Harry Potter: Una lectura distinta, vol. 5

Por edwinguerrave

Copyright © J.K. Rowling, 1999-2008

El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como de todos los símbolos y elementos relacionados, para su adaptación cinematográfica, son propiedad de Warner Bros, 2000.


La Orden del Fenix

CAPÍTULO 3 La gran escolta

—Pero… —JS se quedó con la duda—, ¿Quién demonios le mandó ese Howler a la tía Petunia?

—Jamie —el reclamo de Ginny no dejó lugar a dudas, por lo que JS bufó.

—Tiene razón, tía —intervino Rose—, en ningún momento se menciona que la tía Petunia tuviera contacto con alguien de nosotros. De los magos, quiero decir. Incluso, se sabe que ellos destruyeron la carta que el profesor Dumbledore les dejó con tío Harry de un año. A menos que… —se detuvo en seco, y chasqueando los dedos, dijo—, ¡Claro!, a menos que sí la leyeran antes de destruirla, y "lo último" sería algún tipo de contrato o convenio mágico para que mantuvieran al tío Harry en la casa, bajo la protección ancestral de la que habló la señora Lily el primer día; recuerdo que eso también me lo dijo, e imagino que a los demás, esa neblina que nos cubrió cuando llegamos.

—No me parece mala teoría —mencionó James—, Rose no está tan mal encaminada.

Dumbledore sólo sonrió enigmáticamente, sin responder a la teoría expuesta por Rose.

Quien emitió una especie de respuesta fue Moody, al gruñir cuando vio el atril de la lectura frente a su asiento.

—¡Por las barbas de Merlín! ¿A cuenta de qué llamarían a este capítulo La Gran Escolta?

—Pues tendremos que descubrirlo —respondió Harry, sonriendo al recordar lo ocurrido.

—Parece que comienza con una carta: He sido atacado por dementores y puedo ser expulsado de Hogwarts. Quiero saber que esta pasando y cuando me voy a ir de aquí.

Harry copió estas palabras en 3 piezas separadas de pergamino en el momento en que llegó al escritorio de su oscura recámara. La primera la dirigió a Sirius, la segunda a Ron y la tercera a Hermione. Su búho, Hedwig, estaba de cacería; su jaula se hallaba vacía en el escritorio. Harry paseó en su habitación esperando a que ella regresara, con su cabeza palpitándole con fuerza, su cerebro demasiado ocupado como para dormir aunque sus ojos le picaban de cansancio. Su espalda le dolía por cargar a Dudley de regreso a casa, y los 2 bultos en su cabeza donde la ventana y Dudley le había pegado le latían dolorosamente.

—Es decir —comentó Dil—, estabas vuelto un rapapolvo.

—Física y emocionalmente, sí —confirmó Harry—, y por eso me apuré en escribir esas tres notas.

De un lado a otro paseó, consumido en enojo y frustración, rechinando sus dientes y apretando sus puños, lanzando miradas furiosas afuera en el cielo vacío, lleno de estrellas cada vez que pasaba por la ventana. Dementores mandados a capturarlo, la señora Figg y Mundungus Fletcher cuidándole las espaldas en secreto, después su suspensión de Hogwarts y su juicio en el Ministerio de Magia - y aun nadie le decía que estaba ocurriendo.

¿Y de que, de que había hablado el Vociferador? ¿De quién era la voz había resonado horriblemente, tan amenazante, a través de la cocina?

—Esas preguntas no me dejarán dormir por la noche —comentó seriamente JS, aunque provocó algunas risas en los más jóvenes.

¿Por que seguía atrapado aquí sin información? ¿Por que todo el mundo lo estaba tratando como un niño travieso? No hagas más magia, quédate en casa...

Pateó el baúl escolar cuando paso cerca de él, pero lejos de calmar su enojo se sintió peor, ahora tenía un dolor agudo en el dedo del pie con el cual lidiar, en adición del dolor del resto de su cuerpo.

—Para completar —dijo Ginny, triste por lo que su esposo había pasado en esos días.

Justo cuando paseaba cojeando por la ventana, Hedwig entró con un suave susurro de sus alas como un fantasma pequeño.

¡Justo a tiempo! gruñó Harry, cuando ella aterrizaba ligeramente en lo alto de su jaula. Ya puedes dejar eso abajo, ¡tengo trabajo para ti! Los ojos largos, redondos y ambarinos de Hedwig los miraron reprochándole con una rana muerta en su pico.

—¡Qué agresivo! —exclamó molesta Alisu.

—Más que agresivo, diría que frustrado —matizó Teddy.

Ven acá dijo Harry, tomando los 3 pequeños pedazos de pergamino y una correa de cuero y atando los manuscritos a su pata. Llévale esto directamente a Sirius, Ron y Hermione y no regreses sin una respuesta larga. Picotéalos si es necesario hasta que hayan escrito respuestas de un largo decente. ¿Entiendes?

—Vaya, eso explica muchas cosas —dijo Ron, mirando a su cuñado. Cuando los jóvenes lo miraron, Hermione comentó:

—Seguro se lee más tarde. Profesor Moody, si es tan amable.

Moody gruñó antes de seguir leyendo.

Hedwig ahogó un ululeo, con su pico aun lleno con la rana.

Ve, pues dijo Harry.

Se marchó inmediatamente. En el momento en que se fue, Harry se tumbó en su cama sin desvestirse y miró fijamente al techo. En conjunto con cualquier otro sentimiento miserable, ahora se sentía culpable de haber estado irritable con Hedwig; ella era el único amigo que Harry tenía en el número cuatro de Privet Drive. Pero se disculparía con ella cuando regresara con las respuestas de Sirius, Ron y Hermione.

—Es lo mínimo que debía hacer —insistió Alisu, algo molesta.

Debían responder rápidamente; no podían ignorar un ataque de dementores. Probablemente se despertaría mañana con 3 cartas gordas llenas de simpatía y con planes para su inmediato arribo a la Madriguera. Y con esa reconfortante idea, se durmió, sofocando cualquier otro pensamiento.

—No creo —mencionó Molls—, si no habías recibido cartas de tío Ron y tía Hermione, quizás por orden del profesor Dumbledore, dudo que por esta razón te llegara alguna carta —Al ver a sus primos que la miraban con interés, matizó—. Quizás del señor Sirius, pero también lo dudo.

