Harry Potter: Una lectura distinta, vol. 5

Por edwinguerrave

Copyright © J.K. Rowling, 1999-2008

El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como de todos los símbolos y elementos relacionados, para su adaptación cinematográfica, son propiedad de Warner Bros, 2000.


La Orden del Fenix

CAPÍTULO 14 Percy y Canuto

—Entre el sueño y el dolor en las cicatrices, no estaba como para eso —reconoció Harry al momento de terminar de leerse el capítulo.

—Aparte que nunca te convenció la idea de la PEDDO.

Harry reconoció la verdad en las palabras de Hermione, pero sólo sonrió. Lily, sin embargo, tomó la mano derecha de Harry para ver si notaba alguna cicatriz:

—A ver —la acarició, la movió de un lado al otro, hasta que Harry le dijo:

—No, mamá, no me quedaron marcas, tranquila. Y en todo caso, con el tiempo que ha pasado igual se me habrían borrado.

Percy miró en silencio como se materializaba el atril delante de su asiento, miró a Audrey y tomó el pergamino.

—Qué raro que en un mismo capítulo nos mencionen —comentó Percy, mirando a Sirius con cierto interés—. Este capítulo se llama Percy y Canuto.

Harry fue el primero del dormitorio en levantarse a la mañana siguiente. Se quedo recostado por un momento mirando las partículas de polvo que se proyectaban en el rayo de luz que entraba por entre los pliegues de la cortina de su cama de cuatro postes, y saboreo el pensamiento de que era sábado. La primera semana del curso parecía haber durado una eternidad, como una clase eterna de Historia de la Magia.

Juzgando por el silencio adormecedor y la apariencia fresca del rayo de luz, apenas era el alba. Harry abrió las cortinas de alrededor de su cama, se levanto y comenzó a vestirse. El único sonido aparte del de el lejano gorgojeo de pájaros era la lenta y profunda respiración de sus camaradas de Gryffindor. Harry abrió su mochila con cuidado, saco una pluma y pergamino y salió del dormitorio hacia la sala común.

—¿Alguna carta, quizás? —preguntó James, esperanzado.

—Veamos que se lee, papá —respondió Harry, provocando un bufido de parte de James.

Fue directamente a su mullido sillón favorito al lado del fuego ahora extinto, se sentó cómodamente y desenrolló el pergamino mientras miraba alrededor de la Sala Común. Los restos de arrugados pedazos de pergamino, viejos Gobstones, potes de ingredientes vacíos y envoltorios de caramelos que siempre llenaban la sala común al final de cada día ya no estaban, así como tampoco los gorros para los elfos de Hermione. Harry se preguntó vagamente cuántos serían los elfos que habían sido liberados con o sin quererlo… Descorchó su tintero, mojó su pluma y entonces la mantuvo unos centímetros encima de la amarillenta superficie de su pergamino, pensando... pero después de mas o menos un minuto se encontró a si mismo en un vacío, sin la más mínima idea de que escribir.

Ahora podía ver cuán difícil había sido para Ron y Hermione escribirle cartas durante el verano. ¿Como se suponía que él iba a contarle a Sirius todo lo que le había sucedido en la semana anterior y escribir todas las preguntas que se moría por hacer sin darle a potenciales roba-cartas un montón de información que no quería que ellos tuvieran?

Los aludidos voltearon a ver a Harry, quien simplemente se encogió de hombros.

—Creo que ya lo habíamos conversado —aclaró Harry.

Se quedo sentado por un rato, casi sin moverse, escudriñando la chimenea, Hasta que, finalmente llegando a una decisión, mojó la pluma en el tintero una vez más y la apoyo resueltamente en el pergamino.

Querido Canuto:

Espero que estés bien, la primera semana de clases ha sido terrible, Estoy realmente complacido de que haya llegado el fin de semana.

Tenemos una nueva profesora de Defensa Contra Las Artes Oscuras, la profesora Umbridge. Ella es casi tan agradable como tu madre. Te estoy escribiendo porque la cosa de la que te conté el verano pasado me ha vuelto a suceder anoche cuándo estaba castigado con Umbridge.

Todos extrañamos a nuestro gran amigo, esperamos que pronto este de vuelta.

Por favor responde cuanto antes.

Un saludo,

Harry

Harry releyó la carta varias veces, tratando de verla desde el punto de vista de un extraño. El no pudo notar de que forma alguien se daría cuenta de acerca de que estaba hablando – o a quién lo hacía – solo con leer esa carta. Harry esperaba que Sirius se diera cuenta de la pista acerca de Hagrid y le contestara cuándo podría estar regresando. No preguntó directamente para no atraer mucha atención acerca de que podría estar haciendo Hagrid mientras estaba fuera de Hogwarts.

—Bastante críptica, ¿no? —comentó Kevin.

—Como ya se dijo —replicó Rose—, había mucha posibilidad que las cartas fuesen interceptadas, así que el tío Harry tenía que cuidarse de no decirlo todo para evitarse problemas.

Considerando lo corto de la carta, le tomo un largo tiempo para escribirla; la luz solar se había ido deslizando a través de la Sala Común mientras la escribía y ahora Harry podía escuchar los sonidos lejanos de movimiento en los dormitorios de arriba. Sellando el pergamino cuidadosamente, Harry cruzó el agujero del retrato y se dirigió a la lechucería.

Yo no iría para ese lado si fuera tu dijo Nick Casi Decapitado, flotando extrañamente a través de una pared justo delante de Harry mientras bajaba por el pasillo. Peeves esta planeando una divertida broma para la siguiente persona que pase por el busto de Paracelsus en la mitad del corredor.

¿Se trata acaso de Paracelsus cayendo encima de la cabeza de la persona? preguntó Harry.

—No me extrañaría —comentó Lily, mirando a James, Sirius y Remus—, eso creo que se lo enseñaron ustedes.

Los tres aludidos (James y Sirius más exagerados) hicieron gestos de sorpresa y negación que provocó risas entre los demás bromistas.

Divertido o no, así es dijo Nick Casi decapitado con voz aburrida. La sutileza nunca ha sido el punto fuerte de Peeves. Me voy para tratar de encontrar al Barón Sanguinario… quizás el pueda ponerle un alto a esto… nos vemos, Harry.

Si, adiós dijo Harry y en vez de ir a la derecha, se fue por la izquierda, tomando un camino más largo pero más seguro hacia la lechucería. Su humor mejoró mientras caminaba pasando ventana tras ventana, las cuáles mostraban un cielo azul brillante; había entrenamiento más tarde, por fin volvería a la cancha de quidditch.

Los jugadores y fanáticos del deporte aplaudieron la idea, contando con volver a escuchar sobre su afición.

Algo rozó sus tobillos. Harry miró hacia abajo y vio la esquelética gata gris del celador, La Señora Norris, escabulléndose delante de el. Ella miro a Harry con sus ojos amarillos como lámparas por un momento antes de desaparecer por detrás de la estatua de Wilfred el Melancólico.

No estoy haciendo nada malo le reprocho Harry a la gata. Ella tenía el inconfundible aire de un gato que iba a reportarse con su jefe. Aunque Harry no podía ver por que; a él se le estaba totalmente permitido subir a la lechucería un sábado por la mañana.

El sol estaba ya alto en el cielo y cuándo Harry entro en la lechucería los vidrios de las ventanas le deslumbraron los ojos; gruesos rayos de luz plateada se deslizaban por todo el cuarto circular en el cual cientos de lechuzas se acomodaban en las vigas, algunas un tanto inquietas en la luz mañanera, algunas claramente habían regresado de cazar recientemente. El piso cubierto de paja crujía un poco mientras caminaba entre los huesos de animales pequeños, estirando el cuello en busca de Hedwig.

—¿No era como peligroso mandar a Hedwig, pensando en que pudieran interceptarla?—preguntó Colin, extrañado.

—La necesidad valía el riesgo —admitió Harry, encogiendo los hombros.

Ahí estas dijo, ubicándola cerca del techo abovedado. Ven aquí abajo, tengo una carta para ti con un bajo ulular extendió sus grandes alas blancas y descendió hasta el hombro de Harry. Si, ya se que dice Canuto por afuera le dijo, dándole la carta para que la tomara con el pico, y sin saber exactamente por que, susurrando, pero es para Sirius, ¿De acuerdo? ella parpadeo una vez sus ojos ámbar y Harry tomo eso como que había entendido. Buen vuelo, entonces dijo y la llevó hasta una de las ventanas; Hedwig presionó un momento el brazo de Harry y despegó hacia el cielo brillante. Harry la observó hasta que se convirtió en un puntito negro y desapareció, entonces giró su mirada hacia la cabaña de Hagrid, claramente visible desde esa ventana y claramente deshabitada, la chimenea sin humo, las cortinas corridas.

—Entiendo tu preocupación, Harry —dijo Dumbledore—, pero puedo asegurar que Hagrid estaba bastante bien en ese momento.

