrar a Sakura. Pero ahora su magia espiritual era más poderosa y tal vez tendría más suerte.
Se movía rápidamente, las distancias no eran nada pero buscar entre tanta gente parecía ser algo imposible. Como buscar un aguja en un pajar. De repente pudo sentir un gran poder y pensó que podía ser de Sakura así que se dirigió hacia allí. A medida que avanzaba pudo ver un destello a los lejos pero una voz detuvo su avance.
"Hola muchachote. ¿Qué te trae por acá?"
Era una mujer. Tenía los cabellos negros, los ojos de color violeta y la piel supremamente pálida. También estaba muy maquillada, tenía sombras muy obscuras sobre sus ojos y sus labios estaban pintados de negro. Su cuerpo era bastante provocador, las curvas de su cuerpo eran muy sugestivas además de la forma en la que se movía. Aquella presencia lo tenía inmóvil. Una gran aura maligna la cubría y emergía de aquella mujer.
"Tal vez quieras jugar un rato conmigo."
En un segundo arremetió contra él. La expresión del rostro de la mujer había cambiado, grandes colmillos se podían ver en su boca y sus ojos tenían una expresión más felina. Retrocedió tanto como pudo pero la joven era más rápida y con un movimiento de sus manos le intentó arañar.
Su cuerpo cayó pesadamente contra el suelo. Había sido una experiencia aterradora y le tomó un tiempo recobrar el aliento. Nunca se había encontrado algo así en toda su vida. Trató de levantarse pero su brazo izquierdo le dolía. Lo miró y pudo ver una gran marca de garras que se extendían profundamente por su piel, le ardía y sentía como si le comiesen la carne.
"Creí que no me podían hacer daño en el plano espiritual."
En una ciudad que se alzaba a las orillas del Támesis, la mujer de ojos violetas reía divertida mientras su mirada se posaba en la mansión que tenía en frente de ella.
"Este juego se pone divertido cada vez más."
Notas de la autora: Más y más largos ^^;. Este es el final del 5 capítulo de esta serie. Los que no me habían querido matar hasta ahora de seguro que ya quieren. De seguro me odian por los eventos relacionados entre Eriol y Sakura, lo siento pero como dije antes todo tiene una razón y que cuando uno esta triste comete cada estupidez. Me imagino que algunos ya sabes que es lo que piensa Sakura, aunque espero que aún no, eso es una sorpresa de más adelante. Me imagino que he creado más dudas que respuestas, y también creo que esto se esta enredando un poco. Espero poder arreglar esta maraña en la que me metí. Al menos me deben agradecer la presencia de Touya, aunque su encuentro con la dama no fue muy amigable. Y la pobre Tomoyo, pobresita no merece que le pase esto. Soy una mala persona buua. . . pero a veces la gente más noble es la que tiene que sufrir. Recen para que su destino no sea morir.
Ofuro: Es el baño tradicional de Japón, en la que se llena una gran tina con agua. En gran parte de Europa el agua es muy escasa y no se pueden hacer esas gracias, además es muy costosa. Por eso en Francia no se bañan tan seguido y compran tanto perfume. ^.^'.
Me encantaría que me escribieran dando su opinión al respecto o críticas pero que sean constructivas a johanna_kat@yahoo.com o a jkattyj@hotmail.com
Copyright!!! Los personajes que conozcan son por supuesto de Card Captor Sakura y son creación de CLAMP, Kodansha, etc. Lo demás son de mi propia creación al igual que la historia es original mía, cualquier parecido con cualquier otro fic es pura coincidencia o simplemente que me influencie por ello.
'Esta obscuro, muy obscuro... ¿en donde estoy?' La niebla era espesa, no dejaba ver nada más allá de unos centímetros. Lentamente caminaba dentro de esa obscuridad. Era extraño, un lugar extraño. A medida que caminaba la niebla se hacía menos profunda dejando ver el lugar en el que se encontraba a cada paso, las pocas edificaciones que podía observar le parecían extrañamente familiares. . . tal vez había estado ahí en alguna ocasión, pero no lograba recordar cuando. Siguió caminado mientras su visión se hacía más clara, y cuando hubo dejado la niebla inmediatamente reconoció el lugar. Sí, había estado ahí antes hace ya 9 años pero las circunstancias eran diferentes. No estaba mirando la torre desde uno de los edificios cercanos, se encontraba al pie de la torre. 'La Torre de Tokyo' se detuvo mientras admiraba la estructura roja ante ella.
El latir de un corazón se hizo presente, podía escucharlo, podía sentirlo. ¿Era acaso el de ella? No, era de alguien más, un latido que la llenaba de calidez y felicidad. Era algo glorioso, algo divino. De repente, aquel latido comenzó a perder su ritmo. . . se hacía progresivamente más lento y pausado en cada instante. Hasta que se detuvo.
Un miedo indescriptible la llenó por completo. Alguien había muerto, eso era más que seguro. Pero el miedo era muy profundo, alguien que conocía, alguien a quien quería había muerto. Rápidamente corrió hacía donde unos instantes se podía escuchar el latido de ese corazón, cada paso se hacía más pesado y asfixiante. . . era difícil pero necesitaba saber quien había muerto.
Una vez hubo llegado, en medio y justamente debajo de toda la torre había alguien en el suelo en un mar de su sangre. Tenía unas alas blancas, un vestido azul celeste y el cabello negro y largo. Ahora no tenía miedo, tenía terror. Aquel ser celestial tenía sus alas blancas destrozadas y llenas de sangre, el vestido azul estaba totalmente desgarrado y ensangrentado.
Rápidamente corrió donde estaba aquella persona y la tomó entre los brazos. La conocía y no solo eso, era alguien que quería. Estaba muerta, totalmente fría e inmóvil. La sangre estaba en todas partes.
"¡¡NO TE MUERAS!! ¡¡POR FAVOR!! ¡¡NO ME ABANDONES!!"
Gritaba desesperada mientras trataba de hacer reaccionar al ser ante ella. No respondía, no se movía. Estaba inconsolable. Sentía que lo más importante de la vida le había sido arrebatado. . . y sin que lo supiera realmente, así era. Comenzó a llorar amargamente mientras inútilmente trataba de despertar al ángel.
