CAPÍTULO 7: SÁBADO EN LA NOCHE
Habían sido unos días normales, por fin. Después de tantos eventos extraños la normalidad caía de perlas entre los habitantes de la gran mansión, aunque no todos estaban del todo normales. Sakura parecía ser la más afectada, seguía con la misma actitud impasible pero no de la misma forma de antes. Antes Sakura parecía no tener sentimientos pero ahora hacía gala de una infinidad de emociones pero claro sin dejarlos ver, habría que ser un gran observador para notarlos. El otro que se comportaba un tanto diferente era Kerberos que había tomado una actitud muy sobre protectora acerca de su dueña, sobre todo con Eriol porque a pesar de las explicaciones de la Maestra de Cartas se podía notar cierta chispa entre ambos. Y hablando de Eriol, él se comportaba igual, solo algo diferente en presencia de Sakura. Ella había tenido razón: las cosas serían diferentes. Eran algo más cariñosos entre ellos que antes pero claro en su particular y única manera. A Sakura de vez en cuando se le escapaba una que otra sonrisita en su presencia y Eriol pues era atento, muy atento. . . más de lo normal, pero eso no parecía incomodar a nadie, bueno tal vez solo a Kerberos.
"¿Qué haces Sakurita?" Preguntaba la Bestia del Sello con somnolencia a pesar de que el día estaba ya avanzado.
"Arreglo las cosas para el viaje, ya llamé a la línea aérea y tengo los pasajes para mañana en la madrugada."
"¿Y te vas a llevar todo eso? Parece que nos fuéramos a mudar."
"Si todo sale bien no volveremos Kerberos. Es difícil pero tengo la esperanza." Exclamó Sakura con tono soñador.
La hechicera oriental organizaba sus ropas en las valijas, realmente tenía muchos vestidos todos muy elegantes. Eran los vestidos que, a lo largo de los 4 años y medio que llevaba viviendo con Eriol, había ido comprando. Algunos se los había obsequiado el inglés pero la mayoría los había comprado ella misma porque cuando llegó a Inglaterra se dijo a si misma que no se convertiría en un parásito que viviría a costa del a fortuna de la familia Hiragizawa.
Había trabajado en muchas cosas; mesera, niñera, digitadora, etc. Pero uno de los trabajos que más le remuneró fue cuando trabajó de secretaria para una gran multinacional, era muy eficiente y le pagaron muy bien. Otra parte de la ya gran fortuna de Sakura la sacó de los premios que había conseguido como gimnasta, en los muchos eventos nacionales e internacionales a nivel europeo en los que había participado, nunca se le ocurrió que ser una gran gimnasta fuera tan remunerativo. Otro factor fue la gran contabilidad de su dinero en la que le ayudo Eriol y unos consejos y ayudas para invertirlo en la bolsa de valores le habían ofrecido un gran sustento económico, y como poseía una beca universitaria ni siquiera en eso debía gastar. Al menos en ese aspecto le había ido muy bien.
Sakura seguía sacando sus vestidos del armario y organizándolos con cuidado. Hasta que se encontró con uno que le causó nostalgia: era un vestido blanco, con pétalos de flor de cerezo finamente bordados, bellamente confeccionado con hilo de oro y de tipo innegablemente chino. Enterizo, de cuello cerrado, sin mangas y su falda era larga hasta los tobillos pero con un gran escote que iba hasta casi la cintura en ambas piernas. Era el vestido que Shaoran le había regalado por motivo de su cumpleaños cuando vivió con él. Una sonrisa se dibujo en el rostro de Sakura y lo abrazó con cariño.
"Ohh! Shaoran. . . te extraño."
Realmente extrañaba a Shaoran, pero no podía corresponderle como se merecía. Una lágrima recorrió su mejilla mientras su mente se llenaba de los muchos recuerdos felices que había compartido con él, hasta cierto punto lamentaba que se hubiera terminado pero así tenía que ser.
"Sakura. . . Sakura. . . ¡SAKURA!"
"AYYYY!!!"
Al escuchar el grito de Kerberos la sacó bruscamente de sus pensamientos haciendo que se fuera de espaldas y cayera al suelo.
"¿Qué te pasa Kerberos? Porque me asustas así."
"Pues porque te estaba llamando hace un tiempo y no me escuchabas." Exclamó molesto.
"Pero no tenías que gritar." Dijo mientras se ponía de pie. "Pero bueno. ¿qué es lo que querías?"
"Te estaba preguntando que ¿qué te vas a poner para la fiesta de esta noche?"
"Tenía pensado salir esta tarde a comprar uno. Nunca he ido a un baile y quiero verme muy bien."
"Espero que no lo hagas por Eriol."
"¡¡Otra vez con eso!!" replicó la oriental. "Estoy cansada de repetirte como son las cosas. Ni siquiera con Shaoran te portabas así de terco."
"Perdona Sakurita. Pero es que lo de ustedes fue algo muy. . . visual. Cuando ocurrió, si Yue no nos hubiera sacado de seguro que lo hacen ahí mismito en frente de todos."
Ante las palabras de verdad del pequeño Kero, a la Maestra de Cartas se le subieron todos los colores y cambiaba entre todos los tonos del rojo.
"¡¡KERO!! Pero que cosas dices."
Estaba supremamente avergonzada, más que en toda su vida y se cubrió el rostro con sus manos; porque ahora que lo mencionaba el guardián sus demostraciones de afecto en Eriol esa noche no habían sido casi del todo íntimos. Ni si quiera había notado que tanto Kero y Yue como Ruby y Spinnel estaban presentes cuando sucedió. Que situación tan bochornosa.
"Lo siento Sakurita. No quería avergonzarte."
"Si bueno." dijo tratando de recobrar la compostura. "Más bien ayúdame a terminar de empacar." Aún ruborizada y con voz algo nerviosa.
"Esta bien. . . oh una cosa. ¿también te llevarás los muñecos?"
"Por supuesto que sí. Tu sabes lo mucho que significan para mi."
Sakura dejó de empacar un momento y se acercó a los muñecos que yacían en la cama. Tomó la que parecía un ángel. La miró largamente, contemplándola, absorta en sus pensamientos se sentó en la cama.
"A mi también es la que más me gusta. No porque lo hayas hecho tu, sino por lo que representa."
"Cierto, tienes razón." Se le notaba en su tono de voz cierta melancolía.
Con sus manos lentamente recorrió las facciones de la muñeca, luego la abrazó con fuerzas y susurró.
"Tomoyo-chan. . ."
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Ese lugar era espantoso. Nunca le había gustado estar en un lugar así, era deprimente sin importar que tanto se hiciera para embellecerlo. Era muy solitario y gris pero ¿qué hospital no era así? Al menos su madre y sus amigos no habían permitido que se sintiera sola, y mucho menos desde que Katrina había llegado. Le había pedido permiso al hospital para permanecer siempre con ella sin importar que no fueran horas de visitas.
"¡¡Que flores tan hermosas!!"
"Creí que este lugar necesitaba un poco más de color, además se que te gustan las flores de cerezo. . . ¿cómo es que los llaman aquí? Ahh si! Flores de sakura, ¿cierto?"
"Así es. Son muy bellas y además. . . mmmm huelen muy bien. No deberías molestarte tanto."
"Todo para mi ángel, y nada es molestia si se trata de ti, cariño."
A Tomoyo le gustaba mucho como Katrina se expresaba de ella. A pesar de que ella sabía que nunca le correspondería a su amor, siempre estaba ahí y siempre la ayudaba en todo lo que fuera y más aún que estaba enferma.
"¿Necesitas algo antes de que duermas?"
"No gracias. Todo esta bien." Respondió Tomoyo con una sonrisa. "Pero no deberías quedarte aquí conmigo, deberías ir a dar un paseo. Conoce Tokyo ya que estas aquí."
"Nada mi querida Tomoyo. Me quedaré aquí hasta que te recuperes y salgas. Lo demás no me importa."
Tomoyo volvió a regalarle una sonrisa. De verdad que la bella rusa era muy amable con ella, se le notaba que estaba profundamente enamorada de la diseñadora y que haría hasta lo imposible por hacerla sentir bien.
Katrina acomodaba las flores con cuidado, pero Tomoyo puso su atención en el muchacho rubio que siempre estaba de pie al lado de la puerta. Había estado allí desde que Katrina y Christina habían llegado hace unos días y no le había dirigido la palabra.
"Katrina, ¿puedo hacerte una pregunta?"
"Siempre ¿cómo que sería?"
"¿Quién es él?"
Katrina pensaba que responderle, y su memoria se remontó al día en que habían llegado y se había enterado que Tomoyo estaba hospitalizada. Había sido muy difícil para ella encontrar a su ángel en esas condiciones después de que el inglés le dijera que ella corría peligro.
"Usted no le va ha decir nada a Tomoyo, ¿entendido?"
"Pero señorita Romanov necesito hablar con ella, no ve que es importante."
"Lo importante es que se recupere, ¿acaso no ve su estado? Si le dice una palabra, le juro que la vida que va a correr peligro será la suya." Expresó en tono enérgico y amenazador la joven de ojos verdes.
"Esta bien." Dijo resignado Alexander. "Pero me quedaré cerca, la escoltaré de ahora en adelante y cuando se recupere hablaré con ella, ¿le parece?"
"Bien, entonces es un trato."
De sus recuerdos la sacó la dulce voz de Tomoyo que le cuestionaba de nuevo sobre la presencia de Alexander.
"Él no es nadie importante. No te preocupes por eso, solo concéntrate en recupérate para que salgamos pronto de aquí ¿bien?"
"Katrina!" Repuso en voz insistente e interrogativa.
"Solo es un guardaespaldas. Ya te dije, no te preocupes por eso." La rubia trataba de hacer que Tomoyo no le siguiera preguntado.
"¿Por qué no me quieres decir la verdad?" Exclamó con cierto tono de tristeza en su voz.
De verdad era muy difícil hacer que dejara de preguntar y para Katrina cuando la oriental ponía ese tono de voz simplemente no podía negarse a su suplica. Suspiro.
"Por favor Tomoyo, no te preocupes." Dijo, mientras se arrodillaba al lado de la cama de su ángel. "Todo está bien, solo quiero que te recuperes pronto y que no te pase nada malo."
Tomoyo le sonrió al ver la angustia en los ojos de Katrina. Si ella pensaba que no era importante es porque no debía serlo, así que sería mejor dejar de insistir. Después de todo confiaba en ella.
Con su mano tocó el rostro de la joven rusa he hizo que se pusiera de pie. De nuevo le regaló una dulce sonrisa, esa sonrisa que siempre derretía a la moscovita y que la tranquilizaba mucho. Lentamente Tomoyo se acercó y le dio un rápido y tierno beso sobre los labios.
"Buenas noches Katrina."
En eso se recostó, se cubrió con las frazadas y cerró sus ojos. Ese beso había tomado por sorpresa a Katrina y a lo cual solo pudo sonreír. Cuando volvió en si, miró a Tomoyo como se acomodaba para dormir y le dio un beso en la frente.
"Buenas noches mi amor."
Después de eso apagó la luz y se acomodó en el lugar donde la había sido asignado para que durmiera en la misma habitación.
Tomoyo solo pensaba en salir de ese lugar, no soportaba el ambiente hospitalario. Afortunadamente para ella, Katrina había llegado como caída del cielo pues era ella quien mejor la conocía y era la que sabía lo que más la relajaba haciendo su estadía más confortable y ameno. El afecto de la rubia rusa por ella le daba cierta paz pero lo que más deseaba ahora es que Sakura pudiera estar con ella en ese instante. Sentía que se estaba aprovechando del tierno corazón de Katrina y eso la hacía sentir algo triste pero como bien sabía, sin importar las circunstancias era Katrina la que había decidido permanecer a su lado.
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"No entiendo por que me pediste que te acompañara. Estar encerrado en el bolso no es mi idea de diversión."
"Perdóname Kerberos. Pero necesito tu opinión del vestido que voy a utilizar en la noche, además de que te quejas si cuando era niña solías hacerlo sin chistar."
"Pues porque me había acostumbrado pero hace mucho que no hacíamos esto y ya no me gusta."
"Además te prometí que te compraría un GRAN pastel."
"Solo por eso te acompañé. . . si, pastel!!"
Sakura y Kerberos caminaban por la zona comercial de Londres, obviamente en un lugar muy distinguido y a la altura de su status. No es que fuera una snob que solo puede comprar en lugares exclusivos pero si se tiene el dinero, por que no. Habían caminado alrededor de una hora pero no había visto nada que le gustase, nada que fuera con ella. En ese momento recordó cuando Tomoyo le solía hacer vestidos, siempre le pareció que su amiga hacía trajes un poco. . . raros pero que de alguna forma Tomoyo siempre lograba convencerla para que se los pusiera. La verdad es que sabía la respuesta a eso: no quería ver a Tomoyo triste y mucho menos hacerla llorar; por eso siempre vestía todo lo que ella le confeccionaba, se dejaba grabar a todo momento y recibía con gusto todos esos regalitos que ella solía obsequiarle. . . todo por no perder su amistad y que siempre estuviese a su lado.
