Harry Potter: Una lectura distinta, vol. 5

Por edwinguerrave

Copyright © J.K. Rowling, 1999-2008

El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como de todos los símbolos y elementos relacionados, para su adaptación cinematográfica, son propiedad de Warner Bros, 2000.


La Orden del Fenix

CAPÍTULO 20 La historia de Hagrid

Por primera vez en lo que iba de lectura, un capítulo terminaba con aplausos. Los contemporáneos de Harry, al menos los que apoyaban a Hagrid, fueron los primeros, seguidos por los merodeadores y por los más jóvenes.

—Gracias, gracias —respondió Hagrid a los aplausos.

—Te quieren, Hagrid —reconoció Dumbledore con una sonrisa.

—Sí —dijo el guardabosques—, parece que aún me recuerdan.

—Y de paso te toca leer —comentó JS, al ver que el atril se ubicaba delante del propio Hagrid.

—Pero —el guardabosque miró sorprendido el título del capítulo—. ¿Por qué La historia de Hagrid?

—Sus razones tiene —comentó Harry, tratando de ser evasivo a la mirada de varios en la Sala, incluyendo al propio Hagrid, quien, luego de aclararse la voz (asustando a las mellizas Dursley), comenzó a leer.

Harry corrió a toda velocidad a los dormitorios de los muchachos para sacar la Capa de Invisibilidad y el Mapa del Merodeador de su baúl (—Absolutamente necesarios en esos momentos —reconoció James con orgullo); fue tan rápido que él y Ron estaban listos para salir al menos cinco minutos antes de que Hermione bajase a toda prisa del dormitorio de las muchachas, llevando bufanda, guantes y uno de sus propios sombreros con bultos de elfo.

¿Qué? ¡Hace frío allí fuera! dijo ella defensivamente, cuando Ron chasqueó su lengua con impaciencia.

Ellos pasaron a través del agujero del retrato y se cubrieron apresuradamente con la Capa. Ron había crecido tanto que ahora necesitaba agacharse para prevenir que se viesen sus pies. Entonces, moviéndose despacio y cautamente, procedieron a bajar las muchas escaleras, mientras hacían pausas a intervalos para inspeccionar en el mapa las señales de Filch o la Sra. Norris. Ellos tuvieron suerte; no vieron a nadie, pero Nick Casi Decapitado se estaba deslizando distraídamente, canturreando algo que se parecía horriblemente a 'Weasley es nuestro Rey'. Se arrastraron por el Vestíbulo de Entrada y salieron a las tierras silenciosas, nevadas.

—No sé si se han dado cuenta —interrumpió Rose—, pero la escritura no es tan fluida, se siente como compleja… No sé decirlo…

—¿Como si fuera mayor, dices? —preguntó Hermione, interesada.

—Sí, parece que los libros van creciendo con Harry —comentó Lily—, al principio se sentían más ligeros, como si tuvieran once o doce años; ahora se sienten atribulados, como pasa en los 14 o 15 años.

—Quizás los últimos se van a sentir muy adultos —admitió Harry—. Imagino que eso es reflejo de como fue mi vida en esos tiempos.

Con un gran salto de su corazón, Harry vió pequeños cuadrados de luz delante y humo enrollándose en la chimenea de Hagrid. Partió con una marcha rápida, los otros dos empujándose y golpeándose detrás de él. Hacían crujidos agitadamente a través de la espesa nieve hasta que por fin alcanzaron la puerta delantera de madera. Cuando Harry levantó su puño y golpeó tres veces, un perro empezó a ladrar frenéticamente dentro.

¡Hagrid, somos nosotros! llamó Harry a través del ojo de la cerradura.

¡Debí suponerlo! dijo una voz ruda. Ellos se sonrieron bajo la Capa; ellos podrían decir por la voz de Hagrid que él estaba contento (—Exactamente —se interrumpió Hagrid—, así fue)—. Estaréis en casa dentro de tres segundos… fuera del camino, Fang… fuera del camino, eh, perro dormilón…

El cerrojo se arrastró, la puerta crujió abriéndose y la cabeza de Hagrid apareció en el hueco. Hermione gritó.

Por las barba de Merlin, ¡contrólate! dijo Hagrid apresuradamente, mientras miraba fijamente por encima de sus cabezas . ¿Estáis bajo esa Capa, eh? Bien, entrad, ¡entrad!

—¿Qué habrá visto mamá? —preguntó Hugo, haciendo que varios asintieran interesados.

¡Lo siento! dijo Hermione con la voz entrecortada, cuando los tres entraron en la casa de Hagrid y se sacaron la capa para que pudiera verlos. Yo sólo, ¡oh, Hagrid!

¡No es nada, no es nada! dijo Hagrid apresuradamente, mientras cerraba la puerta detrás de ellos y se apresuraba a correr todas las cortinas, pero Hermione continuó mirándole fijamente con horror.

—¿Será que vió a Hagrid sin barba? —preguntó JS, provocando risas.

—No creo —comentó James—, nosotros en los siete años en el colegio, más los que vivimos antes de… Bueno, bueno —se interrumpió al sentir el apretón de manos de parte de Lily—, desde que conocemos a Hagrid nunca lo ví sin barba.

—Entonces, ¿qué vió tía Hermione? —insistió Lucy, ya con alarma en la voz.

—Ya van a saber —respondió Hermione, haciéndole señas a Hagrid para que siguiera.

El pelo de Hagrid estaba enmarañado con sangre congelada y su ojo izquierdo se había reducido a una abertura hinchada en medio de una masa púrpura y un cardenal negro. Había muchos cortes en su cara y manos, algunos de ellos todavía sangraban, y se estaba moviendo cautelosamente, lo que hizo sospechar a Harry en alguna costilla rota. Era obvio que acababa de llegar a casa: una capa de viaje negra espesa puesta encima de la parte de atrás de una silla y una mochila suficientemente grande para llevar a varios niños pequeños se apoyaba contra la pared detrás de la puerta. El propio Hagrid, de dos veces del tamaño de un hombre normal, estaba cojeando ahora alrededor del fuego y poniendo una olla cobriza encima de él.

—¿Con qué te peleaste, Hagrid? —preguntó Frankie, interesado, mientras muchos de los más jóvenes estaban sorprendidos por la descripción de la condición de Hagrid—, ¿con un hombre lobo?

—No creo —intervino Remus—, A menos que haya sido una manada que lo tomara desprevenido.

¿Que fue lo que te pasó? exigió Harry, mientras Fang bailaba alrededor de todos ellos, intentando lamerles sus caras.

Ya lo he dicho, nada dijo Hagrid firmemente. ¿Queréis una taza?

Suelta eso dijo Ron, ¡fíjate en tu estado!

Te lo estoy diciendo, yo estoy bien dijo Hagrid, mientras se enderezaba y se volvía para sonreírles a todos, pero haciendo una mueca de dolor. Cielos, es bueno verlos, eh, a los tres de nuevo… ¿Habéis tenido un buen verano, eh?

—Típico —comentó Sirius—, el clásico cambio de tema de Hagrid.

Hagrid, ¡has sido atacado! dijo Ron.

Por última vez, ¡no es nada! dijo Hagrid firmemente.

¿Tú dirías que no era nada si uno de nosotros volviera con una libra de carne picada en lugar de la cara? exigió Ron.

