206
ACUSANDO AL TIRADOR
Horas después del ataque sufrio el grupo de conquista troll, a todos los cadetes se les encomendo la orden de recoger los cuerpos de sus compañeros fallecidos. Esta era la segunda vez que ocurría y para muchos les resultaba bastante molesto ya que no hacía mucho perdieron a una cierta cantidad de cadetes por el ataque de otros seres. Pero este era peor ya que apenas pudieron defenderse.
Nadie estaba preparado para enfrentarse a un vehículo aereo de esa magnitud.
Los recogieron todos y los amontaron en una zona lo bastante ancha como para quedase en una forma cuadriculada con todos posicionados en fila dejando un espacio entre si, era la mejor manera de poder verlos irse sin que pareciesen animales muertos.
Thorne se encargo de poner el cuerpo de Duane, sentía que era su devoción ocuparse de él personalmente, era su amigo, uno de los pocos que tenía aqui que tenía algo de moralidad, y eso le provocaba una gran bronca porque no se merecía morir así, tendría que haber seguido con el grupo buscando la manera de sobrevivir en esta absurda lucha que ahora estaba empezando a empeorar mas que antes.
Lo dejo estar y se marcho de vuelta con los otros, Marvus, Oggus y Borke le estaban esperando en una esquina con unas caras somnolientas. Ellos también se encontraban mal por su muerte, nadie lo vio venir, y ahora que estaban pasando por esto. Les hacían darse cuenta de que en cualquier momento uno de ellos podría morir de algún modo sin que lo vean venir, y eso resultaba desesperante teniendo en cuenta las circunstancias en las que se encontraban. Ya no podían protegerse ni entre ellos, ni de nadie, estaban con-denados a morir aqui a menos que pudiesen irse.
Eso fue algo que Thorne no pudo evitar pensar.
Se le vino a la cabeza algo que tenía que decir, pero lo iba a dejar para después.
Minutos mas tarde una vez recogidos todos los cuerpos, se presento el general Tumbor delante de la pila para dar su discurso de consolación. Se le notaba agotado y tenso, evidentemente no le había gustado este ataque.
A su lado se encontraba el general Herman, mostraba una cara de resentimiento y preocupación, evidentemente esto le afectaba ya que no le gustaba tener que perder a tantos cadetes en un dia, pero se notaba que era por algo mas.
No estaba el general Lomis con los demas generales ahí delante, hacía rato que no se había presentado con su unidad y se sabía porque era.
Llevaba horas sentado en aquella duna donde podía notarse que no se había movido ahí desde que finalizo el ataque aereo. Nadie se dirigió hacía él para determinar si se encontraba bien o necesitaba algo de ayuda, se había vuelto un fantasma.
Todos los cadetes se presentaron y ahí Tumbor se dispuso a dar su mensaje.
Tosió profundamente y acto seguido dijo:
-Queridos cadetes, hoy hemos perdido a un grupo considerable de compañeros en un acto despreciable e imprevisto, nadie excepto yo lo siento mas, esto no es algo que a todos nos guste. Pero quiero que tengaís en cuenta que esto podría haberos pasado a cualquiera de vosotros, así que no os sintaís que por creer que si os hubieseis puesto en su lugar haya cambiado algo o no.
Aquello hizo que todos se lamentasen mas de la cuenta, pero lo reconsideraron.
-Ahora mismo nos encontramos en un momento crucial de nuestro plan de conquista, así que no quiero que se cometa cualquier incidente que nos ponga en un aprieto, ¿ha quedado claro o tengo que exigiros que lo entendaís?
-¡Si señor! -confirmaron mutuamente todos los cadetes.
-¿Algúna pregunta antes de que incineremos a nuestros compañeros caídos?
-Yo si -contesto alguien.
Todos los cadetes dirigieron sus miradas a su alrededor intentando de buscar al cade-te que solto esa sorpresiva contestación.
Se presento dando un paso adelante, mostraba una cara de indignación.
-¿Porque no se ha juzgado al cadete que disparo contra la avioneta? -pregunto.
Aquello capto la atención de todos los presentes.
-¿Como dices cadete?
-Cuando esa avioneta vino no hizo nada, solamente se puso a sobrevolar sobre nosotros, pero en cuanto uno de los cadetes se puso a disparar al aire inmediatamente la avioneta se puso a disparar a bocajarro como si le hubiesemos provocado. Por su culpa hemos perdido a tantos cadetes en un dia -argumentó echando la culpa al cadete que disparo a la avioneta con la intención de derribarla.
Todos los cadetes se pusieron de acuerdo en ese argumento, nadie se lo había remplanteado hasta ahora.
-Él debería ser el que ardiera, nos nuestros compañeros -agrego descaradamente.
-¡Si! -gritaron todos estando de acuerdo en esa propuesta.
Thorne asintio nervioso ante esta situación, si ya le resultaba sofocante que se hubiese muerto Duane, ahora todos tenías ganas de linchar a un compañero más.
-¡Basta! -protesto Tumbor.
Cesaron las exigencias.
-Aqui nadie va a castigar a cualquier cadete sin mi consentimiento. Y con respecto a ese cadete, me ocupare yo de castigarle si hace falta, ¿ha quedado claro?
-¡Si señor!
-¿Ahora alguien quiere hacer una pregunta de verdad o no?
Nadie dijo nada, evidentemente a todos se le fueron las ganas de hablar tras esto.
-Bien, empezad ya a incinerar -ordeno Tumbor yendose para el otro lado.
Un grupo de trolls fornidos vestidos con trajes anti-calor y armados con unos lanzallamas se pusieron delante de la pila de cuerpos, le quitaron el seguro a las armas y rociaron los cuerpos quemandolos al instante.
El fuego se expandió quemando toda la zona cuadriculada que habían creado.
Los cadetes se dieron la vuelta queriendo no ver esto, ya habían pasado por lo mismo ayer, no estaban ganas de querer presenciar de vuelta una incineración. Uno por uno se fueron marchando quedando unos pocos para presenciar la quema.
