Capítulo 2: En busca de una verdad…(1ra parte)
By. Hikari-chan
Un nuevo día nacía con la aparición del sol, un nuevo día nacía con la pérdida de una nueva alma, de una nueva vida. Las personas que presenciaron este incidente se encontraban en la Enfermería. El joven de ojos verdes esmeraldas no respondía ante las preguntas que su maestro le hacía. Desde que vió el cuerpo de su mejor amigo, del único que le entendía y estaba a su lado, tendido en el suelo, asesinado como si de un animal tratara, todas sus ganas de vivir habían desaparecieron.
Las lágrimas no deseaban hacer su salida, no deseaban calmar el dolor sentido en su corazón. ¿Cómo podía sucederle eso a él?... ¿Cómo?
-¡Kurosaki! ¡Escúchame! Si no me dices lo que sucedió, no puedo hacer nada para librarte de los cargos que desean poner en tu contra. Sé que no hiciste nada, lo puedo leer en tus ojos. Pero necesito que hables. Por favor… - Tsuzuki ya no sabía que hacer ante todo esto. Sabía que el chico no había hecho nada, pero el Director estaba empeñado en que él lo había hecho todo. ¿Cómo podía llegar a ser tan maldito ese desgraciado? ¿Es qué no veía el dolor reflejado en esos hermosos ojos?...
El rubio aún no salía de su letargo, no despertaba de su ensoñación. Tsuzuki no pudo más, levantó su mano, dejándola caer en la mejilla blanquecina…
-¡Demonios, despierta! – ante esto el ojiverde abrió sus ojos enormemente, levantándose de su silla, pegándole una cachetada a su maestro.
- ¡¿Qué carajos le pasa?! – Hisoka le hizo frente a su maestro, observándole desafiadamente.
- Hasta que por fin reaccionas… Discúlpame por eso, pero es que necesito que me cuentes. Por favor, dime lo que realmente sucedió o lo poco que pudiste presenciar.
- No necesito ayuda de estúpidos como tú. Además no se qué demonios pasó. No se que fue lo que lo asesinó. ¿Qué tú crees?... ¿Qué fui yo?
- Sé que no fuiste tú, pero eso no es lo que piensa el Director… ¡¿Estás bien?! – pudo ver como la palidez del chico aumentaba, admirando también el terror que esos ojos le regalaban.
- No… no puede ser… tú – el más joven señaló a aquel que se encontraba detrás de Tsuzuki, este volteándose al instante, sorprendiéndose de ver al Director…
- ¿Ya pudiste sacarle la verdad a este chiquillo? – le preguntó observándole calculadoramente…
- No. No he podido – Tsuzuki bajó la cabeza, apretando los puños, descargando en ellos la desesperación que había guardado desde esa extraña noche.
- Yo le sacaré la verdad. Déjanos solos – el Director comenzó a acercarse a Hisoka, demostrándole un extraño brillo que en sus ojos color plata nacía.
- ¡No! ¡No me dejes solo, Tsuzuki! – el mas joven tomó la mano de su maestro, apretándola con fuerza, dejándole ver el terror que recorría su cuerpo.
El ojivioleta se sorprendió al ver como Kurosaki le llamaba por su nombre. Un pequeño rubor se dejó ver en sus mejillas, desapareciéndose al instante al ver como el Director se acercaba.
- No se preocupe, yo le sacaré la verdad. Haré lo posible.
- Llevas mucho tiempo con él y aún no has hecho nada. Sé que a mi me dirá la verdad.
Mientras más se acercaba, mas crecía el temblor en el cuerpo del joven. Sintiéndose preso en una oscuridad donde la luz no podía llegar, donde la luz no se podía abrir paso. Recuerdos de su pasado regresaron a sus memorias… Su cuerpo no reaccionaba, sus fuerzas le abandonaban…
- ¡¡¡Kurosaki!!! – lo último que sus sentidos pudieron presenciar…
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En el bosque, ruidos extraños y gritos espantosos se dejaban escuchar a lo largo de todos los árboles. Un chico era arrastrado por todo el suelo, siendo golpeado por rocas y por árboles, abriéndole nuevas heridas a su lastimado cuerpo.
Nadie escuchaba sus gritos de ayuda, nadie presenciaba el dolor de sus heridas… El enorme cuerpo que le llevaba sin ninguna lastima, reía y gozaba de los gritos regalados por la garganta del joven. Pronto le daría muy buen uso de ese cuerpo tan elegante, pronto tendría un festín de reyes.
Bajo la capa que su cuerpo cubría, se podía apreciar una sonrisa demoníaca, unos ojos llenos de maldad. Llegando ya a la carnicería, paró su caminata, volteándose a ver al chico que placer pronto le regalaría.
- No… por favor… déjeme ir… - el chico pedía plegarias por su vida, a lo que el monstruo le contestó arrancándole las pequeñas piezas de ropa que cubrían su cuerpo.
Su sed de sangre se vió saciada… su hambre de muerte se vió alimentada. Los miembros del cuerpo eran arrancados desde su raíz… deleitándose ante los gritos y ante el llanto que el chico no dejaba de soltar… una vida más que devoraba con deseo, un alma más que a su colección llegaba…
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- ¿Estará bien? – preguntaba Tsuzuki a la enfermera que atendía al joven Kurosaki.
- No se preocupe. Tan solo se desmayó por la falta de descanso.
- Gracias – ambos se sonrieron, saliendo del cuarto la enfermera, dejándolos solos.
- ¿Qué demonios voy a hacer?... – las preguntas corrían por su mente, el miedo crecía en su corazón. El Director le había amenazado de despedirlo si no declaraba contra Kurosaki… pero él no podía hacerle eso a ese niño… no podía llegar a dañarlo de esa manera…
Se quedó observando la tranquilidad que reinaba en el rostro del joven. Extasiándose con la belleza que ese chico podía llegar a tener… Sin saber el por qué, extendió una de sus manos, rozando levemente la mejilla del chico, delineando los labios rosados con su dedo… Ese chico era un dulce deseo, un santo pecado…
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- Director, ya está aquí
- Déjale pasar – se volteó en su silla, quedando de frente a la puerta. Un hombre de cabellos castaños entraba a la oficina, sentándose frente al escritorio del Director sin esperar a que le invitaran.
- Veo que sigues igual de informal – le sonrió cínicamente.
- Puedo ver también que no has cambiado en nada, Muraki. ¿Así que necesitas de mi ayuda? Dijiste que nunca más me volverías a llamar.
- Sé lo que dije. Pero eres el mejor, y te necesito en mi colegio.
- ¿En qué te puedo ayudar? – ambos se observaron calculadoramente e intentado intimidarse. Muraki sonrió, no sin cambiar su vista.
- Necesito que trabajes en este colegio. Quiero que vigiles a un estudiante, y también a un maestro que me está desafiando – entrelazo sus dedos, colocando su barbilla encima de ellos.
- ¿Qué es lo que tienes planeado? – le sonrió en forma cómplice.
- Entregarlos como una ofrenda… - ambos comenzaron a reírse demoníacamente.
La vida en el colegio no iba a ser nada fácil para Hisoka y Tsuzuki. Sus vidas se iban a convertir en un infierno, en uno del cual salida no iban a encontrar…
Continuara…
Notas de la autora:
Bueno… Espero que disfruten este capítulo. Gracias por los reviews recibidos y disculpen por la tardanza. Besos y abrazos.