Tú debes ir y ver a la Señora Pomfrey, Hagrid dijo Hermione ansiosamente, algunos de esos cortes parecen sucios.

—Partiendo del hecho que ninguno necesitaba pasar por algo que le hiciera poner la cara así —dijo Molly—, tenías razón, Hermione, Hagrid debía verse esas heridas.

Yo me estoy ocupando de ello, ¿de acuerdo? dijo Hagrid represivamente. Caminó hacia la enorme mesa de madera que se encontraba en el medio de su cabaña y tiró bruscamente un paño que estaba allí. Debajo había un bistec crudo, ensangrentado, y teñido de verde, ligeramente más grande que medio neumático de automóvil.

Varios gestos de asco se vieron en los rostros más jóvenes, mientras que los mayores asintieron en silencio, reconociendo de qué se trataba.

No te lo vas a comer, ¿verdad, Hagrid? dijo Ron, mientras se apoyaba para una mirada más cercana. Parece venenoso.

Es como si fuera venenoso, es carne de dragón dijo Hagrid. Y no me lo voy a comer recogió el bistec y lo palmoteó encima del lado izquierdo de su cara. Sangre verdosa goteó hacia abajo de su barba cuando él dio un gemido suave de satisfacción. Así está mejor. Ayuda con los escozores, ¿saben?

—Sí, es una propiedad muy preciada de la carne de dragón —comentó Charlie con aprehensión—, se usa para aliviar golpes y heridas. Pero nos cuesta controlar la caza ilegal de dragones para obtener esos productos.

Así que, ¿vas a decirnos lo que ha pasado? preguntó Harry.

No puedo, Harry. Es alto secreto. Es lo peor de la mayoría de mis trabajos, no poder hablar de ellos.

¿Te pegaron los gigantes, Hagrid? preguntó Hermione calladamente. Los dedos de Hagrid se resbalaron del bistec del dragón y este resbaló desparramándose por su pecho.

¿Gigantes? dijo Hagrid, mientras cogía el bistec antes de que alcanzara su cinturón y volviendo a palmotearlo encima de su cara, ¿quién ha dicho nada sobre gigantes?, ¿Quién ha hablado de ellos?, ¿Quién ha contado que yo?, ¿quién ha dicho que yo - Eh?

Nosotros lo supusimos dijo Hermione disculpándose.

—Recuerdo que el propio Hagrid se los comentó en la última visita a su casa, después del laberinto —interrumpió Rose—: que el profesor Dumbledore le había puesto deberes para el verano. Pero son secretos. No puedo hablar de ello, ni siquiera con vosotros. Olympe... Madame Maxime para vosotros... tal vez venga conmigo. Creo que sí. Creo que la he convencido.

—¡Exacto! —dijo Hermione—, la única tarea que podían hacer Hagrid y Madame Maxime por orden del profesor Dumbledore era reunirse con los gigantes.

Oh, si lo hicisteis, ¿verdad? dijo Hagrid, mientras la inspeccionaba severamente con el ojo que no estaba oculto por el bistec.

Era bastante… obvio dijo Ron. Harry asintió. Hagrid les miró ferozmente, entonces resopló, tiró el bistec a la mesa y miró encima de la olla que ahora estaba silbando.

Nadie conoce a niños como vosotros tres a los que le guste saber más murmuró, mientras salpicaba el agua hirviente en tres de sus tazas con forma de cubo. Y no es ningún cumplido, ninguno. Entrometidos, les llaman algunos. Entrometidos pero su barba se movió nerviosamente.

—Ha sido algo característico de los tres —reconoció la directora McGonagall—, desde el primer año fueron sumamente curiosos.

¿Así que fuiste a buscar a los gigantes? dijo Harry, mientras sonreía abiertamente cuando Hagrid se sentó a la mesa, puso el té delante de cada uno de ellos, se sentó, recogió su bistec de nuevo y lo volvió a palmotear encima de su cara.

Sí, de acuerdo gruñó, lo hice.

¿Y los encontraste? dijo Hermione en una voz callada.

Bien, ellos no son difíciles de encontrar, para ser honrado dijo Hagrid. Bastante grandes, vamos.

¿Dónde están? dijo Ron.

En las montañas respondió desganadamente Hagrid.

—Parece que no querías hablar del tema —comentó Sirius.

—Sí, algo —reconoció Hagrid.

¿Y por que los muggles no…?

Ellos lo hacen dijo Hagrid oscuramente. Sólo que sus muertes están siempre ocultas en los accidentes de montaña, ¿verdad? se ajustó el bistec un poco para que cubriera el cardenal que estaba peor.

Vamos, Hagrid, ¡dinos lo que has estado haciendo! dijo Ron. Cuéntanos sobre el ataque de los gigantes y Harry puede contarte sobre el ataque de los Dementores.

—Una oferta que no podrías rechazar —dijo JS, provocando algunas risas.

Hagrid se atragantó con su taza y dejó caer su bistec al mismo tiempo; una gran cantidad de saliva, té y sangre del dragón rociaron encima de la mesa cuando Hagrid tosió y farfulló y el bistec resbaló, con un suave "plaf", hasta el suelo.

¿Qué significa? ¿Atacado por los Dementores? gruñó.

¿No lo sabías? le preguntó Hermione, con los ojos desorbitados.

—No creo que tuviera como recibir información —comentó Rose—, lechuzas o correos.

Yo no se nada de lo que ha pasado desde que me fui. ¡Yo estaba en una misión confidencial, y no suelo querer tener a lechuzas siguiéndome por todas partes!, ¡condenados Dementores!, ¿No es en serio?

Sí es cierto, ellos aparecieron en Little Whinging y nos atacaron a mi primo y a mí, y entonces el Ministerio de Magia me expulsó…

¿QUÉ?

Y tuve que ir a una audiencia y todo, pero cuéntanos primero sobre los gigantes.

¡Fuiste expulsado!

Dinos sobre tu verano y yo te contaré sobre el mío Hagrid le miró con furia a través de su ojo abierto. Harry se volvió para mirarlo con una inocente expresión de determinación en su cara.

—Me recuerda a alguien —comentó JS, señalando a Lilu con el pulgar—, cuando se pone en modo determinada, no hay quien la saque de ahí.

—No te metas conmigo —le soltó Lilu, provocando risas.

Oh, de acuerdo dijo Hagrid con voz resignada. Él se dobló y arrastró el bistec de dragón fuera de la boca de Fang.

Oh, Hagrid, eso no es higiénico Hermione empezó, pero Hagrid ya se habia metido el trozo de carne negro dentro de su boca (varios arrugaron la nariz e hicieron gestos de asco). Él tomó otro fortificante sorbo de té, luego dijo:

Bueno, nosotros partimos inmediatamente después del término del año.

¿Madame Maxime fue contigo entonces? preguntó Hermione.

Si, eso es cierto dijo Hagrid y una expresión más suave apareció en unos pocos centimetros de su cara, que no estaban cubiertos por el bistec. Si, fuimos solamente nosotros. Y les diré esto, ella no tiene miedo de parecer ruda. Ustedes saben que ella es una fina dama bien vestida y sabiendo a donde iba me preguntaba que diria sobre esto de escalar o de dormir en cuevas, pero ella nunca se lamentó.

—No me la quiero imaginar —comentó Fleur, lo que hizo reir a Victoire.

