La joven castaña aun estaba recostada sobre la mullida colcha de la cama, no había pasado una hora en ese mundo cuando ya sentía las enormes ganas de regresar al suyo a como diera lugar, hasta ahora había soportado bastante bien la presión que ejercía para ella encontrarse en un sitio en el que era una completa extraña y mucho mas el no poder usar sus poderes mágicos bajo ninguna circunstancia.
En su soliloquio solo podía pensar en lo injustos que habían sido sus padres pues estos no solo se habían conformado con quitarle su magia, oh no… aparte se encargaron de deshacerse de su guardarropa con la excusa de que llamaría demasiado la atención si vestía de esa manera, o sea "su estilo" en el mundo humano.
Su ropa que en su mayoría era de colores oscuros y sobrios lo que según ella era mucho más acorde a su personalidad, se volvieron tonos bastante claros en los que recurrentemente estaba inmiscuido el color rosado.
- ¡Ya no puedo mas! – se levanto ofuscada y revolviendo con algo de desesperación su cabellos castaños que ahora estaban sujetos a dos coletas trenzadas pues su cabello le llegaba un poco mas abajo de los hombros.
Si… su madre la había trasformado radicalmente, pasó de tener el aspecto más temible de toda la academia Read, al de una dulce y por demás tierna niña en cuestión de segundos.
Simplemente no sabia como le habían convencido de ponerse esas faldas beige con esa playera blanca y para colmo, pero cerrando con broche de oro la chamarra roja que complementaba el modelito, sin lugar a dudas toda una niña buena.
- Si sigo un minuto mas en este lugar voy a volverme totalmente loca… - hizo una rabieta un tanto infantil mientras giraba en la cama y se aferraba fuertemente a su almohada, el animalito de felpa solo le miraba con al algo de resignación, después de dar un hondo suspiro se acerco a su ama para tratar de consolarla.
- Por favor Sakurita no todo esta tan mal – intervino al fin el peluche amarillo compañero de la castaña – además recuerda que no podremos volver hasta que pases esa prueba que te impuso la directora para evaluar tu conducta.
- Lo sé… - dijo finalmente levantando la cara con pequeñas lagrimas en sus empañados ojos esmeralda – de no ser porque esa malvada bruja impuso esa condición saldría de aquí cuanto antes.
- Lo vez, entonces trata de ser fuerte… o al menos sélo hasta que podamos salir de aquí – se acerco volando hasta ella tocando con su patita derecha la frente de la chica a manera de confort.
- Tienes razón Kero – se limpio las lagrimas y entonces su semblante cambio por completo para demostrar una maravillosa sonrisa – no puedo darme por vencida tan fácilmente, saldré de aquí a como de lugar.
- Esa es la Sakura que conozco – en su pequeño y redondo rostro también se dibujo una sonrisa.
- Y para dar inicio a la operación "regreso", empezare por salir de aquí e ir a cenar con esos humanos – dijo triunfalmente y se encamino hasta la puerta de salida con el semblante en todo lo alto – deséame suerte – se volvió antes de cruzar completamente el umbral de la puerta.
- ¡Suerte…! – dijo él en voz alta al momento que ella salía de la habitación – ¡y no se te olvide traerme algo de cenar!
Capitulo 2
El rival
La hermosa mujer de cabellos como el ébano se encontraba terminando de darle los últimos toques a la cena de ese día, en parte quería agradar a su nueva huésped por lo que cocino pensando especialmente en ella.
De repente en la cocina hizo acto de presencia un apuesto joven de tez trigueña, su aspecto era casual aunque sus alborotados cabellos castaños le daban un aire despreocupado, al mismo tiempo que sus profundos ojos cafés le añadían cierta seriedad a su persona.
- Hola mamá – saludo distraídamente el muchacho castaño con miras al refrigerador que se encontraba al otro lado de la mujer – huele delicioso ¿qué cocinas?
- Es una sorpresa para nuestra huésped de honor – dijo esbozando una mediana sonrisa.
- ¿Huésped de honor? – se volvió a ella un tanto confundido.
