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EL PLAN TACTICO
Tras el discurso de Kaos en la plaza de Trollia, la paz regreso al pueblo. Dejaron de producirse los disturbios, las quemas de carros en las calles, las huelgas en los hangares de vehículos aereos, la sucesión de rumores, los mensajes contra Kaos. Todo regreso a la normalidad, aunque evidentemente la gente no se olvidaría de semejante tumulto por parte de los opositores y las nuevas fuerzas militares recien adquiridas.
Ahora los ciclopes lo controlaban todo.
Habían implantado torres de vigilancia por varios rincones de toda Trollia, en ellas se encontraban colocados individualmente un guardia ciclope armado con un rifle de francotirador encargado de vigilar que ningún troll crease otro tumulto.
Lo mismo sucedía en las calles donde habían ciclopes musculados vestidos con uniformes metalicos que le recubrían todas las partes del cuerpo e iban armados con potentes porras que se transformaban en gigantescos martillos de calor, les hacían parecer unas colosales maquinas arkeyan dispuestas a crear mas violencia de la que ya había.
Y en los rincones mas insospechados, había otro grupo de ciclopes de menor grado que iban acompañados de un par de chompies, los tenían amarrados con correas como si fuesen unos sabuesos. Les ayudaban a vigilar de que ningún troll se pusiera a cometer un crimen como robo o agresion a otro troll, aunque en realidad lo hacían para intimidar a los trolls de que no se expresasen libremente de ningúna manera.
Ya no se estaba permitido decir lo que cualquiera pensaba en público ya que la mas minima opinion hacía sospechar de otro golpe de estado planeado.
Eathol analizo todas esas cosas y pudo hacerse rapídamente a la idea de que esto no estaba bien. Por mucho que dijesen que la situación había vuelto a la normalidad, era una deshonesta mentira, esto era simplemente una distracción para que la gente creyera que Kaos era bondadoso cuando en realidad era un manipulador que se aprovechaba de la gente para lograr sus ambiciosos fines personales.
Fue al mercado y se compro una mandarina, desde que amaneció no había desayunado, y tenía un hambre terrible. Salió del mercado esquivando a los chompies que vigilaban los caminos cerca del mercado. No había surgido ningúna ley que prohibiese de comer en público, pero no le gustaba que le quitasen la única comida que tenía ahora.
Evito todo eso con exito y regreso al bar donde se encontraba su contacto, se encontro observando a todos los clientes que estaban ayer mismo preparando armas de matar para ahora estar bebiendo y jugando con total normalidad.
Se dirigio hacía el barman que seguia masticando aquel palito con la boca, lo había masticado tan compulsivamente que se notaba que el trozo que aún seguia dentro ya no le quedaba nada de la madera de la que estaba hecho.
-¿Esta aqui presente? -le preguntó.
-Esta ahí, ocupado, pero seguro que tu presencia lo alivia un poco -le dijó.
-¿Porque lo dice?
-Desde lo de ayer ahora se encuentra inspirado, eso lo estresa.
-¿Y quieres que yo le calme?
-No, lo que quiero es que le hagas cambiar, no quiero estar todo el dia escuchando sobre politica, y yo tengo por norma que nadie hable de politica en este bar, a menos que sea algo de gran valor que valga la pena escuchar.
-¿Como qué?
-Como que Kaos se haya caído de las escaleras o se le haya quemado la calva.
Solto una risotada falsa al comprender de lo que hablaba.
-Ve -le ordenó.
Le agradeció por haberle escuchado decir esa absurda mención y se marcho hacía la entrada que había al lado, la abrió y cruzo el pasillo que le llevaba hasta la sala secreta, se encontro con aquel troll fornido que custodiaba la entrada. Desde que se presento ayer le reconocía, eso hizo que le permitiera pasar sin ningún problema, le abrió y paso al otro lado, escucho los gritos de queja de Nordik.
-¿Acaso no pedi que me trajesen mas polvora? -reprochó dirigiendo la voz hacía un troll vestido con un uniforme de repartidor pirotecnico.
-Lo se señor, pero estan controlando todos los suministros que entran al poblado, y la polvora es una de las cosas que mas estan regulando la entrada. Es imposible meterla sin decir que ha sido por orden de Kaos -comentó titubeando el repartidor.
Golpeo la mesa de juegos con ambos puños haciendola vibrar.
-Pues entonces no me sirves para nada. ¡Largate de aqui!
-Pero señor...
-¡Largo! -subió el tono.
El repartidor se marcho saliendo de la sala.
Ahí pudo comprobar a que se refería el barman con que estaba estresado, solamente se ponía así cuando algo no le estaba saliendo como esperaba.
-Señor -dijo el guardia.
Nordik volteo la cabeza, se sorprendió al ver quien estaba ahí.
-Dejanos solos -ordenó.
El guardia obedeció y se marcho dejandoles solos.
La tensión que tenía Nordik afectaba a toda la sala en general.