Thorne quería ver el cuerpo de Duane quemandose, pero ya no lo reconocía entre las llamas, con solo presenciar eso ya tenía bien claro que se marcho.
Todos los que conocía se marchaban demasíado pronto, y no tenía ganas de que eso siguiese sucediendo consecutivamente. Volteo la cabeza para el otro lado fijandose de vuelta en Lomis, le pudo ver mirando de reojo la escena, y luego echo la cabeza para el otro lado como ignorando que le presto atención.
No iba a dejar que Lomis se sintiese culpable de esto.
Se separo de su grupo y marcho dirigiendose hacía él.
-Lomis, ¿adonde vas? -le pregunto Marvus.
-Voy a hacer una cosa, vuelvo en un momento -les aviso con poco detalles.
No quería dejar a sus amigos con malas sensaciones, pero en cuanto viesen lo que hacía entenderían porque se alejaba.
Alcanzo a Lomis, sentado con el cuerpo apretado como si fuese un niño asustado de tener que decirles algo malo a sus padres. Se acerco y no se inmuto para nada de su presencia, como si no existiese, se acerco aún mas esperando que reaccionase o que por lo menos se levantase dispuesto a alejarse por querer sentirse ignorando, pero no lo hacía, le veía mas vacio que cuando malintencionadamente se emborracho con tal de ahogar a sus penas aún sabiendo que eso estaba mal.
-Lomis -le llamo.
Se tomo un momento para averiguar si contestaba algo, pero nada.
-Mi nombre es Thorne, antes hemos hablado juntos, me paso su lanza cuando la mia se rompió, ¿se acuerdo de eso? -le pregunto asumiendo que se acordaría de él.
Siguio sin decir nada.
Reconoció que evidentemente su presencia no le iba a animar, necesitaba ayudarlo de algúna forma que le hiciera olvidar este desastre.
Le miro la cara, miraba hacía el frente.
Volteo la mirada y se puso a mirar lo mismo que él, se podía ver un atardecer surgiendo en el horizonte, era un atardecer tan naranja que casi parecía una pintura lo que estaban presenciando.
En ese momento se le ocurrió una cosa que decir.
-Mi abuela solía pintar, ¿sabe? Le gustaba pintar cosas como ese atardecer porque le hacía ver que a pesar de toda la oscuridad que se encuentra en este mundo, hay algo de luz, una luz que nos ayuda a seguir adelante y hacernos reconocer que no debemos quedarnos encasillados con aquellas cosas que nos hacen daño. Podemos aceptar que nos duelen y nos hieren en nuestro interior, pero eso es lo que hace que reconozcamos que estamos vivos y que cometemos errores constantemente, y algún dia sabremos sobrellevarlo y aceptar que vivimos con ese daño cueste lo que cueste -argumento demostrandole que no podía agobiarse por lo que causo.
Aquello pareció captar la atención de Lomis, giro la mirada fijandose en él con estu-pefacción por lo que dijo, le miro y se notaba que eso lo ponía triste.
Le cayo una pequeña lagrima en el ojo.
-¿De veras tu abuela dijo eso? -le pregunto con total honestidad.
-Si, me lo decía cada vez que me mostraba las cosas que hacía o cuando hacíamos un paseo por el pueblo -reafirmo esbozando una sonrisa de satisfacción.
Lomis también esbozo una sonrisa, eso lo animo.
-¿Supongo que debes de estar orgulloso de ella?
-Lo estaba.
Por su cara pudo notar que esa tristeza que mostraba era mayor por un motivo.
-¿Que le paso?
-Ha fallecido, y me parece que no hace poco.
-¿Como lo sabes?
-Se enfermo de Trollerum, puedo sentir que se ha ido hace poco.
-Vaya -exclamo sorprendido-. Pues lo lamento mucho.
-Lo se, ella era la mejor persona que he conocido, me ayudo a ser fuerte, y ahora...
Se volvió a quitar las lagrimas de la cara, no podía evitarlo.
Lomis asintio agobiado por tener que verle así, necesitaba ayudarlo como fuera.
-Chico, no conozco a tu abuela, creo que nunca la habre conocido años atras, pero te puedo asegurar que seguramente ella se ha ido creyendo en lo que le parece correcto -le consolo dandole animos para que viera que su muerte no fue prematura.
Sonrio reconsiderando su argumento.
-Lo se, murió queriendo que fuera fuerte y sobreviviera a esta guerra.
-¿No quería que te unieras verdad?
-Y no, pero como no podía impedirlo me aconsejo que no volviese uno mas.
-¿Uno mas?
-Alguien que piensa que esta guerra arreglará las cosas.
-En eso estamos de acuerdo chico.
-¿De veras lo cree?
-Y si, fijate bien en eso chico -le señalo por detrás suyo donde se estaba produciendo la crema de los cuerpos-. Yo tengo la culpa de que esos cadetes hayan muerto.
-Eso no es cierto -replíco.
-Claro que si, ves ese tubo de ahí -le señalo el tubo de agua que se extendía por toda la zona hasta donde podía verse-. Yo no debía tocarlo, Tumbor me aviso de ello y no le hice caso, yo he matado a esos cadetes.
-Pero usted no podía saber lo que sucedería.
-No, pero era mi responsabilidad no haber hecho lo que hice, estaba tan ansioso por querer analizar ese tubo que lo toque y eso enfureció a los gremlins. Debería haberme portado como un general en vez de un investigador -se cabreto tanto que pateo la tierra que tenía delante, luego se cruzo de brazos enfurruñado.
-Aquello lo hizo porque era lo que le gustaba hacer, no puede culparse por eso porque es como decir que no debería haber nacido ya que así evitaría que todos hubiesemos hecho este viaje -argumentó haciendole ver lo ridiculo que era pensar así.
-Supongo, pero he cometido un error y pienso pagar por ello.
