Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Advertencias: Omegaverse, mención de Mpreg, yaoi…

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Sin importar el tiempo

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Capítulo 7

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Armaron el campamento a las orillas del bosque, donde comenzaba el valle objetivo de su visita. Menma armó la tienda de campaña que ocuparían él y Minato mientras que el Uchiha menor ayudaba a Sakura con la suya.

Cenaron tranquilamente gracias a la comida que habían empacado y se la pasaron conversando todo el rato. Bueno, Sakura y Menma lo hacían mientras Minato los escuchaba a medias, su atención fija en sus alimentos. Su hermano mayor volteaba a verlo de vez en cuando, notando como su mirada se perdía momentáneamente debido al rumbo de sus pensamientos. Sin embargo, decidió no molestarlo. Sabía que Minato necesitaba ese tiempo para él mismo, y siempre que visitaban a sus padres pasaba lo mismo.

Al principio sí intentaba animarlo, o trataba de iniciar una conversación, pero Sakura terminó convenciéndolo de que su hermano menor solo necesitaba ese tiempo para acomodarse a la situación y que era mejor dejarlo estar. A todos les hacía falta un momento a solas con sus pensamientos.

Para Menma era lo contrario, al menos la mayoría de las veces. Cuando él se encontraba desanimado lo que más lo ayudaba es que alguien estuviera ahí brindándole apoyo de cerca, escuchando lo que tenía que decir y ofreciéndole consejos. En ese sentido, Minato y él no se parecían tanto. Bueno, no se parecían en muchas cosas, pero ese no era el punto.

—Me voy a dormir. —dijo de pronto el ojinegro y se puso de pie ante la silenciosa mirada de los otros dos presentes. —Buenas noches.

Dos pares de ojos, unos azules y otros verdes, lo observaron acomodar sus cosas y desaparecer dentro de una de las tiendas de campaña.

La pelirrosa suspiró, su mirada desviándose a la pequeña fogata que habían encendido para iluminar un poco la noche.

— ¿De verdad crees que Minato estará bien? —oyó la voz preocupada de Menma y alzó la vista para ver al chico, que tenía el rostro girado en dirección a la tienda donde descansaba su hermano.

—Sí. —Sakura le sonrió. —Sabes que solo necesita algo de tiempo.

Ahora fue el turno de Menma de suspirar.

—Lo sé, pero… Quisiera poder hacer algo más para animarlo. —apretó los labios en un puchero, apoyando los codos en sus rodillas para sujetar su mentón con las manos.

—Por ahora le hará bien descansar. —comentó la ojiverde, estirando las piernas distraídamente.

Se quedaron un rato en silencio después de eso, haciéndose compañía junto a la fogata. Menma apretó más los labios, frustrado por sentirse inútil al no poder hacer que Minato se sintiera mejor. Aunque era inevitable, lo sabía. A su hermano siempre le afectaba mucho el ir a visitar a sus padres.

No es que a Menma no lo afectara también, pero intentaba no pensar tanto en esos sentimientos y concentrarse en lo que tenía en el momento. Extrañaría a sus padres toda la vida, pero no quería permitirse estancarse en el vacío que estos le habían dejado y tampoco quería que Minato lo hiciera.

Sacudió la cabeza, intentando dejar de pensar en el asunto para poder relajarse y que el sueño viniera a buscarlo, pero no lo consiguió realmente. Su atención se fijó en su tía, quien miraba atentamente las llamas del fuego como si fueran lo más interesante del mundo.

¿Debería aprovechar que estaban solos para preguntarle sobre lo que el abuelo le había comentado la noche anterior?

Dudó unos instantes antes de atreverse a interrumpir el mutismo y llamar la atención de la ojiverde.

—Tía Sakura…

— ¿Uh? —la mujer parpadeó, algo aturdida al ser sacada de sus pensamientos tan de repente, y su vista se fijó en el chico frente a ella.

— ¿Puedo preguntarte algo? —inquirió dubitativo.

—Claro. —contestó ella sin dudarlo.

Rascándose una mejilla en un gesto nervioso, Menma se animó a hablar.

—Ayer estuve hablando con el abuelo y… pues… me contó que mamá y papá dejaron la aldea en una ocasión y no volvieron hasta un año después. —comentó con algo de incomodidad. No tenía idea de si estuviese preguntando algo demasiado personal. — ¿Sabes por qué se fueron?