Pero Hedwig no regresó a la mañana siguiente. Harry pasó el día en su habitación, saliendo solo para ir al baño. Tres veces ese día, tía Petunia empujó comida hacia su cuarto a través de la solapa que tío Vernon había instalado hace 3 veranos en su puerta. Cada vez que Harry la escuchaba aproximarse, la trató de cuestionar acerca del Vociferador, pero era igual que preguntarle al pomo de la puerta. Harry no veía razones para forzarlos a estar en su compañía; otra pelea podría lograr solo que se enfadara y que hiciera más magia ilegalmente.

Así pasaron 3 días enteros. Harry estaba lleno alternativamente con una energía inquietante que le hacía imposible concentrarse en nada, durante los cuales se paseo por su habitación de nuevo, furioso con todos ellos por dejarlo en ese desastre, y con apatía que podía quedarse una hora completa, mirando aturdido al espacio, con pánico de pensar en el juicio del Ministerio.

—Creo que se estaban tardando mucho, profesor —indicó Lily, angustiada—, no es bueno hacerle eso a un Potter.

—¿Ves, mamá? —JS se volteó y le dijo a Ginny—, la abuela tiene razón. No puedes castigarnos a encerrarnos todo un día.

—Déjate de inventos, Jamie, que son situaciones totalmente distintas, tú te ganas los castigos, en cambio tu papá era víctima de las circunstancias. Y no repliques, ¿bien?

JS sólo encogió los hombros, mientras las risitas se dejaban escuchar en la Sala.

¿Qué pasaría si le dictaran sentencia en contra de el? ¿Qué pasaría si era expulsado y si su varita era partida a la mitad? ¿Qué haría, a dónde iría? No podía vivir con los Dursley tiempo completo, no ahora que conocía el otro mundo, al cual él pertenecía. ¿Era posible que fuera capaz de mudarse a la casa de Sirius, como Sirius había sugerido hace un año, antes de que se viera forzado a huir del ministerio? ¿Le sería permitido vivir ahí solo, dado que él aún era menor de edad? O el hecho de donde iría después sería decidido por el; ¿Sería su infracción de el Estatuto Internacional de Secretismo los bastante severo para que lo llevaran a una celda en Azkaban? Cada vez que este pensamiento ocurría, Harry invariablemente se deslizaba de su cama y empezaba a pasear de nuevo.

La cuarta noche después de la partida de Hedwig, Harry estaba tumbado en una de sus fases apáticas, mirando el techo, su mente cansada en blanco, cuando su tío entro a su habitación. Harry miró lentamente hacia el. Tío Vernon tenía puesto su mejor traje y con una cara de engreído.

De repente, Tonks sonrió y su cabello adoptó un tono violeta bastante intenso. Harry lo notó, pero no comentó nada.

Vamos a salir dijo.

¿Perdón?

Nosotros… es decir, tu tía, Dudley y yo… vamos a salir.

Bien dijo Harry viendo de nuevo al techo.

No debes salir de tu habitación mientras estamos fuera.

Está bien.

No debes tocar la televisión, el estereo, o cualquiera de nuestras posesiones.

—Como si lo hubiera hecho todo el tiempo —murmuró Harry, lo que sólo escuchó Ginny y Lily.

Correcto.

No debes robar comida del refrigerador.

Está bien.

Voy a cerrar con llave tu habitación.

Haces eso.

Tío Vernon miró con furia a Harry, claramente sospechando de su carencia de argumento, después salió de la habitación y cerró la puerta detrás de el. Harry oyó la llave dando vuelta a la cerradura y los pasos de Vernon bajando pesadamente las escaleras. Pocos minutos después escuchó las puertas del coche cerrarse de golpe, el gruñido del motor, y el inconfundible ruido del carro curveando fuera del camino.

Harry no tenía ningún sentimiento particular acerca de que los Dursleys se fueran. No había diferencia para el si estaban en casa o no. No podía ni convocar un poco de energía para levantarse y prender la luz de su recámara. La oscuridad de la habitación creció constantemente alrededor de él cuando escuchaba los sonidos de la noche a través de la ventana que mantenía abierta todo el tiempo, esperando el bendito momento cuando Hedwig regresara.

—Una apatía cercana a la depresión —mencionó Audrey, preocupada—, que viene a alguien que ha vivido momentos muy intensos, con episodios de tensión y ansiedad terribles. Casi diría que es un milagro que no hubieras estallado en algún momento.

—A veces llegué a pensarlo —comentó Harry, mientras Lily le tomaba la mano.

La casa vacía crujió alrededor de él. Las tuberías gorgotearon. Harry reposaba ahí en una especie de aturdimiento, pensando en nada, suspendido en la miseria.

Y después, completamente distinto, escuchó un estrépito abajo en la cocina.

Quienes la conocían voltearon a ver a Tonks, quien sólo encogió los hombros, aunque su cabello había cambiado a una tonalidad más rojiza.

El se sentó erguido, concentrándose en escuchar. Los Dursleys no podían haber regresado, era muy pronto, y en todo caso debió de haber escuchado el carro.

Hubo un silencio por unos pocos segundos, luego voces.

Ladrones pensó, deslizándose sobre la cama y poniéndose de pie, pero un segundo después se le ocurrió que los ladrones guardarían silencio, y quienes quiera que se estuvieran moviendo alrededor de la cocina seguramente no se estaban preocupando por hacerlo.

Tomó su varita de la mesita junto a su cama y se paró frente a la puerta de su habitación, escuchando todo lo que podía. Un momento después, brincó cuando el cerrojo dio un fuerte clic y su puerta se abrió.

Algunos grititos de susto, de parte de las más jóvenes, interrumpieron a Moody, quien gruñó a la vez que se oían algunas carcajadas.

Harry se quedó inmóvil, mirando fijamente a través de la puerta abierta hacia el oscuro rellano de las escaleras, forzando a sus oídos a escuchar nuevos sonidos, pero no hubo ninguno. Dudó por un momento y después se movió rápida y silenciosamente fuera de su cuarto hacia las escaleras.

Su corazón se disparó hacia arriba en su garganta. Había personas parados en el sombrío salón de abajo, perfilados por la luz de la calle brillando a través de la puerta de vidrio; ocho o nueve de ellos, todos, todo lo lejos que podía ver, lo estaban observando.