¿Tú sabias a dónde ibas? repitió Harry. ¿Tú sabías donde estaban los gigantes?

Bien, Dumbledore sabía, y él nos lo dijo dijo Hagrid.

¿Ellos están ocultos? –Preguntó Ron. ¿Es un secreto dónde están?

No realmente dijo Hagrid, mientras agitaba su cabeza lanuda. Es sólo que la mayoría de los magos no se preocupan en donde están ellos, están lejos de los buenos caminos. Pero conseguirlos es difícil para los humanos, por eso nosotros necesitábamos las instrucciones de Dumbledore. Nos tomó cerca de un mes llegar allí.

¿Un mes? dijo Ron, como si él nunca hubiera oído hablar de una jornada que durara tan larga. Pero ¿por qué no pudiste utilizar simplemente un traslador o algo parecido?

Había una expresión impar en el ojo bueno de Hagrid que miraba a Ron; casi estaba teniendo lástima.

Explotaron risas en la Sala, y más con la cara de desconcierto de Ron, quien miró a Hagrid sorprendido.

Nosotros estábamos vigilados, Ron dijo ásperamente.

¿Qué es lo que tratas de decir?

No entiendes dijo Hagrid. Los del Ministerio mantienen un ojo en Dumbledore y en cualquiera que ellos sepan que están en la liga con él, y…

Nosotros sabemos sobre eso dijo Harry rápidamente, perspicaz para oír el resto de la historia de Hagrid, nosotros sabemos que el Ministerio vigila a Dumbledore.

¿Entonces no pudieron usar magia para llegar allí? preguntó Ron, pareciendo atónito—. ¿Tuvieron que actuar como muggles todo el viaje?

Bien, no exactamente todo el viaje dijo Hagrid cauteloso. Nosotros sólo teníamos que tener cuidado, razón por la que Olympe y yo tardamos tanto.

Ron hizo un ruido ahogado entre un resoplido y un sorbido y tomó un trago apresurado de té.

—Sí, estaba sorprendido —explicó Ron—, no me imaginé que fueran a viajar a lo muggle.

Por lo que no fue difícil seguir. Nosotros pretendíamos pasar las vacaciones juntos, por lo que fuimos a Francia y nos dirigimos hacia donde estaba la escuela de Olympe, razón por la que supimos que éramos seguidos de cerca por alguien del Ministerio. Tuvimos que ir lentamente, porque yo realmente no estoy autorizado para el uso de la magia y supimos que el Ministerio estaba buscando una razón para ir tras nosotros. Pero nos arreglamos para darle al que nos pisaba los talones una vuelta por Dee-John.

¿Ooooh, Dijon? dijo Hermione agitadamente. Yo estuve allí en vacaciones, ¿lo conociste? se quedó callada por la mirada de la cara de Ron.

—¡Papá! —exclamó Rose.

—Sí, yo sé que no fue bueno —admitió el aludido—. Después viajamos y paseamos por la ciudad.

—Un viaje hermoso —recordó Hermione, sonrojándose mientras acariciaba la cabellera de Hugo.

Nos arriesgamos con un poco de magia después de eso y no fue un mal viaje. Pasamos entre un par de gnomos enfadados en la frontera polaca y yo tuve un leve desacuerdo con un vampiro en una taberna en Minsk, pero aparte de eso fue bastante tranquilo. Y entonces llegamos al lugar, y empezamos a viajar a través de las montañas, buscando señales de ellos… Teníamos que dejar de utilizar la magia una vez que estuviesemos cerca de ellos. En parte porque no les gustan los magos y nosotros no queríamos descubrirnos demasiado pronto, y en parte porque Dumbledore nos había advertido que Quien-vosotros-sabéis estaba obligado a ir detrás de los gigantes y todo. Dijo que era raro que no les hubiese mandado ya un mensajero. Nos dijo que tuviesemos mucho cuidado con llamar la atención cuando estuviesemos más cerca por si había Mortifagos alrededor.

Hagrid hizo una pausa para tomar un largo trago de té.

Exactamente lo que hizo en la Sala, esta vez con una jarra de jugo de calabaza que parecía un caldero.

¡Sigue! dijo Harry urgentemente.

Los encontramos dijo Hagrid escuetamente. Íbamos por la cresta de una montaña una noche y allí estaban, extendidos debajo de nosotros. Pequeños fuegos ardiendo debajo y sombras gigantes… era como mirar trozos de la montaña moviéndose.

¿Cuánto miden? preguntó Ron en una voz callada.

Unos veinte pies dijo Hagrid de manera despreocupada. Algunos de los más grandes quizás veinticinco.

—Eso es entre seis y siete metros y medio —comentó Harry al ver a Christina fruncir el ceño—. Tres pies son casi un metro

—Gracias —reconoció la española—, no recordaba la conversión.

Y ¿cuántos había? preguntó Harry.

Yo conté unos setenta u ochenta dijo Hagrid.

¿Eso es todo? dijo Hermione.

Si dijo Hagrid tristemente, quedaban ochenta, y hubo montones una vez, debía haber un centenar de tribus diferentes por todo el mundo. Pero ellos se han estado disminuyendo durante eras. Los magos mataron a unos, claro, pero principalmente ellos se mataron entre sí, y ahora ellos están agonizando más rápido que nunca. Ellos no están hechos para vivir agrupados de esa manera. Dumbledore dijo que es culpa nuestra, fueron los magos los que les obligaron a ir y a hacer su vida bien lejos de nosotros y ellos no tenían elección excepto pelear todos juntos para su protección.

Wow! —exclamaron varios, entre ellos Lilu, Alisu y las mellizas Dursley.

Así que dijo Harry, tu los viste y entonces ¿qué?

Bien, nosotros esperamos hasta la mañana, no queríamos salir furtivamente entre ellos en la oscuridad, por nuestra propia seguridad dijo Hagrid. Aproximadamente a las tres de la mañana ellos se durmieron donde estaban sentados. Nosotros no nos atrevimos a dormir. En primer lugar, nosotros queríamos estar seguro de que ninguno se despertaba y apareciese dónde estábamos, y por otro, los ronquidos eran increíbles. Causaron un alud por la mañana temprano. Sin embargo una vez que amaneció nosotros bajamos para verlos.

¿Simplemente así? dijo Ron, mientras parecía pasmado. ¿Vosotros simplemente caminasteis derechos a un campamento de gigantes?

Bien, Dumbledore nos había dicho cómo hacerlo dijo Hagrid. Dadle los regalos al Gurg, mostrar algún respeto, ya sabéis.

—¿A quién? —preguntó JS, sorprendido. Harry y Hagrid se sonrieron.

¿Darle regalos al qué? preguntó Harry.

—Fue lo que pregunté —insistió JS, entre las risas de varios.

Oh, el Gurg… significa el jefe.

¿Cómo pudisteis saber quien era el Gurg?preguntó Ron. Hagrid gruñó divertido.

Ningún problema dijo. Era el más grande, el más feo y el más perezoso. Sentado allí esperando a que los otros le trajeran la comida. Cabras muertas y cosas así. Se llamaba Karkus. Yo le calculo unos veintidós, veintitrés pies y el peso de un par de elefantes machos. Piel como el pellejo de un rinoceronte y todo.

—Todo un galán —comentó Molls, provocando risas.