"Ojalá Tomoyo estuviese aquí. Ella sabría que vestido usar y seguramente sería ella quien lo confeccionaría."
"¿Dijiste algo Sakurita?"
"¿Hoe?. . . no, nada importante. Solo pensaba cuando Tomoyo me hacía los vestidos." En un momento su vista se fijó en un vestido de una vitrina. "Hey!! Kerberos. Mira, que te parece ese vestido."
"¿Cuál?" dijo el guardián mientras volvía a ver hacia donde Sakura decía. "Ohh! Es muy lindo Sakura, ese si es muy de tu estilo."
"¿Te parece? Si, voy a entrar y probármelo pero casi podría jurar que es de mi talla."
Sakura rápidamente entró al almacén y preguntó por el vestido, era caro pues porque era de diseñador pero tenía el dinero, así que eso no lo importaba mucho. Luego entró a un vestidor y se cambió.
"Sakurita te vez realmente muy hermosa."
"Gracias Kero. Eres muy lindo."
Salió del vestidor y se miró al espejo. Era un vestido en seda, de color rosa, de falda corta hasta medio muslo en dos capas, sin mangas pero con unos guantes no muy largos, de cuello cerrado, su espalda quedaba al descubierto, traía un listón para el cabello y el vestido hacía resaltar muy bien su linda figura pues se amoldaba en ella de una forma muy fina y apenas si sentía que le tocaba la piel.
"Lady, permítame decirle que ese vestido parece que fue hecho para usted. Le queda realmente bien."
"¿Usted cree eso? Es muy bello, me lo llevo. El diseñador debe ser muy talentoso."
"Es de una diseñadora rusa."
Sakura sonrió al verse al espejo de nuevo y luego fue al vestidor para cambiarse. Al salir se acercó a la vendedora y pagó su vestido, luego salió de allí con una inmensa sonrisa en su lindo rostro. Una chica que estaba allí también comprando y que vio a la bella Sakura vistiendo tan hermoso vestido preguntó a la vendedora.
"Disculpe pero ¿quién es la diseñadora del vestido?"
"Permítame un momento mientras miro el registro. . . si, aquí está. Es del sello Daidouji Romanov, diseñado por Daidouji, Tomoyo."
Afuera la Maestra de Cartas estaba muy encantada por el vestido, la alegría que se notaba demasiado y que en su rostro se reflejaba abiertamente.
"Vaya que si te gustó el vestido. Te vez muy alegre, alegre como nunca antes." Dijo el pequeño Kero que se asomaba ligeramente por el bolso.
"¿Se me nota mucho? No se por que, pero ese vestido me llenó de una gran felicidad."
"Ayy niña, quien te entiende pero bueno ¿Ya podemos ir por mi pastel?"
"Aún no Kero. Con tan lindo vestido necesito también comprar zapatos y joyas, así que tendrás que esperar un poco para tu pastel."
"¡¡NOOOOO!! Quiero mi pastel ¡¡YA!!"
"Kerberos. Si te portas mal no tendrás nada, ¿bien?"
"Eres muy mala."
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"No lo niegues Eriol. No importa lo que digas, hay algo entre ustedes dos... algo más que simple amistad." Decía Nakuru mientras Eriol seguía con los preparativos del baile y los del viaje.
"Eso no es cierto Nakuru. No esperabas que después de lo que pasó me comportara como si nada."
"Pero tampoco me vas a negar que hay algo más ahí. Nunca te había visto tan emocionado por salir a una fiesta, y más si es una de snobs que tanto detestas. Así que debe ser por Sakura."
"No estoy haciendo nada especial."
"¡¡Como que no!! Primero compras un nuevo traje, segundo mandas a traer la limosina más elegante de tu familia y tercero la sonrisa de tonto que te traes desde esta mañana."
Eriol solo pudo sonreír ante las acusaciones de la falsa identidad de RubyMoon, tal vez era cierto lo que ella decía pero no todo. Había notado cierta expectativa en Sakura por el baile y bajo su propio juicio debía hacer lo posible para que ella se sintiera especial, aunque también es cierto que ahora sentía un renovado cariño por su amiga pero nada más allá.
Eriol siguió en sus labores sin responder ante las palabras de Nakuru.
"¡¡ERIOL!!" Dijo indignada.
"Nakuru, necesito que me traigas unos libros de la biblioteca. Están al lado derecho de mi escritorio." Exclamó con su siempre sonrisa irónica.
Nakuru cumplió de mala gana, le molestaba de sobre manera cuando su creador le evadía cuando conversaba con él.
"No te ves muy contenta." Exclamó Spinnel.
"Siempre es lo mismo." Le respondió mientras recogía los libros. "Nunca me dice las cosas de frente."
"Pero tu ya lo conoces. Lo hace para molestarte, además cuando se trata de Sakura es muy reservado."
"Lo se. Pero me gustaría que aceptara que siente por Sakura más que amistad." Dijo mientras se apoyaba en la mesa.
"¿Es que acaso te consta?"
"Claro. Todo lo que hace por ella, todos los detalles. . . ¿no los has visto como se arregla para ese baile? Es como si fuera lo más importante de este mundo."
"Creo que estás mal interpretado las cosas." Y luego voló y se posó en una mesita cercana.
"¿Ah sí? ¿y cómo por qué?" dijo molesta.
"Lo que creo es que el amo Eriol quiere ofrecerle a la joven Sakura una hermosa noche, porque quiere que la antigua Sakura vuelva, sobre todo ahora, que está más receptiva. Aunque el amo Eriol a veces es muy frívolo también puede llegar ser muy romántico si quiere. También es el primer baile de Sakura y seguro que quiere que ella lo disfrute." Recuperó un poco de aliento antes de continuar. "Con respecto a sus sentimientos, también he notado el cambio en él, pero no creo que sea porque se esté enamorando de la joven Sakura sino que ahora siente un nuevo cariño por ella, sobre todo después de esa noche pero nada más. Por eso digo que mal interpretas las cosas."
"Tal vez tienes razón pequeño Spi" Dijo recuperando su alegría. "Mejor le llevo estos libros y tal vez lo convenza de que me lleve al viaje." Y salió de la biblioteca dando brincos.
"Tu nunca aprendes."
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Sakura había llegado a la mansión a eso de las 6 de la tarde. Cuando llegó inmediatamente se dirigió a su habitación y se dispuso a arreglarse para la fiesta, saldrían a las 9 de la noche así que tenía tiempo para hacerlo con calma.
Lo primero que hizo fue tomar un baño, un largo baño. Al salir se secó bien y se perfumó toda, tenía una gran cantidad de fragancias y aceites todos de aromas suaves de frutas y flores. Al salir del baño el pequeño Kero seguía comiendo su pastel que le había comparado la Maestra de Cartas y que había empezado a devorar a penas habían llegado. Lentamente Sakura buscó la bolsa donde traía el vestido, las joyas, los zapatos y la rompa íntima. Así es, esta eso había comprado ya que había decido estrenar de todo esa noche, aunque solo había sido una tanga rosa de encajes de flores pues el diseño del vestido no permitía sostén, así que no llevaría.
Una vez se vistió con mucho cuidado, lo único que le faltaba era peinarse y maquillarse. Esto último no le gustaba mucho, de hecho casi nunca lo usaba pero esta noche si lo haría aunque fue algo suave: unas sombras en los ojos, delineador y un tono rosa pálido para sus labios. Y con respecto al peinado tampoco se hizo uno muy elaborado, pero si con mucho esmero y cuidado. Se lo había dejado suelto y solo el listón que traía el vestido adornaba su cabeza. Con respecto a la joyería, unos pequeños pendientes de diamantes y un brazalete de simple diseño pero hermoso.
"Y bien Kero ¿Cómo me veo?"
El Guardián del Sello de se había quedado dormido después de comer gigantesco pastel. Lentamente despertó, se frotó los ojos y soltó un gran bostezo para luego mirar a su ama. Kero se quedó sin palabras, aunque ya la había visto con el vestido cuando se lo probó, esa visión en frente suyo era totalmente diferente. Realmente se veía espectacular, muy hermosa.
"Creo. . . creo que. . . estas. . . te ves. . . es decir. . ." Tartamudeó sin decir nada realmente.
"Gracias Kero." Interpretando el tartamudeo de su amiguito como que se veía muy bien. "Eres muy lindo."
Entonces se hecho de nuevo una mirada rápida en el espejo para constatar de que no se le olvidaba nada, un giro y se dispuso a salir de su habitación. Abajo en el gran salón principal esperaba Eriol junto a Nakuru, Spinnel y Yue, él también se veía muy bien. Con su traje de etiqueta muy bien elaborado se veía muy apuesto y con su largo cabello negro atado en una cola simple le hacía lucir diferente pero encantador y elegante.
Todos voltearon a ver cuando Sakura se hizo presente en la parte superior de las escaleras. Con un fino caminar lentamente comenzó a bajarlas y con la gran sonrisa que adornaba su rostro se veía sublime, como la más hermosas de las poesías. Eriol se acercó a las escaleras y la esperó abajo con una sonrisa.
"Te vez muy hermosa esta noche." Exclamó el inglés cuando Sakura le alcanzó.
"Gracias Eriol." replicó ella ruborizándose levemente. "Tu también te ves muy apuesto."
"Te tengo un obsequio."
Entonces le entregó una caja, Sakura lo tomó y lo abrió. Era una gargantilla de oro que tenía una estrella como la que adornaba su báculo.
"Ohh! Eriol. Es hermoso." Dijo mientras lo tomaba.
"Permíteme."
Eriol tomó la gargantilla y dispuso a ponerle la joya. Sakura le dio la espalda y se retiró su cabello a un lado para que se lo pusiera.
"Ves que no son cosas mías." Susurró Nakuru a su compañero.
"Estas mal interpretando." Le respondió Spinnel también con un susurro.
Una vez Eriol le puso la gargantilla, Sakura se acercó a Yue.
"Y tu que opinas Yue. ¿Me veo bien?"
"Te vez muy hermosa mi señora." Le respondió con impasibilidad.
"Gracias." Dijo con una gran sonrisa, al parecer la aprobación de Yue le era muy importante.
"¿Vamos?" Dijo Eriol.
"¡¡Claro!!" Respondió entusiasta.
Ambos salieron de la mansión seguidos de Nakuru y Kerberos. Una gran limosina los esperaba afuera, y Eriol como buen caballero le abrió la puerta y le ofreció su mano a Sakura para que pudiese entrar. Ella le agradeció con una dulce mirada y entró seguido del inglés.
Nakuru y Kerberos vieron como se alejaba el lujoso automóvil, y cuando se perdió al cruzar una calle, ellos se miraron con complicidad y adoptaron sus formas reales. Tomaron vuelo y se dispusieron seguir a sus amos.
En la limosina Eriol abrió el minibar que poseía y sacó una botella de champaña que abrió y le ofreció una copa a Sakura. Ella miraba por la ventana con expectativa, pero no tanto por la fiesta sino por le viaje. Regresaría a Japón de donde no debió salir, pero más que todo era por poder volver a ver a Tomoyo. El ofrecimiento de su amigo la sacó de sus pensamientos y lo aceptó con una sonrisa.
"Gracias." Respondió.
"¿Te gustaría brindar por algo?"
Sakura lo pensó un momento antes de contestar.
"En esta noche me gustaría brindar por nosotros."
"A mi me gustaría brindar por ti, Sakura."
Sakura se ruborizó de nuevo, y acepto el brindis. Después de beber de su copa se miraron un rato y luego Eriol rompió el silencio.
"Te ves muy feliz esta noche."
"Lo estoy. Mucho."
"¿Algún motivo en especial?"
Sakura solo le sonrió pero no le contestó y volvió a beber de la champaña pero esto a Eriol no le molestó. Estuvieron en silencio el resto del camino al centro de convenciones donde se realizaría la fiesta. A Sakura se le notaba ansiosa y Eriol no podía quitarle la mirada de encima.
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Comenzaba la luz del alba a asomarse por la ventana, el ligero cantar de las aves llegaban a sus oídos que la despertaron amablemente.
"Buenos días preciosa."
"Buenos días." Respondió Tomoyo mientras bostezaba. "¿Cómo pasaste la noche?"
"Muy bien, como siempre que estoy cerca de ti." Respondió la rusa con una sonrisa. "¿y tu cómo pasaste la noche?"
"También como se puede en un lugar así." Exclamó desanimada. "¿Sabes cuando podré salir?"
El rostro de Katrina reflejaba un poco de tristeza y angustia. Tomoyo lo notó y sintió un frío recorrer su espalda casi podía saber lo que le iba a decir.
"Hablé con los doctores anoche y me dijeron que aún no sabían lo que te está sucediendo. No has presentado mejora desde que te hospitalizaron y tienen miedo de que si te dejan salir puedas empeorar." Hizo una pausa y miró la reacción de Tomoyo, se le veía profundamente triste.