—Una buena cantidad, ¿no? —comentó James, sonriendo al imaginarse de qué se trataba.

—Ninguna precaución adicional era descartada —replicó Remus—, y más si se trataba de Harry.

Baja tu varita, niño, antes de que le saques un ojo a alguien dijo una voz baja y en un gruñido.

—Imagino que sabrás por qué —comentó James, sonriendo. Moody, sin embargo, sólo gruñó y siguió leyendo, aunque su tono adquiría un cierto toque distendido.

El corazón de Harry estaba latiendo incontrolablemente. Conocía esa voz, pero no bajó su varita.

¿Profesor Moody? dijo inseguro.

No se mucho de ser 'Profesor'gruñó la voz. Nunca di mucha enseñanza, ¿o si? Ven acá abajo, queremos verte apropiadamente.

—¿Y cómo te llamábamos entonces en la Academia de Aurores? —preguntó Alice.

—Auror Moody, o simplemente Moody —replicó el auror—, pero nunca "profesor", que recuerde.

—Eso es verdad —ratificó Frank—, nunca lo llamamos profesor.

Harry bajó su varita ligeramente pero no relajó su fuerza, no se movió. Tenía una buena razón para sospechar. Recientemente había pasado nueve meses en los cuales había pensado que estaba con el verdadero Moody solo para saber que no estaba con el correcto, si no con un impostor; un impostor, además, que trató de matar a Harry después de que fue descubierto. Pero antes de que hubiera tomado una decisión acerca de lo que iba a hacer, una segunda voz, ligeramente ronca flotó hacia arriba.

Todo está bien, Harry. Hemos venido a llevarte.

El corazón de Harry saltó. También conocía aquella voz, aunque no la hubiera escuchado por más de un año.

—¿Señor Lupin? —preguntó Lilu—, ¿usted también estaba allí?

—No lo dudo —comentó Rose—, si fue uno de los primeros que el profesor Dumbledore le pidió a Sirius que contactara: "Sirius, necesito que salgas ahora mismo: tienes que alertar a Remus Lupin, Arabella Figg y Mundungus Fletcher: el antiguo grupo. Escóndete por un tiempo en casa de Lupin. Yo iré a buscarte."

—Exactamente —admitió Sirius.

¿P… profesor Lupin? dijo incrédulo. ¿Es usted?

¿Por qué estamos todos en la oscuridad? dijo una tercera voz, ésta completamente desconocida, de una mujer. ¡Lumos!

—Apostaría que es mi madre —comentó Teddy—, pero no me confío.

—Si quieres —le replicó Victoire—, te puedo aceptar la apuesta.

Un Ehem, ehem, de parte de Bill provocó risas en varios en la Sala.

La punta de una varita se encendió, iluminando el salón con una luz mágica. Harry parpadeó. La gente de abajo estaba reunida al pie de las escaleras, mirándolo fijamente, algunos estirando el cuello para una mejor vista.

Remus Lupin estaba cerca de el. Aunque todavía era joven, Lupin se veía cansado y bastante enfermo; tenía más cabello gris que cuando le había dicho adiós, y su túnica estaba más remendada y raída que nunca. Sin embargo seguía sonriendo ampliamente a Harry, que trataba de devolverle la sonrisa a través de su impresión.

—Siempre has estado en buena forma, profesor Chocolatín —comentó Tonks, haciendo sonrojar a Remus y alborotar a los bromistas:

Eso es amooooooooooooorrrr!

¡Oooh, se ve justamente como pensé que se vería! dijo la bruja que estaba sosteniendo su varita encendida. Parecía la más joven de ahí; tenía una cara pálida en forma de corazón, ojos oscuros brillantes, y cabello pequeño y picudo que tenía una violenta tonalidad violeta—. ¡Hola, Harry!

Tonks, haciendo caso a la descripción que había leído Moody, hizo que su cabellera se viera exactamente como se mencionaba, lo que le granjeó un aplauso de parte de los más jóvenes.

Si, ya veo a lo que te refieres, Remus dijo un mago negro calvo parado hasta atrás; tenía una voz profunda y lenta y tenía un aro en su oreja. Es igual que James.

—El gran Kingsley Shaklebolt —indicó el propio James—, tan sosegado como eficiente auror.

—Y un gran ministro de Magia —comentó Hermione, sonriendo, lo que confirmó Percy en silencio.

Excepto los ojos dijo en un resoplido, un mago con cabello plateado que se encontraba atrás. Los ojos de Lily.

OjoLoco Moody (al leerlo, el Moody en la Sala gruñó desaprobatoriamente, mirando a todos los presentes), que tenía cabello entrecano y un pedazo grande le faltaba en la nariz, veía a Harry a través de sus ojos diferentes. Uno de ellos era pequeño, oscuro, y brillante, el otro grande, redondo y de un azul eléctrico —el ojo mágico que podía ver a través de paredes, puertas y nuca del propio Moody.

¿Estas seguro que es él, Lupin? gruñó. Sería una linda perspectiva si lleváramos a algún Mortífago que se hiciera pasar por él. Debemos preguntarle algo que solamente el verdadero Potter sabría. A menos que alguien traiga algo de Veritaserum.

—Desconfiado como siempre —comentó Frank.

—Como siempre digo, hay que estar en alerta permanente.

Tonks miró con sorpresa al auror, por mantener un tono de voz pausado ante su "grito de guerra".

Harry, ¿qué forma toma tu Patronus?dijo Lupin.

Un ciervo dijo nerviosamente Harry.

—¿Por qué nervioso, Harry? —preguntó Lily—, se supone que estás entre gente de confianza.

—No tanto, mamá —replicó el aludido—, como se leyó, dudaba si realmente me hablaba el verdadero Moody, y no conocía a los demás, sólo a Remus.

Lily asintió en silencio, dando a entender que comprendía la actitud de Harry.

Es él, Ojoloco dijo Lupin.

Harry bajó las escaleras, muy conciente de que todos seguían mirándolo, mientras guardaba su varita en el bolsillo trasero de sus pantalones.

¡No te pongas la varita ahí, niño! gruño Moody. ¿Qué pasaría si se acciona? ¡Mejores magos que tu han perdido el trasero!

¿A quién conoces que haya perdido su trasero? la mujer de cabello violeta le preguntó a Ojoloco interesada.