"¡¡QUÉDATE COMIGO!!"
Seguía llorando. Su llanto se hizo más profundo. Y cuando al fin comprendió lo inútil de su tarea, la abrazó con fuerza como un último intento de devolverle la vida a aquella que la había perdido.
"Te necesito conmigo. Por favor. No me dejes."
Susurraba entre lágrimas. Perdía toda esperanza que hacerla revivir. Podía sentir como su propia vida se iba también. Pero no le importaba nada, solo quería estar con esa persona, con aquel ángel.
En un instante el cuerpo inerte se movió. Pudo sentirlo, así era, se estaba moviendo, estaba viva. La alegría volvió de nuevo. Buscó los ojos de aquella que se encontraba en sus brazos. Lentamente los ojos azules se abrieron y se encontraron con los verdes ojos de la otra. Por un momento una dulce sonrisa se dibujó en el rostro de aquella que hacía un momento estaba muerta. Movió su mano y acarició con cariño la mejilla que quien la abrazaba. De nuevo el miedo volvió, aquella caricia, no era como lo esperaba era frío, gélido. . . como la muerte. La sonrisa del ángel desapareció y sus ojos se llenaron de lágrimas.
"¿Por qué?, lo único que hice fue quererte ¿por qué?"
La joven de ojos verdes se petrificó ante esas palabras. Sentía verdadero terror y desesperación.
"¡¡¿POR QUÉ ME MATASTE?!!"
Sintió una punzada en el corazón. Esas palabras la llenaron de profunda tristeza, como nunca la había sentido. ¿La había matado? Imposible, cuando, como. En ese instante el pecho del ángel comenzó a brotar sangre, abundante y fría. Soltó a la otra con inmenso terror. La sangre estaba por todos lados, se puso de pie desesperada. Tenía sangre en las manos, en la ropa, en el rostro. Se sentía sucia ante la mirada de tristeza de la otra.
"¿por qué lo hiciste?"
"NNNNNNNNOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO."
Siete sombras alrededor, miraban atentamente la escena.
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Un grito se hizo escuchar por todo el lugar. ¿Qué había sido eso? Rápidamente se levantó de su cama y se dirigió con avidez al lugar donde había escuchado aquel grito. Abrió la puerta y pudo ver llorando amargamente a Sakura, mientras un desesperado Kerberos trataba de consolarla.
"¿Qué fue lo que pasó, Sakura?"
Ella no respondió, solo seguía llorando. Detrás de Eriol también llegaban unos confundidos Spinnel y Nakuru.
"¿Qué es lo que está pasando? ¿qué fue ese grito?" preguntó Nakuru.
"Sakura tuvo una pesadilla." Respondió el antiguo Juez de las Cartas Clow.
Eriol se acercó a la llorosa Sakura y se sentó en la cama. Desesperada, se abalanzó a los brazos de su amigo y este lo abrazó.
"¿Qué fue lo que soñaste?"
"Fue horrible, Eriol. Horrible." dijo Sakura entre lágrimas.
"Cuéntame."
"Soy la peor persona del mundo. No la merezco."
Lo demás miraban atentamente a la pareja. Yue y Kerberos sabían todo lo que había pasado mientras Spinnel y Nakuru observaban con preocupación esperando averiguar los eventos de aquella escena.
"¿Qué? ¿qué es lo que no mereces?"
Sakura no respondió solo siguió llorando entre los brazos de Eriol.
"Vamos Sakura. Si no me dices no podré ayudarte."
"No creo que puedas ayudarme."
"¿Acaso no confías en mi?"
"Claro que si Eriol. Pero. . . pero no creo que puedas hacer nada. Y no puedo. . . no puedo decirte."
"¿Por qué no?"
"Es un sentimiento. Es alguien. . . solo esa persona puede ayudarme."
"¿Y quien es?"
Otra vez Sakura calló. No se sentía capaz de pronunciar su nombre. Sentía que ni si quiera tenía derecho a eso. Se sentía totalmente desdichada, triste, culpable. Aquel sueño, no era la primera vez que lo tenía, pero esta vez fue más vivido y con detalles que no había visto antes. ¿Realmente era culpable de su muerte? No quería que eso pasara, pero sentía que realmente había sido su culpa. Tenía miedo porque sus sueños suelen hacerse realidad, quería ayudarla pero por su traición no tenía derecho de si quiera a mirarla. No sabía que hacer, todo era confuso y doloroso.
Eriol se quitó sus lentes y levantó con cariño el rostro de Sakura tomándolo por la barbilla. La nipona se encontró con los ojos de azules de su amigo y sin decir palabra alguna lentamente cerró sus ojos. Eriol por su parte se acercó al rostro de Sakura y miró sus labios, eran hermosos, muy finos y realmente provocadores. Cerró sus ojos también y pronto sus labios se encontraron con los de ella. Eran cálidos y muy sabrosos. Fue un beso muy tierno, y muy suave en un principio.
Sakura sentía la calidez de los labios de su amigo, realmente la reconfortaba mucho. . . la hacía sentir realmente bien. Lentamente colocó sus brazos alrededor de su cuello y lo atrajo hacia ella, y dejó de besarlo suave para hacerlo mucho más apasionado mientras sentía un fuego recorrer su cuerpo. El rostro de Sakura se ruborizó totalmente mientras comprendía lo que estaba sucediendo, quiso detenerse pero no pudo. En ese instante lo necesitaba, necesitaba esos labios, necesitaba a Eriol.
Eriol por su parte al sentir la reacción de la oriental, le respondió el beso de la misma forma apasionada y desesperada, atrayéndola hacia él, abrazándola por la cintura. Lentamente la recostó sobre la cama. No entendía muy bien lo que pasaba, ¿qué rayos estaba haciendo? Sakura realmente era hermosa pero nunca se había sentido atraída por ella de esa forma, aunque después de aquel incidente en la que ella casi se desnuda en frente de él ya no había estado muy seguro de sus sentimientos hacia su amiga. Habían sido novios hace un tiempo atrás, pero en ese entonces ni si quiera la había besado aunque su relación solo duró un mes. ¿Acaso se había enamorado de su amiga? No, imposible. Pero no podía detenerse, en ese instante el beso de su amiga se hizo vital.
