Hoola! Este capítulo está contado por nuestro amado Shaoran Li, traté de darle un toque muy especial, espero les guste.
Esta historia es producto de mi imaginación y espero que sea de su agrado y le den mucho amor. Los personajes de Sakura Card Captor, le pertenecen a CLAMP. Los que vayan apareciendo si son mi creación.
MI PRECIOSO TESORO.
CAPÍTULO 7.
Shaoran Li.
A pesar de las invitaciones de Meiling para pasar con ella y Amika la tarde en el parque de diversiones o la de Eriol para que lo acompañara a un evento en el que iba a ser el presentador, mi lado ermitaño había salido a flote y había decidido permanecer en mi departamento disfrutando del atardecer y contemplando la vista que tenía de los Jardines Hamyariaku desde la comodidad de mi mullido sofá de color negro acompañado de unos deliciosos dumplings que yo mismo había cocinado y una copa del vino que mi madre me había regalado en mi pasado cumpleaños.
Ese tiempo a solas lo requería con urgencia, pues tenía muchas cosas en que pensar, pero había dos en particular que no me dejaban ni a sol ni sombra, la primera de ellas era que hacer con algunas inversiones en las cuales estaba involucrado el padre de Mika y la segunda, qué decirle a mi prima y a Eriol para que dejaran de presionarme con que les confirmara si sentía alguna atracción por Sakura, esta última era la que en realidad me tenía más presionado, pues aunque en un principio les había dejado muy en claro a Mei y a Potter que lo que yo tenía con ella era una linda amistad y nada más, ambos seguían tercos en que entre los dos se notaba química y que no debía dejarla pasar, lo cual me hizo recordar una conversación que había sostenido con Meiling.
--Shao, ¿te gusta Sakura verdad? -
-No sé de qué me estás hablando Mei- mencioné tratando de evadir el tema por enésima ocasión.
-Por favor Shao, te conozco muy bien y he visto cómo te le quedas viendo desde que la conocimos ese día con Eriol y todas las veces que hemos estado comiendo en Oishii Garden- contestó mi prima mientras me lanzaba una de sus miradas cuando sabía que tenía la razón.
-Mei, no veas cosas que no son, ya te dije que Sakura se ha convertido en una valiosa amiga para mí- le dije mientras tomaba asiento en la silla reclinable de mi oficina. –Así que no hay más que decir al respecto, vamos a checar cómo va la publicidad de la revista de Eriol, ¿de acuerdo? – y con una mano le indiqué a Meiling que tomara asiento para revisar uno de los reportes.
-Está bien, no insistiré…-tomó asiento y continuó: -…sólo agregaré que es la primera vez que te veo feliz desde lo ocurrido con Mika…
No podía negar que me agradaba la personalidad de Sakura, era una chica con un gran talento para la cocina y los negocios, tenía unos hermosos ojos verdes que brillaban como joyas preciosas cada vez que hablada de su trabajo, era inteligente, graciosa, amable y confiable…pero de eso a que yo sintiera algo más había mucho trecho… o eso creía yo. Traté de alejar esos pensamientos que estaba seguro eran solo producto de la admiración que sentía por ella y de que me recordaba al joven Shaoran que se quería comer al mundo con sus ideas revolucionarias, por lo que tomé un libro que se encontraba en la mesa que estaba a lado del sofá para despejar mi mente con una buena lectura, pero al abrirlo lo que parecía ser una foto cayó del mismo, la tomé entre mis manos y observé que se trataba de la misma fotografía que un día Eriol y Tomoyo nos habían tomado infraganti a Sakura y a mí cuando estábamos jugando juegos de mesa, ella se veía tan sonriente mientras yo la observaba de reojo y sonreía, y como si se tratara de un imán esa sonrisa volvió a mi rostro y suspiré.
En ese instante, reaccioné y dejé la fotografía en medio del libro y lo cerré, moví mi cabeza como en señal de que necesitaba alejar algo de mi mente, recogí el plato de los dumplings y me dirigí hacia la cocina para servirme otra copa de vino, pero antes de servirme otra copa, la imagen de mi madre se instaló en mi mente y recordé sus sabias palabras sobre que si necesitaba claridad para pensar, debía ser en mis cinco sentidos, por lo que opté por prepararme un té y acompañarlo con una rebanada de pastel de chocolate, me disponía a comérmelos cuando fui interrumpido por el sonido de mi celular y al ver que se trataba de Eriol, atendí la llamada:
-Hola Eriol, ¿Acaso ya se aburrieron de tu discurso? – y solté una risa que me fue imposible detenerla.