Las copas de los árboles del Bosque Prohibido se movieron en una liviana brisa. Harry las miraba, saboreando el aire fresco en su cara, pensando acerca del quidditch de más tarde… cuándo entonces lo vio. Un gran caballo reptialado, igual a los que tiraban de los carruajes de Hogwarts, con las cuerosas alas negras extendidas ampliamente como un pterodáctilo, se elevo de entre los árboles como un grotesco pájaro gigante. Remontó vuelo en un gran círculo, y se zambullo en picada entre los árboles. Todo el espectáculo pasó tan rápido que Harry apenas podía creer lo que habían visto sus ojos pero su corazón estaba latiendo enloquecido.

—¡Qué raro! —exclamó Lucy—. ¡Nunca he visto esos caballos alados en mi vida!

—Y espero que nunca los llegues a ver —comentó Ron, suspirando, lo que llamó la atención de los más jóvenes.

La puerta de la lechucería se abrió tras el. De la sorpresa dio un salto y, girando rápidamente, vio a Cho Chang sosteniendo una carta y un paquete en sus manos.

Hola dijo Harry automáticamente.

Oh… hola dijo ella sin aliento. No pensé que nadie estuviera levantado tan temprano… Me acordé hace cinco minutos, es el cumpleaños de mi madre.

Ella levantó el paquete.

Claro dijo Harry. Su cerebro parecía haberse atascado. Quería decir algo gracioso e interesante, pero el recuerdo de ese terrible caballo alado estaba fresco en su mente (—Nada raro en Harry —comentó Seamus, provocando algunas risas)—. Lindo día dijo, haciendo un gesto hacia la ventana. Sus entrañas parecieron estrujarse de de la vergüenza. Del clima. Estaba hablando del clima…

Si dijo Cho, mirando alrededor buscando una lechuza adecuada. Buenas condiciones para el quidditch. No he salido afuera en toda la semana, ¿Y tú?

Tampoco dijo Harry.

Cho había elegido una de las lechuzas del colegio. La había persuadido de que bajase a su brazo y la lechuza estiro, servicial, una pierna para que ella pudiera atarle el paquete.

Oye, ¿ya consiguió Gryffindor un nuevo guardián? preguntó.

Si dijo Harry. Es mi amigo Ron Weasley, ¿lo conoces?

—No creo —interrumpió Fred.

—Yo tampoco —ratificó George, provocando algunas risas.

¿El que odia a los Tornados?dijo Cho bastante fríamente. ¿Es bueno?

—No se acordó que tío Ron fue "la prenda" que rescató papá del lago —comentó agriamente Lilu—, sino el que la criticó por seguir a los Tornados.

—Eso pasa, Lilu —aceptó Ron de buena gana—, ya uno se acostumbra.

Si, dijo Harry, eso creo. Aunque no lo vi en las pruebas, estaba castigado.

Cho miro hacia arriba, con el paquete a medio atar a la pata de la lechuza.

Esa Umbridge es una mujer horrible dijo ella en voz baja. Castigarte solo porque dijiste la verdad acerca de cómo… como… como murió. Todos nos enteramos, la noticia se desparramó por todo el colegio. Realmente fuiste muy valiente al enfrentarte a ella de esa forma.

Las tripas de Harry se re-inflaron tan rápidamente que sintió como si flotara unos centímetros sobre el manchado y salpicado suelo. A quién le importaba un estúpido caballo volador; Cho pensaba que el había sido muy valiente. Por un momento, consideró mostrarle a propósito-accidentalmente el corte en su mano mientras la ayudaba a atar el paquete a la lechuza… pero en el mismo instante en el que se le ocurrió este emocionante pensamiento, la puerta de la lechucería volvió a abrirse.

—Otra interrupción más para el tío Harry —comento Hugo, provocando risas y rechiflas por parte de los bromistas.

Filch, el celador, entró resoplando en el cuarto. Tenía manchas púrpura en sus hundidas y venosas mejillas, la mandíbula apretada y su escaso pelo gris estaba despeinado; obviamente había llegado corriendo. La Sra. Norris llego trotando tras sus talones, mirando hacia las lechuzas de arriba y maullando hambrientamente. Se oía un inquieto movimiento de alas desde arriba y un gran lechuzón marrón chasqueó su pico de forma amenazadora.

¡Aja! dijo Filch, dando un paso hacia Harry, sus mejillas temblaban del enojo. ¡He sido avisado de que estas tratando de hacer un pedido masivo de bombas olorosas! Harry se cruzó de brazos y miro fijamente al celador.

¿Quién le dijo que estaba ordenando bombas olorosas?

Cho pasaba su mirada de Harry a Filch, también frunciendo el entrecejo; la lechuza en su brazo, cansada de pararse en una pata, hizo un ululeo en forma de queja pero ella la ignoro.

Tengo mis fuentes dijo Filch en un silbido de auto-satisfacción. Ahora entrégame lo que sea que estés enviando.

—Creo que llegó tarde —comentó Padma—, y no creo que Cho quisiera comprar bombas olorosas; según recuerdo, a ella no le gustaban esas bombas.

Sintiéndose inmensamente feliz de no haberse retrasado al enviar la carta, Harry dijo:

No puedo, la envié.

¿La enviaste? dijo Filch, la cara contraída por la ira.

La envié dijo Harry con calma. Filch abrió la boca con furia, permaneció en silencio unos segundos, entonces escudriño la túnica de Harry con los ojos.

¿Cómo se que no la tienes en tu bolsillo?

Porque…

Yo vi cuándo la enviaba dijo Cho enojada. Filch la examinó.

¿Lo viste?

Correcto, lo ví dijo ella con furia.

—Al menos te estaba apoyando —comentó Lily.

—Por lo menos —ratificó James, para luego decir—, aunque no tenía mucha esperanza. No era para ti, hijo.

Algunas risas se escucharon, y más cuando Ginny hizo un gesto de suficiencia a Harry.

Hubo un momento de pausa en el cual Filch miro a Cho y Cho le devolvió la mirada, entonces el celador giró sobre sus talones y arrastro sus pies de nuevo hacia la puerta. Se paro con su mano en el picaporte y miró otra vez a Harry.

Si llego a sentir aunque sea un aroma a bombas olorosas…

Se apresuro por las escaleras. La Sra. Norris echo una última mirada a las lechuzas y lo siguió.

Harry y Cho se miraron el uno al otro.

Gracias dijo Harry.

No hay problema dijo Cho, finalmente atando el paquete a la otra pierna de la lechuza, la cara ligeramente sonrosada. No estabas ordenando bombas olorosas, ¿O si?

No dijo Harry.

Me pregunto ¿por que creyó que lo hacías, entonces? dijo ella mientras llevaba la lechuza a la ventana. Harry se encogió de hombros. Estaba tan perplejo como ella por eso, aunque extrañamente no le molestaba mucho del momento. Dejaron la lechucería juntos. En la entrada de un corredor que llevaba hacia el ala oeste del Castillo, Cho dijo. Yo me voy por aquí. Bien, Nos… nos estamos viendo, Harry.

Si… nos vemos.

Cho le sonrió y partió. Harry siguió caminando, sintiéndose eufórico. Había conseguido tener una conversación entera con ella y no quedar en ridículo ni una vez… Realmente fuiste muy valiente al enfrentarte a ella de esa forma… Cho lo había llamado valiente… ella no lo odiaba por estar vivo… Por supuesto, ella había preferido a Cedric, el lo sabía… pero si él tan solo la hubiera invitado al Baile antes que Cedric, quizás las cosas hubieran sido diferentes… Cho había parecido lamentar realmente el tener que decirle que no cuándo Harry le preguntó…

—Es verdad —admitió Cedric—, recuerdo que Cho me lo comentó justo el día del Baile, que le había dolido haberte rechazado, Harry.

Buenos días les dijo Harry alegremente a Ron y Hermione cuándo se les unió en la mesa de Gryffindor en el Gran Comedor.

¿Por qué te ves tan contento? dijo Ron, mirando a Harry con sorpresa.

Erm… hay quidditch luego dijo Harry felizmente, acercándose un gran plato de tocino y huevos.

Mentirooooooooooosooooooooo —canturreó el coro de bromistas, provocando risas.

Oh… si… dijo Ron. Dejo en la mesa la tostada que estaba comiendo y tomo un gran trago de jugo de calabaza. Entonces dijo. Escucha… ¿no te molestaría salir un poco antes conmigo? ¿Solo para… er… practicar un poco antes del entrenamiento? Así yo puedo, ya sabes, hacerme un poco la idea.

Si, de acuerdo dijo Harry.

Bueno, no creo que debieran dijo Hermione seriamente. Ambos están realmente hasta las narices de deberes como para… pero se calló; el correo matutino estaba llegando y, como siempre, el Diario El Profeta estaba descendiendo hacia ella en el pico de una lechuza chillona, la cual aterrizo peligrosamente cerca del tarro de azúcar y alargó una pierna. Hermione puso un knut dentro de su bolsita de cuero, tomo el diario, y ojeo la primera página en tono crítico mientras la lechuza despegaba.

¿Nada interesante? dijo Ron. Harry sonrió, sabiendo que Ron solo estaba tratando de alejarla del tema de los deberes.

No suspiró, solo algunas tonterías acerca de que el bajista de las Weird Sisters está por casarse.