En ese instante Eriol pudo sentir los sentimientos de Sakura. Eran de tristeza, miedo, desesperación, odio. . . odio hacia ella misma, y amor. Pero no era amor hacia él. Ya casi podía entender lo que le pasaba a su amiga. Estaba enamorada, profunda y perdidamente. ¿Pero de quien? Casi podía jurar que no era Shaoran, pero si así fuera ¿por qué no estaba con él? Porque era obvio que Shaoran amaba a Sakura más que a nada en ese mundo y la recibiría con los brazos abiertos si ella decidía ir con él en este instante después de tanto tiempo. Era alguien más, alguien que provocaba toda esa tristeza. Al fin lo comprendía, el origen de la actitud de su amiga. Pero aún faltaban piensas en el rompecabezas como ¿de quien estaba enamorada? ¿por qué no estaba con él? ¿cuándo sucedió? Y ¿cuál era la necesidad de ese castigo auto infligido? La verdad aún no sabía nada.
Sus reflexiones se detuvieron cuando Sakura rompió aquel beso y miró directamente a los ojos de Eriol.
"Eriol, quédate conmigo. . . quédate. . . solo esta noche."
Era algo inesperado ciertamente. Esa mirada, esa dulce, tierna y verde mirada, en la que hacía mucho tiempo se había dejado de observar en la oriental, estaban ahí, de nuevo, suplicando por su compañía. Nunca había podido resistir esa mirada, esos ojos que parecían espejos esmeraldas del alma habían logrado doblegar su voluntad. Eriol comprendió a la perfección el sentir de su joven amiga. El inglés no le respondió, solo le sonrió.
Los guardianes estaban estupefactos, inclusive el mismo Yue estaba más que sorprendido. Todo había pasado muy rápido como para hacer algo o pensar en algo. Kerberos era el más afectado, no decía nada pero era obvio que estaba molesto, muy molesto. Nunca antes se había preocupado por la cercanía de la reencarnación de su creador pues sabía perfectamente que las cosas eran diferentes entre ellos, y que Sakura estaba enamorada de alguien más. En ese instante Yue agarró a Kerberos y haciendo una seña a los demás salieron de la habitación. Una vez afuera Yue dijo.
"Es mejor dejarlos solos."
"¡¡¿SOLOS?!! ¡¡ESTAS LOCO!! ¡¡ESE MISERABLE TIENE LAS MANOS ENCIMA DE SAKURA!! ¡¡ NO LO VOY A PERMITIR!!"
"No puedes hacer nada, es una decisión que ambos tomaron. Si interrumpes, mi señora se va a molestar mucho contigo."
"El tiene razón Kerberos. Solo te meterías en problemas y tu ama se sentiría muy mal." Exclamó Spinnel.
"Aunque no hay que negar que es increíble que algo así pudiera pasar entre ellos." Dijo Nakuru, rompiendo su silencio.
"Pero es un error. Esto no debe pasar." Dijo la Bestia del Sello.
"Es posible. Pero es un error del cual ellos deben aprender. No es algo en lo que tú o alguno de nosotros deba intervenir."
Con estas últimas palabras Kerberos dio una última mirada a la puerta del cuarto.
**************************
Caminando por la calle en compañía de su amiga, sintió que se ahogaba. Se detuvo y empezó a toser, tosía muy fuerte como si algo obstruyera su garganta y llenara sus pulmones, puso una mano en su boca tratando de contener la tos.
"¿Estas bien Tomoyo? ¿Te sientes bien?"
Preguntó con preocupación Rika, mientras esta seguía intentando respirar entre su aflicción. Cuando se hubo calmado y recompuesto se irguió de nuevo.
"¿Estas bien?" preguntó nuevamente su amiga.
"Si, eso creo. Realmente inesperado y raro porque no estoy enferma."
"¿Segura que estas bien? Tal vez debemos dejar esta visita para otro día y llevarte a tu casa o a algún hospital."
"No te preocupes, ya estoy bien." Dijo Tomoyo con su usual y linda sonrisa. "Continuemos."
Las dos amigas continuaron su camino. Tomoyo no se sentía muy bien, pero no estaba preocupada pero si se sintió muy triste. En el fondo e inconscientemente sabía el origen de su aflicción. Miró su mano y en su guante había sangre. También podía sentir el sabor de la sangre en su boca, pero no dijo nada a su amiga. Había sentido como si una espada hubiera atravesado su corazón y se sentía realmente débil pero usó toda su fuerza de voluntad para no hacerlo notar.
"Aquí es." Dijo Rika, sacando de sus pensamientos a la diseñadora.
Entraron al edifico, y tomaron el elevador. Era un lugar bonito, no era muy costoso. Salieron a un tercer piso y llamaron a la puerta.
"¿Si? ¿quién es?" era la voz de una mujer desde detrás de la puerta.
"Hola Chiharu, soy yo Rika. Te tengo una sorpresa." Dijo la otra muy emocionada.
Entonces se abrió la puerta.
"Hola amiga. Gusto en verte." Saludó la otra haciendo una pequeña reverencia. "¿Cuál es la sorpresa?"
"Mira a quien me encontré."
Chiharu miró hacia donde le decía su amiga. Chiharu tenía el cabello castaño, largo hasta los hombros y con una coleta sencilla. Era delgada y un poco más baja que Rika. Era linda y el tiempo la había convertido en toda una mujer.
"Hola Chiharu. Que gusto me da volver a verte."
"¡Tomoyo! Que emoción. Eres tu."
Dijo la otra emocionada ante la presencia de la chica de ojos azules.
"Pero pasen. No se queden ahí. Son bienvenidas. Amiga hay tantas cosas que tengo que contarte."
"Igual yo."
Las tres chicas estaban reunidas, Chiharu y Rika tomaron asiento. Pero Tomoyo se quedó de pie. Miró a su alrededor, el apartamento no era muy grande pero era lindo, agradable y acogedor.
"Disculpa Chiharu. ¿Me prestas el tocador?"