- Sakura, la hija de mi prima Nadeshico llego hace rato – su sonrisa se mantuvo a pesar de lo difícil que iba ser para ella decirle a su hijo lo siguiente.
- Que bueno… - hablo retraídamente retornando de nueva cuenta su atención al refrigerador del cual momentos después de estudiar detenidamente su contenido tomo un poco de jugo de naranja.
- Me alegra saber que lo veas de esa forma – hablo de una forma misteriosa confundiendo un poco al muchacho castaño que no pudo evitar fijar su completa atención en su madre – pues creo que hay algo de Sakura que debes saber.
- No entiendo… – dejo el jugo de naranja a un lado en la mesa para mirar de frente a la mujer.
- Solo digamos que Sakura es un poco especial…
La muchacha bajo las escaleras con cierta cautela, lo que menos quería en esos momentos era encontrarse con un humano pues se sentía hasta cierto punto nerviosa ya que en su vida había visto uno, pero si eran como los describían definitivamente no le simpatizarían, cuando finalmente estuvo en la planta baja camino por uno de los pasillos hasta dar con la cocina donde supuso se encontraría ahora su tía.
Y en efecto, cuando estuvo a punto de abrir la puerta escucho la voz de su tía Yelan pero al parecer esta no se encontraba sola ya que pudo escuchar también la voz de un chico.
Si bien no era su costumbre escuchar las conversaciones ajenas, tampoco quería confrontar tan pronto a un humano, por lo que decidió que lo mas sano para su salud mental era aguardar ahí hasta que alguno de los dos saliera del lugar.
- ¿Especial…? ¿en que sentido? – el castaño estaba por demás intrigado, su madre no solía actuar de esa forma tan enigmática.
- Sakura no es como las demás chicas que conoces – su rostro se torno bastante serio al igual que sus palabras – si llega a decir o hacer algo extraño, por favor no vallas a burlarte de ella.
- ¿Hay algo de lo que no este enterado y quieras decirme? – le estipulo de manera un tanto inquisidora porque sentía que le ocultaba algo realmente importante.
- Bueno pues la verdad omití un pequeño detalle…
- ¿Qué pequeño detalle? – su atención así como su curiosidad ahora estaban completamente fijas en la figura de su madre.
- Pues veras querido, Sakura tiene serios problemas de conducta – decía con algo de calma mientras tanto el joven asimismo como la chica castaña le escuchaban atentamente – sus padres pensaron que al poner un poco de distancia esto se corregiría, en parte fue por esta razón que la mandaron a vivir aquí.
- "Mamá es increíble" – pensaba con cierta ironía la muchacha pero sin moverse un centímetro del lugar en que se encontraba y sin hacer el mas mínimo ruido.
- Entiendo… pero eso que tiene que ver conmigo – el ambarino aun no acababa de entender lo que su madre intentaba decirle.
- Mas de lo que piensas… - una sonrisa extraña que el chico había notado con anterioridad volvió a hacer su aparición en el rostro de su madre – ya que tú serás el responsable de que no se meta en ningún problema.
- Uh… - se le quedo mirando con algo de incredulidad y sorpresa aunque sin decir nada pues creyó no haber escuchado bien.
- "Que interesante… parece que ahora tendré una niñera" – se decía a si misma de manera burlona cuando las palabras de su tía la sacaron de sus pensamientos.
- En su carta Nadeshico me explica que Sakura ha tenido algunas dificultades en sus escuelas anteriores es por eso que te lo pido…
- "Veo que mamá no se reservó un solo detalle, eso me dice que debo tener mucho cuidado y no cometer ningún error si quiero de vuelta mis poderes." – una sonrisa bastante maliciosa se dibujo en sus labios causando mucha mas curiosidad en esa conversación por lo que se acerco un poco a la puerta para escuchar con más cuidado lo que adentro decían.
- ¿Qué tan graves? – Syaoran siguió viéndole de esa forma inquisidora incitando a su madre a continuar con su explicación.