"Ya no quiero estar aquí, tienes que ayudarme a salir."
"Tomoyo, cariño. Tengo miedo de que te pueda pasar algo malo, los doctores dicen que si en una semana no cambia nada podrás salir pero bajo observación médica. Te pido por favor, quédate. Aún estas débil."
"Yo no estoy débil." Dijo la joven de ojos azules. Trató de poner se de pie, pero sus fuerzas le abandonaron y casi cae de no ser por los rápidos reflejos de Katrina.
"Mírate. Ni siquiera te puedes poner de pie, quédate te lo suplico. No te dejaré ni un momento. Cuando mejores te llevaré al Caribe y la pasaremos bien, o iremos a donde tu quieras pero quédate." Exclamó angustiada.
La rubia le ayudó a recostarse y en ese instante Tomoyo rompió en llanto. Puso su rostro en el regazo de Katrina, mojándola con sus lágrimas. La moscovita de ojos verdes la abrazó con fuerzas, tratando de hacer lo mejor para reconfortarla. Como le partía el corazón.
"Buenos días."
Una voz masculina se escuchó en la puerta. Tomoyo alzó la mirada para ver quien era mientras se limpiaba las lágrimas con sus dedos.
"Buenos días Touya."
"Creo que llegué en un mal momento. Mejor vengo más tarde."
"No. Quédate, muchas gracias por venir a visitarme."
"No soy el único."
En eso entró detrás de Touya un joven con lentes, de cabello de un tono gris y una amable sonrisa.
"¡¡Joven Yukito!!"
"Muy buenos días Tomoyo ¿Cómo te encuentras el día de hoy?" Dijo afable como siempre.
"Muy bien, gracias por venir a visitarme." Respondió usando su usual sonrisa. Luego se volvió a Katrina y dijo. "Katrina, ya que voy a estar aquí un tiempo, ¿podrías hacerme un favor?"
"Lo que quieras."
"Necesito que vayas a casa y me traigas unas cosas. Mi diario, mi carpeta de dibujos con mis lápices y unos guantes blancos. Dile a mi mamá, ella te las entregarás."
"En seguida iré. No me demoraré." En eso salió de la habitación despidiéndose de las visitas que llegaban.
Una vez Katrina hubo salido del la habitación, Tomoyo se volvió hacia Touya y Yukito y con una sonrisa se dirigió a ellos.
"¿Y como han estado?"
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Las miradas se posaban sobre la pareja, parecían ser la sensación del momento. Se veían muy bien juntos, eran la envidia de los chicos y las chicas. Los chicas envidiaban a Sakura por Eriol, estaba muy guapo como siempre porque a pesar de que el inglés no estudiaba en la universidad era muy popular y conocidos en los altos círculos sociales de Londres y todas deseaban si quiera bailar una pieza con él. Los chicos por su parte envidiaban a Eriol por tan hermosa mujer que le acompañaba, Sakura captaba la atención de todos no solo por lo bella que se veía sino también porque no parecía ser la que todos conocían. La dulce sonrisa y el brillo en sus ojos que nunca nadie había visto jamás era lo que enloquecían a todos y de verdad parecía ser otra persona.
No habían bailado, estaban sentados en una de las mesas hablando trivialidades y cosas sobre ellos y lo que habían vivido en los últimos años, cosas como 'te acuerdas de cuando. . .' o 'el día que. . .' mientras bebían whisky. Debió pasar como dos horas cuando de repente la sonrisa de Sakura se desvaneció.
"¿qué te pasa?" Preguntó Eriol.
"Es Krestler. Acaba de llegar y te aseguro que me está buscando." Exclamó mientras se cubría el rostro con una mano. "Si me ve, seguro me saca a bailar y no creo poder negarme."
El inglés disimuladamente miró hacia donde miraba su amiga para luego volver a dirigirse a ella.
"¿A caso te molestaría bailar con él? Es muy apuesto." Dijo divertido con una sonrisa.
"Eriol, no es tiempo para tus bromas." Su voz demostraba nerviosismo. "La verdad es que él me cae mal. Es tan superficial, materialista y tan. . . avaro, que me molesta."
"A ti antes eso no te molestaba, de hecho nunca le habías puesto atención a nadie. Y menos tener escrúpulos como para cortarlo."
"Ahora no Eriol. Ayúdame. . . por favor."
Suplicó, y como siempre la mirada y el brillo de sus ojos verdes como el más hermoso jade no permitía a Eriol abandonarla ahora.
"¿Te gustaría bailar Sakura?"
La sonrisa en el rostro de Sakura no se hizo esperar, le parecía muy buena idea ya que seguramente Krestler no se atrevería a molestarlos. Friedrich por su parte, al llegar había echado una mirada rápida buscando a su fräulein, pero al no verla se había dirigido a la barra a tomar un escocés, aún se sentía mal por haber pedido la apuesta y a Sakura como pareja.
Tomaba su trago tranquilamente cuando una mujer de largos cabellos negros se sentó a su lado y le dirigió la palabra.
"Hola." Dijo la mujer.
"Hola." Respondió el alemán sin siquiera voltear a mirar y tomándose un trago.
"¿Qué te pasa? Pareces triste."
"Yo estoy bien."
"No es cierto. Tal vez yo pueda hacer que te sientas mejor." Su voz tenía un todo seductor.
"Mire fräulen no necesito que. . ."
Su respuesta se le quedó en medio de su garganta. 'mein Gott! ¡¡Pero que belleza!!' pensó Friedrich mientras examinaba a la mujer de arriba a bajo. Llevaba un vestido un tanto atrevido por su gran escote y transparencias, en la forma que se encontraba sentada y por como tenía cruzadas la piernas, se las podía apreciar en todo su esplendor pero lo que más llamaba su atención eran sus pechos que se podían ver en ese gran escote además de la mirada traviesa y pícara de sus ojos violeta.
"¿Qué te pasa? ¿te comieron la lengua los ratones?"
"Disculpe mien fräulen." Exclamó mientras cambiaba el tono de su voz. "¿le puedo invitar un trago?"
"Gracias."
Allí estuvieron hablando un largo rato, obviamente el alemán trataba de averiguar lo que más pudiera de la extraña que se le había acercado, pero ella evadía las preguntas con comentarios de "doble sentido", después de un momento él desistió de su intento de al menos saber su nombre y le siguió su juego de comentarios algo subido de tono.
Por otro lado Sakura y Eriol habían olvidado el motivo por el cual se habían puesto a bailar y disfrutaban el uno del otro del momento. No hablaron mucho, solo bailaban lo que duró más o menos otras dos horas hasta que pusieron música lenta y romántica. A diferencia de lo que se podría esperar, ellos siguieron bailando uno muy cerca del otro, después de un par de piezas Sakura se acercó más a Eriol al que abrazó del cuello y apoyo su cabeza sobre su pecho.
"¿Te pasa algo Sakura?"
"Nada. Solo que desearía estar con alguien más."
Luego silencio.
"Perdona si te hice sentir incómodo." Exclamó la oriental con desanimo.
"No te preocupes por eso." Eriol quería preguntarle algo pero se tomó su tiempo antes de formularla. "¿Puedo saber quien es? ¿quién es el dueño de tu corazón?"
Sakura levantó su mirada y sus ojos verdes se encontraron con los ojos azules del inglés. Se le podía ver el amor que sentía por esa persona, eso era obvio, pero había algo más en su mirada, acaso era. . . ¿miedo?
"Tomoyo-chan. . . ella es. . . la dueña de mi corazón. De la persona de quien estoy enamorada."
Una vez dicho estas palabras volvió a bajar la mirada y apoyar su cabeza contra el pecho de Eriol. Él estaba en shock, era una revelación que no se esperaba. Nunca creyó que el amor de Sakura fuera una mujer y mucho menos alguien como Tomoyo aunque claro, eso daba sentido a muchas cosas, sobre todo lo referente a lo de los últimos años y también con ciertas cosas que había notado en ella la primera vez que la conoció en Tomoeda.
"Por favor no me odies. No me temas. Perdóname." Tenía lágrimas en los ojos.
"No digas eso, yo no podría odiarte por eso." Mientras le levantaba el rostro tomándola por la barbilla. "Pero no voy a negar que si me sorprendió. ¿por qué no me lo dijiste antes?"
"Lo siento Eriol no podía, no me sentía capaz sobre todo después de lo que hice. ¡¡La abandoné Eriol!! la dejé a un lado cuando comencé a salir con Shaoran. Seguí adelante y la dejé atrás después de todo lo que ella hizo por mí." En ese instante las lágrimas recorrían abundantemente por sus mejillas. "Por eso me abandonó, por eso me dejó. . . porque la traicioné olvidándola, ignorándola. ¡¡Soy una estúpida!!, ni siquiera me di cuenta cuando se fue, no merecía ni si quiera decir su nombre. Sentía tanta culpa y dolor que mi corazón se hizo pedazos, sin ella me sentía tan sola y vacía. Nada parecía tener sentido sin que estuviera a mi lado, por eso dejé Japón porque sin ella no me quedaba nada y todo a mi alrededor me la recordaba. No pude decírtelo porque me avergonzaba, no por amarla sino por la forma en que la traté."
"Lo siento." Con cariño retiró las lágrimas de su amiga. "Pero ahora entiendo todo. ¿desde cuando la amas?"
"Desde siempre."
"¿Y por qué te quedaste con Shaoran si era a Tomoyo a quien amabas?"
"Porque no lo sabía aún. No me había dado cuenta de lo que sentía, que lo que creí que era amistad en realidad era amor. La amé desde el primer día que la vi; de esos lindos ojos azules que parecían el más fino cristal, dos gemas perfectas que contenían el brillo del mar, dos lindos zafiros; de su hermoso, sedoso y largo cabello negro ébano que bailaba de un lado a otro con su elegante caminar; de su cremosa piel pálida, tan suave, tan cálida que cada vez que me tocaba llenaba mi corazón de gozo; de su melodiosa voz, más dulce que el cantar de un ruiseñor; y de esa siempre adorable y gentil sonrisa que siempre me animó en los peores momentos. Amo cada gesto suyo, cada detalle. Era un ángel, un dulce ángel, una hermosa princesa. Se que parece una locura que siendo tan niña me hubiera enamorado de ella, pero por eso mismo es tan intenso lo que siento, tan sincero, tan puro. Pero era tan ingenua, tan estúpida que no lo note hasta. . ." Dudo antes de continuar.
"Hasta. . ."
"Mejor no, tal vez se haga realidad."
Eriol sintió el temblor en el cuerpo de Sakura, sea lo que sea le causaba terror así que decidió que sería mejor no insistir. Sakura creía que si le decía a su amigo de seguro su sueño se cumpliría y eso era algo que no podría soportar.
"Esa noche en que estuvimos juntos." Continuó Sakura. "Lo que pasó fue que tus ojos azules y tu largo cabello negro me la recordaron y en ese momento solo quise sentir a Tomoyo cerca de mi, amarla con todo mi ser. Siento mucho haberte incluido en mi torpeza. Lo siento."
"Ya habíamos hablado de eso, fue culpa de los dos."
En ese mismo instante mientras hablaban, Friedrich y su extraña acompañante seguían conversando.
"¿Por qué no bailamos?" Preguntó ella.
"No, mejor no."
"O es que acaso quieres bailar con ella." Y le señaló donde Eriol y Sakura bailaban.
El alemán volteo a mirar donde la joven le decía, y por primera vez en toda la noche pudo ver a Sakura. En su cabeza solo puedo pensar de lo bella que se veía, como nunca antes la había visto, parecía otra persona. En ese momento más que nunca quería que fuera suya. Si comparamos a las dos chicas, Sakura y la joven que acompañaba a Krestler, se podría decir que ambas son muy hermosas pero que inspiraban cosas diferentes. Por su lado Sakura en ese momento inspiraba ternura y cariño, por el otro la joven extraña inspiraba los más bajos instintos, pura lujuria.
"Y bien. ¿no vas a ir?"
"Yo. . ." dudo. "Por que molestarla."
"Ohh! Bueno, pensé que tal vez la querías para ti. Creí que lo querías todo, y ella. . . bueno es la más bella."
"Es cierto. Esa fue la razón por la que quería salir con ella, porque lo quería todo."
"Entonces ve." Se susurró al oído. "Te daré esto si logras que baile contigo." Y le mostró un enorme y obviamente costoso diamante.
"Trato hecho." Dijo con una sonrisa y sin dudar.
Friedrich se tomó todo su trago de un solo golpe y se dirigió donde Sakura y Eriol bailaban. Cuando estuvo detrás de ellos tomó el brazo de la Maestra de Cartas y la haló bruscamente hacía si.
"¿Me la permites? Gracias."
"¿Qué haces Krestler? Suéltame."
"No hasta que bailes conmigo."
"Ya escuchó a la dama. Suéltala, ella no quiere bailar con usted."
"No se meta en esto herr Hiragizawa. No es de su incumbencia."
"Ella vino conmigo. Claro que me incumbe."