-¿Que quiere decir?
Miro su cara y pudo notar que había pensado en algo poco agradable.
-Voy a prescindir de mi cargo de capitan de las tropas -declaro.
-¿Que? ¿No puede hacer eso? -protesto indignado al oír eso.
-Si que puedo, dentro de unas horas notificare que prescindire de mi cargo y dejare que Tumbor se haga cargo de todos vosotros, él es mas listo y esta mas preparado que yo, así que supongo que hará las cosas bien -argumento expresamente como ya tenía bien decidido lo que iba a hacer después.
Esa noticia le dio demasiadas vueltas de cabeza.
-Pero no puede, Tumbor es malvado.
-No es malvado, es arrogante, pero sabe comportarse como un comandante.
-Y un cuerno, no debe.
-¿Porque? -le pregunto seriamente.
Sabía bien que no debía confesarle sus sospechas, pero como ahora se encontraban en un momento tenso e imprevisto, debía hacerlo por todos los que perdieron la vida.
-Creo que Tumbor es el responsable de que nos atacasen los Sabuesos ayer -confeso euforicamente, quería que lo entendiese de forma bien clara.
Frunció el ceño intrigado al oír eso.
-¿Que te hace creer eso?
-Antes Duane... un amigo que se me ha muerto ahora, me dijo que el chico que salió corriendo anoche, no se marcho por miedo, se marcho porque alguien le metió una idea en la cabeza y eso provoco que se marchase directamente a los Sabuesos.
-¿Y porque alguien haría algo así?
-Por la misma razón por la que los Sabuesos no nos atacaron antes. Nos metimos en su territorio, pero no nos atacaron porque no sabían que estabamos ahí, hasta que los Sabuesos detectaron el olor del chico que se separo del grupo -argumentó haciendole ver que la huida de Perrill fue parte de un plan organizado.
Lomis quedo indeciso al descubrir esa conclusión.
-Ademas, ese chico iba con las tropas de Tumbor -agrego seriamente.
-¿Con las tropas de Tumbor? -penso dubitativamente.
Aquello le hizo acordarse de la conversación que tuvo con Tumbor ayer, recordaba perfectamente que estaba obsesionado con la idea de acabar con los mas debiles. Siempre sospecho de que tenía algo que ver con el ataque de los Sabuesos, pero tenía sus dudas, ahora esto demostraba que tenía razón.
-Maldito embustero -soltó enfurismado.
Por su cara pudo notar que sabía de lo que hablaba.
-¿Usted lo sabía?
-No, pero lo sospechaba -se puso de pie mostrando una expresión de pura furia.
Le vio marcharse y no pudo evitar sentir que estaba apunto de hacer algúna tonteria.
-¿Que va a hacer? -le pregunto mientras se volvía a poner de pie.
-Hacer algo que debí haber hecho hace mucho tiempo.
-General Lomis -le exigió, se puso a correr hasta ponerse al lado suyo-. Por favor, escucheme bien, no haga nada de lo que vaya a lamentarse.
-De lo uníco que no lamento es de no haberme quitado a ese lunatico de encima cuando tuve la oportunidad, ahora la tendre -paso de él y le dio un severo empujon que le tiro al suelo, lo ignoro como si no fuese nadie.
Thorne le miro preocupado de lo que fuera a hacer, conocía a Lomis lo suficiente como para saber que era un hombre honrado y justo. Pero si se dejaba llevar por el odio entonces habría un gran problema.
..
Tumbor se reunió con el general Herman para hacer un listado de todas las acciones que debían cometer ahora, tras el ataque que sufrieron perdieron bastantes cosas importantes, por eso mismo debían reorganizarse de una nueva manera que les pudiese servir en las circunstancias en las que se encontraban ahora.
Una de ellas, era encontrar al individuo que disparo contra la avioneta.
Ambos se ocuparon de interrogar a los cadetes de los demas generales, todos confirmaron no saber nada del tirador, cualquiera podría haber aportado algo de información, pero evidentemente nadie sabía nada, y se sabía muy bien porque.
Estaban tan absortos en la avioneta que nadie se puso a fijarse en el tirador sin pensar en que quizas acabaría provocando la muerte de muchos cadetes.
A pesar de todo muchos querían cooperar y buscar al tirador, le deseaban la muerte por haber disparado, pero si se ponían a ir lanzando rumores sobre quien podría haber disparado a quien, entonces iban a tener un largo trabajo por hacer.
Se les impuso la norma de no acusarse mutuamente ya que eso provocaría un autentico desvario incontrolable y no tenían tiempo para solucionarlo, así que ahora no tenían mas opción que ir preguntando a cada miembro o grupo de cadetes que se hubiese formado con tal de ralentizar las cosas. Algúno diria algo, eso era inevitable, pero si empezaban a ir soltando todo tipo de sospechas por cualquiera que hubiese iniciado el tiroteo, entonces este asunto lo tendrían que resolver mas tarde.
Y no podían permitir eso en semejantes circunstancias.
-¿Ha interrogado a su equipo? -le pregunto queriendo averiguar si el tirador se trataba de un miembro de sus tropas.
-Así es señor, todos confirman que ningúno disparo.
-¿Ni un solo?
-Ningúno, mis cadetes son leales, nadie mentiria por esto.
-¿Los conoce bien?
Se detuvo, se paro delante de él mirandole con perspicacia.
-He entrenado a esos jovenes general Tumbor, ni uno solo de ellos se le ocurriria hacer una tontería como la que hizo el tirador -justifico con total confianza.
Carraspeo con lascivia.
-Muy bien, si usted dice que no ha sido uno de ellos, entonces que así sea -acepto to-mando su palabra al pie de la letra.
A Herman no le estaba empezando a gustar mucho la forma en como lo trataba, sentía que lo ponía a prueba para demostrar si podía ser tan estricto como él, y no iba a permitir ser como él. Él hacía las cosas a su manera, y su manera era tener una completa de sus cadetes tanto respetuosa como formalmente.