-Siento mucho que hayas tenido que ver eso.
-Te veo esforzandote demasíado -espeto burlonamente.
Solto una pequeña risotada falsa que apenas se oyo.
-¿Sabes porque le he gritado a ese chico de ahí?
-No, ¿porque?
-Porque le pedi que me trajese todo un cargamento de polvora para una operación que tengo planeada cometer. Tendría que haber llegado hoy, y en vez de venir cargando con dos kilos de polvora metidos en barriles, me viene con lo de que es imposible pasarlos dentro del pueblo porque Kaos ha prohibido todo acceso de suministros de todo tipo a menos de que él no lo decida -explicó argumentando su problema de una manera que indicaba su motivador odio hacía Kaos.
-Hum -exclamó.
-¿Acaso no resulta bastante claro cual es el problema? -objetó sarcasticamente mientras se sentaba con rencor en una de las sillas.
-Pues yo no lo se, no he estado aqui desde hace mucho tiempo -espetó ironicamente.
-Ah bueno -berreó con la boca cerrada, agarro un vaso de agua que se encontraba en un costado de la mesa, se lo terminó de un trago-. Veras, desde que te fuiste mi negocio se ha vuelto mas enorme que antes, he conseguido mas cosas, para mi y para mis hombres. Y todo eso gracias a los preparativos que se estaban formando para el plan de conquista, y ahora que por fin ha sucedido y se han marchado unas cuantas personas, decidi aumentar el precio de los suministros y eso ha permitido obtener mas que antes. Pero ahora que Kaos ha perdido la completa cabeza, el negocio esta volviendo en auge, estoy perdiendo clientes, ya nadie quiere mis suministros, no se como pagar a mis hombres sin que se quejen de que no estan consiguiendo nada para sus familias, y yo me estoy poniendo de malhumor. Por eso mismo me tengo que ocupar de Kaos, nos ha arruinado por completo, y me parece que a ti también, ¿nó?
No hacía falta decirselo para reconocer que él estaba con el mismo problema.
-Pero ahora nosotros seremos lo que le hagan caer, con tu ayuda lo conseguiremos, recuperaremos nuestra dignidad, y las cosas volveran a ser como eran antes -decretó esbozando una expresión orgullo que señalaba su obsesión por acabar con él.
Le daba risa ver el optimismo que tenía por pensar que él sería el que acabase con el imperio de Kaos. Esa era una de las cosas que mas echaba de menos de él, siempre se creía que tenía que ser el heroe que los salvaría a todos de la crueldad, cuando en realidad él tenía una mentalidad demasíado narcicista para creerse que podría hacer algo malintencionadamente sin parecer egoista. Pero al mismo tiempo estaba cometiendo un terrible que no estaba viendo.
-¿Para que quieres la polvora Nordik? -le pregunto seriamente.
-¿Como dices? -le pregunto estando distraído.
-¿Para que necesitas esa polvora de la que tanto te quejas?
-¿Para que la quiero? ¿Para que va a ser? Para volar el castillo de Kaos -declaró con-fesandolo sin mas preambulos, luego solto una risilla entre dientes.
Se quedo asimilando mentalmente esa respuesta, veía esa opción demasíado simple.
-¿En serio Nordik? ¿Ese es tu plan?
-El mismo desde siempre.
Se rio incredulamente.
-No te va a funcionar.
Se atraganto con su propia saliva, no se esperaba esa respuesta.
-¿Dices que no va a funcionar?
-Es un pesimo plan.
-¿Un pesimo plan?
-¿Es que acaso no lo ves? Jamas podras volar ese castillo con solamente polvora.
-No solamente pienso volar el castillo, quiero meterme dentro y acribillar a todo el personal que se encuentre ahí, y después de eso nos ponemos a sacar a Reginald de las mazmorras, como tu mismo me lo propusiste.
-Te propuse liberarle, no ponerte a matar gente inocente.
-La gente que hay ahí no es inocente, son soldados que le han jurado lealtad a Kaos para defender el castillo de todo lo que lo ataque.
-¿Y que sucede con los jovenes cadetes? ¿Los cocineros? ¿Los barrenderos? ¿Acaso crees que le juraron lealtad a Kaos por tener esos trabajos.
Nordik sin saber como razonar ese argumento.
-A lo mejor los sacamos del castillo antes de tiempo.
-Ah ah, eso es demasíado ridiculo hasta para ti -espetó incredulamente.
Berreó entre dientes y se paso la mano por la cara, las discusiones le estresaban.
Esta era una de las cosas que no echaba de menos de él, que en cuanto se encaprichaba con una cosa, era imposible hacerle entender donde hacía mal las cosas.
-Nordik, entiendo perfectamente lo que quieres hacer, pero también tienes que entender que no has estado ahí, delante de Kaos en persona. Yo si -se señalo-. Así que cuando digo que tu plan no va a funcionar, es porque no puedes subestimarle, he visto lo que hace, lo que puede, y es mucho mas de lo que vimos ayer.