"Claro que si. Es aquella puerta del fondo."
"Muchas gracias."
Tomoyo se dirigió al baño, entró y cerró la puerta con llave. Unas convulsiones la tomaron por sorpresa y comenzó de nuevo a toser. Trataba de contenerse para que no la escuchasen. Pero eran muy fuertes las arcadas que sentía. Por un momento sintió desfallecer. Sentía dolor en todo el cuerpo, le costaba mucho respirar y su vista se nublaba. Sentía la boca llena y escupió. Era sangre, mucha sangre en realidad. Cualquier persona se hubiera asustado, pero Tomoyo no. Lo que sentía era una profunda tristeza, abrió la llave del lavamanos y lavó toda la sangre y cuando hubo terminado rompió en llanto. Se sentía muy desdichada y sola.
Sus amigas escucharon su llanto y fueron a su auxilio. La puerta estaba cerrada y no podían entrar.
"Tomoyo, Tomoyo. Abre la puerta."
"¿Qué te pasa amiga?"
Tomoyo no las escuchaba, esta perdida en sus pensamientos y sentimientos. No sabía lo que le pasaba, no entendía por que sentía aquella tristeza. Sentía su vida irse a cada segundo, como si muriera lentamente. No estaba enferma, se había sentido bien hasta hace unos instantes. Solo podía pensar en alguien. . . un rostro en su mente, un nombre.
"¡¡TOMOYO!!"
La voz de sus amigas la trajeron de nuevo a la realidad. Y como pudo trató de abrir la puerta. Le dolía todo, el más ligero movimiento le provocaba dolor. Una vez abierta la puerta sus amigas entraron.
"Tomoyo, ¿te encuentras bien?"
"Me siento. . . muy mal. Casi no puedo. . . no puedo. . . respirar." Dijo entrecortado la joven Tomoyo.
"Debemos llevarte a un hospital."
"No quiero causarles. . . problemas amigas. Pero tengo. . . mucho. . . mucho sueño."
En ese instante se desmayó. Rápidamente sus amigas la llevaron a uno de los cuartos y la acostaron.
"No entiendo Chiharu. Si hace un rato no más se sentía lo más de bien. Aunque estaba un poco deprimida."
"¿Deprimida? ¿y por qué?"
"Te acuerdas de quien creíamos que Tomoyo estaba enamorada. Pues resulta que es verdad. Tomoyo esta enamorada de. . ."
"Hola, ya regresé."
Takashi Yamasaki acababa de entrar, interrumpido la conversación de las chicas con su saludo.
"Takashi."
"Yamasaki."
"Hola Terada. Que gusto tenerte por aquí. Que bueno que hayas decidido venir a visitarnos."
Yamasaki miró a los dos chicas que tenia en frente de él. Veía en ellas preocupación y entonces preguntó.
"¿Acaso pasó algo malo?"
Las chicas se miraron y luego miraron hacia el cuarto. Yamasaki las siguió con la mirada y pudo ver a una chica de cabellos negros y elegantemente vestida.
"¡¡Es Daidouji!!"
Dijo sorprendido al ver la frágil figura de Tomoyo acostaba en la cama.
**************************
"Ingeniero Kinomoto. Aquí están las cotizaciones que pidió."
"Muchas gracias. . . este. . ."
"Puedes llamarme Misato."
"Bien. . . Misato, gracias ya puede marcharse."
Touya trabajaba arduamente. Era su primer día de trabajo y lo tenían bastante ocupado. El personal femenino estaban encantados, no habían tenido tan guapo muchacho entre sus colegas y habían dejado de lado el trabajo para poder admirar al ingeniero.
"¡¡Esta soñado!!"
"Hay si. Está como quiere. . . voy a pedirle que salga conmigo."
"No si se lo pido primero."
"Nada. El va a salir conmigo."
Las chicas peleaban por Touya. Se podía oír el barullo por todo el conjunto de oficinas, más y más muchachas se unían para discutir sobre quien era la mejor para salir con él.
"¡¡HEYYY!! ¡¡ESTO NO ES UNA PLAZA DE MERCADOS!! ¡REGRESEN A TRABAJAR!"
Bramó Touya con furia al ver el desorden que se había armado. Las chicas solo atinaron a suspirar. El ingeniero Kinomoto se veía más guapo cuando se ponía furioso y una avalancha de mujeres cayó sobre él. Definitivamente causaba en las mujeres un efecto muy caótico y ahora Touya estaba perdiendo de verdad la paciencia.
"¡¡¡YA BASTA!!!"
Las mujeres se detuvieron en seco. Pero no porque Touya lo hubiera pedido, sino porque el jefe de personal se había hecho presente y las chicas rápidamente habían vuelto al trabajo.
"Muchas gracias." Dijo Touya con una gota en la cabeza.
"Si que es popular con las mujeres. Espero que no estén entorpeciendo su trabajo."
"No, pero a veces se ponen insoportables." Dijo evidentemente molesto.
"Será mejor que regrese a sus labores."
Touya regresó a su trabajo y el jefe de personal se dirigió a las chicas y les advirtió que ese comportamiento no era bien visto y que ojalá no se volviera a repetir.
El día transcurrió con normalidad o tan normal como se podía esperar cuando todas las chicas con las que se trabaja suspiraban con cada gesto.
"Ingeniero Kinomoto. Tiene una visita."
"No estoy para visitas."
"Pero ingeniero. . ."
"Estoy muy ocupado, Misato."
"Pero dice que es importante."
"¿Quién es?"
"Tsukishiro, Yukito."
"¿Por qué no lo dijiste antes? Hazlo pasar, que esperas." Dijo con tono cortante.
De pronto como si se tratase de una ola, un murmullo incrementaba su potencia hasta que se convirtió en todo un escándalo. Touya se puso de pie y salió de su oficina para ver que era lo que estaba pasado. Yukito estaba rodeado de todas las chicas de la oficina preguntado cosas como ¿quieres salir conmigo? ¿tienes novia? Y cosas por el estilo.
"¡HEYY!" Exclamó Touya.
Con mucho esfuerzo Touya logró sacar a Yukito de ese mar de mujeres y meterlo a la oficina.
