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LAS AMBICIONES DE REGINALD
Mientras tanto en el castillo del Kaos, el propio emperador Kaos se encontraba rezagado en la noche sin saber que hacer excepto ver la maqueta de la batalla que estaba dispuesto a semblar con total de vengarse de Eon y del mundo.
Agarro la maqueta de un barco y se puso a imaginarse que estaba repleto de soldados y que iban pasando por al mar atravesando una peninsula que conectaba el pueblo este de los mabus con el pueblo sur.
-¡Atencíon queridos mabus! ¡Os habla Kaos que ha venido a hacerse con vuestras cosas, arrodillaos y a lo mejor os pedire perdon por no tener demasíada misericordia! -vocifero ironicamente en tono de susurro mientras se reía complacido con lo que se estaba imaginando, estaba deseoso por comenzar el plan de ocupacíon.
De pronto alguién golpeo la puerta.
-¿Quien es? -pregunto protestando.
-Soy yo amo Kaos, Reginald ha venido a verle -confeso Glumshanks al otro lado.
-¿Solo él? -asumio extrañado.
-Así es mi señor -corroboro.
Carraspeo pensativo, no era muy normal que viniera el peor de las personas que conocía a hablar con él en privado, esto era algo muy raro.
-Dejale pasar -ordeno.
Glumshanks abrío la puerta y entonces le dejo a pasar a Reginald del cual este paso al otro lado con una cara de malos humos.
-¿Que le sucede lord Reginald? -pregunto con tono moderado.
-¿Es verdad eso de que ha hecho un trato con ese ciclope? -pregunto recriminando Reginald con un tono que decía que ese hecho le parecía mosquearle un poco.
-¿Como dice? -cuestiono extrañado.
-Hay rumores que dicen de que esta intentando de reunir a un equipo, un equipo de jefes, para que usted se haga mucho mas fuerte, y que su ejercito lo sea mucho mas, y ni siquiera ha mostrado el mas minimo interes en notificarnoslo -explíco resumiendo el hecho de que otra vez no le dijo nada acerca de lo que hacía.
Kaos no dijo nada, simplemente hizo una mueca vacía como de no expresar nada.
-¿Y esos rumores son ciertos? -pregunto intentando de corroborar ese hecho.
-Así es, mas ciertos que nunca, y encima ni siquiera es obra de sus espias, es obra de los obreros, ¿como es posible que los obreros sepan esto antes que esto?
-Porque los obreros siempre estan atentos a todo, en cambío tu, solamente estas atento a quejarte de todo lo que hago -indico obviamente.
Ahí entonces Reginald dirigio una mirada de soslayo hacía Kaos.
-¿En serio crees que me paso todo el dia quejandome? -repercuto seriamente.
-No, solamente digo que usted parece que le preocupa mas intentar de pensar que soy un mal emperador que pensar en lo que estoy hacíendo junto con todos mis demas amigos -retracto especificamente para que se hiciera una mejor idea.
-¡Amigos! ¡Usted no tiene amigos! ¡Se piensa que porque su mayordomo Glumshanks, su sicario Vallhaderb y el bibliotecario Kullshak sean leales a usted! ¡Van a ser amigos de toda la vida! ¡Yo creo que no! -recrimino con todas sus ansias.
Kaos no dijo nada, simplemente se le quedo mirando con aquella mirada que parecía entender que se lo estaba tomando todo con paciencia para luego soltarlo de una.
-Piense lo que piense lord Reginald, pero yo tengo los mios, usted tiene los suyos -objetó obviamente dando la razón.
Ahí no tenía razónes para negarle el hecho de que tenía razón en eso, acaso algúna vez tuvo algún amigo o conocido con él que sentirse confiado, al parecer no.
-¿Ha venido usted aqui solamente para saber si soy demasíado testarudo a hacer esto o simplemente para admitir que usted se equivoca en esto? -pregunto asumiendo si tenía la mas remota idea de porque quiso venir a desafiarle de esta forma.
Reginald se le quedo en recelo, bufo y entonces se dio la vuelta dispuesto a irse al ver que ya no tenía ningúna razón mas para quedarse.
-Disculpeme emperador Kaos, pero creo que he cometido un cierto error al venir, he perdido demasíado tiempo con usted, así que lo mejor sera, que tenga cuidado con las palabras que suelta porque en ocasiones acabaran volviendose tan solidas como un arma que suelta fuego ardiente -acordo estrictamente Reginald.
Fruncío el ceño sin decir nada al respecto, dejo que se marchara refunfuñando y entonces desaparecío saliendo al otro lado mientras Glumshanks le cerraba la puerta.