¡No te importa, solo mantén alejada tu varita de tu bolsillo trasero! gruñó OjoLoco. Seguridad elemental de la varita, nadie se preocupa por eso ya... se dio la vuelta hacia la cocina. Y vi eso añadió irritado, cuando la mujer revoleo los ojos hacia el techo.

—Sí, ya sé —dijo Tonks, aburrida—, nada se escapa a tu mirada.

—Alerta permanente —dijo Moody, calmadamente, lo que sorprendió nuevamente a la metamorfomaga.

Lupin tomó su mano y se la estrechó.

¿Cómo estas? preguntó, viendo de cerca de Harry.

B… bien...

Harry no podía creer que esto fuera real. 4 semanas sin nada, ni la más pequeña pista de un plan para llevárselo de Privet Drive, y de pronto un grupo de magos estaban parados tranquilamente en la casa como si fuera una orden muy antigua.

—Tan antigua no —dijo Remus—, pero sí con su tiempo de funcionamiento.

—Yo diría que para esa época serían unos dieciocho años entre ambas guerras contra Voldemort —rememoró Arthur.

—Yo diría que más —matizó James—, porque recuerdo que Dumbledore nos contactó apenas salimos de Hogwarts, cuatro años antes que naciera Harry. Yo calcularía 20 años en este punto de la historia.

Miró a la gente que rodeaba a Lupin, todos estaban observándolo ávidamente. Se sintió muy consciente de que no se había peinado el cabello en cuatro días.

—¿Acaso tú te peinabas, Harry? —preguntó James, sorprendido.

—Al menos lo intentaba, aunque claramente ya sabía que mi cabellera es como es.

—Uno de los signos inequívocos que eres un Potter —remarcó Sirius—, es esa cabellera indomable e indómita. Bueno —matizó al ver a Al y a Lilu—, al menos en los primogénitos.

—No te creas, Sirius —replicó Ginny—, que a ellos también les cuesta controlar su cabellera.

Los aludidos asintieron, con amplias sonrisas en sus rostros.

Soy… son muy afortunados de que los Dursleys están fuera... –murmuró.

¡Afortunados, ja! dijo la mujer con el cabello violeta. Fui yo la que los saco de la casa. Mande una carta por correo muggle que decía que habían sido invitados al Concurso del césped mejor cuidado de toda Gran Bretaña. En este momento están en camino a la entrega de premios. O piensan que van.

Las risas explotaron en la Sala, incentivadas por los bromistas de tres generaciones; hasta Dudley, quien había abierto los ojos al enterarse de la trampa para hacerlos salir de la casa, tuvo que reir la iniciativa de esos magos.

Harry tuvo una visión fugaz de la cara de tío Vernon cuando descubriera que no hay ningún Concurso del césped mejor cuidado de toda Gran Bretaña.

¿Nos vamos a ir, o no? preguntó. ¿Pronto?

Muy pronto dijo Lupin. Solo estamos esperando la señal de que no hay moros en la costa.

¿A donde vamos? ¿La madriguera?preguntó Harry esperanzado.

No, la madriguera no dijo Lupin, indicando a Harry que fuera a la cocina; el pequeño grupo de magos los siguieron, todos aún viento a Harry curiosamente. Muy riesgoso. Hemos establecido un cuartel en algún sitio indetectable. Está tomando un tiempo…

—¡Qué raro! —exclamó James—, si no iban a usar La Madriguera, entonces ¿a dónde lo llevarían?

—Hay que esperar —comentó Harry.

OjoLoco Moody estaba ahora sentado en la mesa de la cocina bebiendo de su petaca, con su ojo mágico dando vueltas en todas direcciones, viendo los objetos que les ahorraban trabajo a los Dursleys.

Este es Alastor Moody, Harry Lupin continuó, apuntando hacia Moody.

Si, ya lo se dijo Harry incómodo; se le hacía extraño ser presentado con alguien que ya conocía hacía un año.

—Relativamente —recordó Harry—; por decirlo así conocía su fisonomía y algo de su carácter, pero más nada.

—Mejor así —mencionó Tonks, quien frunció los ojos al ver el brillo burlón en ambos ojos de Moody.

Y esta es Nymphadora...

—¿Aquí también me vas a llamar Nymphadora? —saltó Tonks, alzando las manos en protesta.

—No lo dije yo —replicó Moody, alzando el pergamino—, aquí lo dice.

No me llames Nymphadora, Remus dijo la bruja joven estremeciéndose—. Es Tonks.

Nymphadora Tonks, que prefiere ser conocida solo por su apellido finalizó Lupin.

—Cosas de mi madre de ponerme un nombre tan exquisito… Nymphadora... —gruñó Tonks—. Papá la amaba demasiado para haberla dejado hacer eso.

Igual que tu, si una madre tonta te hubiera llamado Nymphadora susurró Tonks.

Y este es Kingsley Shacklebolt indicó al mago alto y negro, el cual hizo una reverencia. Elphias Doge el mago con la voz como un resoplido asintió. Dedalus Diggle...

Ya nos conocíamos chilló excitado Diggle, tirando su sombrero de copa.

Emmeline Vance una bruja con mirada contemplativa vistiendo un chal de color verde esmeralda inclinó su cabeza. Sturgis Podmore un mago de mandíbula cuadrada con cabello espeso color paja le guiñó un ojo. Y Hestia Jones Una bruja al lado del tostador con mejillas rosadas y cabello color negro lo saludó.

Harry inclinó su cabeza torpemente cuando cada uno de ellos fue presentado. Deseó que no lo miraran a el y que miraran otra cosa; era como si de pronto lo hubieran presentado en un escenario. También se preguntaba por que había tantos de ellos ahí.

—Nueve magos —estableció Naira.

—Plenamente calificados —comentó James—, tuvimos el placer de conocerlos.

—Es verdad —ratificó Lily—, siempre estuvieron pendientes de nosotros cuando estuvimos perseguidos por Voldemort.

Un número sorprendente de personas se ofrecieron para venir y llevarte dijo Lupin, como si hubiera leído la mente de Harry; las esquinas de su boca se movieron ligeramente.

Si, bueno, mientras más, mejor dijo Moody oscuramente. Somos tus guardianes, Potter.

Sólo estamos esperando la señal que nos indique que es seguro que nos marchemos dijo Lupin, echando un vistazo a la ventana de la cocina con gran interés. Tenemos cerca de quince minutos.