-Si no es uno de su equipo entonces queda averiguar si es un miembro de mi equipo o del equipo de Lomis -indico pensativamente.
-¿No debería Lomis encargarse de interrogarles? -criticó Herman ese hecho.
-Podría hacerlo, pero ahora mismo no esta en sus cavales, tendremos ambos que ocuparnos de eso por nuestra propia cuenta.
-¿De veras serías capaz de interrogar a tus propios cadetes?
-Yo no voy a interrogarles, yo voy a intentar otra cosa.
-¿Que va a hacer? -se cuestiono, asumio que utilizaria una tecnica poco agradable.
-Ahora lo vera -dijo esbozando una sonrisa sarcastica.
Se dirigieron a un grupo de tres cadetes que se encontraban reposando, dos estaban sentados en el suelo con las piernas cruzadas mientras que el otro estaba apoyado sobre una roca incrustrada en el suelo. Ambos cadetes se percataron de la presencia de los dos generales e inmediatamente se levantaron en posicion firme.
-General Tumbor. General Herman -les saludo el cadete de en medio.
-Descasen cadetes -espeto Tumbor.
Dejaron de quedarse firmes.
-Estoy buscando al tirador que disparo contra la avioneta, ¿sabeís quien es? -pregunto Herman con tono estricto.
-Le puedo asegurar señor que no sabemos quien es -reafirmo el de la izquierda.
-¿Esta seguro? -pregunto Tumbor.
-Si señor.
Herman se convenció de la palabra de esos tres, pero Tumbor parecía que no tanto.
-Venid aqui -les hizo el gesto de que se acercasen.
Se acercaron dando tres pasos adelante.
-¿Sabeís que teneís prohibido mentir a vuestros generales nó?
-Lo sabemos señor, le estamos contando la verdad -reafirmo el de la derecha.
-Eso esta bien, pero tened en cuenta que justificarme que no sabeís nada puede que no signifique que no sea cierto -argumento razonablemente.
-Señor, no le estamos mintiendo, conocemos de sobra el juramento, ni aunque protegiesemos a ese tirador seríamos tan capaces de ocultar la verdad sobre ese cobarde -justifico el cadete de en medio demostrando su completa lealtad a la alianza troll.
Carraspeo halagado Tumbor por su demostración de liderazgo, eso le gustaba en un cadete, que estuviese mas pendiente de su juramento a su patria antes que proteger a un cadete que podría empeorar la situación.
Pero de pronto algo le resulto extraño.
-¿Como sabe que ese tirador es un cobarde? -le pregunto severamente.
-Señor, disparo contra una avioneta enemiga sin pensar en las consecuencias, alguien que hace eso es porque se deja llevar por el miedo.
-En efecto, ¿pero como sabe uno que se ha dejado llevar por el miedo?
Esbozo una mirada de extrañitud ante esa pregunta.
-¿No le comprendo señor?
-Te lo preguntare de nuevo, ¿como sabes de que ese cobarde disparo por miedo y no por otra cosa? ¿Eh? -le miro con lascivia, sospechaba de que le ocultaba algo.
-Es una suposicion señor, lo mas acertado sería creer que ese joven cometió ese acto de la misma forma que el joven que huyo corriendo del campamento y provoco que fuesemos atacados por esos bichos enormes de anoche.
-¿Y como sabes que ese joven provoco que viniesen los bichos que tu dices?
De tantas preguntas el cadete se empezaba a poner mas nervioso, ya no sabía que más responderle ante este asunto tan incierto. Una gota de sudor le cayo de la frente, se notaba que ya no tenía mas ganas de seguir con esto.
-Porque se marcho lejos y llamo demasíado la atención -contesto titubeando.
-¿Y que cambia entonces lo del tirador? ¿Eh?
Aquello ya lo puso mas nervioso todavía.
Herman lo estaba viendo y no le gustaba nada lo que hacía.
-¿Porque el tirador se puso a disparar contra la avioneta?
-No lo se señor, yo no lo conozco.
-Y yo no te conozco, así que dime la verdad -le ordeno reprochadamente.
-¡Esta es toda la verdad! ¡Señor! -estallo euforicamente.
Tumbor se enfado y le agarro de la barbilla apretandosela con fuerza.
-Mientes -le dijo con lascivia.
-Tumbor, ¡basta ya! El joven no sabe nada. ¡Dejalo! -le ordeno Herman harto de que se estuviese metiendo con ese joven por motivos inverosimiles.
El cadete de la derecha no lo aguanto mas y dijo:
-El tirador no lo hizo por cobardía, lo hizo por arrogancia -soltó.
Capto la atención de Tumbor, solto al cadete interesandose por él.
-¿Como dices cadete? -pregunto fijando sus ojos en el cadete.
-Antes oímos a un cadete armado con un fusil farfullar de haber disparado contra la avioneta, decía que lo hizo para demostrarle su valia a Kaos.
Ambos se quedaron atonitos al oír eso.
-¿Es cierto eso?
-Si señor -confirmo, bajo la cara de vergüenza.
Solto un carraspeo de descaro.
-¿Y porque no has dicho nada soldado? -le pregunto Herman.
-Porque no nos pareció nada, aqui hay muchos que estan soltando tonterias sobre quien podría haberse cargado la avioneta, pero aquello nos pareció convincente.
-¿Y no se os ocurrió a avisar a nadie de ello?
-Es que era un chico muy extraño.
-¿Extraño? ¿En que sentido?
Ambos se miraron sabiendo bien lo que tenían que decir.
-Decía que se sentía orgulloso de haberlo hecho, que lo aprendió del general Lomis cuando se cargo a ese espia el dia de llegada -añadio el cadete de la izquierda.
Quedaron ensombrecidos por esa nueva revelación.
-¿El general Lomis? ¿Era uno de sus cadetes?