La pelirrosa abrió los ojos con sorpresa, sin esperarse que Menma supiera esos detalles y fuera a preguntar sobre ellos.

—Bueno… A decir verdad, Naruto y Sasuke-kun nunca hablaron mucho sobre lo que hicieron. Solo recuerdo que Sasuke-kun dijo que tenía una misión que cumplir y Naruto lo siguió para apoyarlo. —respondió vagamente, sin querer dar más detalles.

No es que estuviera mintiendo, pero tampoco quería mencionar que Sasuke había decidido de un día para otro que era momento de cumplir con su venganza y matar a su hermano Itachi por haber aniquilado a su clan.

Recordaba haberlos visto a Naruto y él discutir en varias ocasiones con respecto al asunto, hasta que Naruto decidió por su cuenta que lo acompañaría para asegurarse de que no cometiera alguna tontería. Sasuke se había enfadado mucho con él, ya que planeaba hacer las cosas solo, pero al final el rubio terminó saliéndose con la suya y se fueron juntos.

Sakura nunca supo todo lo que ocurrió durante ese tiempo pero, cuando ambos regresaron aproximadamente un año luego de marcharse, Naruto le comentó con una sonrisa que habían solucionado todo y que no había nada más de qué preocuparse. Quiso preguntar por qué habían demorado tanto y a qué se refería exactamente con que todo estaba solucionado, pero algo en su interior le dijo que era mejor dejarlo estar.

Lo que sí notó fue como Sasuke lucía más… Bueno, "relajado" no era exactamente la palabra, pero parecía estar un poco más en paz consigo mismo que antes. Eso, y que él y Naruto se habían vuelto más cercanos de lo que eran, algo que le sorprendió un poco y al mismo tiempo no. Esos dos siempre habían tenido una relación bastante extraña, en su opinión, pero a la vez se complementaban mutuamente como nunca antes había visto.

No le extrañó para nada cuando ambos comenzaron a vivir juntos. Ese par levaba años teniendo algún tipo de relación sin nombre, como un pacto silencioso, estaba segura. Lo que sí sorprendió a todos fue enterarse de que estaban casados y ninguno de los dos había dicho ni una sola palabra. Se dieron cuenta solo luego de que Naruto se convirtiera en Hokage, por todo el papeleo que requería el asunto, en el cual se incluía el estado civil del Hokage junto a todos los datos de su cónyuge.

Cuando Sakura le preguntó a Naruto sobre ello este solo se había rascado la nuca y dicho que "era una larga historia", a lo cual la pelirrosa le dio un puñetazo por haberlo ocultado. Tuvo que haber ocurrido durante el tiempo que estuvieron lejos, a menos que se hubieran casado a escondidas después de regresar, lo que le parecía menos probable.

Ante los reclamos, Sasuke solo se había encogido de hombros y comentado que a veces él mismo se preguntaba cómo habían terminado así, esbozando una sonrisa divertida al escuchar las quejas del rubio por sus palabras.

Sakura sonrió bobamente al recordar esos tiempos, sintiendo como sus ojos se humedecían de modo casi imperceptible.

— ¿Tía Sakura?

La voz de Menma volvió a sacarla de sus pensamientos.

—Perdón, me distraje. —se disculpó. —Pero sí, ellos realmente nunca hablaron de lo que hicieron durante ese tiempo, así que no es algo que pueda responder. Lo siento, Menma.

Los hombros del chico se derrumbaron con cierta desilusión, a lo que Sakura soltó una risita.

—Vamos, nosotros también deberíamos dormir.

Con un suspiro, el pelinegro asintió y se puso de pie, apagando la fogata antes de despedirse de la ninja médico para unirse a Minato en la tienda.


Abriendo un ojo disimuladamente, Minato le echó un vistazo a su hermano, quien dormía profundamente como un tronco. Cantó victoria en su cabeza y respiró profundo antes de deslizarse fuera del saco de dormir, tratando de ser lo más discreto posible, aunque sabía que a Menma no lo despertaría ni un terremoto.