Eriol le tomó del brazo con la que sujetaba a Sakura tratando de que la soltase. Lo próximo fue que el inglés recibió un golpe seco del teutón en todo el rostro que hizo que sus lentes cayeran al suelo y diera unos pasos hacia atrás para recuperar el equilibrio. Sakura se le acercó preocupada.
"Eriol. ¿Estas bien?"
Antes de que le pudiera responder el alemán volvió a tomar a la oriental del brazo y trató de bailar con ella.
"Suéltame Krestler. Te lo advierto, si no lo haces te va a ir mal."
"Bailaras conmigo te guste o no."
En eso un golpe dio en todo el rostro de Friedrich que hizo que retrocediera hasta la barra junto al lado de la extraña. Sakura estaba sorprendida y parpadeó un par de veces antes de comprender que había pasado. Había mismo Eriol que había dado el golpe al alemán. El rostro del inglés no denotaba furia pero si una seriedad que nunca había visto en él.
"Eriol."
La extraña de cabellos negros parecía divertida por la escena. Entonces se acercó al alemán y con voz coqueta y una sonrisa malévola exclamó.
"Sabes que, si eliminas al joven Hiragizawa te daré otro de estos." En sus manos habían dos de los diamantes que le había mostrado antes.
Friedrich sonrió abiertamente, no podía dejar pasar esa oportunidad de hacerse de tal riqueza. Volvió su mirada hacia el inglés y se abalanzó contra él y lo tumbó al suelo, allí el alemán comenzó a lanzar golpes contra Eriol que con dificultad lograba defenderse pues en su incómoda posición no podía hacer mucho.
A Sakura el movimiento le pareció muy rápido y se quedó quieta un momento, y cuando se disponía ir a ayudar a su amigo una mano la detuvo.
"No intervengas."
Era la voz de la extraña, y antes de que la oriental pudiera refutarle algo, la otra con un movimiento sin esfuerzo de su brazo la mandó a volar por encima de la barra. Sakura se levantó aturdida y sorprendida, ¿cómo podía tener tal fuerza?
¿Quién eres tu?" Preguntó Sakura.
La ropa de la extraña cambiaron dejando su vestido de fina seda por otro hacha de transparencias y encajes, negro como su cabello y al parecer hecha de jirones de tela y que apenas si le cubrían. En su cuello traía un collar de cuero con incrustaciones metálicas al igual que en sus muñecas. Una velo negro salía como una capa desde su espalda hasta sus muñecas.
"Soy tu peor pesadilla." Repuso Kassandra al momento en que arremetió contra Sakura.
Difícilmente pudo esquivarla, y tuvo suerte de hacerlo porque el punto donde impactó su atacante quedó destruido totalmente. Pero antes de que Sakura pudiera hacer algo o al menos pensar algo, otro ataque se materializó contra ella. Trataba de esquivarla lo mejor que podía, no le daba respiro y cada vez los ataques eran más certeros.
"¿Qué pasa escudera? ¿Es todo lo que puedes hacer? ¿Huir?"
Decía siniestramente Kassandra con su mirada violeta de apariencia felina. En ese momento un golpe alcanzó a Sakura en su vientre que hizo que se elevara por los aires y cayera en una de las mesas del lugar. Trató de ponerse de pie pero ese golpe le había hecho mucho daño además de haberla dejado sin aire.
"Usa tu magia. Que esperas ¡úsala!"
Esas palabras sorprendieron a Sakura ¿cómo sabía que usaba magia? Eso no importaba ahora, si no hacía algo la iba a matar. Entonces se puso de pie y la miró desafiante.
"Te arrepentirás." Entonces tomó la llave y la puso al frente de ella mientras aparecía el sello de la estrella a sus pies. "Llave que guardas el poder de mi estrella. Muestra tu verdadera forma ante mi, Sakura. Quien acepto este pacto contigo. ¡LIBÉRATE!" El báculo de la estrella apareció y sus ropas cambiaron a su traje de batalla blanco con rosa.
Kassandra miró divertida como la otra hacía su conjuro.
"Creo que ahora es mi turno."
Y la siniestra mujer de ojos violetas se volvió donde los otros dos peleaban. Eriol había logrado dominar al alemán con una llave y lo tenía prácticamente vencido.
"Facere invocare ad obscurus poteres de peccatum. Emergere rapacitas."
Un golpe de energía obscura comenzó a hacerse presente en el alemán, Eriol pudo sentir la energía llenar a su oponente y lo soltó sorprendido por el inmenso poder que se hacía presente. Rápidamente Eriol llamó a los poderes de la obscuridad y su báculo con el símbolo del sol y la luna apareció en sus manos al igual que su traje de hechicero.
Una batalla sin cuartel empezó. Por un lado Eriol y Friedrich quien con sus nuevos poderes y una espada que envolvía con una luz roja atacaba incesantemente a Eriol. El inglés no había empezado a atacar, solo se limitaba a defenderse mientras pensaba que es lo que pasaba. Pero en esos momentos no podía organizar ninguna idea porque tenía una preocupación más grande que atender y era defender su vida.
El inglés lanzó un contraataque con un muro de llamas que se extendió en el frente de la lucha que hizo que Friedrich detuviera su ataque lo suficiente para que Eriol conjurara un rayo de energía que cruzó el muro de fuego y dio contra el teutón lanzándolo contra uno de los muros del recinto.
"¡Krestler! Esto es una idiotez. Es mejor que se detenga."
"Bromeas ¿verdad?" respondió mientras se recuperaba del ataque. "Esto es divertido, además unos hermosos y grandes diamantes me esperan su logro eliminarte."
En eso el alemán puso su espada en frente de él, y murmurando unas palabras la misma empezó a brillar y una nube negra comenzó a rodearla. Friedrich apuntó con su espada al inglés y un potente rayo negro emergió de ella, levantando el suelo a su paso. Rápidamente Eriol puso una barrera en frente de él pero no sirvió de nada pues el ataque la traspasó como si no estuviese allí. Con gran habilidad y suerte logró esquivarla.
"Vaya. Creo que Sakura tenía razón con respecto a los entrenamientos." Murmuró Eriol con su respiración agitada y una sonrisa.
En el otro lado Kassandra también causaba grandes problemas a La Maestra de Cartas. No le había permitido atacar y grandes cortadas causadas por las filosas uñas de su atacante empezaban a lacerar su piel.
"¡THE SHIELD!"
Sakura lograba detener un ataque, lo suficiente pera ponerse a la ofensiva. Con velocidad "The Watery" y "The Firey" emergieron del báculo de la Maestra de Cartas, pero Kassandra logró detenerlas eficazmente y con aparente facilidad.
"Tendrás que hacer algo mejor que esto."
Kassandra se lanzó al ataque de nuevo y traspasó el poder de "The Shield" logrando impactar directamente a Sakura que cayó de espaldas gravemente herida y escupiendo sangre.
"¡KRESTLER! Acaba con ella."
El alemán dejó su ataque contra el inglés y se dirigió inmediatamente a obedecer su orden. Eriol trató de detenerlo pero Kassandra le corto el paso al interponerse en su camino.
"Tu eres mío."
Exclamó la joven de cabellos negros. Eriol le iba atacar, pero no se pudo mover. Sus ojos azules se habían perdido en los ojos violeta de la otra, los cuales brillaban con un aura obscura. El inglés estaba totalmente hipnotizado e indefenso, lentamente Kassandra se acercó a su presa, le acarició el rostro y le besó en los labios apasionadamente.
"Es una pena. Eres una delicia."
Los colmillos de Kassandra crecieron y rápidamente mordió el cuello del inglés y comenzó a succionarle la sangre. Al mismo tiempo el alemán se acercaba amenazaste con su espada a la indefensa Sakura que trataba alejarse arrastrando.
"No hagas esto Krestler. Cometes un error."
"Tu misma te buscaste este destino al despreciarme, además me ofrecieron unos hermosos diamantes por acabarte."
"¿Lo haces por dinero? ¿Acaso eres idiota?"
"Sería idiota si no aceptara. Auf Wiedersehen mein fräulein."
Friedrich se dispuso a dar la estocada final, pero algo que parecía ser un lanzallamas le hizo retroceder alejándose de Sakura. Igual Kassandra tuvo que soltar a Eriol cuando unas dagas de cristal morado casi le dan. Eriol cayó al piso y casi se desvanece por la perdida de sangre, pero logró permanecer consciente y ver quien le había salvado la vida.
"RubyMoon ¿qué haces aquí?"
"Parece que salvarte la vida." Respondió mientras volaba cerca de su creador.
Sakura que tenía su visión nublada por la debilidad también pudo notar quien le había salvado.
"¡Kero! Gracias por salvarme."
"¿Te encuentras bien Sakura?" Preguntó la Bestia del Sello.
"Solo algo débil. Ten cuidado son muy fuertes."
En ese instante Kerberos y RubyMoon se volvieron amenazantes ante los que casi eliminan a sus maestros.
"¿Quiénes son ustedes?" Replicó Kerberos con furia en su voz.
"Vaya, vaya. Llegaron unos invitados inesperados, será mejor dejar esta lucha para otro día." Dijo Kassandra con tono divertido.
En ese instantes una nube de murciélagos comenzó a envolver a los dos atacantes para luego desaparecer entre las sombras de la noche.
Kerberos y Ruby ayudaron a Eriol y a Sakura a ponerse de pie quienes se apoyaban en sus báculos. Su magia se había debilitado y sus trajes de batalla habían desaparecido, otra vez vestían los mismos trajes que traían.
"Será mejor que nos vayamos de aquí." Exclamó Eriol.
"Es buena idea pero ¿y ellos?"
Los cuatro miraron a su alrededor y apreciaron los destrozos que habían provocado, al igual que la gente que los miraban temerosos, los pocos que no habían huido. Eriol y Sakura se miraron.
"Esta bien. Yo les borro la memoria pero tu les inventas un nuevo recuerdo." Dijo Sakura mientras se aferraba a su báculo y cerraba los ojos mientras hacía un esfuerzo final para ejecutar el conjuro. "¡Oblivium!"
Una luz azul se comenzó a formar en la punta de su báculo que luego se extendió a lo largo del recinto y que golpeó a los presentes dejándolos en trance.
"Tu turno." Le dijo Sakura a su amigo.
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Ya eran las 2 de la madrugada cuando llegaron a la mansión, estaban exhaustos y solo querían descansar después de esa difícil e inesperada batalla. Había sido una suerte que Kerberos y Ruby hubieran aparecido en ese momento porque de lo contrario ya estarían muertos.
Ya se disponían dirigirse a sus habitaciones cuando el teléfono sonó. Sakura con desgana y cansancio contestó el teléfono.
"Residencia Hiragizawa. Habla Sakura."
"..........................."
"¿Shaoran? ¿Eres tu? ¡Que alegría volver a escucharte! ¿Cómo has estado?" exclamó con animo a pesar de sus heridas.
"..........................."
"¿Cómo?" Su anterior sonrisa se desvaneció y Eriol le miró interrogativo.
"..........................."
La impresión de Sakura se podía apreciar, lentamente dejó caer el teléfono que cayó al suelo. En el rostro de una paralizada Sakura se podía notar la angustia y algo de miedo.
Notas de la autora: Ufff!! Al fin terminé este episodio. En mi humilde opinión es el que más he disfrutado escribir por los sentimientos de Sakura. Al fin lo dije!! De frente y sin rodeos. Como se habrán podido dar cuenta ya es hora de que el joven y apuesto Sahoran reaparezca y tome su importante papel en este asunto. Touya y Yukito también hicieron una breve aparición, se que quieren más de ellos pero todo a su tiempo ^^; La pobre Tomoyo atrapada en ese hospital, y eso que los detesta, al menos tiene a Katrina para que la atienda y cuide de ella. Espero que la batalla me haya quedado bien descrita. Nunca pensé que escribir este tipo de escenas fuera tan difícil, pero hice mi mejor esfuerzo. También espero que no les haya parecido muy meloso la forma en la que Sakura se refirió a Tomoyo, a mi parecer me quedó bien y pude expresar lo que en verdad siente por ella.
Aclaraciones: Auf Wiedersehen mein fräulein: Claro que es alemán y significa "Hasta pronto mi señorita" pero sería más algo como "Hasta pronto mi Lady."
Oblivium: Esto es latín. No es que sepa latín pero hago el esfuerzo. Significa Olvido.
Como se habrán dado cuenta ha habido otras palabras que parecen estar en latín y eso es latín. No se si lo que escribí esta bien escrito la forma gramatical, pero si tiene un significado. No lo daré por ahora.
Me encantaría que me escribieran dando su opinión al respecto o críticas pero que sean constructivas a johanna_kat@yahoo.com o a jkattyj@hotmail.com
Copyright!!! Los personajes que conozcan son por supuesto de Card Captor Sakura y son creación de CLAMP, Kodansha, etc. Lo demás son de mi propia creación al igual que la historia es original mía, cualquier parecido con cualquier otro fic es pura coincidencia o simplemente que me influencie por ello.