-Me parece que si -confirmo de nuevo el cadete de la derecha.
Aquello le dio a Tumbor una idea.
-¿Va a castigarnos por habernoslo ocultado señor? -pregunto el cadete de en medio, se notaba que quedo tenso tras este interrogatorio.
Esbozo una pequeña risotada entre dientes.
-No, habeís cumplido bien con vuestro proposito, os dejamos en paz.
-Gracias señores -agradeció firmemente.
Se dieron la vuelta y se marcharon alejandose de los tres cadetes, Tumbor miro de reojo percatandose de que los tres se quedaron adoninados como si fuesen a morir del miedo que les produjo el interrogatorio, el de en medio no quedo igual, se podía notar que se caía al suelo agotado tras haberle soportado.
Le gustaba ver como los cadetes se desmoronaban de tanta tensión.
-¿Has oído eso Tumbor? -le pregunto Herman.
-¿Eh? -regreso en si.
-El tirador es uno de los cadetes de Lomis.
-Eso era justo lo ultimo que me esperaba enterarme ahora -exclamó seriamente.
-Debemos procurar que ningúno se entere de esto.
-Pero algo debemos hacer al respecto, si uno de los cadetes de Lomis es el responsable de esta nueva masacre debemos ser imparciales al respecto.
-¿Eso quiere decir que tendras compasión por él?
-¿Porque debería de tenerle compasión cuando ataco imprudentemente? -le critico al ver que le pedía que lo defendiese a pesar de lo que hizo.
-Es un solo cadete, un chico joven, quizas no sabía lo que hacía, no podemos ir por ahí como animales incivilizados castigando a todo el mundo solamente porque hayan actuado irresponsablemente -repercutó haciendole entender que debía pensar desde el punto de vista de ese joven antes de actuar como tal.
Tumbor lo comprendía, pero no quería dejarse llevar por tales cuestiones morales.
-Primero lo primero, y después ya veremos que hacemos -acoto dispuesto a ser paciente con el juicio del cadete.
-¿Lo harás?
-Solo si ese cadete coopera y nos cuenta la verdad, si no lo hace, nos veremos obligados a hacer que seguramente a ambos no nos gustara -indico seriamente.
Lo tomo en consideración por el momento.
Caminaron por el campamento metiendose en la zona de los heridos, se dispusieron a hacer una nueva busqueda para averiguar cual de todos los cadetes del equipo de Lomis podría haber sido el tirador. Sabían bien que estaba en buen estado y sin tener algúna herida grave por lo que les dijo aquellos tres cadetes antes, eso disminuia la busqueda, tenían que buscar a algúno que estuviese en perfecto estado para interrogarle.
Siguieron andando hasta que de pronto todos los cadetes voltearon sus miradas hacía el frente como si algo viniese de ahí. Ambos se alarmaron asumiendo que vendría otra avioneta que estaría apunto de atacarles, pero en vez de eso sucedió otra cosa.
Los cadetes se apartaron descubriendo que se trataba del general Lomis, volvió en si solo que ahora mostraba una cara de puro malhumor, tenía los puños muy cerrados, eso indicaba que tenía ganas de pelearse con alguien.
Y Tumbor sabía muy bien con quien.
-Lomis, sea lo que vayas a hacer, no lo hagas -le imploro pasivamente.
-Tu lo mataste -le ladro.
-¿Que? -exclamó, no compredió lo que le dijo.
Herman no podía evitar saber lo que estaba apunto de pasar.
-Lomis, detente ahora mismo -le exigio Herman queriendo frenarle.
Se puso delante intentando de impedir que siguiese avanzando, pero resultaba imposible, le cogió de los hombros y lo empujo, lo tiro bruscamente al suelo.
Tumbor vio eso y supo reconocer lo que le esperaba.
-Lomis, piensa un momento lo que vas a hacer -le imploro una vez más.
No se espero y le propino un fuerte golpe de puño en la cara.
-Oh -esbozaron todos los cadetes sorprendidos al oír eso.
Tumbor se miro la cara, estaba sangrando por el labio inferior.
-Tu le mataste -farfullo Lomis.
-¿De quien estas hablando?
-El chico que se marcho corriendo, tu lo incitaste a hacerlo -le comento.
Rapídamente reconoció a que venía tanto problema.
-Lomis, tu no lo entiendes.
-No, si que lo entiendo, querías disminuir a las tropas, querías deshacerte de los mas debiles, y lo hiciste, encontraste la manera de hacerlo sin parecer culpable -le explicó demostrandole que el tenía la culpa de todo lo que había sucedido hasta ahora.
Todos los cadetes miraban expectantes ante lo que pasaba.
Thorne les alcanzo y vio atolondrado lo que sucedía.
Tumbor se giro observando las caras de los cadetes, no entendían lo que sucedía pero se estaban haciendo rapídamente una idea a causa de lo que Lomis soltaba.
-Lomis, deja que te lo explique en un lugar privado -le pidio queriendo que ambos se marchasen lejos para que nadie oyese la verdad.
-No, estoy harto de esto, de ti y de tus mentiras, es hora de que todos estos jovenes comprendan lo que esta pasando de verdad -ladro euforicamente, se dirigió hacía los cadetes mostrandose exhaltado y desatado ante los cadetes.
La situación se volvió tan intensa que todos los soldados se reunieron para ver lo que estaba sucediendo, era como un espectaculo en directo.
-Lomis, te lo pido por favor, hablemoslo -le imploro nerviosamente, ya no le estaba gustando adonde iba todo este conflicto.
-No, diles la verdad.
-¡Jamas! -protesto, se nego rotundamente a jugar a su juego.
-Pues entonces yo se lo contare -se giro dispuesto a gritarles a los cuatro vientos la verdad-. Tumbor os ha estado mintiendo todo este tiempo, es el culpable de que...
Justo antes de que pudiese terminar la frase alguien se le tiro encima provocando que cayese torpemente contra el suelo. Sintio que se golpeo la rodilla izquierda, ignoro ese dolor y se giro observando quien fue el que lo empujo.
