Las clases siguieron su curso y todo pareció transcurrir tranquilamente el resto del día, increíblemente durante ese tiempo la joven castaña se había mantenido fuera de toda clase de problemas, no obstante lo que realmente estaba haciendo era planear su siguiente paso a seguir.

Cuando la campana anuncio el final de las clases el muchacho ambarino desvió su atención por unos segundos para guardar sus útiles en el maletín, pero para cuando acabo de arreglar sus cosas y volvió la mirada hacia la chica de mirada esmeralda como si fuese por arte de escapismo esta desapareció justo frente de sus narices.

- K-Kinomoto… - murmuro asombrado pues aun no lograba asimilar lo escurridiza que la chica podía ser – no puede ser… ya la volví a perder de vista...

- ¿Con quien hablas Syaoran? – de repente sus pensamientos fueron interrumpidos por alguien que le llamaba a sus espaldas logrando con su irrupción que inevitablemente girara su cabeza para ver de frente al chico peliazul que le llamaba – ¿y por cierto donde esta la bella Sakura?

- Creo que la perdí de nuevo… - el de cabellos castaños no pudo mas que dar un hondo suspiro de resignación

- Eso si que es grave… - le dijo aquello en un tono bastante burlón – más vale que te apures a buscarla, recuerda que la última vez que la perdiste de vista se gano el odio inmediato de Mei Ling.

- Ya lo se… ni me lo recuerdes – el chico se expreso un tanto fastidiado al ver la risilla que dejo escapar el joven de gafas – en vez de burlarte ayúdame a buscarla, si no llego a casa con ella mamá va a matarme…

- Esta bien, esta bien, tranquilo – pocas veces había visto tan preocupado por alguien a su amigo por lo que no le quedo de otra mas que aceptar – además ¿qué tan lejos pudo haber ido?

Capitulo 5

Una dulce venganza

- Muchas gracias por haberme acompañado Tomoyo – la joven castaña caminaba tranquilamente por una de las aceras junto a la joven de largos cabellos negro violáceos, la ojiverde ahora cargaba una gran bolsa de papel repleta de toda clase de yerbas que la amatista en su vida había oído nombrar.

- Descuida fue un placer para mi haberte acompañado… - la joven le sonrió amablemente pues había algo en particular de esa chica que llamaba infinitamente su atención.

- De todas formas muchas gracias… - correspondió la sonrisa de igual manera.

- Sin embargo, todo lo que compraste llamo un poco mi atención…

- En serio… ¿y por qué?...

- Pues es que hay cosas que yo en mi vida pensé que existieran – la muchacha violácea se mostró mas que sorprendida al ver nuevamente la enorme bolsa que la otra joven cargaba – ¿puedo preguntar para que quieres todas esas yerbas?

- Ah… pues todo lo necesito para preparar una bebida muy especial que es una verdadera delicia en el lugar de donde yo vengo… - sonrió misteriosamente para momentos después fijar su vista en la fachada de una enorme casa que estaba al final de la calle – bien, pues es aquí donde vivo… - señalo la casa que ahora tenían al frente – muchas gracias por tomarte la molestia de acompañarme, sin duda me hubiese perdido sin ti…

- No tienes que agradecerme nada ya que se hace lo que se puede por una amiga…

- ¿Amiga? – la miro un tanto extrañada con una cara de no entender aun el concepto a lo que la otra solo le respondió con una sonrisa conciliadora.

- Te lo explicare después, nos vemos mañana… - se despidió de ella para posteriormente seguir de largo su camino.

- Hasta mañana y gracias por todo… - ella también se despidió para consecutivamente encaminar sus pasos hasta la puerta de la casa.

La muchacha traspaso el umbral de la puerta llevando de un lado su maletín del colegio y en el otro la enorme bolsa con todas las cosas que pudo encontrar para hacer su poción gracias a la ayuda de Tomoyo.

Al verla entrar con semejante bulto a cuestas la hermosa mujer de cabellos negros no pudo evitar preguntarse para que querría todo aquello por lo que no tardo en hacer algunas indagaciones.

