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LA PERFORADORA Y EL TAPÓN

Rocamauro oyo el rumor de que un grupo de magmagolems se habían separado del grupo que había estado atacando la ciudad. Al oír eso supo hacerse a la idea de que seguramente los magmagolems liderados por Magmus se estarían dirigiendo a los niveles superiores del volcán. Se intuía que Magmus habría descubierto la fallida excavación que tuvieron años atrás y por la que muchos golems se encargaron de arreglarla para impedir que se produjese una terrible desgracia que hubiese afectado a todo el pueblo molekin. No podía permitir que lo destaponara ya que si lo hacía, todo se llenaría de lava y los molekins perderían sus hogares en el volcan.

Por eso mismo debía ocuparse de este asunto personalmente.

Subió por una escalera que lleva a un camino abandonado, lo cruzo y siguio andando hasta el frente, se topo con un grupo de magmagolems que estaban custodiando la entrada, iban armados con unos martillos y unas espadas incadescentes.

En cuanto lo vieron dieron un paso adelante en posición defensiva para atacar.

-Atrás golem -le amenazo el magmagolem de la izquierda.

Se detuvo, acto seguido soltó una pequeña risilla sarcastica.

-Dejadme pasar -les ordeno pasivamente.

Ambos magmagolems quedaron confundidos.

-¿Porque deberíamos hacerlo? -criticó uno a la derecha.

-Porque conozco a vuestro rey -declaro.

Quedaron todos aún más confundidos.

-Decidle a vuestro rey, que Rocamauro esta aqui -les pidio autoritariamente.

El magmagolem que estaba en el medio hizo caso, se dio la vuelta y paso por un camino ondulado en el que no se veía nada. Rocamauro se quedo ahí esperando, se quedo mirando al grupo de magmagolems que tenía delante. Estaban ansiosos por querer destrozarle, aunque sabían que eso les costaría ya que no era facil de romper. Además. Él tenía mas ganas de destruirles ya que por culpa de ellos perdió a un montón de compañeros golems que habían estado con él desde hace mil años, apenas tuvo tiempo para hacía siglos que no se había despedido de alguien, y por su culpa ahora sentía una enorme picazon en el cuerpo que no se la podía quitar de encima. Por eso mismo ellos debían pagar más que nadie por todo lo que lograron.

Paso un buen rato hasta que al final regreso el mismo magmagolem que se marcho anteriormente, apareció de entre las sombras revelando una mirada amarga.

-Dejadle pasar -ordeno, asintiendo con amargura.

Los magmagolems se hicieron a un lado permitiendole el paso.

Rocamauro esbozo una mirada de orgullo, paso por delante de ellos pero no sin antes recibir un codazo del magmagolem de la izquierda. Este le miro con ganas de derretirlo con lava incandescente. Le ignoro y siguio adelante sin ningún problema.

Paso al otro lado revelando que entre aquella oscuridad había una pendiente con unos escalones de madera colocados de forma irregular, se notaba que no estaban bien colocados porque algúnos estaban clavados en la tierra de forma torcida.

Eso era debido al miedo de los trabajadores por querer salir de la zona.

Miro al magmagolem notando que le miraba con desconfianza.

-Se donde tengo que ir, ya puedes irte -dispuso asertivamente.

Refunfuño sin abrir la boca y se dio la vuelta, marchandose por donde vino.

Por algún motivo sentía que se estaba apunto de meter en una trampa, pero esta era una trampa a la que no podía rechazar. Subió precavidamente por los escalones, cuanto mas pasos daba, mas le costaba debido a lo pendiente que era la escalera.

Llego arriba de todo, ahí se encontro con todo un camino repleto de carteles que ponían: CUIDADO. PRECAUCIÓN. ZONA PELIGROSA. REGRESEN. SI AVANZA POR AQUI, PROVOCARA LA MUERTE A TODOS LOS MOLEKINS. Eran avisos colocados especificamente ahí para advertir a cualquiera que no se metiera a explorarlo ya que podría romper el tapón y ahí entonces ocurriria una gran desgracia.