Habían sido unos días normales, por fin. Después de tantos eventos extraños la normalidad caía de perlas entre los habitantes de la gran mansión, aunque no todos estaban del todo normales. Sakura parecía ser la más afectada, seguía con la misma actitud impasible pero no de la misma forma de antes. Antes Sakura parecía no tener sentimientos pero ahora hacía gala de una infinidad de emociones pero claro sin dejarlos ver, habría que ser un gran observador para notarlos. El otro que se comportaba un tanto diferente era Kerberos que había tomado una actitud muy sobre protectora acerca de su dueña, sobre todo con Eriol porque a pesar de las explicaciones de la Maestra de Cartas se podía notar cierta chispa entre ambos. Y hablando de Eriol, él se comportaba igual, solo algo diferente en presencia de Sakura. Ella había tenido razón: las cosas serían diferentes. Eran algo más cariñosos entre ellos que antes pero claro en su particular y única manera. A Sakura de vez en cuando se le escapaba una que otra sonrisita en su presencia y Eriol pues era atento, muy atento. . . más de lo normal, pero eso no parecía incomodar a nadie, bueno tal vez solo a Kerberos.
"¿Qué haces Sakurita?" Preguntaba la Bestia del Sello con somnolencia a pesar de que el día estaba ya avanzado.
"Arreglo las cosas para el viaje, ya llamé a la línea aérea y tengo los pasajes para mañana en la madrugada."
"¿Y te vas a llevar todo eso? Parece que nos fuéramos a mudar."
"Si todo sale bien no volveremos Kerberos. Es difícil pero tengo la esperanza." Exclamó Sakura con tono soñador.
La hechicera oriental organizaba sus ropas en las valijas, realmente tenía muchos vestidos todos muy elegantes. Eran los vestidos que, a lo largo de los 4 años y medio que llevaba viviendo con Eriol, había ido comprando. Algunos se los había obsequiado el inglés pero la mayoría los había comprado ella misma porque cuando llegó a Inglaterra se dijo a si misma que no se convertiría en un parásito que viviría a costa del a fortuna de la familia Hiragizawa.
Había trabajado en muchas cosas; mesera, niñera, digitadora, etc. Pero uno de los trabajos que más le remuneró fue cuando trabajó de secretaria para una gran multinacional, era muy eficiente y le pagaron muy bien. Otra parte de la ya gran fortuna de Sakura la sacó de los premios que había conseguido como gimnasta, en los muchos eventos nacionales e internacionales a nivel europeo en los que había participado, nunca se le ocurrió que ser una gran gimnasta fuera tan remunerativo. Otro factor fue la gran contabilidad de su dinero en la que le ayudo Eriol y unos consejos y ayudas para invertirlo en la bolsa de valores le habían ofrecido un gran sustento económico, y como poseía una beca universitaria ni siquiera en eso debía gastar. Al menos en ese aspecto le había ido muy bien.
Sakura seguía sacando sus vestidos del armario y organizándolos con cuidado. Hasta que se encontró con uno que le causó nostalgia: era un vestido blanco, con pétalos de flor de cerezo finamente bordados, bellamente confeccionado con hilo de oro y de tipo innegablemente chino. Enterizo, de cuello cerrado, sin mangas y su falda era larga hasta los tobillos pero con un gran escote que iba hasta casi la cintura en ambas piernas. Era el vestido que Shaoran le había regalado por motivo de su cumpleaños cuando vivió con él. Una sonrisa se dibujo en el rostro de Sakura y lo abrazó con cariño.
"Ohh! Shaoran. . . te extraño."
Realmente extrañaba a Shaoran, pero no podía corresponderle como se merecía. Una lágrima recorrió su mejilla mientras su mente se llenaba de los muchos recuerdos felices que había compartido con él, hasta cierto punto lamentaba que se hubiera terminado pero así tenía que ser.
"Sakura. . . Sakura. . . ¡SAKURA!"
"AYYYY!!!"
Al escuchar el grito de Kerberos la sacó bruscamente de sus pensamientos haciendo que se fuera de espaldas y cayera al suelo.
"¿Qué te pasa Kerberos? Porque me asustas así."
"Pues porque te estaba llamando hace un tiempo y no me escuchabas." Exclamó molesto.
"Pero no tenías que gritar." Dijo mientras se ponía de pie. "Pero bueno. ¿qué es lo que querías?"
"Te estaba preguntando que ¿qué te vas a poner para la fiesta de esta noche?"
"Tenía pensado salir esta tarde a comprar uno. Nunca he ido a un baile y quiero verme muy bien."
"Espero que no lo hagas por Eriol."
"¡¡Otra vez con eso!!" replicó la oriental. "Estoy cansada de repetirte como son las cosas. Ni siquiera con Shaoran te portabas así de terco."
"Perdona Sakurita. Pero es que lo de ustedes fue algo muy. . . visual. Cuando ocurrió, si Yue no nos hubiera sacado de seguro que lo hacen ahí mismito en frente de todos."
Ante las palabras de verdad del pequeño Kero, a la Maestra de Cartas se le subieron todos los colores y cambiaba entre todos los tonos del rojo.
"¡¡KERO!! Pero que cosas dices."
Estaba supremamente avergonzada, más que en toda su vida y se cubrió el rostro con sus manos; porque ahora que lo mencionaba el guardián sus demostraciones de afecto en Eriol esa noche no habían sido casi del todo íntimos. Ni si quiera había notado que tanto Kero y Yue como Ruby y Spinnel estaban presentes cuando sucedió. Que situación tan bochornosa.
"Lo siento Sakurita. No quería avergonzarte."
"Si bueno." dijo tratando de recobrar la compostura. "Más bien ayúdame a terminar de empacar." Aún ruborizada y con voz algo nerviosa.
"Esta bien. . . oh una cosa. ¿también te llevarás los muñecos?"
"Por supuesto que sí. Tu sabes lo mucho que significan para mi."
Sakura dejó de empacar un momento y se acercó a los muñecos que yacían en la cama. Tomó la que parecía un ángel. La miró largamente, contemplándola, absorta en sus pensamientos se sentó en la cama.
"A mi también es la que más me gusta. No porque lo hayas hecho tu, sino por lo que representa."
"Cierto, tienes razón." Se le notaba en su tono de voz cierta melancolía.
Con sus manos lentamente recorrió las facciones de la muñeca, luego la abrazó con fuerzas y susurró.
"Tomoyo-chan. . ."
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Ese lugar era espantoso. Nunca le había gustado estar en un lugar así, era deprimente sin importar que tanto se hiciera para embellecerlo. Era muy solitario y gris pero ¿qué hospital no era así? Al menos su madre y sus amigos no habían permitido que se sintiera sola, y mucho menos desde que Katrina había llegado. Le había pedido permiso al hospital para permanecer siempre con ella sin importar que no fueran horas de visitas.
"¡¡Que flores tan hermosas!!"
"Creí que este lugar necesitaba un poco más de color, además se que te gustan las flores de cerezo. . . ¿cómo es que los llaman aquí? Ahh si! Flores de sakura, ¿cierto?"
"Así es. Son muy bellas y además. . . mmmm huelen muy bien. No deberías molestarte tanto."
"Todo para mi ángel, y nada es molestia si se trata de ti, cariño."
A Tomoyo le gustaba mucho como Katrina se expresaba de ella. A pesar de que ella sabía que nunca le correspondería a su amor, siempre estaba ahí y siempre la ayudaba en todo lo que fuera y más aún que estaba enferma.
"¿Necesitas algo antes de que duermas?"
"No gracias. Todo esta bien." Respondió Tomoyo con una sonrisa. "Pero no deberías quedarte aquí conmigo, deberías ir a dar un paseo. Conoce Tokyo ya que estas aquí."
"Nada mi querida Tomoyo. Me quedaré aquí hasta que te recuperes y salgas. Lo demás no me importa."
Tomoyo volvió a regalarle una sonrisa. De verdad que la bella rusa era muy amable con ella, se le notaba que estaba profundamente enamorada de la diseñadora y que haría hasta lo imposible por hacerla sentir bien.
Katrina acomodaba las flores con cuidado, pero Tomoyo puso su atención en el muchacho rubio que siempre estaba de pie al lado de la puerta. Había estado allí desde que Katrina y Christina habían llegado hace unos días y no le había dirigido la palabra.
"Katrina, ¿puedo hacerte una pregunta?"
"Siempre ¿cómo que sería?"
"¿Quién es él?"
Katrina pensaba que responderle, y su memoria se remontó al día en que habían llegado y se había enterado que Tomoyo estaba hospitalizada. Había sido muy difícil para ella encontrar a su ángel en esas condiciones después de que el inglés le dijera que ella corría peligro.
"Usted no le va ha decir nada a Tomoyo, ¿entendido?"
"Pero señorita Romanov necesito hablar con ella, no ve que es importante."
"Lo importante es que se recupere, ¿acaso no ve su estado? Si le dice una palabra, le juro que la vida que va a correr peligro será la suya." Expresó en tono enérgico y amenazador la joven de ojos verdes.
"Esta bien." Dijo resignado Alexander. "Pero me quedaré cerca, la escoltaré de ahora en adelante y cuando se recupere hablaré con ella, ¿le parece?"
"Bien, entonces es un trato."
De sus recuerdos la sacó la dulce voz de Tomoyo que le cuestionaba de nuevo sobre la presencia de Alexander.
"Él no es nadie importante. No te preocupes por eso, solo concéntrate en recupérate para que salgamos pronto de aquí ¿bien?"
"Katrina!" Repuso en voz insistente e interrogativa.
"Solo es un guardaespaldas. Ya te dije, no te preocupes por eso." La rubia trataba de hacer que Tomoyo no le siguiera preguntado.
"¿Por qué no me quieres decir la verdad?" Exclamó con cierto tono de tristeza en su voz.
De verdad era muy difícil hacer que dejara de preguntar y para Katrina cuando la oriental ponía ese tono de voz simplemente no podía negarse a su suplica. Suspiro.
"Por favor Tomoyo, no te preocupes." Dijo, mientras se arrodillaba al lado de la cama de su ángel. "Todo está bien, solo quiero que te recuperes pronto y que no te pase nada malo."
Tomoyo le sonrió al ver la angustia en los ojos de Katrina. Si ella pensaba que no era importante es porque no debía serlo, así que sería mejor dejar de insistir. Después de todo confiaba en ella.
Con su mano tocó el rostro de la joven rusa he hizo que se pusiera de pie. De nuevo le regaló una dulce sonrisa, esa sonrisa que siempre derretía a la moscovita y que la tranquilizaba mucho. Lentamente Tomoyo se acercó y le dio un rápido y tierno beso sobre los labios.
"Buenas noches Katrina."
En eso se recostó, se cubrió con las frazadas y cerró sus ojos. Ese beso había tomado por sorpresa a Katrina y a lo cual solo pudo sonreír. Cuando volvió en si, miró a Tomoyo como se acomodaba para dormir y le dio un beso en la frente.
"Buenas noches mi amor."
Después de eso apagó la luz y se acomodó en el lugar donde la había sido asignado para que durmiera en la misma habitación.
Tomoyo solo pensaba en salir de ese lugar, no soportaba el ambiente hospitalario. Afortunadamente para ella, Katrina había llegado como caída del cielo pues era ella quien mejor la conocía y era la que sabía lo que más la relajaba haciendo su estadía más confortable y ameno. El afecto de la rubia rusa por ella le daba cierta paz pero lo que más deseaba ahora es que Sakura pudiera estar con ella en ese instante. Sentía que se estaba aprovechando del tierno corazón de Katrina y eso la hacía sentir algo triste pero como bien sabía, sin importar las circunstancias era Katrina la que había decidido permanecer a su lado.
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"No entiendo por que me pediste que te acompañara. Estar encerrado en el bolso no es mi idea de diversión."
"Perdóname Kerberos. Pero necesito tu opinión del vestido que voy a utilizar en la noche, además de que te quejas si cuando era niña solías hacerlo sin chistar."
"Pues porque me había acostumbrado pero hace mucho que no hacíamos esto y ya no me gusta."
"Además te prometí que te compraría un GRAN pastel."
"Solo por eso te acompañé. . . si, pastel!!"
Sakura y Kerberos caminaban por la zona comercial de Londres, obviamente en un lugar muy distinguido y a la altura de su status. No es que fuera una snob que solo puede comprar en lugares exclusivos pero si se tiene el dinero, por que no. Habían caminado alrededor de una hora pero no había visto nada que le gustase, nada que fuera con ella. En ese momento recordó cuando Tomoyo le solía hacer vestidos, siempre le pareció que su amiga hacía trajes un poco. . . raros pero que de alguna forma Tomoyo siempre lograba convencerla para que se los pusiera. La verdad es que sabía la respuesta a eso: no quería ver a Tomoyo triste y mucho menos hacerla llorar; por eso siempre vestía todo lo que ella le confeccionaba, se dejaba grabar a todo momento y recibía con gusto todos esos regalitos que ella solía obsequiarle. . . todo por no perder su amistad y que siempre estuviese a su lado.