-Ja, ja…qué gracioso Shaoran, todo lo contrario, quedaron fascinados con mis dotes de orador, pero, en fin, no te hable para que te burlaras de mí, sino para que me ayudes con algo ¿puedo ir a tu departamento? -
-Si claro, pero para que me preguntas si puedes venir, si de todos modos vienes cuando quieres y a la hora que se te pega la reglada gana- le contesté con tono sarcástico.
-Bueno, que tal si estabas en la empresa como esclavo del trabajo o en una de tus citas de "amigos" con Sakura- al escucharlo decir aquello movía mi cabeza de un lado a otro y enserio no podía creer que dijera eso.
-Para tu información Potter, no he hablado con Sakura desde que me fui de viaje y con las juntas ni siquiera he podido ir a la cafetería…y no son citas- suspiré al terminar de decir esa última frase.
-Ok mi lobito de cuentos de hadas, no te enojes, te veo en media hora- y sin más colgó el teléfono dejándome con la palabra en la boca, ese hombre no tenía remedio, era un completo desastre, pero tenía que admitir que aún con sus locuras lo apreciaba mucho.
Al colgar, me dispuse a terminar mi rebanada de mi venerado pastel de chocolate y mi té en paz y aproveché el tiempo para hablar con mis hermanas y mi madre, así transcurrió la media hora y el timbre de mi apartamento sonó, me despedí de mis hermanas y mi madre y fui a abrir la puerta.
-Lobito, amigo, ¿cómo te fue en tu viaje? – me saludó Eriol.
-Bien Potter, fue un viaje algo cansado como todos los viajes de negocios, logramos cerrar la mayoría de las negociaciones…pero hablando de viajes ¿tú porque te regresaste antes? - le pregunté mientras le indicaba que se sentara en la sala e iba a la cocina por algo de comer.
-Porque me hablaron de la revista y me dijeron que necesitaban mi aprobación para unos artículos nuevos…pero no vine a hablar del trabajo…necesito de tu ayuda en una situación de vida o muerte -
-No soy espía ni nada parecido eee…- y Eriol me miró con cara de sarcasmo- ok, ok… ¿en qué te puedo ayudar? – le dije al sentarme en el sofá y colocaba algunos platos con botanas porque conociendo a mi amigo, esta conversación iba a ser muy larga.
El chico inglés tomó uno de los cacahuates y se los comió como si su vida dependiera de ello, parecía muy nervioso, suspiró y me confesó lo que lo llevaba a mi departamento a esas horas de viernes, jamás hubiese pensado que mi amigo estuviera tan nervioso porque no sabía cómo pedirle a Tomoyo que fueran novios.
-Amigo, sólo díselo, ya han salido en varias ocasiones, se nota que no le eres indiferente y se llevan muy bien, ¿acaso le tienes miedo a que te rechace? – alcé la ceja y tomé algunos cacahuates.
-No le tengo miedo al rechazo, sino más bien a que haga un ridículo…ya sabes cómo me pongo cuando me pongo nervioso, claro nada en comparación contigo amigo mío- me palmeó la espalda y sólo le lancé una mirada de pocos amigos. –¿Me ayudarás o no? – preguntó Eriol.
Relajé mis facciones y mencioné: -Por supuesto que sí, Potter, pero… ¿en qué puedo ayudarte yo? -
-Sólo necesito que averigües con Sakura, cuál es el postre favorito de Tomoyo-
- ¿Y por qué no se lo preguntas tú directamente a Sakura? – le pregunté a mi amigo.
-Porque estoy sumamente ocupado con unas juntas de la revista, en la escritura de mi artículo, además de que estaré organizando el resto de la sorpresa y…tú eres el mejor para esa tarea porque Tomoyo no sospechará nada de ti cuando estés hablando con Sakura…- vaya ante esa lógica de mi amigo inglés no había nada más que argumentar, por lo que acepté en ayudarlo ya que si alguien era difícil de engañar esa parecía ser la chica amatista, pues la última vez que había conversado con ella había descubierto que algo me atormentaba.
-Para esas penas del alma, nada mejor que un té – comentó la chica amatista.