Doblo en una esquina y se encontro con otro par de magmagolems custodiando otra entrada, pero esta era una entrada blindada a la que parecía que habían destrozado desde fuera para romperla y pasar al otro lado. Estos se percataron de su presencia y se dispusieron a atacarle, pero rapídamente cedieron haciendose a un lado.

Se coloco delante de ellos asumiendo que le dirian algo.

Cosa que fue así.

-El rey te esta esperando -le notifico el magmagolem de la derecha.

Accedió y paso al otro lado, pero procurando de que no le diesen otro empujon.

Atraveso la entrada, en cuanto paso al otro lado se percato de que habían unas cadenas carbonizadas y rotas. Era evidente que usaron todo su lava interior para romper aquella puerta que seguramente estaba tan blindada que usaron todo lo que tuvieron encima para impedir que nadie la abriese.

Y al final dejo de funcionar.

Acabo pasando a una sala minera abandonada, habían railes carbonizados, carros volcados al suelo, y plataformas derruidas con los trozos de madera quemados enteramente. Ese fue uno de los primeros lugares en ser afectados tras el subito drenaje de lava liquida que se salió incontrolablemente de la grieta.

Subió por una escalera creada por una serie de estructuras de madera que lo condujo a un primero piso elevado, atraveso una puerta formada por una entrada de rocas y acabo pasando a una amplia sala que brillaba con una tenue luz anaranjada.

Ahí pudo ver a lo lejos al rey Magmus, rodeado de varios magmagolems armados con lanzas y martillos incadescentes mirando a la maquina.

Se intuyo que llevaba un tiempo esperandole para que él viniera, este era un momento personal que no se lo iba a perder de ningún modo.

Ando lentamente hacía él mientras observando la enorme perforadora que había delante suya, era un enorme taladro conectado a una serie de cables hidraulicos enganchados al tejado de la estructura. Eso permitía que se mantuviera recto sin que cayera para el costado. A los costados había toda una hilera de puentes y plataformas derruidos y quemados. Y abajo de todo se encontraba el tapón, era una enorme roca ovalada del tamaño de una nave pirata, estaba enganchada a un crater por el que se podía ver la luz de la lava que contenía sobresaliendo por los bordes.

Se acercó aún más y ahí entonces los magmagolems captaron su presencia, se giraron alzando sus armas en posición defensiva.

-Dejadle, quiero que se acerque -les exigió Magmus sin mover la cabeza.

Obedecieron y se alejaron separandose cada uno por un lado.

Rocamauro quedo sorprendido al ver como se separaron de su rey sin rechistar. Se acerco y se coloco al lado suyo observando lo mismo que él.

Los dos se quedaron con la misma posicion rigida sin inmutarse.

Miro de reojo a Magmus, tenía ganas de propinarle un fuerte golpe de puño en la cara como venganza por todo el desastre que causo. Pero sentía que tenía algo preparado, y si actuaba imprudente, esto llevaría a una terrible consecuencia.

-¿Cuanto hace que no nos vemos Rocamauro? -le pregunto Magmus.

No supo como contestarle a esa pregunta.

-Más de 825 años como mucho -declaro dudosamente.

-Si, 825 años -confirmo con soltura, se rio.

Le extraño esa respuesta.

-¿Sabes una cosa? -dijo nuevamente-. Yo tenía pensado abrir eso.

-¿Eso? -señalo el tapón.

-Así es, sabía de que ahí había una cubierta de lava almacenada debajo de toda esta estructura de piedra. Tenía pensado soltarla para así liberar toda la lava y dejar que la terraformase para crear nuevas estructuras -explicó mostrando una sonrisa de afecto ante el entusiasmo que le daba esa idea suya.

-Pero si hacías eso provocaría que ningún golem pudiese vivir comodamente en ningún sitio. Estaría todo hecho solamente para los magmagolems -recalcó demostrando que ese planteamiento tenía su parte de egoismo.

Cambió de expresión al reconocer que le toco fondo.

-Si -confirmo disgustadamente.