-¿De donde sacara todas esas frases tan chulas? -se cuestiono a si mismo.
-Pero no ha entendido lo que ha dicho -reprocho cuestionando Glumshanks.
-¿Él que? -no comprendío que quería decir.
-Eso que ha dicho no ha sido una simple amenaza, ha sido algo para que se de cuenta de que como siga así, va a acabar recibiendo lo que se merece -aclaro.
-¿Y piensas que me lo merezco? -acuso Kaos.
-No, pero en serio le digo que Reginald no es lo bastante estupido como para dejarse llevar por esto, se acabara vengando de algúna forma, y cuando lo haga, acabara recibiendo algo a pesar de que no le guste -indico seriamente para que tuviera en cuenta.
Carraspeo pensativamente Kaos, en eso tenía razón.
-Bueno, igualmente, Reginald no puede hacerme nada, y aunque lo haga, es imposible que lo haga sin quedar evidencía de ello, por mucho que intente de hacerme daño, o acabe matando a alguién cercano y del cual requiera de su ayuda, tampoco hara que piense que soy demasíado debil como para me redima -explíco Kaos cuando de pronto sus ojos se entumecieron de una forma que se le oscurecío todo el globo ocular.
-Oh dios mio -dijo aterrado Glumshanks al ver como se le pusíeron.
Luego Kaos hizo una tremenda risa que le hacía parecer mucho mas malicioso de lo que ya era y sobretodo teniendo esa sombria mirada con los ojos ennegrecidos.
..
Reginald salío refunfuñando de lo avergonzado que estaba, ya lo habían puesto en evidencía, ahí se daba cuenta de que a pesar del poder que tenía, no era capaz de hacerle frente a Kaos como se debería, le estaban ganando la batalla.
-¿Un mal dia senador Reginald? -pregunto Vallhaderb con tono modesto.
No sabía porque le preguntaba eso pero estaba claro que no estaba ahí solamente ahí para decir piropos cuando se trataba de un animal desatado como él.
Se marcho sin decir nada mas pero dejandole con aquella sensacíon de duda, se dirigio hacía otro guardia que había al final del pasillo y le dijo:
-Seguramente Kaos le habra dado de que pensar -aviso ironicamente.
Aquello hizo que se riera de una forma incredula, era algo bastante obvio.
Reginald siguio andando y pensando en eso que dijo antes, quería hacerle entender a Kaos que esto no podía funcíonar de esta manera, si quería acercarse lo suficiente a Kaos como para derrocar a su gobierno ocupante de todo Trollia, tenía que encargarse de descubrir cual era su punto mas debil.
Salío del castillo y se encontro con su carruaje que le esperaba, era un carruaje de color negro de aspecto victoriano con franjas rojas alrededor del chasis y del soporte de las ruedas, había un troll que se encargaba de manejar el carro dirigido por caballos silvestres, tenía puesto un gorro y unas gafas que le daban un aspecto bastante sumiso.
-¿Adonde quiere señor? -pregunto el chofer.
-A casa -ordeno Reginald con poca voz.
Otro troll le abrío la puerta y entonces paso dentro, estaba todo decorado con telas acolchadas de color magenta lo que le daban un cierto parecer artistico.
El carruaje estuvo recorriendo todo un camino sombrio y boscoso pero tranquilo a la vez, era una parte en la que se encontraba muy poca fauna a pesar de que se conocía que por ahí tenían entrenando a varios animales de jauría para la batalla, mientras estaba ahí sentado sin nadie que le acompañase o con quien hablar, se dio cuenta de que Kaos tenía razón en una cosa, no tenía amigos con los que poder confiar, nadie se había dispuesto ir con él a pesar de que solo fuese durante un rato, estaba solo, sin nadie quien le apoyase, todo era nada mas que una solitaria histería acerca de quien tenía los mejores recursos y quien no, al final él acabaría siendo el peor postor por él que tendría por el puesto de gobernante de Trollia.
Después de unos cuarenta y cinco pesados minutos, al final volvío a casa que se encontraba al lado oeste de Trollia, mucho mas alejado del castillo de Kaos. La casa era una vivienda rustica de cuatro plantas con un atico, estaba alrededor de un barrio selecto con una carretera que iba en diagonal, el diseño le daba un aspecto como de un barrio tranquilo como él que uno podría visitar de vez en cuando.
Se acerco a la casa atravesando el camino de piedras de hormigon, se encendío la luz y entonces la puerta se abrío, aparecío un troll vestido de etiqueta pero se notaba que tenía una camisa gris por detras.
-Bienvenido de vuelta lord Reginald -hablo el mayordomo troll.
