16.Madera de acebo

Dedicatoria: a personaje favorito de la saga Harry Potter. Feliz Cumpleaños Ginny; espero que la estés pasado de mil maravillas. Junto a Harry, Ron y Hermione.(por supuesto más con Harry)

N/A: a TODOS los interesados, en especial a Rosycarmen: gracias por tus reviews.

Para que te enteres, no me molesta que uses los Stolen moments, después de todo, JK los dejó ahí, a veces siento que al propio, para dejar nuestra imaginación volar. Además… no son míos. Lo único que pido (y esto va para todas y todos los que me leen) es que se comprometan con el fic, esto porque me ha pasado que leo un fic que me interesa y de pronto…. Puf… nunca más… POR RESPETO a los lectores (y por eso se les da la oportunidad de hacerse escuchar por medio de los reviews) termina el fic. En fin,.. Solo mide tu tiempo y toma en cuenta que es un gran compromiso, tanto para ti, como para los que leen.

Sin más preámbulos…

-Se podría pensar que la gente tiene temas mejores para murmurar- dijo Ginny, mientras se sentaba en el suelo del cuarto común, recargada en las piernas de Harry leyendo el Profeta. -Tres ataques de dementores en una semana y todo lo que hace Romilda Vane es preguntarme que si es cierto que tienes un Hipógrifo tatuado en el pecho…

Ante tal picardía, Harry sólo se refugió en la concentración de sus interesantes dedos… no podía perder el control así que solo dijo:

y que les dijiste…

Harry casi no podía pensar con claridad, el solo recordar el tatuaje de Ginny el final de su espalda, recargándose en sus piernas… ohhh Merlín. No tenía idea de porque, pero le resultaba en gran medida excitante. Y muy simbólico. Tenía unas ganas locas de besarlo. ¡era una tortura!

Finalmente Ginny le pasó el diario "El Profeta", con una nota escrita por ella:

"no deberías escuchar los rumores… mira que un tatuaje de Hipógrifo… debe doler mucho. En cambio una inofensiva cruz egipcia es más… interesante. ¿te parece, Harry?"

Agradeció a Merlín tener el periódico abierto de par en par, para cubrir su rostro. Sentía que su cara explotaba de lo rojo que se sentía. En definitiva, Gin no ayudaba a su concentración. Y lo que era peor… él no se quería concentrar en otra cosa que no fuera Gin.

Los Exámenes de Ginny se estaban acercando y por lo tanto se veía obligada a hacer correcciones por horas durante la noche.

POV Ginny

Dos mil maneras diferentes para poder hacer crecer una Mandrágora… Hermione debe estar bromeando

Hermione no bromea

¿dos mil?... ni siquiera puedo recordar dos…

supongo que estos T.I.M.O.S. no va a ser nada fácil…

al menos sé que pasaré Defensa Contra las Artes Oscuras. Mi patronus está más que listo. Posiones…

Harry me puede ayudar con esa materia… el profesor Slughorn lo ha mencionado en clases como uno de los mejores alumnos que ha tenido…

Soy buena en adivinación y en Historia, y en las demás… ahora solo preparar éste interminable pergamino de Herbología… y dormir.

Porque de aquí a que termines… no podrás ver a Harry…

No es justo, pensó con reproche al tiempo. Un giratiempos me vendría demasiado bien…

Al ser la media noche, Ginny Weasley se dirigía a la torre de Griffindor. Estaba francamente cansada. Sus pies estaban hinchados. O al menos así los sentía. Su mochila flotaba tan solo unos centímetros del suelo. No creía tener la fuerza para levantarla. Dobló la esquina y subió las escaleras. Con pasos pesados. Dio la contraseña a la dama gorda y entró.

Su espíritu recobró un poco de energía. Ahí frente a la chimenea en el sofá más cómodo de la sala común se encontraba Harry. Lo admiró un momento antes de hablarle. Tal vez era por estar enamorada de él. Pero Harry Potter era el único hombre en la faz de la tierra que podía verse sexi con tan solo leer un libro. El fuego que crepitaba casi al borde de la extinción jugaba con los rasgos tan masculinos de él. Era francamente un hombre guapo, ante sus ojos siempre había sido guapo. Pero ahora, con su metro ochenta, su cabello desordenado y esos increíbles ojos verdes. Sus manos eran bien cuidadas, y fuertes. Y todo su cuerpo ni para que decir… se podía decir que compaginaba a la perfección con el de ella.