-Ese siempre ha sido uno de tus problemas Magmus, quieres preocuparte por la gente, pero estas tan encaprichado por la idea de creerte que porque estas hecho de lava te hace superior. Pero no lo hace -le dijo recapacidamente para que viese el problema.

Se volteo hacía él mirandole de frente.

-Tu siempre has creído que esto lo hago por el hecho de creer que porque tengo un elemento que tanto ayuda como destruye, me hace sentir poderoso, arrogante, terco y malicioso -le especifico pasivamente-. Pero en realidad todo esto lo hice por otro motivo por el que nunca se te paso la cabeza reconsiderar.

-¿El cual? -critico ese descalabro.

-Que te tengo envidia -admitió.

Quedo perplejo a esa confesión.

-¿Envidia?

-Así es, te tengo envidia, todos los magmagolems os tenemos envidia.

-¿Pero porque? -le pregunto intrigado.

-¿Por que? Nosotros los magmagolems nacimos por accidente a causa de la oscuridad lanzada por Malefor hace mil años. Somos seres que no deberían haber existido, pero existimos, y lo único que conseguimos es ser repudiados por estar hechos de lava y quemar todo lo que tocamos. Por eso mismo nos venimos aqui que es donde se produce nuestro elemento, pero aún así no es suficiente, teníais que venir vosotros y quitarnos lo que podríamos haber obtenido. No es justo -le explicó reprochadamente lo indignado que se sentía por no tener nada que le valiera la pena.

-Trate de que ambos pudiesemos convivir juntos -recalcó el otro.

-Pero a ti te daba miedo que unos monstruos de lava tocasen a tus hijos o a los demás. Nos tratasteis de la misma manera que la gente del exterior -recalcó agitando el cuerpo nerviosamente, se enfurecía cada vez más.

-Al principio me costo, pero me esforce por acostumbrarme.

-Mentira -regaño-. Tu nunca podrías aceptarnos aunque fuesemos de roca solida. Admitelo Rocamauro, no soportas a los serés que sabes que pueden destruirte, por eso mismo nos declaraste la guerra, y fijate bien como acabo.

Rocamauro ya no pudo aguantarlo más, quiso razonar con él con tal de solucionar el asunto sin causar más violencia pero evidentemente no había forma de que él pudiese olvidar el pasado. Estaba decidido a continuar peleando con tal de seguir demostrando cual de todos seguia teniendo la razón y quien no.

-Lo siento mucho Magmus, pero tengo que decirte que no vas a encender esa perforadora -le advirtió con total honestidad.

Se encogió de hombros.

-Bien, porque me figuraba que dirias eso.

Se extraño con ese comentario.

De pronto recibió un impacto en su hombro que lo hizo caer, se lo miro y descubrió que se trataba de una flecha con la punta impregnada de lava. El dolor era tan inmenso que no podía lograr entender como era que le afectaba una simple flecha.

-¿Lo sientes Rocamauro? -terció descaradamente, él sabía lo que le ocurría.

-¿Que es esto? -reprocho.

-Esto ha sido una nueva idea mia, ¿sabías que del otro lado del volcán existe un mineral tan fuerte y extraño, que es capaz de romper la textura rocosa de los golems? Solamente necesitas forjarlo y teniendo una buena forma, es capaz de romper cualquier cosa, y con la ayuda de la lava, implica mucho dolor a quien este vivo -explicó de forma singular el arma que le había atravesado el cuerpo.

-Eso es imposible, no existe tal mineral que haga eso.

-Lo se, pero yo he hecho mis investigaciones, y he encontrado una manera de vencer a los golems, sin necesidad de tocarles -recalcó con tono vacilante.

-¿Y entonces porque no la has usado antes ahí abajo? -le criticó reprochadamente.

-Muy facil, porque quería que tu lo sienteses primero, quiero que veas el resultado de siglos de estar en el exilio sin poner terminar lo que una vez empezamos. Te volviste terco y arrogante, y por culpa de eso lo vas a perder todo.

Se dispuso a agarrarle con la mano pero entonces recibió el impacto de una flecha que le atraveso el brazo, eso hizo que cayese al suelo. La lava que tenía impregnada la punta de la flecha le estaba quemando las rocas de su cuerpo.