- Sakura querida ¿puedo saber qué piensas hacer con todo eso? – se manifestó un poco asombrada al identificar algunas de las yerbas que sobresalían por el borde superior de la bolsa de papel.

- Hola tía, lo que paso es que quiero prepararles algo para agradecer el que me hayas permitido quedarme a vivir aquí – mintió tan creíblemente bien como siempre, pues internamente sus verdaderas intenciones eran otras mucho mas oscuras.

- N-no sabia que supieras cocinar... – agrego la mujer que aun estaba un tanto incrédula por semejante descubrimiento.

- Bien... pues veras, tuve que aprender a hacerlo a la forma humana luego de que me expulsaran por segunda vez de la escuela – hablaba como si nada y dándole la menor atención al segundo punto.

- ¿Y eso por qué? – pregunto mas incrédulamente que la vez anterior, ya que en su mundo aprender a cocinar de la forma humana era un castigo extremo, únicamente era impuesto luego de haber cometido una falta muy grave.

- Mamá me castigo por haber soltado un pequeño bebé de quimera en la cocina de la escuela, pero es que lucia tan hambriento… – la mujer se desconcertó al detectar una pequeña sonrisa satisfactoria en el rostro de su sobrina – con lo que no contaba era que al hacerlo dejaría sin comida a toda la escuela y que en su voraz apetito termino destruyendo todo lo que se lo ponía al paso, como las estufas, el refrigerador, los sartenes, etc... por lo que mamá resolvió que para que aprendiera a valorar mas los alimentos me enviaría a unos cursos intensivos de cocina que duraron casi un año.

- Ya veo... – le miro mas que impresionada pues esta denotaba tanta inocencia que era increíble siquiera pensar que hubiese roto un plato en toda su vida.

- ¿Entonces me permitirás usar tu cocina? – le sonrió angelicalmente y de forma tan amable que a su tía no le quedo de otra mas que aceptar.

- Si, claro, no tienes que pedirlo puedes usarla las veces que quieras – respondió con gentiliza, la chica siguió su camino pero justo antes de atravesar el marco de la puerta la mujer la detuvo – por cierto Sakura ¿dónde esta Syaoran?

- No lo sé, la ultima vez que lo vi fue en la clase de... – adopto una actitud pensativa – ¿cómo me dijo que se llamaba?... ah si... ingles... un idioma bastante interesante si me lo preguntas, aunque muy simple...

- ¡¿Entonces tu te viniste sola! – se expreso bastante alarmada al imaginar el sinnúmero de peligros al que estuvo expuesta por el descuido de su hijo.

- No... Tomoyo se ofreció a acompañarme – sonrió sin dar mayor importancia al demostrado comportamiento sobre protector de su tía.

- ¿Tomoyo? – pregunto algo confundida.

- Es una chica que conocí hoy, ella fue muy amable y se ofreció a llevarme de compras...

- Me alegra ver que ya tengas una amiga...

- Pues si, Tomoyo ahora es mi amiga... – dijo alegremente – aunque aun no se a ciencia cierta que significa... no importa, de todas formas ella me dijo que mañana me lo explicaría... – la joven aun estaba un poco embrollada por la terminología tan extraña que los humanos usaban para comunicarse así que decidió no dar mayora importancia a ese simple concepto – ahora si me disculpas tía Yelan tengo algo muy importante que preparar.

- Seguro... – le dijo al ver como esta retomaba decididamente sus pasos con dirección a la cocina donde finalmente la perdió de vista - ¿a dónde habrá podido ir Syaoran?

- - -

Hora y media mas tarde se escucho como alguien abría abruptamente la puerta principal entrando a toda velocidad en a la casa, ingreso tan desesperadamente que inevitablemente llamo la atención de la mujer de negros cabellos que ahora leía tranquilamente un libro en uno de los sofás de la sala.

- ¡Mamá! – se le acerco desesperadamente el joven castaño, este estaba ligeramente exaltado, miro fijamente a su madre con sus profundos ojos color café en los cuales puedo detectar cierta frustración.

- ¿S-Syaoran que sucede? – se mostró alarmada al ver el semblante por demás turbado de su primogénito.