Carraspeo mentalmente al asimilar ese argumento.
-Hazme caso a mi que me tienes ahora, es la única oportunidad que tendras de poder acabar con esto -le exigió con total soberania.
Bajo su mirada, se notaba que estaba reflexionando sus opciones.
-De acuerdo -se acomodo en su silla y le miro seriamente-. ¿Cual es tu plan?
-Hay que usar a la mujer de Reginald
-¿A la mujer de Reginald
-La necesitamos.
-¿Porqué?
-Yo estuve en su casa, la conocí, y también a los hijos de Reginald, tiene una buena familia, y ahora su mujer esta disgustada porque Kaos ha encerrado a su marido, esta tan llena de odio que haría lo que fuera para sacarle de su prisión.
-¿Y como vamos a hacer que acepte que liberaremos a su marido?
Eso no lo tuvo en cuenta, pero se le ocurrió una solución rapída.
-Yo la convencere -soltó.
-¿Tu la convenceras?
-Hice bastantes migas con ella, sabré meterle la idea en la cabeza.
Aquello hizo que Nordik se quedase reflexionando sobre lo que decía.
-¿Sucede algo? -se extraño con la cara dudosa que le estaba mostrando.
-Si. Ahora lo entiendo.
-¿Entender qué?
-A ti te gusta la mujer de Reginald, nó? -justificó con lascivia.
Soltó una risotada falsa de la vergüenza que le daba reconocer ese hecho.
-Pequeño pillin, ¿tu quieres volver a verla?
-¿Que puedo decir? Es preciosa.
Nordik soltó echando una risa orgullosa del entusiasmo que le provocaba.
-Sabía que algún dia le echarías el ojo a algúna mujer.
-Eso no es cierto.
-Claro que si, ¿te acuerdas de aquella chica de la verdulería?
Se puso a recordarlo.
-Oh si, aquella que pensaba que era monó, ¿nó?
-Esa misma, ay, una lastima que no le hubieses dicho nada.
-Era timido, no sabía hablar con las mujeres.
-Pues ahora si -se levanto de golpe del asiento y se dirigió hacía él con autoridad-. Queda decidido, iras a hablar con la mujer de Reginald.
-¿En serio?
-Así es, esta era su estrategia.
-¿Mi estrategia?
-Esta idea es tuya, así que tu eres responsable de como pase, ¿entendido?
-Si -dijo conforme, se le quedo la cara petrificada del entusiasmo que le provocaba, era la primera vez en mucho tiempo que alguien le decía que era responsable de algo que sirviese de utilidad.
Con esto dejaba claro que hizo bien en volver con él.
-Y ahora dime, ¿como la convencerías de que nos ayude?
Reaccionó volviendo en si y prosiguio con lo que estaba.
-Bueno, primero pienso ser amable con ella, hacerla saber que no esta sola, de que estoy de acuerdo con ella, y que fue injusto que encerrasen a su marido.
Ajá -exclamó Nordik, le estaba gustando la idea.
-La diria que habría una manera de sacarle, pero solo si ella quiere, entonces le doy un tiempo para que se lo piense, y quizas en algún momento determinado, ella acabara cediendo y aceptara mi plan, nuestro plan de liberar a Reginald.
-Uhum -se apoyo el dedo sobre la barbilla, se quedo reflexionandolo.
-¿Que te parece?
-No esta mal -le dijo halagado.
Esbozo una sonrisa de entusiasmo al ver que todo lo que le contaba le provocaba un cierto interes mutuo.
-Pero hay una cosa que no entiendo.
-¿El qué?
-¿Vas a dejar que se tome su tiempo para que venga a nosotros?
Trago saliva.
-Y si, piensalo bien, ¿de veras crees que aceptara este plan solo por mi cuando apenas me conoce? Solamente hablamos una vez.
-Lo que quieres decir es que no tienes ni idea de si aceptara, ¿nó? -le reprochó injus-tificando el fallo de ese plan.
Ahí no pudo rectificarse, era un hecho demasiado cierto.
-No lo se.
-Eathol -le miro con una expresión tan seria que frunció el ceño tan abajo que apenas se le podían ver los ojos-. Confio plenamente en ti, pero si me estas dando un plan tan inutil como el que me estas proponiendo ahora, entonces me temo que tendre que pasar de ti y no darte una oportunidad mas, ¿lo entiendes?
-Si -reafirmo avergonzadamente.
-Ahora dame una mejor excusa sobre como convencer a la mujer de Reginald.
-La única forma de convencerla es yendo paso por paso, no podemos meterle ideas en la cabeza y asumir que hara las cosas bien. Debo hacer que confie en mi, porque sino, entonces esa mujer se ira corriendo y no volvera a ver a su marido nunca mas. Tenemos que tomarnos este plan muy lentamente, es la única manera.