Alzo la cabeza observando que arriba de las estructuras de piedra se encontraba un grupo de magmagolems arrinconandole y apuntandole con arcos, le iban a seguir disparando todas las flechas que tenían a mano.

En ese momento Rocamauro se dio cuenta de que no tenía forma de poder escapar de esto, se intuia bien que no conseguiria derrotar a Magmus.

-Puede que yo no pueda vencerte, pero se de unos que lo harán -le aviso.

-¿Quienes? ¿Esos dos dragones que consiguieron vencer a Magmacoloso?

-Si, son fuertes, y detendran tus planes -se jactó orgullosamente.

Frunció el ceño indignado.

Dirigió la mirada hacía arriba e hizo un gesto con la cabeza en señal de orden.

Los magmagolems dispararon lanzando sus flechas, varias fallaron pero un par impacto contra la espalda de Rocamauro, aquello lo dejo inmovil.

-Yo no les tengo miedo a esos bichos, y aunque intenten de detenerme, yo no pienso esperarles -indico soberanamente, levanto el brazo en señal de dar otra orden.

Otro magmagolem se encontraba arriba en los paneles de una grua hidraulica, bajo una palanca y eso encendió la perforadora haciendo girar el taladro.

Rocamauro quedo indeciso al ver que seguia funcionando la maquina.

-Seguramente te lo estaras preguntando, resulta que si, la perforadora sigue funcionando después de haber estado abandonada durante este tiempo. ¿No es ironico que al final seamos nosotros las que la tengamos que usar de nuevo?

Eso cabreo aún más a Rocamauro, si ya no soportaba que se jactará de todo lo que hacía, ahora no podía tolerarla que estuviese cerca de lograr su cometido.

-Magmus, si haces eso, muchas vidas se perderan -le suplico alzando el brazo.

-No, muchos golems se perderan, ¿pero sabes qué? -se acerco agarrandole de la cabeza para que le mirara fijamente a los ojos-. Te daré una ultima oportunidad para que podamos solucionar esto sin un ultimo derramamiento de sangre.

-¿A que te refieres?

-Regresa con los tuyos, y avisales de que ahora este volcan les pertenece a los magmagolems y que nunca más volvereís aqui, a menos de que hayamos reformado este lugar a nuestra propia manera -le propuso con severos inconvenientes.

Refunfuño para sus adentros.

-Jamas -rechazo rotundamente-. Este lugar siempre ha sido de los golems, fue dado a nosotros por el gran Hot Head, no lo perderemos por escoria como tu.

Lo solto y volvió a enderezarse.

-¿Así que vas a seguir cruzandote de brazos? -inquirió retoricamente.

-Moriria antes de que te salgas con la tuya.

-Bien, esperaba que dijeses eso -chasqueo los dedos, era otra orden.

El mismo magmagolem bajo otra palanca, esto hizo que los cables hidraulicos bajasen lentamente la perforadora mientras el taladro aumentaba su velocidad.

Se alarmó aún más al ver que estaba apunto de destrozar el tapón que mantenía cerrado todo el acumulamiento de lava en su interior.

-Te di una oportunidad amigo mio, y ahora pagarás las consecuencias -se expresó sincerandose con él, con incredulidad.

Rocamauro acabo palideciendo ante la idea de haber perdido.

De pronto se produjo una explosión que asusto a todos los presentes, alzaron la cabeza hacía la entrada observando que varios magmagolems salían volando varios metros adelante, cayeron estrepitosamente al suelo.

Se formo una nube de ceniza que cubrió la entrada, de ahí salieron dos figuras que caminaban a cuatro patas, tenían aladas y sus cuernos ardían en llamas.

-Spyro, Cynder -exclamó aliviada al verles, se puso a reir de entusiasmo.

Magmus refunfuño agobiado al ver que resultaba ser cierto que vendrían.

El dragon purpura fijo su mirada en él, le dijo:

-Rey Magmus, deten esto ahora mismo o lo pagaras -le exigió amenazadoramente.