—¡Vaya! ¡Bastante tiempo! —exclamó JS, a lo que Moody, en un gruñido, respondió:

—Ninguna precaución adicional era suficiente.

Muy limpios estos muggles, ¿no? dijo la bruja llamada Tonks, que miraba alrededor de la cocina con gran interés. Mi papá es un muggle y es un viejo patán. Supongo que varía, igual que con los magos...

—Viejo patán y todo, lo quería y aún lo quiero —suspiró Tonks.

Eh...si dijo Harry. Miren volteó a ver a Lupin. ¿Qué está pasando? No he sabido nada de nadie, ¿Qué esta haciendo Vol...?

Varios de los magos y brujas hicieron sonidos raros; Dedalus Diggle tiró su sombrero de nuevo.

—¡No me digas que son otros que le tienen miedo al nombre de Voldy! —saltó JS, a lo que Remus respondió:

—Creo que no es precisamente por eso.

¡Cállate! gruñó Moody.

—¿Qué? —exclamaron a dúo Remus y JS, lo que hizo sonreir a Moody. Cuando lo interrogaron con la mirada, él sólo levantó el pergamino y retomó la lectura:

¿Qué? dijo Harry.

Algunas risas se escucharon en la Sala.

No vamos a discutir nada aquí, es muy arriesgado dijo Moody, viendo con su ojo normal a Harry; su ojo mágico seguía mirando al techo. Maldición dijo enojado, poniéndose la mano en el ojo mágico. Sigue pegándose, desde que esa escoria lo usó y con un asqueroso chapoteo que sonó como un destapador de caño desatorando un baño, se sacó el ojo.

Gestos de asco de varias de las asistentes provocaron un encogimiento de hombros de parte de Moody.

OjoLoco, ¿qué no sabes que eso es repugnante? dijo Tonks amigablemente.

¿Podrías darme un vaso de agua, Harry? preguntó Moody.

Harry fue hasta el lavavajillas, tomó un vaso limpio y lo llenó con agua de la llave, observado por el grupo de magos. Todos esos ojos clavados en él estaban empezando a irritarlo.

—¿De verdad, Harry? —preguntó Tonks, extrañada.

—Así es —respondió lacónicamente.

—No me extraña —indicó Lily, a la vez que Snape fijaba su mirada en Harry, aunque se guardó su comentario.

Gracias dijo Moody, cuando Harry le llevó el vaso. Dejó el ojo mágico en el vaso con agua, dándole ligeros golpecitos hacia abajo; el ojo dio vueltas, mirándolos por turnos. Quiero una visibilidad de 360 grados en nuestro viaje de regreso.

¿Cómo llegaremos, a donde sea que vamos? preguntó Harry.

Escobas dijo Lupin. Es la única forma. Eres muy joven para Aparecerte, la red de Polvos Flu estará vigilada, y nos tomaría una eternidad establecer un Traslador sin autorización.

—Buen punto —indicó James, interesado por esa misión de rescate.

Remus dice que eres muy bueno volando dijo Kingsley Shacklebolt con voz profunda.

Es excelente dijo Lupin, que estaba chequeando su reloj.De cualquier forma, sería mejor que fueras a empacar, Harry, queremos estar listo cuando venga la señal.

Iré a ayudarte dijo Tonks alegremente.

—No sé si fue mala idea —comentó Seamus, a lo que Neville comentó:

—Que recuerde, el área de Harry en nuestra habitación de Hogwarts era la que estaba más ordenada, después la mía, la de Dean, la tuya y por último la de Ron.

Esto hizo que Molly mirara a su hijo con expresión interesada.

—Bueno —intentó replicar Ron, sonrojado—, quizás algunas cosas fuera del baúl y…

—Ya eso es pasado, hijo —mencionó Molly, sonriendo—, Moody, por favor.

Siguió a Harry al salón y después a las escaleras, mirando alrededor con mucho interés y curiosidad.

Un lugar muy curioso dijo ella, esta un poco demasiado limpio... ¿Sabes a lo que me refiero? Un poco anormal. Oh, esto esta mejor añadió, cuando entraron al cuarto de Harry y encendieron las luces.

Su habitación ciertamente estaba más desordenada que el resto de la casa. Encerrado ahí durante cuatro días con muy mal humor, Harry no se había molestado en limpiar. Muchos de sus libros estaban desparramados en el suelo, donde había intentado distraerse leyendo por turnos antes de tirarlos por ahí. La jaula de Hedwig necesitaba una limpieza y estaba empezando a apestar, y su baúl estaba abierto, revelando una mezcla de ropa muggle y túnicas de mago.

—No lo dudo —reconoció James—, debieron ser cuatro días terribles.

—Absolutamente —ratificó Harry, mientras Lily le apretaba la mano cariñosamente.

Harry empezó a tomar los libros y a lanzarlos rápidamente a su baúl. Tonks se detuvo frente a su guardarropa y miró su reflejo en el espejo que estaba dentro de la puerta.

¿Sabes? Creo que el violeta no es mi color dijo pensativamente, tirando un mechón de su pelo en forma de pinchos. ¿No crees que me haga ver un poco pálida?

Eh... dijo Harry, mirándola sobre la portada de Equipos de Quidditch de Gran Bretaña e Irlanda.

Si, si dijo Tonks decisivamente. Cerró sus ojos con una expresión de tensión como si estuviera luchando por acordarse de algo. Un segundo después, su cabello se había vuelto rosa como goma de mascar.

Imitando el gesto, ante la mirada de los más jóvenes de la Sala, Tonks cambió el color de su cabello al descrito, lo que provocó aplausos, risas y un gruñido de parte de Moody antes de continuar la lectura.

¿Cómo hiciste eso? preguntó Harry, mirando boquiabierto cuando ella abrió los ojos de nuevo.

Soy un mago metamórfico dijo ella, observando su reflejo y volteando su cabeza para poder ver su cabello en todas direcciones. Significa que puedo cambiar mi apariencia cuando quiera añadió, viendo la expresión de confusión de Harry. Nací así. Tuve calificaciones muy altas en "Ocultamiento y disfraz" durante mi entrenamiento de auror, sin estudiar nada, fue fantástico.

¿Eres una auror?dijo Harry impresionado. Ser cazador de magos tenebrosos era la única carrera que había considerado estudiar después de Hogwarts.