"Estas mujeres están locas."
"A mi me perecieron muy agradables." Decía Yukito con una gran sonrisa.
"Tu también estas loco." Dijo obviamente molesto. "Pero bueno. Yuki, creí que nos veríamos el fin de semana."
"Lo se, pero no pude esperar hasta entonces. Quiero pedirte algo."
"¿Y como que sería?"
"Que seas mi padrino de bodas."
A Touya se la abrieron los ojos como platos esa si que era una sorpresa.
"Eso quiere decir que Umi te acepto. Felicitaciones Yuki. Será un honor ser tu padrino."
"Muchas gracias Touya, espero que tu también encuentres a alguien tan especial como Umi lo es para mi."
"Cállate."
Yukito sonrió evidentemente divertido por la reacción de su amigo cada ves que mencionaba el tema. Desde que Sakura se había ido Touya nunca se había dado la oportunidad de estar con alguien, los pensamientos de su hermana, además de otros eventos poco amistosos habían hecho de Touya mucho más solitario. El seguía actuando como siempre pero Yukito que lo conocía muy bien y sabía que lo mejor para Touya era que se decidiera formar una nueva familia, pero claro eso no era una tarea fácil teniendo en cuenta el carácter de su amigo.
"Vamos Touya, deberías dejar de ser tan quisquilloso y buscarte alguien que te quiera."
"Yuki ya me tienes harto con eso. Es MI problema si me caso o no."
"Lo que pasa es que tienes miedo."
"¿Miedo? Y como a que le tengo miedo según tu."
"A perder de nuevo a los que quieres. Como pasó con Sakura y tu padre."
Touya frunció más su rostro. Lo que le trataba de decir su amigo era cierto pero el no lo quería aceptar. Touya se sentó en su silla y dijo.
"No sabes lo que dices Yuki. Yo estoy bien, no necesito de nadie."
"Todos necesitamos de alguien. Alguien quien nos quiera y alguien a quien querer."
Ahora Touya estaba pensativo, ahora su rostro mostraba cierta melancolía.
"Ya me tengo que ir Touya. Pero piensa en lo que te dije."
"Adiós Yuki."
"Que te vaya bien amigo."
**************************
La noche lentamente comenzaba a caer sobre la ciudad de Tokyo. En un pequeño apartamento tres amigos mantenían una conversación.
"¿Cómo sigue?" Preguntó Rika.
"Parece que mejor, ya dejó de sudar y su respiración es más pausada." Respondió una preocupada Chiharu.
"¿Qué será lo que le dio?" Preguntó Yamasaki.
"No lo se. Pero me tiene muy preocupada, todo sucedió muy repentinamente."
"Rika, tu me decías algo sobre ella justo cuando Takashi entró."
"Ohh si, ¿te acuerdas cuando de niñas de quien creíamos que Tomoyo estaba enamorada?"
"Si, lo recuerdo."
"Pues es verdad, la misma Tomoyo me lo confirmó."
"¡¿En serio?!" exclamaron al mismo tiempo Chiharu y Tamasaki.
"Pero la pobre sufre mucho por ese amor. Hubieras visto cuando hablamos de eso. Se me partía el corazón de solo verla."
"¿Fue por eso que se fue del país?" Preguntó Chiharu.
"Así es, por eso se fue."
"¿Pero si la amaba tanto, ¿por qué nunca le dijo nada? ¿y por qué dejó que se quedara con otro?" Interrogó Yamasaki.
"Si serás tonto Takashi. No sabes nada de lo que siente una mujer, y parece que no conocieras a Tomoyo. Ella solo quería que su amor fuera feliz, aunque no fuera con ella. Realmente admiro a Tomoyo por eso."
"Sacrificó su felicidad por la de la persona que ama."
Las chicas estaban llorosas por la triste historia de amor que envolvía a Tomoyo. Pero Yamasaki estaba pensativo hasta interrumpió a las chicas con una reflexión.
"Pero la última vez que la vi no estaba muy feliz."
Las chicas se miraron. Yamasaki tenía razón, tiempo después de que Tomoyo dejase el Japón, la persona que amaba no era feliz, de hecho, todo lo contrario estaba literalmente destrozada. Eso las puso más triste aún, pues ahora comprendían que el sacrificio de la joven diseñadora había sido en vano.
"S . a . k . u . r . a."
Una débil y temblorosa voz las sacó de sus cavilaciones mientras volvían a ver de donde venía la voz. Era Tomoyo que había despertado y se encontraba de pie detrás de ellas y evidentemente muy débil todavía.
"Tomoyo, ¿qué haces? Debes descansar." Una muy preocupada Chiharu corría al lado de ella.
"Es una de las razones por la que acompañé a Rika hasta aquí." Dijo Tomoyo que se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo. "Necesito saber. . . donde. . . está. . ."
"No digas más. No estas bien, deberías descansar. Luego hablaremos con más clama."
"Terada tiene razón Daidouji. Mejor quédate esta noche y mañana conversaremos todo lo que quieras."
Tomoyo miró a Yamasaki, se podía notar en sus ojos un infinito dolor y antes de que pudiera decir algo más se volvió a desmayar.
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La luz de la mañana se colaba por las ventanas, iluminando tenuemente aquella enorme habitación. Un rayo de sol cayó justamente en su rostro lo que la obligó a despertarse y unos ojos verdes lentamente se abrieron. Se sentía muy rara, como si fuera la primera vez que abría los ojos. Lentamente se levantó y notó que no estaba sola, alguien estaba allí con ella. Lo miró y sonrió, se sentía extrañamente calmada como hacía mucho no se sentía. Con cuidado de no despertar a Eriol, Sakura se acercó y acariciando levemente su rostro para luego besarlo en la frente. Su dedos recorrieron el largo cabello negro de su acompañante al que le regaló una sonrisa.
Pero al mirar su rostro una vez más recordó lo que había pasado esa noche. La calma que sentía hace un momento se esfumó totalmente, ahora se sentía avergonzada, triste, sucia, se sentía terrible ¿Como es que pasó? Ahora miraba con espanto al joven inglés que aún dormía en su cama. Lentamente caminó al baño tratando de no hacer ruido para no despertarlo, una vez adentró cerró con llave.