Refunfuño de nuevo para sus adentros, no se iba a detener por nada.

-De eso nada -rechazó su exigencia y entonces zarandeó forzosamente la mano hacía abajo para avisar al magmagolem que contraba la grua.

Este obedeció y se puso a subir lentamente una palanca pequeña.

Esto provoco que el taladro bajase más rapído.

Spyro lo vio y supo que debían detenerlo cuanto antes.

-Yo me encargare de la perforadora, tu encargate del Rey Magmus y saca a Rocamauro de aqui -concreto apuradamente Spyro.

-De acuerdo -Cynder acepto, el joven dragon purpura se marcho volando.

Levito lo más rapído posible mientras esquivaba todas las flechas impregnadas con lava que le estaban tirando los magmagolems del costado. Las esquivo dando una vuelta en el aire y rapídamente marcho hacía ellos en linea recta.

Los sobrevolo mientras lanzaba un chorro de fuego que los hizo caer a todos uno por uno hasta el suelo, gritaban mientras caían de aquel borde frondoso.

Dio la vuelta y subió hacía la grua, observo como el magmagolem que controlaba la maquina estaba desesperado por querer salir de ahí, eso le dio una idea.

Giro en circulos hasta ponerse en un rincón donde el magmagolem donde pudo verle, quedo desconcertado ya que pensaba que seguramente lo iba a atacar de frente. Se rasco su nuca de lava y regreso a los paneles, subió la palanca hasta arriba de todo, eso provoco que el taladro girase tan rapído que se le podía ver un humo saliendo de él.

No podía permitir que siguiese manejando eso tan descontroladamente.

Salto y aterrizo con los pies agarrados al borde de la cabina.

El magmagolem se asusto de su presencia.

-¡Largate de aqui o te desintegro! -le aviso amenazadoramente.

El magmagolem quedo desconcertado, quería salvarse del dragon pero no podía evitar desobedecer las normas de su rey, así que no le quedo otra que terminar el trabajo aúnque eso le costase la vida. Subió la palanca tan arriba que la acabo rompiendo, se le quedo el palo pegado en la mano.

-¡No! -grito Spyro alarmado al ver lo que hizo.

Salto encima de él cogiendole la palanca y lo tiro de un empujón hacía el vacio.

Como estaba hecho de lava, sabía que la caída no le mataría.

Intento de colocar la palanca donde estaba antes, pero no funcionaba, la había roto de tan pesima manera que ahora era imposible dejarla como antes.

Y lo peor de todo es que la perforadora estaba llegando apunto de tocar el fondo.

Necesitaba ayuda con esto.

-¡Cynder! -grito a la otra dragona.

Asomo la cabeza observando que se encontraba combatiendo contra un grupo de magmagolems que iban saltando sobre ella uno por uno, los iba golpeando con la cola uno por uno provocando que se derritiesen en lava liquida a causa de sus golpes.

En cuanto termino, oyo la voz del joven dragon.

-Cynder, la palanca esta rota, no puedo parar la perforadora -le aviso euforicamente.

Pudo comprobar perfectamente que tenía razón.

-No podeís pararlo -les dijo Magmus con tono vociferante-. El fin de los molekin y los golems ha llegado. Larga vida al mundo de los Magmagolems.

-Callate -Cynder acelero y marcho de cabeza hacía él.

Lo golpeo con su craneo lanzandolo volando varios metros adelante.

Quedo estampado contra la pared del costado, luego cayo inconsciente al suelo.

-Toma esa -dijo orgullosamente Rocamauro, observo lo que hizo.

-Rocamauro, ¿estas bien? -le pregunto Cynder intentando ayudarle.

Le quito todas las flechas que le estaban matando.

Se sentía recuperado, pero dolorido por las heridas.

-Te vas a poner bien, en cuanto se te vaya esto -le animó consoladamente.

-No, me pondre bien en cuanto se pare eso -dirigió la mirada a la perforadora.

Estaba a muy pocos metros de tocar el tapón.

-No podemos detenerla, la palanca esta rota -le comento.

-No, hay otra forma de pararla.

