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Tu chica perfecta
3. Dieta

Hermione fue hacia la mesa y completó la ficha. Eligió un plan de tres veces a la semana: Martes, Jueves y Sábado, los dos primeros de 6 a 8 de la tarde y el segundo por la mañana. En su vida había hecho alguna actividad física y tampoco debía sobre explotarse. Además debía dejar tiempo para el Instituto. Lo entregó, pagó y se sentó a esperar a Rebecca. El paso uno estaba dado.

Rebecca salió cinco minutos después, despidiéndose con un apasionado beso en la boca de su musculoso novio. Hermione sonrió, un poco hastiada. Odiaba ver a la gente besarse, especialmente cuando ella no tenía nadie a quién besar.

"¿Listo, Hermione?" preguntó Rebecca, caminando hacia ella.

Hermione asintió con la cabeza. Salieron del gimnasio y regresaron caminando a la pensión. Una vez allí, encontraron a Reggie, Mandy y Chelsea trabajando en sus deberes, el resto debía seguir durmiendo.

"¿Así que trotando, Hermione?" dijo Anto, saliendo de la cocina, con un paño en la mano. "¿Ron te encontró al final, o...?"

"Sí, ahí lo vi. Pero eso fue hace rato"

"Ajá. ¿Dónde estaban?"

"¡En el gimnasio de Alex! Hermione acaba de inscribirse" anunció Rebecca. Y repentinamente todas las chicas levantaron la cabeza y la miraron. Hermione se sonrojó.

"¿En un gimnasio?"

"¡Pero si te ves bien!"

"Parece que bien no es suficiente" dijo Reggie, mirando a Hermione de reojo, dejando de escribir por un momento.

"Bueno y si fuera así, qué?" les dijo Hermione, intentando que volvieran a sus asuntos, azuzándolas con las manos como si de palomas se tratara. "¿Acaso no puedo desear tener un cuerpo perfecto?"

La verdad era que les sorprendía oír a Hermione hablando así, hoy era mejor no meterse con ella, por lo que siguieron en lo suyo. Rebecca se fue a su habitación y Anto volvió a entrar en la cocina, gritando:

"¡Si no se deciden ahora voy a cocinar mi pollo con especias y a quien no le guste...!"

A las 12 y media, Ron estaba tocando de nuevo el timbre de la pensión. Hermione, que ya estaba lista para salir hace rato, bajó corriendo las escaleras adelantándose a cualquiera de sus compañeras y abrió la puerta.

"Hola" saludó, algo agitada.

"Hola" le dijo Ron, viéndola con una sonrisa. "¿Estás lista? Creo que sí. ¿Vamos?"

"Vamos" respondió ella, girándose para cerrar la puerta tras de sí.

Y se dio cuenta de que en la parte alta de la escalera estaban asomadas todas sus compañeras, sonriendo ante la escena. Hermione frunció el ceño, riéndose también. Cerró la puerta y siguió a Ron hasta un Ford Mondeo verde agua del año. Hermione se detuvo en medio de la vereda.

"Espera... ¿Ginny te prestó su auto?"

"Tenía que disculparse de alguna forma por haberte amenazado" Hermione rodeó el auto y se sentó en el copiloto. "¿Qué tiene?" le preguntó Ron una vez que se subió.

"Nada importante, sólo que... ella dijo que ni bajo un imperius te lo prestaría"

Ron echó a andar el motor.

"Le dije que te iba a proponer matrimonio"

Hermione se sonrojó violentamente, más que todas las veces anteriores esa misma mañana. Por suerte Ron no lo notó, demasiado concentrado en doblar aquella esquina sin semáforo.

"¿Estuviste mucho rato trotando?"

Gracias a Merlín cambió de tema.

"Poco tiempo después de que te fuiste. Decidí que el trote no es para mí"

"¿Entonces?"

"Me inscribí en el gimnasio del novio de Rebecca. Voy a ir tres veces a la semana"

"Espero que ese novio no se pase de galán contigo"

"Ay, Ron... ¡Es novio de Rebecca!" repitió, con una sonrisita tonta en los labios. Le encantaba que Ron se pusiera celoso por ella, aunque esos celos no le llegaban como quisiera.

Pararon en el semáforo de una concurrida calle. Y un par de jovencitas que cruzaron en ese momento se quedaron viendo embobadas el auto, o más bien al conductor. Ron notó eso.

"Me parece que me veo bien en este carro. Ginny debería prestármelo más seguido" mencionó arreglándose el cabello en el espejo retrovisor.

"No me puedes proponer matrimonio más de una vez" dijo ella, mirando ceñuda a las que ahora se volteaban.

"Le puedo decir que me arrepentí y decidí dejarlo para otra ocasión. Así muchas veces" Ron retomó la marcha.

"No es una coartada muy creíble"

"Es perfecta, no me lo niegues"

"Se va a dar cuenta, tu hermana no es estúpida"

"Cayó hoy, puede caer mañana y pasado"

"¡Qué infantil te pones a veces!"

Ya estaban peleando.

"¿Tratando de hacerte la madura, chica-gimnasio?"