Con cuidado, salió de la tienda de campaña y, amarrándose bien las sandalias, inspeccionó sus alrededores. La tienda de la tía Sakura estaba en completo silencio, así que esperaba que estuviera igual de dormida que Menma para que no notara su repentina ausencia.

Sin perder más tiempo, sus piernas lo guiaron velozmente hacia el sitio objetivo de su visita. Regresar le tomó solo unos minutos y pronto se encontró cara a cara con la figura de sus padres.

Suspiró, aferrándose a la manta que había traído consigo para protegerse del frío de la noche y se sentó frente a las estatuas, abrazando sus rodillas y apoyando el mentón en ellas. Sus ojos, ya acostumbrados a la oscuridad, detallaron los contornos iluminados por la luz de la luna que le permitían identificar la forma de ambos shinobi.

El viento soplaba con suavidad, meciéndole gentilmente los cabellos. El cielo estrellado podía observarse en todo su esplendor, sin una sola nube opacando la vista, pero nada de eso le interesaba al Uchiha en ese momento. Solo quería un momento a solas con sus padres.

—Menma y yo encontramos los pergaminos de memoria que guardaban en casa. —comenzó, su voz apenas un susurro, como si quisiera evitar que alguien más fuera a escucharlo aunque no hubiera ninguna presencia en varios metros a la redonda. —Pude escuchar sus voces por primera vez.

Abrazó con más fuerza sus piernas antes de quedarse callado unos minutos más, reteniendo el impulso de frotarse los ojos con las manos.

—En el primero que abrimos estaban discutiendo. —murmuró al aire, su atención intercambiándose entre ambos rostros de piedra. — ¿Lo hacían muy a menudo? —hizo otra pausa. —El abuelo dice que eran como polos opuestos, pero que aun así se querían.

Apretó los labios, esperando como idiota que alguna de las estatuas fuera a contestarle algo a pesar de que sabía que era imposible, que no había manera de que sus padres le hablaran porque ya no estaban aquí, que venir a conversar con ellos era una tontería porque lo único que en realidad estaba haciendo era hablar solo y afligirse más. Pero, a pesar de eso, no quería irse. Había tanto que deseaba saber… Como por ejemplo, ¿estarían sus padres orgullosos de Menma y él ahora? ¿Pasarían tiempo en familia si estuvieran aquí, o serían de esos padres que siempre decían que estaban ocupados? ¿Cómo sería su relación con el abuelo Iruka y la tía Sakura? ¿Y entre ellos mismos? ¿Qué tantas aventuras tendrían para contarles?

—Desearía que estuvieran aquí…—y sintió como si sus palabras se las llevara el viento.

A veces pensaba que era un poco tonto sentirse así. Ya había pasado toda su vida sin sus padres, ¿no debería estar acostumbrado? Todo esto no debería afectarle tanto, ¿cierto?

Ya tenía once años, no era un niño pequeño. Además, era bastante independiente para su edad y no es como si le hubiera hecho falta amor y cariño al crecer. La gente incluso guardaba cierto respeto por él y por Menma debido a quienes en vida fueron sus padres. Y aun así, ellos permanecían siendo un misterio en su mayor parte, sin importar lo relevantes o conocidos que hubieran sido.

Incluso en la Academia siempre era recordado de lo poco que sabía sobre sus padres. No tenía mucho conocimiento más allá de lo que los libros decían, igual que todos los demás. A veces otros niños se burlaban de él por no poder responder a sus curiosas preguntas, o le decían cosas mal intencionadas solo para hacerlo sentir mal.

El Séptimo y Sasuke Uchiha fueron los ninjas más poderosos que hay, seguro pudieron haber salido ilesos y no lo hicieron solo porque no querían volver con un niñito sabelotodo como tú.

¿Y crees que de verdad los quisieran? Mamá dice que nunca le pareció que el Séptimo y Uchiha-san tuvieran ese tipo de relación, tal vez fue un accidente.

¿Qué? ¿Crees que por ser hijo del anterior Hokage eres la gran cosa? ¡Seguro que ni era tan fuerte si murió así de fácil!

Sí, los niños a veces podían ser bastante crueles, pero él también era algo responsable por no hacer nada al respecto. Ni siquiera lo había comentado con Menma o su abuelo, a pesar de que ese tipo de comentarios no eran algo reciente. Se sentía tonto por dejar que esas palabras lo afectaran aunque no fueran ciertas, pero la realidad es que Minato era más inseguro de lo que aparentaba.