-Gracias Tomoyo, pero no tengo ninguna pena…estoy bastante bien…tal vez solo cansado de los últimos días que han estado llenos de juntas- contesté y tomé un poco del té.
-No preguntaré más, pero si me atreveré a darte un consejo…el cual menciona siempre Sakura...- levanté la mirada y presté atención: -… nada dura para siempre, ni siquiera los problemas, recuerda…todo estará bien- terminó de decir Tomoyo y se levantó para seguir atendiendo a unos clientes que habían llegado y allí me quedé durante unos minutos pensativo con los palabras de ella, pues según yo todo el día había aparentado estar muy bien y nadie se había percatado que me había topado con Mika en Tokio, la cual era la primera vez desde nuestra discusión en Montecarlo donde la había descubierto siéndome infiel con un joven que ni siquiera me dediqué a averiguar su nombre, ni su apariencia, pues me había bastado con la imagen de ella en una situación muy comprometedora con ese hombre esa noche de la fiesta de máscaras.
Al escuchar a Eriol aclarar su garganta, mi atención regresó a ese momento, él se limitó a no preguntar nada, pues ya intuía que era lo que me pasaba cuando me quedaba absorto en mis pensamientos, ya que varias veces me había ocurrido en presencia de él y Mei. Alejé esas ideas y me concentré en los planes que me estaba contando mi entusiasta amigo y los detalles en que requería mi ayuda, pues quería que todo estuviera perfecto para el día en que le pediría a Tomoyo que fuese su novia formalmente, tenía que admitir que en los años que llevaba de conocerlo, jamás lo había visto así de nervioso y más porque siempre se le veía seguro por donde anduviera, vaya que la chica amatista lo traía muy entusiasmado y eso me daba mucho gusto por él, pues al menos alguno de los dos se veía que podría ser feliz. Y así pasé ya cercana la medianoche, tratando de calmar a Eriol haciéndole hincapié en que yo le ayudaría con los ajustes finales para que él no pasara ningún ridículo según él y sólo se concentrara en qué se iba a poner ese día.
Muy temprano a la mañana siguiente, me levanté muy temprano para hablar con mi madre acerca de la próxima visita de mis hermanas a Tokio, pues aparte de tomarse unas merecidas vacaciones, aprovecharían la escala en la ciudad para participar en la junta de accionista que tendríamos en pocos días, junta que, a decir verdad me tenía con los nervios de punta, ya que, trataríamos temas muy serios y de eso dependería la permanencia del padre de Mika en la empresa, pues con Mei, habíamos descubierto ciertos manejos que incriminaban al señor Nakamura con la posible fuga de información confidencial a nuestra competencia. Por lo que, al terminar de afinar los últimos detalles con mi madre y mis hermanas sobre su hospedaje, me despedí de ellas y me dediqué a tomar un buen baño, desayunar y prepararme para ir por la tarde a Oishii Garden a ver a las chicas y porque no aprovecharía esa visita para hablar con Sakura y preguntarle sobre lo que Potter me había pedido.
Entrada la tarde, me volví a cambiar para poder ir a Oishii Garden y darles a las chicas el pequeño presente que les había traído de mi viaje, tomé las llaves de mi auto, ya que mi plan era hacer una visita corta, preguntarle a Sakura y después pasar el resto de la tarde en el Museo de Arte de Tokio deleitándome con una nueva exposición sobre la expresión de la Música. Al llegar a la cafetería, la vi como todas las veces anteriores a las que había acudido…completamente llena y hasta había una pequeña fila para poder ingresar, estaba a punto de dejar la misión de Potter por la paz, pero vi a Tomoyo cerca del ventanal y alcé la mano para saludarla, inmediatamente la chica amatista, terminó de llevar unas bebidas a unos clientes, dio un par de instrucciones a uno de los meseros y me hizo una seña para que esperara.
Cinco minutos después, salió Tomoyo con cara de preocupación y le pregunté que, si estaba bien, pero lo que me dijo después me dejó pasmado:
-Shaoran…que bueno que te veo, estoy muy preocupada por Sakura...le dije en la mañana que se tomara el día…pero es hora en que no contesta el teléfono y me estoy preocupando por ella…- terminó de comentarme y vi la preocupación en su rostro, por lo que me atreví a preguntarle:
-Tomoyo, tranquila, tal vez está en alguna cita y no quiere que nadie le interrumpa…-traté de calmar los ánimos de su amiga.