- Mamá lo siento en verdad pero perdí a Kinomoto de vista y por mas que Eriol y yo la buscamos no pudimos encontrarla por ningún lado – hablaba considerablemente aprisa diciendo la oración de corrido sin siquiera tomar aire.

- Cálmate por favor – la mujer trato de tranquilizarle al ver la preocupación desdibujada en su semblante – Sakura esta aquí.

- ¡¿Qué! – dijo con el rostro casi desencajado por la impresión – ¿pero como?

- Una amiga la trajo de vuelta hace como una hora y media...

- No, eso no puede ser... – el chico llevo una mano hasta su frente pues sentía como si todo le diera vueltas – la busque como loco por casi tres horas y ahora me dices que ella esta aquí, como si nada...

- Si, pero no tienes por que ponerte así, hay que dar gracias que no le paso nada grave – trato de aligerar un poco lo tenso del ambiente al ver como su hijo dejaba escapar una pequeña carcajada por demás irónica para después envestirle con una cara llena de desconcierto.

- Pero pudo haberle pasado, esta mañana un auto casi la arrolla porque según ella ni siquiera los conocía – la voz del ambarino se escuchaba bastante molesta pero a la vez entremezclada con algo de intranquilidad - ¿donde esta?

- E-en la cocina... – respondió su madre para que al momento de que este averiguara su paradero se dirigiera como bólido hasta donde se suponía ella se encontraba – pero espera ¿qué es lo que piensas hacer? – la mujer le siguió de cerca ya que estaba un tanto sorprendida por el comportamiento que estaba demostrando su hijo.

- Esa mocosa me va a oír... – fue lo único que le respondió implicando sumo enojo en su forma de decirlo.

- Espera Syaoran... – la mujer trato de detenerle mas sin que este le prestara mucha atención pues detuvo automáticamente sus pasos al entrar en la cocina.

- ¿Q-qué es ese olor? – murmuro el chico al ver como la supuesta desaparecida preparaba alguna clase de guisado en una enorme olla, teniendo desparramadas a lo largo de la mesa un singular numero de yerbas y condimentos.

- Ah, eres tu Li... – le dijo la joven castaña desde el otro lado de la cocina mientras meneaba con una cuchara el contenido de la olla – te tardaste – el muchacho no presto mayor atención al comentario pues estaba intrigado en averiguar ¿qué seria lo la muchacha estaría preparando, puesto que un dulce aroma se podía oler por toda la cocina.

- ¿Se puede saber que estas haciendo? – pregunto sin mas el castaño.

- Pues cocinando... – la chica se expreso dándole a entender que era obvia su pregunta.

- No sabia que supieras cocinar... – le miro suspicazmente, la otra solo le respondió con una mediana sonrisa al haber escuchado la misma frase dos veces en un mismo día.

- Sabes Li, aun hay muchas cosas que no sabes sobre mi...

- Sakura, ¿lo que estas haciendo es...? – al fin intervino la madre del castaño quien pudo identificar de lo que se trataba, mas no obstante la muchacha se le adelanto.

- Si tía, es elixir de anuam...

- Pero eso no puede ser... – dijo bastante preocupada, ganándose la pronta atención de su hijo que le vio de reojo con un dejo de duda en su mirada.

- Tranquila que es para mi, el elixir de anuam es una de mis bebidas favoritas – la joven le sonrió apaciblemente mientras regresaba su atención al liquido verde que se podía ver humear en la olla – y creo que ya esta listo – cuidadosamente lo saco del fuego, vaciando su contenido en tres tazas - ¿quieres un poco? – ofreció a su tía con amabilidad su reciente creación.

- Bueno, no creo que haya ningún problema mientras nadie mas de la casa lo pruebe... – correspondió el gesto, ya que en si aquella bebida también era su preferida y no había podido probarla desde que se marcho del reino mágico.

- Tu lo has dicho, mientras ningún humano lo pruebe todo estará bien... – le extendió uno de los vasos con el té humeante ante la mirada mas que aturdida del ambarino que no tardo en intervenir en aquella conversación.