¡¿Y tu simplemente fuiste hacia él? dijo Hermione sofocada.

Bueno… abajo, dónde él estaba en el valle. Ellos estaban en una pendiente entre cuatro montañas bastante altas, ¿entendéis?, al lado de un lago montañés, y Karkus estaba tumbado por el lago rugiendo a los otros para que les alimentasen a él y a su esposa. Olympe y yo bajamos por la ladera de la montaña.

Pero ellos ¿no intentaron mataros cuándo os vieron? preguntó incrédulamente Ron.

Estaba definitivamente en algunas de sus mentes dijo Hagrid, mientras se encogía de hombros (gesto que adoptó en la Sala, generando risas entre los más jóvenes)—, pero hicimos lo que Dumbledore nos dijo que hiciésemos, que era sostener nuestros regalos en alto y fijar nuestros ojos en el Gurg e ignorar a los otros. Y eso fue lo que hicimos. Y el resto de ellos se callaron y nos miraron mientras pasábamos derechos a Karkus y nos inclinamos y depositamos nuestros regalos delante de él.

¿Qué le dieron al gigante? preguntó Ron fuertemente, ¿Comida?

No, Él puede tener comida facilmente por el mismo dijo Hagrid. Nosotros tomamos su magia, a los gigantes les gusta la magia, solo que no les gusta usarla en contra de ellos mismos. De todas formas el primer dia les dimos un ramo de fuego Gubraithian.

Hermione Dijo, '¡Wow!', en forma casi inaudible, pero Harry y Ron ambos se miraron en forma desconcertada.

- '¿Un ramo de... ?'

El profesor Flitwick miró extrañado a Harry y Ron, quienes sólo encogieron los hombros. Rose negó, evidentemente decepcionada.

Fuego que nunca se acaba dijo Hermione irritada. ¡Ustedes ya deberian saberlo, el profesor Flitwick ya lo ha mencionado dos veces en clase!

Bueno, de todas formas dijo Hagrid rápidamente, interviniendo antes que Ron pudiera contestarle. Dumbledore habia hechizado una rama para que ardiera eternamente, lo que es algo que cualquier mago puede hacer, y así lo puse a los pies de Karkus en la nieve y dije. "Un regalo para el jefe de los gigantes de parte de Albus Dumbledore, quien les envia sus respetuosos saludos".

¿Y qué fue lo que dijo Karkus? preguntó Harry vigorosamente.

Nada dijo Hagrid. Ellos no hablaban como nosotros.

¡Estas bromeando!

—Muy pocos gigantes logran hablar nuestros idiomas —reconoció Dumbledore—, especialmente los que se convierten en jefes de tribu; ellos prefieren que alguno le sirva de intérprete.

Eso no importaba dijo Hagrid. Dumbledore nos habia advertido que eso podria pasar. Karkus sabia lo suficiente como para gritarle a algunos de los suyos que si sabian y que nos sirvieran de traductores.

¿Y le gustó el regalo? preguntó Ron.

Oh si, se desató una tormenta cuando ellos entendieron de que se trataba dijo Hagrid, volviendo la parte fria del bistec hacia su ojo hinchado. Muy complacidos. Así que luego dije, "Albus Dumbledore le pregunta a su jefe que hable con su mensajero, cuando el vuelva mañana con otro regalo."

¿Porqué no hablaron con él ese mismo día? preguntó Hermione.

Dumbledore quería que fueramos de forma calmada dijo Hagrid. Qué ellos vieran que manteniamos nuestras promesas. Que volveriamos mañana con otro regalo, y volviamos al dia siguiente con otro regalo, eso da una buena impresion, ¿ven? Y les daba tiempo para probar nuestro primer regalo, y que así vieran que era bueno, y así ellos nos aceptaran mejor, en cualquier caso a los gigantes les gustaba Karkus. Y darle mucha información significaba que nos matarian sólo para simplificar las cosas. Así que nos volvimos por el camino y encontramos una linda cueva y pasamos ahí la noche. A la mañana siguiente nosotros volvimos, pero esta vez encontramos a Karkus sentado, esperándonos y luciendo todo complacido.

El silencio en la Sala era intenso. Todos, desde Dumbledore hasta Paula seguían en silencio esta parte de la lectura, especialmente porque Hagrid le infundía un tono especial a la narración.

¿Y vosotros hablasteis con él?

Oh sí. Primero nosotros le presentamos un buen casco de batalla, hecho por los duendes e indestructible, tú sabes, y entonces nos sentamos y hablamos.

¿Qué dijo él?

No mucho dijo Hagrid. Escuchó principalmente. Pero había buenas señales. Él había oído hablar de Dumbledore, oyó que él se había opuesto a la matanza de los últimos gigantes en Gran Bretaña. Karkus parecía estar realmente interesado en lo que Dumbledore tenía que decir y algunos de los otros, especialmente los que entendían inglés, se reunían alrededor y también escuchaban. Nosotros estábamos esperanzados cuando nos fuimos ese día. Prometimos regresar a la mañana siguiente con otro regalo. Pero esa noche, todo salió mal.

¿Qué quieres decir? dijo Ron rápidamente.

En la Sala, todos los interesados miraban a Hagrid como si hubiera causado lo malo que estaba leyendo, mientras él leía sin enterarse.

Bien, como dije, ellos no están destinados para vivir juntos, son gigantes dijo Hagrid tristemente. No en grupos grandes como ese. Ellos no pueden ayudarse a ellos mismos, ellos medio se matan cada pocas semanas. Los hombres luchan entre ellos y las mujeres luchan entre ellas; el resto de las viejas tribus luchan unas con otras, y esto sin incluir las luchas por la comida, los mejores fuegos y los lugares para dormir. Tu pensarías, viendo como toda su raza está próxima a extinguirse, ellos se dejarían en paz unos a otros, pero... Hagrid suspiró profundamente. Aquella noche estalló una lucha, la vimos desde la entrada de nuestra caverna, mirando hacia el valle de abajo. Esperamos durante horas, sí, no podíamos dar crédito al ruido. Y cuando el sol salió la nieve estaba escarlata, y su cabeza estaba tendida en el fondo del lago.

¿La cabeza de quién? jadeó Hermione.

De Karkus dijo Hagrid pesadamente. Había un nuevo Gurg, Golgomath Respiró profundamente (mientras la sorpresa se sembraba en los más jóvenes en la Sala)—. Bien, no teníamos trato para el nuevo Gurg. Dos días antes habíamos tenido contactos amistosos con el primero, y teníamos una buena sensación. Golgomath no parecía muy entusiasmado en escucharnos, pero teníamos que intentarlo.

¿Fuisteis a hablar con él? preguntó Ron incrédulamente. ¿Después de haberle visto cortar la cabeza a otro gigante?

—Es lógico, papá —comentó Hugo—, tenían una misión que cumplir, convencer al jefe de los gigantes, quienquiera que fuera. Y devolverse después de un viaje tan largo no creo que fuera una opción.

—Así es, joven Hugo —reconoció Hagrid antes de seguir leyendo.