-Hola Payton, ¿esta mi mujer por ahí? -saludo y luego pregunto, paso dentro y ahí le quito la chaqueta, la doblo en su brazo.
-¿Ha encontrado algo cuando ha ido a visitar a Kaos? -pregunto sabiendo que él había ido ahí por esa razón explicita.
-No, de lo uníco que me he encontrado ha sido la misma vergüenza de antes -declaro con tono frustrado, se quito el monoculo y el sombrero del cual todo se lo paso a Payton, lo puso todo en orden.
-Dime una cosa Payton, ¿crees que tengo algún amigo? -pregunto queriendo saber su opinion al respecto sobre eso.
-¿Se refiere a sus compañeros Greyfuss y Hollvitz? -asumio ese hecho.
-No, me refiero a alguién con quien poder contar por si las cosas no salen bien y necesito contar con alguién en quien pueda confiar -aclaro expresamente.
Carraspeo pensativamente Payton al respecto.
-Bueno, no se muy bien como se hace para ganarse ese tipo de amistad, si es que se le puede llamar amistad a ser leal a alguién, pero si le puedo decir, que si quiere alguién con quien hablar, siempre puede recurrir al mayordomo de la casa -explíco dando una conclusíon bastante obvia e ironica a la vez.
Aquello se lo tomo como un especie de aviso ironico a un consejo de ayuda.
Termino de quitarse todo y entonces marcho hacía él salon donde estaba oyendo a sus hijos supuestamente jugando en él salon principal, entro y observo que estaban los dos jugando con maquetas de dirigibles junto a la chimenea como siempre, él mas pequeño de todos era Virgil y la otra Romina.
-Cuidado que vengo lanzando bombas -vocifero bromeando Virgil mientras se imaginaba lanzando bombas imaginarias con el dirigible de juguete.
-No, porque yo tengo bombas mucho mas grandes -contradijo Romina mientras jugaba con su propio dirigible.
Sonrio satisfecho de ver que al menos sus hijos se lo pasaban bien entre ellos, eran perfectos, no se peleaban casi por nada, lo tenían todo y estaban bien educados, no como otros que simplemente se pelean por todo.
-Ey si esta papa -anuncío Virgil y entonces ambos se levantaron dispuestos a saludar y a darle un abrazo a su padre.
-Hola papa -saludo Romia mientras le daban un fuerte aplauso.
-¿Que pasa? ¿Es que tanto me extrañabais? -pregunto ironicamente.
-¿Adonde has ido? -pregunto Romina.
-A ver unos amigos pero me temo que ha sido una completa equivocacíon -declaro expresamente debido a lo que paso antes.
-¿Y eso porque? -pregunto Virgil.
-Porque me equivoco demasíadas veces -aclaro sarcasticamente.
En ese momento aparecío su mujer, era una mujer esbelta con algo de belleza con el pelo hecho trenzas alrededor, se quedo delante de la puerta esperando a que se diera cuenta, cruzo los brazos en señal de ironia.
-Y seguro que no te equivocas de mandarle un mensaje a tu mujer -comento.
Alzo la cabeza y entonces sonrio satisfecho de verla.
-No necesito mandarte ningún mensaje cuando te tengo aqui -exclamo y entonces se acerco para saludarla. Le dio un pequeño beso en los labios y entonces dijo-: ¿Como ha ido todo por aqui?
-Bien, aunque la verdad, ha sucedido algo importante -aviso con tono nervioso.
-¿El que? -pregunto extrañado al ver como sonaba eso.
Entonces dirigio la mirada hacía los niños como indicando que esto era algo que se tenía que hablar en privado y no con ellos delante.
-¿Lo hablamos mas tarde? -pidio.
-De acuerdo, después de la cena -acordo y entonces se quito todo lo demas.
Paso un rato y entonces los criados prepararon la mesa, todos se reuníeron en él salón cenando tranquilamente cenando un buen guiso alrededor de una mesa bien hecha con unas velas que desprendían un olor a aroma suave.
..
Reginald agarro una porcíon del guiso y se lo comío, lo degusto placidamente y entonces se quedo en una posicion de estar muy pensativo, los demas continuaban a pesar de que él estaba en una posicion bastante irregular en lo que respectaba a una cena.
-¿Pasa algo caríño? -pregunto la mujer.
-No, no pasa nada -retracto pero entonces dijo-: Bueno, la verdad es que si.
Ambos le prestaron atencíon.
-¿Alguién sabe lo que esta planeando hacer el emperador Kaos? -pregunto él.
Todos se quedaron pensativos ante esa pregunta, parecía mas bien una prueba para saber cual de todos los presentes había estado prestando atencíon durante todo el dia.