Si dijo Tonks satisfecha. Kingsley también, aunque esta mas preparado que yo. Hace un año que estoy titulada. Casi fallo en "Furtividad y rastreo", soy un poco torpe... ¿Me escuchaste romper ese plato cuando llegamos?

—Me imaginé —comentó Sirius, provocando una mala mirada de parte de Tonks.

¿Cómo puedes aprender a ser un mago metamórfico? preguntó Harry, irguiéndose, olvidándose totalmente de empacar.

Tonks se rió.

Apuesto que no te importaría esconder esa cicatriz algunas veces ¿cierto?

Sus ojos miraban la cicatriz en forma de rayo en la frente de Harry.

No, no me importaría murmuró Harry, volteándose. A Harry no le gustaba que miraran su cicatriz.

—Creo que ya lo sabemos —comentó Zacharias—, desde el primer año.

—Aunque cada vez era mayor esa incomodidad —ratificó Hermione.

Bien, me temo que tendrías que aprender del modo difícil dijo Tonks—. Los magos metamórficos son muy raros, y nacen, no se hacen. Muchos de los magos necesitan usar una varita o pociones para cambiar su apariencia. Pero tenemos que irnos, Harry, se supone que tendríamos que estar empacando añadió culpablemente, observando el desorden del suelo.

—¡Rayos! —exclamó Al.

—Por eso es que a mí me fue tan bien en la Academia de Aurores —reconoció Teddy—, al igual que mi madre. Hasta mejor, creo, porque "Furtividad y Rastreo" la aprobé sin problemas.

Ah, si dijo Harry, tomando otro libro.

No seas tonto, sería mucho más rápido si... ¡Empacar!chilló Tonks, ondulando su varita en un largo movimiento a través del piso. Libros, ropa, telescopio y balanzas, todo flotó en el aire y voló hacia el baúl. No esta muy ordenado dijo Tonks, caminando alrededor del baúl, mirando el revoltijo dentro. Mi mamá tenía esa habilidad de guardar prolijamente, hasta hacía que los calcetines se doblasen solos... pero nunca he podido hacerlo como ella, es el golpecito agitó su varita esperanzada. Uno de los calcetines de Harry dio un leve meneo y se posó encima del desorden. Ah, bien dijo Tonks, azotando la tapa del baúl (algunas risas saltaron en la Sala, pero Moody no dejó que se expandiera el regocijo)—. Por lo menos todo esta adentro. Esto podría limpiar un poco... ¡Scourgify! dijo apuntando su varita a la jaula de Hedwig: unas pocas plumas y desechos se desvanecieron. Bueno, así esta mejor. Nunca he tenido el don de estos hechizos de limpieza... Bueno, ¿tienes todo? ¿Tu caldero? ¿Tu escoba? ¡Guau! ¿Una saeta de fuego? Sus ojos se ensancharon cuando vieron la escoba que Harry sostenía en su mano derecha. Era su orgullo y su alegría, un regalo de Sirius, una escoba a nivel internacional. Y yo aún sigo montando una Comet 260dijo Tonks envidiándolo. Ah, bien... ¿Tu varita aún en tus pantalones? ¿Aun tienes el trasero en su lugar? Esta bien, vámonos. ¡Locomotor trunk!

Esta vez, hasta el propio Moody sonrió ante la explosiva pregunta de la Tonks del pergamino y la reacción de muchos de los asistentes, quienes soltaron la carcajada. Snape sólo suspiró, mirando a cualquier parte.

El baúl de Harry se elevó unos cuantos centímetros en el aire. Sosteniendo su varita como el bastón de un conductor, Tonks lo hizo permanecer en el aire cruzando la habitación y fuera de la puerta, con la jaula de Hedwig en su mano izquierda. Harry la siguió bajando las escaleras sosteniendo su escoba.

De regreso en la cocina, Moody se había colocado su ojo, el cual estaba dando vueltas tan rápido que mareó a Harry.

Kingsley Shackebolt y Sturgis Podmore estaban examinando el microondas y Hestia Jones se reía con un pelador de papas que había encontrado cuando estaba revisando los cajones. Lupin estaba sellando una carta para los Dursleys.

—Curiosos —reclamó Daisy, quien al igual que Violet, se habían cruzado de brazos, aunque sin dejar de sonreir.

Excelente dijo Lupin, mirando a Tonks y a Harry cuando entraban. Tenemos cerca de un minuto, creo. Probablemente deberíamos salir al jardín ya que estamos listos. Harry, he dejado una carta a tu tío y a tu tía diciendo que no se preocupen...

No lo harán dijo Harry.

Que estas a salvo...

Eso solo los deprimirá.

Y que los volverás a ver el siguiente verano.

¿Tengo que?

Lupin sonrió pero no respondió.

—Sí, Harry —complementó Remus en la Sala—, lo más probable y necesario era que tuvieras que regresar a casa de tus tíos.

Ven acá, chico dijo Moody bruscamente, haciéndole señas para que se le acercara. Necesito Desilusionarte.

¿Necesita qué? dijo nerviosamente Harry.

El encantamiento Desilusionadordijo Moody, alzando su varita. Lupin dice que tienes una capa invisible, pero no se estaría quieta mientras volamos; esto te disfrazará mejor. Aquí va...

—Ninguna precaución adicional es suficiente —se interrumpió Moody.

—Ya lo sabemos —replicó Tonks, en tono aburrido.

Golpeó a Harry en la cabeza. Harry sintió una curiosa sensación como si Moody le hubiera roto un huevo ahí; gotas frías parecían estarle corriendo a través de su cuerpo desde el punto donde le había pegado.

Bonito, Ojolocodijo Tonks apreciativamente, viendo el diafragma de Harry.

Harry vio su cuerpo, o lo que fue su cuerpo, por que ya no parecía su cuerpo. No era invisible, simplemente había tomado el color y la textura exacta de la cocina atrás de el. Parecía que se había convertido en un camaleón humano.

—Interesante —comentó JS.

—Pero peligroso si no se hace correctamente —indicó Harry, lo que hizo bufar a su hijo mayor.

Vengan dijo Moody, quitando el cerrojo de la puerta trasera con su varita. Todos se pararon afuera en el césped muy bien cuidado de tío Vernon.