Por supuesto que lo hicimos dijo Hagrid, no habíamos hecho todo ese camino para abandonar después de dos días. Bajamos con el siguiente regalo para dárselo a Karkus. Yo sabía que aquello no marchaba antes de que hubiese abierto mi boca. Él estaba sentado allí vistiendo el casco de Karkus, desgastado, mirando con una sonrisa maligna como nos acercábamos. Él era abultado, uno de los más grandes allí. El pelo negro y dientes a juego y un collar de huesos. Huesos que parecían humanos, algunos de ellos. Bien, yo le dí un regalo, le ofrecí un gran rollo de piel del dragón y dije, "Un regalo para el Gurg de los gigantes". La próxima cosa que yo supe, era que yo estaba colgado en el aire boca abajo por los pies, dos de sus compañeros me habían agarrado Hermione tapó su boca con sus manos.

Varios de los más jóvenes adoptaron la misma expresión de sorpresa y terror a partes iguales.

¿Cómo hiciste para salir de eso? preguntó Harry.

No lo habría hecho si Olympe no hubiera estado allí dijo Hagrid. Ella sacó su varita e hizo uno de los hechizos más rápidos que yo he visto jamás. Condenadamente maravilloso. Golpeó a los dos que me sostenían directamente en los ojos con la Maldición Conjunctivitus y ellos me dejaron caer en seguida, pero nosotros estábamos otra vez en problemas, porque nosotros habíamos usado la magia contra ellos y eso es lo que los gigantes odian de los magos. Teníamos un buen trecho y sabíamos que no había ninguna manera de que nosotros fuésemos capaces de marchar a través del campamento de nuevo.

Cielos, Hagrid dijo Ron calladamente (al igual que varios en la Sala, quienes suspiraron pesadamente).

Así que, ¿cómo es posible que te tardaras tanto tiempo en regresar a casa si sólo estuviste ahí por 3 días? preguntó Hermione.

¡Nosotros no nos fuimos después de 3 días! dijo Hagrid, luciendo indignado. ¡Dumbledore estaba confiando en nosotros!

¡Pero acabas de decir que no había forma de que pudieras regresar!

—Imagino que antes de volver a intentar contactar al Gurg tendrían que evaluar la situación —reflexionó JS con mucha seriedad—, al menos es lo que yo haría.

—Exactamente, señor Potter —aprobó Dumbledore.

No a la luz del día, no podíamos, no. Sólo teníamos que reconsiderarlo un poco. Gastar un par de días situados en la parte baja de la cueva, observando. Y lo que vimos no era bueno.

¿Él arrancó más cabezas? preguntó Hermione, sonando asqueada.

No dijo Hagrid, desearía que lo hubiera hecho.

¿Qué quieres decir?

Quiero decir que pronto descubrimos que él no optaba por todos los magos, porque nosotros no estábamos solos.

¿Mortifagos? dijo Harry rápidamente.

Si dijo Hagrid sombríamente, un par de ellos lo estaban visitando todos los dias, trayendo regalos al Gurg y él no los estaba sacudiendo boca abajo, vamos.

—No me extraña —comentó Remus—, era lo mismo que me pasaba con los hombres-lobo, estaban siendo convencidos por los mortífagos, especialmente Greyback.

¿Cómo sabías que eran mortifagos? dijo Ron.

Porque reconocí a uno de ellos Hagrid gruñó. Macnair, ¿lo recuerdan? ¿Al que Fudge mandó a matar a Buckbeak?, él es un maniáco. Le gusta matar tanto como a Golgomath; no hay duda de por que se llevan tan bien.

¿Así que Macnair persuadió a los gigantes a unirse con Quién-Tú-Sabes?dijo Hermione desesperada.

¡Agarrense a sus hipogrifos, todavía no he terminado mi relato! dijo Hagrid indignado, quién, considerando que no quería decirles nada en primer lugar, ahora parecía estarlo disfrutando (lo que provocó risas, especialmente en los más jóvenes)—. Olympe y yo lo hablamos y acordamos, sólo por que el Gurg parecía estar a favor de Quién-Tú-Sabes, no significaba que todos los demás lo estaban. Nosotros teníamos que tratar de persuadir a algunos de los otros, lo que todavía no querían de Golgomath como Gurg.

¿Cómo podías saber cuáles eran? preguntó Ron.

—¡Verdad! —exclamó Freddie—, si todos son grandotes, gruñones o peleones, ¿cómo sabías diferenciarlos?

Bueno, ellos eran los únicos siendo golpeados hasta en la médula, ¿no? dijo Hagrid pacientemente. Los que sin ningún sentido se mantenían fuera del camino de Golgomath, ocultándose en cuevas por los barrancos así como nosotros lo estabamos haciendo. Así que decidimos que nos ibamos a meter por las cuevas en la noche y ver si podíamos persuadir a algunos.

¿Tú fuiste metiendote por cuevas oscuras buscando gigantes? dijo Ron, con admiración y respeto en su voz.

Bueno, no eran los gigantes los que más nos preocupaban dijo Hagrid. Estabamos más preocupados por los Mortifagos. Dumbledore nos dijo antes que no fueramos a cruzarnos con ellos si lo podíamos evitar y el problema era que ellos sabían que nosotros estabamos por ahí, Golgomath les dijo sobre nosotros. En la noche, cuando los gigantes estaban durmiendo, Macnair y el otro estaban andando a hurtallidas por las montañas buscándonos. Era díficil para Olympe no saltar sobre ellos dijo Hagrid, las orillas de su boca levantaron su barba salvaje. Ella los quería atacar… ella es algo especial cuando está despierta, Olympe... fiera, sí, lo sé... es algo que ver con lo fránces en ella...

—No sabía eso de Madame Maxime —comentó Fleur, impresionada, mientras sus hijos se reían.

—Más que lo francés en ella —comentó Rose—, parece lo gigante en ella. Como dijo el tío Harry en el baile de Navidad, "Si Hagrid es un semigigante, ella desde luego también lo es. Esqueleto grande... Sólo los dinosaurios tienen un esqueleto mayor que el de ella."

—Es correcto —admitió Hagrid.

Hagrid se quedó mirando con ojos vagos dentro del fuego. Harry le dió 30 segundos para recordar el pasado antes de aclarar su garganta fuertemente.

¿Y qué pasó? ¿Te acercaste a alguno de los otros gigantes?

¿Qué?, Oh ohn... si lo hicimos. La tercera noche luego que Karkus fue asesinado nos salimos de la cueva donde nos habiamos estado escondiendo y caminamos hacia un barranco manteniendo nuestros ojos atentos hacia los mortifagos. Vimos dentro de algunas cuevas y en la sexta encontramos 3 gigantes escondiéndose.

La cueva debió de estar apretada dijo Ron.

No era una habitación para columpiar un Kneazledijo Hagrid.

¿No te atacaron cuando te vieron? preguntó Hermione.

Probablemente lo hubieran hecho, si estuvieran en condiciones, pero estaban gravemente lastimados, los 3; los ayudantes de Golgomath los dejaron inconscientes; se levantaron y arrastraron hacia el lugar más cercano que pudieron encontrar. De todas formas, uno de ellos sabía un poco de inglés y tradujo por los otros, y lo que dijimos, parecía no ir nada mal. Entonces, nos mantuvimos en la idea de regresar, visitando a los heridos... yo creo que tuvimos cerca d de ellos convencidos hasta cierto punto.

¿6 o 7? exclamó Ron entusiasmado, eso no está nada mal, ¿van a venir aquí y luchar contra Ya-Sabes-Quien con nosotros? pero Hermione dijo:

¿Qué quieres decir con "hasta cierto punto", Hagrid? Hagrid la miró tristemente.