"Ojalá Tomoyo estuviese aquí. Ella sabría que vestido usar y seguramente sería ella quien lo confeccionaría."
"¿Dijiste algo Sakurita?"
"¿Hoe?. . . no, nada importante. Solo pensaba cuando Tomoyo me hacía los vestidos." En un momento su vista se fijó en un vestido de una vitrina. "Hey!! Kerberos. Mira, que te parece ese vestido."
"¿Cuál?" dijo el guardián mientras volvía a ver hacia donde Sakura decía. "Ohh! Es muy lindo Sakura, ese si es muy de tu estilo."
"¿Te parece? Si, voy a entrar y probármelo pero casi podría jurar que es de mi talla."
Sakura rápidamente entró al almacén y preguntó por el vestido, era caro pues porque era de diseñador pero tenía el dinero, así que eso no lo importaba mucho. Luego entró a un vestidor y se cambió.
"Sakurita te vez realmente muy hermosa."
"Gracias Kero. Eres muy lindo."
Salió del vestidor y se miró al espejo. Era un vestido en seda, de color rosa, de falda corta hasta medio muslo en dos capas, sin mangas pero con unos guantes no muy largos, de cuello cerrado, su espalda quedaba al descubierto, traía un listón para el cabello y el vestido hacía resaltar muy bien su linda figura pues se amoldaba en ella de una forma muy fina y apenas si sentía que le tocaba la piel.
"Lady, permítame decirle que ese vestido parece que fue hecho para usted. Le queda realmente bien."
"¿Usted cree eso? Es muy bello, me lo llevo. El diseñador debe ser muy talentoso."
"Es de una diseñadora rusa."
Sakura sonrió al verse al espejo de nuevo y luego fue al vestidor para cambiarse. Al salir se acercó a la vendedora y pagó su vestido, luego salió de allí con una inmensa sonrisa en su lindo rostro. Una chica que estaba allí también comprando y que vio a la bella Sakura vistiendo tan hermoso vestido preguntó a la vendedora.
"Disculpe pero ¿quién es la diseñadora del vestido?"
"Permítame un momento mientras miro el registro. . . si, aquí está. Es del sello Daidouji Romanov, diseñado por Daidouji, Tomoyo."
Afuera la Maestra de Cartas estaba muy encantada por el vestido, la alegría que se notaba demasiado y que en su rostro se reflejaba abiertamente.
"Vaya que si te gustó el vestido. Te vez muy alegre, alegre como nunca antes." Dijo el pequeño Kero que se asomaba ligeramente por el bolso.
"¿Se me nota mucho? No se por que, pero ese vestido me llenó de una gran felicidad."
"Ayy niña, quien te entiende pero bueno ¿Ya podemos ir por mi pastel?"
"Aún no Kero. Con tan lindo vestido necesito también comprar zapatos y joyas, así que tendrás que esperar un poco para tu pastel."
"¡¡NOOOOO!! Quiero mi pastel ¡¡YA!!"
"Kerberos. Si te portas mal no tendrás nada, ¿bien?"
"Eres muy mala."
**************************
"No lo niegues Eriol. No importa lo que digas, hay algo entre ustedes dos... algo más que simple amistad." Decía Nakuru mientras Eriol seguía con los preparativos del baile y los del viaje.
"Eso no es cierto Nakuru. No esperabas que después de lo que pasó me comportara como si nada."
"Pero tampoco me vas a negar que hay algo más ahí. Nunca te había visto tan emocionado por salir a una fiesta, y más si es una de snobs que tanto detestas. Así que debe ser por Sakura."
"No estoy haciendo nada especial."
"¡¡Como que no!! Primero compras un nuevo traje, segundo mandas a traer la limosina más elegante de tu familia y tercero la sonrisa de tonto que te traes desde esta mañana."
Eriol solo pudo sonreír ante las acusaciones de la falsa identidad de RubyMoon, tal vez era cierto lo que ella decía pero no todo. Había notado cierta expectativa en Sakura por el baile y bajo su propio juicio debía hacer lo posible para que ella se sintiera especial, aunque también es cierto que ahora sentía un renovado cariño por su amiga pero nada más allá.
Eriol siguió en sus labores sin responder ante las palabras de Nakuru.
"¡¡ERIOL!!" Dijo indignada.
"Nakuru, necesito que me traigas unos libros de la biblioteca. Están al lado derecho de mi escritorio." Exclamó con su siempre sonrisa irónica.
Nakuru cumplió de mala gana, le molestaba de sobre manera cuando su creador le evadía cuando conversaba con él.
"No te ves muy contenta." Exclamó Spinnel.
"Siempre es lo mismo." Le respondió mientras recogía los libros. "Nunca me dice las cosas de frente."
"Pero tu ya lo conoces. Lo hace para molestarte, además cuando se trata de Sakura es muy reservado."
"Lo se. Pero me gustaría que aceptara que siente por Sakura más que amistad." Dijo mientras se apoyaba en la mesa.
"¿Es que acaso te consta?"
"Claro. Todo lo que hace por ella, todos los detalles. . . ¿no los has visto como se arregla para ese baile? Es como si fuera lo más importante de este mundo."
"Creo que estás mal interpretado las cosas." Y luego voló y se posó en una mesita cercana.
"¿Ah sí? ¿y cómo por qué?" dijo molesta.
"Lo que creo es que el amo Eriol quiere ofrecerle a la joven Sakura una hermosa noche, porque quiere que la antigua Sakura vuelva, sobre todo ahora, que está más receptiva. Aunque el amo Eriol a veces es muy frívolo también puede llegar ser muy romántico si quiere. También es el primer baile de Sakura y seguro que quiere que ella lo disfrute." Recuperó un poco de aliento antes de continuar. "Con respecto a sus sentimientos, también he notado el cambio en él, pero no creo que sea porque se esté enamorando de la joven Sakura sino que ahora siente un nuevo cariño por ella, sobre todo después de esa noche pero nada más. Por eso digo que mal interpretas las cosas."
"Tal vez tienes razón pequeño Spi" Dijo recuperando su alegría. "Mejor le llevo estos libros y tal vez lo convenza de que me lleve al viaje." Y salió de la biblioteca dando brincos.
"Tu nunca aprendes."
**************************
Sakura había llegado a la mansión a eso de las 6 de la tarde. Cuando llegó inmediatamente se dirigió a su habitación y se dispuso a arreglarse para la fiesta, saldrían a las 9 de la noche así que tenía tiempo para hacerlo con calma.
Lo primero que hizo fue tomar un baño, un largo baño. Al salir se secó bien y se perfumó toda, tenía una gran cantidad de fragancias y aceites todos de aromas suaves de frutas y flores. Al salir del baño el pequeño Kero seguía comiendo su pastel que le había comparado la Maestra de Cartas y que había empezado a devorar a penas habían llegado. Lentamente Sakura buscó la bolsa donde traía el vestido, las joyas, los zapatos y la rompa íntima. Así es, esta eso había comprado ya que había decido estrenar de todo esa noche, aunque solo había sido una tanga rosa de encajes de flores pues el diseño del vestido no permitía sostén, así que no llevaría.
Una vez se vistió con mucho cuidado, lo único que le faltaba era peinarse y maquillarse. Esto último no le gustaba mucho, de hecho casi nunca lo usaba pero esta noche si lo haría aunque fue algo suave: unas sombras en los ojos, delineador y un tono rosa pálido para sus labios. Y con respecto al peinado tampoco se hizo uno muy elaborado, pero si con mucho esmero y cuidado. Se lo había dejado suelto y solo el listón que traía el vestido adornaba su cabeza. Con respecto a la joyería, unos pequeños pendientes de diamantes y un brazalete de simple diseño pero hermoso.
"Y bien Kero ¿Cómo me veo?"
El Guardián del Sello de se había quedado dormido después de comer gigantesco pastel. Lentamente despertó, se frotó los ojos y soltó un gran bostezo para luego mirar a su ama. Kero se quedó sin palabras, aunque ya la había visto con el vestido cuando se lo probó, esa visión en frente suyo era totalmente diferente. Realmente se veía espectacular, muy hermosa.
"Creo. . . creo que. . . estas. . . te ves. . . es decir. . ." Tartamudeó sin decir nada realmente.
"Gracias Kero." Interpretando el tartamudeo de su amiguito como que se veía muy bien. "Eres muy lindo."
Entonces se hecho de nuevo una mirada rápida en el espejo para constatar de que no se le olvidaba nada, un giro y se dispuso a salir de su habitación. Abajo en el gran salón principal esperaba Eriol junto a Nakuru, Spinnel y Yue, él también se veía muy bien. Con su traje de etiqueta muy bien elaborado se veía muy apuesto y con su largo cabello negro atado en una cola simple le hacía lucir diferente pero encantador y elegante.
Todos voltearon a ver cuando Sakura se hizo presente en la parte superior de las escaleras. Con un fino caminar lentamente comenzó a bajarlas y con la gran sonrisa que adornaba su rostro se veía sublime, como la más hermosas de las poesías. Eriol se acercó a las escaleras y la esperó abajo con una sonrisa.
"Te vez muy hermosa esta noche." Exclamó el inglés cuando Sakura le alcanzó.
"Gracias Eriol." replicó ella ruborizándose levemente. "Tu también te ves muy apuesto."
"Te tengo un obsequio."
Entonces le entregó una caja, Sakura lo tomó y lo abrió. Era una gargantilla de oro que tenía una estrella como la que adornaba su báculo.
"Ohh! Eriol. Es hermoso." Dijo mientras lo tomaba.
"Permíteme."
Eriol tomó la gargantilla y dispuso a ponerle la joya. Sakura le dio la espalda y se retiró su cabello a un lado para que se lo pusiera.
"Ves que no son cosas mías." Susurró Nakuru a su compañero.
"Estas mal interpretando." Le respondió Spinnel también con un susurro.
Una vez Eriol le puso la gargantilla, Sakura se acercó a Yue.
"Y tu que opinas Yue. ¿Me veo bien?"
"Te vez muy hermosa mi señora." Le respondió con impasibilidad.
"Gracias." Dijo con una gran sonrisa, al parecer la aprobación de Yue le era muy importante.
"¿Vamos?" Dijo Eriol.
"¡¡Claro!!" Respondió entusiasta.
Ambos salieron de la mansión seguidos de Nakuru y Kerberos. Una gran limosina los esperaba afuera, y Eriol como buen caballero le abrió la puerta y le ofreció su mano a Sakura para que pudiese entrar. Ella le agradeció con una dulce mirada y entró seguido del inglés.
Nakuru y Kerberos vieron como se alejaba el lujoso automóvil, y cuando se perdió al cruzar una calle, ellos se miraron con complicidad y adoptaron sus formas reales. Tomaron vuelo y se dispusieron seguir a sus amos.
En la limosina Eriol abrió el minibar que poseía y sacó una botella de champaña que abrió y le ofreció una copa a Sakura. Ella miraba por la ventana con expectativa, pero no tanto por la fiesta sino por le viaje. Regresaría a Japón de donde no debió salir, pero más que todo era por poder volver a ver a Tomoyo. El ofrecimiento de su amigo la sacó de sus pensamientos y lo aceptó con una sonrisa.
"Gracias." Respondió.
"¿Te gustaría brindar por algo?"
Sakura lo pensó un momento antes de contestar.
"En esta noche me gustaría brindar por nosotros."
"A mi me gustaría brindar por ti, Sakura."
Sakura se ruborizó de nuevo, y acepto el brindis. Después de beber de su copa se miraron un rato y luego Eriol rompió el silencio.
"Te ves muy feliz esta noche."
"Lo estoy. Mucho."
"¿Algún motivo en especial?"
Sakura solo le sonrió pero no le contestó y volvió a beber de la champaña pero esto a Eriol no le molestó. Estuvieron en silencio el resto del camino al centro de convenciones donde se realizaría la fiesta. A Sakura se le notaba ansiosa y Eriol no podía quitarle la mirada de encima.
**************************
Comenzaba la luz del alba a asomarse por la ventana, el ligero cantar de las aves llegaban a sus oídos que la despertaron amablemente.
"Buenos días preciosa."
"Buenos días." Respondió Tomoyo mientras bostezaba. "¿Cómo pasaste la noche?"
"Muy bien, como siempre que estoy cerca de ti." Respondió la rusa con una sonrisa. "¿y tu cómo pasaste la noche?"
"También como se puede en un lugar así." Exclamó desanimada. "¿Sabes cuando podré salir?"
El rostro de Katrina reflejaba un poco de tristeza y angustia. Tomoyo lo notó y sintió un frío recorrer su espalda casi podía saber lo que le iba a decir.
"Hablé con los doctores anoche y me dijeron que aún no sabían lo que te está sucediendo. No has presentado mejora desde que te hospitalizaron y tienen miedo de que si te dejan salir puedas empeorar." Hizo una pausa y miró la reacción de Tomoyo, se le veía profundamente triste.