- Solo digamos que llego a tal grado que la expulsaron de varias de esas escuelas – el castaño se quedo un tanto estupefacto sin saber que decirle exactamente hasta que su madre tomo la palabra nuevamente – entonces dime ¿te harás cargo de cuidar de ella?
- Oh… no… claro que no… - dijo de forma tajante – yo no voy a exponer mi reputación en la escuela solo por cuidar de una chiquilla desquiciada…
- Syaoran por favor… - no pudo terminar pues en ese momento alguien hizo notar su total desacuerdo.
- ¡¡¡¡¿¿¿Como…! – grito la castaña sumamente furiosa.
- ¿Qué fue eso? – se expreso desconcertado el joven ambarino luego de oír el grito, al instante la chica se tapo la boca con ambas manos, no era el momento para tener una confrontación con el que parecía ser el hijo de su anfitriona, pero llegaría el momento en que se vieran las caras de eso no había duda.
El muchacho se encamino con rapidez a la puerta de donde parecía haber provenido aquel grito pero justo antes de abrir su madre lo detuvo en seco.
- Debió de ser alguno de nuestro inquilinos, de seguro ya han de tener hambre… – se apresuro a decir al reconocer la voz del otro lado, así que intento cambiar rápidamente de tema – anda Syaoran pon los platos en la mesa…
- Pero… – no estaba muy convencido con la explicación.
- No protestes y ve… - fingió un poco de enfado para dar más credibilidad a sus palabras.
- Esta bien – hablo de no muy buena gana mientras se disponía a acatar la orden de su madre.
- "Pero quien se ha creído que es ese insolente…" – la joven estaba mas que furiosa, centellas era lo menos que salía de sus ojos.
Subió casi a la velocidad de la luz las escaleras encerrándose en su habitación con un fuerte portazo ante la mirada confundida de su fiel amigo – "pero pagara muy caro lo que acaba de decir, de eso me encargo yo" – una sonrisa maquiavélica se dibujo en su rostro, dejando sin habla y un poco asustado al pequeño peluche amarillo, nunca había visto ese semblante en el rostro de su ama y en cierta forma le daba algo de miedo, así que pensó lo mejor era permanecer callado.
- - -
La cena se sirvió a las ocho en punto tal y como se tenía planeado, sin embargo no había rastro alguno de la joven para la que especialmente fue preparado aquel banquete.
- Disculpe señora Yelan, pensé que su sobrina nos acompañaría a cenar – dijo de repente un joven de ojos negros y aspecto gentil, este parecía ser un poco mayor que el castaño.
- Eh, creo que en unos momentos mas bajara – contesto amablemente la mujer mientras acababa de servir la deliciosa merienda a sus inquilinos – Syaoran hazme un favor y avísale a Sakura que la cena ya esta servida.
- Mamá… - estaba a punto de reclamar mas una mirada severa de su madre lo hizo reconsiderar inmediatamente su parecer – ahora voy…- justo cuando estaba dispuesto a ponerse de pie la figura de la joven se hizo presente en la puerta del comedor.
- No tienes porque molestarte ya estoy aquí…– esbozo una hermosísima sonrisa, no estaba por demás decir que a pesar de ser fingida era considerablemente creíble, pues por dentro lo único que quería era desquitarse de él por haberse expresado así de ella – buenas noches.
El muchacho quedo como embobado con ella, tanto que ni siquiera contesto al saludo, al contemplarle comprobó que realmente era todo lo contrario a lo que había imaginado, por la forma en que su madre la describió pensó que seria una clase de punk o algo así.
- Sakura toma asiento por favor, enseguida serviré tu cena – dijo con suma amabilidad la hermosa mujer de cabellos negros, amabilidad que la joven correspondió por educación.
- Si, muchas gracias tía – valla que habían servido todos esos años de actuación frente a sus padres ahora sus sonrisas eran de lo mas fehacientes, de hecho ya hasta parecían ser sinceras.
Mas sin embargo la realidad era otra muy distinta y el ambarino pudo notarlo casi de inmediato pues detrás de esas maravillosas sonrisas había algo extraño, era como si estuviesen vacías en su contexto a pesar de la emoción que quería demostrar en ellas y de hecho era el único que se daba cuenta de ello pues los demás parecían tragarse aquella actuación.