"En lo personal no engaño a nadie para que me preste el auto, menos con algo tan delicado como es... Eres un im..."

A punto de insultarlo. 'Malditos impulsos'. Debía retractarse, o Ron la haría bajarse allí en medio de la calle del auto.

"¿Un? Vamos dilo" la incitó el pelirrojo, haciendo una magnífica atravesada y estacionando el auto frente a un mercado de frutas"

'No lo arruines, Hermione' pensó, conteniendo el aire. ¿Sería capaz de dejarla allí?

"Eres imposible" dijo finalmente, mirando apenada el bolso sobre sus piernas.

"Ya llegamos" anunció entonces Ron, con la voz seca.

Giró la llave y el motor dejó de funcionar. Se bajó y le dio la vuelta al auto para abrirle la puerta a Hermione. Ella se bajó tratando de encontrar el lugar con la mirada, pero no vio nada que dijera 'Restaurant'.

"Está a la vuelta de cuadra" dijo él, tomándola del brazo y llevándola hasta la vereda.

Desde allí cerró el auto con el pequeño control remoto y siguió su camino hasta la esquina, dobló a la izquierda hasta que llegaron a un rústico local, con sillas y mesas color caoba. Se veía lleno de gente, pero no estaba mal.

"Disculpe, tengo una reserva" le dijo Ron a un camarero que pasaba.

"Sí, de inmediato señor" respondió éste, yéndose a la cocina.

Luego Ron le volvió a hablar a Hermione.

"Espero que te guste la comida mediterránea"

Hermione abrió sorprendida los ojos. ¡Comida mediterránea era gran parte de sus favoritos! Problemas en el menú. 'Problemas, problemas, problemas'.

"Síganme, señor y señora Weasley"

"Señorita Granger" corrigió Hermione, sonriente. Después cuando se sentaron le susurró a Ron: "Te tomaste medio en serio esto del matrimonio"

Tomaron los menús. Hermione pasó por alto a propósito todo el sector de platos preparados y cualquier cosa que contuviera carne, aceite, sal y grasas en exceso. O sea, sólo sobraba ensaladas, postres y carta de vinos. Era obligatorio ignorar los postres. 'Azúcar'

"Creo que probaré la cazuela de gambas... se ve delicioso en esta fotito"

Hermione se mordió el labio inferior. ¿Por qué se le antojaba un mousse de mariscos ahora, o los callos a la española, o los rodaballos?

"De entrada un par de empanadas..."

Los postres... chocolate con 'algo', helado italiano... ¡Caramelo, flan!

"De postre... ¿Qué me recomiendas tú?"

"Puedes preguntarle a cualquier persona menos a mí..."

"Pedimos después" dijo Ron, cerrando de golpe el menú. Buscó al camarero con la mirada y le hizo una seña. Él se acercó con su libretita en la mano.

"¿Qué van a servirse los señores?"

Ron repitió todo lo que había dicho hace un rato. Cuando terminó, él y el camarero miraron a Hermione expectante. Ella tuvo que tomar aire antes de decidirse.

"Ensalada de tomate sin aderezo" Hasta ahí iba todo bien. "Y gazpacho andaluz" susurró.

"¡Vaya!" se sorprendió el camarero. "Casi nadie lo pide. ¿Y para beber?"

"Hermione, qué tal un reserva?" le preguntó Ron. Ella negó con la cabeza.

'El alcohol engorda. El alcohol engorda'

"¿Agua mineral?" le preguntó al camarero. Él asintió con la cabeza y lo anotó.

"Caballero, tenemos botellitas individuales de..."

"Sí, vino. Sí. Recomiéndeme usted"

"Un rosso reserva de 1998"

"Eso estaría bien"

"Con permiso"

Hermione empezó a jugar con sus uñas, ignorando la mirada interrogante de Ron.

"Sigues enojada conmigo" sentenció tras un par de minutos. Ella subió la vista hasta él, seria.

"No, Ron. Te equivocas"

"¿Qué te pasa?" parecía realmente preocupado.

"Nada. En serio. ¿Qué tengo de raro?"

"¿Gazpacho andaluz, qué es eso?"

Hermione soltó una carcajada.

"No tengo idea. Pero decía bajo en calorías. Estoy a dieta, recuerdas?"

"Nunca me dijiste eso. No te hubiera traído a comer"

"No importa, Ron. Me gusta estar contigo..." sonrió.

Ron iba a agregar algo, pero fue interrumpido por el camarero que traía las entradas, que puso delante de ellos. A Hermione le dejó una bandejita con aceite, vinagre, sal y pimienta. Cuando se fue, ella los alejó de su vista.

"Jura que le voy a poner algo..."

Tomó un tenedor y probó uno de los tomatitos. Estaba sabroso, pero le faltaba sal. Y no podía ponerle sal. La retención de líquidos era horrible. Mientras frente a ella Ron comía su frita, aceitosa y cargada de carne empanada.

"Esto está muy rico, deberías probarlo" le dijo después de unas mascadas.

"No, gracias" dijo ella, fingiendo asco.