"Ya no quiero estar aquí, tienes que ayudarme a salir."
"Tomoyo, cariño. Tengo miedo de que te pueda pasar algo malo, los doctores dicen que si en una semana no cambia nada podrás salir pero bajo observación médica. Te pido por favor, quédate. Aún estas débil."
"Yo no estoy débil." Dijo la joven de ojos azules. Trató de poner se de pie, pero sus fuerzas le abandonaron y casi cae de no ser por los rápidos reflejos de Katrina.
"Mírate. Ni siquiera te puedes poner de pie, quédate te lo suplico. No te dejaré ni un momento. Cuando mejores te llevaré al Caribe y la pasaremos bien, o iremos a donde tu quieras pero quédate." Exclamó angustiada.
La rubia le ayudó a recostarse y en ese instante Tomoyo rompió en llanto. Puso su rostro en el regazo de Katrina, mojándola con sus lágrimas. La moscovita de ojos verdes la abrazó con fuerzas, tratando de hacer lo mejor para reconfortarla. Como le partía el corazón.
"Buenos días."
Una voz masculina se escuchó en la puerta. Tomoyo alzó la mirada para ver quien era mientras se limpiaba las lágrimas con sus dedos.
"Buenos días Touya."
"Creo que llegué en un mal momento. Mejor vengo más tarde."
"No. Quédate, muchas gracias por venir a visitarme."
"No soy el único."
En eso entró detrás de Touya un joven con lentes, de cabello de un tono gris y una amable sonrisa.
"¡¡Joven Yukito!!"
"Muy buenos días Tomoyo ¿Cómo te encuentras el día de hoy?" Dijo afable como siempre.
"Muy bien, gracias por venir a visitarme." Respondió usando su usual sonrisa. Luego se volvió a Katrina y dijo. "Katrina, ya que voy a estar aquí un tiempo, ¿podrías hacerme un favor?"
"Lo que quieras."
"Necesito que vayas a casa y me traigas unas cosas. Mi diario, mi carpeta de dibujos con mis lápices y unos guantes blancos. Dile a mi mamá, ella te las entregarás."
"En seguida iré. No me demoraré." En eso salió de la habitación despidiéndose de las visitas que llegaban.
Una vez Katrina hubo salido del la habitación, Tomoyo se volvió hacia Touya y Yukito y con una sonrisa se dirigió a ellos.
"¿Y como han estado?"
**************************
Las miradas se posaban sobre la pareja, parecían ser la sensación del momento. Se veían muy bien juntos, eran la envidia de los chicos y las chicas. Los chicas envidiaban a Sakura por Eriol, estaba muy guapo como siempre porque a pesar de que el inglés no estudiaba en la universidad era muy popular y conocidos en los altos círculos sociales de Londres y todas deseaban si quiera bailar una pieza con él. Los chicos por su parte envidiaban a Eriol por tan hermosa mujer que le acompañaba, Sakura captaba la atención de todos no solo por lo bella que se veía sino también porque no parecía ser la que todos conocían. La dulce sonrisa y el brillo en sus ojos que nunca nadie había visto jamás era lo que enloquecían a todos y de verdad parecía ser otra persona.
No habían bailado, estaban sentados en una de las mesas hablando trivialidades y cosas sobre ellos y lo que habían vivido en los últimos años, cosas como 'te acuerdas de cuando. . .' o 'el día que. . .' mientras bebían whisky. Debió pasar como dos horas cuando de repente la sonrisa de Sakura se desvaneció.
"¿qué te pasa?" Preguntó Eriol.
"Es Krestler. Acaba de llegar y te aseguro que me está buscando." Exclamó mientras se cubría el rostro con una mano. "Si me ve, seguro me saca a bailar y no creo poder negarme."
El inglés disimuladamente miró hacia donde miraba su amiga para luego volver a dirigirse a ella.
"¿A caso te molestaría bailar con él? Es muy apuesto." Dijo divertido con una sonrisa.
"Eriol, no es tiempo para tus bromas." Su voz demostraba nerviosismo. "La verdad es que él me cae mal. Es tan superficial, materialista y tan. . . avaro, que me molesta."
"A ti antes eso no te molestaba, de hecho nunca le habías puesto atención a nadie. Y menos tener escrúpulos como para cortarlo."
"Ahora no Eriol. Ayúdame. . . por favor."
Suplicó, y como siempre la mirada y el brillo de sus ojos verdes como el más hermoso jade no permitía a Eriol abandonarla ahora.
"¿Te gustaría bailar Sakura?"
La sonrisa en el rostro de Sakura no se hizo esperar, le parecía muy buena idea ya que seguramente Krestler no se atrevería a molestarlos. Friedrich por su parte, al llegar había echado una mirada rápida buscando a su fräulein, pero al no verla se había dirigido a la barra a tomar un escocés, aún se sentía mal por haber pedido la apuesta y a Sakura como pareja.
Tomaba su trago tranquilamente cuando una mujer de largos cabellos negros se sentó a su lado y le dirigió la palabra.
"Hola." Dijo la mujer.
"Hola." Respondió el alemán sin siquiera voltear a mirar y tomándose un trago.
"¿Qué te pasa? Pareces triste."
"Yo estoy bien."
"No es cierto. Tal vez yo pueda hacer que te sientas mejor." Su voz tenía un todo seductor.
"Mire fräulen no necesito que. . ."
Su respuesta se le quedó en medio de su garganta. 'mein Gott! ¡¡Pero que belleza!!' pensó Friedrich mientras examinaba a la mujer de arriba a bajo. Llevaba un vestido un tanto atrevido por su gran escote y transparencias, en la forma que se encontraba sentada y por como tenía cruzadas la piernas, se las podía apreciar en todo su esplendor pero lo que más llamaba su atención eran sus pechos que se podían ver en ese gran escote además de la mirada traviesa y pícara de sus ojos violeta.
"¿Qué te pasa? ¿te comieron la lengua los ratones?"
"Disculpe mien fräulen." Exclamó mientras cambiaba el tono de su voz. "¿le puedo invitar un trago?"
"Gracias."
Allí estuvieron hablando un largo rato, obviamente el alemán trataba de averiguar lo que más pudiera de la extraña que se le había acercado, pero ella evadía las preguntas con comentarios de "doble sentido", después de un momento él desistió de su intento de al menos saber su nombre y le siguió su juego de comentarios algo subido de tono.
Por otro lado Sakura y Eriol habían olvidado el motivo por el cual se habían puesto a bailar y disfrutaban el uno del otro del momento. No hablaron mucho, solo bailaban lo que duró más o menos otras dos horas hasta que pusieron música lenta y romántica. A diferencia de lo que se podría esperar, ellos siguieron bailando uno muy cerca del otro, después de un par de piezas Sakura se acercó más a Eriol al que abrazó del cuello y apoyo su cabeza sobre su pecho.
"¿Te pasa algo Sakura?"
"Nada. Solo que desearía estar con alguien más."
Luego silencio.
"Perdona si te hice sentir incómodo." Exclamó la oriental con desanimo.
"No te preocupes por eso." Eriol quería preguntarle algo pero se tomó su tiempo antes de formularla. "¿Puedo saber quien es? ¿quién es el dueño de tu corazón?"
Sakura levantó su mirada y sus ojos verdes se encontraron con los ojos azules del inglés. Se le podía ver el amor que sentía por esa persona, eso era obvio, pero había algo más en su mirada, acaso era. . . ¿miedo?
"Tomoyo-chan. . . ella es. . . la dueña de mi corazón. De la persona de quien estoy enamorada."
Una vez dicho estas palabras volvió a bajar la mirada y apoyar su cabeza contra el pecho de Eriol. Él estaba en shock, era una revelación que no se esperaba. Nunca creyó que el amor de Sakura fuera una mujer y mucho menos alguien como Tomoyo aunque claro, eso daba sentido a muchas cosas, sobre todo lo referente a lo de los últimos años y también con ciertas cosas que había notado en ella la primera vez que la conoció en Tomoeda.
"Por favor no me odies. No me temas. Perdóname." Tenía lágrimas en los ojos.
"No digas eso, yo no podría odiarte por eso." Mientras le levantaba el rostro tomándola por la barbilla. "Pero no voy a negar que si me sorprendió. ¿por qué no me lo dijiste antes?"
"Lo siento Eriol no podía, no me sentía capaz sobre todo después de lo que hice. ¡¡La abandoné Eriol!! la dejé a un lado cuando comencé a salir con Shaoran. Seguí adelante y la dejé atrás después de todo lo que ella hizo por mí." En ese instante las lágrimas recorrían abundantemente por sus mejillas. "Por eso me abandonó, por eso me dejó. . . porque la traicioné olvidándola, ignorándola. ¡¡Soy una estúpida!!, ni siquiera me di cuenta cuando se fue, no merecía ni si quiera decir su nombre. Sentía tanta culpa y dolor que mi corazón se hizo pedazos, sin ella me sentía tan sola y vacía. Nada parecía tener sentido sin que estuviera a mi lado, por eso dejé Japón porque sin ella no me quedaba nada y todo a mi alrededor me la recordaba. No pude decírtelo porque me avergonzaba, no por amarla sino por la forma en que la traté."
"Lo siento." Con cariño retiró las lágrimas de su amiga. "Pero ahora entiendo todo. ¿desde cuando la amas?"
"Desde siempre."
"¿Y por qué te quedaste con Shaoran si era a Tomoyo a quien amabas?"
"Porque no lo sabía aún. No me había dado cuenta de lo que sentía, que lo que creí que era amistad en realidad era amor. La amé desde el primer día que la vi; de esos lindos ojos azules que parecían el más fino cristal, dos gemas perfectas que contenían el brillo del mar, dos lindos zafiros; de su hermoso, sedoso y largo cabello negro ébano que bailaba de un lado a otro con su elegante caminar; de su cremosa piel pálida, tan suave, tan cálida que cada vez que me tocaba llenaba mi corazón de gozo; de su melodiosa voz, más dulce que el cantar de un ruiseñor; y de esa siempre adorable y gentil sonrisa que siempre me animó en los peores momentos. Amo cada gesto suyo, cada detalle. Era un ángel, un dulce ángel, una hermosa princesa. Se que parece una locura que siendo tan niña me hubiera enamorado de ella, pero por eso mismo es tan intenso lo que siento, tan sincero, tan puro. Pero era tan ingenua, tan estúpida que no lo note hasta. . ." Dudo antes de continuar.
"Hasta. . ."
"Mejor no, tal vez se haga realidad."
Eriol sintió el temblor en el cuerpo de Sakura, sea lo que sea le causaba terror así que decidió que sería mejor no insistir. Sakura creía que si le decía a su amigo de seguro su sueño se cumpliría y eso era algo que no podría soportar.
"Esa noche en que estuvimos juntos." Continuó Sakura. "Lo que pasó fue que tus ojos azules y tu largo cabello negro me la recordaron y en ese momento solo quise sentir a Tomoyo cerca de mi, amarla con todo mi ser. Siento mucho haberte incluido en mi torpeza. Lo siento."
"Ya habíamos hablado de eso, fue culpa de los dos."
En ese mismo instante mientras hablaban, Friedrich y su extraña acompañante seguían conversando.
"¿Por qué no bailamos?" Preguntó ella.
"No, mejor no."
"O es que acaso quieres bailar con ella." Y le señaló donde Eriol y Sakura bailaban.
El alemán volteo a mirar donde la joven le decía, y por primera vez en toda la noche pudo ver a Sakura. En su cabeza solo puedo pensar de lo bella que se veía, como nunca antes la había visto, parecía otra persona. En ese momento más que nunca quería que fuera suya. Si comparamos a las dos chicas, Sakura y la joven que acompañaba a Krestler, se podría decir que ambas son muy hermosas pero que inspiraban cosas diferentes. Por su lado Sakura en ese momento inspiraba ternura y cariño, por el otro la joven extraña inspiraba los más bajos instintos, pura lujuria.
"Y bien. ¿no vas a ir?"
"Yo. . ." dudo. "Por que molestarla."
"Ohh! Bueno, pensé que tal vez la querías para ti. Creí que lo querías todo, y ella. . . bueno es la más bella."
"Es cierto. Esa fue la razón por la que quería salir con ella, porque lo quería todo."
"Entonces ve." Se susurró al oído. "Te daré esto si logras que baile contigo." Y le mostró un enorme y obviamente costoso diamante.
"Trato hecho." Dijo con una sonrisa y sin dudar.
Friedrich se tomó todo su trago de un solo golpe y se dirigió donde Sakura y Eriol bailaban. Cuando estuvo detrás de ellos tomó el brazo de la Maestra de Cartas y la haló bruscamente hacía si.
"¿Me la permites? Gracias."
"¿Qué haces Krestler? Suéltame."
"No hasta que bailes conmigo."
"Ya escuchó a la dama. Suéltala, ella no quiere bailar con usted."
"No se meta en esto herr Hiragizawa. No es de su incumbencia."
"Ella vino conmigo. Claro que me incumbe."