Carraspeo seriamente mientras clavaba sus uñas contra la mesa, se notaba que no se estaba convenciendo del todo.
-Venga Nordik, querías una idea pues es esta.
-Esta bien, dejare que te tomes tu tiempo para convencerla, pero no quiero ver que este plan tuyo dura como un mes, ¿queda claro?
-Si -afirmo confiado en su propuesta.
-Y ahora dime, ¿cual será su papel en todo esto?
-Muy facil, la gente siente pena por ella porque han encarcelado a su marido, así que evidentemente toda la población de trolls no podrá evitar manifestarse de vuelta sobre el castillo exigiendo que le liberen de nuevo.
-¿Quieres que cree un ejercito para que se rebele?
-Crear un ejercito sería hacer lo mismo que Kaos, mandar tropas con la intención de mostrar una superioridad ambigua, yo lo que quiero es una comunidad de trolls que se unan a una causa justa y puedan manifestarse contra esta opresión -recalcó demostrando tener unas ideas que iban mas allá de lo cualquiera podría haber predecido.
Esbozo una sonrisa de orgullo.
-Inteligente -exclamó halagado por su sensatez.
-Lo se, cuestión de practica.
Se rio entre dientes.
-¿Pero y como pasarà eso? Recuerda que ayer Kaos mostro a Reginald como estaba y consiguio hacerles ver como el enemigo, no la victima.
-Lo se, por eso mismo incitaremos a todas las madres de Trollia que se han sentido indignadas por haber mandado a sus hijos a luchar, haremos que se manifiestan por haber provocado su absurdo plan de conquista.
-Y mientras se esten manifestando contra el castillo, aprovecharemos para sacar a Reginald de las mazmorras -concluyo-. Brillante.
-Y después de eso le sacaremos de forma segura de este lugar, e iremos a algúno de esos pueblos en los que esten en contra del gobierno de Kaos, y le pediremos a Reginald que les incite y se unan para ayudarnos a echarle el poder -añadio especificando las ultimas opciones con total euforia.
Nordik se quedo embelesado al oír todo ese argumento.
-¿Que me dices Nordik? ¿Te parece bien este plan?
Estaba que no tenía palabras.
-El mejor que he escuchado nunca.
Rio de forma coqueta ante el entusiasmo que tenía.
Se levanto y ando hacía Eathol con una mirada solemne, apoyo su mano en su hombro y luego asintio como dispuesto a decirlo algo importante.
-Te he juzgado mal Eathol, siempre pensé que eras un joven impetuoso que se metería facilmente en problemas. Pero ahora veo que el tiempo ya ha pasado, has madurado, te has convertido en un troll lo suficientemente inteligente como para saber sobrevivir en este mundo tan oscuro en el que vivimos ahora, y lo haz hecho con suma valentia y sin mirar a ningún otro lado -le consoló admirando sus logros.
Eathol estaba al borde de la tristeza por ver que ahora le respetaba.
-¿Aceptas mis mas sinceras disculpas?
-Si, pero a cambio quiero una cosa.
-¿Cual?
-Que dejes que te vuelva a llamar tio de nuevo.
Asintio retomandoselo mentalmente.
-¿De veras quieres eso?
-Has sido la única familia que he tenido, sin ti casi no tengo a nadie.
Bajo la cabeza haciendose a la idea de esa petición.
-De acuerdo -acepto solemnemente.
Sonrio encantado y le agarro de la mano mientras sollozaba entristecidamente.
Nordik saco un pañuelo de su pantalon y se lo entrego para que se secara.
-No llores Eathol, necesito verte como un hombre -espeto autoritariamente.
-Lo siento mucho -se disculpó por su comportamiento tan poco elocuente y se seco los ojos, asintio profundamente y volvió a mostrar una actitud seria como antes.
-Ahora sera mejor que te preparemos, no quiero verte así.
-¿Así como? -se miro extrañado al ver que le molestaba su aspecto.
-Se nota que llevas puesta esa ropa desde hace demasíado tiempo, y encima empieza a manifestar un olor inmundo que aqui no quiero que huela -indico opinando que lo veía como un troll que no parecía tratarse a si mismo.
-Es que no tengo casa, y no quiero volver al castillo, no con la gente que se encuentra viviendo ahí -confeso bajando la cabeza decepcionado.
-Pues si quieres formar parte de la organización, debes cambiarte esas vestimas, necesito que los demas trolls te vean como alguien trabajador para así ganarte su confianza -recalcó severamente y se marcho hacía la puerta-. Ven.
Obedeció y se levanto esporadicamente de la silla.
Salieron del bar y marcharon con total calma por los caminos vigilados por chompies y demas guardias ciclopes que les miraban con recelo como si fuesen criminales, Eathol le daba nervios por solamente estar con Nordik, no sabía si a algúnos de esos ciclopes les hizo algo, pero si lo hizo, no quería acabar encerrado en las mazmorras compartiendo celda con Reginald.