—Parece que no salió bien la gestión —comentó Kevin sombríamente.

—Sí —dijo Al—, suena como si en un momento estaban de acuerdo con ustedes y al siguiente no.

—Pues fue algo así —reconoció Hagrid, apuntando con su grueso índice al pergamino.

La gente de Golgomath asaltó las cuevas. Los únicos que sobrevivieron no quieren hacer nada con nosotros después de eso.

Entonces... entonces, ¿no hay ningún gigante que venga? dijo Ron decepcionado.

No dijo Hagrid, con una cara triste, a la vez que volteaba la carne de dragón y aplicaba la parte más fría en su cara, pero hicimos lo que fuimos a hacer, les dimos el mensaje de Dumbledore y algunos de ellos lo escucharon, y espero que lo recuerden, tal vez, ellos no quieren quedarse cuando Golgomath se vaya de las montañas y hay una esperanza de que recuerden la amistad de Dumbledore hacia ellos... podría ser que viniesen.

La nieve se estaba metiendo por la ventana. Harry se dió cuenta de que sus rodillas se estaban empapando: Fang estaba babeando con su cabeza en el regazo de Harry.

—¡Papá! —exclamó Lilu, asqueada.

—No es extraño que pase eso, Lilu —le comentó Al, sonriendo—, ya vas a ver cuando vayamos a visitar a Hagrid a su casa.

La niña abrió los ojos, mezcla de sorpresa y terror, provocando más risas.

¿Hagrid? dijo Hermione después de un rato. Mmm, tu... ¿había alguna señal de... escuchaste algo sobre tu... tu... cuando estabas allí? los oscuros ojos de Hagrid se posaron en ella y Hermione pareció algo asustada. Lo siento... yo... lo olvidé dijo Hermione.

Muerta gruñó Hagrid. Murió hace 10 años, me dijeron.

Oh... yo lo... realmente lo siento contestó Hermione con una voz muy baja. Hagrid encogió sus enormes hombros.

No importa dijo cortamente. No la puedo recordar mucho. No era una madre grandiosa.

—Lo tomaste con mucha entereza —comentó James, con seriedad.

—No podía hacer más nada —reconoció Hagrid, a la vez que suspiraba.

Hubo un silencio de nuevo. Hermione miró nerviosamente a Harry y a Ron, esperando que dijeran algo.

Pero sigues sin explicar como llegaste a este estado, Hagrid exclamó Ron, observando hacia la cara ensangrentada de Hagrid.

O ¿por qué estás tan tarde de regreso? dijo Harry. Sirius dijo que Madame Maxime regresó hace años.

¿Quién te atacó? dijo Ron.

¡No he sido atacado! dijo Hagrid enfáticamente, pero el resto de sus palabras fuero ahogadas por un repentino golpe de la puerta. Hermione dió un grito ahogado; su taza se resbaló de sus dedos y cayó en el suelo; Fang gruñó. Los 4 se asomaron en la ventana al lado de la puerta, descubriendo la sombra de alguien pequeño y agachado, a través de la delgada cortina.

¡Es ella! susurró Ron.

—¡Lo que faltaba!—exclamó Paula, con excitación en los gestos—. ¡La profesora Umbridge!

¡Métanse! dijo Harry rápidamente; señalando la capa de invisibilidad, se la colocó sobre sí mismo y Hermione, mientras Ron rodeaba la mesa y se metía bajo la capa como pudo. Todos juntos, se fueron hacia una esquina. Fang estaba ladrando hacia la puerta. Hagrid parecía confundido. ¡Hagrid, esconde nuestras tazas! Hagrid agarró las tazas de Harry y Ron y las empujó dentro de la bolsa de Fang. Fang estaba ahora saltando hacia la puerta; Hagrid lo empujó fuera del camino con su pie y jaló la puerta.

La profesora Umbridge estaba parada en la puerta, usando su túnica verde y un sombrero con orejeras, haciendo juego con su túnica. Labios fruncidos, ella se inclinó hacia atrás, para poder ver la cara de Hagrid; ella, difícilmente podía alcanzar su ombligo.

Explotaron las risas en la Sala, aunque James no estaba muy divertido.

—Estoy tratando de recordar si esa rana estuvo cuando nosotros estábamos en Hogwarts.

—No creo —comentó Remus.

—Ella estuvo en Slytherin —reconoció Dumbledore, lo que generó exclamaciones de incomodidad en muchos en la Sala—, pero no alcanzó méritos para ser seleccionada prefecta o Premio Anual.

—¡Menos mal! —exclamó Alisu, provocando más risas.

Entonces dijo lenta y ruidosamente, como tratando de hablar a alguien sordo. ¿Tú debes ser Hagrid, no? sin esperar una respuesta, entró a la habitación, sus ojos sobresalidos, giraban en todas direcciones. ¡Apártate! golpeó, sacudiendo su bolsa en Fang, quien había saltado sobre ella, intentando lamer su cara.

Er… yo no quisiera ser grosero con usted dijo Hagrid, observándola, ¿pero quien rayo es usted?

Mi nombre es Dolores Umbridge sus ojos estaban barriendo la habitación. 2 veces se quedó viendo fijamente a la esquina, donde Harry estaba aplastado con Ron y Hermione.

¿Dolores Umbridge? dijo Hagrid, me suena confuso. Yo pensé que usted era uno de los del ministerio, ¿no trabaja para Fudge?

Yo era la secretaria mayor del señor ministro, sí dijo Umbridge, ahora, paseando alrededor del cuarto, tomando cuenta de cada pequeño detalle, desde la mochila apoyada en la pared hasta la abandonada capa de viaje. Ahora soy la maestra de Defensa contra las Artes Oscuras.

Eso es valiente, ¿no? dijo Hagrid, no hay muchos que quieran ese puesto.

—Pero ella amaba el peligro, el suspenso, el riesgo —soltó JS, provocando nuevas risas en la Sala.

Y el gran Inquisidor de Howarts dijo Umbridge, dando señal de no haberlo escuchado.

¿Eso que es? preguntó Hagrid, desconcertado.

Precisamente le iba a preguntar dijo Umbridge, señalando los pedazos rotos de porcelana china, regados en el piso, que habían sido la taza de Hermione.

Oh dijo Hagrid, con una mirada hacia la esquina en la que estaban Harry, Ron y Hermione escondiéndose todavía, oh, fue... fue Fang. Rompió una taza. Por eso tuve que utilizar esta en cambio Hagrid apuntó a la taza en la cual había estado bebiendo, con una mano seguía presionando la carne de dragón contra su ojo. Umbridge estaba mirándolo ahora, tomando cada detalle de su aperiencia, en lugar de la habitación.

Escuché voces dijo cuidadosamente.

—Dicen que el que escucha voces tiene problemas —soltó Violet, haciendo que varios soltaran la carcajada.

—Y más el que inventa que oye voces —completó Daisy, aumentando las risas en el grupo.

Estaba hablando con Fangdijo Hagrid repentinamente.

¿Y qué es exactamente lo que le estaba diciendo?

Bueno... es una manera de hablar dijo Hagrid incómodamente, a veces digo que Fang es casi un humano.

