Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.
Advertencias: Omegaverse, mención de Mpreg, yaoi…
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Sin importar el tiempo
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Capítulo 6
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— ¡Buenos días a todos! —una sonriente Sakura entró por la puerta de la casa Umino-Uchiha. Demasiado animada para la hora que era, según Menma.
Iruka la recibió con una sonrisa y los llamó a ambos desde la sala para anunciarles que su tía había llegado y estaba lista para partir.
Menma apareció por el pasillo arrastrando su mochila con el cabello todo despeinado y con un rostro que gritaba a leguas que estaba de mal humor por haber sido despertado a las… ¿Qué hora eran?
Parpadeando para enfocar la vista, observó el reloj analógico colgado en la pared de la sala. ¡Eran apenas las seis de la mañana! Oh, qué pecado, interrumpir el sueño de un joven en crecimiento como él. ¿No podía su tía esperar al menos hasta que fueran las ocho?
Detrás de él, Minato apareció con su mochila sobre el hombro, tallándose un ojo y bostezando ligeramente, pero lucía mucho más dispuesto a soportar el tener que madrugar que él. Saber que iba a ver a sus padres en verdad lo motivaba a levantarse y a tener suficientes energías para afrontar el día… Y los varios kilómetros que tendrían que caminar.
Iruka los acompañó hasta la entrada de la aldea, donde les deseó un buen viaje y les advirtió que no le causaran demasiados problemas a Sakura. Desde ahí emprendieron viaje. A Menma en particular le gustaban este tipo de paseos, era como ir de excursión: acampaban, contaban historias, pasaba tiempo con su hermano y con su tía, pescaban su propia comida, hacían fogatas… No podía relacionarlo todavía con alguna misión porque, al no ser genin aún, no tenía realmente con qué compararlo, pero sí había escuchado que a algunos shinobi les gustaba ese aspecto de su trabajo.
Salir de los muros de la aldea era bastante refrescante, en eso los tres presentes estaban de acuerdo. Sakura en especial se alegraba de tener algo de tiempo libre y cambiar de ambiente. Amaba su trabajo, pero estar siempre viendo las mismas paredes blancas del hospital a veces terminaba resultando agotador.
Ahora, salir de paseo con Menma y Minato la animaba tanto como le hacía sentir nostálgica. Le hacía recordar un poco al Equipo Siete del cual ella fue parte, excepto que Kakashi estaba ocupado trabajando como el Hokage actual, y que Naruto y Sasuke no podían hacer más acto de presencia. Pero sus hijos los resemblaban un poco y Sakura sonreía cada vez que alguno de los dos hacía algo distintivo de alguno de sus padres sin saberlo. En verdad extrañaba demasiado a ese par de idiotas.
—Oye, tía Sakura. —la voz de Minato la distrajo de sus pensamientos y la regresó a la realidad.
Sin dejar de andar, la pelirrosa se giró con una sonrisa.
— ¿Qué pasa?
— ¡Cuéntanos sobre el Equipo 7! —le pidió el menor en tono animado.
— ¡Sí, cuéntanos! —lo apoyó Menma, sonriendo de oreja a oreja.
Sakura puso los ojos en blanco. Ya sabía desde la conversación que tuvo con Minato en el hospital que los chicos aprovecharían para preguntar más sobre Naruto y Sasuke, especialmente porque la mujer había cedido con el menor y le había hablado un poco sobre ellos. Esta vez, sin embargo, venía psicológicamente preparada para responder aunque sea a un par de incógnitas. Había sido injusta con ellos evadiendo el tema antes. No es que nunca los mencionara, pero recordar a veces era tan doloroso que lo evitaba casi por completo.
Sí, en verdad se estaba comportando de forma injusta. Debía hacer de tripas corazón, ser fuerte y hacer lo que tenía que hacer.
—Bueno, emm…—comenzó, dubitativa. ¿Qué tipo de cosa podría contar? Había tantas y a la vez tan pocas… Ni siquiera sabía por dónde comenzar. — ¿Alguna vez Kakashi-sensei les ha contado sobre la vez que intentamos quitarle la máscara para ver su rostro?