Eriol le tomó del brazo con la que sujetaba a Sakura tratando de que la soltase. Lo próximo fue que el inglés recibió un golpe seco del teutón en todo el rostro que hizo que sus lentes cayeran al suelo y diera unos pasos hacia atrás para recuperar el equilibrio. Sakura se le acercó preocupada.
"Eriol. ¿Estas bien?"
Antes de que le pudiera responder el alemán volvió a tomar a la oriental del brazo y trató de bailar con ella.
"Suéltame Krestler. Te lo advierto, si no lo haces te va a ir mal."
"Bailaras conmigo te guste o no."
En eso un golpe dio en todo el rostro de Friedrich que hizo que retrocediera hasta la barra junto al lado de la extraña. Sakura estaba sorprendida y parpadeó un par de veces antes de comprender que había pasado. Había mismo Eriol que había dado el golpe al alemán. El rostro del inglés no denotaba furia pero si una seriedad que nunca había visto en él.
"Eriol."
La extraña de cabellos negros parecía divertida por la escena. Entonces se acercó al alemán y con voz coqueta y una sonrisa malévola exclamó.
"Sabes que, si eliminas al joven Hiragizawa te daré otro de estos." En sus manos habían dos de los diamantes que le había mostrado antes.
Friedrich sonrió abiertamente, no podía dejar pasar esa oportunidad de hacerse de tal riqueza. Volvió su mirada hacia el inglés y se abalanzó contra él y lo tumbó al suelo, allí el alemán comenzó a lanzar golpes contra Eriol que con dificultad lograba defenderse pues en su incómoda posición no podía hacer mucho.
A Sakura el movimiento le pareció muy rápido y se quedó quieta un momento, y cuando se disponía ir a ayudar a su amigo una mano la detuvo.
"No intervengas."
Era la voz de la extraña, y antes de que la oriental pudiera refutarle algo, la otra con un movimiento sin esfuerzo de su brazo la mandó a volar por encima de la barra. Sakura se levantó aturdida y sorprendida, ¿cómo podía tener tal fuerza?
¿Quién eres tu?" Preguntó Sakura.
La ropa de la extraña cambiaron dejando su vestido de fina seda por otro hacha de transparencias y encajes, negro como su cabello y al parecer hecha de jirones de tela y que apenas si le cubrían. En su cuello traía un collar de cuero con incrustaciones metálicas al igual que en sus muñecas. Una velo negro salía como una capa desde su espalda hasta sus muñecas.
"Soy tu peor pesadilla." Repuso Kassandra al momento en que arremetió contra Sakura.
Difícilmente pudo esquivarla, y tuvo suerte de hacerlo porque el punto donde impactó su atacante quedó destruido totalmente. Pero antes de que Sakura pudiera hacer algo o al menos pensar algo, otro ataque se materializó contra ella. Trataba de esquivarla lo mejor que podía, no le daba respiro y cada vez los ataques eran más certeros.
"¿Qué pasa escudera? ¿Es todo lo que puedes hacer? ¿Huir?"
Decía siniestramente Kassandra con su mirada violeta de apariencia felina. En ese momento un golpe alcanzó a Sakura en su vientre que hizo que se elevara por los aires y cayera en una de las mesas del lugar. Trató de ponerse de pie pero ese golpe le había hecho mucho daño además de haberla dejado sin aire.
"Usa tu magia. Que esperas ¡úsala!"
Esas palabras sorprendieron a Sakura ¿cómo sabía que usaba magia? Eso no importaba ahora, si no hacía algo la iba a matar. Entonces se puso de pie y la miró desafiante.
"Te arrepentirás." Entonces tomó la llave y la puso al frente de ella mientras aparecía el sello de la estrella a sus pies. "Llave que guardas el poder de mi estrella. Muestra tu verdadera forma ante mi, Sakura. Quien acepto este pacto contigo. ¡LIBÉRATE!" El báculo de la estrella apareció y sus ropas cambiaron a su traje de batalla blanco con rosa.
Kassandra miró divertida como la otra hacía su conjuro.
"Creo que ahora es mi turno."
Y la siniestra mujer de ojos violetas se volvió donde los otros dos peleaban. Eriol había logrado dominar al alemán con una llave y lo tenía prácticamente vencido.
"Facere invocare ad obscurus poteres de peccatum. Emergere rapacitas."
Un golpe de energía obscura comenzó a hacerse presente en el alemán, Eriol pudo sentir la energía llenar a su oponente y lo soltó sorprendido por el inmenso poder que se hacía presente. Rápidamente Eriol llamó a los poderes de la obscuridad y su báculo con el símbolo del sol y la luna apareció en sus manos al igual que su traje de hechicero.
Una batalla sin cuartel empezó. Por un lado Eriol y Friedrich quien con sus nuevos poderes y una espada que envolvía con una luz roja atacaba incesantemente a Eriol. El inglés no había empezado a atacar, solo se limitaba a defenderse mientras pensaba que es lo que pasaba. Pero en esos momentos no podía organizar ninguna idea porque tenía una preocupación más grande que atender y era defender su vida.
El inglés lanzó un contraataque con un muro de llamas que se extendió en el frente de la lucha que hizo que Friedrich detuviera su ataque lo suficiente para que Eriol conjurara un rayo de energía que cruzó el muro de fuego y dio contra el teutón lanzándolo contra uno de los muros del recinto.
"¡Krestler! Esto es una idiotez. Es mejor que se detenga."
"Bromeas ¿verdad?" respondió mientras se recuperaba del ataque. "Esto es divertido, además unos hermosos y grandes diamantes me esperan su logro eliminarte."
En eso el alemán puso su espada en frente de él, y murmurando unas palabras la misma empezó a brillar y una nube negra comenzó a rodearla. Friedrich apuntó con su espada al inglés y un potente rayo negro emergió de ella, levantando el suelo a su paso. Rápidamente Eriol puso una barrera en frente de él pero no sirvió de nada pues el ataque la traspasó como si no estuviese allí. Con gran habilidad y suerte logró esquivarla.
"Vaya. Creo que Sakura tenía razón con respecto a los entrenamientos." Murmuró Eriol con su respiración agitada y una sonrisa.
En el otro lado Kassandra también causaba grandes problemas a La Maestra de Cartas. No le había permitido atacar y grandes cortadas causadas por las filosas uñas de su atacante empezaban a lacerar su piel.
"¡THE SHIELD!"
Sakura lograba detener un ataque, lo suficiente pera ponerse a la ofensiva. Con velocidad "The Watery" y "The Firey" emergieron del báculo de la Maestra de Cartas, pero Kassandra logró detenerlas eficazmente y con aparente facilidad.
"Tendrás que hacer algo mejor que esto."
Kassandra se lanzó al ataque de nuevo y traspasó el poder de "The Shield" logrando impactar directamente a Sakura que cayó de espaldas gravemente herida y escupiendo sangre.
"¡KRESTLER! Acaba con ella."
El alemán dejó su ataque contra el inglés y se dirigió inmediatamente a obedecer su orden. Eriol trató de detenerlo pero Kassandra le corto el paso al interponerse en su camino.
"Tu eres mío."
Exclamó la joven de cabellos negros. Eriol le iba atacar, pero no se pudo mover. Sus ojos azules se habían perdido en los ojos violeta de la otra, los cuales brillaban con un aura obscura. El inglés estaba totalmente hipnotizado e indefenso, lentamente Kassandra se acercó a su presa, le acarició el rostro y le besó en los labios apasionadamente.
"Es una pena. Eres una delicia."
Los colmillos de Kassandra crecieron y rápidamente mordió el cuello del inglés y comenzó a succionarle la sangre. Al mismo tiempo el alemán se acercaba amenazaste con su espada a la indefensa Sakura que trataba alejarse arrastrando.
"No hagas esto Krestler. Cometes un error."
"Tu misma te buscaste este destino al despreciarme, además me ofrecieron unos hermosos diamantes por acabarte."
"¿Lo haces por dinero? ¿Acaso eres idiota?"
"Sería idiota si no aceptara. Auf Wiedersehen mein fräulein."
Friedrich se dispuso a dar la estocada final, pero algo que parecía ser un lanzallamas le hizo retroceder alejándose de Sakura. Igual Kassandra tuvo que soltar a Eriol cuando unas dagas de cristal morado casi le dan. Eriol cayó al piso y casi se desvanece por la perdida de sangre, pero logró permanecer consciente y ver quien le había salvado la vida.
"RubyMoon ¿qué haces aquí?"
"Parece que salvarte la vida." Respondió mientras volaba cerca de su creador.
Sakura que tenía su visión nublada por la debilidad también pudo notar quien le había salvado.
"¡Kero! Gracias por salvarme."
"¿Te encuentras bien Sakura?" Preguntó la Bestia del Sello.
"Solo algo débil. Ten cuidado son muy fuertes."
En ese instante Kerberos y RubyMoon se volvieron amenazantes ante los que casi eliminan a sus maestros.
"¿Quiénes son ustedes?" Replicó Kerberos con furia en su voz.
"Vaya, vaya. Llegaron unos invitados inesperados, será mejor dejar esta lucha para otro día." Dijo Kassandra con tono divertido.
En ese instantes una nube de murciélagos comenzó a envolver a los dos atacantes para luego desaparecer entre las sombras de la noche.
Kerberos y Ruby ayudaron a Eriol y a Sakura a ponerse de pie quienes se apoyaban en sus báculos. Su magia se había debilitado y sus trajes de batalla habían desaparecido, otra vez vestían los mismos trajes que traían.
"Será mejor que nos vayamos de aquí." Exclamó Eriol.
"Es buena idea pero ¿y ellos?"
Los cuatro miraron a su alrededor y apreciaron los destrozos que habían provocado, al igual que la gente que los miraban temerosos, los pocos que no habían huido. Eriol y Sakura se miraron.
"Esta bien. Yo les borro la memoria pero tu les inventas un nuevo recuerdo." Dijo Sakura mientras se aferraba a su báculo y cerraba los ojos mientras hacía un esfuerzo final para ejecutar el conjuro. "¡Oblivium!"
Una luz azul se comenzó a formar en la punta de su báculo que luego se extendió a lo largo del recinto y que golpeó a los presentes dejándolos en trance.
"Tu turno." Le dijo Sakura a su amigo.
**************************
Ya eran las 2 de la madrugada cuando llegaron a la mansión, estaban exhaustos y solo querían descansar después de esa difícil e inesperada batalla. Había sido una suerte que Kerberos y Ruby hubieran aparecido en ese momento porque de lo contrario ya estarían muertos.
Ya se disponían dirigirse a sus habitaciones cuando el teléfono sonó. Sakura con desgana y cansancio contestó el teléfono.
"Residencia Hiragizawa. Habla Sakura."
"..........................."
"¿Shaoran? ¿Eres tu? ¡Que alegría volver a escucharte! ¿Cómo has estado?" exclamó con animo a pesar de sus heridas.
"..........................."
"¿Cómo?" Su anterior sonrisa se desvaneció y Eriol le miró interrogativo.
"..........................."
La impresión de Sakura se podía apreciar, lentamente dejó caer el teléfono que cayó al suelo. En el rostro de una paralizada Sakura se podía notar la angustia y algo de miedo.
Notas de la autora: Ufff!! Al fin terminé este episodio. En mi humilde opinión es el que más he disfrutado escribir por los sentimientos de Sakura. Al fin lo dije!! De frente y sin rodeos. Como se habrán podido dar cuenta ya es hora de que el joven y apuesto Sahoran reaparezca y tome su importante papel en este asunto. Touya y Yukito también hicieron una breve aparición, se que quieren más de ellos pero todo a su tiempo ^^; La pobre Tomoyo atrapada en ese hospital, y eso que los detesta, al menos tiene a Katrina para que la atienda y cuide de ella. Espero que la batalla me haya quedado bien descrita. Nunca pensé que escribir este tipo de escenas fuera tan difícil, pero hice mi mejor esfuerzo. También espero que no les haya parecido muy meloso la forma en la que Sakura se refirió a Tomoyo, a mi parecer me quedó bien y pude expresar lo que en verdad siente por ella.
Aclaraciones: Auf Wiedersehen mein fräulein: Claro que es alemán y significa "Hasta pronto mi señorita" pero sería más algo como "Hasta pronto mi Lady."
Oblivium: Esto es latín. No es que sepa latín pero hago el esfuerzo. Significa Olvido.
Como se habrán dado cuenta ha habido otras palabras que parecen estar en latín y eso es latín. No se si lo que escribí esta bien escrito la forma gramatical, pero si tiene un significado. No lo daré por ahora.
Me encantaría que me escribieran dando su opinión al respecto o críticas pero que sean constructivas a johanna_kat@yahoo.com o a jkattyj@hotmail.com
Copyright!!! Los personajes que conozcan son por supuesto de Card Captor Sakura y son creación de CLAMP, Kodansha, etc. Lo demás son de mi propia creación al igual que la historia es original mía, cualquier parecido con cualquier otro fic es pura coincidencia o simplemente que me influencie por ello.