- ¿Pueden explicarme de que están hablando?

- Es cierto ¿dime Li tu también quieres un poco? – la chica cambio automáticamente el tema pues de seguro aunque le explicara el significado de aquel elixir él difícilmente lo creería.

- Yo... – dudo un poco de tomar a bien lo que esta le ofrecía.

- Anda, un poco no te ara daño – le extendió también a él una taza con la bebida y aunque siguió dudando por unos instantes mas, finalmente lo acepto.

- Esta bien... – aun con algo de reserva tomo el vaso y si bien estaba algo caliente ingirió de un sorbo el contenido, en un principio este no le causo gusto alguno pero a medida que iba tomándole sabor le pareció exquisito aquello, a pesar de que sabia un tanto agridulce – esta delicioso, ¿pero que es?

- Eso mi querido Li, es un secreto – de alguna manera la joven se sintió halagada por el comentario, ablandando un poco su forma de ser hacia con él.

- Sabes prepáralo excelentemente no cualquiera logra darle el sabor exacto, te felicito la verdad es que te quedo exquisito... – igual la halagó la pelinegra que estaba tan fascinada como su hijo por aquella bebida.

- Gracias... – mostró una sonrisa ante los comentarios sin embargo en su interior seguía en marcha el plan que ya tenia trazado desde la mañana – "prepárate Mei Ling, porque cuando pruebes esto tu preciada apariencia quedara mas que marcada, jajaja"

♪♪♪♪♪

A la mañana siguiente todo transcurrió en aparente igualdad que el día anterior, con exactamente los mismos problemas del guardián amarillo para despertar a su ama, la cual aunque el pequeño peluche moviera cielo, mar y tierra no podía hacerla regresar del maravilloso país de los sueños.

Por su parte los demás inquilinos terminaban su desayuno y dos de los chicos ya partían a la universidad, mientras tanto el castaño acababa tranquilamente su comida al lado de su madre.

- Buenos días – saludo amablemente la joven a los presentes tomando al momento su lugar en la mesa con el desayuno ya servido.

- Veo que hoy te pudiste vestir mejor... – le comento con cierta tranquilidad el castaño que estaba sentado a un lado de ella.

Esto le causo cierto alivio al ver que cuando menos ya lucia más presentable y ya no seria objeto de tantas burlas por parte de sus compañeros de clase.

- Si, es que Tomoyo me dio algunos consejos para hacerlo – ella imito las acciones de su compañero empezando a comer con algo de rapidez su desayuno.

- ¿Tomoyo? – el joven castaño detuvo para volver su mirada hacia ella – ¿no me digas que te hiciste amiga de Tomoyo Daidouji? – se mostró entre maravillado y sorprendido.

- Si, ¿acaso es algo malo?

- No... – negó automáticamente – lo que pasa es que ella siempre ha sido una chica muy reservada y un tanto solitaria, eso es todo.

- ¿De veras, pues a mi me dio la impresión de que es una chica sumamente agradable – aquel comentario causo una pequeña sonrisa en el rostro de su tía que veía como esta empezaba poco a poco a adaptarse a su entorno con los humanos.

Los jóvenes charlaron por un rato mas para inmediatamente después que terminaran el desayuno ambos tomaran sus maletines dirigiéndose a toda marcha a la puerta de salida pues ya se les estaba haciendo tarde para la escuela.

- Espera... – el joven la paró antes de salir, provocando como auto reflejo que esta se girara para mirarle de frente.

- ¿Qué sucede? – pregunto un poco extrañada.

- Déjame arreglar tu corbata – señalo él al notar como esta era la única prenda que no había podido poner aun bajo control, con delicadeza anudo la corbata roja, no pasándole desapercibido el pequeño termo que la chica llevaba en brazos - ¿qué llevas ahí?

- Ah, pues esto es un poco de mi bebida especial – le sonrió felizmente mientras este le daba el último toque a la corbata que ahora lucia perfectamente en el cuello de la chica.

- Se ve que te gusta mucho – le dijo distraídamente sin sospechar para nada las intenciones de la joven.