-Es precisamente la cita lo que me preocupa…espero que no haya decidido hacerle caso al recado de su ex… y lo peor es que no puedo salir a buscarla porque hay que atender a los clientes…-al terminar de escuchar esa frase, me quedé pensativo y un vacío en mi estómago me invadió, no sabía el porqué, pero de repente me había surgido la necesidad de ir en busca de Sakura y verificar que estuviera bien.
-No te preocupes Tomoyo, yo me encargo de buscarla…- me despedía de la chica amatista y me disponía a partir, pero en ese instante, recordé que no sabía tantas cosas de Sakura y no había forma de que yo la encontrara, me disponía a preguntarle a Tomoyo los lugares que frecuentaba la chica de ojos verdes, pero el celular de la chica sonó y como la velocidad de un rayo contestó y respiró aliviada, parecía que Sakura había dado señales de vida.
-Shaoran, ya no hay necesidad de que busques a Sakura, me acaba de llamar y me comentó que está bien…lamento que te haya preocupado- bajó la mirada la chica amatista.
-Lo importante es que ella esté bien, bueno no quiero quitarte más tu tiempo...mejor me voy y regreso mañana- Tomoyo tomó mis manos y me agradeció, se despidió de mí y me dijo que me esperaba al siguiente día para agradecerme formalmente, ingresó de nueva cuenta a la cafetería y se perdió entre todos los clientes, en ese momento, tomé las llaves de mi coche, ya más relajado y manejé por las calles concurridas de la ciudad nipona hasta las inmediaciones del Museo de Arte de Tokio, sin embargo, al llegar, me encontré con que el museo se encontraba cerrado ese día pues estaba en reparación una sección y no abriría por el resto del fin de semana, suspiré y me quedé un rato pensando en que hacer esa tarde, no podía hablarle a Eriol porque estaba en un evento y ni hablar de Mei pues había llevado a Amika de compras…y yo prefería no meterme pues la última vez había terminado siendo el que llevaba cargando todas las bolsas, así que decidí ir al Parque Chidorigafuchi para dar un paseo.
Ese parque en particular, era uno de mis favoritos en todo Tokio, amaba la vista que brindaba de los cerezos floreciendo en esa época del año y el contraste que hacía con el río que atravesaba el lugar, el cual ofrecía un espectáculo hermoso, en el que los pétalos de los más de 200 árboles de cerezos adornaban no sólo los senderos del parque, sino también el río y esa combinación me resultaba particularmente relajante.
Comencé a caminar por los senderos del parque, admirando los cerezos rosas y blancos y los patos que estaban nadando por la orilla del río, así como a un par de parejas que estaban remando, suspiré y comencé a dejarme llevar por el sonido de los pajarillos cantando y el agua corriendo del río, me disponía a sentarme en una de las bancas para quedarme a observar el paisaje, cuando divisé a una cierta joven que podría reconocer en cualquier lugar, allí se encontraba Sakura, sentada en una de las bancas que estaban a lado del río observando los cerezos, su cabello estaba ondeando por el viento y se veía tan pensativa que no quería interrumpirla para preguntarle lo que Eriol me había encargado, iba a pasar de largo cuando vi que se secó una lágrima de su mejilla con su mano y como si fuera un acto reflejo tomé esa acción como una señal para acercarme.
Caminé con paso firme y me acerqué a la banca donde se encontraba y le saludé:
-Hola Sakura- y como había vislumbrado desde atrás ella no notó mi presencia, por lo que aclaré mi garganta causando que se sobresaltara, traté de volver a hablar, pero ella alzó la vista y pude ver sus hermosos ojos verdes cristalinos por las lágrimas que estaban acumulando y al instante ella evadió mis ojos.
-Ho…hola …Sha…Shaoran… ¿Qué haces por aquí? - dijo con la voz entrecortada y fijando su vista en el río.
-Me gusta venir a este lugar para relajarme y pensar…- tomé aire y solté la pregunta disfrazada de disculpa: -perdón por preguntar, pero ¿y tú?, ¿estás bien?, ¿hay algo que pueda hacer por ti? –
Un momento de silencio se instaló entre ambos y cuando pensé que no querría contestarme, vi que ella alzó sus hombros y suspiró profundamente, pero sin despegar su vista al cuerpo de agua me dijo:
-Sí, es un lugar muy bonito, a mí también me gusta venir aquí a pensar- y siguió evadiendo mi mirada
No pude evitar lanzar un último comentario para ver si podía lograr que se desahogara, ya que yo conocía perfectamente que cargar con las emociones era una sensación que no le deseaba ni a mi peor enemigo, ya que uno mismo podía ser el pero verdugo y llevarte a tomar las peores decisiones.