-¿Cual? -pregunto, intrigada.

-Romped los engranajes -declaro.

-¿Los engranajes?

-Los engranajes que hacen que siga bajando, si los atoraís con algo metalico los soportes dejaran de bajarla -le concreto expresamente.

Alzo la mirada observando que los soportes a los que la maquina estaba enganchada parecían provenir de un conjunto de maquinas que se encontraba más arriba, cerca de donde terminaba toda la sala.

-¿Estas seguro de eso?

-Me da igual que no este seguro o no, destruye ese armatoste ya mismo -le reprocho queriendo que no se lo cuestionara.

Sonrio entusiasmada al ver que alguien le pedía que destruyese algo.

Lo dejo reposar ahí tranquilamente y marcho volando hacía Spyro.

-Spyro, hay que destruir los cables que bajan la perforadora -le aviso euforicamente.

-De acuerdo -acepto y marcho volando hacía arriba de todo.

Aterrizo sobre una plataforma de madera, camino observando perspenticamente el sistema de maquinas, tenía delante un grupo de engranajes y ruedas dentadas metidos dentro de un hueco rectangular. Al verlos supo que la idea era facil, pero ahora tenía el problema de que no tenía ni idea de como iba a hacer para atorarlo.

Necesitaba algo metalico que resistiese la fuerza de esos engranajes.

¿Pero que podía ser?

Observo que en un rincón se encontraba una pala tirada en el suelo, penso en usarla, pero pudo ver que era de fierro, no era lo suficientemente fuerte como para que aguantase, necesitaba algo más que fuese mas resistente.

Podía oír que la perforadora estaba agujereando el tapón, no quedaba mucho tiempo para que se abriese una fisura y saliese lava. Al final no le quedo otra que tomar la decisión más ordinaria que se le puede ocurrir.

Se puso delante de los engranajes y se dispuso a dispararles, pero entonces...

-¡Spyro! -oyo la voz de Cynder.

Se desconcentro y asomo la mirada por el borde de la plataforma.

La pudo ver desde muy lejos.

-Spyro, Magmus no esta -le aviso-. Ha desaparecido.

-¿Que el rey Magmus ha desaparecido? -le critico reprochadamente.

Al oír eso se le vino un presentimiento a la cabeza, uno que no quería asumir que pudiese ocurrir en este mal momento.

-Quedate quieto dragon -oyo una voz susurrante detrás suyo.

Volteo lentamente la mirada observando que tenía delante al rey Magmus, estaba malherido chorreandole lava de un hombro y uno de los cuernos de su cabeza.

Estaba tan harto de pasar por esta situación tan repetitiva, que al final se le ocurrió una idea con tal de entender todo ese asunto.

-¿Por que haces esto? -le pregunto, queriendo conocer la verdad.

-¿Eh?

-¿Porque quieres matarlos a todos? -le aclaro expresamente.

Carraspeo descaradamente y acto seguido dijo:

-Hago esto porque esos malditos golems nos traicionaron, dijeron que nos tratarían con respeto, pero al final hicieron lo mismo que la gente de la superficie, siempre tratandonos como monstruos. Y aqui igual, no hay ningún derecho, pro eso mismo ellos seran los primeros en pagar por su soberania -comento expresandole la razón todo su odio rencoroso hacía los golems, y a la gente de Skylands en general.

Ahí en ese momento Spyro comprendío que había un motivo por el que era tan malvado, y era por el hecho de que se sentía frustrado e indignado

-Destruye eso, y te prometo que ese amigo rocoso tuyo no sobrevivira -le aviso amenazandole de que si destruia la perforadora, habría repercursión.

Sabía bien que esa no era una buena negociación.

Tenía ganas de acabar con él para que así se pudiera terminar este problema, pero viendo todo lo que dijo, supo reconocer que él no era un enemigo al que debía exterminar por las malas, había una forma de parar esto, y sabía bien cual era.

-Rey Magmus, esto tiene que parar, no puedes vivir guardandole rencor a los golems por lo que ocurrió hace mil años. Existen muchas formas de solucionar este asunto sin necesidad de matarle -le propuso cordialmente como alternativa para que dejase de seguir teniendo tanto odio en su interior.