—Entonces no hay nada interesante —comentó críticamente Scorpius—, creo que en la actualidad lo mejor es la columna semanal de la señora Ginny.

Hermione abrió el diario y desapareció detrás. Harry se dedicó a otra ración de huevos y tocino. Ron estaba mirando hacia las altas ventanas, luciendo un poco preocupado.

Un momento dijo Hermione de repente. Oh no… ¡Sirius!

¿Qué paso? dijo Harry, tirando del diario con tanta fuerza que lo rasgó al medio, quedando el y Hermione sosteniendo una mitad cada uno.

"El Ministerio De Magia ha recibido un informe de una fuente confiable acerca de que Sirius Black, asesino de masas de mala fama… blah blah blah… ¡esta actualmente escondido en Londres!"leyó Hermione de su mitad en un angustiado susurro.

Apostaría lo que sea a que fue Lucius Malfoy dijo Harry con una voz baja y furiosa. Él reconoció a Sirius en la plataforma…

—Pudo ser —comentó sombríamente Sirius.

—Pudo ser —repitió Draco, con un tono enigmático. Harry, Ron y Hermione lo vieron interesados, pero no dijo más nada.

¿Qué? dijo Ron, pareciendo alarmado. Ustedes no dijeron…

¡Shh! dijeron los otros dos.

—… "El Ministerio advierte a la comunidad mágica de que Black es muy peligroso… mato a trece personas… se escapó de Azkaban…", la basura de siempre concluyó Hermione, dejando su mitad del diario y mirando temerosamente a Harry y Ron. Bien, ahora ya no podrá volver a salir de la casa, eso es todo susurro ella. Dumbledore le advirtió que no lo hiciera.

Harry miró con tristeza al pedazo del Profeta con el que se quedó. La mayoría de la página estaba dedicada a un anuncio para Madame Malkins, Túnicas Para Todas Las Ocasiones, quién aparentemente estaba haciendo una rebaja.

¡Hey! dijo, alisándolo para que Hermione y Ron pudieran verlo. ¡Miren esto!

Yo tengo todas las túnicas que quiero dijo Ron.

—¿Te creemos? —interrumpió Bill, mirando a su hermano.

—En ese momento sí —respondió Ron con acritud—, tenía todas las túnicas del colegio que necesitaba.

—Que necesitabas, no que querías —insistió Bill, sonriendo. Cuando Ron estaba a punto de replicar nuevamente, Molly les interrumpió:

—Ya. Percy, por favor, sigue leyendo.

No dijo Harry. Miren… este pequeño articulo aquí…

Ron y Hermione se doblaron más cerca para leerlo; el artículo medía apenas una pulgada y estaba ubicado bien debajo de una columna.

—No me extrañaría —comentó Frank—, si es una información que no interesa que se dé a conocer.

Estaba titulado:

IRRUPCION EN EL MINISTERIO

Sturgis Podmore, 38 años, del número dos de Laburnum Gardens, Clapham, ha comparecido frente al Wizengamot acusado de irrupción e intento de robo en el Ministerio de Magia el 31 de Agosto.Podmore fue arrestado por el mago de seguridad del Ministerio de Magia Eric Munch, quién lo encontró intentando irrumpir a través de una puerta de máxima seguridad a la una de la madrugada. Podmore, quién se rehusó a declarar en defensa propia, fue declarado culpable en ambos cargos y sentenciado a seis meses en Azkaban.

¿Sturgis Podmore? dijo Ron lentamente. Él es ese tipo que parece como si tuviera la cabeza de paja, ¿no? El es uno de los de la Ord…

Ron, ¡shh! dijo Hermione, echando una mirada aterrorizada alrededor.

¡Seis meses en Azkaban! susurro Harry, impactado. ¡Solo por tratar de colarse por una puerta!

No seas tonto, no fue solo por tratar de colarse por una puerta. ¿Que rayos estaba haciendo en el Ministerio de Magia a la una de la madrugada? dijo apresuradamente Hermione.

—Y sobre todo el 31 de agosto —comentó Rose—, el día antes del viaje a Hogwarts, cuando se suponía que ese señor Podmore tenía que estar en la escolta del tío Harry, ¿no? Recuerdo que cuando se leyó la salida hacia la estación, mamá le comentó a tío Harry que la queja del señor Moody es que no podían irse a no ser que Sturgis Podmore llegase, si no la escolta no sería eficaz.

—Es verdad —reconoció el propio Moody—, aunque no hubo inconvenientes, según recuerdo.

¿Piensas que estaba haciendo algo para la orden? murmuró Ron.

Espera un momento… dijo Harry lentamente. Se suponía que Sturgis iba a venir a vernos partir, ¿recuerdan? Los otros dos lo miraron. Si, se suponía que tenía que ser parte de nuestra guardia hacia King's Cross, ¿recuerdan? Y Moody estaba muy enojado porque no apareció; así que no podría estar haciendo un trabajo para ellos, ¿verdad?

Bien, quizás ellos no esperaban que lo atraparan dijo Hermione.

¡Puede ser una farsa! exclamó Ron con excitación. ¡No, escuchen! continuó, bajando su voz dramáticamente ante la amenazadora mirada en la cara de Hermione. El ministerio sospechaba que el era uno de los de Dumbledore así que… No se… lo atrajeron hacia el Ministerio, ¡Y el no estaba tratando de abrir ninguna puerta! ¡Quizás simplemente inventaron eso para atraparlo!

Hubo una pausa mientras Harry y Hermione lo consideraron. Harry pensó que sonaba un poco improbable. Hermione, por otro lado, parecía bastante impresionada.

—Una deducción interesante, señor Weasley —comentó Dumbledore—, entendiendo que no conocía todos los detalles de lo que ocurrió con Sturgis.

—Profesor —preguntó Daisy, con algo de pena—, ¿eso fue lo que pasó? ¿Lo engañaron para que fuera a esa puerta en el Ministerio?

—Me creerán descuidado, pero nunca se lo pregunté —reconoció Dumbledore, provocando algunos ruidos de decepción y de sorpresa en la Sala.

Ya sabes, no me sorprendería en lo más mínimo si fuera verdad.

Hermione dobló su parte del periódico pensativamente. Mientras Harry dejaba en la mesa su cuchillo y su tenedor, ella pareció despertar a la realidad.

Si, bien, Creo que deberíamos ir empezando con la redacción para Sprout acerca de los arbustos auto-fertilizantes ahora, y si tenemos suerte podríamos empezar con el hechizo "Inanimatus Conjurus" de McGonagall antes del almuerzo…

Pero lo duuuuudooooooooo —el coro de bromistas atacó nuevamente, provocando risas y gestos de decepción.

Harry sintió una pequeña punzada de culpa al pensar en la pila de deberes que le esperaban arriba, pero el cielo estaba despejado, estimulantemente azul, y no había montado su Saeta De Fuego en una semana…

Quiero decir, los podemos hacer esta noche dijo Ron, mientras el y Harry bajaban por el ondulado césped hacia el campo de quidditch, con sus escobas al hombro, y con las terribles advertencias de Hermione de que iban a fallar sus TIMOs todavía sonándoles en las orejas. Y nos queda mañana. Se preocupa demasiado por el trabajo, ese es su problema… hubo una pausa y añadió, en un tono un poco más ansioso, ¿Crees que lo decía en serio cuando nos advirtió que no volvería a dejarnos copiarle?

Si, eso creo dijo Harry. De todas formas, esto también es importante, tenemos que practicar si queremos quedarnos en el equipo de quidditch

—No creo que Angelina se atreviera a dejarte fuera del equipo —dijo James, mirando alternativamente a Harry y a la propia Angelina.

—No pretendía sacarlo —admitió Angelina—, pero sí tenía que verlo integrarse con el resto del equipo.

Si, tienes razón dijo Ron, en un tono más animado. Y tenemos muchísimo tiempo para hacer todo…

Mientras se aproximaban al campo de quidditch, Harry echo un vistazo a su derecha hacia donde los árboles del Bosque Prohibido se tambaleaban oscuramente. Nada voló fuera de ellos; el cielo estaba vacío excepto por unas pocas y distantes lechuzas revoloteando alrededor de la torre de la Lechuzería. El ya tenía suficiente de que preocuparse; el caballo volador no le estaba haciendo ningún daño; lo apartó de su mente.

Agarraron algunas pelotas del armario de los vestuarios y se pusieron a trabajar, Ron protegiendo los tres postes altos y Harry jugando de cazador tratando de pasar a Ron con la quaffle. Harry pensaba que Ron era bastante bueno; bloqueo tres cuartos de los tiros que Harry trató de hacer pasar por los aros y jugó mejor cuánto más practicaban. Después de un par de horas regresaron al castillo para el almuerzo, durante el cual Hermione dejo bastante claro que pensaba que ellos eran unos irresponsables (—Y todavía lo creo —comentó Hermione—, por eso les digo que hay que saber balancear las tareas que se asumen, incluyendo el deporte —este comentario hizo arrugar la nariz a muchos en la Sala), entonces regresaron al campo de quidditch para la sesión real de entrenamiento. Todos sus compañeros de equipo excepto Angelina ya estaban en los vestuarios cuándo entraron.