Allí ella se derrumbó, arrodillada y contra la puerta empezó a llorar, cogiéndose de la cabeza como si tratara de rompérsela. Su mente era un hervidero de pensamientos y su corazón latía débilmente llena de emociones.
"Perdóname. Por favor. Perdóname. . . yo no quise. . . no quise. . . te traicione. . . de nuevo."
Era lo que susurraba entre lágrimas. Era un lamento que duró unos minutos. Llorando allí en el piso junto a la puerta.
En su mente repetía lo que había pasado en la noche una y otra vez. Y cada vez que lo repasaba se sentía peor. Ahora si que se sentía como una traidora de la peor calaña, si antes pensaba que tal vez era una mala persona, en esos instantes estaba más que segura. Había traicionado a su corazón, a Eriol, a Kerberos, a Yue, a ella misma pero peor que todo eso. . . había traicionado a su amor, había traicionado a la persona que amaba. En su mente trató de buscar una excusa. Simplemente habían sido víctima de las circunstancias; se sentía muy mal y Eriol había estado allí para consolarla, ¡y vaya que si la consoló!, habían estado en el lugar y momento equivocados.
Pero nada de eso la hacía sentir mejor, sabía que había cometido un error, un terrible error, ¿cómo podía volver a mirarlo a la cara? ¿Qué dirá Kero o Yue? A su mente volvió el sueño que había provocado todo eso, su tristeza había quedado a un lado para sentir verdadero terror. ¿Y si eso era lo que quería decir su sueño? No, no puede ser. No podría soportar que esa persona muriera y más si era su culpa. Pero igual ya todo era su culpa, desde un principio. . . desde hace 6 años. El daño estaba hecho.
Como pudo se puso de pie y se dirigió a la ducha, entró allí y dejó correr el agua, agua fría. Se sentía un poco mejor, era reconfortante sentir el recorrer del agua por su cuerpo, no era ofuro pero cumplía su cometido, trataba de organizar su mente para poder pensar una solución. Al terminar el baño su mente estaba un poco más calma y trató de pensar mejor las cosas. Tomó una toalla y comenzó a secarse.
Con respecto a lo de Eriol no podía hacer nada hasta que hablase con él, no sabía que podría pasar pero de seguro podrían arreglarlo como adultos. Pero con respecto a sus otros sentimientos tardó más en buscar una salida: la buscaría, buscaría esa persona, tenía que estar segura de que estaba bien y tratar de que su sueño no se volviera realidad. La iría a buscar cuando terminara semestre, al fin y al cabo solo le quedaba una semana, podía esperar y después de la fiesta podía hacer aquel viaje.
Con un plan en mano, abandonó el baño. Eriol seguía dormido. Lentamente se visitó con su uniforme, después de todo tenía clases y un examen. Antes de salir de la habitación se acercó a Eriol y le volvió a besar en la mejilla.
"Arigatou."
Después de eso abandonó la habitación mientras lentamente Eriol abría los ojos.
Sakura bajó las escaleras y se dirigió a la cocina. Allí se encontró con todos: Nakuru, Spinnel, Yue y Kerberos.
"Buenos días." Saludó ella de manera inexpresiva.
"Buenos días." Respondieron todos al unísono a excepción de Kerberos que la miraba recelosamente.
"Sakura que fue lo que. . ."
"Ahora no Kerberos. Hoy tengo muchas cosas que hacer y ya voy tarde."
Interrumpió la Maestra de Cartas a su guardián. Mientras ella preparaba su desayuno los demás tenían una ligera conversación en el comedor.
"Kerberos, tu que si no tienes tacto." Exclamo Spinnel.
"Estoy muy preocupada por ella Spi. Quiero saber que es lo que le pasa."
"Pero hay formas de hacerlo sin ser tan irrespetuoso. A una chica hay que hablarle con delicadeza, sobre todo cuando se trata de estas cosas." Dijo la identidad falsa de RubyMoon.
"Además es decisión de ella decirnos o no. Tu impaciencia solo puede causarle más dolor y ponerla en una situación incomoda."
Todos callaron cuando Sakura salió de la cocina con su desayuno y lentamente comió ante la mirada silenciosa de los demás.
"Podrían dejar de hacer eso. Me pone nerviosa."
"Lo sentimos Sakura. Ya nos vamos, ¿verdad?"
Nakuru miró a todos y lentamente se marcharon a excepción de Yue.
"¿Te encuentras bien mi señora?"
"No. Me siento fatal pero ya se lo que tengo que hacer."
Respondió Sakura, mientras el antiguo Juez de las Cartas Clow abandonaba el lugar en silencio. Una vez hubo terminado su desayuno, llevó los platos a la cocina, tomó sus útiles escolares y salió de la mansión para dirigirse a la universidad.
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Una vez hubo salido de la habitación él se levantó de la cama. Definitivamente todo aquello había pasado muy rápido y no encontraba las razones del por qué. Estaba sentado al borde de la cama, pensando, en que momento creyó él que era buena idea. No encontraba las respuestas para nada, simplemente no tenía excusa, se había comportado como un canalla. ¿Cómo pudo hacer eso a su amiga? La había acogido para protegerla y había hecho todo lo contrario, se había aprovechado de ella. Siempre se consideró todo un caballero, y bastó una mirada para tirar todo por la borda. Debía hablar con ella, tenía que aclarar las cosas. . . ¿aclarar que? Era muy obvio lo que había pasado, cuando debió detenerse no lo había hecho.
Lentamente se puso de pie y se vistió con sus ropas que yacían al lado de la cama.
Tal vez no había sido de todo malo, después de todo se lo agradeció. Eso no importa, el caso es que se aprovecho de la situación y de ella.
Abandonó la habitación y bajó las escaleras. En el camino se encontró con todos. Nakuru y Spinnel lo miraban con preocupación, Kerberos lo miraba como si fuese un pervertido y Yue. . . bueno Yue solo estaba ahí.
"Nunca pense eso de ti Eriol. Creí que eras un amigo y resultaste ser un traidor."