-¿De veras me estas proponiendo dejar de pelear? -cuestiono su propuesta.

-No, te estoy pidiendo que recapacites y pienses que es lo mejor para ambos.

Magmus se puso a recapacitar mentalmente ese argumento.

Justo en ese momento se pudo oír el sonido de la perforadora taladrando el tapón de roca, crujía como si estuviese moliendo un campo de trigo.

Spyro sintio eso, no pudo evitar sentir que tenía que solucionarlo ya mismo.

Miro a Magmus y esbozo una mirada dubitativa, como si se lo replanteara seriamente el terminar con el conflicto e impedir e destaponamiento del crater.

-¿De veras quieres que deje vivir a los golems, después de lo que nos hicieron? -pregunto como queriendo saber la opinion del dragon.

-Lo se, se que estuvo mal que ambos no os hubieseis puesto de acuerdo en nada, pero ahora teneís una oportunidad de arreglar las cosas, de avanzar en vuestras vidas, de no seguir peleando por demostrar quien tiene la razón. Porque ambos la teneís.

-¿De verdad? -se sorprendió al oír eso.

-Ambos quereís lo mismo para vuestras propias especies, que tengaís un buen lugar para vivir y del que no os sintaís rechazados por ser lo que sois. Yo también me senti así igual, ¿y sabes que fue lo que hice?

-¿Que hiciste? -pregunto intrigado.

-Acepte lo que era, y deje que la gente confiase en mi, porque la única forma de ser aceptado es permitiendo que la gente vea que puedes hacer cosas buenas.

Aquellas palabras hicieron que Magmus se replantease que quizas se estaba equivocando con sus acciones. Se había pasado toda su vida viendolo todo de blanco y negro, que no había llegado a pensar que quizas podía ser mejor que aquellos que lo trataron mal por el hecho de considerarlo un monstruo con necesidades de destruirlo todo.

Miro fijamente al dragon que yacía poniendo una expresión de sofoco, estaba desesperado por querer detener esa perforadora. Bajo la mirada y observo a la otra dragona ayudando a Rocamauro, estaba malherido, pero vivo, sufriendo angustiando porque creía que iba a a morir. Al ver esa tristeza, reconoció que así era como siempre se sentía, entristecido por no poder tener una mejor vida, era igual que él.

-¡Ayudame! -le suplico Spyro.

Eso le sorprendió aún más, nunca nadie le pidio ayuda.

Al oír eso, supo lo que tenía que hacer.

-Yo tengo una idea mejor -berreó seriamente.

Alzo la cabeza hacía la perforadora, formo una bola de magma y la lanzo hacía la maquina. Spyro quedo indeciso al no entender lo que hacía.

La bola de magma impacto contra uno de los soportes que agrupaban una cuarte parte de los cables, este se rompió a causa del calor de la lava provocando que se saliesen todos los cables del costado izquierdo, la perforadora se desequilibro y se puso en horizontal rompiendo parte de toda la estructura que tenía delante.

Ambos quedaron asombrados al ver lo que ocurría.

El taladro siguio partiendo toda la estructura de madera hasta que al final no pudo aguantar más y todos los cables se soltaron dejado caer la perforadora sobre el propio tapón de roca, una humareda de polvo se expandió por toda la sala.

Spyro y Cynder se cubrieron mutuamente los ojos.

El polvo se disipo y luego el taladro dejo de girar, la maquina se apago.

Se hizo el silencio en toda la sala.

Spyro quedo tan exorbitado por lo que acababa de pasar que se puso a suspirar profundamente de la agonía que sentía de creer que no llegaría a tiempo de impedir que se produjese una catastrofe mayor.

Magmus se le acerco con paso firme, acto seguido le dijo:

-Prometeme de que una vez que regresemos con esa gente les diras que hemos hecho las paces, que no intentaremos de atacarles, a menos que nos dejen vivir con ellos si prometen no volver a insultarnos y a tratarnos mal por lo que somos -le pidio estrictamente con tal de que mantuviera su palabra.