Si sus padres lo vieran ahora, ¿qué pensarían de él? ¿Estarían decepcionados por permitir que comentarios malintencionados se dirigieran en su dirección sin que él hiciera nada para evadirlos? ¿Estarían orgullosos de sus habilidades como ninja?

Si lo conocieran justo ahora… ¿lo querrían?

Con un suspiro, escondió el rostro en sus rodillas, murmurando algo ininteligible incluso para sus propios oídos.

Dejó que pasaron los minutos y se permitió perder la noción del tiempo. Solo cuando sintió que comenzaba a adormilarse fue que alzó la cara, frotándose los ojos con las manos y dejando escapar un bostezo. Se dio unas palmadas en las mejillas para despabilarse antes de ponerse de pie y estirar los brazos.

—Creo que es hora de regresar…—habló para sí mismo, dirigiendo su atención a la dirección donde se encontraba el campamento y luego regresando la vista a sus padres.

Estaba listo para marcharse, pero algo lo hizo titubear.

Con pasos dubitativos, se acercó despacio hacia ambas petrificaciones y se quedó de pie ahí, observando. No quería irse, o al menos no todavía, pero…

Sacudió la cabeza, intentando poner los pies sobre la tierra y recordándose a sí mismo que quedarse no tenía mucho sentido. Igual podría hablar con sus padres desde su habitación, no necesitaba estar frente a sus cuerpos verdaderos para hacerlo. Si estaban en el más allá, realmente no importaba desde dónde les hablara.

Entonces, algo llamó su atención.

Parecía ser un trozo de papel o de plástico, no lo sabía. Algún tipo de basura que había sido traída por el viento. La cosa es que había chocado contra el rostro de su padre y ahora tapaba sus ojos.

Frunció el ceño, preguntándose qué clase de persona dejaba basura tirada tan despreocupadamente, y caminó decidido, poniéndose de puntillas y estirando la mano para alcanzarla.

—Rayos. —masculló al darse cuenta de que no podía alcanzarla así nada más.

Decidió entonces poner una mano en el hombro de piedra para tener un mejor soporte e impulsarse hacia arriba, finalmente consiguiendo apartar la basura. Intentó agarrarla para poder deshacerse de ella en un lugar correspondiente, pero el viento se le adelantó y, en un intento de alcanzarla, la mano con la que se estaba apoyando se movió un poco y, en lugar de percibir el frío de la roca, la sintió cálida.

— ¡Whoa! —gritó al perder el equilibrio por la sorpresa, chocando duramente contra el suelo. —Ugh…

Parpadeó confundido, apoyando su peso sobre sus codos luego del impacto. Ya era más de media noche y el viento soplaba bastante helado, no tenía sentido que la roca estuviera cálida, ¿no?

Con algo de torpeza consiguió ponerse de pie. El corazón le rebotaba incesantemente contra las costillas. Todo era producto de su mente, ¿verdad? Se había quedado dormido y solo estaba soñando. O tal vez era al revés y la falta de sueño estaba haciendo que se imaginara cosas.

Estiró la mano una vez más y le tocó el hombro, pero estaba tan frío como debería estar. Arrugando las cejas, sus dedos acariciaron la rugosa superficie hasta detenerse en la base de su cuello. Sus ojos se abrieron como platos al sentir la calidez bajo su tacto y su respiración se desregularizó.

— ¿P-Papá? —preguntó esperanzado pero, como era costumbre, no hubo ningún tipo de respuesta. —Ya estuvo, enloquecí. Y ni siquiera fue por llegar a la adolescencia.

Pero esa pequeña calidez no desapareció. Le acariciaba la piel de una manera reconfortante, a pesar de que fuera solo ese pequeño lugar. Todo lo demás seguía igual de frío como antes.

Entonces respiró profundo y, dando media vuelta, se marchó del lugar, corriendo de regreso al campamento.

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N/A: Han pasado 84 años… XD

Bueno, ahora que ya terminé con "Esperándote" quiero concentrarme en esta historia, así que esperemos que haya actualizaciones más seguido XD

Mientras tanto, gracias por leer :3