Grito la Bestia de los ojos Dorados mientras cambiaba a su forma original. Spinnel y Nakuru inmediatamente salieron a su defensa adoptando sus formas reales.
"¿Cómo te atreves a amenazar a mi señor Eriol?" Recriminó RubyMoon.
"Quítense de mi camino. Pagará por lo que le hizo a Sakura."
"Nunca. Yo juré protegerlo. . . aunque fuera de ti."
"Lo mismo hice yo con Sakura. Y este desgraciado se atrevió a tocarla. Debe pagar."
"Es mejor que te calmes Kerberos. Eres tu quien comete la equivocación." Interrumpió Yue.
"No Yue. Kerberos tiene razón, me comporte como un traidor." Dijo al fin Eriol con toda seriedad y franqueza.
"¡¡Pero mi señor!!" Exclamaron con sorpresa RubyMoon Y SpinnelSun.
"Ya lo oyeron. Háganse a un lado para que le dé su merecido."
"A nuestra dueña Sakura no le gustará que te tomes atribuciones que no te corresponden."
"¿Que quieres decir Yue?" Cuestionó la Bestia del Sello con furia en los ojos.
"Esto es algo que debe solucionar ella y solamente ella. Creo que ya te lo había dicho anoche. Deberías esperar que dice nuestra dueña al respecto."
Aunque a Kerberos no le gustara, Yue tenía razón. . . como siempre y eso lo puso más molesto aún. Sin embargo no dijo nada, solo se dio vuelta y se dirigió al jardín.
"No debiste hacerlo Yue." Dijo la reencarnación de Clow.
"Solo lo hago por mi ama Sakura."
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"Este mundo y su gente apesta."
Eran las palabras de un muchacho de unos 22 años de cabellos negros, piel canela y ojos cafés, con rasgos latinos y con rostro que expresaba molestia.
"Hijo, tienes una llamada." Anunció una mujer de unos 40 a 50 años, que usaba lentes y que demostraba alegría.
"¿Es la muerte?"
"¡Que es esa forma de hablar jovencito! Ya sabes que. . ."
"¿Es o no es?"
"Por supuesto que no, es . . ."
"Entonces no me interesa."
"¡Ya deja de comportarte como un niño! Te llama Carolina."
El semblante del muchacho cambió para denotar sorpresa ante el anuncio de su madre.
"¿En. . . en serio?" digo con voz nerviosa.
"Así es. Mira, aquí esta el teléfono."
El joven tomó el teléfono y lo miró antes de responder.
"¿Carolina?"
"¡Hola Ricky! ¿cómo has estado?"
"Bien, bien. Que grata sorpresa, hace años que no te escuchaba. Creí que ya te habías olvidado de mi."
"Pues para que veas. Te dije que siempre te recordaría."
"Y a que debo el honor de tu llamada."
"Para saludar, para saber como sigues y para contarte que estoy en la ciudad."
El muchacho de ojos cafés sentía su corazón acelerar a cada momento, pero el anuncio si que lo deja al borde de un infarto.
"¿En serio? Eso. . . eso es muy. . . bueno." Dijo sin saber exactamente que decir.
"Me gustaría que nos viéramos, si es posible. Quisiera hablar contigo."
"Claro, claro. A mi también me gustaría verte, dime donde y cuando que allí estaré."
El sol golpeaba su rostro, el aroma del mar se alcanzaba sentir. Los recuerdos de una vida pasada habían llegado a su mente de manera inesperada, como si esa tierra que no era la suya lo llamara. Hacía tiempo que no sentía el sol sobre sí desde hacía dos años y aquello era una experiencia acogedora.
Vistiendo como siempre su gabardina negra, caminaba por las calles de aquella ciudad costera buscando una persona, una persona que era especial. Lo había sentido hacía un tiempo y ya era hora que despertara pues el tiempo de su ascensión estaba por llegar.
Era una zona de clase media - alta en la ciudad de Barcelona, se encontraba al frente de la casa donde la persona que buscaba vivía y sin siquiera llamar a la puerta la abrió dándole una patada, entró como Pedro por su casa, rápidamente buscó la puerta que daba al jardín de atrás. En el jardín había una piscina de tamaño medio y aun costado de ésta se encontraba una pelirroja de piel canela, delgada, joven de unos 15 años y de apariencia sexy, pues traía puesto un bikini y parecía tomar el sol.
El invasor lentamente se acercó a ella y se sentó en una de las sillas libres. Se quedó allí mirándola, parecía que ella se había quedado dormida tomando el sol.
"Si vas a robar algo. Adelante no te voy a detener solo trata de no hacer mucho ruido."
Fueron las palabras de la joven que parecía despreocupada ante la persona que había entrado a la fuerza a su casa.
"¿No vas a intentar detenerme?"
"No."
"¿Y como por qué no lo quieres intentar?"
"No vale la pena. De seguro eres más fuerte que yo, estas armado y porque me da pereza. Prefiero seguir tomando el sol."
"¿Pereza?" Preguntó el otro interesado ante la repuesta de la niña.
"¿Acaso estas sordo? Si me da pereza. ¿Acaso no piensas llevarte nada?"
"Claro que me voy a llevar algo. Yo he venido por ti."
La joven que hasta ahora había estado impasible, se levantó y en su rostro había miedo y preocupación. Pero su miedo pareció desaparecer al ver el rostro del invasor.
"Es guapo."
El otro solo sonrió y la pelirroja se preocupó de nuevo al ver maldad en su expresión y sobre todo en sus ojos. Se levantó y trató de correr pero el muchacho de ojos cafés la agarró de los cabellos y la lanzó a la piscina. Una vez la muchacha salió del agua preguntó.
"¿quién eres?"
"Bueno eso tiene muchas respuestas. Mi nombre es Ricardo, represento a la ira pero puedes llamarme maestro."
Un aura obscura comenzó a emerger de Ricardo, una tormenta pareció envolver la casa y rayos azotaban el cielo desgarrándolos.
"Facere invocare ad obscurus poteres de peccatum. Emergere pigritia."