- No tienes idea... – murmuro aquello con un doble sentido que al parecer el chico no capto pues estaba mas preocupado en salir de la casa al faltar solamente diez minutos para que dieran las ocho de la mañana.

- - -

Las clases transcurrieron con mucha mayor comprensión educativa para la muchacha castaña que ya esperaba ansiosa a que llegara la hora del almuerzo para poder ejecutar su muy bien estructurado plan a prueba de tontos.

Tal como el día anterior se gano la completa simpatía de la cocinera que esta vez no solo le regalo un postre, sino que también le dio doble porción del platillo que ese día desayunarían los maestros, y aun así también se llevo sin pensarlo dos veces el plato especial de la señora Tamaki.

- Sigo creyendo que es increíble que te guste la comida de la cafetería – se mostró nuevamente incrédulo el castaño al ver la bandeja de su acompañante llena de toda aquella comida – pero mas increíble me parece que la señora Tamaki te regale la comida destinada solo a los profesores...

- Si tan solo intentaras disfrutar el maravilloso sabor de esta comida quedarías tan fascinado como yo... – sonrió esta al contemplar el banquete que degustaría ese día.

- Si como no... – no pudo evitar mostrar un poco de sarcasmo en sus palabras – ya en serio ¿cómo lo haces?

- Ya te lo dije... – los jóvenes hablaban mientras se dirigían a una de las mesas donde el peliazul ya los esperaba para almorzar juntos.

- Hola Hiraguizawa – saludo amablemente la castaña a penas llegaron hasta donde él se encontraba.

- Por favor pequeña Sakura, llámame simplemente Eriol – le dijo este con una pequeña sonrisa mientras veía como tanto el castaño y ella tomaban asiento frente a él.

- Muy bien, entonces así será Eriol – sonrió divertida pues aquel chico le parecía una persona muy simpática… valla que se había equivocado al generalizar a todos los humanos como tontos y mediocres.

Los chicos comenzaban a tener una platica muy animada cuando a lo lejos la castaña diviso la figura de aquella joven que había sido tan amable con ella el día anterior, a simple vista se notaba que estaba buscando una mesa desocupada pues esa mañana la cafetería estaba completamente llena.

- ¡Tomoyo por aquí! – le grito esta desde el otro lado de la cafetería mientras agitaba la mano para llamar su atención, la peliviolacea solo le regalo una pequeña sonrisa en agradecimiento mientras se dirigía hasta donde el grupo de la castaña se encontraba.

- Hola Sakura... – le dijo sin percatarse de la presencia del otro par de chicos hasta que escucho esa voz que ella conocía a la perfección y cuyo portador no era nada apreciado por ella.

- Linda Tomoyo, esto si que es una verdadera sorpresa – el de cabellos negros se mostró mas que emocionado con su presencia, notándose ampliamente en la sonrisa de oreja a oreja que tenia en el rostro.

- Igual lo pienso joven Hiragizawa... – murmuro fríamente ella, demostrando en su forma de hablar que por su parte no estaba muy feliz de verlo, mas aun así tomo asiento en el lugar vacío que quedaba junto a él.

- Vamos Tomoyo... ¿hasta cuando vas a seguir llamándome por mi apellido? – le hizo la cara mas inocente que pudo mas esta simplemente le ignoro – nos conocemos desde la primaria y aun sigues llamándome Hiragizawa.

- Y lo seguiré haciendo el tiempo que sea necesario... – le contesto con indiferencia mientras se disponía a probar sus alimentos.

- Se ve que aun no lo perdona... – murmuro sin querer el ambarino quien al ser escuchado por la castaña no tardo en ser interrogado.

- ¿De que hablas Li? – le miro un tanto extrañada aunque sin quitar su completa atención de ese par.

- Es una historia un poco larga, te la contare después – el muchacho solo le dio un rodeo pues no era muy conveniente andar hablando de las intimidades de otros y mucho menos cuando los tenia al frente.

- Esta bien... – le contesto no muy convencida, no obstante su semblante cambio automáticamente al recordar la misión que tenia que cumplir – ¡ah, lo había olvidado...!

