Disclaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Advertencias: Omegaverse, mención de Mpreg, yaoi…

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Sin importar el tiempo

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Capítulo 10

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Acomodado debajo de las sábanas, con las piernas estiradas y los brazos detrás de la cabeza, se encontraba Minato observando con atención el techo de su habitación.

No podía dormir. Debían ser ya más de las doce de la noche y no conseguía conciliar el sueño. Pero, luego de las emociones de ese día, era natural, ¿cierto? Acababa de descubrir no solo que sus padres no estaban muertos, sino que existía la posibilidad de salvarlos.

Era una completa locura. Todo lo que había añorado durante tantos años estaba ahora casi a su alcance. Tal vez, y solo tal vez, sus padres podrían regresar y serían una familia otra vez, la familia que fueron hace mucho tiempo y que ya no podía recordar.

Apenas había tenido un breve vistazo de ellos gracias a aquellos pergaminos, pero era algo tan mínimo y minúsculo que, en lugar de saciar su curiosidad, solo habían conseguido aumentarla.

¿Cómo eran sus padres realmente? ¿Cómo actuarían con ellos? ¿Les agradarían? Sí, eran sus hijos, pero eso no significaba que fueran necesariamente a caerles bien, ¿no? Era desconocidos, al fin y al cabo. Aunque llevaran la misma sangre, eso no garantizaba que fueran a tener una buena relación.

Oh, rayos, comenzaba a preocuparse.

—Necesito apagar mi cabeza. —murmuró en un murmullo, parpadeando un par de veces al sentir la resequedad de sus ojos.

Tal vez debería ser más optimista, como Menma. Su hermano no parecía demasiado preocupado por la situación, aunque en muchos casos eso solía ser una fachada. Las personas normalmente creían que Menma, por ser más extrovertido, era más abierto para expresar sus emociones, cuando en realidad el chico era experto en ocultarlas bajo una máscara de despreocupación y sonrisas. Curiosamente, muchas veces era Minato el que no podía controlar tanto sus emociones.

¿Qué estaría pasando por la cabeza de Menma en esos momentos?

De los dos, él era quien tenía algún vago recuerdo de sus padres, pero no lo suficiente como para afirmar conocerlos bien. Según le había contado, todas las memorias que tenía eran algunas imágenes, breves momentos de muchos años atrás. Probablemente, si no tuvieran fotografías, ya habría olvidado el rostro de sus padres por completo.

¿Estaría tan ansioso como Minato en ese instante? ¿Tendría los mismos miedos? ¿Tampoco podría dormir?

Suspiró, sus pensamientos empezando a marearlo.

Oh, qué pocas ganas de madrugar tendría al día siguiente.


—Hoy estamos aquí reunidos para dar la bienvenida a los nuevos ninjas de nuestra aldea. Para llegar hasta el día de hoy, han tenido que…—Menma dejó de escuchar el discurso de su abuelo y observó con distracción la bandana ninja que le había sido entregada.

El día de su graduación al fin había llegado y, aunque estaba emocionado, también se encontraba un poco melancólico.

¿Era tonto de su parte haber esperado que para esta fecha sus padres estuvieran con él?

Su lado racional le decía que no debía ilusionarse demasiado, pero no pudo evitarlo. Desde aquel día en que descubrieron que existía la posibilidad de rescatar a sus padres, no había dejado de pensar en eso. Ingenuamente había esperado que el proceso fuera más rápido, pero luego de varias semanas, todavía no encontraban alguna técnica lo suficientemente apropiada para la situación.

Sabía que los adultos no querían arriesgarse demasiado. Un error podría resultar fatal, considerando las circunstancias. Si en lugar de ayudarlos, terminaban haciendo lo contrario, todo el esfuerzo habría sido en vano y la culpa los consumiría. Pero, a pesar de eso, había tenido esperanza de que para este día todo estuviera solucionado.

Ahora, luego de tantos días, la incertidumbre volvía a hacer mella en su mente. ¿Y si rescatar a papá y mamá les tomaba meses, o incluso años? ¿Y si resultaba que al final no había forma de hacer algo?

— ¡Felicidades, graduados!

Una ola de aplausos y vitoreos lo sacaron de sus pensamientos. Su abuelo ya había dejado de hablar e incluso el Sexto Hokage ya había dedicado algunas palabras a la nueva generación, y él ni siquiera se dio cuenta.

Girándose en su asiento, buscó con la mirada entre la multitud de invitados hasta encontrar a Minato, quien, acompañado por Sakura, estaba de pie felicitándolo a la distancia.

Agitó la mano a manera de saludo, sonriendo animadamente en su dirección.

Sí, tal vez papá y mamá no estuvieran, pero tenía su hermano, a su abuelo, a su tía y a muchas personas más que lo querían y eran preciadas para él. En ese momento, eso era lo importante.


— ¿Y bien? ¿Qué harás ahora que oficialmente eres un ninja? —le preguntó Sakura con una sonrisa, dándole un golpecito a la bandana que ahora decoraba su frente. — ¿Estás emocionado por las misiones?

Encogiéndose de hombros, soltó una risita.

—No lo sé. Los equipos no los asignarán hasta la próxima semana. —comentó distraídamente.

Tenía curiosidad por saber cuáles de sus compañeros serían sus compañeros de equipo. Por lo que siempre le habían contado, era muy importante que todas las personas de cada grupo pudieran complementarse entre sí para poder trabajar juntos. Aquellos que compartían equipo, en la mayoría de los casos, se volvían amigos muy cercanos e incluso terminaban considerándose familia. Todo esto lo podía comprobar solo observando a aquellos que conocía.

Por ejemplo, Hinata, Kiba y Shino, shinobis de la generación de Sakura, eran muy cercanos entre ellos, tanto que, aunque no estaban en una relación poliamorosa ni nada parecido, a veces podían dar esa impresión.