-Lo que sea que te esté atormentando Sakura…puedes confiar en mí- como acto ella volteó y me miró fijamente, esbozó una pequeña sonrisa, la cual yo contesté de manera sincera y ella continuó:
-Gracias Shaoran, eres un gran chico… ¿puedo pedirte un favor? - sin pensarlo afirmé con la cabeza y solicitó algo que me resultó muy peculiar:
- ¿Puedo recargarme en tu hombro y simplemente no decir nada? – me quedé estupefacto ante tal petición, pero al ver que ella estaba esperando mi respuesta, cerré mis ojos para hacerle saber que no tenía inconveniente y le ofrecí mi brazo para recargarse, posó su cabeza sobre mi brazo, suspiró y en medio del silencio que se formó, Sakura comenzó a llorar, no dije ni una sola palabra y aunque hubiese querido no podía porque sentí un nudo en mi estómago, el oírla llorar me estaba partiendo el corazón, ya que todo ese tiempo que llevaba de conocerla siempre se había caracterizado por ser una joven llena de alegría, con una pasión por su trabajo y un profundo amor por Tomoyo, su familia y su perro Kero y verla así me estaba llenando de impotencia, quería hacer algo por mitigar su sufrimiento, pero no sabía qué o cómo, por lo que sólo se me ocurrió sacar del bolsillo de mi chamarra un pañuelo y con mi mano libre se lo extendí.
- Gracias Shaoran…- dijo aún con la voz entrecortada, secó sus lágrimas, suspiró y aún con la vista fija en el río, me preguntó: … ¿Tú crees que existe el amor aún después de una traición? – al escucharla me quedé perplejo, ya que yo me había realizado esa misma pregunta tiempo atrás y era día que aún no sabía que contestar ante esa interrogante, pero no podía dejar a Sakura sin respuesta, ya que si me había tenido la confianza de preguntarme algo tan personal, lo mínimo que podía hacer en esos momentos era darle unas palabras que le ayudaran a tranquilizar la tormenta que de seguro estaba atravesando…así que decidí hablar con el corazón y hablarle desde lo profundo de mi corazón y de mi propia experiencia.
-La verdad no lo sé, Sakura. Pero creo que si te torturas sólo en por qué te traicionaron, en qué fallaste o en porqué no viste las señales…solo provocarás que vivas en la amargura y dejarás de disfrutar de lo que te rodea…- Sakura levantó su cabeza y volteó para quedar frente a frente expectante a lo que diría: -…. E incluso te podrías perder la oportunidad de conocer a alguien con quien compartas hermosos momentos, porque el amor es eso…Sakura…una caja de sorpresas que te puede regalar los mejores instantes o los peores, pero no por eso es menos hermoso, ya que, de las malas experiencias, como lo son las traiciones, también se aprende, aunque duela y nos lleve a sentirnos tristes…- sin pensarlo tomé sus manos, le miré a los ojos y le dije: -…Tal vez te lleve horas, días o semanas reponernos, pero ninguna tormenta es eterna…y cuando pase, solo lo recordarás como un momento más y volverás a amar….así que yo creo que sí, si existe el amor después de una traición…- la mira de Sakura estaba fija en mí, al parecer mis palabras habían calmado un poco la tormenta que sentía, una pequeña lágrima resbaló por su mejilla y como instinto limpié la misma con mi dedo pulgar y me quedé prendado de esas hermosas esmeraldas que me miraban con mucha intensidad y antes de que hiciera algo de lo que podría arrepentirme y como acto reflejo lo primero que se me ocurrió fue desviar mi mirada hacia un grupo de aves que estaban en río y en ese momento me percaté que mi corazón latía con fuerza.
-Gra…Gracias Shaoran...por tus palabras y por estar aquí…- dijo Sakura tomando mi mano.
-No tienes nada que agradecer Sakura, lo importante es que te sientas mejor- le mencioné mientras le daba una palmadita a su mano con mi mano libre. –Cambiando de tema y esperando que no me lo tomes a mal, ¿te gusta remar? - pregunté mientras volvía a mirarla.