- ¿Qué sucede? – ante su repentina y sorpresiva reacción se gano que los otros le volvieran la mirada rápidamente.

- Hoe... – igual se volvió a ellos cuando sacaba el termo que había cargado consigo todo el día.

- ¿Qué traes ahí? – le pregunto curiosamente el chico de gafas y mirada enigmática.

- Es un poco de mi bebida especial – al decir aquello la joven se puso de pie en su asiento abriendo el termo del cual salió un dulce olor.

- Huele delicioso... – dijo la amatista al percibir lo agradable de aquella fragancia.

- Y créeme Tomoyo que sabe delicioso... – dijo el chico castaño al recordar como al final termino tomándose cuatro vasos de la bebida la tarde anterior.

- ¿De verdad? ¿podría probar un poco de eso pequeña Sakura? – menciono al instante el peliazul pues tenia algo de curiosidad por saber que hacia de aquella bebida algo tan especial.

- De veras lo siento mucho Eriol, pero es que solo queda lo suficiente para una persona y hay alguien con quien realmente quiero compartirlo... enseguida vuelvo – se giro para dirigirse a una mesa cercana en donde estaba situada la joven que deseaba probara aquello, sin poder evitar que una diminuta sonrisa maliciosa se le formara en los labios.

Los chicos le miraron atónitos al ver en que mesa se había detenido, pues era justo la mesa de la joven pelinegra con la que había tenido diferencias el día anterior.

- Hola Mei Ling... – la castaña le demostró amabilidad, fingida, pero al fin y al cabo era amabilidad.

- Ach… ere tú... ¿que es lo que quieres? – su actitud seguía siendo cortante y bastante despectiva hacia la joven haciéndole sentir una mayor necesidad de venganza.

- Viene a disculparme por la forma en la que te trate ayer, lo lamento, sé que no fue tu culpa lo que paso y vengo a pedirte que olvidemos todas nuestras discusiones pues yo ya no quiero tener mas problemas... – sonó tan convincente que hasta ella misma pudo creérselo – y para que veas que mis sentir es sincero quiero darte esto...

- ¿Que es? – miro sospechosamente de arriba a bajo el recipiente que la otra le mostraba.

- Es una bebida que aparte de ser muy nutritiva también es deliciosa – la pelinegra aun le miraba con cierto recelo lo que la otra capto de inmediato.

- ¿Qué contiene? – simplemente la joven no se tragaba la actitud de madre Teresa que tenia la que ya consideraba como enemiga acérrima – ¿es veneno?

- Claro que no... y como veo que aun desconfías de mi te mostrare que no es nada malo – vació parte del liquido verdoso en el vaso del termo y lo bebió frente a ella para despejar sus dudas – mmmm... creo que sabe mejor fría.

- E-esta bien, tomare solo un poco... – accedió finalmente, la castaña solo dirigió para sus adentros una sonrisa triunfal mientras le servia hasta el tope del vaso.

- Aquí tienes... – le entrego el vaso que aun con varias dudas esta sostuvo – adelante, tómalo con confianza...

Luego de enviarle por unos segundos una mirada por demás desconfiada esta termino tomándose el contenido del vaso que al momento en que su paladar degustara lo delicioso que sabia aquello se lo tomo todo hasta el fondo.

- Tienes razón, esto estaba buenísimo... ¿tienes mas?

- Lo siento, pero eso era todo... – sello nuevamente el termo para posteriormente emprender la retirada – nos vemos...

- Espera Kinomoto – la pelinegra le detuvo antes de que se retirase completamente del lugar – no pienses que por esto voy a cambiar un poco mi trato hacia ti – le dijo con su típica actitud arrogante...

- No esperaba menos de ti... – murmuro siguiendo su camino de largo y sin volver atrás la mirada hasta llegar a su mesa donde le esperaba la inquisidora mirada de los tres chicos que compartían asiento con ella – valla que Mei Ling tenia sed, no dejo una sola gota de la bebida – se mostró indiferente a las miradas investigadoras de sus compañeros, vaciando el termo para comprobar que en efecto no quedaba nada del elixir.