Aunque sabía que esas empanadas eran una de las cosas más ricas del mundo. Probó su segundo tomatito y trató de no mirar más a Ron hasta que dejara de comer. Eso pasó un cuarto de hora después, y a ella le quedaba más de la mitad de la ensalada. Había leído que tenía que comer lo más lento posible si no quería engordar. Sí, también habían pasado frente a sus ojos muchos libros nutricionistas, sin pensar que algún día seguiría sus consejos.

Pronto llegó el resto del pedido. La cazuela, el rosso, el gazpacho y el agua en una botellita de vidrio. Ron miró extrañadísimo el plato de Hermione. Era una crema espesa color rojo. Que para variar olía pésimo. Hermione intentó pensar en otra cosa cuando hundió la cuchara dentro de la crema, luego la sacó y se la llevó a la boca. Lo saboreó dos segundos. Y sintió ganas de vomitar.

"¿Está rico?"

Hermione asintió lentamente, haciendo una sonrisa tan tensa como lo estaba su garganta en ese momento.

Ron probó su cazuela. Esa sí estaba sabrosa.

Hermione bajó la cuchara a la crema y tomó su vaso de agua. Se acabó la mitad.

"Está un poquito picante" se justificó.

Ron le rellenó el vaso.

"¿Puedo probarlo?" le preguntó, cuando Hermione subía la segunda cucharada.

"No es de tu gusto" respondió ella, tomando la nueva ración de crema. Sabía tan mal y la textura era peor!

"Si es de tu gusto también es el mío" Sonrió. Ella creyó que se le iba a caer la baba sobre la crema.

"De verdad, Ron. No creo que te guste"

"¿A qué se le parece el sabor?"

"A nada conocido..." volvió a tomar otra cucharadita. Creía que iba a explotar.

El cuenco se veía tan lleno como antes.

Tomó más agua. No creyó poder seguir comiendo. Era el plato más repulsivo que hubiera probado en toda su vida. Siguió con sus tomatitos. Ron tomaba su cazuela feliz de la vida.

"Esto está demasiado rico. No tengo mal ojo con los platos de comida"

'Yo sí' iba a decir ella, pero se arrepintió.

Volvió a la crema. 'Asco, asco, asco'. Más agua. Y ya se acabó todo el vaso. Aún quedaba en la botellita. Se la sirvió. Otra vez crema. Y así. Hasta que no le quedó agua. ¡El cuenco seguía igual de lleno!

"¿Quieres vino?" Ron le ofreció su copa. No tenía alternativa. La recibió, sonriente.

"Gracias" Se bebió el resto de la copa de un trago, mareándose un poco. Ron la miró asustado y levantó la mano.

"¿Diga?" preguntó el camarero, apareciendo al instante.

"¿Me trae otra botellita?" le pidió Ron.

No supo cuánto rato estuvo luchando con el gazpacho y el rosso. Cuando finalmente terminó, Ron ya había acabado tanto con su cazuela como con los tomatitos de Hermione.

"No creo que quieras postre"

"No, gracias. Ya tuve suficiente por hoy"

"¡La cuenta!" llamó Ron al camarero.

Éste no se demoró y se la trajo. Pagó, dejó propina y se fueron de regreso al automóvil. Ambos se subieron y Ron emprendió la marcha.

"¿Quieres que te pase a dejar o..."

"Sí, por favor"

Se dirigió a la pensión. Al rato llegaron, Ron estacionó frente a la puerta, se despidió de ella y se largó. Hermione tocó la puerta. Chelsea le abrió.

"¡Hola!. ¿Cómo..."

Pero no contestó. Subió las escaleras y atravesó corriendo la salita hasta llegar al baño a devolverlo todo y usar medio tubo de pasta dental para quitarse el sabor de la boca. Al salir se encontró de frente a Mandy, quien tenía su ahora cortísimo pelo negro azulado sujeto en muchas colitas y la miraba con los ojos muy abiertos.

"¿Estás bien? Te oí... vomi... Eso" Arrugó la nariz.

"Sí, ya me siento mejor, Mandy. Perdona por asustarte. ¿Qué le pasó a tu pe...?"

"¿Cómo te fue en tu cita?" le preguntó Chelsea apareciendo junto a Mandy. Tenía toda la caída del cabello color rosa, menos la cabeza que seguía siendo rubia.

"No era una cita, Chelsea" respondió, sonriendo. "¿Qué se están haciendo en el pelo? No me digan que nada. Mandy tenía melena esta mañana"

"Uno que otro arreglo. Todo partió porque el pelo de Anto tomó fuego al creer que podía cocinar... Y hubo que cortarlo. ¿Quieres unirte?" preguntó mientras caminaban hacia la salita.

Continuará...


¡Hola! Tengo que agradecer de nuevo todos sus reviews, me hacen demasiado feliz, lo juro. El problema del flog no está resuelto del todo, porque son dos flogs que estaban publicando el fic y la dueña de uno de ellos ya me pidió las disculpas pertinentes... xD Y bueno, qué mas? Mañana como algunos sabrán no sólo Harry y Rowling están de cumple, yo también xD. Así que espero saluditos y ese tipo de cosas, fuera de que sus reviews son siempre el mejor regalo ever. Bye-bye for now!