Era Tumbor, le dio la espalda y aprovecho para golpearle.
-Lo siento Lomis, pero por tu bien no voy a dejar que les cuentes -comento demostrando que estaba dispuesto a impedir que se revelase.
Ahí en ese momento supo perfectamente reconocer que si Tumbor no iba a admitir que él tenía la culpa de las muertes que se produjeron, entonces lo iba a tener que hacer por las buenas, sin importar si esto lo hacía bien o no.
Agarro un trozo de tierra del suelo y se la tiro en la cara.
-¡Ah! -grito Tumbor, se le metio en los ojos.
Aprovecho la oportunidad y utilizo una tecnica que aprendió que servía para agarrar las piernas de su enemigo usando las suyas propias. Se las agarro fuertemente y presiono hacía adelante provocando que este cayese de cabeza contra el suelo.
Le solto y luego se tiro encima de él, se puso a propinarle varios golpes de puño con tanta brutalidad que le chorreaba sangre por todos los orificios de la cara, Tumbor quería seguir peleando pero no podía, los golpes lo mareaban y le resultaba imposible moverse sin quitarse de encima a Lomis primero.
Thorne no podía soportar la brutalidad de lo que estaba sucediendo, veía a su general propinarle una paliza de muerte a otro general, y nadie parecía hacer nada para evitarlo, todos estaban mirando como si estuviesen en un circo viendo algo divertido pero a la vez demasiado violento para tomarselo en serio.
Si nadie lo iba a parar, iba a tener que hacerlo él.
Marcho corriendo hasta meterse en la pelea, se puso delante de Lomis intentando de alejarlo de Tumbor, pero estaba tan ido de la olla que por accidente le acabo propinando un golpe de puño en la cara, cayo noqueado al suelo.
Se toco la cara, estaba sangrando por la nariz.
Lomis volvió en si, volteo la cabeza observando lo que hizo, veía al joven atemorizado y la nariz que no le dejaba de sangrar.
-Thorne -esbozo profundamente.
Se dispuso a ayudarle pero justo antes de que pudiese hacer algo, Tumbor se levanto y se tiro encima de él, ahora la situación se volvió invertida.
-¡Maldito! -reprocho mostrando su cara llena de moratones.
Con toda su furia se puso a propinarle todos los golpes que podía, pero estaba tan desatado que no veía donde golpeaba, por momentos le daba a Lomis tanto en la cara como en el cuerpo y otras le daba en la tierra al estar equivocandole los golpes.
Al final llego Herman que se harto de que se produjese esta escena, golpeo a Tumbor en la espalda con un fusil de asalto, le dio tan fuerte que se cayo de costado como una tortuga desbocada, Lomis aprovecho para levantarse y seguir peleando con él, pero Herman le detuvo mientras seguia poniendose como una furia.
-Lomis, para -insistió queriendo que se detuviese.
Tumbor se levanto de nuevo y marcho a seguir peleandose con Lomis.
Herman se puso delante impidiendo que ambos siguiesen acercandose.
Estaban tan exhaltados y tan asalvajados que no tuvo mas opción que apuntar el fusil hacía arriba y disparar varias veces. Los disparos sonaron tan fuertes que tanto Lomis como Tumbor se taparon los oídos de lo fuerte que sono, por poco quedaban sordos.
Ambos dejaron de pelearse y miraron fijamente a Herman.
-Generales, os ordeno que os calmeís de una vez -exigió estrictamente, tomo el control de la situación al ver que ambos no dejaban de pelearse.
Se calmaron aunque no dejaron de mirarse con rencor, para ambos la batalla no había terminado, solamente era un pequeño descanso hasta el siguiente asalto.
-Debería daros vergüenza, ambos sois generales, deberiais de comportaros como tales, no como una banda de niños malcriados que no obedecen a sus mayores. ¿Se puede saber a que ha venido este conflicto? -protesto queriendo una inmediata respuesta.
Tumbor miro a Lomis, sintio que él iba a ser el primero en decirlo.
-Yo te lo dire -jadeo-. Él tuvo la culpa.
No lo soporto y marcho a propinarle otro golpe de vuelta, pero Herman puso el arma delante como dispuesto a disparar por si se acercaba de nuevo. Tumbor retrocedío sin quitarle el ojo a Lomis.
-Dilo Lomis -pidio Herman, quería oír lo que tuviese que decir.
-Tumbor fue quien atrajo a los Sabuesos hasta nosotros -declaro.
-¿Que? -exclamo asombrado.
Tumbor refunfuño indignado.
-¿Es cierto eso? -le pregunto.
-Desvaría, esta claro que no puede soportar la idea de que defraudo a todos esos cadetes que murieron anoche, y como no quiere aceptarlo me echa a mi la culpa de ello -comento Tumbor largando una barata excusa para no parecer culpable.
-Mentira -farfullo.
Herman le echo una mirada indirecta, quería que le dejara encargarse del problema.
-¿Como hizo para atraer a los Sabuesos? -pregunto intrigado.
-Aquel joven que se marcho corriendo, no lo hizo voluntariamente, lo hizo malintencionadamente, a causa de él -señalo a Tumbor-. Le incito a que se largará para que así se dirigiese hacía esas bestias y de ahí viniesen hasta nosotros para matar a los debiles. Él mismo me conto que era la única forma de que pudiesemos sobrevivir aqui.
Herman esbozo una mirada de asombro tan enorme como si no supiese como reaccionar ante una revelación de esta magnitud. Miro a los demas cadetes y todos estaban igual de asombrados, aunque mas bien tristes porque no podían creerse que un general hubiese mandado a morir a tantos cadetes por un acto tan egoista como ese.
Giro lentamente la mirada hacía Tumbor, le dijo:
-¿Es cierto eso? -farfullo.
Bajo la cabeza avergonzado al ver que ya no tenía forma de ocultarselo.