La muchacha tomo asiento a un costado del castaño sin dirigirle la vista siquiera, frente a ella se encontraba los otros dos inquilinos de la casa, no pudo evitar mirarles con cierta curiosidad al ser los primeros humanos conocía.
Era un comedor bastante pequeño comparado con los estándares que solía manejar la muchacha, sin embargo había algo distinto que increíblemente la hacia sentir a gusto, fue totalmente distinto a la incomodidad que pensó sentiría al tener tanta aversión hacia los humanos.
- Es un placer conocerla al fin señorita Kinomoto, su tía nos ha hablado mucho de usted – dijo con cortesía el joven de negra cabellera que se encontraba a un costado de la chica castaña rojiza que estaba frente a ella.
- ¿De verdad? – dijo manifestando algo de interés y mostrando una sonrisa amable – para ser sincera a mi no me dijo nada de ustedes, así que les parece si nos presentamos, digo… para conocernos mejor...
- Me parece muy bien – contesto de igual forma el muchacho con sencillez, mientras que el castaño observaba calladamente la escena.
- En ese caso yo seré la primera – se expreso alegremente la chica castaña de largos cabellos frente a ella – hola, mi nombre es Chiharu Mihara voy en el tercer semestre de la facultad de economía y vivo en esta pensión desde hace un año, mucho gusto – extendió con optimismo su mano para saludar a la joven, esta solo se le quedo viendo con una pequeña risita nerviosa.
- Por favor no te vallas a ofender Chiharu pero es que le tengo cierta aversión al contacto físico – todos se le quedaron viendo con sumo asombro mientras que ella solo jugaba inquietamente con sus dedos.
- "Ahora entiendo a lo que se refería mamá" – el castaño atribuyo su comportamiento a los problemas de conducta que su madre le había mencionado unos minutos atrás.
- S-seguro – la muchacha aparto la mano ya que aun estaba algo confundida por aquella situación tan confusa.
- Creo que es mi turno – intervino el joven de cabellos negros para tratar de aligerar un poco el ambiente tenso que se había formado por el extraño comportamiento de la castaña – yo soy Takashi Yamazaki al igual que Chiharu yo también voy a la universidad, estoy estudiando el quinto semestre de la facultad de derecho, llevo viviendo aquí dos años y como le dije antes es un placer conocerla señorita Kinomoto.
- Encantada de conocerle joven Yamasaki – volvió aquella sonrisa de aparente felicidad mientras se volvía al chico de al lado – y no me digas ¿tu debes ser Li? – no pudo evitar decir aquello con un dejo de sarcasmo.
- Así es… soy Li Syaoran – al ver su tono el decidió responderle de igual forma – es un gusto conocerte Kinomoto.
La muchacha le vio de arriba a bajo de forma despectiva cosa que no paso desapercibida por el ambarino quien a primera instancia no comprendió el porque de aquella mirada.
- ¿Sucede algo malo? – jamás le había gustado andar con rodeas así que fue muy directo con ella obteniendo solo una sonrisa maliciosa.
- No… – respondió secamente sin que aquella sonrisa se borrara de sus labios haciendo sentir en extremo incomodo al castaño.
- Veo que ya conociste a todos lo huéspedes – por fortuna para el chico su madre entro en escena en ese justo momento desviando la atención de la chica hacia ella.
- Si tía Yelan… parecen ser muy buenas personas, creo que nos llevaremos bien – se dirigió con amabilidad a su actualmente tutora que en cierta forma se sintió aliviada ya que pensó su reacción seria una de mayor desaprobación hacia ellos.
El castaño le miraba con cierto recelo y desconfianza, había algo muy distinto en ella y no pararía hasta averiguar de qué se trataba.
- - -
Luego de la cena la joven de mirada esmeralda se encerró en su habitación para desempacar su equipaje con la ayuda de su pequeño guardián, pues esta no tenía la menor idea de cómo acomodar su ropa luego de que su magia lo hiciese por ella desde que tenía uso de razón.