-Esta planeando crear un ejercito para derrocar a los mabus -declaro Romina.
-Eso mismo -indico agradeciendoselo-. Vereís, resulta que en estas ultimas semanas, la cosa con Kaos no me ha ido muy bien que digamos, pero quiero deciros de que si esto funcíona, entonces lo tendremos todo zanjado.
-¿Que és zanjado? -pregunto Virgil sin saber esa pregunta.
-Significa que esta todo resuelto -le aclaro-. Kaos afirma tenerlo todo resuelto, pero yo no me fio mucho de él, ¿alguién piensa que lo que hace esta bien?
-Esta bien eso de que por fin salgan los trolls de Trollia, ¿no? -comento Romina.
-Eso si, pero me refiero a si Kaos esta en total acuerdo de la manera en que lo hace todo, él piensa de que como ha estado aprendiendo con los maestros del portal...
-Pero los maestros del portal no eran unos brujos que se pensaban que todo tenía que ser de una determinada forma y eso provoco que muchos de nuestra especie acabaran muriendo al revolucionarse -mencíono Virgil.
-¿Pero porque murieron al querer revolucionarse? -cuestiono Romina.
-Porque nuestro mundo es muy cruel, y es capaz de todo, así que por eso mismo digo que como Kaos ha estado aprendiendo con los maestros del portal, me da mala espina pensar que esto podría salir bien -indago sinceramente.
-¿Y porque no saldría bien? -pregunto la mujer.
En ese momento Reginald reconocío que por mucho que temía que esto no funcíonara, no tenía ningúna razón logica a la que hacerse a la idea.
-Porque Kaos no es como nosotros, él es demasíado distinto -corroboro.
-Pero si entonces es distinto, ¿entonces como es que no esta gobernando a todos los trolls y no a los de su especie? -indico Romina.
-Porque él se aseguro de que no hubieran mas como los suyos -admitio.
Agarro el vaso que tenía delante, se sorbo el vino de dentro y entonces lo regurgito sin pensar en que se atragantaría, su mujer la estaba mirando al saber bien que esto le preocupaba demasíado, continuaran comiendose guiso hasta que al final lo terminaron todo, vinieron los criados y se lo llevaron todo de una sola vez.
-Gracias -agradecío y entonces los criados desaparecíeron de la sala.
Esperaron un rato a que vinieron a servir el postre pero nadie venía y esto estaba empezando a convertirse en un autentico aburrimiento, nadie había dicho nada desde entonces, al final Reginald fue él primero en que tenía que hablar para comenzar.
-Virgil, Romina, ¿que habeís estado hacíendo durante toda esta tarde? -pregunto Reginald como por decir algo a lo que interesarse todos.
-Bueno, he estado hacíendo mis deberes de lectura, he terminado de hacer el ejercicio de calculo que resultaba tan dificil de hacer y luego nos hemos puesto a jugar toda la tarde con los mismos juguetes de siempre -comento Virgil diciendolo todo de una sola vez sin esperar a respirar en un punto o coma siquiera de la frase.
-Vaya, ¿como haces para tener tanto tiempo? Yo nunca consigo tener tanto tiempo en un solo dia -espeto ironicamente Reginald al ver de lo que era capaz su hijo.
-No lo se, lo tengo -opino sin muchas ideas.
Aquello hizo que se riera al ver que no se podía creer que su hijo fuera capaz de ser tan mejor que él, ambos se dejaron llevar y entonces se rieron el uno con el otro, en ese mismo instante aparecíeron los criados trayendo el postre, pusíeron un grupo de cuatro patas en él que tenían encima unos flanes de color amarillo con la punta llena de nada montada con forma de espiral.
-Vaya, flan de huevo, hacía tiempo que no comiamos de esto -dijo sorprendido Virgil al ver que nunca pensaban que lo volvíeran a servir.
-Lo se, pero lo hago por una razón, que hoy celebramos algo -anuncío.
-¿Que anuncíamos? -pregunto la mujer.
-Que hoy estamos apunto de ser testigos del cambio, él cambio de un nuevo mundo, uno en el que los trolls por fin conseguiran lo que tanto ansian desde entonces la libertad de ser tratados como seres superiores -aclaro y entonces ambos extendieron sus manos para bendecir el momento glorioso-. Hoy, bendecimos esta mesa y estos alimentos gracias a los ancestros que se ocultan en el cielo, sabiendo que nos estan viendo y nos estan dando las gracias por seguir tal y como somos siendo ahora, unos fuertes trolls dispuestos a lider a un ejercito hacía la victoría. Que los ancestros nos acom-pañen siempre.