Ambos chicos negaron con la cabeza al mismo tiempo, emocionados por la expectativa de escuchar un nuevo relato.
Sakura les habló de cómo los tres habían trazado todo un plan para poder descubrirle el rostro a Kakashi, y que fallaron cada una de las veces que lo intentaron. Naruto había sido el de la idea originalmente, Sakura uniéndosele inmediatamente, deseosa de conocer la verdadera cara de su maestro. Sasuke no tenía la intención de participar al inicio, pero no le tomó demasiado a Naruto convencerlo para que se les uniera. Al final, ese día se había convertido en la fuente de risas en el futuro, y luego tan solo en un lejano y nostálgico recuerdo tanto para Kakashi como para Sakura.
A ambos Uchiha pareció caerles en gracia la historia, porque pasaron un buen rato carcajeándose y comentando sobre las cosas que sus padres y su tía habían hecho, e incluso comenzaron a teorizar cuál sería la mejor manera de conseguir que Kakashi se quitara la máscara. A estas alturas de la vida, Sakura ya lo consideraba un caso perdido. Hasta se le había ocurrido en algún momento que tal vez el Sexto utilizaba una máscara porque no tenía la mitad del rostro, pero eso era sencillamente ridículo. Ah, su yo del pasado de verdad tenía demasiada imaginación.
Cuando se hizo mediodía se detuvieron a comer. Sakura les había preparado unos onigiri, que a Minato le encantaban, por cierto. Se sentaron debajo de la sombra de algunos árboles y conversaron tranquilamente sobre sus vidas, sobre la graduación de Menma, sobre lo que Minato planeaba hacer durante las vacaciones, sobre que Iruka se merecía tomar un año sabático, y mucho blablablá. Fue agradable el poder sentarse a conversar como una familia. Sakura siempre había cuidado de ellos al igual que Iruka, aunque no viviera en la misma casa, así que era la segunda persona más cercana que tenían, a pesar de que no compartieran ningún lazo de sangre.
Al terminar de comer, retomaron su camino. Atravesaron el bosque hasta llegar a una especie de llanura con una enorme roca justo en el centro.
Habían llegado al fin, luego de casi ocho horas de camino.
La gran roca se extendía algunos metros hacia arriba. Eran al menos unos quince metros de altura, y lo que tenía en su superficie no era visible desde abajo.
Sakura suspiró con pesadez mientras se acercaban, su vista fija en la enormidad de la roca antes de devolverla a los hermanos Uchiha. Les sonrió animadamente, aunque en sus ojos podía observarse que era una sonrisa triste disfrazada de alegría.
— ¿Vamos? —los instó.
Minato desvió la vista a los alrededores. A pesar de la destrucción provocada por la batalla que se había llevado a cabo en ese mismo lugar al menos una década atrás, la naturaleza había hecho su trabajo y se había adueñado de una buena parte de los alrededores. Las deformaciones causadas por ataques se habían vuelto una con la tierra. La roca frente a ellos era probablemente la única parte del lugar no que albergaba ninguna especie de vida.
Menma lo observó durante un par de segundos al ver que se quedaba en silencio y, cuando su hermano menor al fin centró su atención en él, sonrió ampliamente.
— ¡Vamos! —los animó a ambos el ojiazul.
Sakura y Minato asintieron y pronto los tres habían subido a la roca de un par de saltos. Ahí, en la superficie, se alzaban dos siluetas que parecían haber sido esculpidas en piedra con asombrosa precisión. Los detalles, las facciones, el movimiento… Cualquiera que desconociera la historia creería que eran obra de algún magnifico y dedicado artista. La realidad, sin embargo, ocultaba hechos que habían provocado un gran impacto en el mundo como lo conocían.
—Hey, papá y mamá. Vinimos a verlos. —Menma les habló como si las figuras fueran a contestarle, como hacía siempre que venían a este lugar.
