Prólogo

El destino son olas que puedo ver y en consecuencia puedo montarlas. Aquella noche en la que nos conocimos, era singularmente ruidosas, como una tormenta, eso me despertó, en realidad y no el dolor de cuello que mencione, mi amor.

No imagine que aquel mocoso que intentó asesinarme, llegaría a ser importante en mi vida, y aun no puedo creer que mi sentido para detectar mujeres errara al observante, pero no es mi culpa después de todo eras una mocosa asesina que sabia ocultarse por completo, pero yo consigo lo que me propongo, es mi destino y un día aceptaras que tu destino es a mi lado, mi bella Jazz.