Hay 3 pares de huellas en la nieve, dejando el castillo hacia esta cabaña dijo Umbridge. Hermione escapó un grito; Harry le tapó la boca con su mano, afortunadamente, Fang había estornudando fuertemente, al lado de Umbridge y ella no pareció haberlo escuchado.

Bueno, a lo mejor eran de regreso dijo Hagrid, moviendo su enorme mano hacia la mochila. Tal vez, alguien vino temprano y no me encontró.

No hay huellas de pisada dejando la cabaña.

Yo... yo no se por qué es eso dijo Hagrid, jalando nervioso su barba y mirando de nuevo hacia la esquina en la que estaban parados Harry, Ron y Hermione, como esperando un poco de ayuda. Erm…

—¿Nadie le dijo a esa señora que estaba incomodando más de la cuenta?

El comentario de Dylan, algo molesto, provocó una reacción favorable en la Sala, especialmente de parte de los más jóvenes.

—Parece que no —comentó Alice—, le dieron mucha libertad de maniobra.

—El problema, Alice —aclaró Dumbledore—, es que desde el principio se trataba de una maniobra de Cornelius por su ceguera ante la vuelta de Voldemort.

—Y bien ciego estaba —dijo Paula, haciendo asentir a varios, entre sonrisas.

Umbridge dio una vuelta alrededor y anduvo caminando por la cabaña, mirando alrededor cuidadosamente. Ella se dobló y miró con fijeza debajo de la cama. Abrió los armarios de Hagrid. Estuvo a dos pulgadas de donde Harry, Ron y Hermione estaban parados presionandose contre la pared; Harry trató de meter su estómago mientras que ella caminaba alrededor de ellos. Después de mirar cuidadosamente dentro de la enorme caldera de Hagrid usada para cocinar, dió una vuelta otra vez y dijo:

¿Qué le ha sucedido? ¿Cómo obtuvo ésas lesiones en su cara?

Hagrid quitó precipitadamente el filete del dragón de su cara, que en la opinión de Harry, fue un error, porque el negro y púrpura moretón alrededor de su ojo ahora estaba claramente visible, sin mencionar la gran cantidad de sangre fresca y congelada en su cara.

—Sospecho que Hagrid se va a meter en problemas —dijo JS—, estoy con papá, no tenía que quitárselo.

—Yo también creo eso —concordó James.

Oh, yo... tuve un pequeño accidente dijo él.

¿Qué clase de accidente?

Yo, me tropecé.

Usted se tropezó repitió ella alegremente.

Sí, así es. Sobre... sobre la escoba de un amigo. Yo no vuelo por mí mismo. Bien, mire el tamaño de esas cosas, si usted las ha visto, son bestias grandes, con alas, ya sabe, yo he tenido un paseo en uno de ellos y era...

—Hagrid, Hagrid —dijo Sirius, con un tono de voz que mostraba decepción y diversión a partes iguales—, ¿cuándo vas a aprender a no explicar porque te enredas?

Enseguida sonaron carcajadas, y un violento sonrojo llenó lo que la barba no tapaba del rostro de Hagrid.

¿Dónde ha estado usted? preguntó Umbridge, cortando el farfullar de Hagrid.

¿Dónde he...?

Estado, sí dijo ella. Las clases comenzaron hace dos meses. Otro profesor ha tenido que cubrir sus clases. Ningunos de sus colegas han podido darme información en cuanto a su paradero. Usted no dejó ninguna dirección. ¿Dónde ha ido?

Había una pausa en la cual Hagrid miró fijamente a ella con con su ojo destapado nuevamente. Harry podría casi oír su cerebro trabajando furiosamente.

—Era imposible no imaginar cómo se armaba la respuesta en tu cerebro —comentó Harry, encogiendo los hombros.

Yo, he estado ausente, por mi salud dijo él.

¿Por su salud? repitió la profesora Umbridge. Sus ojos viajaron sobre la cara descolorada e hinchada de Hagrid; sangre de dragón goteaba suavemente y silenciosamente hacia su chaleco. Dejeme ver.

dijo Hagrid, un poco de aire fresco, ya sabe.

—No tiene lógica —comentó Charlie—, ¿qué más aire fresco que Hogwarts, Hagrid?

—No sabía qué responderle para que me dejara quieto —mencionó el aludido.

Pues el aire fresco para un guardabosque no debe ser razón para no venir dijo Umbridge dulcemente. La cara de Hagrid se puso colorada.

Bien, cambié de escenario, ya sabe.

¿Escenario de montaña? dijo Umbridge rápidamente. Ella sabe, pensó Harry desesperadamente.

¿Montañas? repitió Hagrid, pensando rápidamente. No, al sur de Francia para mí, un poco de sol y mar.

¿De veras? dijo Umbridge. Usted no tiene mucho bronceado.

—No duraste mucho tiempo en la costa francesa —comentó Victoire.

—Y eso lo dedujo Umbridge, no me extrañaría —remató Dom.

Sí... poseo... una piel poco sensible dijo Hagrid, procurando una sonrisa zalamera. Harry notó que dos de sus dientes habían sido arrancados. Umbridge lo miraba fríamente; su sonrisa vaciló. Entonces ella alzó su bolso un poco más arriba de su codo y dijo:

Usted debería, por supuesto, informar al ministro de su regreso.

Es cierto dijo Hagrid, cabeceando.

Usted debería saber, también, que como Alto Inquisitor es mi desafortunado pero necesario deber examinar a mis colegas profesores. Le veré en su examen la próxima vez y muy pronto ella dió vuelta agudamente y se marchó de nuevo a la puerta.

¿Usted es nuestro inspector? Hagrid se puso blanco y se quedó mirándola.

Oh, sí dijo Umbridge suavemente, mirandolo con su mano en la manija de la puerta. El ministerio está determinado en eliminar a los profesores insatisfactorios, Hagrid. Buenas noches.

—Más que el ministerio, ella en persona —comento cáusticamente la profesora Sprout.

—Así fue, Pomona —ratificó la directora McGonagall.

Ella se fue, cerrando la puerta detrás de ella con presión. Harry trató de quitarse la capa de invisibilidad pero Hermione agarró su muñeca.

No todavía le susurró en su oído. Puede ser que no se haya ido todavía Hagrid parecía pensar de la misma manera; él atravesó el cuarto y jaló la cortina una pulgada o más.

Se ha ido al castillo dijo él en voz baja. Caray, ¿inspeccionando a la gente?

dijo Harry, quitandose la capa de invisibilidad. Trelawney está en condicional ya...

Um... ¿qué tipo de cosas planeas hacer ahora en las clases con nosotros, Hagrid? preguntó Hermione.

—Buena pregunta —reconoció Lily—, y más en ese momento de tensión, gracias a Umbridge.

Oh, no te preocupes por eso, tengo ya las lecciones planeadas dijo Hagrid entusiasta, sacando su filete del dragón de la mesa y dándole una palmada sobre su ojo otra vez. He estado manteniendo una pareja de criaturas, guardadas para los TIMOs, solo esperen, son algo realmente especial.

Erm... ¿especial de qué manera? preguntó Hermione tentativa.

No les voy a decir dijo Hagrid feliz. No quiero arruinar la sorpresa.

Mira, Hagrid dijo Hermione urgentemente, dejando de ser amable, la profesora Umbridge no será en todo feliz si traes cualquier cosa que sea demasiado peligroso.