- Oye Kinomoto ¿puedo saber porque hiciste eso? – pregunto el castaño mostrando asombro por los cambios de actitud tan radicales en su personal.

- Es porque ya no quiero tener ninguna clase de problema – retomo su asiento respectivo y prosiguió tranquilamente con su almuerzo mientras daba esa breve explicación que hasta cierto punto era bastante convincente – Li, tu mejor que nadie sabe mi situación y si quiero regresar a mi hogar debo mantenerme alejada de los problemas.

- ¿Y eso por que? – pregunto con bastante curiosidad la joven amatista que de por si ya consideraba especial el carácter de la castaña.

- Es porque Kinomoto ha tenido varios problemas en sus escuelas anteriores y en parte esa es la razón por la que ahora este viviendo aquí.

- Si... mis padres me pusieron a prueba por un tiempo, pues me dijeron que mientras no corrigiera mi conducta no podría regresar a mi hogar.

- ¿Qué cosa tan mala pudiste haber hecho para que te impusieran ese castigo? – pregunto inmediatamente el peliazul provocando que inconscientemente la castaña adoptara una actitud bastante pensativa.

- Deja ver... pues casi no hice nada – serró los ojos mientras tomaba con una de sus manos su barbilla para posteriormente enumerar sus pequeñas travesuras – solo inunde la biblioteca, incendie el vestidor de hombres, ah y lo que según ellos fue la gota que derramo el vaso, nada mas porque volé el laboratorio, sin mencionar el pequeño incidente que le ocurrió a la sala de maestros...

- ¿Nada mas? – le dijo sarcásticamente el castaño que al igual que los otros no podía concebir como aquella dulce joven podría haber hecho todas las atrocidades que profesaba.

- Si... ¿pueden creerlo? – contesto con cierta indignación que era bastante genuina – esta vez si que se pusieron paranoicos, siendo que eso no fue nada comparado con lo que le ocurrió a mis anteriores escuelas...

Los chicos siguieron mirándole aun con bastantes reservas sobre la veracidad de sus palabras cuando en otro punto de la cafetería algo interesante empezaba a ocurrir.

- ¿M-Mei Ling...? – la castaña que era la incondicional de la presidenta del consejo estudiantil interrumpió el desayuno de su amiga mientras señalaba con una mano temblorosa su rostro – t-tu cara...

- ¿Qué tiene mi cara Naoko? – se mostró confundida por el nerviosismo reflejado en el rostro de la otra joven.

- Mira... – le paso un pequeño espejo que siempre cargaba en su bolsa para que ella misma se diera cuenta de lo que era.

Cuando vio su rostro reflejado en este pego un tremendo grito de horror que fácilmente pudo escucharse en el edificio entero, pues su rostro al igual que todo su cuerpo empezaba a inflarse como una pelota playera.

- "Jajaja..." – la joven castaña se carcajeó por dentro a mas no poder al ver como su plan había surtido efecto – "en un hechicero el elixir de anuam no es mas que una bebida mas, pero si un humano es quien llega a tomarla su cuerpo se hinchara tanto que difícilmente podrá moverse en varios días"

Para el ambarino no paso desapercibida la diminuta sonrisa de la castaña que seguía tomando su almuerzo tranquilamente mientras todos los que se encontraban en la cafetería veían a la joven inflamarse mas y mas, hecho que lo hizo cuestionarse seriamente si ella habría tenido algo que ver con lo que le ocurrió a la pelinegra...

Continuara...

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Bien, no quedo como yo esperaba porque aun siento como que le falta algo (u.ú)... como sea, eso fue todo por este capitulo que ojala y les haya gustado(n.n), tratare de publicar mas seguido, aunque no les prometo nada, y por otro lado respondiendo algunas preguntas aun no tengo pensado como valla acabar la relación de Mei Ling y Sakura (n.nU), pero igual eso se ira desembrollando a lo largo de la trama, gracias por sus comentarios, la verdad es que siempre son muy bien recibidos pues me doy cuenta de que al menos hay alguien a quien le gusta lo que escribo, bueno eso fue todo por ahora nos vemos el próximo capitulo...