El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000
Tu chica perfecta
5. Vestuario
Ginny se lo pasó con cuidado y Hermione salió de la cocina, llevando a William en brazos. Subió la escalera con cuidado y lo llevó a su habitación. Vio las sábanas revueltas, así que con la varita en la mano libre las ordenó un poco y acostó al pequeñito. Bajando la escalera escuchó un ruidito desde la sala. Al llegar abajo vio a Ron saliendo de la chimenea con un traje muy elegante y no pudo evitar quedársele viendo atontadamente, aún cuando él todavía no se daba cuenta de que Hermione estaba ahí.
"¿Ginny estás en la cocina? Veo luz a..." Sus ojos habían encontrado a Hermione, parada al pie de la escalera con la cabeza ligeramente ladeada. "...llí"
Se quedó en silencio por un segundo. Luego comenzó a caminar rápido, rápido, muy rápido, casi corriendo, esquivando los muebles, directo hacia Hermione. Ella no supo qué pensar... ¡si seguía así iba a chocar con ella! Tensó el cuello y cerró los ojos fuertemente esperando un golpe. Tras unos segundos en que según las teorías de la física se imaginó que Ron ya debía haber llegado adonde estaba ella, y al no sentir ningún topón en absoluto abrió los ojos despacio y... su sangre se le pudo haber helado. La cara de Ron estaba escasos cinco centímetros de la suya, pero no la miraba a ella.
Estaba mirando el mechón de pelo que tenía tomado en una mano y lo examinaba con minuciosidad.
"Te bajaron dos tonos" murmuró, soltándole el mechón. Luego se enderezó (Hermione pudo respirar normalmente) sonrió y exclamó: "¡Y te lo cortaron un poco!"
¿Significaba esa expresión facial que le había gustado el nuevo corte de cabello de Hermione?
Ginny salió de la cocina con un paño en la mano.
"Ron, me llamabas? Ah..." Se dio cuenta que Hermione y Ron se miraban embelesados el uno al otro, sin notar ni por un segundo a Ginny. "están en... eso. Yo me voy" susurró finalmente, volviendo a entrar en la cocina, y fue ese susurro el que al final escuchó Ron, así que se dio vuelta y se dirigió a su hermana como si nada:
"¿Hay algo de café para mí?"
"Está servido" respondió Ginny, aguantando una sonrisita.
Ron fue hacia la cocina pero antes de entrar en ella volvió a mirar a Hermione, quien miraba el suelo de brazos cruzados, un poco avergonzada.
"¿Vas a venir?"
Ella levantó la cabeza e intentó sonreír.
"No, gracias, yo ya..."
"Pero te puedes quedar un rato más, cierto?" agregó Ginny guiñándole un ojo. Se había puesto de pie junto a Ron.
Hermione respiró profundo. No podía estar junto a Ron sin sentirse como una quinceañera nerviosa y cometer errores con cualquier cosa que dijera. No. Debía volver a la pensión ahora para evitar cualquier peligro.
"Tengo clase mañana temprano Ginny, y los médicos recomiendan dormir al menos ocho horas sin la influencia del café"
"¡Vil excusa! Es temprano todavía" le reprochó Ginny. Ron asintió en apoyo. "Puedo abrir una bolsa de tus galletas favoritas..." Hermione arqueó las cejas.
"No voy a comer galletas, y tengo tarea por hacer... Estoy hablando en serio. Otro día podemos conversar"
Ginny se encogió de hombros y entró a la cocina junto con su hermano. Hermione negó con la cabeza, suspirando, y se dirigió a la chimenea para volverse a la pensión universitaria.
SoSoSoS
La tarde del sábado, después de hacer siesta por al menos tres horas, Hermione estaba sentada al borde de su cama siendo maquillada en los ojos por Chelsea. Sus otras compañeras habían ido a Diagon Alley pues había una promoción por el día en descuentos del 20 al 50 por ciento en todas las tiendas, de la cual habían estado hablando toda la semana desde que colgaron un letrero gigante en la entrada de su instituto. Hermione tenía otros planes para ese día. Después de la tercera sesión de gimnasio y exactamente una semana de dieta había logrado bajar dos kilogramos, y como eso no se notaba en ninguna región de su cuerpo todavía decidió ir a comprarse ropa nueva para poder lucir una vez que los cambios se notaran realmente. Chelsea se había ofrecido para ayudarle, después de todo tenía un problema con las multitudes y más de tres mil magos y brujas metidos en un estrecho callejón no le llamaba para nada la atención.
"¿Te gusta así, o quieres más sombra?" le preguntó.
Hermione se puso de pie, caminó hasta el espejo grande acercándose mucho para ver sus ojos y asintió, sonriente.
"Está bien así. Si le pones más se verá exagerado"
"Puede que sí... ¿Entonces vamos?"
"Sí, supongo"
"¿A dónde vamos a todo esto?"
Salieron de la habitación. Chelsea se paró frente a la chimenea y tomó unos polvos flú, pero antes de viajar se volteó hacia Hermione.