-Tio Eathol, ¿adonde vas?
-Conozco a un sastre que te ayudara a reinventarte.
-¿Un sastre?
-Así es, es hora de que dejes de parecer un campesino sin granja y sin bienes, así que para eso mismo te llevo a que te dejen bien pulido.
-Pero a mi me gusta como me veo, me hace sentir como soy.
-¿En serio te encanta vivir apestando?
-Apestando, pero no quiero parecer uno de esos senadores.
-Eathol, te llevo a que te conviertan en un yo, no en uno de esos ricachones que obtienen todo su poder a partir de ganancias que consiguen facilmente.
-Eso lo se, pero yo no quiero ser tratado como aquellos que siempre me han despreciado, quiero vivir de la misma forma que he nacido.
-¿Como un huerfano que se crio en la podredumbre?
-Lo de huerfano no me importa, pero de la podredumbre si, quiero que se me recuerde como alguien que nacio siendo inferior y vivio adaptandose a las circunstancias.
-Uhum -carraspeo intrigado analogia.
-No quiero un traje ni nada parecido, solo algo que me haga parecer yo mismo.
-Pues no te preocupes, mi amigo te conseguiras lo que necesitas -dijo conforme.
Doblaron en la siguiente esquina y de ahí traspasaron una zona de comercio que se estaba reformando, se notaba que algúnas habían sido asqueadas porque se veía a varios trolls reponiendo los ventanales, y a otros mas recogiendo restos de basura carbonizada que se encontraban esparcidos por las aceras.
Dudaba de que ese sastre les pudiese ayudar estando como acabo la cosa.
-¿Ese sastre sigue teniendo la tienda? -pregunto por curiosidad.
-Pues claro, sabía que la cosa iba a ponerse fea, por eso mismo mande a varios de mis hombres a protegerle a él y a su tienda, me gusta esa tienda, no quiero perderla.
-Proteges mas a una tienda que a un troll que trabaja con sudor y lagrimas -exclamó contradiciendole de una forma superficial.
-Yo protejo lo que vale. Una armeria llena de armas y vehículos de guerra, no nos sirve de mucho, pero una tienda de ropa si, porque tienen ahí la ropa que necesitamos para vivir comodamente. Si queremos sobrevivir a una guerra debemos siempre salvar primero aquello que mas nos importa, aunque se trate de ropa -argumentó haciendole ver la importancia que había de preocuparse por el pueblo en el que uno vive.
-Uhum -exclamó intrigado ante ese concepto.
-Ahí esta -le señalo.
Se dirigieron hacía una tienda pequeña de color marron claro y con un ventanal abombado hacía fuera, a los extremos habían dos trolls armados con porras y mostrando una expresión rigida que intimidaba basatnte.
Era evidente que se trataban de matones a sueldo.
-¿Son hombres tuyos?
-Así es, les contrate esta mañana para que protegiesen el establecimiento.
-¿Y que paso con los que lo protegían anoche?
-En el hospital, heridos tras protegerlo con dureza.
Le resulto extraño eso, pero entonces asomo la cabeza y observo que en uno de los ventanales había una pequeña fractura, era el impacto de una piedra.
Nordik le miro reconociendo que vio enseguida la fractura.
-Por poco se meten unos gamberros a robarse los productos.
-¿Pero no consiguieron meterse nó?
-Y no, gracias a mis hombres y su lealtad hacía mi.
-Mas bien son leales porque les pagas.
-Eso también -se rio al resultarle cierta esa objeción.
Los dos matones se movieron cada uno a un lado permitiendoles pasar, abrieron la puerta y al instante resonaron unas pequeñas campanillas doradas que se encontraban colgadas del techo cerca de la puerta, estaban ahí para avisar de quien llegaban.
-Señor Rasmotas -aviso Nordik.
-¿Nordik?
Un viejo troll de pelo blanco asomo la cabeza tras un guardarropa.
-Señor Nordik, ¿es usted?
-¿Quien otro podría ser? -dijo burlonamente.
-Oh, me alegro mucho de verle -dijo entusiasmado el viejo troll saliendo del guardarropa y mostrandose delante de ambos.
Tenía un cuerpo bastante ancho y vestia un traje lujoso con unos botones de color dorado, tenía la tipica pinta de un sastre de mucho exito.
Se acerco lentamente y le dio un reconfortante abrazo mientras Nordik se reía.
A Eathol le resulto extraño ver que Nordik fuese amable con alguien anciano, que él recordarse nunca le había mantenido una amistad de esa manera.
-¿Te encuentras bien? -le preguntó.
-Si, aunque me asuste mucho anoche, por poco creí que destruirian mi tienda.
-No te preocupes, mis hombres lograron salvarla con sumo exito.
-Pero ahí hay...
-Lo se, mandare a alguien para que lo repare, te lo aseguro -le animo confiadamente mientras apoyaba su mano en su hombro.