Le ayudo a enderezarse, se replanteo su petición.

-¿Sabes que si hago eso es posible de que la gente no lo acepte? -le recalcó ese hecho para que entendiera que había unas limitaciones.

Se replanteo esa cuestión.

-Lo se, por eso mismo quiero que se lo prometas a la Madre Superiora. ¿Crees que ella te hará caso y se lo replanteara?

Aquella era una cuestión mucho más complicada, la Madre Superiora era quien gobernaba en el volcan, que ella decidiese sobre su destino y el de todos los magmagolems supondría un riesgo tan incalculado como tener una tregua con él.

-Eso solamente sucedera si hablamos con ella -indico honestamente.

Magmus carraspeo, también se replanteo esa cuestión.

-Espero que tengas razón dragon, porque de no ser así, te aseguraría de que me alegra más el saber que pudo haber dejado que esa perforadora hubiese abierto el tapón -le aviso dejandole en constancia de que si esto salía mal, se arrepentiria de su decisión.

Spyro lo retomo firmemente.

Ambos bajaron de aquella plataforma en mal estado, abajo se encontraron con Cynder que continuaba ayudando a Rocamauro, le quito toda la lava que le quemaba el cuerpo, eso pudo estar haciendole recuperar el movimiento de sus rocas internas.

-¿Que ha pasado? -pregunto Cynder desconcertada al ver al Rey Magmus con vida, se esperaba que Spyro lo hubiese matado para terminar con sus planes.

Se acercaron hacía ella y le dijeron:

-Hemos hecho una tregua -concedió Spyro.

-¿Una tregua? -se cuestionaron Cynder y Rocamauro, mutuamente.

-He optado por hacer las paces con la Madre Superiora, siempre y cuando nos deje un lugar donde hospedar a mi gente, sin necesidad de crear mas violencia -comento Magmus con tono confiado.

Ambos quedaron estupefactos al escuchar esto. Cynder se acerco y agarro de un tiron a su amigo dragon para alejarlo, quería hablar en privado con él.

-Pero estas loco, ¿no vez que por poco libera la lava de esa cosa? -le reprocho criticandole por creer que no se daba cuenta de que él era el enemigo.

-Lo se, pero he decidido tomar una mejor opción -concreto.

-¿Una opción mejor?

-Desde que he iniciado este viaje, he visto como diferentes serés han pasado de querer razonar a ponerse a destruirlo todo con el motivo de satisfacer sus necesidades. Me he cansado de eso, así que por eso he decidido optar por una estrategia mejor que ha sido ser compasivo con él para hacerle entender que estoy de su parte -le explicó hacien-dole comprender los motivos por lo que decidio actuar de una forma pasiva.

-¿Y estas de parte de ese monstruo caluroso?

-Estoy de parte de alguien que se siente tan rechzado como yo, así que por eso mismo pienso ayudarle a él y a su gente a acabar con esta trifulca de una vez por todas -aclaro demostrando que lo hacía porque sentía empatia hacía él.

Cynder tenía ganas de darle una colleja por tomar una decisión a la ligera, pero viendo como acabaron las cosas decidio seguirle su juego.

-Esta bien, hazlo, pero si resulta que esta es otra trampa perpretada por ese monstruo, te juro por los ancestros que recibiras una buena -le aviso descaradamente, no tenía ganas de que hubiesen ganado la batalla para luego recibir un golpe más duro.

-Lo se -reafirmo, sabiendo lo que le esperaba.

Solucionado ese asunto, se juntaron de nuevo con Magmus, quien miraba con unos ojos latentes a Rocamauro, como queriendo saber si le perdonaría o no.

-¿Crees que la Madre nos escuchará? -le pregunto, queriendo saber si él pensaba que aquella anciana molekin les dejaría hablar del tratado sin problemas.

-Yo creo que si, nos ha dado libertad para expresarnos sin ningún problema. Además, tendra ganas de hablar con él por lo sucedido -dijo, sabiendo bien que la Madre Superiora no sería tan clemente como con ellos.