Harry bajó el libro que estaba leyendo y le esbozó una sonrisa. Al tiempo que ella caminaba y respondía a la invitación de él de abrazarla y sentarse un ratito en el sofá.

Al momento de abrazarlo, sintió el descanso y la paz que necesitaba desde hace tiempo. Cerró sus ojos y suspiró su aroma para concentrarse en su esencia y grabarlo aún más en su memoria. Madera de acebo, ése era su olor. Se quitó los zapatos con sus pies, no quería dejar de abrazarlo, subió sus piernas al sofá y las encogió.

Harry sonrió. Era la primera vez que la veía cansada. Siempre era un fusil de energía; lo cual le encantaba, pero cansada se veía adorable. Extendió su mano y le acarició el cabello. Sentirlo entrelazado en sus dedos era uno de sus deberes favoritos de novio. Entrelazarlo y guiar su camino desde la base hasta las puntas. Era relajante.

-y… como estuvo tu día- preguntó con ternura

Ginny hizo el sonido de una gatita cansada y respondió –estuvo muy ajetreado, hice como mil cosas, y todavía no termino-

Las llamas de la chimenea se reavivaron en el momento que Dobby se apareció. Harry le hizo la seña de silencio al elfo doméstico para que entendiera que Ginny no estaba en condiciones de escucharlo. Lo llamó con un dedo y el elfo acercó su oído a la petición de Harry y con una sonrisa se esfumó.

Así permanecieron en silencio. Abrazados y disfrutando del calor que producía su cercanía. Media hora, talvez más.

-¿Gin?- preguntó

-¿Gin?- preguntó de nuevo

Sin embargo no hubo respuesta. Se había quedado dormida.

Nuevamente apareció Dobby con el abrigo que Harry le había pedido se lo entregó y con un chasquido de sus dedos se esfumó. Era el abrigo que la señora Weasley le regaló en su cuarto año. Era apenas para el tamaño de Ginny ahora. La separó de él, lo que provocó que ella, mitad despierta, mitad dormida ronroneara.

-Gin- intentó nuevamente- tienes que ir a tu cuarto, yo no te puedo llevar. El solo hecho de recordar la cascada de agua helada en su cabeza hizo mermar su intento. No quería pasar resfriado. (N/A: explicaré porqué en los siguientes capítulos)

Ella se empezó a quitar la túnica quedando solo en uniforme del colegio. Ahí Harry comprendió que ella estaba muuuuy dormida. Y encontró una característica (y talvez la única) que se parecía a Ron. El sueño tan pesado que poseen.

-no, Gin, no- dijo casi con una risa –aquí no-

Los ojos de Ginny apenas si se abrieron y volvió a ronronear.

Lo que Harry pensó con increíble rapidez era que le pondría su abrigo, acomodaría su túnica y le haría un hechizo para sentirla como una almohada, pediría a Dobby una cobija para Ginny y la dejaría dormir en el sofá. Mientras él se quedaba en el otro sillón, velando por sus sueños.

Pero (y esto es una verdad universal) las mejores cosas que pasan en la vida, son las que menos se planean.

Fue muy fácil lo del hechizo de la almohada, pero despertar a Ginny (o tratar de hacerlo) para con mil costos ayudarle a ponerse su abrigo (Y tenía que admitir que se veía hermosa.) no fue tarea fácil. Ella se acostó en el sofá con la enorme cobija cubriéndola. Pero cuando él se dispuso a pasar la noche en el otro sofá, la mano de Ginny lo detuvo.

-¿A dónde vas?- le preguntó con dificultad.

-yo…- dijo torpemente

-acuéstate conmigo-

El ojiverde no lo pensó dos veces. Se quitó los zapatos y subió al sillón tras Ginny y se acostó junto a ella. Mientras veía la chimenea crepitar y el reflejo del fuego el en cabello de Gin, pensó que así, abrazado a su cuerpo, cubiertos por la misma manta y embriagados por el olor del otro, era justamente como la vida debería ser. Tranquila y llena de alegría.

N/A. por si no lo notaron, la varita de Harry está hecha de madera de Acebo, simplemente fue un detalle que quise agregar al olor personal de él.

MIL GRACIAS por lo reviews.

Anelis