-Le dije unas cosas a ese niño, pero no tenía ni idea de que se largaría corriendo y llamaría la atención de esos chuchos -comento, revelo la verdad pero detallandolo de una forma que no le hacía parecer tan culpable.
Lomis no se lo creyo para nada.
-Eso no es cierto -le reprocho señalandole acusadoramente.
Marcho hacía él para atacarle pero Herman le empujo hacía adelante, ya se estaba hartando demasiado de todo este conflicto tan inzanjable.
-¿Confiesas de verdad que pensabas que algunos cadetes son debiles? -volvió a preguntarle pero esta vez para aclarar ese comentario.
-De verdad lo pienso, no lo ignoro, pero nunca en la vida sería tan egoista como para permitirme idear un plan que pudiese exterminar a los que puedan ser mas debiles que otros. Reconozco que no todos son perfectos, pero tampoco los juzgo por sus cualidades, si pienso que son debiles es por aquellos que son incapaces de luchar y se dejan llevar por el miedo facilmente, como el niño que se marcho corriendo, se murio siendo un cobarde -argumento demostrando que le importaban la vida de los cadetes siempre y cuando no mostrasen miedo y huyesen de la pelea.
-¡Si! -todos los cadetes le vitorearon estando de acuerdo.
Herman disparo el aire provocando que todos se callasen, estaba demasiado cabreado como para permitir que todos le honrasen como alguien que creía tener razón.
-Herman, tiene que ser cierto, él mismo me dijo presumiendo de que tenía ganas de que sucediese así, es por su culpa que estamos en esta situación -razono Lomis queriendo que su compañero general entendiese la magnitud del problema.
-¿Y como no dijiste nada en ese momento entonces?
-No estaba seguro de que cometería una acción.
-Pero eso no explica que sepa que incite a ese niño a pirarse -agrego Tumbor.
-Cierto, ¿como te has enterado de esa información ahora?
Lomis quiso decirlo, pero al instante se acordo de que fue Thorne quien le dijo lo que pasaba, giro la cabeza observando que aquel joven cadete continuaba ahí tirado en el suelo, nadie se había percatado de su presencia.
Herman miro al chico con interes, por su cara se acordaba de quien era.
-¿Estas bien chico? -le pregunto.
-Si -contesto titubeando.
Miro su herida y pudo intuirse que estaba herido.
-Coge mi mano -le extendió la mano para ayudarle a levantarse.
Lo puso de pie y le quito la tierra que se le quedo esparcida por el uniforme.
-¿Tu eres Thorne verdad?
-Si señor, estuve en su tienda de campaña hace unos dias.
-Me acuerdo de eso.
Le miro el labio, pudo asumir que eso no se lo hizo él solo.
-¿Que te ha pasado ahí?
-Me he lastimado señor -le confeso, no quería decirle lo que verdaderamente paso porque sabía perfectamente que dejaría a Lomis en mal lugar, y también se sentía culpable ya que malintencionadamente le incito a pelearse con Tumbor.
-¿Como? -protesto Herman, no se convencía de su confesión.
-En el asalto de la avioneta.
-Eso paso hace horas, esto es reciente.
Bajo la cabeza avergonzado, hacía mal en mentirle.
-¿Que haces aqui cadete? ¿Porque estabas aqui tirado en el suelo?
Lomis estaba viendo que el pobre se aguantaba por no querer decir la verdad, quería protegerle pero no sabía como hacerlo, no podía permitir que le ocurriese algo malo a él también, no después de haberlo ayudado tanto.
-Ha sido culpa mia -declaro euforicamente.
Herman se giro mirando seriamente a Lomis.
-Él intentaba de impedir que matase a Tumbor, no le vi y por desgracia le golpee. Solamente me esta protegiendo porque sabe que es culpa mia -aclaro justificando su incidente como único responsable.
Los dos se quedaron absortos al descubrir eso.
-¿Es cierto eso chico?
-Así es señor, se que ha estado mal, pero senti que debía hacerlo porque era lo correcto -confirmo dejando bien claro que era un cadete de pura lealtad. Miro a Tumbor y observo que le estaba mirando con una cara de descaro, la misma cara de descaro que había visto el primer dia que le vio, estaba tan cabreado con él por lo que hizo que decidio hacer lo único que nunca se le hubiese ocurrido cometer-. Yo soy quien le paso la información a Lomis de que Tumbor era culpable.
-¿Que? -exclamo Tumbor asombrado.
-Tumbor es el causante del ataque de los Sabuesos, incito a aquel cadete para que se marchase corriendo sin saber lo que le esperaba -comento justificando las mismas acusaciones que Lomis había soltado sobre él.
Todos los cadetes quedaron asombrados de nuevo al oír eso, cada vez estaban mas convencidos de que Tumbor era culpable por ese ataque tan traicionero.
-Eso no es cierto -achaco Tumbor indignado.
-¿Como sabes eso cadete? -pregunto Herman.
-Tengo testigos que indican haber visto a Tumbor charlar con el cadete horas antes de que saliera corriendo, él fue la única persona que hablo con él.
-Eso no demuestra nada.
Herman le miro con una expresion perspicaz.
-¿Reconoces haber estado con él?
Se puso nervioso al no saber que contestar, le pillaron desprevenido.
-Si, reconozco haber estado con él, pero no le dijo nada que le ofendiera o que tuviese miedo algúno, solamente quise ser amable.
-Pues usted no parece ser el troll mas amable del mundo -espeto indirectamente Thorne mirandole con rencor.
-¡Maldito criajo! -Tumbor se cabreo tanto que marcho hacía él para cogerle.
Rapídamente Herman le cogió del brazo mientras Lomis alejaba a Thorne de él, se llevaron a Tumbor lejos para poder calmarlo y solucionar así este asunto de una vez.
-¿Estas bien? -le pregunto Lomis.
-Estoy bien -confirmo Thorne angustiado.