¿Peligroso? dijo Hagrid, mirando cordialmente desconcertado. No sean tontos, ¡no traería nada peligroso! Quiero decir, se pueden cuidar por si mismos.

—Todos sabemos qué entiendes por "criatura nada peligrosa", Hagrid —comentó Sirius—, y en ese momento no podías estar tentando a la cara de sapo esa.

Hagrid, tienes que pasar la inspección de Umbridge, y es realmente mejor si ella te ve enseñarnos de cómo ocuparnos de Porlocks, cómo decir la diferencia entre Knarls y los hedgehogs, ¡cosas como esas! dijo Hermione seria.

Solamente el entendimiento de ellos no es lo mismo, Hermione dijo Hagrid. La materia ha conseguido mucho pero eso no es nada impresionante. Lo que tengo es mucho más impresionante. Lo he estado trayendo por años, reconozco que lo he tenido en una manada doméstica en Gran Bretaña.

Hagrid... por favor... dijo Hermione, con una nota de desesperación en su voz. Umbridge está buscando cualquier excusa para conseguir sacar a los profesores que ella piensa están cerca de Dumbledore. Por favor, Hagrid, enséñanos algo que vaya a venir en nuestros TIMOs.

Pero Hagrid bostezó extensamente y echó una mirada hacia la cama de la esquina.

—Va a cambiar la conversación, se los apuesto —mencionó JS.

Nadie le hizo caso, puesto que, como aclaró Rose:

—No es raro, ya ha pasado tantas veces que ni siquiera vale la pena apostar.

Escucha, ha sido un día largo y ya es tarde dijo él, acariciando a Hermione suavemente en los hombros, de modo que sus rodillas cedieron y golpearon en el piso con un ruido sordo. Oh, lo siento tiró de ella por el cuello de su traje. Mira, no te preocupes por mi, te prometo que tengo excelentes planes para las lecciones. Estoy de regreso... ahora ustedes deberían regresar al castillo y no olviden de limpiar sus huellas de la nieve.

—No sé por que sospecho que no le va a hacer caso —comentó Molly, preocupada.

—Sabes como es Hagrid —le dijo James, lo que hizo afirmar silenciosamente a varios.

Listo dijo Ron más adelante cuando habían comprobado que no hubiera moros en la costa, caminaron de regreso al castillo sobre la nieve espesa sin dejar rastros de pisadas, con el encantamiento "Obliteration" que Hermione realizaba mientras se iban.

Entonces regresaré mañana dijo Hermione determinadamente. Haré que cambie las lecciones aunque él no lo quiera hacer. No me importa si Umbridge expulsa a Trelawney, pero no lo hará con Hagrid.

Lavender y Parvati miraron con molestia a Hermione, quien simplemente encogió sus hombros.

—Pero, Hagrid —preguntó Alisu, interesada—, ¿sí cambió sus clases?

—No mucho —reconoció Hagrid—. Aunque recuerdo que la primera clase del grupo de quinto año fue muy interesante.

—Ha llegado la hora de reponer energías —mencionó la Sala—, disfruten de la cena y de las merecidas horas de descanso antes de seguir la lectura.

Así ocurrió. Los asistentes dedicaron su atención a las deliciosas preparaciones que los elfos, comandados por Molly, Lily y Hermione, dispusieron para la cena. Durante la sobremesa, la conversación se enfocó en analizar lo que Hagrid había vivido en su búsqueda de los gigantes y las posibles consecuencias de esa visita.

Cuando las teorías sobre la ubicación de esa tribu de gigantes se agotó, y los más pequeños estaban bostezando más de la cuenta, cada familia se fue despidiendo para entrar a sus respectivas habitaciones. En el caso de los Potter, Al, reflexivo, comentó:

—Dudo que Hagrid cambiara su forma de dar clases, y seguro eso le metió en problemas con Umbridge.

—Eso se sabrá mañana, hijo —le respondió Harry, mientras acompañaba a sus hijos a sus respectivas habitaciones. Luego de asegurarse que cada quien estuviera en su cama, se reunió con Ginny, a quien le comentó:

—Mañana va a ser un día complicado. Creo que se va a narrar el momento en que ví el ataque a tu papá en el Ministerio de Magia.

—Tranquilo —le dijo Ginny, mientras le acariciaba el rostro—. Recuerda que eso es pasado. Gracias a Merlín y a tu visión, papá sigue con nosotros.

—Lo sé —susurró Harry luego de besar levemente los labios de su esposa—, pero no deja de ser un día complicado.

—Así van a ser, Harry —comentó Ginny—, así van a ser los días que vienen, y tú lo sabes, ¿no?

—Sí —reconoció Harry—, sobre todo cuando se comience a leer todo lo que vivimos a partir de esa visión.

—¿Qué te parece si nos preocupamos por eso mañana? —dijo Ginny con una sonrisita maliciosa, acariciando el pecho de Harry y besándolo.

Luego de amarse, durmieron tranquilos, despertando la mañana siguiente gracias al ruido que venía de los pisos inferiores.

—Ahora ¿qué estarán haciendo? —gruñó Harry, quien abrazaba a Ginny por la espalda.

Se organizaron, salieron, y vieron que JS y Al tenían una acalorada discusión, relacionada a lo leído sobre los gigantes:

—¡No creo que los gigantes se unieran a Voldemort! —exclamó el menor.

—¡Vamos, Al! —refutó el mayor—, si los mortífagos ya estaban convenciendo a Golgomath, ¡claro que se les iban a unir! ¡El mismo Remus lo dijo! ¡Hasta los hombres-lobo estaban a punto de apoyar a Voldie!

—¿Por qué los gritos? —preguntó Harry, ahogando la réplica de Al.

—Porque se creen que así van a convencer —comentó Lilu, molesta. Los antagonistas sonrieron, apenados.

—Espero que no sigan gritándose así allá afuera —exigió Ginny.

—Sí, mamá —respondieron a dúo JS y Al.

Salieron a la Sala, acompañando a los demás asistentes en el desayuno, y luego de organizarse nuevamente en el área común, el atril se ubicó delante de Natalie, quien se extrañó al ver el título del capítulo en el pergamino.


Buenas noches desde San Diego, Venezuela! La llegada de Hagrid trae alegría al trío, y eso se refleja en la preocupación por esa "misión secreta" del querido guardabosques, y a su vez por el interés de Dolores por la ausencia del profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas durante tanto tiempo. Lógicamente, el relato de Hagrid, detallado aunque no lo quisiera, nos presenta la situación de las tribus de gigantes que aún sobrevivían en esos tiempos. Lo que sobrevive es mi eterno agradecimiento por acompañarme en esta "aventura astral de tres generaciones y ocho libros", con sus visitas, alertas activadas, marcas como favoritos y comentarios, como los de esta semana de creativo (sí, es tan relativo eso que comentas...), Grachi Castillo (no, para mí eso no es canonico; por el contrario, el octavo libro que va a aparecer en esta aventura es "Harry Potter y la Frontera Final", mi long fic inspirado en el "primer año sin Voldemort". Eso intento, gracias!), y Estrella21 (Bueno, ya sabes que publico aproximadamente a esta hora todos los domingos, y , sí, hay que esperar, llegará cuando tenga que llegar...), de verdad, gracias por su apoyo a esta locura de más de dos años, y los que faltan. Saludos y bendiciones!