-De acuerdo -se rio aguantandose las ganas de no entristecerse.
Nordik se rio entusiasmo, se acordo y se dirigió hacía Eathol que estaba detras suyo.
-Rasmotas, te presento a Eathol, es mi nuevo hombre de confianza.
-Señor -le estrecho la mano presentandose.
-¿Eathol? Tu nombre me suena mucho, ¿te he visto antes?
-No lo se, seguro que de hace muchos años atras, cuando yo era un niño.
-Es el joven que te dije que se marcho -le susurro Rasmotas.
Aquello incomodo a Eathol, evidentemente le conto quien era.
-¿Es él? ¿El mismo?
-Así es, ha regresado conmigo para trabajar en lo que estoy metido.
-Pues eso es perfecto, ¿te gusta?
-Bueno, no me puedo quejar, mejor que trabajar para Kaos.
Nordik se rio sarcasticamente, aunque Rasmostas no pareció comprenderlo.
-¿Trabajar para Kaos?
-Antes solía trabajar para Kaos, pero ahora ya no.
-Ah, vaya -asintió desconsolado.
-No venga a dar problemas -dijo en señal de confianza.
-No importa, yo tampoco quiero ocasionarlos -objetó contraindescendente.
Ambos soltaron una pequeña risilla falsa.
-Rasmotas, podrías darle a mi amigo una nueva apareciencia, es que si quiero que trabaje para mi, necesito que se vea bien.
-De acuerdo, se lo dare, para eso estoy.
-Ah, pero veras, él no quiere lo que siempre le doy a mis hombres.
-¿Ah no?
-No, pero veras -ambos se dieron la vuelta y se puso a contarle susurradamente sin que Eathol lo escuchase también.
Se quedo ahí mirandoles intentando de comprender de lo que hablaban, pero era imposible, Nordik era un profesional a la hora de hablar en susurros.
-¿Eso es lo que quiere? -preguntó sobresaltado.
-Así es, yo se lo he exigido, pero si él lo dice.
-Esta bien -dijo Rasmotas convencido.
-¿Que sucede? -preguntó sintiendo que parecía haber un problema.
-Ven, hay una cosa que quiero mostrarte -le pidio que le siguiera.
No sabía porque pero sentía que algo malo iba a ocurrir, quería confiar en ese viejo sastre pero había algo que no podía fiarse de su confianza, miro a Nordik y este le esbozo una mirada seria, con eso le indicaba que debía hacerlo.
Suspiro profundamente y marcho a saber que tenía que mostrarle.
Doblo en un rincón en el que se encontraba un estrecho pasillo repleto de cajas de carton arrinconadas en un costado, asumió que se trataría de ropa porque dudaba por completo que hubiesen armas ahí metidas o algo parecido.
Salió del pasillo y ahí se dio la vuelta poniendose delante de una puerta roja hecha de una madera bastante desgastada. Le resultaba raro que una tienda tan lujosa tuviese una puerta dejada en mal estado, aunque asumió que a lo mejor estaba puesto así como para distraer a los curiosos ya que si se acercaban pensarían que se encontrarían con algún armario pestilente y no mirarían lo que había al otro lado.
Una estrategia inteligente que ya había visto en ocasiones.
Rasmotas saco unas llaves, metió en la cerradura y abrió la puerta desvelando que no se trataba de un armario, sino de unas escaleras que daban a un piso inferior.
-Venga conmigo -pidió cambiando de tono apacible a un tono serio y vacio.
Trago saliva del miedo que le daba esta situación, ahora ya no sentía dudas de si debía confiar en el viejo Rasmotas o no, ahora sentía miedo por querer entender quien era el viejo que tenía delante en realidad.
Hizo caso y bajo con él, lentamente fue bajando escalon por escalon a medida que se iba haciendo cada vez mas oscuro.
Bajo como unos 20 escalones y llego a una habitación tan oscura que no veía absolutamente nada, sentía el pavor de querer largarse de ahí cuanto antes.
-Podría prender la luz por favor -le pidió.
-¿La luz?
-Hay una lampara delante de usted, tire de ella.
Dio un paso adelante y sintio que algo fino le golpeaba de la cabeza, lo sujeto y tiro de él. Se encendió la bombilla que había metida en una lampara enganchada al techo.
Bajo la cabeza y descubrió asombrado lo que tenía delante.
Era una habitación rectangular con una mesa de aluminio en el que se encontraban apoyadas unos cuantos materiales bastante sospechosos, en un costado había dinamita, mas adelante unas latas de aceite, munición de fusil de soldado de elite, granadas de humo, y unas pistolas metidas en un guardador de armas blanco.
Arriba en las paredes se encontraban enganchados unos planos del castillo de Kaos y otro de toda Trollia Central. Y en otro rincón se encontraba una fotografia de Kaos sujeta por unos cuchillos clavados sobre la cara en señal de odio.