Minato se acercó un poco más, una sensación de pesadez instalándose en su pecho. Se dirigió hacia la primera figura, la de un hombre de cabellos cortos y revueltos. Su rostro estaba contraído y su boca abierta, como si estuviese gritando. Todo su cuerpo se inclinaba en dirección a la otra persona, un brazo estirado en su dirección, como si quisiera alcanzarla. Sus ropas, también de roca, estaban maltrechas a causa de la batalla. Todo lo que lo componía era de color gris, plomo. El tono rubio brillante que Minato sabía solía dominar su cabello había desaparecido, al igual que el cielo de sus ojos y el tostado de su piel. Era como una escultura sin vida que parecía muy real.
—Hola, papá. —el menor de los hermanos lo saludó y luego giró levemente la cabeza hacia la derecha, donde se alzaba la silueta de otro hombre, también con el brazo extendido hacia el contrario y con una expresión similar en su rostro. Su cabello era un poco más largo en comparación y dos mechones de este le enmarcaban la cara. Su ropa estaba en igual de malas condiciones y tenía una espada en la mano izquierda. —Hola, mamá.
Ambas siluetas se tocaban apenas por la punta de sus dedos. Era evidente que habían intentado protegerse el uno al otro pero no consiguieron ser lo suficientemente rápidos para lograrlo y, en lugar de eso, terminaron ambos siendo víctimas del poderoso ataque.
De acuerdo con los testigos, Naruto y Sasuke habían logrado vencer al enemigo, pero este tenía un as bajo la manga que ninguno de los dos pudo haber previsto. En cuanto asestaron el golpe final, derrotando a su adversario, este desencadenó una especie de explosión, como si en vez de derrotarlo hubieran presionado un botón de autodestrucción. Al parecer, la pareja apenas tuvo tiempo de reaccionar. El instinto de ambos los guio a intentar alcanzar al otro en la fracción de segundo que tardó en alcanzarles la cegadora luz del estallido, pero apenas lograron rozarse con los dedos cuando todo había terminado.
Por semanas, meses incluso, todos sus amigos movieron cielo y tierra para encontrar alguna solución, o al menos descubrir algún indicio que les diera alguna esperanza, pero todo fue en vano. No había latidos, no había rastros de chakra, no había nada. Sus cuerpos se habían convertido en roca sólida, petrificados y condenados a pasar el resto de la eternidad tan cerca y a la vez tan lejos.
Sakura lloró por mucho tiempo, deseando que al menos, si este iba a ser el final de sus dos preciados amigos, hubieran logrado llegar a los brazos del otro. Así, como mínimo, hubieran fallecido sosteniéndose entre sí, en el abrazo del ser amado, en lugar de sufrir por no haber podido acortar esa mínima pero dolorosa distancia.
A pesar de los años que habían transcurrido, el corazón de la ninja médico siempre se estrujaba dolorosamente ante la imagen de sus antiguos compañeros de equipo. Si tan solo hubiera habido algo que pudieran haber hecho por ellos… Sabía que pensar en los "hubiera" no cambiaría nada, pero no podía evitarlo.
Dolía… y mucho.
Sakura normalmente acompañaba a los niños a este lugar una vez al año desde que Minato había cumplido los cinco años. A veces Iruka se les unía en la travesía, en ocasiones también Kakashi, y de vez en cuando el resto de sus amigos también organizaba viajes en diferentes momentos para visitar al Séptimo y a su sombra. Sin embargo, venir con los chicos era como una especie de obligación autoinfligida para Sakura. Sentía que se lo debía a Sasuke y a Naruto. No solo el estar presente en la vida de sus hijos, sino hacerles compañía en momentos como esos.
Observó en silencio y con una diminuta sonrisa como ambos conversaban con las estatuas sobre lo que había ocurrido ese último año como si estas fueran a responder. Era lo que normalmente hacían al llegar: hablar con ellos, buscar esa conexión e intentar llenar ese vacío por aunque fuera algunas horas. Les ayudaba a sentirse cerca de sus padres a pesar de que no estuvieran presentes.