- ¡Claro! Mi hermano Touya me enseñó cuando era niña y estuve en el equipo de remo cuando estaba en la Universidad-
- ¡Perfecto, Sakura!, entonces te invito a remar ¿qué dices? – me levanté y le extendí la mano la cual no dudó en tomar y caminamos hasta la taquilla donde se rentaban las lanchas, pagué y una vez que se nos asignó la lancha, tomé los remos y nos subimos al bote, le extendí uno de los remos y comenzamos el recorrido.
- ¡Qué bonita vista Shaoran! ¡Es realmente hermoso el atardecer desde aquí! – dijo Sakura, se veía más tranquila y su sonrisa había regresado y sin percatarme me encontré viéndola mientras me contaba una anécdota de un viaje con su padre y Touya. De repente sentí como el agua salpicaba mi cara y vi a Sakura aventándome agua para sacarme de mi trance.
-Parece ser que te aburrí con mi historia…-
-No, claro que no, Sakura, sólo que me hiciste recordar a los paseos que daba con mi padre cuando era un niño…pero no estamos aquí para cosas tristes…sino para que te relajaras y al parecer lo logré…- sonreí mientras veía como Sakura se sonrojaba, así estuvimos durante un rato más, hasta que la hora de irse había llegado, estábamos en el estacionamiento y me disponía a decirle a Sakura que yo la llevaría con Tomoyo y de allí me iría a casa de Mei.
-Ya viene Tomoyo, Shaoran, le avisé que estaba aquí y dijo que estaba cerca así que no debe tardar…-cuando escuchamos el claxon del auto de la chica amatista y con la mano nos saludó- ...ves ya llegó, gracias otra vez por todo, por tus palabras y por la tarde tan agradable…me divertí mucho…- no me dejó decirle nada pues en ese instante, se alzó de puntitas y me dio un beso en la mejilla y salió corriendo, se subió al carro de su amiga y sólo me dijo adiós con la mano, me quedé estático con las llaves de mi coche en la mano y mi corazón latiendo con mucha rapidez, como si fuera un adolescente.
Durante todo el trayecto a la casa de Mei, solo podía pensar en el beso de Sakura, en ella llorando, en lo que le había dicho y en nuestro paseo…todo me daba vueltas en la cabeza…pues nunca, nunca me había comportado de esa manera. Al llegar a la casa de Mei, una pequeña princesa salió a recibirme, la cual tomé en brazos y le dije:
-Hola princesa, ¿te cómo te ha ido en la escuela? –
-Muy bien tío Shaoran, tengo muchos amigos y hoy compramos muchas cosas para mis tías, ¿verdad mami? –
-Así es Amika, pero vamos a dejar respirar a tu tío Shaoran, porque tiene una cara como de que tiene un huracán por dentro…- mencionó Mei mientas se me quedaba viendo.
-Pobre tío Shao, ¿pero ¿qué es un huracán? - comentó la pequeña Amika
-Es una gran tormenta princesa, ¿Qué te parece si me dejas hablar con tu mami y luego jugamos tu y yo? – aceptó y salió corriendo a su cuarto con un montón de colores, en tanto tomaba asiento en la sala de estar.
-Suéltalo primito, ¿qué te ocurre? –dijo una perspicaz Mei.
-Creo que…estoy sintiendo algo por Sakura…- los ojos de mi prima se abrieron como dos platos y se dibujó una sonrisa de oreja a oreja- ¿Qué? ¿Qué paso? -contesté.
-Al fin Shao…ya era hora de que dejaras de ser una piedra viviente…debes contarme cómo fue que llegaste a esa conclusión…- sonrió Meiling al mismo tiempo que se acomodaba en el sillón y tomaba una taza de té caliente.
Perdón por la demora, el trabajo se ha acumulado en los últimos días y no me permitía continuar, pero para enmendar mi ausencia les traje este capítulo, que a mi parecer es uno de los más bonitos que he escrito, ya que refleja una parte de una experiencia personal. Este capítulo está dedicado a una persona muy especial, que, a pesar del tiempo de conocernos, es alguien que nunca deja de sorprenderme y al cual le guardo mucho cariño. ¿Qué opinan de lo que Shaoran piensa? ¿Qué habrá pasado con Sakura para que estuviera en ese estado?
Los leo en el próximo capítulo, dejen sus comentarios, que son muy importantes para mí.
Saluditos
Ume.52