¿Estas listo, Ron? preguntó George, guiñándole el ojo.

Si dijo Ron, quién se había puesto más y más silencioso durante el camino de vuelta al campo.

¿Listo para mostrarnos como lo haces, prefectito? dijo Fred, emergiendo despeinado del cuello de su túnica de quidditch, con una leve sonrisa maliciosa en la cara.

Cállate dijo Ron, desanimado, poniéndose su propia túnica por primera vez. Le quedaba bastante bien considerando que le había pertenecido a Oliver Wood, quién era bastante más ancho de hombros.

Bien, todo el mundo dijo Angelina, entrando desde la oficina del Capitán, ya cambiada. Empecemos; Alicia y Fred, si tan solo pudieran traer la caja de las pelotas. Oh, y hay algunas personas mirando ahí afuera pero espero que simplemente los ignoren, ¿De acuerdo?

—No me extrañaría que fueran de Slytherin —comento Sirius—, lo hacían siempre que íbamos a nuestras prácticas.

—Y todavía —reconoció JS—, aunque ahora llegan los de las demás casas.

Algo en su voz un poco preocupada le hizo pensar a Harry que sabía quienes eran los espectadores no invitados, y efectivamente, cuando abandonaron los vestuarios hacía la brillante luz solar les llegó una tormenta de silbidos y abucheos del equipo de quidditch de Slytherin y un surtido grupo, los cuales estaban amontonados en el medio de las gradas vacías y cuyas voces hacían un fuerte eco en el estadio vacío.

¿Qué es eso en lo que Weasley esta volando? gritó Malfoy burlón con su acento arrastrado. ¿Por que alguien le pondría un hechizo para volar a un viejo y mohoso tronco como ese?

Crabbe, Goyle y Pansy Parkinson largaron una carcajada y chillaron de risa. Ron montó su escoba, pateó el suelo y Harry lo siguió, observando desde atrás como sus orejas se enrojecían.

Las miradas de Astoria, Scorpius y Christina se dirigieron a Draco, quien simplemente encogió los hombros.

—Era lo normal, nos gustaba meternos con los Gryffindor —admitió Draco—, y más si eso les hacía cometer errores o ganarse castigos.

Ignóralos dijo, acelerando para ponerse a la par de Ron, ya veremos quién se ríe después de que juguemos contra ellos…

Justo la actitud que quiero, Harry aprobó Angelina, elevándose alrededor de ellos con la quaffle bajo su brazo y frenando para flotar justo en frente de su equipo en el aire. De acuerdo, todos, vamos a comenzar con algunos pases solo para calentar, todo el equipo, por favor…

Hey, Johnson, ¿qué pasa con ese corte de pelo? chilló Pansy Parkinson desde abajo. ¿Por qué alguien querría verse como si tuviera gusanos saliéndole de la cabeza?

—A mi me gusta como se le ve el cabello a mi mamá —comentó Freddie, sonriendo, mientras Angelina, coqueta, se acomodaba su cabellera trenzada.

—Siempre se le ha visto muy bien —comentó George, con un tono que sorprendió a varios, incluyendo a sus hermanos—. Recuerdo que en el baile de Navidad del Torneo de los tres magos no llevaba el cabello trenzado sino con un peinado muy hermoso.

—Así es, hermano —asintió Fred, sonriendo tristemente.

Angelina se apartó su largo pelo trenzado de la cara y continuó calmadamente.

Dispérsense, entonces, y veamos que podemos hacer…

Harry dio marcha atrás y se alejo de los otros hasta el punto más lejano del campo. Ron se alejó hacia los postes. Angelina levantó la quaffle con una sola mano y la lanzó con fuerza hacia Fred, quién se la pasó a George, quién se la pasó a Harry, quién se la pasó a Ron, quién la dejo caer. Los Slytherins, guiados por Malfoy, rugieron y gritaron de risa. Ron, quién se apresuró hacia el suelo para atrapar la quaffle antes de que aterrizara, salió de la zambullida de modo brusco, así que se resbaló hacia el costado en su escoba, y regresó a la altura del juego ruborizado. Harry vio que Fred y George intercambiaban miradas, pero curiosamente por tratarse de ellos ninguno dijo nada, por lo que se sintió agradecido.

—Sería provocar a los Slytherin —admitió Fred.

—Y nos dimos cuenta que eso era lo menos que necesitaba Ron —reconoció George.

—Gracias —apenas pudo decir Ron.

Pásala, Ron lo llamó Angelina, como si nada hubiera pasado.

Ron le arrojó la quaffle a Alicia, quién se la paso otra vez a Harry, quién se la pasó a George…

Hey, Potter, ¿Cómo esta tu cicatriz? le gritó Malfoy. ¿Seguro que no necesitas un descanso? Cuanto hace, toda una semana desde que estuviste en el ala del hospital, eso es un record para ti, ¿no?

George la paso a Angelina; ella hizo un pase reverso a Harry, quién no se lo esperaba, pero la atrapó con la punta de los dedos y la pasó rápidamente a Ron, quién se estiró apresuradamente para atraparla pero falló por unos centímetros.

Vamos, Ron dijo Angelina enfadada, mientras se zambullía hacia el suelo otra vez, persiguiendo la quaffle. Presta atención.

Hubiera sido difícil decir quién, si la cara de Ron o la quaffle estaba más escarlata cuándo este regresó otra vez a la altura de juego. Malfoy y el resto del equipo de Slytherin estaban aullando de la risa. En su tercer intento, Ron atrapó la quaffle; quizás por el alivio la pasó con tanto entusiasmo que se disparó derecho a través de los extendidos brazos de Katie y le pegó con fuerza en la cara.

—Preocupante —comentó Charlie, mientras se rascaba la barbilla—. Si comienza a perder la confianza va a ser peor.

¡Lo siento! se lamentó Ron, acercándose rápidamente para ver si le había hecho algún daño.

¡Vuelve a tu posición, ella esta bien! ladró Angelina. Pero cuándo se la pases a una compañera, trata de no tirarla de la escoba, ¿De acuerdo? ¡Tenemos bludgers para eso!

—Es verdad —comentó James—, la idea es calentar, no quemar con la quaffle.

—Sí, lo se —reconoció Ron, algo agobiado.

La nariz de Katie estaba sangrando. Abajo, los de Slytherin estaban pateando el suelo y abucheando. Fred y George se acercaron hacia Katie.

Aquí, toma esto le dijo Fred, entregándole algo pequeño y púrpura de su bolsillo, te aliviara en un momento.

De acuerdo los llamo Angelina, Fred, George, vayan y tomen sus bates y una bludger. Ron, vete hacia los aros. Harry, libera la snitch cuando lo diga. Vamos a intentar marcarle goles a Ron, obviamente.

Harry se alejó tras los gemelos para traer la snitch.

Ron esta hecho un desastre ¿verdad? murmuro George, mientras los tres aterrizaban junto a la caja que contenía las pelotas y la abrían para sacar una de las bludgers y la snitch.

Solo esta nervioso dijo Harry, estaba bien cuándo practicamos esta mañana.

—¿Tú crees, papá? —comentó JS—, ¿o al menos lo creías así en ese momento?

—Es que era así, Jamie —reconoció Harry.

Bien, espero que no haya llegado a su apogeo tan pronto dijo Fred con abatimiento.

Regresaron al aire. Cuándo Angelina sopló su silbato, Harry liberó la snitch y Fred y George dejaron volar la bludger. A partir de ese momento, Harry apenas estuvo consciente de lo que hacían los demás. Su trabajo era recuperar la pequeña y revoloteadota pelota dorada que valía ciento cincuenta puntos al equipo del buscador que la atrapara, y el hacerlo requería una enorme velocidad y habilidad. Aceleró, girando y volteando bruscamente por entre las cazadoras, con el cálido aire otoñal azotándolo en la cara y los distantes e incomprensibles gritos de los de Slytherin sonándole en las orejas… pero muy pronto, el silbato lo hizo detenerse otra vez.

—¿Otra interrupción? —dijo Lilu, provocando risas.

—Era necesaria —comentó sombríamente Angelina.

¡Alto, alto, ALTO! gritó Angelina. ¡Ron! ¡no estas cubriendo el poste del medio!

Harry miró hacia Ron, quién estaba flotando frente al aro de la izquierda, dejando a los otros dos completamente sin protección.

Oh… lo siento…

¡Te sigues moviendo hacia un solo lado mientras miras a los cazadores! dijo Angelina. O te quedas en la posición central hasta que tengas que moverte a defender un aro, o circúlalos de un lado a otro, pero no te quedes en uno solo de los lados, ¡Así es como has dejado pasar los últimos tres goles!

—¿Ya te habían marcado tres goles? —preguntó Charlie, impactado.

—Emmmm —dudó Ron—, creo que sí.

—Sí —confirmó seriamente Angelina.

—Y lo que dice la tía Angelina es verdad —reconoció Rose—, cuando uno está de guardián hace una de esas dos cosas. Yo prefiero ubicarme en el centro y moverme al momento de un ataque; me ayuda que soy rápida al reaccionar.

Lo siento… repitió Ron, con la cara roja brillando como un tocino contra el cielo azul brillante.