- ¿Dónde crees que valla esto? – dijo intrigada la joven, mostrándole a su ayudante la corbata roja del uniforme que tendría que usar al día siguiente para su primer día de clases, era la primera vez en su vida que uniforme no significaba capa negra usada para las clases especiales de hechicería – ¿crees que sea así? – se amarro la prenda a la cabeza.
- No creo – dijo mirándola detenidamente, mientras los extremos de la corbata colgaban a un lado de su cabeza.
- ¿Para que demonios inventarían esta cosa? – pregunto confundida mientras veía el uniforme escolar, una falda de tablas y saco negro con camisa blanca de vestir, de hecho aun no entendía donde encajaba aquella dichos corbata, la vestimenta que se utilizaba en Clow era muy diferente a la de ahí tanto que en su vida había visto esa prenda que ahora tenia atada a la cabeza, seguía meditando aquello cuando alguien de repente llamo a la puerta.
- ¡¿Quién es…! – grito desde el otro extremo de la habitación mientras intentaba descifrar el enigma de como doblar la pila de ropa que estaba ahora sobre su cama.
- Soy Syaoran ¿puedo pasar? – el muchacho alzo la voz alertando de inmediato a la chica que al ver a su guardián flotar enfrente de ella lo agarro fuertemente y lo puso en la repisa arriba de su cama.
- Li no sabe nada de tu existencia, así que Kero no vallas a hacer ningún ruido mientras él este aquí – le miro con ojos suplicantes al ver como este estaba a punto de reclamar.
- Kinomoto ¿todo esta bien? – pregunto nuevamente al no obtener respuesta.
- Eh… si, ya voy – hablo aunque teniendo toda su atención en el muñeco de felpa que tenia al frente – por favor… - le miro con unos tiernísimos ojos de cachorrito, sabia que este no podía resistirse a esa mirada.
- Esta bien – se expreso con cansancio adoptando una postura un poco mas relajada.
- Gracias… recuérdame darte un chocolate cuando Li se haya ido.
Se dirigió a toda velocidad hasta la puerta, no le agradaba mucho la idea de ver a ese joven pero no iba a poder evitarlo viviendo ahí.
- ¿Qué es lo que quieres? – se expreso sumamente cortante a penas lo vio, dejándole en claro que no le agradaba su presencia en lo absoluto.
- Veo que lo de la cena no fue un malentendido como pensé – hablo con bastante sarcasmo, si ella era córtate él podía serlo el doble, realmente esta no conocía a Syaoran Li.
- ¿De que hablas? – le estipulo confundida, su forma de actuar definitivamente no se parecía a la de ningún chico que hubiese tratado antes.
- Desde que nos conocimos note de inmediato que no te caí nada bien – entro detrás de la chica luego de que esta le hiciera un pequeño ademán de que podía pasar – se puede saber por qué, si ni siquiera me conoces.
- Valla, te diste cuenta – tampoco se iba andar con vueltas al asunto, pero no por eso iba a dejar su sarcasmo de lado – lo que sucede es que no me gusta que hablen mal de mi a mis espaldas y mucho menos antes de conocerme – se volvió hasta quedar frente a él fue entonces que se dio cuenta de los penetrantes ojos cafés del castaño.
- No entiendo – dijo confundido pero sin quitarle la mirada de encima.
- Entonces te lo diré de otra manera para que tu cerebro pueda entender… - el sarcasmo que empleaba la joven le llamo mucho la atención al ambarino, por lo general las chicas se le insinuaban o trataban de agradarle al ser uno de los chico mas populares de toda la secundaria, pero esta era todo lo contrario y si mal no lo entendía parecía estarlo hasta retando – simplemente yo no estoy desquiciada y lamento mucho si llego a arruinar tu reputación pero no es por mi gusto que este aquí.
- Escuchaste la conversación que tuve con mamá – quiso disculparse al ver que él había tenido la entera culpa del enojo de la chica – oye yo lo lamento, no debí…
- No… no tienes por que disculparte… - lo acallo inmediatamente con aquella sonrisa llena de malicia – por que me declaraste la guerra antes de conocerme y una simple disculpa no bastara...