"Tienes que decir tienda Sally U's, nada más"
Se introdujo en la chimenea apagada, lanzó los polvos flú y gritó exactamente lo que había dicho, desapareciendo. Pocos segundos después Hermione hizo lo indicado.
Al abrir los ojos tras el problema que implicaba viajar con flú debido a la ceniza, se encontró con una ordenada y amplia habitación de paredes color mostaza con variados mostradores y colgadores en cada uno de los cuales los productos en exhibición –ya fueran joyas, relojes, accesorios, carteras o simplemente ropa- estaban ordenados por color. La luz solar entraba por amplios ventanales en una de las paredes, dándole un aspecto cálido al ambiente. Una señora de cuarenta y tantos estaba sentada tras uno de los mostradores atendiendo a otra mujer, una joven ordenaba algunas prendas en uno de los colgadores y una tercera mujer se les acercó sonriente.
"Bienvenidas a Sally U's. ¿En qué puedo ayudarles?"
"Venimos a ver la nueva colección de ropa de verano" respondió Chelsea, tomando del brazo a Hermione quien no dejaba de mirar hacia cada esquina, con tal de no perderse un detalle del local.
Siguieron a la vendedora hasta una de las esquinas de la tienda, el único lugar donde las prendas no estaban ordenadas por color. La nueva colección; vestuario atrevido para la mujer moderna del verano que en un par de meses comenzaría. Hermione y Chelsea empezaron a mirar las prendas una por una. Vestidos, faldas, poleras, blusas, pantalones: todo en tonos tierra con aplicaciones en tonos brillantes. Mucho jean, lino y cuero. Eso era más o menos lo que conformaba la famosa colección.
"¿Buscan algo en especial?"
"No, no... Mira esta faldita, está preciosa!" exclamó Chelsea sacando una minifalda de jean con bordados en los bolsillos posteriores.
"A ti te quedaría, a mí no" le dijo Hermione bajando una blusa a hombros descubiertos.
"¿Con este tremendo trasero que mi madre me heredó y las papas fritas en la adolescencia aumentaron? Ni en sueños, Herms"
"Chicas" las interrumpió la vendedora. "recuerden que esta no es una tienda muggle. Con magia podemos hacer que les quede cualquier cosa"
"Que quede bien es una cosa y que se vea bien es otra" le dijo Chelsea. "Hermione... ¿a quién le vas a creer sino a una futura diseñadora? Tienes que probarte la falda, por favor!"
"Uy, si insistes..."
Chelsea sonrió y se la pasó a la vendedora quien la colgó en uno de sus brazos. Hermione le entregó la blusa, que le había encantando. Amor a primera vista sintió con un vestido color verde opaco, que también le pasó a la vendedora. Y un pantalón negro con aplicaciones destellantes, un top blanco con pequeñas lentejuelas en los bordes, otra blusa sugerida por Chelsea y una polera color caqui que en letras plateadas ponía 'sexy'. Llevaron todo a los probadores: uno a uno Hermione se los probaba, los mostraba a Chelsea y la vendedora con la varita lo ajustaba para que quedara perfecto. Lo peor –para Hermione- era que toda esa ropa había sido creada para que ella la usara, incluso el vestido verde que lamentó no haberse percatado antes del enorme escote que tenía y lo corto que era.
"Le queda demasiado lindo ese color" había dicho la vendedora a Chelsea después de ver a Hermione.
"Sí, con ese puede matar a todo el que se proponga. ¿Cierto, Herms?"
Hermione había negado con la cabeza, sonrojándose y vuelto a meterse al vestidor, quitándose de inmediato el vestido.
Luego la vendedora se llevó todo momentáneamente a la caja, mientras Hermione y Chelsea elegían unos tres pares de zapatos nuevos: dos con taco muy elegantes y unos sin taco pero cómodos y bonitos. Los llevaron también. Hermione pagó todo, la dueña y cajera les pasó unos instructivos con la forma de utilizar el hechizo para ajustar la ropa por si acaso, y se regresaron a la pensión, dejando todas las bolsas sobre la cama de Hermione. Enseguida empezó a ordenar la ropa nueva en su armario y Chelsea se fue a terminar un diseño de traje a su habitación.
SoSoSoS
El domingo temprano, mientras Hermione en pijama avanzaba un informe y comía su plato de cereales de fibra con leche descremada en la salita, se apareció Nikki junto a ella con su celular en la mano.
"Ha estado sonando hace 3 minutos"
Hermione dejó su informe a un lado y tomó el celular. Ginny estaba llamando. A la vez que Nikki se iba hacia la cocina, contestó:
"¿Sí?"
"Amiga, disculpa que te moleste pero tengo una emergencia grande, grande"
"¿Qué sucede?"
"Hace un rato me mandaron una lechuza de la oficina y quieren que esté allí toda la tarde"
"¿Por qué?"
"Porque tengo un jefe neurótico... Dice que es de vida o muerte..."