Y Katie, ¿no puedes hacer nada acerca de esa nariz sangrante?

—Fred y George —musitó Molly, haciendo que sus gemelos encogieran sus hombros y pusieran miradas inocentes.

¡Cada vez se pone peor! dijo Katie tontamente, tratando de contener el flujo con su manga.

Harry echó un vistazo a Fred, quién se veía preocupado e inspeccionaba sus bolsillos. Vio que sacaba algo púrpura, lo examinó por un segundo y miró hacia Katie, a todas luces horrorizado.

—Creo que le dio la pastilla sangranarices —comentó Freddie—, no la que detiene el sangrado.

—Así parece —comentó Roxanne.

Bien, intentemos de nuevo dijo Angelina. Ella estaba ignorando a los de Slytherins, quiénes ahora habían empezado un cántico que decía 'Los de Gryffindor son unos perdedores, Los de Gryffindor son unos perdedores,'. No obstante, se notaba una cierta rigidez en la forma en la que se sentaba en la escoba. Esta vez habían estado volando por apenas tres minutos cuándo el silbato de Angelina volvió a sonar. Harry, quién acababa de ver la snitch circulando los postes de enfrente, frenó, claramente sintiéndose agraviado.

¿Ahora que? le dijo impacientemente a Alicia, quién estaba más cerca.

Katie dijo rápidamente.

Harry giró y vio a Angelina, Fred y George volando tan rápidamente como podían hacia Katie. Harry y Alicia aceleraron hacia ella también. Estaba claro que Angelina paró el entrenamiento justo a tiempo; Katie estaba ahora blanca como la tiza y cubierta de sangre.

Necesita hospitalización dijo Angelina.

Nosotros la llevaremos dijo Fred. Ella… er… debió haber tragado una Pastilla Sangranarices por error…

—Me lo imaginé —dijo Molly—, que algo así pasaría, que se equivocarían y estarían a punto de causar una tragedia.

—Palabras proféticas —dijo Harry, sorprendiendo a Ron y Hermione. Cuando éstos voltearon a verlo, mencionó quedamente—. Recuerden el sexto año.

Bien, no tiene sentido continuar sin bateadores y sin una cazadora dijo Angelina con tristeza mientras Fred y George se alejaban hacia el castillo sosteniendo a Katie entre ellos. Vamos, salgamos de aquí y cambiémonos.

Los Slytherins continuaron cantando mientras se iban a los vestuarios.

¿Cómo estuvo la práctica? preguntó Hermione bastante fríamente media hora después, mientras Harry y Ron pasaban por el agujero del retrato hacia la Sala Común de Gryffindor.

—Imagino que aún estabas molesta por no dedicarse a las tareas y preferir el quidditch —comentó Hannah, haciendo sonreir a Hermione.

—Algo, no puedo negar que sí estaba algo molesta.

Estuvo… comenzó Harry.

Completamente espantosa dijo Ron en una voz vacía, hundiéndose en una silla al lado de Hermione. Ella miró a Ron y su frialdad pareció derretirse.

Eso es amooooooooooooooor —saltó el coro de bromistas, provocando risas.

Bueno, fue tan solo tu primera vez dijo consoladoramente, Es natural que te tome tiempo para…

¿Quién dijo que fui yo el que la hizo espantosa? chasqueó Ron.

Nadie dijo Hermione, mirándolo desconcertada, Yo pensé…

¿Tu pensaste que era seguro que yo iba a hacer una porquería?

¡No, por supuesto que no! Mira, tú dijiste que estuvo espantosa. Así que yo solo…

Voy a ir a empezar con algunos deberes dijo Ron enojado y se fue pisando fuerte hacia las escaleras que conducían a los dormitorios de los varones y desapareció de vista.

—Creo que se molestó —dijo Dom, en un tono cantarín que provocó risas. Ron simplemente encogió los hombros.

Hermione giró hacia Harry.

¿Estuvo espantoso?

No dijo Harry fielmente.

Hermione levantó las cejas.

Bueno, supongo que el podría haber jugado mejor murmuró Harry, pero fue solo la primer sesión de practica, como dijiste…

—Pero si así comienza, puede ser un año complicado —comentó James.

Ni Harry ni Ron parecieron adelantar demasiado con sus deberes esa noche. Harry sabía que Ron estaba demasiado preocupado por cuan mal había jugado en la practica de quidditch y el mismo tenia dificultad en sacar el cántico 'Los de Gryffindor son unos perdedores' fuera de su cabeza.

Pasaron todo el domingo en la sala común, enterrados en sus libros mientras la sala alrededor de ellos se llenaba y luego se vaciaba. Era otro día lindo y despejado, y la mayoría de sus compañeros de Gryffindor pasaron el día afuera en los terrenos, disfrutando lo que bien podría ser el último día soleado del año. Por la tarde, Harry se sentía como si alguien hubiera estado golpeando su cerebro contra el interior de su cráneo.

—No es una sensación agradable —reconoció Victoire—, especialmente cuando sientes que no avanzas.

—¿Cuándo sentiste eso, Vic? —preguntó Fleur, extrañada.

—En Francia, cuando estaba estudiando medimagia —respondió Fleur—, que al mismo tiempo de todas las materias y las prácticas, tenía que aprender bien el francés. Menos mal que la tía Gabrielle me ayudaba en eso.

Ya sabes, probablemente tendríamos que tratar de hacer más deberes durante la semana,le susurró Harry a Ron, cuándo finalmente apartaron la larga redacción para la Profesora McGonagall acerca del hechizo "Inanimatus Conjurus" y comenzaron, sintiéndose miserables, la igualmente larga y difícil composición para la Profesora Sinistra acerca de las muchas lunas de Júpiter.

Si dijo Ron, frotándose los ojos un poco enrojecidos y tirando su quinto pedazo de pergamino arruinado al fuego al lado de ellos. Escucha… ¿Por qué no le preguntamos a Hermione si podemos echar una mirada a lo que ella ha hecho?

Harry la miró; estaba sentada con Crookshanks en su falda y conversando alegremente con Ginny mientras un par de agujas punteaban rapidísimo en medio del aire en frente de ella, tejiendo un par de medias de elfo carecientes de forma.

No dijo pesadamente, ya sabes que no nos dejará.

—Como debe ser —mencionó Lily con autoridad.

—Abuela —replicó JS—, no des malas ideas, ¿sí?

Su tono provocó risas en la Sala. Ginny, sin embargo, no estuvo muy complacida con su hijo mayor.

Y así trabajaron mientras afuera de las ventanas el cielo se ponía continuamente más oscuro. Lentamente, la multitud en la sala común comenzó a achicarse otra vez. A las once y media, Hermione deambuló a su alrededor, bostezando.

¿Les falta mucho?

No dijo Ron rápidamente.

La luna más grande de Júpiter es Ganímedes, no Callisto dijo ella, apuntando sobre el hombro de Ron a una línea en su composición de Astronomía, y es Io la que tiene volcanes.

Gracias gruñó Ron, tachando las oraciones equivocadas.

Perdón, yo solo…

Si, bueno, si solo viniste aquí para criticar…

Ron…

No tengo tiempo para escuchar un sermón, de acuerdo, Hermione, estoy hasta el cuello aquí…

—¿Cuándo no es papá, el impaciente? —comentó Rose, sorprendiendo a Ron. Al notar su mirada, insistió—: Es verdad, papá. Cuando te pones en modo impaciente no hay quien te haga salir de ahí.

¡No… mira!

Hermione estaba apuntando a la ventana más cercana. Harry y Ron miraron hacia ella. Una bonita y chirriante lechuza estaba parada en el alféizar, mirando dentro del cuarto a Ron.

¿No es ese Hermes?dijo Hermione, sonando impresionada.

¡Caray, si es! dijo Ron tranquilamente, tirando su pluma y parándose. ¿Para que me estará escribiendo Percy?

—Buena pregunta —replicó Bill, extrañado—, eso está raro.

Cruzó hasta la ventana y la abrió; Hermes voló hacia adentro, aterrizó en la composición de Ron y extendió una pata a la cuál estaba atada una carta. Ron tomó la carta y la lechuza se fue enseguida, dejando huellas de tinta sobre el dibujo de Ron de la luna Io.

Esa es definitivamente la escritura de Percy dijo Ron, hundiéndose otra vez en su silla y mirando fijamente las palabras de afuera del manuscrito: Ronald Weasley, Casa Gryffindor, Hogwarts. El miró hacia los otros dos. ¿Qué piensan?

¡Abrela! dijo Hermione ansiosamente, y Harry asintió.

Ron desenrolló el manuscrito y comenzó a leer. Cuánto más abajo sus ojos viajaban por el pergamino, más fruncido se ponía su entrecejo. Cuándo terminó de leer, parecía disgustado. Les entregó el pergamino a Harry y Hermione, quiénes se apoyaron el uno contra el otro para leerla juntos:

—En ese momento no pensé que te fuera a caer tan mal —reconoció Percy, antes de continuar.

—Me dí cuenta en ese momento —replicó Ron.

—Pero ¿qué dice la carta? —preguntó Lucy, interesada viendo a su padre y tío.