- ¿Me estas retando? – pregunto con la mayor frialdad que pudo mientras ellas se acercaba a él poniéndolo de alguna manera bastante nervioso.
- Si quieres verlo así – realmente no estaba en sus planes meterse en problemas con alguien tan rápidamente pero es que ese chico la hacia perder por completo el autocontrol del que se vanagloriaba poseer.
- Entonces esta bien, que así sea… - él se encontraba en igual estado que ella pero de igual forma contesto a la amenaza, simplemente no podía dejarse ganar por una chiquilla insolente, porque así era como el la veía, como una chiquilla… o al menos trato convencerse de que así era.
- De veras eres tonto si crees que podrás derrotarme – intento burlarse para ocultar la enorme furia que despertaba ese chico en ella.
- Ya veremos – se defendió automáticamente utilizando el mismo tono de ella – además, no se por que debería preocuparme de tomar en cuenta las absurdas palabras de una chiquilla que ni siquiera sabe vestirse…
Esa fue la gota que derramo el vaso, ¿como alguien podía ser tan irritante? si ahora mismo tuviese sus poderes mágicos de seguro este ya estuviera convertido en rana u otra cosa peor.
- Eres tan… - no pudo terminar ya que este se acerco peligrosamente hasta ella, su acción la tomo tan de sorpresa que ni siquiera se movió.
Inesperadamente el chico puso las manos en su cabeza, sintió sus mejillas arder con el simple rose de sus manos, era una sensación desconocida y nueva para ella pues inesperadamente su corazón latía mas aprisa según el chico se acortaba la distancia, era como si hubiese lanzado un hechizo sobre ella ya que entonces se quedo prendada de sus profundos ojos cafés.
- Para empezar las corbatas no van ahí – señalo la prenda que tenia en la cabeza rompiendo inmediatamente el encantamiento.
- ¿Perdón? – pregunto un tanto confundida al ver como este le ponía aquella extraña prenda en el cuello.
- La corbata se anuda de la siguiente manera – con sumo cuidado puso la corbata correctamente en el cuello de la chica, fue hasta entonces que este se dio cuenta de la proximidad entre ambos e inmediatamente se separo de ella.
El joven se giro rápidamente con miras a la puerta principal puesto que su rostro había adoptado un color carmesí intenso.
- Nos veremos después Kinomoto… – fue lo único que atino a decir antes de salir completamente de la habitación con la mayor prontitud que pudo, serrando inmediatamente la puerta tras de si.
Cuando por fin pudo medio reaccionar la joven castaña lanzo un par de pataletas al aire, si su familia quería torturarla realmente lo estaban consiguiendo.
- Sakurita ¿estas bien? – el peluche observo con detenimiento el comportamiento de su ama a la cual literalmente le salían chispas de los ojos.
- Estoy bien… - apretó tanto los dientes que casi se le despostilla para forzar a que saliera una sonrisa de sus labios – sabes… creo que esto se pondrá interesante – volvió su mirada a su pequeño guardián, sorprendiéndolo un poco al ver de nueva cuenta aquella expresión tan lúgubre en el rostro de ella por lo que no hizo un solo comentario mas.
- Si lo que quería Li era ganarse mi especial atención acaba de lograrlo – soltó una risilla traviesa pues su cerebro comenzaba a maquilar uno de sus maravillosos planes…
Continuara…
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Ok, pues me vino la inspiración y decidí hacer el segundo capitulo (XD), no se que valla a pasar después pero espero que por lo menos les haya gustado como quedo y sino pues lo sabré al no recibir ningún comentario (n.nU), por cierto ya que andamos en este tema gracias a aquellos que se tomaron la molestia de dejarme su review en el capitulo anterior especialmente quiero agradecer a Sakura 14, Ana Isabel y Faithfrv y de paso agradezco a quien a parte y no me dejo su opinión pero igual leyeron el fic, ahora si me despido, hasta la próxima…