"¿Y qué puedo hacer yo?" Se echó hacia atrás en el sillón.
"Perdóname primero, porque siempre te pido favores a ti!"
"No te preocupes por eso, Ginny... ¿Qué es?"
"¿Puedes llevar a William al cementerio hoy? Mamá no sale de casa, Ron se desespera con él y no confío en nadie más para dejarlo... Sabes que es muy importante para Will, lo he llevado cada domingo desde que cumplió el año y..."
"Sí, claro, como quieras. No te preocupes. Yo lo llevo"
"¿En serio?"
"Pero me estarías debiendo otra" le dijo en broma.
"Oh, lo sé. Mil gracias, Hermione. Yo me tengo que ir ahora. Dejo al niño con mamá y tú lo vienes a buscar después de almuerzo, sí?"
"Sí, tranquila. Ve y trabaja"
"Gracias de nuevo... Adiós!"
"Adiós"
Colgó. Hermione dejó el celular sobre la mesa, tomó su pocillo con cereal y terminó de comérselo. Siguió haciendo su informe hasta la hora de almuerzo en pijama. Apenas acabó el postre corrió para ocupar la ducha primero...
Después de ese refrescante baño fue derechito al armario de su habitación. Tenía ganas de usar algo de lo que se había comprado el día anterior, lamentablemente el tiempo no estaba tan bueno como se veía a través de las ventanas; almorzando le había oído a Rose que hacía un poco de viento, o sea una falda no se podía poner. Escogió una blusa de mangas a tres cuartos color crema con pequeñas mariposas doradas en un costado, unos jeans y unas botas de tacón de un crema más oscuro que el de la blusa. Secó y cepilló su cabello, se maquillo en tonos tierra no muy cargado –como había copiado de una revista que Nikki guardaba en su mesita de noche- y se puso unas gotas de perfume en el cuello y las muñecas. Recogió su bolso café de sobre su cama, fue hasta la salita en busca de su chaqueta azul, y justo al descolgarla del perchero recibió un grito de Chelsea, quien había estado oyendo radio hasta entonces:
"¡DETENTE! No te puedes poner esa chaqueta"
Hermione se volteó con la chaqueta aún en la mano.
"¿Por qué? Va con los jeans"
"No. No va con los jeans. Si también fuera de jean, iría con los jeans, pero es azul y eso no implica nada" Se puso de pie y caminó hasta ella, le quitó la chaqueta de la mano y la volvió a colgar. Buscó entre las otras hasta encontrar una de cuero color café. "Ésta yo creo que..."
"Chelsea, esa es de Reggie..." dijo Hermione poniendo los ojos en blanco.
"No nos verá, está muy ocupada lavando la loza. ¡Mejor si es italiana! Esa chica tiene buen gusto... Póntela"
"Me va a matar"
"¡Póntela, dale!"
Terminó por hacerle caso. No era gruesa y por el contrario, era delgadita. Estaba bien para usar con el viento en ese momento.
"Vale, la llevo. Pero tú..."
"Sí, lo sé. Yo le digo a Reggie..."
Hermione se apareció en medio del jardín delantero de La Madriguera. Y sí, el tiempo estaba fresco y soleado. Avanzó hasta la puerta y tocó. Abrió Molly.
"¡Buenas tardes, Hermione! Creímos que ibas a llegar por flú..."
Ron se irguió en su sillón para ver a Hermione; había estado leyendo El Profeta hasta entonces. Ella lo saludó con un movimiento de dedos y una sonrisa. William estaba sentado en la alfombra jugando con unos autitos, así que Molly después de dejar pasar a Hermione y cerrar la puerta fue a recogerlo.
"¡Tía Hermi!" saludó él con su vocecita chillona, como siempre lo hacía.
"¡William, chiquilín!. ¿Cómo te has portado?"
"¡Bien!" dijo el niño, sonriente. Luego miró a su abuela. "¡Abajo!"
"¿Abajo? Está bien"
Molly lo bajó al suelo, levantó la varita e invocó su cortavientos rojo. Dio unos pasos para alcanzar a Will, que ya había salido corriendo hacia sus autitos, le dio un besito en la frente y se lo colocó. Se volteó hacia Hermione y le dijo:
"¿Se van a ir por flú? No me gustaría que se aparecieran, Will es muy bebito todavía... Ginny siempre lo lleva en su auto, pero creo que no sabes manejar..."
"No, señora Weasley, lo voy a llevar por flú, no se preocupe"
"Está bien. El polvillo está ahí" le indicó "junto a la chimenea..."
Hermione se acercó a William, lo tomó de la mano y lo llevó caminando hasta quedar frente a la chimenea, pero antes de tomar el flú Ron se puso de pie y dijo:
"Espera" Miró a su mamá. "Yo los llevo"
Continuará...
Gracias por sus comentarios del capítulo anterior. Quiero reviews por éste también o este fic será víctima de un atentado. Quieren ver más? Juéguensela :)