—Veamos —respondió Percy, quien tomó aire y comenzó:

Querido Ron,

Me acabo de enterar (de no menos que el mismísimo Ministro de la Magia, quién se entero por tu nueva maestra, la Profesora Umbridge) que te has convertido en un Prefecto de Hogwarts.

Estaba de lo más placenteramente sorprendido cuándo oí estas noticias y debo primeramente ofrecer mis felicitaciones. Debo admitir que siempre temí que tomaras lo que podríamos llamar la 'ruta Fred y George', en vez de seguir mis huellas, así que te puedes imaginar mis sentimientos cuándo oí que habías parado de faltarle a la autoridad y decidido cargar con un poco de responsabilidad real.

—¡Qué bien! —exclamó Fred, con tono de sarcasmo.

—¡Sabios consejos! —complementó George, sacudiendo la cabeza. Percy sólo suspiró y siguió leyendo.

Pero quiero darte más que felicitaciones, Ron, quiero darte unos consejos, es por lo cuál que estoy enviando esto de noche en vez de en el usual correo matutino. Con suerte, vas a poder leer esto lejos de miradas entrometidas y evitar preguntas embarazosas.

—Ya veo que no lo hiciste —se interrumpió Percy.

—¿Qué esperabas? —replicó Ron—, ¿que no se lo comentara a mis amigos? ¿A los que conocías desde mi primer año, y que incluso habían compartido contigo en la casa? Provocas. Sigue leyendo, más bien.

A partir de algo que se le escapó al Ministro mientras me contaba que ahora eres Prefecto, he podido deducir que aún estas frecuentando mucho a Harry Potter. Debo decirte, Ron, que nada podría ponerte en peor peligro de perder tu insignia que continuar fraternizando con ese chico. Si, estoy seguro que te sorprendes de oír esto –no hay duda de que dirás que Potter ha siempre sido el favorito de Dumbledore—, pero me siento obligado a decirte que Dumbledore podría no estar a cargo de Hogwarts por mucho tiempo más y la gente que cuenta tiene una muy diferente –y probablemente más acertada– vista del comportamiento de Potter. No debería decir mucho más aquí, pero si miras al Diario "El Profeta" mañana vas a darte una buena idea de hacia donde esta soplando el viento —¡y mira si puedes encontrar tu propia verdad!

En serio, Ron, tu no querrás ser "barrido" con el mismo "cepillo" que Potter, podría ser muy dañino para tus perspectivas futuras, y aquí estoy hablando de la vida después del colegio, también. Cómo ya debes saber, dado que nuestro padre lo escoltó hasta la corte, Potter tuvo una audiencia disciplinaria este verano frente al Wizengamot y no salió de esta luciendo muy bien. Se libró gracias a un mero tecnicismo, si me lo preguntas, y muchas de las personas con las que he hablado permanecen convencidas de su culpabilidad.

—Me imagino cuáles serían las personas con las que hablaste —comentó Charlie, con tono agrio—, un montón de chupatintas y enceguecidos por el poder como tú.

Percy no respondió, porque sabía que su hermano tenía razón.

Podría ser que tu estés asustado de romper relaciones con Potter –yo sé que puede ser desequilibrado y, por lo que oí, violento– pero si tienes alguna preocupación acerca de esto, o has notado algo raro en el comportamiento de Potter que te este molestando, te ruego que hables con Dolores Umbridge, una mujer realmente encantadora quién yo se no va a estar más que feliz de poder aconsejarte.

Esto me lleva hasta mi otro consejo. Cómo te he dicho arriba, el régimen de Dumbledore en Hogwarts podría próximamente llegar a su fin. Tu lealtad, Ron, tendría que ser no para el, sino para la escuela y el ministerio. Lamento mucho el escuchar que, hasta ahora, la Profesora Umbridge esta encontrando muy poca cooperación del personal mientras se esfuerza en hacer esos cambios necesarios dentro de Hogwarts que el ministerio tan fervientemente desea (aunque podría encontrar esto mucho más fácil desde la semana próxima —de nuevo, ¡mira el diario El Profeta mañana!). Solo voy a decir esto: ¡un estudiante que se muestre deseoso de ayudar a la Profesora Umbridge ahora podría quedar muy bien parado para Premio Anual en un par de años!

—Para lo que me interesaba ese premio —comentó Ron con acritud, viendo como Molly y Percy lo miraban entre sorprendidos y entristecidos—, es verdad, mamá; en ese momento, cuando leí la carta, lo menos que me importaba era una insignia o un premio, me interesaba apoyar a mi amigo y a mi familia; y Percy, lamentablemente, se había alejado de la familia en ese momento.

Lamento no haberte podido ver más seguido en el verano. Me duele el criticar a nuestros padres, pero lamento ya no puedo vivir bajo su mismo techo mientras ellos continúen mezclados con la peligrosa multitud alrededor de Dumbledore. (Si vas a escribirle a mamá, podrías decirle que un tal Sturgis Podmore, quién es un gran amigo de Dumbledore, ha sido recientemente enviado a Azkaban por irrumpir en el Ministerio. Quizás eso les abra los ojos al tipo de miserables criminales con los que actualmente están rozando hombros.) Me considero a mi mismo muy afortunado de haber escapado del estigma de haberme asociado con tal gente –el Ministerio realmente no podría haber sido más amable conmigo—, y espero, Ron, que tu nivel no permita a tus relaciones familiares cegarte de la equivocada naturalidad de las creencias y acciones de nuestros padres, tampoco. Yo sinceramente espero que, con el tiempo, se den cuenta de cuán equivocados estaban y yo, por supuesto, voy a estar listo para aceptar una completa disculpa cuándo ese día llegue.

—Creo que finalmente fue al contrario —comentó Percy, apenado.

—No nos adelantemos, Percy —recomendó Harry, haciendo que el aludido asintiera.

Por favor piensa lo que te he dicho con cuidado, particularmente la parte acerca de Harry Potter, y felicitaciones otra vez por convertirte en prefecto.

Tu hermano,

Percy

Harry miró hacia Ron.

Bueno dijo, tratando de sonar como si el hubiese encontrado todo el asunto como una broma. Si tu quieres… er… ¿Cómo es? –Se fijó en la carta de Percy. Oh si… "romper relaciones" conmigo, te juro que no me voy a poner violento.

Explotaron las risas en la Sala, haciendo que tanto Percy como Ron se sonrojaran violentamente.

Dámela dijo Ron, extendiendo la mano. El es… dijo bruscamente, rompiendo la carta de Percy al medio, el más grande… la rompió en cuatro, miserable… la rompió en ocho, del mundo tiró los pedazos al fuego.

—Menos mal que papá tiene mala memoria —comentó Al entre los aplausos de muchos en la Sala—, si logró recordar tan claramente toda la carta.

—Bueno, entre los tres la logramos recordar por completo —reconoció Harry—, pero la mayor parte la memorizó Hermione.

Vamos, tenemos que tener esto terminado antes de que amanezca le dijo enérgicamente a Harry, trayendo la composición para la Profesora Sinistra otra vez hacia el.

Hermione estaba mirando a Ron con una expresión rara en la cara.

Oh, dame eso para acá dijo ella repentinamente.

¿Qué? dijo Ron.

Dámelos a mí, les voy a echar una mirada y corregirlos dijo ella.

Nuevamente sonaron los aplausos, y Ron, más animado, hizo que Hermione se levantara y le levantó la mano como si hubiera ganado un combate.

—Hermione Granger, señoras y señores.

Los nuevos merodeadores en pleno saltaron a "adorar" a Hermione, lo que le provocó un ataque de risas.

¿Lo dices en serio? Ah, Hermione, eres una salva vidas dijo Ron, ¿Qué puedo…?

Lo que puedes decir es "Prometemos que nunca vamos a dejar la tarea para tan tarde otra vez"dijo ella, extendiendo ambas manos para que le entregaran sus composiciones, pero se veía un poco divertida también.

Un millón de gracias, Hermione dijo Harry débilmente, pasándole su composición y hundiéndose otra vez en su sillón, frotándose los ojos.

—A ti te los podía cobrar de alguna manera —reconoció Hermione, divertida—, pero a Ron no, de verdad no podría.

Era ahora pasada la medianoche y la sala común estaba desierta excepto por ellos tres y Crookshanks. El único sonido era el de la pluma de Hermione tachando oraciones aquí y allá en sus composiciones y el rozar de páginas mientras chequeaba varios hechos en los libros de referencia esparcidos por la mesa. Harry estaba exhausto. El también sentía un extraño, enfermo, vacío sentimiento en su estomago que nada tenía que ver con su cansancio pero todo que ver con la carta ahora ondulándose oscuramente en el corazón del fuego.

Él sabia que la mitad de la gente dentro de Howarts pensaba que él era extraño, incluso que estaba loco; sabía que el diario El Profeta había estado haciendo terribles alusiones hacia el por meses, pero había algo, al verlo escrito en la carta de Percy, acerca de que le aconsejaba a Ron que lo ignorase y que incluso le dijera cuentos de él a Umbridge, que lo hacía ver su situación tan real cómo nada más pudo. El había conocido a Percy por cuatro años, se había quedado en su casa para las vacaciones de verano, compartido una carpa con él durante la Copa Mundial de quidditch, había sido premiado con el máximo puntaje por él en la segunda prueba del Torneo de los Tres Magos el año pasado, aún así, Percy lo creía desequilibrado y posiblemente violento.