Le miro la herida que tenía en el labio, se avergonzo de ello.
-Lo siento -se disculpo honestamente con él.
-No, la culpa es mia, no debería haberme metido en la pelea.
-No, hacías lo que tenías que hacer porque pensabas que era lo correcto.
-¿Y lo que usted ha hecho? -indico indirectamente.
Reconoció que tenía razón en esa observación.
-No, me he dejado llevar demasiado por esto, pero prometo no volverlo a hacerlo -acoto dispuesto a controlar su temperamento.
Meneo Thorne la cabeza convencido de su palabra.
-Haz hecho bien en decirmelo cadete, gracias a eso ahora Tumbor dejara de ser general y sera juzgado por su irresponsabilidad -le comento con gratitid.
-¿De verdad? -se alegro al oír eso?
-Así es, en cuanto vengan -dirigio la mirada al otro lado, veía a Herman discutiendo con Tumbor, se los veía ajetreados como si estuviesen lidiando con el asunto.
No sabía que era lo que decían, pero se imaginaba de que podría ir la conversación.
Terminaron y regresaron con calma, Tumbor parecía haberse calmado pero se notaba que no se le iba el enfado de encima.
-Herman, ¿puedes culpar a Tumbor de lo que hizo? -le pregunto Lomis asumiendo que lo juzgarían por sus crimenes contra las tropas.
Le dirigió una mirada seria que indicaba algo malo.
-Me temo que no Lomis -contesto timidamente.
-¿Que quieres decir? -se cuestiono extrañado.
-Diselo -le pidio Tumbor con tono arrogante.
Berreo Herman para sus adentros.
-¿Que me diga qué? -empezo a nervioso de lo que estaba pasando.
-Según las reglas del cuerpo de conquista troll, has atacado a un general en actos de servicio, eso implica que ahora seras relebado de tus funciones como capitan del cuerpo y sea el general Tumbor quien te sustituya al ser una victima -confeso soltandolo de la forma mas compasiva posible.
-¿Que? -exclamaron ambos sorprendidos.
-Pero Herman, Tumbor es culpable por haber provocado la muerte de todos esos cadetes de ayer, merece ser juzgado -protesto Lomis indignado ante esta declaración.
-Lo se, pero si me hubieses notificado esto antes de que le pegaras a Tumbor no pasaría esto, así que todos sus castigos quedan impunes hasta que se demuestre lo contrario -agrego demostrando que malintencionadamente empeoro la situación.
-¡No! -grito Thorne, marcho corriendo hacía él.
Lomis le atajo agarrandole por el cuerpo impidiendo que le atacase.
-Merece ser castigado, por su culpa casi muero en el ataque de ayer, mi amigo Duane se murio, y él estaba protegiendo a ese muchacho que se largo corriendo por su culpa, ¿sabes acaso como se llamaba? Se llamaba Perrin -le reprocho Thorne largandole todos los desastres que se produjeron por culpa de su arrogancia.
Tumbor lo ignoro por completo, le daba igual lo que le dijera ahora que ya nada podía hacerle daño, pero de pronto se percato de algo que tenía el joven que no vio hasta ahora, había un arma que un cadete como él no debería de llevar consigo.
-¿Que es eso que tienes ahí? -le pregunto y se acerco sacandole el arma de detras suyo, lo miro descubriendo que se trataba de un fusil, un fusil de lugarteniente, un arma de alta categoria y él lo llevaba por algún motivo, al ver eso se le ocurrió una idea-. Dime cadete, ¿de donde has sacado esta arma?
-Me la entrego un lugarteniente que murio por culpa de los Sabuesos, me dijo que la usase para acabar con todos -confeso reprochadamente Thorne.
-Ah -exclamo llevandose la mano a la boca, fingia sorprenderse.
-¿Que pasa? -cuestiono Herman su reacción.
-Tu eres el tirador -dijo con tono arraigado.
Los tres se quedaron sorprendidos al oír eso.
-¿Estas con el equipo de Lomis?
-Si, pero no entiendo que sucede con...
-Tu eres el que disparo a la avioneta con esta arma, por tu culpa han muerto muchos mas cadetes que anoche -le señalo acusadoramente.
Thorne sintio como todo su cuerpo se le caía hacía abajo de solo oír eso, su corazon palpitaba a mil por hora y su cabeza estallaba de miedo.
-Herman, arrestale y llevale a nuestro calabozo -le ordeno Tumbor.
-¿Que calabozo? -se cuestiono Lomis.
-Tenemos uno impuesto para aquellos que se portan mal, aunque en este caso trataremos a este joven con las mejores cualidades favorables -indico poniendo un tono que señalaba que iba a ser extremadamente cruel con él.
Thorne no podía soportar esto, necesitaba escapar.
-Lomis por favor, ayudeme, sabe que no he hecho nada, soy inocente -le suplico queriendo que le ayudara como fuera.
-Lo siento chico, pero él ya no puede ayudarte -le dijo Herman en señal de culpabilidad por tener que hacer algo que no le iba a gustar.
Agarro el brazo de Thorne y se lo llevo a rastras por la fuerza.
-No Lomis, ¡no! -grito euforicamente Thorne mientras lo alejaban de él, forcejeaba para quitarse de encima pero era imposible, ya lo juzgaron como un criminal y que forcejeara para escapar empeoraba aún mas las cosas.
Lomis le dirigio una mirada malhumorada hacía Tumbor.
-¿Que haz hecho?
-Lo que debía hacer, gracias por esto Lomis, ahora podremos enterrar los cuerpos de todos esos cadetes en paz -le dio una palmada en el hombro y se marcho alejandose como si hubiese cumplido con un buen trabajo.
Quedo tan absorto ante este suceso que no pudo evitar sentirse terriblemente culpable por lo que hizo, esta vez sintio que había fallado de verdad, fallo como capitan, y le fallo a sus cadetes.
Este había sido el peor error de su vida.