Al ver eso Eathol lo comprendió, Rasmotas no era verdaderamente un sastre, era un terrorista que tenía implantada su base de operaciónes debajo de la tienda.
-¿Sorprendido? -preguntó escepticamente.
-Si -contesto murmuradamente.
-¿No te esperabas esto verdad?
-La verdad es que no -estaba indeciso y sin saber que decir-. ¿Quien es usted?
-Para ti solamente soy un sastre, uno normal y corriente, y lo que vez aqui, no lo has visto, y lo que hacemos aqui, son asuntos nuestros, y de lo que vaya a hablarte, quedara entre yo, tu y Nordik, ¿ha quedado claro?
-Si -afirmo comprendiendo las condiciones.
-Bien, ahora acercate -le pidio.
Se acerco hacía él y este le cogió del hombro poniendole delante de la fotografia de Kaos enmarañada por los cuchillos que la sujetaban.
-Nordik dijo que trabajabas para él, ¿nó? -objetó refiriendose a Kaos.
-Si, de espia, pero me ha echado ese bastardo.
-¿Le odias a muerte nó?
-Si, haría lo que fuera para hacerle sufrir.
-¿Como para morir por nuestra patria?
-¿Como? -se extraño con esa pregunta.
-Moririas por cambiar las cosas, moririas por Trollia.
Se quedo dubitativo ante esa cuestión.
Se había pasado toda su vida preocupandose tanto de si mismo que poco le importaba la tierra en la que vivia, no sentía afecto por los demas ya que ningúno le había tratado con el mas minimo respeto por su trabajo.
¿Como iba a hacer esto si no le importaba lo que le pasara a los pueblerinos?
-No estoy muy seguro, Trollia no ha hecho nada por mi -le contestó con sinceridad.
Rasmostas frunció el ceño sorprendido y entonces dijo:
-Bien -respondió en señal de estar convencido de su respuesta.
Esbozo una mirada arcaica al resultarle rara su reacción, se esperaba un comentario sarcastico que indicaba que no estaba preparado para nada, pero en esta ocasión parecía que le dijo lo que quería oír proveniente de él.
-Nordik dijo que eras el hombre indicado, ahora ya veo por que.
-¿Que le dijo Nordik? -preguntó intrigado por saber que tramaba con él.
Desde que entro a la tienda le daba la sensación que le estaban preparando para cometer algo mayor que el plan que tenían acordado.
-Lo que me dijo fue que eras igual que yo.
-¿Igual que usted?
-Yo era como tu, un hombre que nació de la miseria y no recibió la mas minima preocupación algúna. Me pase años exigiendo a la gente que me ayudase, pero no recibí nada a cambió, ni un dinero, algo de comida, o siquiera algo de caríño. ¿Eso me hizo reconocer que si la gente de Trollia no iba a tratarme bien?, ¿porque debía de tratarlos bien a ellos? Por eso mismo ahora harás lo que yo no pude hacer hace años.
-¿Y que es?
-Darles un mensaje -exclamó.
Se acerco a la mesa donde se encontraban todos los artilugios explosivos, se arrodillo cuidadosamente y saco una caja que estaba oculta debajo, la abrió de un tiron y de ahí saco una prenda de ropa que estaba envuelta en un papel protector. Se levanto y saco la prenda del papel desvelando ser una chaqueta verde.
-¿Que es? -preguntó intrigado por lo que mostraba.
-Esto solía ser de mi nieto, la usaba para mostrarse ante el mundo como era.
-¿Y donde esta ahora?
-Muerto. Lo pusíeron como el capitan del equipo de exploración que se marcho a atacar ese refugio donde se encontraba el ultimo Maestro del Portal.
Aquello le produjo una suma duda importante.
-¿Como se llamaba?
-Lynus -declaró mirando con recesión.
Quedo mas impavido que antes al escuchar eso, recordaba perfectamente que Gorkit le había contado que tenía un amigo que se marcho a luchar y no volvió, era él.
-¿Sucede algo? -le preguntó, noto su cara de estupefacción.
No podía decirle que le conocía ya que sino lo dejaría mas mal que antes.
-No. Nada.
Asintio entristecido y volvió a mirar la chaqueta.
-¿Ha tenido esa chaqueta ahí metida desde siempre?
-Así es, me la dio para que la guardara en caso de que volviese, o no.
-Y no regreso -objetó ironicamente.
-Pero me aconsejo que si por algúna remoto suceso no volvía con vida, quería que alguien igual que él la portase -se giro otorgandosela.
Eathol solto un suspiro de sorpresa, no se sentía dispuesto a tomarlo.
-Pero es de su hijo, no puede darmelo a mi.
-Lo se, no parecería justo, pero cuando se la di a Lynus esperando que él entendiese mi sufrimiento, todo aquello por lo que pase, pero no, en vez decidió actuar por su propia cuenta, ganarse su propia destino y lograr que fuera recordado en Trollia.