—Era lo que más me había impactado —reconoció Harry—, que habíamos convivido tanto y que de golpe y porrazo tuvieras esa percepción de mí. Podía entenderlo de Seamus, de Lavender, hasta de Smith, ¿pero de Percy Weasley?

—Era un Percy totalmente desconocido —dijo Molly, con un nudo en su garganta—, que despreció a su familia por un interés laboral.

Las gemelas veían a Percy con la decepción marcada en sus rostros.

—Papá —preguntó Molls, con las manos en jarra como era usual en su abuela—, ¿por qué? ¿Por qué darle la espalda a tu familia así, tan feo?

—Tu abuela lo dijo claramente, amor —respondió Percy, tratando de hablar sin quebrarse por la emoción—, fui un estúpido al creer que un cargo en el Ministerio debía estar por encima de las convicciones familiares, y que debía escuchar a mi entorno laboral en lugar que a mis propios padres. Fue un error terrible, que aún lo estoy pagando.

—No, hijo, eso no —Molly se levantó, y llorando fue a abrazar a Percy—. Ya eso pasó, está perdonado y olvidado, ¿verdad? —se volteó a ver a sus demás hijos, repitiendo la pregunta—, ¿Verdad, Arthur? ¿Verdad, Bill? ¿Verdad, Charlie? ¿Verdad, Fred y George? ¿Verdad, Ron? ¿Verdad, Ginny? ¿Verdad, Harry?

Cada uno a su vez, ante la interpelación de Molly, respondía asintiendo en silencio. Después de volverlo a abrazar, Molly buscó a Molls para abrazarla a su vez mientras Percy suspiraba y retomaba la lectura.

Y con una repentina simpatía por su padrino, Harry pensó que Sirius era probablemente la única persona que el conocía que realmente entendería cómo se sentía en ese momento, porque Sirius estaba en la misma situación. Casi todos en el Mundo Mágico pensaban que Sirius era un peligroso asesino y un gran partidario de Voldemort y el ha tenido que vivir con eso por catorce años…

Harry parpadeó. Él acababa de ver algo en el fuego que no podría haber estado ahí. Había aparecido y desaparecido en un instante. No… no pudo haber sido… se lo había imaginado porque había estado pensando en Sirius…

De acuerdo, escribe eso Hermione le dijo a Ron, pasándole su composición y una hoja cubierta con su propia letra de vuelta a Ron, entonces agrega esta conclusión que he escrito para ti.

Hermione, tu eres honestamente la persona más maravillosa que yo jamás haya conocido, y si alguna vez vuelvo a ser rudo contigo…

—…sabré que has vuelto a la normalidad.

Las risas estallaron, aliviando la tensión y provocando nuevos sonrojos en Ron y Hermione.

Harry –continuó sonreída, el tuyo está bien excepto por esta parte al final, Creo que debiste entender mal a la Profesora Sinistra, Europa está cubierta de hielo, no de hierro…(1) ¿Harry?

Harry se había deslizado de su silla y puesto de rodillas y estaba ahora agachándose en la chamuscada y raída alfombra frente a la chimenea, mirando dentro de las llamas.

Er… ¿Harry? dijo Ron inseguro. ¿Por qué estas ahí abajo?

Porque acabo de ver la cabeza de Sirius en el fuego dijo Harry.

Habló bastante calmado; después de todo, él había visto la cabeza de Sirius en este mismo fuego el año anterior y le había hablado, también; sin embargo, el no podía estar seguro de que realmente lo había visto esta vez… se había desvanecido tan rápidamente…

¿La cabeza de Sirius? repitió Hermione. ¿Quieres decir como cuando quería hablarte durante el Torneo de los Tres Magos? Pero el no haría eso ahora, sería demasiado… ¡Sirius!

—Dime —respondió Sirius, señalando a Hermione, haciendo sobresaltar a varios desprevenidos y a su vez reir a otros.

Ella lanzó un grito apagado, mirando al fuego; Ron dejó caer su pluma. Allí en el medio de las danzantes llamas reposaba la cabeza de Sirius, con largo pelo negro cayéndole alrededor de su sonriente cara.

Empezaba a pensar que se irían a la cama antes de que todos los demás su hubieran ido dijo. He estado verificando cada hora.

¿Has estado apareciéndote en el fuego cada hora? dijo Harry, medio riéndose.

Sólo por unos segundos para verificar que no hubieran moros en la costa.

¿Pero y si te hubieran visto? dijo Hermione con ansiedad.

Bueno, creo que una chica… de primero, por su apariencia… podría haberme dado un vistazo hace un rato, pero no se preocupen dijo Sirius precipitadamente, mientras Hermione se llevaba una mano a la boca, ya no estaba en el momento en que volvió a mirarme y apuesto a que ella pensó que yo era un tronco con forma rara o algo.

—Me imagino su cara —dijo Violet—, impactada.

—Debió ser un poema —complementó Daisy, riéndose con una risita cantarina.

—Ah, es que las primas florecitas son bromistas también—exclamó Frankie, sorprendido.

—Estamos aprendiendo de ustedes—replicó Violet.

Pero, Sirius, estas tomando un espantoso riesgo… comenzó Hermione.

Suenas cómo Molly dijo Sirius (a lo que la Molly en la Sala volteó a ver a Sirius, quien sólo sonrió)—. Este es el único modo que se me ocurrió de contestarle la carta a Harry sin recurrir a un código… y los códigos pueden ser descifrados.

A la mención de la carta de Harry, Hermione y Ron ambos voltearon a mirarlo.

¡No nos dijiste que le habías escrito a Sirius! dijo Hermione con tono acusador.

Me olvidé dijo Harry, lo cuál era totalmente verdad; su encuentro con Cho en la lechucería había apartado todo lo anterior fuera de su mente. No me mires así, Hermione, no había forma de que alguien pudiera sacar información secreta de ella, ¿verdad, Sirius?

No, estaba muy bien dijo Sirius, sonriendo. De cualquier forma, mejor seamos rápidos, solo en caso de que seamos interrumpidos… tu cicatriz.

¿Qué pasa con…? comenzó Ron, pero Hermione lo interrumpió.

—Otra vez la interrupción —comentó Hugo.

—Él interrumpió primero —replicó Lucy.

Te contaremos después. Continua, Sirius.

Bien, Yo se que no puede ser divertido cuándo te duele, pero no creo que sea nada para realmente preocuparse. Te siguió doliendo todo el año pasado, ¿no es así?

Si, y Dumbledore dijo que pasaba cada vez que (Percy suspiró antes de seguir de carrerilla) Voldemort estaba sintiendo una emoción fuerte dijo Harry, ignorando, cómo de costumbre, las muecas de Ron y Hermione. Así que quizás el solo estaba, no se, realmente enojado o algo la noche de mi castigo.

Bien, ahora que esta de vuelta es seguro que te va a doler más a menudo dijo Sirius.

¿Así que tu piensas que no tuvo nada que ver con que Umbridge me tocara cuándo estaba castigado con ella? preguntó Harry.

Lo dudo dijo Sirius. Conozco su reputación y estoy seguro que ella no es una Mortífago…

Ella es suficientemente estúpida para serlo dijo Harry obscuramente, y Ron y Hermione movieron la cabeza vigorosamente para expresar su acuerdo.

—Realmente, si no lo era, estaba muy a favor de su ideología —comentó Harry.

Si, pero el mundo no se divide entre buenas personas y Mortífagos dijo Sirius con una sonrisa irónica. Aunque yo se que es una mujer desagradable… Tendrías que escuchar a Remus hablar de ella.

¿Lupin la conoce? preguntó Harry rápidamente, recordando los comentarios de Umbridge acerca de peligrosos semi humanos durante su primera lección.

No dijo Sirius, pero ella redactó una parte de una legislación anti-hombres lobo hace dos años que hace casi imposible que el consiga trabajo.

—Así mismo —reconoció Remus—, fue una piedra en el zapato por mucho tiempo.

Harry recordó cuanto más desgastado se veía Lupin esos días y su antipatía por Umbridge se volvió todavía más profunda.

¿Qué tiene ella en contra de los hombres lobo? dijo Hermione enojada.

Les tiene miedo, supongo dijo Sirius, sonriendo ante su indignación—. Aparentemente ella aborrece a los medio humanos; ella hizo una campaña para que los medio humanos fueran reunidos y etiquetados el año pasado, también. Imagina gastar tu tiempo y energía persiguiendo medios humanos cuándo hay pequeños desagradables como Kreacher cerca.

Ron se rió pero Hermione parecía disgustada.

—Creo que fue una mala jugada, Canuto —le comentó James—, meterte con una prefecta perfecta.

—Y sobre todo con una defensora de los elfos oprimidos —machacó Frank, provocando risas.