También estaban Shikamaru, Ino y Chouji, quienes fueron puestos en un mismo equipo por la famosa tradición InoShikaChou. Ellos también eran muy buenos amigos y, aunque cada uno tenía su propia familia, siempre se tomaban algo de tiempo para verse y pasar un rato juntos.

Y, por último, estaba el equipo de Naruto, Sasuke y Sakura, el más conocido de esa generación y no por poco. Sus tres integrantes tenían la fama de ser de los más poderosos de la historia de la aldea. Sakura, con su ninjutsu médico que había sido capaz de superar a su maestra, Tsunade Senju, reconocida por ser parte de los legendarios Sannin. Luego Sasuke, quien durante años fue el último Uchiha, cuyas habilidades oculares no tenían comparación, además de ser reconocido como un genio desde sus días en la academia. Por último, Naruto, Séptimo Hokage y jinchuuriki del Nueve Colas, reconocido como héroe por todas las naciones del mundo ninja.

Habían sido un equipo inseparable, de acuerdo con las historias que había oído. Sakura ya en varias ocasiones se había referido a ellos como los hermanos que nunca pudo tener. Claro que los otros dos involucrados terminaron teniendo una relación mucho más cercana más allá de simples amigos o compañeros de equipo, pero eso nunca afectó directamente al equipo, pero sí los hizo crecer mucho como dúo.

Menma no esperaba terminar como sus padres, encontrando pareja en alguno de sus compañeros de equipo, pero sí le gustaba la idea de tener amigos cercanos en los cuales confiar y que siempre cubrirían su espalda.

— ¿Crees que te pongan en un equipo con Shikadai? —preguntó Minato con curiosidad. Como Shikadai y Menma eran buenos amigos, suponía que a lo mejor a su hermano le gustaría estar en un equipo con él.

—Pues, tal vez. —el mayor volvió a encogerse de hombros, aunque la verdad es que no creía que fueran a ubicarlo en el mismo equipo de su amigo, por lo mismo del trío InoShikaChou. Lo más probable es que volvieran a armar un equipo con esas características, y él no las cumplía. Tal vez los miembros de esas familias fueran los únicos que siempre estaban seguros de con quién terminarían haciendo equipo.

—Bueno, ¿qué les parece si vamos todos a comer? —propuso la pelirrosa con una sonrisa. —Esperaremos a Iruka-sensei para que se nos una y luego podemos irnos.

—Maaa… ¿a mí no van a esperarme? —la voz falsamente afligida del Sexto Hokage se pronunció repentinamente detrás de ellos.

Kakashi llevaba puesta la vestiduras de Hokage y el sombrero con el kanji de fuego, luciendo particularmente acalorado debajo de toda esa tela, algunas gotas de sudor siendo absorbidas por la máscara que siempre llevaba puesta.

—Usted lo que quiere es comida gratis. —le recriminó Sakura, frunciendo los labios. Ya le conocía a su maestro todas las mañas, y sabía que tendía a usar algún truco para no tener que pagar por la comida que consumía. La billetera del capitán Yamato era el principal ejemplo.

—Qué mala impresión tienes de mí, Sakura. —se quejó. ¿Cuándo esos chicos habían comenzado a perderle el respeto?

La mujer suspiró, y el mayor de los Uchiha se rio entre dientes ante la escena. Minato solo rodó los ojos y se cruzó de brazos.

Justo en ese momento, Iruka se aproximó al pequeño grupo, rascándose la cabeza con algo de cansancio.

— ¡Qué día tan largo! —exclamó en voz alta, pero con los labios curvados hacia arriba en una sonrisa satisfecha. Estirando la mano, le revolvió el cabello a Menma, quien soltó una queja ante la sorpresiva acción. —Y aquí está mi graduado favorito.

—No dejes que nadie te escuche, Iruka-sensei. —susurró Sakura con falso reproche al tiempo que Menma soltaba una carcajada.

—Creo que puedo favorecer a mi propio nieto por esta vez. —sonrió, poniendo una mano en el hombro del Uchiha mayor. Sí, el no favorecía a ninguno de sus alumnos pero, técnicamente, no le había dado clases a Menma, ya que ahora era el director de la Academia. Además, estimaba al niño como si fuera de su propia sangre, al igual que había hecho con su padre.

A veces todavía podía ver un mote de cabello rubio correr por los pasillos, riendo a carcajadas luego de haberlo hecho caer en alguna de sus bromas pesadas, y luego refunfuñando cuando le llegaba el momento del castigo.

Sonrió, nostálgico.

Menma no había tenido los mismos problemas que Naruto tuvo como estudiante, pero sí tenían algunas cosas en común. Entre ellas, la perseverancia y las ganas de superarse. Los días de Menma en la Academia habían sido tranquilos, algo de lo cual se aliviaba, y esperaba que los de Minato continuaran así también.

No obstante, sin importar lo que fuera a ocurrir más adelante, estaba orgulloso de ese par. Disfrutaría del presente y lo atesoraría como lo que era, un regalo.

—Bueno, ¿no es hora ya de ir a celebrar?

Todos contestaron al mismo tiempo: — ¡Sí!

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N/A: Esta historia no está muerta, no se crean XD De hecho, ya nos vamos acercando a la escena de la cual nació este fic.

En esta ocasión me tardé porque me la he pasado como loca estudiando para un examen que haré en diciembre. Los tiempos en los que no estudio me hacen sentir culpable por no estudiar XD Entonces, aunque este capítulo es más corto de lo normal, preferí dejarlo así para que tuvieran una actualización en lugar de seguir esperando.

Trataré de no demorar tanto otra vez :'v