Noche clara gruño Moody, con su ojo mágico escaneando el cielo. Podríamos hacerlo un poco mas nublado. A tu derecha gruñó hacia Harry. Vamos a volar en una formación muy junta. Tonks irá enfrente de ti. Lupin te cubrirá desde abajo. Yo voy a estar a un lado de ti. El resto estará alrededor de ti. No romperemos filas por nada, ¿me entienden? Si uno de nosotros es asesinado…

¿Es posible? Harry preguntó aprensivamente, pero Moody lo ignoró.

...los otros siguen volando, no se detengan, no rompan las filas. Si todos somos asesinados y tu sobrevives, Harry, la "guardia trasera" estará por ahí para llevarte, solo vuela hacia el este y se unirán a ti.

Deja de darle ánimos, Ojoloco, o pensará que no estamos tomando esto seriamente dijo Tonks, cuando abrochó a un arnés en su escoba la jaula de Hedwig y el baúl de Harry.

—Tiene razón —comentó Lily, comenzando a angustiarse. Tonks simplemente le hizo señas a Moody de "¿Ves? Me da la razón", la cual el auror no atendió.

Solo le estoy diciendo el plan al niño gruñó Moody. Nuestro trabajo es entregarlo a salvo al cuartel y si morimos en el intento...

Nadie va a morir dijo Kingsley Shackebolt con su voz profunda y calmada.

Monten sus escobas, esa es la primera señal. dijo Lupin fuertemente, apuntando al cielo.

Lejos, muy lejos por encima de ellos, un chorro de chispas rojas volaron entre las estrellas. Harry las reconoció como chispas de varita. Pasó su pierna derecha sobre su Saeta de Fuego, apretó su mango fuertemente, y la sintió vibrando ligeramente, mientras estaba emocionado de que estaría en el aire una vez más.

¡Segunda señal, vámonos! dijo Lupin estruendosamente, mientras mas chispas, verdes esta vez, explotaron sobre ellos.

Algunos aplausos comenzaron a escucharse, pero Moody continuó sin inmutarse, sólo mirando con su ojo mágico a los más jóvenes, quienes habían iniciado el alboroto.

Harry golpeó fuertemente el suelo. El aire frío de la noche corrió a través de su cabello mientras los limpios jardines de Privet Drive se hacían más pequeños, encogiéndose rápidamente en remiendos de verdes oscuros y negros, y cualquier pensamiento del juicio del Ministerio se esfumó de su cabeza mientras las ráfagas de aire soplaban su cabeza. Sentía como si su corazón fuera a explotar de felicidad; estaba volando de nuevo, marchándose de Privet Drive como lo había soñado durante todo el verano, se iba a casa... Durante unos gloriosos momentos, todos sus problemas se vieron reducidos a nada, insignificantes en el vasto cielo estrellado.

—Creo que es la mejor sensación del mundo —comentó Roxanne, siendo secundada por todos los jugadores de quidditch—, sentir que dejas todos los problemas en el suelo.

¡Vuelta a la izquierda, vuelta a la izquierda, hay un muggle mirando hacia arriba! gritó Moody a su lado. Tonks giró bruscamente y Harry la siguió, mirando su baúl balanceándose descontroladamente debajo de su escoba. ¡Necesitamos mas altura... Aumenten otro cuarto de milla!

Los ojos de Harry lloraban mientras aumentaron su altura; no podía ver nada debajo de el, pero ahora pequeñas luces que eran faros de carros y focos de la calle. Dos de estas pequeñas luces debían pertenecer al carro de tío Vernon... Los Dursleys debían de estar regresando a su casa, llenos de furia por el concurso de césped inexistente... y Harry se rió fuertemente con este pensamiento, aunque su voz era ahogada por el susurro de las túnicas de los demás, el crujido del arnés sosteniendo su baúl y la jaula, el susurro del viento en sus oídos mientras pasaban por el aire. Harry no se había sentido así de vivo en un mes, o así de feliz...

—Ciertamente —admitió Harry—, fue así, creo que desde el inicio de la prueba del laberinto.

¡Giren al sur! gritó Ojoloco. ¡La ciudad está delante!

Dieron vuelta a la derecha, así que no pasaron directamente sobre las telarañas de luz de abajo.

¡Giren al sureste y sigan subiendo, hay otra nube ligera arriba en la que nos podemos ocultar! dijo Moody.

—¿En serio, Moody? —preguntó James, sorprendido— ¿Los ibas a hacer pasar por una nube?

—Eso fue lo que le dije —recordó Tonks.

—Sí, lo recuerdo —admitió Moody. Al comenzar a leer, asintió sin mayor expresión.

¡No vamos a ir a través de las nubes! gritó Tonks enojada. ¡Nos mojaremos, Ojoloco!

Harry estaba aliviado de oírla decir eso; sus manos estaban poniéndose torpes sobre el mango de su Saeta de Fuego. Deseaba haberse puesto un abrigo; Estaba empezando a tiritar.

—Me imagino —comentó Al—, si cuando me toca subir a buscar la snitch me da frío en las manos, y eso no son más de 25 metros, no quiero imaginarme a más de 2500 metros.

Alteraban su curso cada cuando según las instrucciones de Moody. Los ojos de Harry se empezaban a cerrar por la corriente de aire congelante que estaba haciendo doler sus oídos. Recordó haber sentido antes ese frío en una escoba, durante un partido contra Hufflepuff en su tercer año, el cual había tenido lugar durante una tormenta. Los guardianes alrededor de él estaban circulándolo continuamente como grandes pájaros depredadores. Harry perdió la noción del tiempo. Se preguntaba por cuanto tiempo habían estado volando; se sentía como una hora por lo menos.

¡Vuelta al sureste! gritó Moody. ¡Queremos evadir la autopista!

Harry estaba tan congelado que pensaba en momentos por los interiores calientes de los autos que estaban pasando por debajo, después, durante más tiempo, viajando en polvos Flu; podía ser incómodo dar vueltas en las chimeneas, pero por lo menos se estaba caliente en las llamas... Kingsley Shacklebolt voló en picada alrededor de el, con su cabeza calva y su arete brillando débilmente a la luz de la luna... Ahora Emmeline Vance estaba a su derecha, con su varita fuera, y su cabeza girando de derecha a izquierda... después ella también voló en picado, y fue reemplazada por Sturgis Podmore...

—Se iban rotando —comentó Dudley—, me recuerda a los equipos de ciclismo de pista, cuando los corredores se van intercambiando posiciones en la prueba de persecución.