¡Sirius! le reprochó ella. Honestamente, si hicieras un pequeño esfuerzo con Kreacher, estoy segura que respondería. Después de todo, eres el único miembro de su familia que tiene, y el Profesor Dumbledore dijo…

Así que, ¿cómo son las lecciones de Umbridge? la interrumpió Sirius. ¿Los esta entrenando para matar medios humanos?

—Mamá, a ti también te interrumpen —comentó Hugo, provocando risitas.

No dijo Harry, ignorando la mirada indignada de Hermione por ser cortada en la mitad de su defensa hacia Kreacher. ¡No nos está dejando usar magia para nada! Todo lo que hacemos es leer el estúpido libro de texto.

Ah, bueno, eso tiene sentido dijo Sirius. Nuestra información de dentro del Ministerio es que Fudge no los quiere entrenados en combate.

¡Entrenados en combate!—estalló Harry—. ¿Qué es lo que piensa que estamos haciendo aquí, formando algún tipo de ejército de hechiceros?

Eso es exactamente lo que el piensa que están haciendo, o, mejor aun, eso es exactamente lo que el piensa que Dumbledore esta haciendo… formando su propio ejercito personal, con el cuál va a poder tomar el control del Ministerio de Magia.

Hubo una pausa en ese momento, entonces Ron dijo:

Esa es la cosa más estúpida que jamás haya oído, incluyendo todas las cosas de las que habla Luna Lovegood.

—Tío Ron —reclamó Lilu, poniendo sus brazos en jarra—, no te metas con la tía Luna.

—En aquel momento, recién conocida, era cómo la veía —reconoció Ron.

¿Así que estamos siendo impedidos de aprender Defensa Contra Las Artes Oscuras porque Fudge tiene miedo de que usemos hechizos en contra del Ministerio? dijo Hermione, pareciendo furiosa.

Sipdijo Sirius. Fudge piensa que Dumbledore no se va a detener ante nada para conseguir poder. Se está poniendo cada día más y más paranoico acerca de Dumbledore. Es una cuestión de tiempo antes de que Dumbledore sea arrestado por un cargo inventado.

Esto le recordó a Harry la carta de Percy.

¿No sabes si va a haber algo acerca de Dumbledore en el Diario El Profeta mañana? El hermano de Ron, Percy, dice que va a haber…

No se dijo Sirius, No he visto a nadie de la Orden en todo el fin de semana, todos están ocupados. Aquí solo estamos Kreacher y yo.

Definitivamente había una nota de amargura en la voz de Sirius.

—No es muy agradable sentirse sólo en una casa tan deprimente como estaba en esos tiempos —reconoció Sirius—; veo que ustedes le han regresado el esplendor de antaño, con mucha mayor luminosidad.

—Un gusto, sinceramente —comentó Ginny, emocionada.

¿Así que tampoco has tenido noticias de Hagrid?

Ah… dijo Sirius, bien, se suponía que tendría que haber regresado para estos días, nadie está seguro de que le pasó entonces, viendo sus caras preocupadas, añadió rápidamente, pero Dumbledore no esta preocupado, así que ustedes tres no se pongan nerviosos; estoy seguro de que Hagrid esta bien.

Pero se suponía que ya tendría que estar de vuelta… dijo Hermione en un pequeño tono preocupado.

Madame Maxime estaba con el, hemos estado en contacto con ella y dice que se separaron en el camino a casa… pero no hay nada que sugiera que el pueda estar herido o… bueno, nada que sugiera que no esta perfectamente bien.

—Exactamente —ratificó Hagrid, conmovido por la preocupación del trío.

Sin estar totalmente convencidos, Harry, Ron y Hermione intercambiaron miradas preocupadas.

Escuchen, no vayan a hacer muchas preguntas acerca de Hagrid dijo Sirius precipitadamente, eso solo va atraer más atención al hecho de que Hagrid no esta de vuelta y se que Dumbledore no quiere que eso pase. Hagrid es fuerte, el va a estar bien y cómo no parecían animados por eso, Sirius añadió. ¿Cuándo es su próximo fin de semana en Hogsmeade, de todos modos? Estaba pensando… nos salimos con la nuestra con el disfraz de perro en la estación, ¿verdad? Yo pensé que podría…

¡NO! dijeron Harry y Hermione juntos, en voz muy alta.

Sirius, ¿no has visto el diario El Profeta?dijo Hermione preocupada.

Oh, eso dijo Sirius, sonriendo, ellos siempre están tratando de adivinar donde estoy, realmente no tienen ni la más mínima pista…

Si, pero creemos que esta vez la tienen dijo Harry. Algo que Malfoy dijo en el tren que sabía que eras tú, y su padre estaba en la plataforma, Sirius… tu sabes, Lucius Malfoy… así que no vengas hasta aquí, hagas lo que hagas. Si Malfoy te reconoce otra vez…

De acuerdo, de acuerdo, capto la idea dijo Sirius. Se veía bastante disgustado. Era solo una idea, pensé que les gustaría que nos reuniéramos.

Me gustaría, ¡solamente no te quiero ver encerrado en Azkaban otra vez! dijo Harry. Hubo una pausa en la cuál Sirius miró hacia Harry desde el fuego, con una arruga entre sus hundidos ojos.

Te pareces menos a tu padre de lo que yo pensé dijo finalmente, con una definitiva frialdad en la voz. El riesgo es lo que lo hubiera hecho divertido para James.

—Sí —reconoció James—, pero dadas las circunstancias que estaba viviendo Harry, entiendo que no quisiera arriesgarse. Cada vez me doy más cuenta que Harry tiene más de Lily que de mí mismo.

—Yo también lo noté, Cornamenta —reconoció Sirius—, lo único que sacó de ti fue tu físico y tus lentes; su carácter es todo de Lils.

Lily y Snape asintieron, este último de forma tan imperceptible que sólo Harry lo notó.

Mira…

Bueno, mejor me voy yendo, puedo oír a Kreacher bajando las escaleras dijo Sirius, pero Harry estaba seguro de que estaba mintiendo. Voy a escribirles un día de estos para darles una fecha en que pueda volver al fuego, entonces, ¿De acuerdo? ¿Si es que pueden soportar el riesgo?

Hubo un pequeño pop, y en el lugar donde había estado la cabeza de Sirius las llamas parpadeaban otra vez.

—Es decir —se levantó Lily, amenazadora—, ¿por tu orgullo de merodeador herido no aconsejaste a tu ahijado a ver cómo sobrellevaba la situación? —Sirius se quedó sorprendido ante la vehemencia de su comadre—. Tremendo padrino le buscamos, James.

—En mi defensa debo decir que, como se leyó, Harry no me preguntó explícitamente que hacer.

—Eso no es excusa, Sirius Black —refutó amenazadoramente Lily—, no es excusa.

Mientras tanto, Percy veía en silencio como el atril se desplazaba hasta el asiento de Padma, mientras que sus hijas, especialmente Molls, lo veían aún afectadas.

—Niñas —les llamó Percy, con voz afectada—, como han oído, yo fui un poco desagradecido…

—¿Un poco? —preguntó Fred.

—¿Sólo un poco? —insistió George.

—Está bien —suspiró Percy—, demasiado desagradecido con mi familia en esos tiempos, sobre todo porque, como les dije hace un momento, antepuse mi cargo y mi estatus dentro del Ministerio a mi relación familiar, y eso me marcó por siempre.

—Ya nos dimos cuenta, papá —aceptó Lucy—, pero ya eso pasó, ¿verdad?

—Sí, claro —sonrió Percy, aunque levemente—, costó mucho, pero se aclaró y perdonó, como dijo mamá.

—Eso espero —dijo Molls, con mirada triste—, porque quiero mucho al tío Harry para que lo juzgaras así.

—No te preocupes, Molls —le dijo Harry, sonriéndole—, el tiempo y lo que pasó hizo que entendiera lo que pasó. ¿Te parece si seguimos?

Molls asintió, un poco más animada, al igual que su hermana gemela.


Nota al pie:

(1) La traducción original dice Europa está cubierta de hielo, no de ratones, y es porque en ingles tiene más sentido: Europa is covered with ice, not mice… Para mantener la rima, cambié a los ratones por hierro.


Buenas noches desde San Diego, Venezuela! Vaya! Este domingo si me ha costado terminar con este capítulo, que aparte que es bastante largo, narra tres momentos interesantes de ese primer fin de semana de Harry en Hogwarts: la primera práctica completa de quidditch, la carta de Percy con instrucciones tan particulares a Ron y la reunión del trío con Sirius, con todo lo que implica: descubrimientos, confrontaciones, aceptación de un pasado triste y un futuro más claro. Lo que siempre aceptaré gustoso es que me acompañen semana a semana en este esfuerzo que a veces me parece titánico; sus visitas a esta "aventura astral de tres generaciones y ocho libros", sus alertas, marcas de favoritos y sus comentarios, como el de creativo esta semana (recuerda que hay razones por qué Dumbledore debe permitir que Umbridge de clase; que aplique los castigos que aplica ya es otro cantar)... Espero que sigan ahí, acompañándome, al menos en el anonimato... Cuídense en estos tiempos de #cuarenterna y de variantes! Salud y bendiciones!