Un gran golpe de energía cayó sobre la joven pelirroja que gritaba desesperada mientras los poderes de la obscuridad la comenzaban a llenar. Sentía que su cabeza iba a explotar, sus entrañas ardían y sentía que su corazón se hacía literalmente pedazos. Aquel tormento duró un minuto aproximadamente.
El cuerpo de la pelirroja cayó a los pies del malévolo joven que la miraba impasible.
"Ponte de pie, hija mía."
Lentamente la joven comenzó a recobrar la conciencia, comenzó a levantarse despacio hasta que estuvo erguida totalmente. En sus ojos no parecía haber expresión alguna.
"¿Entiendes la misión?" preguntó él.
"Si, mi señor."
"¿Quien eres?"
"Jessica Torres de la Rosa. Para servirle."
El bikini de la joven comenzó a desaparecer y un traje apareció en su lugar. Tenía una blusa negra de cuello alto y cerrado, una falda corta que le llagaba a medio muslo de color rojo, medias de seda negra y calzaba unos botines igualmente negros. En sus ojos se pudo apreciar como su alma parecía volver.
"Es hora de irnos."
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Touya llegó a su apartamento totalmente agotado, se dirigió a la cocina por algo de beber. Luego se dirigió a la pequeña sala y se dejó caer en el sofá. Su mente divagaba con imágenes del pasado y las palabras de Yukito resonaban con ellas.
"Lo que pasa es que tienes miedo."
"¿Miedo? Y como a que le tengo miedo según tu."
"A perder de nuevo a los que quieres. Como pasó con Sakura y tu padre."
Él tenía toda la razón, no podía dejar el pasado y eso le evitaba seguir hacia el futuro. Sin embargo, no iba a abandonar su familia para poder hacerse de otra. Tomó una decisión lo intentaría de nuevo, tal vez no lograría nada pero tenía que probar.
Corrió la mesa central y los sillones para hacer espacio, cerró los ojos y se concentró. Un viento helado comenzó a llenar la habitación. Su cuerpo empezó a brillar y a levitar a unos centímetros del piso.
Todo se veía extraño y gris. Los límites de la realidad aparentemente no existían y las reglas de la naturaleza no parecía tener sentido. Podía ver gente caminando, corriendo, saltando. . . traspasaba muros como si no existieran y se movía como si flotara. Estaba en el plano de los espíritus, era algo que había aprendido hacer ya que poseía magia espiritual. Hacía unos años se había encontrado con unos médium que le enseñaron algunas de sus artes y le dijeron que viajar por el plano espiritual era la mejor forma de buscar a alguien, pero debía tener mucho cuidado porque podía quedar atrapado allí si algo salía mal.
Solo lo había intentado una vez, pero no pudo hallar nada que le sirviera para encontrar a Sakura. Pero ahora su magia espiritual era más poderosa y tal vez tendría más suerte.
Se movía rápidamente, las distancias no eran nada pero buscar entre tanta gente parecía ser algo imposible. Como buscar un aguja en un pajar. De repente pudo sentir un gran poder y pensó que podía ser de Sakura así que se dirigió hacia allí. A medida que avanzaba pudo ver un destello a los lejos pero una voz detuvo su avance.
"Hola muchachote. ¿Qué te trae por acá?"
Era una mujer. Tenía los cabellos negros, los ojos de color violeta y la piel supremamente pálida. También estaba muy maquillada, tenía sombras muy obscuras sobre sus ojos y sus labios estaban pintados de negro. Su cuerpo era bastante provocador, las curvas de su cuerpo eran muy sugestivas además de la forma en la que se movía. Aquella presencia lo tenía inmóvil. Una gran aura maligna la cubría y emergía de aquella mujer.
"Tal vez quieras jugar un rato conmigo."
En un segundo arremetió contra él. La expresión del rostro de la mujer había cambiado, grandes colmillos se podían ver en su boca y sus ojos tenían una expresión más felina. Retrocedió tanto como pudo pero la joven era más rápida y con un movimiento de sus manos le intentó arañar.
Su cuerpo cayó pesadamente contra el suelo. Había sido una experiencia aterradora y le tomó un tiempo recobrar el aliento. Nunca se había encontrado algo así en toda su vida. Trató de levantarse pero su brazo izquierdo le dolía. Lo miró y pudo ver una gran marca de garras que se extendían profundamente por su piel, le ardía y sentía como si le comiesen la carne.
"Creí que no me podían hacer daño en el plano espiritual."
En una ciudad que se alzaba a las orillas del Támesis, la mujer de ojos violetas reía divertida mientras su mirada se posaba en la mansión que tenía en frente de ella.
"Este juego se pone divertido cada vez más."
Notas de la autora: Más y más largos ^^;. Este es el final del 5 capítulo de esta serie. Los que no me habían querido matar hasta ahora de seguro que ya quieren. De seguro me odian por los eventos relacionados entre Eriol y Sakura, lo siento pero como dije antes todo tiene una razón y que cuando uno esta triste comete cada estupidez. Me imagino que algunos ya sabes que es lo que piensa Sakura, aunque espero que aún no, eso es una sorpresa de más adelante. Me imagino que he creado más dudas que respuestas, y también creo que esto se esta enredando un poco. Espero poder arreglar esta maraña en la que me metí. Al menos me deben agradecer la presencia de Touya, aunque su encuentro con la dama no fue muy amigable. Y la pobre Tomoyo, pobresita no merece que le pase esto. Soy una mala persona buua. . . pero a veces la gente más noble es la que tiene que sufrir. Recen para que su destino no sea morir.
Ofuro: Es el baño tradicional de Japón, en la que se llena una gran tina con agua. En gran parte de Europa el agua es muy escasa y no se pueden hacer esas gracias, además es muy costosa. Por eso en Francia no se bañan tan seguido y compran tanto perfume. ^.^'.
Me encantaría que me escribieran dando su opinión al respecto o críticas pero que sean constructivas a johanna_kat@yahoo.com o a jkattyj@hotmail.com
Copyright!!! Los personajes que conozcan son por supuesto de Card Captor Sakura y son creación de CLAMP, Kodansha, etc. Lo demás son de mi propia creación al igual que la historia es original mía, cualquier parecido con cualquier otro fic es pura coincidencia o simplemente que me influencie por ello.