Todos lo vieron extrañados, a excepción de Dil, quien asintió en silencio, llenando de confianza a Dudley.

¡Deberíamos volver un momento, sólo para asegurarnos que no nos están siguiendo! gritó Moody.

¿ESTAS LOCO, OJOLOCO?gritó Tonks desde adelante. ¡Estamos congelados hasta los huesos! ¡Si te sigues saliendo del camino no llegaremos allá hasta la próxima semana! ¡Estamos ya muy cerca!

—Por algo es Ojoloco —mencionó Frank, haciendo que el auror bajara el pergamino y lo mirara—, y no me digas que no es verdad.

Algunas risas sonaron en la Sala, pero Moody las acalló al seguir leyendo.

¡Es tiempo de empezar el descenso! la voz de Lupin se oyó. ¡Sigue a Tonks, Harry!

Harry siguió a Tonks en picado. Se estaban dirigiendo a la más grande colección de luces que habían visto hasta el momento, enormes, expansivas, brillando en filas y rejillas, esparcidas en parches de color negro. Fueron descendiendo más y más, hasta que Harry pudo ver los faros y las lámparas, chimeneas y antenas de televisión. Deseaba tocar el suelo, aunque estaba seguro de que alguien tendría que descongelarlo de su escoba.

¡Aquí vamos! dijo Tonks, y unos segundos después aterrizaron. Harry tocó el suelo justo después que ella y desmontó en un área de pasto descuidado en el centro de un pequeño cuadro. Tonks ya estaba desabrochando el baúl de Harry. Temblando de frío, Harry miró alrededor. Los sucios frentes de las casas circundantes no eran muy agradables; algunas de ellas tenían ventanas rotas, brillando tenuemente con la luz de las lámparas de la calle, la pintura se estaba cayendo de varias de las puertas, y montones de basura reposaban en muchos de los peldaños delanteros.

—Creo que sé a donde lo llevaron —comentó Lilu, sonriendo.

Sus hermanos y primos asintieron, sonriendo cada vez más ampliamente.

¿Dónde estamos? preguntó Harry, pero Lupin dijo silenciosamente:

En un minuto.

—¿No es como mucho misterio? —preguntó Kevin, extrañado, dándole voz a lo que los más jóvenes pensaban.

—Era necesario —respondió Moody, en un gruñido, antes de seguir leyendo.

Moody estaba revolviendo en su capa sus nudosas manos entorpecidas por el frío.

Lo tengo susurró, alzando en el aire lo que parecía un Encendedor plateado, y apretándolo.

La luz de la lámpara mas cercana se apagó con un 'pop'. Apretó el apagador una vez más; la siguiente lámpara se apagó. Siguió apretándolo hasta que la última lámpara de la calle se apagó, y la única luz que quedaba era la que venía de las ventanas con cortinas y de la luna que estaba sobre ellos.

Ron sonrió en silencio, y más cuando Hugo y Rose voltearon a verlo.

Me lo prestó Dumbledore gruñó Moody, guardando su Desiluminador. Eso se encargará de que ningún muggle vea nada a través de su ventana ¿Ven? Ahora, vengan, rápido.

Tomó a Harry del brazo y lo alejó del pasto y se lo llevó al pavimento. Lupin y Tonks los siguieron, cargando el baúl de Harry entre los dos, y el resto del grupo, todos con sus varitas en las manos, franqueándolos.

—¡Exagerados! —exclamó Louis.

—Para nada —replicó Remus—, en ese momento estábamos al descubierto, desprotegidos ante cualquier posible ataque.

—Que gracias a Merlin no se dio —mencionó Lily, pero al ver que Remus no respondía, se angustió—. No se dio, ¿verdad?

—Escucha, mamá —comentó Harry, intentando calmar a Lily.

El sonido ahogado de un estereo venía de la ventana de arriba de una casa cerca. El fuerte olor de basura podrida les llegó desde una pila de un bulto de bolsas dentro de una cerca rota.

Aquí murmuró Moody, poniéndole en las manos Desilusionadas un pedazo de pergamino y sosteniendo su varita con un rayo de luz cerca de el, para iluminar la escritura. Léelo rápido y memorízalo.

Harry miró el pedazo de papal. La estrecha escritura le era muy familiar. Decía:

Los cuarteles de la Orden del Fénix pueden ser encontrados en el número 12, Grimmauld Place, Londres.

—¿Esa no es la dirección de la casa, papá? —preguntó Al, extrañado.

—Exactamente, Al, la casa de Londres.

—Pero —Freddie frunció el ceño—, ¿los cuarteles de la Orden del Fenix?

—Sí —respondió Rose—, imagino que por eso este libro se llama así, "La Orden del Fénix".

—Exactamente, mi niña —dijo Ron, al momento que vio el atril frente a sí, con el pergamino del nuevo capítulo.


Buenas tardes desde San Diego, Venezuela! Un nuevo capítulo se lee en esta "aventura astral de tres generaciones y ocho libros", en el cual se narra el rescate de Harry por parte de la denominada "Orden del Fénix", y que, por supuesto, se pasea por las distintas vivencias de ese momento: angustia, depresión, ansiedad, duda, alegría, tensión, emoción; que viven tanto Harry en su momento como los asistentes a la Sala, quienes van matizando con sus comentarios la lectura, incluyendo sutiles referencias olímpicas (porque es innegable que "en nuestro tiempo" hoy, 8 de agosto, culminaron los juegos de la 32da Olimpíada, los de #Tokyo2020más1), que le dan algo de color al momento. Así como el color que ustedes le dan a esta locura, al leerla, marcarla como favorito, activar la alerta y comentar, como hizo esta semana creativo (sinceramente, y si mal no recuerdo, Ron se lo hace saber a Harry); Maishū go sanka itadaki, makotoni arigatōgozaimasu (Muchísimas gracias por acompañarme semana tras semana). Y ya dejando de lado el toque olímpico, pero manteniendo el mensaje por la situación de #cuarenterna que estamos viviendo desde hace más de un año, por favor, vamos a cuidarnos, porque ese repunte del virus y sus variantes no es chiste ni para tomarlo a juego, vamos a cumplir constantemente las medidas de bioseguridad, especialmente si salen de su entorno protegido, y si no lo necesitan hacer, #MejorQuédenseEnCasa! Salud y bendiciones!