-¡Que los ancestros nos acompañen siempre! -dictaminaron a la vez.
Agarron las pequeñas cucharas y se pusíeron a comer ambos juntos, en ese momento aparecío unos de los camareros dispuesto a servirle a la mujer un sorbo del mismo vino que tomaba Reginald, pero ella nego con la cabeza.
-Ah no, por esta vez no, hoy tengo ganas de agua -indico.
-De acuerdo -acepto el camarero y entonces se marcho con la botella de vino.
Reginald se sintio un poco extrañado al ver eso, no sabía porque pero ella jamas negaba un vaso de vino por la noche, la veía tomar agua de una forma que le resultaba muy poco pecaminosa. Ahí entonces reconocío de que se trataba exactamente lo que quería decirle antes después de la cena, estaba de parto.
..
Mas tarde ambos terminaron de comer y regresaron a la cama donde ahí Reginald se quedo sentado en la cama sin inmutarse mientras su mujer se terminaba de lavar el pelo, se notaba a traves de los ruidos que hacían desde el lavabo.
-¿Tu crees que Kaos estara dispuesto a dejar que los trolls tengan su propia familia en cuanto hayan conquistado una isla entero? -pregunto ella.
-No se, es que igualmente, al principio lo que se haran seran campos base, luego con el paso del tiempo, tal vez -opino sinceramente sin tener mucha idea.
-Pues, es una lastima, porque pensaba que algún futuro podríamos conseguir una nueva casa en algúno de esos riachuelos que hay por ahí en las tierras pantanosas -indico mosqueada y entonces salío del lavabo teniendo el pelo mojado y vestido con un camison ajustado de color rosa de petalos violeta.
Se acerco hacía su marido cuando noto que su cara era otra.
-¿Ocurre algo caríño? -pregunto extrañada.
-Veras Nina, antes me he dado cuenta de que en la cena, te negaste a aceptar el vino que te iban a servir, y solamente te habrías negado a no ser que estuvieras preñada, ¿es eso lo que querías decirme? -explíco dando a entender lo que había asumido.
Ahí justo le había estropeado la sorpresa, ya lo había reconocido.
-¿Era obvio verdad? -exclamo ironicamente.
-No puede ser -reprocho mosqueado mientras se tiraba en la cama.
-Caríño, por favor, no te pongas así, es bueno esto -apaciguo Nina.
-Lo se, pero, tener ahora un nuevo niño, cuando pensaba que con solamente dos iba a ser suficiente, me da demasíada grima con solamente pensarlo -opino insatisfecho.
-Pues piensa que no te de grima, piensa mas en que puede ser una oportunidad para poder ser mucho mas de lo que eres -propuso expresamente.
-Yo ya soy mucho mas, pero esta el problema de que Kaos no permite serlo, quiero ser mas que un senador, quiero ser todo -confeso con tono serio.
-Pues entonces esfuerzate un poco mas, que para eso eres mi Reginald, el hombre del que me case, y yo no me case con un hombre que era capaz de rendirse ante cualquier cosa, me case como un hombre al que le importaba que alcanzara lo bueno y lo mejor de este mundo, alguién a quien pudiera estar casi poder encima de los ancestros pero que supiera entender ese beneficio -explíco hacíendole entender que tenía que meterse en la cabeza la idea de que no podía dejar que le bajaran de puesto.
-¿Y como lo hago? -pregunto.
-Espera el momento, y cuando llegue, le arrebataras a Kaos su poder, haras que se convierta en lo que és y ha sido siempre, en algo que no se parece a un troll, y ni aún maestro del portal, Kaos no es nada, pero tu Reginald si -le movío la cabeza en direccíon a ella y entonces le dio un pequeño beso en los labios.
-No dejes, que te convierta en lo que mas temes -acordo estrictamente.
-¿Y que es, lo que temo? -pregunto dejandoselo llevar.
-A ser inferior, cuando tu, puedes estar mas alto en la cadena superiorativa, se como un ancestro, no como un politico -indico subiendo de tono a uno mucho mas frio.
Ahí entonces Reginald se dio cuenta de que su mujer tenía razón, no podía dejar que Kaos se saliera con la suya, tenía que impedir que le quitara su puesto o sino lo acabaría matando con sus extraños poderes que siempre ocultaba.
-Sere el mejor gobernante, que habido en todo Trollia -prometío.
-Bien, pero antes gobiername a mi primero -protesto ella y entonces agarro a Reginald por el cuello y lo tiro sobre la cama.
Ambos acabaron rezagandose encima como dos animales enrabiados.