-¿Y entonces porque se marcho con el equipo de exploración? -se cuestionó ese hecho ya que no sentía que no cuadraba con toda esta historia.
-Porque iba a hacer, un gillmen se metió en las instalaciones espiando a Kaos y a los senadores, él estuvo apunto de cogerle pero se le escapo, quería vengarse de ese gillmen, por eso mismo se marcho a ese refugio secreto -confesó con tono estipulante.
-Ya -exclamó, comprendió a lo que se refería.
-Quería ser tratado como un heroe, aunque yo quería que fuera un heroe por hacer las cosas bien aqui, pero no consiguió ni lo uno ni lo otro.
-Pero por lo menos consiguio provocar un numero semejante de victimas en el refugio, eso tiene que significar algo -opino señalando que por lo menos hubo una cosa buena que logro hacer bien antes de que falleciera.
-Lo haría si supiera lo que paso ahí.
-¿Que quiere decir?
-¿Como sabes que mato a alguien? -se dirigió hacía él con firmeza.
-Por lo que dijo Kaos.
-¿Y acaso Kaos ha dicho algo sincero en estos ultimos dias?
-No -contestó dando una respuesta demasiado honesta.
-Kaos tiene la culpa de haber matado a mi nieto, la única familia que me quedaba, y yo no puedo hacer nada para honrar su muerte sin que otro mas muera de la misma forma -le apoyo la chaqueta sobre su pecho-, por eso mismo llevaras su chaqueta, para honrarle y dejar bien claro que fue un heroe, el heroe que no pudo ser.
Eathol la miro, se quedo embellesado por lo majestuosa que era esa chaqueta, la mejor que había visto nunca, sentía como si fuera suya, pero no lo veía como tal, no podía aceptarla como tal sabiendo de quien provenía.
-¿Que pasara una vez que la ponga?
-Nada, pero tu decides como usarla, si para lograr algo honrado que valga la pena, o para traicionar los principios con los que los primeros trolls montaron este lugar -indico dandole a elegir sus decisiones.
Con eso ya no tenía duda, si usaba esa chaqueta le definiria como alguien distinto, pero por lo menos seguiria siendo marcado con las mismos conceptos que le convirtieron en el troll que era ahora y que siempre sería.
Se puso la chaqueta, se la acomodo y se puso delante de un espejo que había en un rincón, en el no se veía reflejado como el vagabundo que era, se veía como alguien que estaba decidido a tomar las riendas del juego, alguien que dejaría de ser tratado como una miseria a ser él el que daría el golpe por aquellos que le perjudicasen.
Rasmostas se le acerco por detrás y observo con serenidad como le quedaba.
-¿Me ve como su hijo? -le preguntó asumiendo que así se veía él en su momento.
-No, nunca llego a probarsela, pero a ti te sienta de lujo.
-Bien -exclamó, esbozo una sonrisa arcaica que dejaba claro su arrogante entusiasmo por cometer esta operación.
-Ahora escuchame atentamente -le dijo dispuesto a hablar con seriedad de nuevo-, nadie puede saber que yo te he dado esa chaqueta, yo tengo una reputación que mantener, así que no quiero que esto se estropee antes de dar ningún golpe.
-No dire nada.
-Y tampoco quiero que digas lo que haces, si algún conocido o amigo te dice algo, sueltale algúna excusa facilona como para que se olvide del tema.
-Eso lo se hacer.
-Y si tienes algo que decirme, simplemente ven a buscarme aqui, no vayas a otro lugar porque sino llamarías la atención.
-¿Porque? ¿Usted es solamente un sastre y yo un espia desdichado? ¿Quien va a sospechar tal cosa a menos que usted haya hecho algo malo?
-Por eso -reafirmo dando por hecho su suposición.
Quedo de piedra al reconocer que era peor de lo que creía.
-Nordik dijo que tienes un plan, ¿lo tienes?
-Así es, me he hecho responsable de él.
-Entonces en ese caso me ayudaras -se dio la vuelta y marcho hacía la mesa de las armas-, Nordik quiero que guarde toda la munición que planea usar durante el ataque al castillo de Kaos, pero como ya sabras los cargamentos no pueden atravesarse debido a las prohibiciones de Kaos, y es aqui donde tu entras.
-¿Que tengo que hacer?
-Tu todavía tienes una posicion como espia, quiero que la uses para chantajear a los soldados que vigilan las entradas al poblado y así poder meter toda la munición que necesitamos usar, ¿puedes encargarte de eso?
Doblo la mirada de vuelta al espejo, se veía reflejado en él y no podía imaginarse lo que habría sucedido si Lynus hubiese portado esa chaqueta, pero no lo hizo, se dejo engañar por Kaos y cometió el error de morir por nada.
Ahora le tocaba él lo que no pudo hacer.
-Puedo hacerlo -dijo con tono decidido.
Ahora ya no se iba a detener por nada, tenía una misión, y era acabar con Kaos.