—… Y Minato hizo explotar la cocina del abuelo Iruka cuando lo intentó. —escuchó a Menma comentar distraídamente con cierta diversión.
— ¡¿Qué?! —el menor soltó con indignación e hizo reír a la kunoichi. — ¡No es cierto! ¡Tú fuiste quien metió esa toalla al microondas!
— ¡En el video sí había funcionado!
La mujer ni siquiera tenía idea de lo que estaban discutiendo, pero se fiaba más de lo que Minato decía. Menma tendía a meterse en más problemas que él, algo que definitivamente había heredado de Naruto. El Uchiha menor era más tranquilo y pensaba más las cosas antes de actuar, algo que era más propio de Sasuke. Aunque Minato sociabilizaba muchísimo más de lo que alguna vez vio a Sasuke hacerlo. Además, le gustaba mucho el ramen, algo que era más característico del Uzumaki. No lo comía con tanta frecuencia porque no era tan sano, pero sí era de sus comidas favoritas.
Sonriendo distraídamente y dándoles a los chicos el espacio necesario para desenvolverse, a pelirrosa observó a lo que quedaba de sus preciados amigos. Más que amigos, eran familia para ella. Por eso se prometió estar siempre para Menma y Minato, porque esos dos niños lo eran todo para sus antiguos compañeros de equipo y ella velaría que nada en el mundo fuera a dañarlos.
En lo profundo de su corazón, Sakura todavía esperaba despertar y que todo hubiera sido solo un mal sueño. O al menos despertar para darse cuenta de que había alguna manera de revertir la técnica, que ese par de testarudos siguieran ahí en alguna parte, esperando ser liberados, pero ya habían pasado diez años y no había señales de luz, nada que pudiera indicar que aún había esperanza.
Su mirada se entristeció.
En serio desearía ser capaz de hacer algo más, Sasuke-kun, Naruto. Lo lamento tanto.
Las horas pasaron y pronto el cielo comenzó a teñirse de tonos naranjas y rosados. Ahora debían buscar algún sitio para armar un campamento en el cual pasar la noche y luego partir de regreso a la aldea.
—Es hora de irnos, chicos. —les informó la ninja médico en un tono suave, colocando una mano en el hombro de cada uno.
La cabeza de Menma se giró hacia ella con un par de ojos azules grandes y curiosos, mientras que Minato solo suspiró.
—De acuerdo. —le respondió el mayor a la pelirrosa. —Volveremos pronto, mamá y papá. —sonrió con cierta tristeza que intentó disimular rascándose detrás de una oreja.
Minato se acercó y, como llevaba haciendo desde los cinco años que había comenzado a visitar a sus padres, rodeó a Sasuke con sus brazos y apretó ligeramente, soltándose un minuto después.
—Adiós, mamá. —dijo mirando a la estatua a los ojos a pesar de que estos no estuvieran enfocados en él. Luego, se giró para repetir las acciones y abrazar la figura de su padre. —Adiós, papá. —murmuró, todavía sin separarse. Unos segundos más tarde, sus brazos aflojaron el agarre y Minato se hizo un par de pasos hacia atrás, contemplando una vez más ambas siluetas.
No quería irse, quería quedarse solo un poco más…
—Minato, vamos. —volvió a llamarlo la mujer.
Al voltearse vio a Menma y a Sakura ya en la orilla de la roca, listos para bajar de un brinco. Por última vez su mirada regresó a sus padres, sus puños apretados y su mandíbula tensa.
—Voy. —respondió, finalmente reuniendo las energías para girarse y regresar con su hermano y su tía.
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N/A: La mayoría de este cap. ya estaba escrito desde antes, así que por eso lo terminé rápido XD A decir verdad quería hacerlo mucho más largo y que de esta parte salieran dos capítulos, pero me dio flojera y este fue el resultado. Espero que no haya quedado tan mal xD
¿Opiniones? ¿Se esperaban que este fuera el destino de Sasuke y de Naruto? ¿Tienen teorías de lo que se vendrá a continuación? XD
Nos vemos en la próxima :3
